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sábado, junio 19, 2010

Israel y Gaza: el plan británico

Leonardo Boix

LONDRES, 11 de junio (apro).- Israel aceptó un plan británico para poner fin al bloqueo en Gaza, a cambio de que la comunidad internacional abandone su reclamo de una investigación profunda por el ataque de la semana pasada a una flotilla de ayuda humanitaria a ese territorio palestino.

Fuentes gubernamentales occidentales confirmaron que Gran Bretaña tomó un rol de liderazgo en las negociaciones para poner fin al bloqueo de Gaza, al elaborar en días pasados un documento al respecto.

De acuerdo con dichas fuentes, las autoridades israelíes aceptaron en principio permitir el pasaje de más ayuda humanitaria y otros productos de primera necesidad hacia territorio palestino.

Israel alivió el embargo para algunos productos, cuyo ingreso está prohibido en la Franja de Gaza, y permitirá, a partir de la semana que comienza el 14 de junio, el acceso de bebidas, mermeladas, jugos de fruta, productos enlatados, jabón de afeitar y patatas fritas.

La lista de productos permitidos fue aumentando paulatinamente en cantidad y variedad en los últimos seis meses.

Israel negó que las medidas estén vinculadas a las presiones internacionales para que levante el aislamiento sobre la Franja de Gaza, territorio gobernado por Hamas.

Las presiones internacionales se acentuaron a partir del ataque de la marina militar israelí, el 31 de mayo pasado, contra una flota que llevaba ayuda humanitaria destinada a los palestinos que viven en la Franja de Gaza, y en el que murieron nueve personas.

Israel prohíbe el ingreso de hierro y cemento en la Franja de Gaza, porque teme que puedan ser utilizados por Hamas para construir fortificaciones militares. Tel Aviv justifica el aislamiento de Gaza con la necesidad de impedir el flujo de armas al grupo fundamentalista islámico.

De acuerdo con Raad Fattuh, responsable de los pasos de frontera en Gaza, la ampliación de la lista de productos permitidos no puede ser considerada una reducción parcial del embargo.

En ese sentido, el canciller británico, William Hague, afirmó que la presión internacional para una investigación de la ONU por el ataque de la semana pasada a la flotilla de ayuda a Gaza, que terminó con la muerte de nueve activistas humanitarios, "está perdiendo peso", al indicar que una pesquisa con "presencia internacional" también será aceptable.

Desde que el grupo Hamas tomó control de Gaza, en 2007, Israel sólo permitió el pase de ayuda humanitaria básica a ese territorio, prohibiendo la importación de productos electrónicos y materiales de construcción.

Y aunque las agencias humanitarias dieron la bienvenida a la decisión de las autoridades israelíes de levantar paulatinamente el bloqueo a Gaza, otros, en particular Turquía, se mostraron preocupados acerca del precio exacto que impuso Israel a cambio.

Para Ancara, el gobierno de Tel Aviv buscará nunca hacerse responsable por la muerte de las nueve personas a bordo del buque Mavi Marmara, atacado por las fuerzas israelíes en aguas internacionales.

A nivel oficial, Israel negó que exista un vínculo directo entre su disposición para levantar el bloqueo de Gaza y el ataque a la embarcación de ayuda humanitaria.

El gobierno israelí propuso conducir su propia investigación judicial acerca del incidente, posiblemente con la presencia de uno o dos observadores norteamericanos, pero se negó categóricamente a interrogar a los soldados u oficiales involucrados en el operativo militar.

De acuerdo con fuentes occidentales, muchas de las propuestas británicas han sido adoptadas por el Cuarteto de Paz en Oriente Medio, el organismo que incluye a la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia.

E incorporan pedidos para que Israel abandone su lista oficial de 35 ítems, cuyo ingreso a Gaza está prohibido.

También se le pidió al gobierno israelí abrir paulatinamente los accesos terrestres a Gaza, donde se producen constantes embotellamientos, además de permitir a la ONU que transporte materiales de construcción y equipos necesarios para reconstruir 60 mil hogares destruidos durante el conflicto de Gaza de diciembre de 2008 a enero de 2009.

El gobierno israelí habría dado a entender su aceptación de la mayoría de las condiciones del plan británico.

"Israel puede ser flexible acerca de qué ítems pueden ser enviados a la población civil", afirmó un oficial israelí al periódico inglés Daily Telegraph, el pasado 9 de junio.

En ese sentido, dijo que algunos materiales de construcción como el cemento, que pueden ser utilizados para construir búnkers militares, pueden ser permitidos siempre y cuando haya garantías de "terceras partes", posiblemente la ONU, para que no caigan en manos de Hamas.

