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miércoles, octubre 14, 2009

Davos-Pittsburgh y la varita mágica que no funciona


Barómetro Internacional

Eduardo Andrade Bone

Desde que las mafias del sistema financiero y bancario del mundo capitalista, que desde el corazón mismo del Imperio (EE.UU.) desataran premeditadamente la actual crisis económica de su sistema aún no encuentran la “varita mágica”, para salir de la debacle y alcanzar la recuperación y el crecimiento económico.

El sistema capitalista en su conjunto vive envuelto en profundas contradicciones y diversas visiones de cómo resolver la crisis en la cual se encuentra sumido. El desconcierto y la incertidumbre de sus máximos personeros y entidades financiera internacionales, los tiene completamente anonadados y no logran encontrar la llave que les permita superar la actual situación de crisis provocada por aquellos que controlan y dirigen desde las sombras la llamada economía virtual o de papel. De allí que la crisis tiene muchas aristas y consecuencias en el corazón mismo de todo el sistema y en especial en el funcionamiento de la economía real, cuyo mayor desangramiento ha sido la quiebra de empresas y el crecimiento gradual del ejército de desempleados en el mundo, con todas las consecuencias sociales de lo que ello significa.

Pero vamos viendo, la cumbre de Davos no fue otra cosa que un nuevo paseo turístico de todos aquellos mandatarios y expertos económicos que participaron de dicho evento, y que no lograron encontrar la varita mágica que les permitiera resolver diversos aspectos de la crisis. Recientemente en Pittsburgh el eje central de lo tratado en las conversaciones sostenidas por el llamado Grupo de los 20 no fue otra cosa que seguir inyectando dinero público, para que las mafias del sistema bancario y financiero se sigan enriqueciendo al costo de la propia crisis del sistema capitalista mundial, y el desfalco de los recursos públicos de los Estados.

Los indicadores señalan que la recuperación económica no llega, nos muestra por ejemplo que los capitalistas estadounidenses eliminaron 263.000 empleos en septiembre, más de lo esperado, y la tasa de desempleo subió al 9,8%, de acuerdo a lo informado por el propio Gobierno de Obama, lo que prendió las alarmas y temores de que las medidas tomadas y las debilidades del mercado laboral ponga en peligro la recuperación económica del Imperio en decadencia.

Pero además cabe agregar que EE.UU. cerró el año fiscal 2009 (finalizado el pasado 30 de septiembre) con un enorme agujero en las cuentas públicas de 1,4 billones de dólares (945.000 millones de euros), equivalente al 9,9% del PIB. Es el triple del récord marcado en 2008. Un pesado fardo que pone más presión sobre el dólar y que puede complicar al conjunto de la economía estadounidense y mundial.

En la cumbre de Pittsburgh surgieron voces cada vez más fuerte sobre la necesidad de reemplazar el dólar por una moneda internacional que rija el funcionamiento de la economía capitalista y que no dependa de las decisiones del Imperio en esta materia. Lo cierto es que el dólar va cuesta abajo y amenaza con generar más y más problemas a la economía real. La perdida de valor del dólar genera un gran desconcierto a esa mentada recuperación económica, que aún no visualiza signos efectivos de solución y en donde los países exportadores se ven seriamente amenazados por la caída de la divisa norteamericana.

Al respecto el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, dijo el 1 de octubre pasado que un avance hacia una moneda internacional de reserva debilitaría al dólar y podría generar "consecuencias inflacionarias", pero sostuvo que no veía esa posibilidad como un riesgo “a corto plazo”. Lo que sí esta claro, es que todo esta por verse y nadie tiene a última palabra al respecto, pues los acontecimiento relacionados con el desmoronamiento de la economía capitalista mundial son de imprevisibles consecuencias, más aún cuando todo el sistema económico esta funcionando de forma anárquica.

Estados Unidos busca desesperadamente resolver sus propios problemas económicos internos, al precio de tener que perjudicar al resto de los países del mundo, abaratando así sus propias exportaciones y manipulando el valor del dólar.

Muchos dentro del propio sistema capitalista ven con preocupación el estallido de la llamada “burbuja del dólar”, un crecimiento gradual de la inflación y la subida pertinente de los tipos de interés, de allí que recomiendan deshacerse de los activos en dólares, antes que la hecatombe entre en su fase final.

Mientras en la llamada zona euro el desempleo aumentó una décima el pasado mes de agosto hasta alcanzar un 9,6%, la tasa más elevada desde marzo de 1999, lo que tiene profundamente preocupado y desconcertado a los respectivos ministros de finanza, que dudan de la recuperación económica, pues hasta el momento lo único que ven crecer es el ejercito de cesante en todo el mundo.

Al respecto el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard, cual pitoniso expreso a los medios de prensa que la recesión más profunda desde la Segunda Guerra Mundial ha terminado, además elevó sus previsiones de crecimiento mundial, pero contradictoriamente alertó de que la salida de la crisis será lenta. Expertos económicos del propio sistema, se preguntaban a través de diversos medios de prensa, de cual alcantarilla había sacado la información el Sr. Blanchard, pues la realidad indica que la mentada recuperación económica aún no se hace efectiva y menos el término de la crisis.

Recientemente en Venecia el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, ha expresado que hay que seguir "alerta" y no asegurar que las dificultades económicas han pasado”. Trichet ha agregado que hay que ser "cautos" y "prudentes" en lo relativo a la recuperación de la economía de la zona euro. Ello no es otra cosa, que la gran incertidumbre que vive el sistema capitalista mundial y el desconcierto que viven sus propios sostenedores, más aún en donde las mafias financieras y bancarias ligadas a la economía de papel, poco les importa la suerte que vaya a correr la economía real, ligada fundamentalmente a la industria manufacturera y de servicios.

Pero no solo eso, con el objeto de salvar a las mafias bancarias y financieras, los Estados al disponer de recursos públicos para ello, han visto crecer su deuda pública, cuyos costos tendrán que pagar los ciudadanos de sus respectivos países y que se dejara sentir en unas condiciones de vida paupérrimas de los estratos sociales con menor poder adquisitivo.

El conflicto de intereses que vive el mundo capitalista mundial es mayor de lo esperado. Estados Unidos es un país en decadencia cuyo prestigio en el mundo ha caído a niveles inferiores de los de la Guerra Fría, han sostenido influyentes cientistas políticos de la Asociación Estadounidense de Ciencias Políticas en un informe difundido recientemente.

Mientras que la Unión Europea ha perdido la confianza ante el Imperio y buscar romper ataduras y compromisos con este, para pasar a la ofensiva y jugar un papel hegemónico en el manejo de la economía capitalista mundial, que ya no dependa de las decisiones de las grandes corporaciones americanas y de las mafias financieras y económicas de los Estado Unidos.

Por otro lado, los llamados países emergentes Brasil, India, Rusia, China exigen jugar un rol más protagónico en el manejo de la economía mundial.

Ahora hay que tener en cuenta que los sectores más reaccionarios del capitalismo mundial, o sea el poder del dinero en sus diversas expresiones, no quiere saber nada de cambio climático, de ecología, etc., nada que dañe su codicia, sus ambiciones y mezquinos intereses. Ellos solo buscan el saqueo del planeta a cualquier precio, corrompiendo al sistema capitalista en su conjunto y comprando a los políticos de centro derecha para que hagan de guardines de sus intereses económicos.

En Pittsburgh quedo de manifiesto que el ultra neoliberalismo capitalista exige la abolición del proteccionismo, un comercio más y más salvaje, completamente liberalizado y sin ningún tipo de control. Aboga por una reducción de los impuestos a las grandes empresas y estratos sociales más ricos del planeta, y exige la privatización de todas las empresas públicas, para que ellos puedan seguir especulando y lucrando, a costa del empobrecimiento de la gran mayoría de los habitantes del planeta.

Finalmente cabe agregar que las fuerzas progresistas del mundo, los humanistas, las agrupaciones políticas de izquierda, el movimiento sindical a escala internacional, ante el proceso de putrefacción que vive el sistema capitalista a escala mundial, deberá tomar conciencia de la necesidad de impulsar un gran movimiento de masas en todo el planeta, que permita dar el salto final para humanizar la economía, humanizar al mundo político en su conjunto, antes que venga el desastre definitivo del genero humano sobre la faz de la tierra, sin que se pueda construir un mundo más equitativo, más justo y en donde estén superadas las injusticias y desigualdades sociales que ha generado el sistema capitalista a escala mundial.

edomalme@gmail.com

domingo, octubre 04, 2009

La carta secreta de la Casa Blanca al G-20

Por: Greg Palast / The Huffington Post

Me conmuevo cada vez que leo un memorándum confidencial con el membrete de "La Casa Blanca, Washington". El tópico: La cumbre G-20 (que tuvo lugar) en Pittsburgh.
El contenido de la carta me estremeció cuando la leí, y me mantuvo despierto el resto de noche.

La carta de 6 páginas de la Casa Blanca, fechada el 3 de septiembre, fue enviada a los 20 jefes de estado que se reunieron en Pittsburgh. Después de un palabrerío diplomático en la introducción, el "consejero" del Presidente para la cumbre, Michael Froman, hace una pequeña danza de la victoria, anunciando que la recesión ha sido derrotada. "Los mercados globales de valores se han levantado un 35 por ciento desde fines de marzo", escribe Froman. En otras palabras, la bolsa de valores está en alza y todo esta bien.

Mientras reconoce que la economía de este año se ha ido al infierno, el ayudante de Obama y embajador para la cumbre G-20 se ve que parlotea la exuberancia irracional del Jefe de la Reserva Federal, Ben Bernanke, quien declaró la semana pasada que, "es muy probablemente que la recesión ha terminado". Todo lo que faltaba de la declaración de Bernanke era una banderola diciendo, "Misión Cumplida".

Los franceses estaban furioso. La carta de La Casa Blanca a los líderes del G-20 fue una respuesta a una misiva diplomática confidencial del jefe de la Unión Europea, Fredrik Reinfeldt, escrito un día antes para "Monsieur le Président" Obama.

También tenemos la nota confidencial de Reinfeldt. En ella, el presidente de la UE dice, a pesar del feliz parloteo de Bernanke, "la crise n'est pas terminée (la crisis no está terminada) y (continuando con la traducción) el mercado laboral continuará sufriendo las consecuencias de la débil capacidad de producción en los meses entrantes". En lenguaje diplomático esto quiere decir: ¿Qué Diablos está fumando Bernanke?

Debo recordarle a usted Monsieur Le Président, que el mes pasado 216,000 norteamericanos perdieron sus trabajos, trayendo el total perdido a aproximadamente siete millones desde su inauguración. Y continuará aumentando.

El Wall Street Journal también tiene una copia de la carta de la Casa Blanca, aunque no la dio a conocer como tal. El WSJ solo lo filtró como la Casa Blanca lo querría: "Grandes Cambios en la Política Económica Global" para producir un "crecimiento duradero". ¡Obama asume el mando! Lo que el informe del WSJ omite es que el plan de Obama sutilmente, pero significativamente, reprime las ulteriores demandas europeas para ajustar la regulación a la industria financiera y, más importante, dobla la preocupación de la UE acerca de la lucha contra el desempleo.

