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sábado, octubre 30, 2010

Góngora Pimentel, por el cambio y la nueva esperanza

Genaro Góngora Pimentel, exministro de la SCJN

Miguel Angel Granados Chapa

MÉXICO, D.F., 25 de octubre (Proceso).- A casi un año de concluida su gestión como ministro de la Suprema Corte de Justicia (máximo tribunal del que fue presidente), Genaro David Góngora Pimentel manifestó su adhesión al proyecto político de Andrés Manuel López Obrador. De tiempo atrás lo ha hecho también su antiguo compañero en la administración de justicia, Juventino Castro y Castro, quien hoy es miembro de la Cámara de Diputados, adonde lo llevó el Partido del Trabajo, el más cercano a López Obrador de cuantos lo postularon a la Presidencia en 2006.

Góngora Pimentel dejó de ser ministro el 30 de noviembre del año pasado. Reapareció el 19 de octubre en la presentación de la asociación civil Encuentro, cuyo objetivo general es “ampliar el consenso social sobre el proyecto alternativo de nación y recibir puntos de vista para su fortalecimiento, así como los canales de comunicación con los más diversos grupos y sectores de la sociedad mexicana frente al 2012 y en apoyo al movimiento ciudadano que encabeza Andrés Manuel López Obrador”.

El ministro en retiro no fue un invitado más a la presentación del consejo de esa plataforma de lanzamiento del exjefe de Gobierno capitalino, creada se diría que como reacción a Equidad y Progreso, la asociación civil formada por Marcelo Ebrard para alimentar su propia precandidatura. Se le confió el papel principal después del que correspondió a López Obrador. Éste definió a Encuentro como una “organización para atender a sectores que se agrupan, que se relacionan de otra forma”, distinta de la que ha practicado en los cuatro años recientes el “presidente legítimo de México”, como firma sus comunicados. Al movimiento social nacional, que se concreta en comités municipales y comunitarios, y realiza “labores de información, de orientación, de concientización”, le hacía falta otro mecanismo para encontrarse con los votantes que sufragaron por López Obrador en 2006 y luego se han alejado de él, y para encontrarse también con nuevos votantes, otros sectores “con los que tenemos que comunicarnos, despejar dudas, aclarar cuál es nuestro propósito, en qué consiste el proyecto alternativo de nación que postulamos”, según dijo el propio excandidato.

En otros términos, se trata de evitar que ciudadanos desinformados crean una vez más que López Obrador “es un peligro para México”, como de nuevo ha dicho Felipe Calderón, irresponsablemente, porque ahora no es candidato, sino el presidente de la República. Nadie mejor para representar al lopezobradorismo inteligible y aceptable para la clase media, entre temerosa y esperanzada, que una persona con indisputable autoridad moral y respetada presencia en los medios judiciales y académicos como el exministro Góngora Pimentel.

Nacido en Chihuahua el 8 de septiembre de 1937, se graduó en la Facultad de Derecho de la UNAM en 1963 (y se doctoró allí mismo, perteneciendo ya a la Corte, en 2006). Prácticamente toda su vida profesional la dedicó a la docencia, a la escritura de obras jurídicas y a la impartición de justicia. Tenía 15 años como magistrado (más seis como juez de Distrito) cuando fue elegido ministro, en enero de 1995. Presidió el máximo tribunal y el Consejo de la Judicatura Federal durante cuatro años, de 1999 a 2003. Al concluir ese periodo, y al retirarse de la Corte, lo hizo con su prestigio acrecentado. En su ponencia y en sus votos se inclinó siempre a resolver los asuntos mirando el interés general, con sensibilidad judicial y política. Su amigo recientemente fallecido, José de Jesús Gudiño Pelayo, veía en él la encarnación del liberalismo en la Corte cuando lo consideró situado en el lado opuesto al conservadurismo de Sergio Salvador Aguirre Anguiano y los invitó a no dejar de controvertir, para conservar el rating del Canal Judicial.