Sin embargo, una parte central del plan británico, reducir el bloqueo naval de Israel a Gaza, habría sido rechazado por Tel Aviv.

Gran Bretaña sugirió formar una fuerza marítima internacional que permita que todas las embarcaciones sean requisadas por inspectores israelíes y extranjeros antes de ingresar al puerto de Gaza.

Pero Israel sostiene que quiere mantener el control absoluto de las aguas de ese territorio palestino.

El acuerdo británico no logró convencer a todos los actores de la arena internacional, ya que el primer ministro ruso, Vladimir Putin, amenazó el pasado 8 de junio con pedir al Consejo de Seguridad de la ONU por una investigación internacional tras el incidente a la flotilla humanitaria.

También hubo escepticismo por parte de la comunidad de ayuda humanitaria acerca de que las concesiones de Israel para alivianar el bloqueo a Gaza realmente reduzcan el sufrimiento de la población palestina local.

"Juzguemos a las autoridades israelíes por sus acciones en lugar de por sus palabras, ya que hubo muchas palabras en el pasado", declaró Christopher Gunness, portavoz de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).

Por su parte, la Embajada británica en Tel Aviv se negó a confirmar la existencia de un plan británico para el desbloqueo de Gaza.

Fuente: Proceso

miércoles, diciembre 23, 2009

Israel admite el tráfico de órganos palestinos

Bajo la Lupa
*Israel admite el tráfico de órganos palestinos
Un niño palestino camina frente a su casa, dañada durante el ataque israelí de tres semanas el año pasado, en Beit Lahiya, en el norte de la franja de Gaza. Los palestinos conmemorarán el domingo 27 el primer aniversario de la ofensiva.Foto Reuters


