Raúl Abraham López Martínez
Cuernavaca, Morelos. México. En el libro “El gran solitario del Palacio” del escritor René Avilés Fabila hay un cuento que narra la historia de dos militares que asisten a tomar un curso de contraguerrilla, en la parte final del entrenamiento militar a ambos soldados los envían de regreso a sus casas con la terea de leer la literatura básica de los guerrilleros y de esta manera conocer la forma de pensar del enemigo.El primer soldado, que es joven, se dedica a leer los libros de Marx, Lenin, Trotsky, el Che, entre otros autores de izquierda, mientras que el segundo soldado, el cual casi se encuentra a punto de jubilarse, decide aprovechar el tiempo para embriagarse.
Llegado el momento para regresar a sus cuarteles y combatir al enemigo, el primero en llegar a su destacamento es el viejo militar que se dedicó a la pachanga.
Sobre el segundo militar, el joven que sí concluyó la terea de leer los libros de la guerrilla, al pasar varios meses envió una nota a sus superiores señalando que decidió levantarse en armas. Fin del cuento.
Algo parecido le sucedió al general José Francisco Gallardo Rodríguez, cuando siendo miembro del Ejército mexicano, en el año de 1979 ingresó a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, obteniendo la licenciatura en Ciencias Políticas y Administración Pública.




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