En las acciones de inconstitucionalidad y en las controversias constitucionales, donde había que decir el derecho, o en las investigaciones constitucionales al tenor del artículo 97, Góngora fue un juez irreprochable. Los moderados, especialmente los que llevan su moderación al timoratismo, acaso lo tuvieron como excesivo, vehemente, sensiblero. Pero nunca dudó en ir más allá del frío texto legal (nunca infringiéndolo) para insertar sus resoluciones en el ambiente social y político en que estamos inmersos. Sólo puede atribuírsele un traspié: el haber querido trocar la majestad del juez constitucional por la terrenalidad del consejero electoral, cuando buscó presidir el IFE. Salió de la Corte con su espíritu enaltecido y su honra inmaculada.

Once meses después, con mesura, casi se diría que con tiento si no se conociera la firmeza de sus posiciones, al decir el único discurso el 19 de octubre (además, claro, de las palabras de López Obrador) afirmó que “debemos ofrecer a México una nueva esperanza sobre un futuro incierto”. Es, dijo también, “momento de fortalecer el cambio en nuestro país, lo cual será favorable porque nuestro esfuerzo tiene rumbo”. Confía, añadió, “en la organización política que nos convoca, pues tiene la visión, el talento y el coraje para entender los tiempos que enfrenta el país y actuar en consecuencia”; y no tiene duda de que esa organización “logrará encabezar esta nueva cultura y este nuevo quehacer político”. Instó, en fin, a sus oyentes y a quienes llegue su mensaje, a no perder tiempo, a saber que “es ahora el momento del cambio y de una nueva esperanza”.

Respetuoso, con el impulso de un espíritu universal, sin nombrarlo invocó a Dios: “Existe un poder más alto, cualquiera que sea el nombre que le demos, que nos ordena no solamente proceder con rectitud, sino también con amor; no únicamente aplicar el derecho, sino impartir justicia con misericordia”.

Los periodistas españoles, que suelen comparar el futbol y la política, o emplear en ambos terrenos un lenguaje común, dirían que, al igual que cuando el Real Madrid o el Barcelona contratan a un gran goleador, López Obrador hizo un “fichaje monumental” cuando atrajo a Góngora. Mucho se dijo de la amistad y la cercanía entre ambos cuando el jefe del Gobierno protagonizaba sonados litigios. Ahora esa proximidad adquiere el carácter de una adhesión política, como la que expresaron otros asistentes a la presentación de Encuentro.

Fue notoria la reaparición de Alfonso Durazo, quien en los años recientes se ocupaba de asesorar a un poderoso empresario periodístico y de ir y venir de su Sonora natal. Su perfil político y humano es de estirpe semejante al del exministro, y su participación conspicua en el consejo de la nueva plataforma de López Obrador muestra que el dirigente social más importante del país está consciente de que sus vehemencias, que llegan a la estridencia de tanto en tanto, no deben ser su única presencia política, sino que por interpósitas personas ha de hacer llegar su mensaje a los sectores medios donde puede generar apoyo porque representa más que nadie sus intereses.

Durazo no se ha apartado de López Obrador desde que resolvió sumarse a su causa en el proceso electoral de 2006. El secretario particular de Luis Donaldo Colosio había salido del PRI cuando el presidente Vicente Fox, reconociendo sus propias necesidades y los méritos del sonorense, lo invitó a ser su secretario particular. Mientras más apoyo recíproco se generaba entre el Ejecutivo y su colaborador, más tensa era la relación entre Durazo y la señora Martha Sahagún. Las fricciones se multiplicaron cuando la esposa del presidente pretendió sucederlo en el cargo. Durazo advirtió a Fox sobre el despropósito y, al no ser atendido, se fue de Los Pinos.

Conserva la reputación que lo ha hecho figura indispensable en acuerdos políticos necesarios. La ha llevado de nuevo cerca de López Obrador. ¡Buenos fichajes! l

viernes, diciembre 05, 2008

"Ha fallecido mi maestro, mi guía, mi luz."