Los líderes de Europa están estúpidamente asustados de que el gobierno de Obama desactive prematuramente el estímulo fiscal y monetario. Europa demanda que los EE.UU. continúe infundiendo dinero a la economía bajo un programa mundial internacionalmente coordinado para salvar nuestros traseros. Como Reinfeldt lo puso en su petición a la Casa Blanca, "es esencial que los Jefes de Estado y Gobiernos, en esta cumbre, continúen implementando las medidas económicas que han adoptado", y no actúen unilateralmente. "Las estrategias de salida deben ser implementadas de una manera coordinada". La traducción diplomática es: Si ustedes en los EE.UU. desactivan el estímulo fiscal y monetario ahora, por su propia cuenta, Europa y el planeta se hundirá, incluyendo a los EE.UU.

¡El embajador de Obama dice, ¡No! En lugar de eso, él escribe que cada nación debería tener permiso de "desplegar" esfuerzos antirecesión "a un paso apropiado de acuerdo a las circunstancias de cada economía". ¡En otras palabras, "Europa, ¡sálvese por su cuenta!" En cuanto a Obama a seguir el espíritu de FDR (Franklin Delano Roosevelt).

SOBRE TRAMADO

¿Para quienes ha pasado la recesión?

El conflicto de la política técnica entre los planes de Obama y la UE refleja una profunda diferencia en la respuesta a una cuestión crucial: ¿Para quienes ha pasado la recesión? Para Obama y Bernanke, ésta es una recesión de los banqueros y entonces, como "el estrés en los mercados financieros se ha menguado significativamente", para usar las palabras de la epístola de La Casa Blanca, entonces los Días Felices Están Aquí Otra Vez. Pero, si esta recesión se trata de los trabajadores el mundo que están perdiendo sus trabajos y los ahorros de toda su vida, la visión de la UE, entonces amigo, puede darme diez centavos.
Si Bernanke y Obama están verdaderamente preocupados sobre cómo conservar los trabajos, ellos deberían requerir a los bancos cargados con el botín de los rescates de los contribuyentes, que presten estos fondos a los consumidores y negocios. China hizo eso, ordenándole s sus bancos a aumentar el crédito. Y chico, ellos lo hicieron, expandiendo crédito por un 30%, la economía de China ha salido vertiginosamente de la recesión y tiene un crecimiento de dos dígitos.
Pero el gobierno de Obama ha hecho lo opuesto. La carta de la Casa Blanca al G-20 llama por incrementar lentamente las reservas bancarias, y eso sólo puede causar una restricción adicional del mercado de crédito.

No es que la Casa Blanca ignore completamente las pérdidas de trabajo. La carta estadounidense sugiere, "El G-20 debería comprometerse a ... apoyar el ingreso a los desocupados". Puede imaginarse a los europeos, quienes ya tienen generosos beneficios de desempleo –sin límites de tiempo– revertirlo. La tacaña extensión del seguro de desempleo en los EE.UU. bajo el Plan de Estímulo ya comenzar a caducar sin que haya una propuesta en marcha para continuar ayudando a las víctimas desempleadas de esta recesión.

Los europeos son tan lindos cuando están enojados, cuándo golpean sus pequeños puños. Obama asume que él los puede ignorar. La Unión Europea, una vez el gran jugador en el G-7, ha visto diluir el estatus de sus miembros en el G-20, donde los poderosos del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) ahora flexionan sus músculos. Pero los europeos tienen una cosa o dos para enseñar a los norteamericanos acerca de la economía en el crepúsculo del Imperio.

Tal vez las diferencias sean culturales, no económicas; Que a los europeos les falta lo que puede hacer optimismo del Destino Manifiesto.

Entonces, para darle a los visitantes un sabor del espíritu Sí Podemos, Obama debió de haber invitado a los 93,700 desempleados de Pittsburgh, el encuentro del G-20 para celebrar la subida de 35 % en la bolsa de valores.

O -mi propia sugerencia- cambiarle el medicamento a Bernanke.

Traducción: A. Mondragón

Texto original en inglés: http://www.gregpalast.com/time-to-change-bernankes-medication-secret-white-house-letter-to-g-20/#more-2818

martes, julio 07, 2009

Opulencia de unos y miseria de los demás

G8 y G188

Chems Eddine Chitour
L’Expression

Traducido para Rebelión por Caty R.

El G8 (Grupo de los 8) es un grupo de discusión y asociación económica de 8 de los países económicamente más poderosos del mundo: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Rusia. En conjunto, representan el 61% de la economía mundial. En 2007 en todo el mundo, el G8 abarcaba al 13,1% (870 millones de personas) de la población mundial (6.700 millones de personas) y produjo alrededor del 58% (31,5 billones de dólares) del PIB mundial (54,5 billones de dólares). Además, esos ocho países industrializados contabilizan más del 70% de los gastos militares de todo el mundo.

El sábado por la mañana, los ministros de Asuntos Exteriores del G8 se reunieron en Trieste: trataron, además de las cuestiones financieras y energéticas, tres asuntos. En primer lugar, una declaración sobre «Afganistán y su dimensión regional», relacionada con todos los problemas de esa región del mundo; la cuestión de los refugiados; y el control de las fronteras y la lucha contra el tráfico de armas y drogas… En ese contexto recordaron la suerte de alrededor de 2,5 millones de refugiados que huyen de la ofensiva que lleva a cabo el ejército pakistaní para desalojar a los talibanes de tres distritos del valle de Swat y sus alrededores, en el noroeste del país… Los ministros también se fijaron en la próxima elección presidencial de Afganistán, prevista para el 20 de agosto. Ni una palabra sobre la injerencia de los 75.000 soldados de la coalición y los cientos de muertos civiles, especialmente niños, atribuidos a los errores: los aviones teledirigidos que causan estragos. Tranquilos, nos dicen, el mando ha ordenado investigaciones. A las familias desgarradas se les ha indemnizado. Los afganos son unos ingratos: es por la buena causa, Occidente y su democracia aerotransportada van a librar a las mujeres afganas del burka, esa prisión ambulante.

El segundo asunto que preocupa a los grandes de este mundo es Irán. Después de esperar en vano la caída de Admanidejad en beneficio del «reformador» Musaví, piensan debilitar a Irán con el imperativo de que imponga el orden sin tocar un pelo de los manifestantes, entre los que habrá que dirimir con claridad, algún día, la parte sincera del movimiento de protesta, sin embargo perfectamente legítimo, y la parte correspondiente a los servicios de seguridad occidentales, como no ha dejado de denunciar el clero iraní.

¿Un nuevo orden energético?

Durante dicha reunión, Rusia advirtió del riesgo de «aislar» al régimen de Teherán, mientras que Roma y París proponen una posición «enérgica» sobre las violencias postelectorales en Irán. Serguei Lavrov estima que «el aislamiento de Irán» sería «un enfoque erróneo», tras una entrevista con el ministro italiano de Asuntos Exteriores Franco Frattini. La nuclearización iraní debe figurar en el programa de las discusiones. El viernes está prevista una reunión «a cinco»: (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania e Italia) para tratar este asunto de la proliferación y el tratamiento diplomático que se le debe dar en esta etapa. La elección parece reflejar las dificultades que encuentran los occidentales en su voluntad de arrimar a Moscú y Pekín a una política común con respecto a Irán. Rusia y China han declarado recientemente que rechazarían una estrategia de incrementar las sanciones de la ONU contra Teherán, incluso en el caso de que las propuestas estadounidenses no diesen resultado.

Último punto: según nos dicen, se ha acentuado la presión sobre el gobierno israelí con las llamadas a una congelación total de la colonización en los territorios palestinos lanzadas por los países del G8 y el Cuarteto para la Paz en Oriente Próximo. El Cuarteto «exhorta a las autoridades israelíes a detener la colonización». Por otra parte, el G8 y el Cuarteto reafirman el principio de dos Estados para dos pueblos (…) así como su apoyo a la organización de una conferencia internacional sobre Oriente Próximo, en Moscú en 2009, con el fin de reanudar el proceso de paz. Pero hay que señalar que nadie ha hablado de sanciones contra Israel, quien desafía a todo el mundo, incluida Francia, que ha tomado el tren estadounidense en marcha. No habrá más resoluciones del Consejo de Seguridad a la vista de lo que ha hecho Israel con las docenas de resoluciones anteriores.

Volviendo al asunto principal de la energía, en una declaración conjunta publicada tras la cumbre del G8 dedicada a la energía en Roma (Italia), los países concernidos, la Comisión Europea y los ministros de los quince países invitados han insistido especialmente en el hecho de que la crisis económica y financiera actual no debería retrasar las inversiones y proyectos energéticos programados. Éstos son fundamentales para la recuperación económica, señala la declaración. Con el lema «Más allá de la crisis: hacia un nuevo orden mundial energético», relativo al cambio climático, los ministros de los ocho países más industrializados y la Unión Europea se han comprometido a contribuir al éxito de la Convención de las Naciones Unidas sobre el cambio climático y a la conferencia de Copenhague a finales de 2009 y han pedido que se promuevan inversiones destinadas a mejorar la eficacia energética, las infraestructuras, la diversificación de las fuentes de energías y la innovación tecnológica (1).

Finalmente, se trata de la crisis financiera, los ministros del G8 piensan que ya es hora de empezar a hablar de «estrategias de salida de la crisis», señalan los ministros de Finanzas del G8. Dichos ministros de Finanzas del G8 reunidos en Italia recuerdan las estrategias de salida de la crisis pero llaman a proseguir los esfuerzos de relanzamiento. En cambio, el comunicado final no recuerda las pruebas de resistencia de los bancos. Los ministros de Finanzas del Grupo de los Ocho celebraron el sábado los primeros signos de «estabilización» de la economía mundial en su comunicado final «Hay señales de estabilización en nuestras economías (…) pero la situación sigue siendo incierta y los riesgos significativos siguen influyendo sobre la estabilidad económica y financiera», escribieron los ministros. Según el director del FMI, Dominique Strauss-Kahn, el desempleo alcanzará un «pico a principios de 2001» debido al desajuste entre el regreso del crecimiento previsto «a principios de 2010» y su impacto sobre el mercado laboral (2).

