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viernes, febrero 25, 2011
sábado, agosto 07, 2010
lunes, mayo 10, 2010
¿Festejo?
domingo, mayo 09, 2010
Cochabamba, planeta o muerte

Primera Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (1ª CMPCC)
Por Jorge Zárate
Terminar con la explotación, con la matriz del capitalismo, es el llamado de esta Conferencia donde del 19 al 22 de abril, más de 15 mil delegados y delegadas de 142 naciones, insistieron en señalar que es hora de cambiar este modelo asesino. Desde los saberes esenciales de los pueblos originarios se recordó que la Pachamama, la tierra, es un ser vivo que puede proseguir sin nosotros. En cambio, nosotros nada podríamos hacer sin ella, como recordó el anfitrión, el presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma. Revertir los reiterados fracasos de las Naciones Unidas en Río de Janeiro, Kyoto y Copenhague es el desafío que se asumió en Tiquipaya, Cochabamba, en jornadas que fueron ignoradas por la gran prensa mundial. Como el movimiento es creciente no lo podrán hacer en diciembre, en Cancún, México cuando el Acuerdo de los Pueblos de Cochabamba dispute sus términos con el Entendimiento de Copenhague.
Un acto revolucionario no se puede ocultar.
La prensa internacional trabajó para ningunear Cochabamba, sus significados profundos. Se quedó con la anécdota de Evo Morales hablando de que quienes consumen pollos transgénicos pueden ver alterados sus ciclos hormonales y se olvidó del planteo central. Devolver a la tierra sus derechos que es la manera más directa y eficaz de terminar con el flagelo de esta era: Acabar con la explotación.
Este es el punto central de lo que se discutió allí en la hermosa Tiquipaya, la pequeña ciudad que albergó durante una semana al doble de su población.
“Ayúdenme a gritar ¡Pachamama o muerte!, ¡Planeta o muerte!”, comenzaba rezando Evo Morales, el presidente de Bolivia ante unas 6 mil personas reunidas en el estadio municipal de la localidad. Entre tanto activistas de todo el mundo, militantes, gente del pueblo, se seguían acreditando en el evento, concurriendo al lúcido llamado porque se hace evidente que la destrucción llegó a niveles nunca antes conocidos.
Evo, el líder de los cocaleros, el indígena aymara que fue recientemente reelecto como presidente lo explicó así: "Pero ¿cuáles son las bases? Yo diría sobre todo que la causa principal de la destrucción del planeta Tierra, es el capitalismo, y como pueblos que habitamos y respetamos esta madre Tierra, tenemos todo el derecho, la ética y la moral para decir que aquí el enemigo central de la madre Tierra es el capitalismo. El sistema capitalista busca la obtención de la máxima ganancia posible, promoviendo un crecimiento sin límites y un planeta finito. El capitalismo es la fuente de asimetrías y desequilibrio en el mundo".
Así comenzaba la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra (CMPCC) montada sobre una estructura que ganó desarrollo en el Foro Social Mundial (FSM), pero con el planteo superador de articular acciones para cambiar aquello que se diagnostica.
Allí la diferencia, que se notó en las 17 mesas de trabajo, donde los delegados, principalmente del movimiento político boliviano que llevó a Morales a la presidencia, se encargaban de reclamar “qué vamos a hacer”, frente a la ya conocida posición en que derivan los planteos de las ONGs en este tipo de conferencias, generalmente descriptivos, declamativos, con falta de peso político.
El vicepresidente Álvaro García Linera lideró este trabajo en la mesa más conceptual que debatió bajo el título “Causas estructurales del cambio climático”. Dijo allí: “No se puede llevar adelante las grandes luchas únicamente desde el ámbito de la sociedad civil, que es el fundamento, que es lo decisivo, que es lo primordial. Una tarea de los que aman la naturaleza, una tarea de los que quieren defender el planeta, sus recursos naturales, es plantearse la resistencia, la organización, la movilización y obligatoriamente la lucha por el poder”, sostuvo García.. "El poder no lo es todo y el Estado no lo es todo, pero el Estado y el poder pueden contribuir, en manos de los movimientos sociales, a defender al ser humano, a defender la vida y a defender la naturaleza. El horizonte de una toma del poder por los sectores comprometidos, progresistas, es una obligación del revolucionario”, señaló.
Se destacó en el encuentro, María Fernanda Espinoza, ministra de Patrimonio de Ecuador, recordando que la constitución de su país incorporó por primera vez en la historia de las cartas magnas en el mundo, los derechos de la madre tierra como ser vivo, como antiguo mandato de los Taitas y Mamas Yachaks de su pueblo.
Vale citarlos: “el petróleo, tan codiciado por su valor económico, es, nada más ni nada menos, que la sangre que da vida a la Pachamama (madre tierra) y a su naturaleza. Ahora se intenta sacar la sangre de su cuerpo y vivir en la muerte, no es lógico desangrar a la madre tierra y pedir que la naturaleza no reaccione”, explicaron en un volante que se repartía en la Conferencia.
