Año 7, número 2432
Martes 11, noviembre del año 2008
Antes llamados gestores (en el mejor de los casos) o coyotes (en el peor) los nuevos “Promotores de Contratos” son los encargados de recibir las comisiones que se acostumbran dar a quienes tienen la fortuna de ser contratados por el Gobierno para la realización de cualquier obra.
Recordando que en todos los aspectos de la vida de nuestro México, sigue siendo válido el axioma que dice que “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”.
Antes se hablaba de “módicas” comisiones que iban del 10 al 15% (y más) sobre el monto de la obra a realizar; hoy, desbordada la ambición y toda vez que el dinero mal habido no rinde, se estila pedir un poco más.
Quienes fueron llamados “Los Hijastros” del sexenio de Fox, amasaron grandes fortunas con este sistema que cuando no son amigos se llama tráfico de influencias; pero cuando son amigos, solo son faltas.
Lo que se trae a colación recordando las palabras de Carlos Marx, quien decía que “Los Ejecutivos de los Estados modernos no son otra cosa que el comité de administración de los bienes de la burguesía”.
Y toda vez que el nombramiento del señor licenciado Fernando Gómez Mont, más parece haberse hecho en base a la amistad, que en la experiencia política acumulada por el hoy Secretario de Gobernación.
Pues haber sido diputado plurinominal (de esos por los que nadie vota) no parece ser suficiente como para pensar que puede desempeñar un buen papel en un cargo tan importante como lo es ser Secretario de Gobernación.
Sobre todo cuando el horno está como para bollos; y precisamente es la gobernabilidad la que se encuentra seriamente comprometida en nuestro México.
Juan Camilo Mouriño fue indudablemente un Promotor de Contratos; Fernando Gómez Mont, seguirá el ejemplo del madrileño, que fue lo que les pidió don Felipe a sus compañeros panistas en su homilía del sábado (no se puede llamar de otra manera).
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