Para Radio Amlo.
Envío a ustedes, algo acerca de él.
Atte.
gesuaga
http://jubiladosypensionadosdemocraticos.blogspot.com


Don Juventino Castro y Castro, un gran hombre, de esos jurisconsultos que le dan valor a la justicia, dice: "Mi llama -ya de por sí tan tenue- se apaga; encomiendo mis esperanzas en aquellos que creen que vale la pena luchar por la patria". Triste y comprometedora para generaciones que deben tomar la estafeta. Hombres que ocupen los lugares y que efectivamente luchen por la patria. Gran escrito el que mandó a Milenio, con el título "México se nos escapa de las manos"; son tesis de lucha. Quizá en mi caso lo decepcioné, pero trataré de que aún me considere, aunque sea un poco, su amigo. Le puedo decir que a pesar del tiempo, uno puede cambiar, y si, es así, "cambia México".
La llama de Othón Salazar, tenue, se encuentra en Tlapa, junto a los suyos; empieza a decaer físicamente una figura histórica de la lucha magisterial, con contenido y no sólo de plazas. El gran orador está esperando frente al patio, donde está una instalación de luz solar, un tanque de agua y donde se ve el camino para Alcozauca, su municipio. Se ve a sus indígenas caminar, como cada año, rumbo al norte del país, e incluso hasta Nueva York; llevan sus animalitos para irlos vendiendo y poder seguir su camino. Algunos de ellos no volverán. La montaña roja, de las regiones más pobres, quizá no vuelva a oír las arengas de un maestro.
Ninel, su hija, nos dice que fue el sacerdote a hablar con él. Ninel, que al revés dice Lenin, es también de lucha, alejados del PRD, pero siempre parte del Partido Comunista Mexicano, Socialista de México, diputado en 1979, en la primera elección de la reforma electoral de 1977, candidato a gobernador. La izquierda en el PRD nunca lo atendió, ni le permitieron tener un lugar; ni falta le hizo, él siguió luchando. Tiene su medalla Sentimientos de la Nación, dada por la Cámara de Diputados. Aunque la mezquindad hizo que algunos diputados del PRD votaran en contra.
Ojalá llegue a tiempo para verlo, quizás ya no, porque su mente está alejada. De esos hombres templados, que no vivieron en las opulencias. Apenas tenía para tomar su camión e ir a la Costa Grande, Tierra Caliente, Costa Chica, a la Ciudad de México. Un hombre que luchó para que la democracia llegara, e incluso la izquierda gobernara -paradójico, gobiernos estatales del PRD, integrantes de lo que fue el Partido Comunista Mexicano, gobernaron y lo dejaron solo-. Decenas de diputados y senadores, cientos de regidores, y él apenas tenía para su camión, para su ropa y comida. Siempre vestido con sus trajes o camisolas de campaña que mostraban el tiempo y lo mezquino de la izquierda y de los que se decían sus compañeros. Siento que yo también lo dejé solo.
Eso sí, muchos estarán listos para "rendirle" homenaje, para la foto y hablar maravillas. Pero aún está ahí, en su casa, rodeado de la naturaleza que ama.México se nos escapa de las manos, y la izquierda o los progresistas no tenemos líneas de acción para evitarlo; el movimiento de AMLO es muy personal y de respuestas sin rumbo, más que el 2012.Don Juventino tiene razón, hay que cambiar la cultura viciada que se tiene, tenemos. Othón Salazar está en Tlapa esperando y olvidado por la fuerza de la que fue pilar para su existencia.El pasado primero de diciembre se le rindió homenaje a Gilberto Rincón Gallardo en el Alcázar del Castillo de Chapultepec. Estuvimos pocos de los que lo acompañamos en los partidos Comunista, Socialista Unificado, Mexicano y de la Revolución Democrática. Algunos de los que estuvieron en México Posible, Socialdemócrata de la Rosa, en sus luchas contra la discriminación, llenaron el lugar, y en especial, valorar la presencia de Margarita Zavala como presidenta del DIF y de Ernesto Cordero Arroyo, secretario de Desarrollo Social, en representación del presidente Felipe Calderón. Emotivo y bien organizado por Abel Alcántara; ahí Silvia Pavón, sus hijos Lídice y Martín, sus nietos, en especial el pianista Gilberto Rodríguez, recibieron el cariño."Conformar un proyecto que haga conciencia de que nuestra destruida patria se nos diluye de las manos, y que intente la recuperación del país". Don Juventino

jueves, noviembre 20, 2008

"¡Lo peor está por llegar!"