Como informa la web altermondialiste , los países industrializados hacen todo lo posible para sabotear la conferencia de las Naciones Unidas sobre la crisis económica y financiera mundial y sus consecuencias sobre el desarrollo que se celebró del 24 al 26 de junio en Nueva York –fecha escogida curiosamente por Italia para convocar la reunión de los ministros del G8-. Para Attac , esta conferencia podría haber sido la ocasión de movilizar al conjunto de los 192 Estados miembros alrededor de un proyecto mundial de salida del modelo neoliberal dominante –cuyo fracaso está comprobado-, con el objetivo de construir otro mundo más justo, más democrático, más solidario y más respetuoso de los imperativos ecológicos. Desgraciadamente no será así. Y los grandes países industrializados, detrás de los cuales se detectan las presiones de las multinacionales, son los responsables absolutos. El informe Stiglitz contiene análisis raramente formulados en este sentido sobre la responsabilidad de las desigualdades en la gestación de la crisis y sobre la incapacidad del mercado para autorregularse. También formula propuestas interesantes sobre la regulación del sistema financiero internacional, la reabsorción de la deuda de los países pobres, etcétera. Pero Estados Unidos y los países miembros de la Unión Europea han sido astutos para eliminar la mayoría de las recomendaciones del informe Stiglitz del proyecto de declaración final. Mientras que se trataba de promover el G192 como instancia de decisión internacional, han conseguido restablecer la supremacía del G20. Finalmente, para difuminar mejor el estatuto de esta reunión, no enviaron a ningún jefe de Estado o de gobierno (3)

De paso hay que señalar que la suerte de los 188 países restantes no interesa al G8, ni a su heredero el G20 en el que se han concedido ilusiones a una docena de países emergentes. Todos los días se gastan más de 2.000 millones de dólares en armamento para asegurar el acceso de las empresas a las materias primas y a los mercados. Se gastan más de 1,2 billones de dólares en armas y Jacques Diouf tiene que suplicar 60.000 millones de dólares para luchar contra el hambre. Además ha declarado que mil millones de personas sufren de malnutrición. Cuando se sabe que en Estados Unidos se gastan en publicidad 400.000 millones de dólares y 30.000 millones en Francia, uno se pregunta hasta dónde puede llegar el egoísmo de los ricos. Las múltiples injerencias hacen que los países africanos tengan muy pocas posibilidades de rebelarse, sin embargo sus materias primas atraen las ansias de todos los países industrializados, sin olvidar a China.

La Unión Europea está construyendo una fortaleza. Miles de refugiados procedentes de África llegan todos los meses a las islas Canarias o a las costas italianas. La mayoría de ellos son deportados inmediatamente hacia sus regiones de origen. Incluso a los refugiados procedentes de zonas de guerra, como Iraq o Afganistán, se les envía de nuevo a la carnicería. En la frontera entre Estados Unidos y México se está construyendo un muro de 1.100 kilómetros para impedir la inmigración. Los trabajadores inmigrados se utilizan como una mano de obra muy barata porque el miedo a la expulsión permite mantener sus salarios y sus condiciones de trabajo bajo mínimos.

Se trató con precisión sobre la ayuda a África; los países ricos del G8 prometieron desbloquear 60.000 millones de dólares en cinco años para luchar contra el sida y la malaria, desmintiendo insistentes rumores según los cuales se habían retractado. Además, el G8 ha confirmado el compromiso tomado en la cumbre de Gleneagles (Escocia) en 2005, de incrementar en 25.000 millones de dólares al año su ayuda al desarrollo para África, de aquí a 2010. En cuanto a la crisis alimentaria, los dirigentes del G8 han declarado su preocupación pero sin embargo no han anunciado nuevas medidas financieras para los países más afectados por la crisis alimentaria. Según los cálculos de Oxfam, que tiene experiencia, con el dinero que se pagará a lo largo de 5 años, el aumento de la ayuda global sólo llegará a 23.000 millones de dólares en 2010, mientras que el G8 había prometido un aumento de 50.000 millones en Gleneagles (Inglaterra) en 2005. En dólares contantes se trataría de incrementar la ayuda pública al desarrollo (APD) de 80.000 a 130.000 millones de dólares. No se cumplirán los objetivos. Comparemos esta ayuda tan codiciada de 50.000 millones de dólares con el mercado de las armas, que es de 1,2 billones de dólares, vendidos justamente por los países del G8 a los países en desarrollo que se endeudan para matarse entre sí. Esta ayuda representa apenas el 4%. Además, los gastos publicitarios mundiales se estiman en 385.000 millones de dólares. En 2006, Francia ha gastado en publicidad 22.000 millones de euros, es decir, el equivalente de la ayuda prometida a África. Los países desarrollados dan limosna con una mano y con la otra recaudan el doble por medio de las deudas, que hacen que esos países tengan sistemas educativos abocados al fracaso y una sanidad deplorable (4).

Esta negación de la dignidad ha hecho reaccionar a la Iglesia. En una carta abierta a los jefes de Estado y gobierno la víspera de la cumbre en Italia (8-10 de julio), los presidentes de las conferencias episcopales de los países miembros del G8 (Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón, Rusia, Gran Bretaña y Estados Unidos) escribieron: «Paradójicamente, los pobres son los que menos han contribuido a la crisis económica que aflige en la actualidad a nuestro mundo, pero son ellos quienes, muy probablemente, sufrirán lo peor de sus estragos, ya que están relegados en los márgenes de una pobreza aplastante… Los países del G8 deberían asumir sus responsabilidades en la promoción del diálogo con las demás grandes potencias económicas para prevenir nuevas crisis financieras»

«Los obispos piden a los Estados que mantengan sus compromisos relativos al aumento de las ayudas al desarrollo dirigidas a reducir la pobreza mundial y alcanzar los ‘objetivos del milenio’, especialmente en los países africanos, para el año 2015». Colaborando de forma constructiva con los países en desarrollo, añaden, los países ricos podrán ayudarles a «convertirse en agentes activos de su crecimiento (1), con la participación en las reformas políticas, gubernamentales, económicas y sociales al servicio del bien común». Preocupados por el «impacto que podría tener el cambio climático sobre la vida de los más pobres», los obispos exigen «compromisos concretos»: «proteger a los más desfavorecidos y al planeta no son ideas contradictorias sino prioridades morales para todas las personas del mundo». «Son, recalcan, las formas del bien común del siglo XXI» (5).

¿Para qué sirve el G8?

Hay que preguntarse, en definitiva, para qué sirve el G8. La cuestión misma de su utilidad está planteada de forma ambigua. Actualmente, el mundo ha evolucionado a una globalización fijada y un juego de poder incierto. El G8 se fundamenta de forma obsesiva en la cuestión de su dimensión. No se puede comprender la utilidad del G8 solo, hay que reemplazarlo en una estrategia planetaria puesta en marcha por las potencias. El primer círculo de mando es justamente el G8, sus herramientas financieras, económicas y comerciales son su aura, incluidos el Banco Mundial, el FMI, cuya muerte se ha anunciado varias veces, y la OMC.

El brazo armado, sin ninguna duda, es la OTAN, y el G8 a menudo se convierte en G7 por la exclusión de hecho de Rusia en la toma de las grandes decisiones. Desde el año pasado, para incluir a los países del BRIC (Brasil, India, China y Rusia), se inventó el G20. Y para redondear el club se han nombrado caballeros a algunos países como Arabia Saudí, cuyo papel se limita a reciclar sus petrodólares para el FMI pero también a marcar el paso a la OPEP. ¿Qué sucede con las organizaciones internacionales? Aparte del Consejo de Seguridad, con un papel claro, los demás revolotean sin tomar parte realmente en los acontecimientos, como es el caso del PNUD, UNICEF, FAO… y también de la UNESCO, de la cual uno se pregunta para qué sirve en realidad.

(1) Clausura de la cumbre del G8 dedicada a la energía, Actu-Environnement.com, 16 de mayo de 2009.
(2) JB, El G8 celebra los signos de estabilización de la economía, (Le Figaro) con AFP, 13 de junio de 2009.
(3) «Comment saboter une conférence des nations unies», http://www.france.attac.org/spip.php?article10129
(4) Chems Eddine Chitour: Le G8 prelude au gouvernement mundial? Mille Babords, 13 de julio de 2008.
(5) Áspera lección de los obispos católicos al egoísmo de los países ricos, 26 de junio de 2009, http://justiciaypaz.dominicos.org/noticia.aspx?noticia=650

Texto original en francés: http://www.lexpressiondz.com/article/8/2009-06-29/65059.html

domingo, mayo 03, 2009

El boicot de los canallas

Carta a los Movimientos sociales a las redes no gubernamentales y a los intelectuales

François Houtart
Insurgente

A través de estas lineas le hacemos llegar un llamado. Frente a la situación de crisis sistémica y global, sin consultar a la mayoría de paises, el G20 ha presentado una serie de medidas. Por otra parte, no se ha abordado el fondo de los problemas creados por el conjunto de las crisis: alimentaria, energética, climática y social, y su aplicación ha sido confiada a los mismos organismos que han figurado entre los principales artesanos del impase actual. Sin embargo la situación sigue agravándose y todos los paises son concernidos.

Por esta razón, el presidente de la Asamblea general de Naciones unidas ha convocado los dias 1, 2 y 3 de junio próximo, a una conferencia de 192 jefes de Estado y de Gobierno. No obstante, fuertes presiones son ejercidas, especialmente por ciertos paises del G20, para que éstos últimos se hagan representar, simplemente por ministros o embajadores. Hay que ejercer presión en cada país para que la participación se realize al mas alto nivel. Lo que está en juego es el futuro de la humanidad y del planeta.

Se trata de desencadenar un proceso a largo plazo, pero sin tardar, que permita sobrepasar las regulaciones para desembocar sobre alternativas. Aquello exige un compromiso de todas las fuerzas sociales, morales e intelectuales de cada país, comenzando por una presión sobre los dirigentes del planeta para que participen a la Conferencia de junio. Es solamente un primer paso de un proceso, pero es importante

¿Podría entonces usted, alertar la opinión pública, a través de actos públicos, declaraciones, entrevistas y artículos en los medios de información y enviar cartas colectivas y personales a las autoridades de vuestros paises respectivos, a fin que la conferencia de los 192 sea tomada en cuenta ? Esto es solo un paso en todo el proceso, pero sumamente importante.

Muy atentamente

François Houtart
Presidente del Consejo Administrativo del Centro Tricontinental (Lovaina-la-Nueva)
Secretario ejecutivo del Foro mundial de las Alternativas
Representante del Presidente de la Asamblea general de las Naciones unidas ante la Comisión de la ONU por la Reforma del sistema financiero y monetario

martes, abril 21, 2009

El miedo de los poderosos


El temor a perder el control político-económico sobre los países del Tercer Mundo que durante décadas ha ejercido el sistema capitalista encabezado por Estados Unidos y Europa, motivaron que estos países impusieran sus recetas en la pasada cumbre del G-20 para tratar de salvar sus privilegios.

La situación no es nada halagüeña pues la crisis financiera-económica global por la que atraviesa el capitalismo, el desprestigio actual de los organismos internacionales financieros (FMI y Banco Mundial impuestos por Washington en 1944 tras los acuerdos de Bretton Woods al finalizar la Segunda Guerra Mundial), los acuerdos para crear nuevas instituciones bancarias y la posibilidad de regular el poder del dólar propuesto por varios países del orbe, están haciendo peligrar prerrogativas y controles de los poderosos.

El pasado 24 de marzo, en Caracas se anunció el establecimiento del Banco del Sur con un capital inicial de 10 000 millones de dólares que se incrementará en el futuro con la incorporación de nuevos socios y servirá para financiar distintos tipos de proyectos para el desarrollo de los países miembros. Como otro paso hacia la integración latinoamericana los firmantes son Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela.

