jueves, marzo 20, 2008

Boletín Informativo ISA núm 380

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Sumario:

I. Política económica contracíclica, por Rogelio Ramírez de la O

II. ¡La patria no se vende!, por Rosario Ibarra

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POLÍTICA ECONÓMICA CONTRACÍCLICA
por Rogelio Ramírez de la O
(publicado en El Universal el 19 de marzo de 2008)

Como cada vez las noticias económicas de Estados Unidos son peores, el gobierno en México acepta con cada vez menor resistencia que debería hacer algo para contrarrestar esa debilidad, en parte para dar respuestas positivas a los empresarios y también para mantener la aprobación del electorado. De ahí que haya ganado terreno la noción de aplicar una política contra el ciclo económico, es decir, manteniendo el crecimiento del producto y del empleo cuando el ciclo apunta a la baja.

Esta política contracíclica, cuando la economía estadounidense se desacelera y nos compra menores volúmenes de exportaciones, significa que mediante políticas públicas nuevas o un cambio de énfasis la demanda interna aumente por encima de su tendencia normal y compense el debilitamiento de la demanda externa.

Esto se podría lograr de tres maneras. Una, mejorando la competitividad y ganando así mercado para productos que antes tenían costos excesivos. La segunda es abaratando el crédito, dando cauce a mayor gasto e inversión. La tercera, si tenemos un ingreso no esperado y éste se gasta sin tener que endeudarnos.

México no ha intentado estas políticas contracíclicas desde José López Portillo, entre otras cosas por la mala experiencia al haber aumentado la demanda interna vía gasto público basado en altos precios del petróleo y no en la competitividad externa. Esa experiencia llevó a un alto déficit externo seguido de una gran devaluación.

De ahí que la típica respuesta de todos los gobiernos hasta Fox haya sido que cuando EU se desacelera, México lo hace igual o aún más. El último episodio fue en 2001, cuando crecimos menos que EU hasta 2003, pero el déficit externo no aumentó significativamente.

Hoy el gobierno intenta o por lo menos así ha hecho creer a los empresarios que en 2008 aplicará una política contracíclica. Sin embargo, el sector privado estará retrayéndose de invertir más, sobre todo porque la banca comercial mundial tiene la estrategia de exponerse menos a riesgos. Con un mayor precio del riesgo y menor crédito disponible, la infraestructura y la vivienda realizadas serán muy menores a lo hoy esperado.

También las expectativas del productor manufacturero, según el INEGI, se han mantenido bajas, estando en febrero 4% por debajo del promedio en 2007. Y el subíndice que mide que hoy es un buen momento para invertir está 9.3% por debajo.

Será así el gobierno quien cubra la falta de inversión y gasto privados. Infortunadamente no está intentando hacerlo con más competitividad o con crédito más barato, sino sólo con más gasto basado en el ingreso petrolero. Aunque no habrá un mayor déficit fiscal, si los precios del petróleo aportan el ingreso adicional, de todas maneras es una mala estrategia.

Los ingresos petroleros ya han aportado excedentes presupuestales. En 2007 el gasto se presupuestó en 205 mil millones de dólares y el realizado fue de 226 mil millones. En 2008 el presupuesto es de 220 mil millones, pero con los precios del petróleo actuales podría llegar a 240 mil millones.

El problema es que la mayor parte se ha dedicado al gasto corriente y en la mayoría de los casos se desperdicia por falta de planeación y malos controles, especialmente el gasto de los gobiernos estatales. Así, el gasto corriente aumentó en casi 30 mil millones de dólares entre 2005 y 2007, y aumentará aún más en 2008.

Aparte de que el gasto corriente es el peor uso que se puede dar a la venta de un activo como son las reservas de petróleo, otro problema de esta estrategia es que sin mayor competitividad de la economía y de la industria, dicho gasto se reflejará más en importaciones que en producción nacional.

Sería mejor invertir esos excedentes en más exploración de petróleo y refinación para dejar de importar 40% de la gasolina que consumimos, al igual que invertir en apoyo de la competitividad de la economía. Repartir el ingreso petrolero como hoy se está haciendo no es una política contracíclica sostenible.

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¡LA PATRIA NO SE VENDE!
por Rosario Ibarra
(publicado en El Universal el 18 de marzo de 2008)

Los recuerdos danzan en mi memoria y contras- tan con la sensación de amargura y de rabia que hoy agobia al pueblo mexicano... ¡Qué enorme diferencia! Sí, los recuerdos lejanos de júbilo y de gozo se enfrentan a la mal contenida justa ira del pueblo... Hoy, la defensa de lo nuestro ante las amenazas de robo, nos agobia y pone en tensión nuestros espíritus... entonces, en aquel año de 1938, aquel 18 de marzo, un estentóreo grito de alegría, llenó el suelo patrio....

Aquel día de alegría infinita, todos los integrantes de la familia nos reunimos en lo que aún quedaba de la casa de mi abuela Adelaida; nos sentamos junto al viejo aparato de radio para escuchar el “Manifiesto” de la expropiación petrolera, que por cierto, el presidente Lázaro Cárdenas encargó que redactara su amigo y compañero de muchas batallas, el general Francisco J. Múgica, a quien poco reconocimiento se ha hecho y a quien mi padre, y yo con él, a mis recién cumplidos 11 años, queríamos de sucesor de Cárdenas en la presidencia de la República.... ¡Lástima que no lo fue!

Días felices aquellos, cuando en las escuelas de ambiente renovado y fresco, cantábamos a coro el Himno a la Revolución y junto a los discos de Lucha Reyes, nuestras voces párvulas entonaban con ella aquello de “marchemos agraristas a los campos, a sembrar la semilla del progreso...”, porque el reparto agrario estaba en su apogeo, como antes, en 1916 lo estuvo con Carranza. La superficie de la Patria estaba cubierta del verde esmeraldino del maíz y las manos callosas de los campesinos estrechaban las manos de quienes cumplían con su deber de entregarles la tierra... y mi bondadoso padre, ingeniero agrónomo, era uno de ellos. Cuánto orgullo me daba verlo partir tempranito en las mañanas con sus botas fuertes, su “pantalón de montar”, el paliacate rojo (como el de Morelos) en su cabeza calva y el sombrero grande de esos que les dicen “de cuatro pedradas”... (A veces, cuando no iba muy lejos, lo acompañaba.)

Hoy, los ejidos ya no existen; el éxodo hacia el norte no termina; la tierra fue convertida de nuevo en latifundios por la rúbrica siniestra de Salinas de Gortari; el hambre y la miseria se aposentan en los hogares de millones de mexicanos... y revestidos de inmoralidad y llenos de codicia, los encaramados en el Poder pretenden robarnos lo nuestro... pero este noble y generoso pueblo no lo va a permitir. Este pueblo despreciado por los ilegítimos; este pueblo al que quieren sumir en la ignorancia, no es tonto, es muy inteligente y sabe que lo engañan y sabe muy bien de los hurtos y de la inmoralidad de cada uno de los que han pasado por el Gobierno y no va a permitir este nuevo atraco... Ya se alzan sus voces con fuerza, ya se escucha el ruido de sus pasos, un nuevo y estruendoso grito defiende el valioso legado que nos “escrituró” el diablo: ¡El petróleo es nuestro!.. ¡La patria no se vende!


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