Desprecio por la función judicial

¿Por qué redujo la Cámara de Diputados el presupuesto a ejercerse en 2009 por el Poder Judicial de la Federación?Como se supo, el miércoles 12, la Cámara redujo ese presupuesto en la sensible suma de 5 mil 500 millones de pesos, o sea 14.5% menos de lo que se había aceptado originalmente.A la Suprema Corte de Justicia de la Nación le recortaron 800 millones de pesos, y 5 mil millones al Consejo de la Judicatura Federal. El resto del ajuste lo pusieron los diputados a cargo del presupuesto del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).Como se sabe bien, el Ejecutivo federal anualmente le encarga a su secretario de Hacienda que formule un proyecto de presupuesto aplicable para el siguiente año, que en forma definitiva sólo puede ser acordado por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, ya que la Cámara de Senadores en estas cuestiones resulta ser un convidado de piedra.El titular de la Secretaría de Hacienda calcula el presupuesto que se requiere para las oficinas y servicios del propio Ejecutivo federal. Los requerimientos del Poder Legislativo son atendidos por una de sus cámaras (la de Diputados), aunque se aplique a ambas.Fundamento mis comentarios:El último párrafo del artículo 100 constitucional textualmente dice: "La Suprema Corte de Justicia elaborará su propio presupuesto y el Consejo (de la Judicatura Federal) lo hará para el resto del Poder Judicial de la Federación, sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo séptimo del artículo 99 (que dispone que el Tribunal Federal Electoral propondrá su presupuesto al Presidente de la Suprema Corte, para su inclusión en el Proyecto de Presupuesto del Poder Judicial). Los presupuestos así elaborados -continúa el artículo- serán remitidos por el presidente de la Suprema Corte para su inclusión en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación".Como puede advertirse, la Constitución Política que nos rige no dispone que el Ejecutivo federal sea el que determine cuál es el presupuesto conveniente para sí y también para el Poder Judicial, sino simplemente ordena que se asigne el presupuesto adecuado para la Suprema Corte, para el Consejo de la Judicatura Federal y para el TEPJF, y son reunidos éstos bajo el procedimiento ordenado por la Constitución.El presidente de los dos primeros organismos los enviará y debe entenderse que directamente a la Cámara de Diputados (tal y como sí lo hace el Poder Ejecutivo Federal), y ésta aprobarlos o rechazarlos según su parecer.Nada dice la Constitución sobre cómo responsabilizar a la propia Cámara de Diputados para el caso que ponga en crisis económica a un Poder Federal, distinto a aquél al cual pertenece el Poder Legislativo, cuando que es una cuestión muy importante, pues si la Cámara de Diputados puede resolver a su gusto y placer lo que requieren los otros dos Poderes de la Unión, en realidad dicha cámara se convierte en el Estado mismo, ya que -vía la economía- puede influir en los otros dos Poderes (incluyendo a la Cámara de Senadores) de la Unión.La presión que con ello proyecta como bólido la Cámara de Diputados la convierte en Estado de Poder Absoluto e Irresponsable. Primera observación que me urgía plantear en este envío.La segunda se refiere a la razón por la cual estamos afrontando esta reducción tan notable. La explicación -bien conocida- es que el Ejecutivo federal y su secretario de Hacienda, cuando formularon su presupuesto, contemplaron un estado dado de la nación mexicana y de sus necesidades. Cuando realizaron su estimado, el país no estaba en crisis económica, y aparentemente el Ejecutivo y el secretario no "se olieron" que Estados Unidos y el mundo que ellos rigen estaba a punto de entrar en una crisis económica y financiera.Cuando ésta llegó al fin y los funcionarios no podían hacer nada para evitarlo se les ocurrió que, para no alarmar mucho a la población y causar una reacción de estampida, era menester hablar de la crisis como si se tratara de un "catarrito".Lo anterior fue tanto como decirle a los mexicanos: "No le tengas miedo al coco. Es un bromista que se puso una manta pintada para asustarnos. Pero en realidad no existe; no puede existir". Y cuando el coco se hizo presente, ya formulado su primer cálculo de necesidades nacionales para un paraíso soñado, se plantearon, en unión de la Cámara de Diputados: "¿Ahora a quién amolamos?"Cuando