Anteriormente se creó el Banco del ALBA, integrado por Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela que cuenta con un capital de más de mil millones de dólares y se utiliza para préstamos a los Estados miembros que incursionan en obras de infraestructura, servicios de salud, educación, desarrollo social y cultural. En estos dos bancos, los miembros aportan según sus posibilidades pero todos tienen el mismo peso en las votaciones.

La Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, (ALBA), junto a acuerdos regionales de integración como PETROCARIBE, PETROSUR, ha ayudado a muchas naciones a solventar en parte la enorme crisis global.

En los primeros días de abril se formó el Banco Binacional Irán-Venezuela que según sus presidentes, Mahmud Ahmadineyad y Hugo Chávez, “es el resultado del establecimiento de una nueva estructura financiera internacional que dejará de lado los vicios y las injusticias del modelo capitalista que procura la explotación de los países y los condena al coloniaje”. Asimismo, tendrá capacidad para actuar tanto en Irán como en todo el Oriente Medio, Asia y en Europa.

En los próximos meses se instalará el Banco Ruso-Venezolano con similares funciones y ya labora el Fondo de Financiamiento Estratégico Chino Venezolano.

El llamado de China (poseedor de las mayores reservas de divisas y de bonos del Tesoro estadounidense) a adoptar una nueva moneda de reserva internacional para reemplazar al dólar, estabilizar el clima monetario mundial y proteger sus gigantescas reservas cambiarias acabó de intranquilizar a Estados Unidos. Rusia también hizo declaraciones en el mismo sentido.

El gobernador del Banco del Pueblo de China, Zhu Xiaochuan, había anunciado que su país quería reemplazar al dólar, designado como moneda de reserva con un estándar diferente bajo supervisión del Fondo Monetario Internacional (FMI).

El gigante asiático expresó a fines de marzo la inquietud por su inversión en Estados Unidos en momentos que la principal economía mundial se enfrenta a una profunda recesión.

Ante estas circunstancias y hechos, Estados Unidos y Europa decidieron darle todo el apoyo al casi moribundo Fondo Monetario Internacional en el intento por revivir a un organismo desprestigiado ante la mayoría de los pueblos y gobiernos del mundo por la imposición de sus políticas neoliberales y de libre comercio que han llevado a la pobreza y la miseria a millones de personas en el orbe y que ha sido uno de los causantes de la crisis económica mundial.
En la reunión de Londres, ante numerosas protestas populares y represiones policiales, las potencias occidentales con apoyo de algunos países denominados emergentes, apostaron por salvar el libre comercio, la propiedad privada, la recuperación del dólar como moneda internacional, las políticas neoliberales ya fracasadas y, sobre todo, la forma de control financiero que han ejercido sobre las naciones pobres mediante los mecanismos del FMI y el Banco Mundial.

En esa dirección el G-20 triplicó las reservas del FMI en 750 000 millones de dólares para convertirlo en una especie de Banco Central del mundo que interviene en última instancia para supuestamente evitar el derrumbe de sus miembros acosados por la crisis recesiva global.


Según los analistas, de la misma forma que los bancos centrales de las metrópolis estadounidenses y europeas pilotean los "rescates" de empresas y bancos quebrados (con dinero público y garantía estatal), el FMI va a cumplir ese rol a escala de los gobiernos de los países "emergentes" y "subdesarrollados" del Sur periférico.

Se le esta otorgando al FMI las funciones de contralor general para que el dinero prestado vaya prioritariamente en auxilio de los bancos quebrados e intentar salvar al sistema financiero capitalista, y a la vez monitorear el cumplimiento de las obligaciones, o sea, las condicionantes que conllevan el otorgamiento de los préstamos.

Además, le asignaron otros 250 000 millones en nuevas emisiones de giros y a instituciones multilaterales de desarrollo como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otros 100 000 millones.

Algunas migajas se le entregarán a las naciones emergentes presentes en la cita y sobre todo a varias de Europa del Este que hoy se encuentran sumidas en graves situaciones económicas como Lituania, Letonia, Hungría, Ucrania, Rumania y República Checa que a la Unión Europea le es necesario salvarlas para su estabilidad.

En los años venideros se prevé entregar alrededor de 50 000 millones de dólares a los 50 países más pobres del planeta lo cual es una minucia si se conoce que África pagó en los últimos años 30 000 millones de dólares solo por el servicio de su deuda externa.

Desde 1944 Estados Unidos y Europa mantienen un pacto para controlar las actividades del FMI y del BM, al imponer Washington los directivos en el BM y los europeos los del Fondo sin que medie oportunidad para que algún país del Tercer Mundo pueda obtener esos puestos.

Además, estos organismos disfrutan de inmunidad jurídica total, y por tanto no se les puede realizar reformas sin la aprobación de Washington y otros países ricos que ostentan la enorme mayoría de los votos por ser los máximos acreedores.

Los dos entes financieros no ofrecieron soluciones para contener la crisis de los créditos hipotecarios en Estados Unidos ni fueron capaces de realizar un aviso ante la situación financiera mundial que se avecinaba.

El Fondo Monetario desde hace 65 años obliga a que los países en desarrollo apliquen medidas económicas que han beneficiado en todo momento a las capas adineradas de la sociedad y a las grandes compañías. Las naciones que se niegan a cumplir sus directivas son apartadas o ignoradas en el otorgamiento de créditos.

Cuando estalló la crisis de la deuda externa a principios de la década de 1980 el Fondo obligó a sus deudores a realizar ajustes profundos en sus programas sociales, abrir las puertas a las transnacionales, impulsar la privatización en detrimento de industrias y servicios públicos, lo que en su conjunto conllevó al saqueo de las riquezas, a la elevación de la pobreza y a una mayor desigualdad social en esas naciones.

Las profundas crisis que tuvieron lugar a fines del pasado y presente siglos en Asia y América Latina provocadas por las medidas de libre comercio y globalización neoliberal llevaron al borde del colapso a varias economías de esas regiones.

Para librarse de esas ataduras económica-políticas, Malasia y Tailandia liquidaron sus deudas con el FMI y apostaron por la independencia fiscal, línea que fue seguida por Brasil, Venezuela y Argentina. Las solicitudes de empréstitos al organismo internacional cayeron estrepitosamente pues muchas naciones prefirieron acumular reservas internacionales sobre su comercio exterior.

Entonces la crisis para el Fondo no se hizo esperar ya que sus ingresos mayormente proceden de los altos impuestos que imponen a los préstamos otorgados que casi siempre van a los países en vías de desarrollo los cuales se convierten en eternos deudores.

Por tanto resultaba enormemente necesario salvar al moribundo FMI, y además que no se analizara ni se tomaran medidas efectivas para eliminar el secreto bancario, la necesidad de lograr una moneda internacional que reemplace al desgastado dólar, ni contrarrestar las acciones proteccionistas en tiempos de crisis, por citar algunas cuestiones medulares que afectan a la economía internacional.

Por eso resultan tan apologéticas y faltas de credibilidad las declaraciones del primer ministro inglés, Gordon Brown cuando al término de la reunión relámpago del G-20, que solo duró unas horas, enfatizó que “se acabó el Consenso de Washington” al referirse a las tesis neoliberales que dominan la economía mundial desde mediados de los años 80 impuestas por Estados Unidos y Europa.

Lo cierto es que con el enorme suero monetario introducido al FMI, los creadores del Consenso de Washington quieren continuar dominando y controlando al mundo en una versión capitalista que no tiene nada de nueva, y tratar de contrarrestar las políticas nacionalistas e integradoras que están surgiendo en varias regiones del mundo y en especial en América Latina.

jueves, abril 09, 2009

El G-20 y el mundo que viene

Barómetro Internacional

Por Dante Oberlin (*)

Cuando se reúnan en Londres el 2 de abril los representantes del Grupo de los 20 para analizar la crisis económica y financiera internacional; la debacle producida por un sistema crudamente especulativo y sin responsabilidades sociales, no habrá llegado todavía a su nivel más profundo.

La recesión mundial, con caídas brutales en el comercio y en los valores de comercialización produce un inevitable aumento de la desocupación con consecuencias sociales aún impredecibles en todo el planeta.

El documento base del G-20 prevé el tratamiento de ocho puntos, pero atribuyendo las causas de la situación actual a la crisis de las hipotecas en EEUU y a las pérdidas en el sistema bancario.

No percibe este esquema que el problema reside en la distribución del ingreso y en la lógica de un capitalismo rentístico financiero, extrayendo ganancias muy superiores al crecimiento de la economía real. Este fenomenal descalabro ilusionó a los incautos con un consumo creciente a pesar de la disminución del ingreso de los asalariados.

Para instalar este modelo salvaje de concentración y exclusión se impulsaron reformas laborales retrógradas, se desreguló el rol del Estado y se resignaron sus responsabilidades; reasignándoselas a ONGs creadas ad hoc para garantizar la "transparencia y eficiencia" ya que el Estado y las instituciones siempre fueron -en este pensamiento neoliberal- sospechadas de corrupción. Pero ahora que se acabó la fiesta de las privatizaciones, de la plata dulce y el casino financiero, la resaca es insoportable. Y son nuevamente los Estados los que deben reordenar la casa.

Es una oportunidad histórica para refundar un nuevo orden internacional que respete la dignidad humana, la dignidad del trabajo, el bien común, la libertad y la justicia social.

Es justamente en momentos como este, donde los valores deben animar la salida de una crisis como la que estamos afrontando. Frente a un laberinto que no conoce antecedentes, y que no se puede saber ni predecir hasta donde y cuanto tiempo durará, vale recordar lo que decía nuestro querido Leopoldo Marechal "del laberinto se sale por arriba".
Y son, en este contexto, los valores los que deben animar las alternativas frente a la crisis. ¿de que valores comunes podemos hablar? Estamos refiriéndonos a los valores de la política como la solidaridad, la justicia social, el bien común, la dignidad humana y la dignidad del trabajo en una sociedad libre con presencia efectiva de un Estado que sea el gerente del bien común, a la vez que responsable de hacer cumplir las reglas de juego a todos los actores y sectores de la sociedad.

Los economistas, los gurúes, los "expertos" y los papagayos del mercado deben llamarse a silencio. Es la hora de los pueblos y los gobiernos populares. Hay que volver a escuchar a los filósofos anclados en la realidad, que es la única verdad. Es la hora de los actores reales de la economía. Ya no se puede volver a escuchar a los economistas diciendo "hay que…". Hoy se deben desarrollar políticas de Estado en consenso con los trabajadores y el empresariado productivo para garantizar el empleo y defender las legítimas conquistas de los trabajadores.

En el plano internacional es hora de generar también nuevas reglas de juego, para evitar que esta crisis sin precedentes la vuelvan a pagar los que menos tienen. Hay que revisar el sistema financiero internacional, el comercio internacional y comenzar a definir un nuevo orden mundial, que garantice la dignidad de todos los pueblos y habitantes del planeta.

