Arturo Balderas Rodríguez
Si algo quedó de manifiesto la semana pasada, cuando la economía estadunidense sufrió un infarto, es la porfiada idea sobre la existencia del “libre mercado” y la negativa a la intervención del Estado en la economía. Lo sucedido es un mentís a quienes insisten en que el Estado debe ser un actor marginal o permanecer ajeno al desarrollo económico de los países.
A) En los últimos 10 años el auge en la construcción de vivienda superó las expectativas y se creó un mercado cuyas endebles bases se sustentaron en el crédito que las compañías financieras dieron a manos llenas. Ahora se sabe que buena parte de quienes lo recibieron eran insolventes y fueron objeto de operaciones fraudulentas de compañías financieras. El aumento de las tasas de interés dio la puntilla al mercado inmobiliario, que perdió dinámica y causó fuerte contracción en la industria de la construcción, sustento de miles de empresas que se paralizaron, y dejó sin trabajo a miles que dependen de ellas, empezando por los corredores de bienes raíces que no pudieron vender miles de casas construidas y en proceso de edificación. B) La continua alza en los precios del petróleo ocasionó una crisis en industrias que dependen de los energéticos. Los exorbitantes precios de la gasolina y el aumento en gas y electricidad provocaron angustia. La respuesta fue la disminución en el consumo, principalmente entre los de bajos y medianos recursos, o sea, la mayoría. C) Ambos factores fueron determinantes en la baja sustancial de ventas durante la temporada navideña, importante motor en una economía basada en el consumo como la de EU. D) En las primeras semanas de enero el Departamento de Trabajo informó sobre la persistencia en el aumento del desempleo, augurando la posibilidad de que continuará.
Así, el lunes 21 los mercados de valores del mundo acusaron pérdidas sustanciales en respuesta a las alarmantes señales de crisis en EU. El mercado de Nueva York se cimbró el martes con una caída dramática en el precio de las acciones. La Reserva Federal decretó la reducción más espectacular en la tasa de interés en décadas. Tres días después el Congreso de EU, en coordinación con la Casa Blanca, adoptó un paquete de “estímulos” a la economía familiar, mediante bonos y reducción de impuestos por 150 mil millones de dólares. Se espera que el dinero que cada familia reciba por ese concepto lo emplee en consumo inmediato. No se sabe la profundidad ni duración de la recesión, pero se cree que con estas medidas se reactivará la economía y se recuperará la confianza que en EU y el resto del mundo se perdió ante los ominosos signos de crisis. De no ser por la intervención del Estado, mediante mecanismos de política económica, las crisis recurrentes del llamado “libre mercado” ocasionarían peores catástrofes que la de los años 30. No hay que engañarse. Si se insiste en que este sistema, con sus injusticias y deficiencias, siga funcionando, hay que admitir que necesita de la “mano invisible” del Estado, a pesar de sus detractores.
Un abrazo a mi familia en estos momentos tristes
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