Le asiste toda la razón a Debka, presunto portal del Mossad (servicios de espionaje israelí), que sentencia que Israel fue el gran perdedor en el Medio Oriente en el año 2009” (Debka Net Weekly, No. 426, 18/12/09): “una empinada (sic) declinación en la cotización (sic) militar, diplomática y regional de Israel”.
Agregaríamos que el declive de su imagen fue en todo el mundo, si tomamos en cuenta el lacerante Reporte Goldstone de la ONU sobre el infanticidio palestino en Gaza que, a nuestro juicio, marca el barómetro de los derechos humanos y la bioética del siglo XXI.
Tampoco se puede soslayar que, desde el punto de vista geopolítico, Israel sufrió dos severas derrotas diplomáticas en Turquía (ver “Radar Geopolítico”, Contralínea, 1/11/09) y Brasil (la recepción de Lula al presidente Ahmadinejad y su apuntalamiento al programa nuclear pacífico persa).
Cabe señalar que el gobierno filosionista de Calderón se abstuvo de votar a favor –como si el infanticidio fuese negociable– del demoledor “reporte Goldstone”.
Algo telúrico ha de estar ocurriendo subterráneamente en las relaciones de Gran Bretaña con Israel y cuyo epifenómeno se trasluce en una serie de eventos y revelaciones desgarradoras, que van desde el esclavismo atávico de los banqueros Rothschild –presuntos controladores de sionismo financiero global, que incluye a George Soros, formulador del “gobierno mundial” (ver Bajo la Lupa, 8/7/09; 1 y 4/11/09)–, pasando por la espectacular orden de aprensión girada por un juez británico a la anterior canciller Tzipi Livni (hoy líder del partido Kadima de oposición) por los crímenes de guerra israelíes en Gaza (Haaretz, 14/12/09), hasta la publicación, en el periódico británico The Guardian (21/12/09), muy cercano al premier Gordon Brown, de la confesión por Israel de su tráfico de órganos palestinos (del que ya habíamos alertado: “¿Israel está detrás del tráfico global de riñones?”; Bajo la Lupa, 23/8/09).
Cabe destacar que Livni, ex agente del Mossad, es un “caramelo” comparada con su sucesor, Avigdor Lieberman, quien desea(ba) la “solución final” de lanzar bombas nucleares (¡extra-súper-sic!) para exterminar a los palestinos de Gaza y concluir favorable y rápidamente la guerra, al estilo de Estados Unidos con Japón (Mondoweiss, 13/1/09; ¡existe ya casi un millón de citas en Google al respecto!).
Ian Black, editor de asuntos mediorientales en The Guardian, expone que “Israel admitió que sus patólogos cosecharon (¡súper-sic!) órganos de palestinos muertos (sic) sin el consentimiento de sus familias”. ¡Qué feo!
El galeno (sic) Yehuda Hiss, anterior director del Instituto Forense Abu Kabir, cerca de Tel Aviv, admitió su execrable culpabilidad como consecuencia de “un pleito feroz (sic) provocado por la publicación de un periódico sueco (nota: Aftonbladet, el de mayor circulación) de que Israel estaba asesinando palestinos para usar (sic) sus órganos, acusación que Israel negó (¡súper-sic!) y calificó de antisemita (sic)” y “libelo sanguinario”.
Ian Black considera que el documental televisivo (donde extrañamente aparece el Instituto Forense Leopold Greenberg en lugar del de Abu Kabir) “probablemente (sic) generará enojo en los mundos árabe e islámico (nota: y en todo el mundo civilizado que se entere) y reforzará los estereotipos siniestros (sic) de Israel y su actitud con los palestinos”.
Por lo pronto, Press TV de Irán ha difundido la macabra historia y ha coincidido con sus competidoras, las televisoras árabes de Al Jazeera y Al Arabya, las cuales la han reproducido ampliamente. No es para menos.
Los “militares de Israel” confirmaron a un programa del Canal 2 (de Israel, obviamente; no el de México, donde es impensable algo similar mientras Enrique Krauze Kleinbort funja, de su propia confesión, como su Torquemada censurador) que su “práctica (sic) había tenido lugar (…) de manera informal (¡súper-sic!) y sin permiso de los familiares”, y juraron que su “actividad (sic) concluyó hace una década”.
Nancy Sheppard-Hughes, profesora de antropología de la Universidad de California en Berkeley, quien reveló la confesión del galeno israelí Yehuda Hiss, destaca el profundo “simbolismo” de “despellejar (súper-sic) a la población considerada enemiga”.
La estrujante revelación de Nancy Sheppard-Hughes concede razón al periódico sueco Aftonbladet y a su reportero Donald Bostrom, el exhumador del tráfico de órganos palestinos por Israel, quien comentó a la televisora Al Jazeera (21/12/09) que “funcionarios de la ONU” lo alertaron sobre “la desaparición de jóvenes palestinos, quienes reaparecían en sus aldeas con una autopsia, contra la voluntad de sus familiares”.
Cabe señalar que Yehuda Hiss fue removido de la dirección (“¿Misión cumplida?”) pero sigue laborando como jefe de patología en el instituto forense (¡ni mandado a hacer!).
¿No amerita Yehuda Hiss, émulo del galeno alemán Josef Mengele en Auschwitz-Birkenau, un juicio en la Corte Penal Internacional?
Ian Black atenúa la culpabilidad israelí al pretender que “no existe evidencia (sic) de que Israel asesinó palestinos para quitarles sus órganos” (nota: el alegato del periódico sueco denostado por el gobierno de Bibi Netanyahu, lo cual desembocó en una crisis con Suecia que defendió la “libertad de expresión” de su rotativo muy irritador) y concluye con la autoexculpación del “Ministerio (sic) de Salud israelí” de que “desde hace 10 años” el instituto forense “trabaja de acuerdo con la ética y las leyes judías”, ya que “antes no existían guías claras (sic)”. ¡Cómo no!
Sin desparpajarse, “el Ministerio (sic) de Salud israelí” consideró que se trataba de “un viejo tema”. ¿Qué tan “viejo”?
¿Pueden surgir “evidencias” del “despellejamiento” palestino, cuando ni siquiera existe una investigación que imperativamente debe ser internacional?
¿Se puede deslindar el “despellejamiento” palestino del tráfico de riñones trasnacional: una “práctica” y/o “actividad” muy lucrativa de cierto tipo de rabinos ultraortodoxos de Brooklyn, aliados de Avigdor Lieberman, tan proclive a la exterminación nuclear de los palestinos de Gaza?
Al Arabya (20/12/09) fue mucho más feroz que The Guardian: “un video israelí confirmó las acusaciones de que Tel Aviv estaba robando ilegalmente (sic) órganos de los cadáveres palestinos y justificó la práctica (sic) en nombre de la investigación científica” y “el progreso médico”. Los órganos ajenos fueron donados sin permiso familiar al hospital Hashomer y al Centro Médico Hadassah, de Jerusalén. Sin comentarios.
Los derrelictos palestinos han sido despojados por los israelíes no solamente de su país, sus tierras y su derecho a (sobre)vivir, sino hasta de sus órganos vitales, además de sus “pieles, huesos largos (sic), córneas y válvulas cardiacas” con fines experimentales.
Desde 1986 (toda una generación) fue creado “un banco (sic) de piel” en Israel, cuyos tejidos, provenientes del “despellejamiento” palestino, fueron dados a los soldados israelíes que sufrieron quemaduras de guerra. ¡Ni lo agradecen!
A los supervivientes palestinos parece solamente quedarles la protesta eterna.