Ahora sí es la oportunidad para fijar las líneas centrales y estratégicas para refundar un nuevo orden internacional y olvidarse de las recetas parciales, muchas veces contradictorias entre sí que fueron las que nos llevaron a esta situación. A título de ejemplo ¿como se pueden compaginar las recomendaciones de la OIT o las acciones del PNUD o el PNUMA, o la UNESCO con las recetas del Fondo Monetario Internacional durante los años 90? ¿ O hablar de la Paz en nombre de las Naciones Unidas mientras algunos de sus países miembros desatan guerras perversas y extrañas o asumen sin escrúpulos el rol de gendarmes universales?

Esta coyuntura desnuda el nuevo gran desorden internacional y nos da a todos los pueblos del mundo una nueva esperanza. Nunca la crisis fue tan profunda. Algún pensador dijo cierta vez que "crisis es algo que tiene que morir y todavía no ha muerto y algo que tiene que nacer y aún no ha nacido". Como afirmamos al comienzo, la historia nos regala una excelente oportunidad para refundar un nuevo orden internacional en el que se respete la dignidad humana, la dignidad del trabajo, el bien común, la libertad y la justicia social.

Es decir un mundo en el que quepamos todos.

(*) Ex dirigente de los trabajadores gráficos en Argentina, Secretario Nacional de Acción Sindical Argentina (hoy CCAS) y Secretario Ejecutivo de la CLAT para el Cono Sur y para Centroamérica. Presidente de la Asociación Civil PENSAR- Pensamiento Argentino.

Otra Cumbre para la foto

Barómetro Internacional

Pocas expectativas de que el G-20 acuerde políticas concretas para superar la crisis

Ernesto Tamara.

En un arranque de sinceridad, la canciller alemana Angela Merkel confesó la semana pasada al diario británico “Financial Times”, que en la Cumbre del G-20 que se lleva a cabo en Londres desde este jueves 2 de abril, "no resolveremos la crisis económica ni la cuestión del comercio mundial. Tendremos que encontrarnos de nuevo para avanzar en estos temas".

Otro de los temas importantes que la Cumbre dejará de lado, es la propuesta china de comenzar a discutir el fin de la hegemonía del dólar en el comercio mundial, aunque no ha propuesto una moneda alternativa. También la iniciativa de los países latinoamericanos, de reactivar la Ronda de Doha, reformar los organismos internacionales de crédito y rechazar el proteccionismo de los países industrializados, enfrentará la resistencia de norteamericanos y europeos poco dispuestos a abandonar ahora esa práctica.

El Grupo de los 20, nació formalmente en la reunión del entonces Grupo de los 8, en Colonia, Alemania, el 18 de junio de 1999.

Al G-8, formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia; se sumaron Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, India, Indonesia, México, Surcorea, Suráfrica y Turquía; la UE como bloque y además cuenta con la participación del FMI y el Banco Mundial.

Supuestamente el grupo representa el 85 por ciento de la economía mundial, aunque algunos economistas sostienen que algunos de los países originarios del G-8 ya no deberían estar en el grupo de los más desarrollados al ser superados por economías de países emergentes.

Si uno de los objetivos de la cumbre, que reúne a algunas de las naciones con mayor desarrollo económico, es crear confianza en los mercados financieros, la discusión sobre los diferentes puntos de vistas para enfrentar la mayor crisis económica desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, será seguramente evitada.

La forma de enfrentar la crisis divide a Europa de los Estados Unidos, especialmente por el planteo de Alemania, Francia e Italia, de aferrarse a las tesis liberales de dejar que el mercado resuelva la situación y sólo apostar a nuevas reglas para regular el mercado financiero.

Alemania, considera la locomotora de la economía de la Unión Europea se niega a aumentar los estímulos a la economía como se había acordado en la Cumbre del G-20 celebrada en Washington en noviembre pasado con el argumento de no generar déficit fiscal.

Berlín ha destinado 81.000 millones de euros a respaldar el mercado financiero y resiste cumplir las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) de aprobar paquetes fiscales para inyectar recursos públicos a las economías, equivalentes como mínimo, al 2% del Producto Bruto Interno (PBI) de cada país.
Al hacer una evaluación hace un par de semanas sobre el cumplimiento de esas recomendaciones, el FMI sostuvo que sólo un puñado de países del G-20 había alcanzado esa meta entre los que se encontraban China, EE.UU, Arabia Saudita y España.

Alemania, Francia e Italia, insisten en que la prioridad debe ser acordar mecanismos para regular el sistema financiero y no aumentar el gasto público como plantea Estados Unidos, aunque el presidente Barack Obama apunta ahora en las dos direcciones.

La postura contraria a los criterios keynesianos del gobierno norteamericano es resistida también por otros gobiernos de la Unión Europea –con la excepción de España y Gran Bretaña- y se reflejó tanto en las declaraciones del presidente de la Comisión Europea, el portugués José Manuel Durão Barroso, como en el presidente de turno de la Unión, el primer ministro checo Mirek Topolanek, y en la declaración de los ministros de Finanzas de la Unión, expresada por su presidente el luxemburgués Jean-Claude Juncker.

Sin adelantar un rechazo directo al planteo norteamericano de inyectar dinero a la producción, los jefes del Ejecutivo de Alemania y Francia estamparon en una carta a sus colegas europeos cuales deben ser los objetivos de la Cumbre de Londres. "La máxima prioridad es forjar la nueva arquitectura financiera global", afirmaron la canciller alemana Angela Merkel y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, en una carta conjunta.

El ex maoísta y ahora defensor a ultranza del neoliberalismo, y presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, añadió, "para la regulación del sector financiero, es ahora o nunca", insistió.

A las mismas conclusiones llegaron los ministros de Finanzas de la Unión, siempre cuidadosos a la hora de abrir sus carteras para entregar dinero a la producción. En la reunión celebrada 10 días antes de la Cumbre, los jefes de finanzas europeos rechazaron la iniciativa norteamericana.

El ministro luxemburgués Jean-Claude Juncker, rechazó directamente los llamados de Estados Unidos a inyectar más dinero. Según Juncker el programa de recuperación europeo representa un nivel de gasto de entre 3,4 por ciento y cuatro por ciento del Producto Interno Bruto, y las finanzas públicas están comenzando a sufrir.
Por ello, planteó el funcionario, deben tenerse en cuenta los efectos de esos programas en 2009 y 2010 antes de decidir gastos adicionales.

Estados Unidos y Europa estiman de distinta manera las inversiones destinadas a la producción. Los europeos se quejan de que tienen mayores gastos fiscales que Estados Unidos en las prestaciones sociales por desempleo, y sostienen que ello debe contarse dentro del 2% del PBI de inversión que recomienda el FMI.

A su vez, el presidente en ejercicio de la Unión, el primer ministro checo Mirek Topolanek, se saltó todas las prudencias protocolares al asegurar ante el Parlamento Europeo, que el paquete de medidas concebido por Estados Unidos es "el camino al infierno". Topolanek dejó bien claro lo que piensa: "El mayor éxito de la Unión es la negativa a ir por esa vía".

Considerado un ultraliberal en materia económica, Topolanek es un adversario declarado de la intervención del Estado. Topolanek celebró que la U.E hubiera decidido no seguir la senda marcada por Obama. "Los norteamericanos necesitarán liquidez para financiar todas sus medidas y las financiarán con la venta de bonos. Ello socavará la estabilidad de los mercados financieros internacionales", aseguró.

Por su parte, el gobierno anfitrión busca acercar posiciones. "Propongo que nosotros en Europa asumamos un papel central para sustituir lo que alguna vez se llamó el viejo consenso de Washington por una nueva economía de principios para nuestras épocas", dijo el primer ministro británico Gordon Brown al Parlamento Europeo.

Brown dijo que confía en que la cumbre reiterará el compromiso para "hacer lo que corresponda para crear el crecimiento y los empleos". Aceptando la posición europea Brown pidió que se fortalezca la regulación financiera, pero al mismo tiempo dio un leve respaldo a la posición norteamericana al reclamar que cada país destine más dinero a la economía.

Soros pesimista

El magnate financiero George Soros, no se mostró muy optimista al evaluar lo que pueda resultar de la Cumbre de Londres, al exponer ante Comisión de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense el pasado 25 de marzo.

“A menos que se presenten medidas prácticas para ayudar a los países en la periferia del sistema financiero global, los mercados van a sufrir otro período de hundimiento como pasó el 10 de febrero del 2009, cuando las autoridades no pudieron crear medidas prácticas para recapitalizar el sistema bancario estadounidense”, dijo Soros. “En realidad necesitamos tanto estimular como regular, pero el estímulo es urgente y las reformas regulatorias tomarán tiempo en ser implementadas” dijo Soros en lo que parece ser un claro respaldo a las propuestas del presidente Barack Obama. “La urgente tarea tiene que ser desarrollada principalmente por el Fondo Monetario Internacional, imperfecto y en apuros como está, ya que es la única institución disponible”, indicó.

Apuesta al FMI

La propuesta de otorgarle un renovado papel al FMI en la crisis no proviene sólo de Soros. En la reunión de los ministros de Finanzas del Grupo de los 20 (G-20) celebrada el 14 de marzo, se acordó reactivar el crédito, aunque otorgándole el papel de distribuidor y regulador del mismo al FMI.

Los ministros europeos acordaron proporcionar nuevas reservas al FMI, de actualmente 250.000 millones de dólares, para alcanzar el doble de esa cifra. Estados Unidos por su parte quiere llevar esa reserva a 750.000 millones. El objetivo es reactivar el crédito para impulsar el comercio, pero siempre condicionado al control del FMI.

Cualquiera de las cifras es considerada insuficiente por los economistas, y especialmente por el Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, que reclama que la Cumbre del G-20 otorgue un estímulo de un billón de dólares para las naciones más pobres.

Especialmente, sostienen, si se tienen en cuenta las necesidades de los casi 250 millones de desempleados que se estiman para este año, globalmente, y la mitad de la población mundial con altos niveles de pobreza, sobre todo en países subdesarrollados.

La ONU pide más

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, dijo que pedirá a los líderes que asistan a la Cumbre del G-20 en Londres un estímulo de 1 billón de dólares para las economías más pobres y vulnerables del planeta.

El máximo responsable de la ONU dijo que acudirá a la cita en la capital británica con una agenda de cuatro puntos, que incluye el rechazo al proteccionismo, el desarrollo de una economía ecológica, la reforma de las reglas financieras globales y la adopción de un paquete de estímulo para el mundo en desarrollo.

"Este plan de estímulo debe ser de un tamaño considerable, en proporción al problema, y debe incluir ayuda a los países más pobres, créditos de los bancos multilaterales y aportaciones de liquidez", apuntó.

Ban no precisó una cifra exacta, pero en una carta a los líderes de las 20 principales economías del mundo indica que la cifra de 1 billón de dólares es el monto que los países en desarrollo necesitan para superar la crisis en 2009 y 2010. En el documento, el secretario general considera que un cuarto del billón de dólares se necesita para proteger a los países más pobres y a las personas.

Al mismo tiempo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reclamó que la Cumbre aborde también un reconocimiento de los temas laborales y la protección social. El director general de la OIT, Juan Somavía, recordó que se estima que este año 38 millones de personas se sumarán al número de parados, cuando el año pasado el aumento del número de desempleados fue de 14 millones, llevando a la tasa de desempleo mundial por encima del 7 por ciento.