a un particular lo cesan, le reducen sus sueldos, o le falla el sistema de resoluciones tomadas antes de estos siniestros, lo primero que piensa es: "¿En qué puedo ahorrar?"Yo mismo pasé por esos tragos amargos y me planteaba: "La comida, el vestido, la renta y la educación de las niñas (así en mi caso) son gastos prioritarios que no deben tocarse. Habrá que ahorrar en lo no importante, en lo no trascendente, en lo que puede esperar".Y así fue como, ante todo, los diputados no sólo aseguraron sus dietas, sino que ¡las aumentaron! Focalizaron la mirada institucional, y fueron ante todo asegurando lo que para ellos es la categoría prioritaria: militares, marinos, policías, sus propios sueldos, y uno que otro "negocito" ("¿Entonces para qué llegamos si no vamos a beneficiarnos?").Pero eso es sólo la primera parte de la política que evitará el desastre. La segunda: ¿A quién le "bajamos" de aquello que nos pidieron?Ante todo le llegaron fuerte a sus "colegas senadores". Les redujeron 22% de sus recursos. A la Auditoría Superior de la Federación, que tanto los muele. Al Instituto Federal Electoral (al cabo nadie los quiere), y por supuesto al Poder Judicial de la Federación, al cual le hicieron "manita de puerco". ¡Ah! y 40 millones a los zongolicos.Conjeturo: Quizá lo hicieron por la gran cantidad de veces que les han invalidado sus leyes inconstitucionales, o por la constante y chocante recomendación de que lean la Constitución en sus descansos.En todas las empresas privadas, e igualmente en los institutos públicos, el grueso de los gastos lo constituyen los sueldos del personal. En el cálculo presupuestal de todos estos organismos lo primero que se plantea es cuánto ha subido el costo de la vida y en cuánto se ha devaluado la moneda corriente.Y establecido este acto de realismo humanitario se determina el porcentaje que es necesario aumentar en los sueldos de todo el personal. Con ello los empleados no ganan más: sólo mantienen el mismo salario.Pero lo que resulta más llamativo (por no decir deplorable) es el recorte al Consejo de la Judicatura.Ya he recordado que se presupuestan por separado las tres ramas que integran al Poder Judicial Federal. El presupuesto de la Suprema Corte toma principalmente en cuenta los sueldos de los ministros, los secretarios, el personal auxiliar, y los trabajadores de planta y de servicios.El mantenimiento y los servicios necesarios no resultan excesivamente elevados en la Corte. Contrariamente a lo que se cree, los ministros no tienen más viajes que los de sus vacaciones personales y familiares, que por cierto los cubren de su propio peculio. Quien viaja con relativa frecuencia es su presidente (que también lo es del Consejo de la Judicatura), porque debe tomar nota e inspeccionar a numerosos tribunales, juzgados, bibliotecas, y actividades diversas, en toda la República. La Corte o el Consejo de la Judicatura no cuentan con aviones propios: los viajes indispensables tienen el principal auxilio de las fuerzas militares del país.El Tribunal Federal Electoral (que por cierto el año entrante tendrá un continuo funcionamiento muy pesado) debe observarse y evaluarse bajo bases muy similares a las de la Corte Suprema.Pero el Consejo de la Judicatura debe atender a todos los jueces y magistrados (unitarios y colegiados) de la capital y de toda la República.Ante todo debe atender las necesidades de impartir justicia, que cada año aumenta en forma notable. Debe entenderse que la población crece anualmente (rebasamos los 100 millones) y por ello hay más y más conflictos planteados para resolver en justicia.Debe atender el continuo requerimiento de más juzgados, más tribunales, más personal (sobre todo profesional, que es el más caro), y más gastos. Casi todos los años la Suprema Corte debe complementar sus altos gastos y requerimientos (máquinas, asentamientos, papel, transporte, etcétera). Todo el dinero extra que se asigne al Consejo será consumido rápidamente por la renta o la compra de inmuebles para instalar juzgados y tribunales con dignidad.¿Por qué disminuir todos esos servicios fundamentales?Pero lo que más importa: ¿Qué categoría le conceden los diputados a la administración e impartición de justicia?¿Modesta? ¿Mediana? ¿Fundamental?Bueno, dejo de escribir sin saber por qué me repito a mí mismo unos dichos de los mexicanos: "¡Por eso estamos como estamos!" y "¡Lo peor está por llegar!" l