El director de la OIT cuestionó también el destino de los paquetes fiscales para enfrentar la crisis. "Las medidas tomadas hasta ahora no están teniendo un gran efecto y, de los recursos puestos en juego, una cantidad no suficiente de ellos tiene que ver con la generación de empleos, con la protección social y con los temas de las personas", dijo Somavía.

Raymond Torres, director del instituto de la OIT destacó que si se acordaran medidas para reactivar la economía y las mismas fueran bien coordinadas, e implementadas en los siguientes tres meses, el mercado laboral podría empezar a recuperarse recién desde el inicio del próximo año. Pero si son postergadas por seis meses, la recuperación del mercado laboral lo más pronto que se afianzaría sería recién el 2011. "Es muy difícil reducir el desempleo a largo plazo una vez que se ha instalado, es muy difícil promover la transición desde la informalidad al empleo formal una vez que se tiene alta informalidad", dijo.

ernestotamara@gmail.com

lunes, abril 06, 2009

El fin de los paraísos fiscales

John M. Ackerman

Si Felipe Calderón y Agustín Carstens realmente estuvieran preocupados por reactivar la economía nacional, utilizarían el acuerdo del G-20 del jueves pasado respecto de los paraísos fiscales para emprender una investigación masiva a escala global para enfrentar la evasión fiscal en México.

El diario londinense The Guardian estima que más de 11 trillones de dólares se encuentran depositados en países como Suiza, Leichtenstein, Andorra, Mónaco y una diversidad de islas del Caribe que ofrecen total discreción en el manejo de cuentas bancarias. Esto implica una pérdida de aproximadamente 250 mil millones de dólares de ingresos fiscales para los gobiernos del mundo.

Nadie sabe cuánto de este dinero pertenece a mexicanos y exactamente qué cantidad el gobierno mexicano deja de recaudar cada año por esta causa. Pero no hay duda de que la existencia de estos paraísos implica una fuerte sangría al erario.

Raúl Salinas de Gortari y Paulina Castañon tenían cuentas en Suiza que sumaban 105 millones de dólares. Personajes como Carlos Cabal Peniche, Roberto Hernández, Carlos Slim y El Chapo Guzmán no deben quedar muy atrás. Los bancos que operan en México cuentan con miles de empresas subsidiarias, muchas ubicadas en paraísos fiscales, donde fácilmente pueden canalizar importantes sumas de dinero con el propósito de evadir al fisco.

El banco HSBC tiene nada menos que 2 mil 8 filiales en el mundo, incluyendo empresas en Liechtenstein, las Bahamas y la isla de Jersey. La recuperación de una pequeña fracción de los impuestos evadidos por esta vía bastaría para dar un fuerte estímulo a la economía nacional en estos momentos de crisis. Los gobiernos de Estados Unidos, Inglaterra y Francia ya han dado inicio a una cruzada internacional para abrir las cuentas bancarias del mundo al escrutinio de sus autoridades hacendarias. Actualmente, el banco y casa de bolsa suizo UBS está bajo investigación del gobierno de Barack Obama porque supuestamente auxilió a miles de estadunidenses para evadir el pago de sus impuestos.

El gobierno estadunidense ha solicitado información a Suiza sobre las cuentas de casi 52 mil de sus ciudadanos. Ésta y otras investigaciones similares han preocupado tanto a los bancos suizos que sus directivos ya empiezan a cancelar sus viajes al extranjero para no arriesgarse a ser aprehendidos por fraude fiscal durante sus paseos.

El acuerdo de la más reciente reunión del G-20 en la materia obliga a todos los países del mundo a cumplir con estándares mínimos de transparencia financiera y a cooperar con investigaciones de las autoridades hacendarias extranjeras. Los países que se rebelen recibirán sanciones importantes. Los banqueros que no cumplan serán enjuiciados penalmente.

En anticipación a este acuerdo, durante las más recientes semanas muchos de los países señalados como paraísos fiscales han empezado a firmar convenios bilaterales con las superpotencias para transparentar sus cuentas bancarias.

México no puede permitirse el lujo de quedarse al margen de este proceso. Como miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, integrante del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas y una de las economías más grandes del mundo, nuestro país cuenta con la presencia internacional para exigir que también tenga acceso a la información bancaria de los paraísos fiscales.

La ley mexicana ya obliga a las personas físicas y morales a pagar impuestos en México por las cuentas e inversiones que tengan en países con una carga tributaria reducida. El año pasado, la Suprema Corte de Justicia de la Nación ratificó la constitucionalidad de estas disposiciones al obligar a Cemex a regresar millones de pesos al fisco por este concepto. Lo único que falta es la voluntad política del gobierno de Felipe Calderón para hacer valer este tipo de disposiciones. Evidentemente, es poco probable que la actual administración federal se atreva a aprovechar la nueva coyuntura internacional para endilgar en las cuentas extranjeras de los mexicanos, ya que implicaría enfrentarse con los mismos empresarios y empresas que sostienen a Calderón en su cargo.

De todas formas, habría que exigir al gobierno federal que utilice todas las medidas a su alcance para gravar y repatriar los millones de dólares que se escapan al extranjero cada año. Los narcotraficantes no son los únicos que le apuestan al fracaso del Estado mexicano. También lo hacen los empresarios que esconden sus riquezas del fisco y así roban valiosos recursos públicos que nos pertenecen a todos lo mexicanos y podrían ser de gran utilidad para enfrentar la crisis económica actual.

Comprobando la realidad

León Bendesky

Londres reunió la semana pasada a los líderes –aunque la expresión parece sobrevaluada– del llamado G-20, que intentaron comprobar lo que pasa en la realidad de la economía y la sociedad globales.

Los comunicados emitidos de la reunión londinense dejan ver que no es fácil para esos líderes escapar del pensamiento convencional que ha dominado el orden económico en las dos últimas décadas.

Una de las decisiones relevantes fue reforzar, mediante multimillonarios recursos, al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a los bancos regionales de carácter mundial, como el Interamericano de Desarrollo. Pero hay quienes sostienen que las enormes estructuras burocráticas y los compromisos políticos no garantizan el flujo suficiente, oportuno y bien asignado de esos fondos para provocar la mejoría de las condiciones de la crisis económica.

Las medidas monetarias de los bancos centrales convergen hacia la reducción de las tasas de interés para tratar de impulsar el crédito y la demanda para inversión y consumo.

Los límites por ese camino son estrechos, las tasas ya no pueden bajar prácticamente más y las políticas de gestión del dinero y del crédito son cada vez más ineficaces. Aún no se elimina la posibilidad de una deflación, o bien, que la enorme deuda pública que se está acumulando lleve más adelante a un alto nivel de inflación en las economías más ricas. Ése es uno de los dilemas de la crisis.

El otro dilema es todavía más complejo. Hay una aceptación explícita, aunque no compartida por los gobiernos y los ideólogos más conservadores, de que se requiere de la intervención fiscal y el gasto público para frenar la fuerte recesión en curso y sustentar una eventual recuperación. Así se planteó en Londres. No obstante, la coordinación entre los gobiernos en este terreno es muy débil. La resistencia alemana y el protagonismo francés, así como la posición checa son claros ejemplos.

En la Unión Europea, la discrepancia al respecto es fuerte, y en muchos análisis de la situación política prevaleciente no se descarta por completo que puedan surgir conflictos que fracturen el pacto de integración en esa región.

A eso hay que añadir que puede resurgir el proteccionismo y sigue la parálisis de los acuerdos comerciales de Doha y esto puede llevar a un resurgimiento del nacionalismo y de fuertes fricciones sociales en Europa y otras zonas del mundo.

En Japón la recesión ha vuelto después de la década perdida de los años 1990. En India el crecimiento se ha frenado al igual que en China. Este país tiene ahora un problema financiero de grandes dimensiones. Sus enormes exportaciones a Estados Unidos en el último decenio y la política de mantener barato el yuan –su moneda– con respecto al dólar significó que acumularon miles de millones de dólares que están colocados en bonos del Tesoro de Estados Unidos que ahora tienen un rendimiento por debajo de la inflación.

Los chinos no pueden ahora hacer básicamente nada al respecto puesto que si se deshacen de esos bonos van a precipitar la devaluación del dólar y generar cuantiosísimas pérdidas financieras. Están atados por el cuello a las condiciones de la crisis y con un crecimiento menor de su economía, que puede provocar grandes presiones sociales en ese país y un mayor autoritarismo del gobierno.

En Londres tampoco hubo acuerdos explícitos y aplicables en torno de la necesaria reorganización del sector financiero en cuanto a sus operaciones, alcances y a su normatividad y regulación. Y éste es un asunto clave para recomponer las condiciones económicas a escala global y que no puede dejarse de lado. Las diferencias en este campo son muy grandes entre los gobiernos del G-20.

Entre tanto, en Estados Unidos la situación económica y financiera está aún lejos de estabilizarse siquiera. El desempleo sigue creciendo y se estima que aumentará en los meses que vienen; con ello tardará en recuperarse el gasto de consumo, parte muy relevante de la actividad económica y también la inversión.

La fragilidad bancaria y de otras instituciones de crédito no se ha resuelto y el gobierno seguirá interviniendo con recursos públicos. La otrora poderosa General Motors está al borde de la quiebra, las familias siguen viendo caer el precio de sus casas y muchos las pierden, a pesar de los programas gubernamentales de apoyo.

Las expectativas de que hacia el segundo semestre del año se llegaría a una relativa estabilidad que haría posible el inicio, aunque fuera de una débil recuperación en ese país, se han abandonando. El escenario es el de una recesión más profunda y larga que puede extenderse al 2010.

Las declaraciones del secretario de Hacienda Carstens sobre la participación de México en la reunión del G-20 no ofrece más que la aceptación prácticamente dócil de lo acordado en Londres. Este gobierno no tiene ninguna capacidad propositiva que exponga de manera clara la posición y las necesidades del país. Los recursos de la línea de crédito con la Reserva Federal y el FMI se usan para apoyar el tipo de cambio. Esto contrasta de modo muy notorio con la diplomacia económica de un gobierno como el de Brasil.

Boletín Informativo ISA núm 672

http://serviciodenoticiasisa.blogspot.com

Sumario:

I. La batalla de Estrasburgo, crónica de Esther Vivas

II. G20: Un pequeño retoque de pintura en un planeta en ruinas, por Damien Millet, Éric Toussaint

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LA BATALLA DE ESTRASBURGO

crónica de Esther Vivas

militante de Izquierda Anticapitalista y de Revolta Global-Esquerra Anticapitalista

(tomado de Punto de Vista Internacional (www.puntodevistainternacional.org)

Miles de personas intentamos marchar este mediodía [del 4 de abril] en la ciudad sitiada de Estrasburgo para denunciar las políticas militaristas de la OTAN. Una ciudad sin transporte público, sin transeúntes en las calles y con una fuerte presencia policial con centenares de policías desplegados por toda la ciudad. La respuesta contundente del gobierno de Nicolas Sarkozy ha sido una brutal represión policial que ha dejado a decenas de heridos y la prohibición sistemática del derecho democrático a la libre manifestación.

A pesar de que la marcha había sido finalmente permitida, aunque alejada del centro de la ciudad, en las afueras de Estrasburgo, en una zona repleta de fábricas abandonadas, canales y campo, la protesta ha sido, desde sus inicios, totalmente acordonada por la policía francesa y duramente reprimida con una extrema violencia policial: gases lacrimógenos, pelotas de goma, furgonetas tanque, ráfagas de agua...

Los manifestantes, bien entrada la mañana, intentamos acceder al punto de cita, una amplia explanada en las afueras de la ciudad, para empezar la manifestación convocada a las 13 horas. Pero desde las 9 horas de la mañana todos los accesos al punto de encuentro estaban fuertemente bloqueados por la policía francesa con varios dispositivos de furgonas y antidisturbios.

La policía francesa permitía el acceso a las inmediaciones del punto de encuentro, pero una vez que se intentaba cruzar alguno de los puentes o de las entradas a la explanada, un enorme despliegue policial nos bloqueaba el paso, encerrando de este modo a los manifestantes, lanzando grandes cantidades de gases lacrimógenos a todo aquel que intentaba aproximarse al cerco policial. La tensión aumentaba por momentos.

Finalmente, sobre las 12.30 horas, la policía desbloqueó los puentes que permitían el acceso al punto de encuentro y los manifestantes pudimos avanzar, con paso firme, fuertemente agrupados, rodeados por policía y en un ambiente cargado por el lanzamiento de gas. Los activistas procedentes del otro lado de la frontera, de Alemania, no corrían la misma suerte y su paso estaba fuertemente controlado por la policía quien les impedía avanzar.

Los manifestantes antiOTAN empezamos a llegar por centenares a la explanada de la convocatoria, a pesar de las dificultades para acceder a la misma. Un gran escenario presidía la explanada y los activistas nos fuimos agrupando por organizaciones; el cortejo del Nuevo Partido Anticapitalista (NPA) francés era visiblemente el más numeroso y con gran cantidad de jóvenes, a pesar de que varios de los autocares del NPA que venían de otros puntos del país tuvieron dificultades para acceder al punto de encuentro y llegaron con varias horas de retraso. Música y consignas combativas lanzadas desde el escenario por distintos activistas procedentes de toda Europa animaban la concentración. Una de las intervenciones más aplaudidas fue la del compañero del NPA Olivier Besancenot, gritando “No a la guerra, no a la militarización”.

Mientras en los alrededores de la explanada donde iba a empezar la marcha la tensión iba en aumento: distintos helicópteros sobrevolaban la zona a baja altura y la confrontación entre el bloque negro y la policía iba creciendo por momentos y varias columnas de humo indicaban el recorrido de la confrontación alrededor del punto de encuentro. Finalmente, la policía francesa gaseó la explanada donde estábamos concentrados miles de activistas y la manifestación tuvo que empezar forzosamente acorralada y perseguida por las fuerzas policiales.

Los manifestantes avanzábamos con dificultades únicamente por aquellas pocas vías que no tenían su entrada bloqueada por furgonetas tanque y policiales armados, mientras éramos fuertemente gaseados a lo largo de todo el recorrido y duramente reprimidos con el lanzamiento de pelotas de goma y con agua cuando intentábamos avanzar por aquellas vías que se encontraban cerradas.

La policía dividía a los activistas y finalmente la mayor parte de la manifestación quedó acorralada, incluido el cortejo del NPA y de las organizaciones internacionalistas que lo acompañábamos así como una parte importante del bloque negro y varios grupos de organizaciones pacifistas, en una vía rodeada de antiguas fábricas abandonadas. En un extremo de los concentrados un fuerte dispositivo policial lanzaba gas, agua y pelotas de goma a los que allá nos encontrábamos sitiados. Cuando la manifestación intentaba avanzar en dirección contraria se repetía el mismo escenario. No había salida y los manifestantes nos veíamos obligados a agruparnos mientras que la policía avanzaba en un extremo y en otro gaseando y lanzando pelotas de goma, presionando a ambos extremos del cerco, hasta tenernos totalmente acorralados.

Tras más de una hora de encierro policial, completamente gaseados, bombardeados por ráfagas de pelotas de goma y con personas heridas, y después de 7 horas de que empezáramos a intentar a acceder al punto de la concentración inicial y que nos reprimieran contundentemente con los mismos métodos represivos, la policía levantó parte del cerco en un extremo de los concentrados a través del cual pudimos salir bajo una lluvia de gas, manos al aire y completamente rodeados por tanquetas y policías fuertemente armados. Aún tuvimos que pasar otros cercos policiales, siguiendo la misma dinámica, más identificaciones y registros hasta poder salir de la zona cercada a varios kilómetros del centro de Estrasburgo.

Los hechos de este sábado 4 ponen encima de la mesa cómo en un contexto de crisis aguda económica, social y ecológica, en definitiva de una crisis sistémica del capitalismo, el Estado opta, no sólo por profundizar aquellas políticas neoliberales que nos han conducido a esta situación de crisis, sino que aumenta la represión política y policial ante cualquier tipo de disidencia. Los hechos de esta semana en Londres, la represión al movimiento estudiantil de hace unas semanas en Barcelona y en muchos otros puntos de Europa, se enmarcan en una estrategia de auge de la persecución y la criminalización de todos aquellos y aquellas que optamos por otro modelo y por poner fin al sistema capitalista. Podrán gasearnos, podrán perseguirnos, podrán reprimirnos, pero no conseguirán hacernos callar.

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G20: UN PEQUEÑO RETOQUE DE PINTURA EN UN PLANETA EN RUINAS

por Damien Millet y Éric Toussaint

(tomado de Punto de Vista Internacional (www.puntodevistainternacional.org)

No le falta publicidad a la cumbre del G20 que está reunida en Londres desde el 1 de abril. El grupo de los veinte países más industrializados y emergentes (G20) se ha citado para aportar soluciones a la crisis. Pero mucho antes de la clausura de la cumbre, la constatación es certera: el G20 no estará a la altura del desafío.

Y es que el G20 no se organizó con el objetivo de aportar soluciones, se convocó de prisa y corriendo en noviembre de 2008 para salvar la cara de los poderosos y tratar de rellenar las brechas de un capitalismo en plena crisis. Por lo tanto, es imposible que adopte medidas suficientemente radicales para invertir la tendencia.

Se le pidió a la opinión pública que mirara en dos direcciones que servían para cristalizar la exasperación: los paraísos fiscales y las remuneraciones de los directivos de las grandes empresas.

Por supuesto que hay que abolir los paraísos fiscales. Para ello, es suficiente prohibir a las empresas y a los residentes tener activos o mantener relaciones con asociados establecidos en paraísos fiscales. Los países de la Unión Europea que funcionan como paraísos fiscales (Austria, Bélgica, Reino Unido, Luxemburgo...) y Suiza deben levantar el secreto bancario y poner fin a su práctica escandalosa. Pero ésta no es la orientación tomada por el G20: serán sancionados algunos casos emblemáticos, se pedirá que estos países tomen unas medidas mínimas, y se hará una lista negra de territorios no cooperativos depurada con sumo cuidado (la City de Londres, Luxemburgo y Austria consiguieron no figurar en esa lista).

Por otra parte, las remuneraciones de los directivos de las grandes empresas, que incluye a paracaídas de oro y bonus diversos, son realmente insoportables. En período de crecimiento, los patrones afirmaban que era necesario recompensar a los que aportaban tantos beneficios a la empresa para evitar su partida. Ahora que la crisis está sólidamente instalada y que las empresas ven cómo aumentan sus pérdidas, los de siempre continúan reclamando lo que se les debe. El G20 sólo intentará regular estas remuneraciones, y esto durante un corto tiempo. Lo que no se tocará es la propia lógica de todo esto.

Más allá de los paraísos fiscales y de los super bonus de los patrones, para quienes tampoco se han especificado las eventuales sanciones, los países del G20 seguirán reflotando los bancos. El FMI, a pesar de su descrédito y deslegitimación a escala mundial, se lo colocará de nuevo en el centro del juego político y económico gracias a un aporte de fondos que se producirá desde ahora hasta el año 2010.

Un pequeño retoque de pintura en un planeta en ruinas, he aquí lo que le toca al G20. Sólo una fuerte movilización popular podrá permitir la construcción de cimientos sólidos para elevar por fin un mundo en el que las finanzas estén al servicio de los seres humanos y no al revés. Las manifestaciones del 28 de marzo al 1ro de Abril fueron muy importantes: 40.000 personas en Londres, decenas de miles en Viena, Berlín, Stuttgart, Madrid, Sao Paulo, Brasilia, Roma, Buenos Aires..., con el lema “Qué los ricos paguen la crisis”. La semana de acción mundial convocada por los movimientos sociales del mundo entero durante el Foro Social Mundial (FSM) de Belem en enero de 2009, tuvo, por consiguiente, un eco gigantesco. Aquellos que anunciaron el fin del movimiento altermundista se equivocaron. El movimiento ha demostrado que es perfectamente capaz de conseguir grandes movilizaciones y es sólo el principio. El éxito de las realizadas en Francia el 29 de enero y el 19 de marzo con tres millones de manifestantes en las calles demuestra que los trabajadores, los desocupados, los jóvenes quieren otras soluciones para la crisis, no las que consisten en salvar a los bancos y obligar a los de abajo a ajustarse más el cinturón.

En forma simultánea pero independiente del G20, el presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Miguel d’Escoto, convocó una reunión general de jefes de Estado para el próximo mes de junio y pidió al economista Joseph Stiglitz que presida una comisión de propuestas para responder a la crisis global. Las soluciones que se proponen no son apropiadas, demasiado tímidas, pero tendrán el mérito de ser objeto de discusión en la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Una nueva crisis de la deuda se está preparando en el Sur, y es la consecuencia de la explosión de la burbuja de la deuda privada inmobiliaria en el Norte. Esta crisis, que afecta actualmente a la economía real de todos los países del Norte, ha provocado una caída de los precios de los productos primarios, lo que ha reducido los ingresos de divisas con las que los gobiernos de los países del Sur reembolsan su deuda externa. Más aún, la contracción del crédito ha conducido a un alza del coste de los préstamos a los países del Sur. Estos dos factores ya están produciendo suspensiones de pago de la deuda por parte de los gobiernos de los países más expuestos a la crisis (comenzando por Ecuador). Seguirán otros dentro de uno o dos años.

La situación es absurda: los países del Sur son prestadores netos respecto al Norte, en primer lugar Estados Unidos, con una deuda externa total de más de 6 billones de dólares (el doble de la deuda externa de todo el Tercer Mundo). Los Bancos Centrales de los países del Sur compran bonos del Tesoro de Estados Unidos. Por el contrario, deberían formar un Banco del Sur, democrático (un país=un voto), con el objetivo de financiar proyectos de desarrollo humano; salir del Banco Mundial, del FMI y del BID, que son instrumentos de dominación; desarrollar las relaciones de solidaridad Sur-Sur, como lo están haciendo los países miembro del ALBA (Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Honduras, Dominica); realizar auditorías de las deudas que les reclaman y dejar de pagar las deudas ilegítimas.

El G20 vigilará para que se preserve lo esencial de la lógica neoliberal. Los principios son de nuevo apuntalados, aunque su fracaso esté claro. El G20 reafirma su apego a “una economía mundial abierta basada en los principios del mercado”. Por lo tanto, su sostén al dios mercado no es negociable. El resto es mera palabrería.


martes, noviembre 18, 2008

El parto de los montes


Fidel Castro Ruz

El parto de los montes


Bush se mostraba feliz con tener a Lula a su diestra en la cena del viernes. A Hu Jintao, al que respeta por el enorme mercado de su país, la capacidad de producir bienes de consumo a bajo precio y el caudal de sus reservas en dólares y bonos de Estados Unidos, lo sentó a su izquierda.
Medvédev, a quien ofende con la amenaza de ubicar los radares y la cohetería estratégica nuclear no lejos de Moscú, fue ubicado en un asiento distante del anfitrión de la Casa Blanca.
El rey de Arabia Saudita, un país que producirá en un futuro próximo 15 millones de toneladas de petróleo ligero a precios altamente competitivos, quedó también a su izquierda, al lado de Hu.
Su más fiel aliado en Europa, Gordon Brown, Primer Ministro del Reino Unido, no aparecía cerca de él en las imágenes.
Nicolás Sarkozy, descontento con la arquitectura actual del orden financiero, quedó distante de él, con el rostro amargado.
Al Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, víctima del resentimiento personal de Bush y asistente al cónclave de Washington, ni siquiera lo vi en las imágenes televisadas de la cena.
De esa forma fueron ubicados los asistentes al banquete.
Cualquiera hubiera pensado que al día siguiente se produciría el debate de fondo sobre el peliagudo tema.
Temprano en la mañana del sábado, las agencias informaban sobre el programa que tendría lugar en el National Building Museum de Washington. Cada segundo estaba programado. Se analizarían la actual crisis y las medidas a tomar. Se iniciaría a las 11 y 30 hora local. Primero, sesión gráfica: “fotos de familia”, como las llamó Bush; veinte minutos después, la primera plenaria, seguida de una segunda a la mitad del día. Todo rigurosamente programado, hasta los nobles servicios sanitarios.
Los discursos y análisis durarían aproximadamente tres horas y 30 minutos. A las 3 y 25, hora local, almuerzo. De inmediato, a las 5 y 5, declaración final. Una hora después, a las 6 y 5, Bush marcharía a descansar, cenar y dormir plácidamente en Camp David.
El día transcurría, para los que seguían el evento, con la impaciencia por conocer cómo en tan breve tiempo se abordarían los problemas del planeta y de la especie humana. Estaba anunciada una declaración final.
El hecho real es que la declaración final de la Cumbre se elaboró por asesores económicos preseleccionados, bastante afines al pensamiento neoliberal, mientras Bush en sus pronunciamientos pre y pos cumbre reclamaba más poder y más dinero para el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y otras instituciones mundiales que están bajo riguroso control de Estados Unidos y sus más cercanos aliados. Ese país había decidido inyectar 700 mil millones de dólares para salvar a sus bancos y empresas transnacionales. Europa ofrecía una cifra igual o mayor. Japón, su más firme pilar en Asia, ha prometido una contribución de 100 mil millones de dólares. Esperan de la República Popular China, que desarrolla crecientes y convenientes vínculos comerciales con los países de América Latina, otra contribución de 100 mil millones procedentes de sus reservas.
¿De dónde saldrían tantos dólares, euros y libras esterlinas como no fuera endeudando seriamente a las nuevas generaciones? ¿Cómo se puede construir el edificio de la economía mundial sobre billetes de papel, que es en lo inmediato lo que realmente se pone en circulación, cuando el país que los emite sufre un enorme déficit fiscal? ¿Valdría la pena tanto viaje por aire hacia un punto del planeta llamado Washington para reunirse con un Presidente al que le quedan sólo 60 días de gobierno, y suscribir un documento que ya estaba diseñado de antemano para ser aprobado en el Washington Museum? ¿Tendría razón la prensa radial, televisiva y escrita de Estados Unidos al no concederle atención especial a ese viejo rejuego imperialista en la cacareada reunión?
Lo increíble es la propia declaración final, aprobada por consenso de los participantes en el cónclave. Es obvio que constituye una aceptación plena de las exigencias de Bush, antes y durante la cumbre. A varios de los países participantes no les quedaba otra alternativa que aprobarla; en su lucha desesperada por el desarrollo, no deseaban aislarse de los más ricos y poderosos, así como de sus instituciones financieras, que constituyen mayoría en el seno del Grupo G-20.
Bush habló con verdadera euforia, usando palabras demagógicas, leyó frases que retratan la declaración final:
“La primera decisión que tuve que tomar —dijo— fue quiénes venían a la reunión. Decidí que teníamos que tener a las naciones del Grupo de los 20, en lugar de solamente el Grupo de los Ocho o el Grupo de los Trece.
“Pero una vez que se toma la decisión de tener al Grupo de los 20, la pregunta fundamental es con cuántas naciones de seis diferentes continentes, que representan a diferentes etapas de desarrollo económico, es posible alcanzar acuerdos que sean sustanciales, y me complace informarles que la respuesta a esa pregunta es que lo logramos.
“Estados Unidos ha tomado algunas medidas extraordinarias. Ustedes, que han seguido mi carrera, saben, yo soy un partidario del libre mercado, y si uno no toma medidas decisivas, es posible que nuestro país se suma en una depresión más terrible que la Gran Depresión.”
“Recién empezamos a trabajar con el fondo de 700 mil millones de dólares que está comenzando a liberar dinero a los bancos.”
“De manera que todos entendemos la necesidad de promover políticas económicas a favor del crecimiento”.
“La transparencia es muy importante para que los inversionistas y los reguladores puedan saber exactamente qué está pasando.”
El texto del resto de lo que dijo Bush es por el estilo.
La declaración final de la Cumbre, que requiere por su extensión media hora para leerlo en público, se define a sí misma en un grupo de párrafos seleccionados:
“Nosotros, los líderes del Grupo de los 20, hemos celebrado una reunión inicial en Washington el 15 de noviembre entre serios desafíos para la economía y los mercados financieros mundiales…”
“…debemos poner las bases para una reforma que nos ayude a asegurarnos de que una crisis global como esta no volverá a ocurrir. Nuestro trabajo debe estar guiado por los principios del mercado, el régimen de libre comercio e inversión…”
“…los actores del mercado buscaron rentabilidades más altas sin una evaluación adecuada de los riesgos y fracasaron…”
“Las autoridades, reguladores y supervisores de algunos países desarrollados no apreciaron ni advirtieron adecuadamente de los riesgos que se creaban en los mercados financieros…”
“…las políticas macroeconómicas insuficientes e inconsistentemente coordinadas, e inadecuadas reformas estructurales, condujeron a un insostenible resultado macroeconómico global.”
“Muchas economías emergentes, que han ayudado a sostener la economía mundial, cada vez más sufren el impacto del frenazo mundial.”
“Subrayamos el importante papel del FMI en la respuesta a la crisis, saludamos el nuevo mecanismo de liquidez a corto plazo y urgimos a la continua revisión de sus instrumentos para asegurar la flexibilidad.
“Animaremos al Banco Mundial y a otros bancos multilaterales de desarrollo a usar su plena capacidad en apoyo de su agenda de ayuda…”
“Nos aseguraremos de que el FMI, el Banco Mundial y los otros bancos multilaterales de desarrollo tengan los recursos suficientes para continuar desempeñando su papel en la resolución de la crisis.”
“Ejercitaremos una fuerte vigilancia sobre las agencias de crédito, con el desarrollo de un código de conducta internacional.”
“Nos comprometemos a proteger la integridad de los mercados financieros del mundo, reforzando la protección del inversor y el consumidor.”
“Estamos comprometidos a avanzar en la reforma de las instituciones de Bretón Woods, de forma que puedan reflejar los cambios en la economía mundial para incrementar su legitimidad y efectividad.”
“Nos reuniremos de nuevo el 30 de abril de 2009 para revisar la puesta en marcha de los principios y decisiones tomadas hoy.”
“Admitimos que estas reformas sólo tendrán éxito si se basan en un compromiso con los principios del libre mercado, incluyendo el imperio de la ley, respeto a la propiedad privada, inversión y comercio libre, mercados competitivos y eficientes y sistemas financieros regulados efectivamente.”
“Nos abstendremos de imponer barreras a la inversión y al comercio de bienes y servicios.”
“Somos conscientes del impacto de la actual crisis en los países en desarrollo, particularmente en los más vulnerables.
“Mientras avanzamos, estamos seguros de que mediante la colaboración, la cooperación y el multilateralismo superaremos los desafíos que tenemos ante nosotros y lograremos restablecer la estabilidad y la prosperidad en la economía mundial.”
Lenguaje tecnocrático, inaccesible para las masas.
Pleitesía al imperio, que no recibe crítica alguna a sus métodos abusivos.
Loas al FMI, Banco Mundial y las organizaciones multilaterales de créditos, engendradores de deudas, gastos burocráticos fabulosos e inversiones encaminadas al suministro de materias primas a las grandes transnacionales, que son además responsables de la crisis.
Así por el estilo, hasta el último párrafo. Es aburrida, plagada de lugares comunes. No dice absolutamente nada. Fue suscrita por Bush, campeón del neoliberalismo, responsable de matanzas y guerras genocidas, que ha invertido en sus aventuras sangrientas todo el dinero que habría sido suficiente para cambiar la faz económica del mundo.
En el documento no se dice una palabra de lo absurdo de la política de convertir los alimentos en combustible que propugna Estados Unidos, del intercambio desigual de que somos víctimas los pueblos del Tercer Mundo, ni sobre la estéril carrera armamentista, la producción y comercio de armas, la ruptura del equilibrio ecológico, y las gravísimas amenazas a la paz que ponen al mundo al borde del exterminio.
Sólo una frasecita perdida en el largo documento menciona la necesidad de “afrontar el cambio climático”, cuatro palabras.
Por la declaración se verá cómo los países presentes en el cónclave demandan reunirse de nuevo en abril de 2009, en el Reino Unido, Japón o cualquier otro país que cuente con los requisitos adecuados —nadie sabe cuál—, para analizar la situación de las finanzas mundiales, con el sueño de que las crisis cíclicas nunca vuelvan a repetirse con sus dramáticas consecuencias.
Ahora les corresponderá a los teóricos de izquierda y de derecha opinar fría o acaloradamente sobre el documento.
Desde mi punto de vista, no fueron rozados ni con el pétalo de una flor los privilegios del imperio. Si se dispone de la paciencia necesaria para leerlo desde el principio hasta el final, podrá apreciarse cómo se trata simplemente de una apelación piadosa a la ética del país más poderoso del planeta, tecnológica y militarmente, en la época de la globalización de la economía, como quienes ruegan al lobo que no se devore a la Caperucita Roja.
Noviembre 16 de 2008
4 y 12 p.m.