Todos en la 1ª CMPCC señalaron al Capitalismo como culpable de la situación y este elemento fue tomado con una ironía que objetó a quiénes planteaban el punto, principalmente Evo y el presidente de Venezuela, Hugo Chávez con la vieja táctica de criminalizar el emisor para deslegitimar el discurso.
Vale citar el párrafo de la Declaración:”El sistema capitalista nos ha impuesto una lógica de competencia, progreso y crecimiento ilimitado. Este régimen de producción y consumo busca la ganancia sin límites separando al ser humano de la naturaleza, estableciendo una lógica de dominación sobre éste, convirtiendo todo en mercancía", apuntó recordando que el "número de hambrientos en el mundo ya sobrepasa la cifra de 1.020 millones de personas" sobre una población global de poco más de 6 mil millones de personas.
De hecho la CMPCC pidió a EEUU, el mayor contaminador del mundo ya que emite el 20% de los gases nocivos totales, que de una vez por todas firme el Protocolo de Kioto. "Tiene una responsabilidad significativa ante todos los pueblos del mundo (...) debe ratificar el Protocolo de Kioto y comprometerse a respetar y dar cumplimiento a los objetivos de reducción de emisiones a escala de toda su economía", subrayó.
La cumbre rechazó los tratados de libre comercio y exigió al mundo industrializado el acceso al agua como derecho humano fundamental, imitando el ejemplo de la Constitución Boliviana, en el punto más alto de sus compromisos:
En resumen la Conferencia pidió:
- La constitución de un Tribunal de Justicia Climático mundial para demandar a los países y empresas que incumplan con sus metas de reducción de emisiones para el que el canciller de Bolivia, David Choquehuanca ofreció a Tiquipaya, Cochabamba como eventual sede.
- Entre tanto se crea este tribunal la Conferencia alentó a demandar a los que incumplan ante la Corte Internacional de Justicia de la Haya
- Se exige a los países ricos reducir sus gases de efecto invernadero en un 50% hasta 2020 y la creación de un fondo mundial con el 6% de sus presupuestos anuales para atenuar el cambio climático.
- Pide realizar un referendo mundial donde se preguntará a la población del mundo si está de acuerdo en eliminar el capitalismo como sistema de gobierno y si estaría de acuerdo en usar los gastos militares y de seguridad en defensa de la madre tierra.
jdzarate@hotmail.com
sábado, abril 24, 2010
O desaparece el capitalismo o muere la Madre Tierra

El 22 de abril Día Mundial de la Tierra
Por Sylvia Ubal
“Los derechos humanos y los derechos de la naturaleza son dos nombres de la misma dignidad”
Eduardo Galeano
El 22 de abril, se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Tierra, la fecha tiene una característica muy especial, porque no fue establecida por la Organización de Naciones Unidas. Fue promovida por un movimiento de ciudadanos, que decidió organizarse para resguardar el planeta.
El senador y activista ambiental estadounidense Gaylord Nelson había convocado a la celebración el día 22 de abril de 1970 a esta jornada que llamó el Día de la Tierra, al inicio del equinoccio de primavera en el Hemisferio Norte.
En esta convocatoria ambientalista participaron dos mil universidades, diez mil escuelas primarias y secundarias, y centenares de comunidades respondiendo al llamado del líder parlamentario y de la juventud universitaria. Más de veinte millones de personas se movilizaron, tomaron las calles, los parques y los auditorios para manifestarse por un ambiente saludable y sustentable. Y establecieron en sus comunidades, universidades y colegios, una plataforma de difusión y discusión sobre el medio ambiente y sus principales problemas.
El 22 de abril de 1970, Día de la Tierra, logró una coincidencia política que parecía imposible. Se logró el apoyo de políticos de distintas tendencias, ricos y pobres, que condujo a la creación de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos y a la aprobación de leyes relacionadas con el aire limpio, el agua limpia y la conservación de especies en peligro de extinción. A partir de entonces, se promueve la Celebración de Día de la Tierra cada año como una instancia de reflexión y acción en favor del ambiente
La madre Tierra un concepto milenario de los pueblos originarios
Y desde el año 2009 una propuesta de Bolivia ha cambiado su denominación, siendo la nueva Día Internacional de la Madre Tierra (en quechua: Pachamama).
Pero en estos cuarenta años es mucho lo que se ha escrito sobre este tema, probablemente casi todo lo que podía escribirse. Sin embargo es muchísimo menos lo que se ha hecho en este período por nuestra Madre Tierra que nos dio vida y albergue, que nos provee de alimentos, agua para beber y oxígeno para respirar.
Los países industrializados se desentienden de su responsabilidad ambiental
En estos años todos los gráficos estadísticos resultan negativos. Siguen aumentando las emisiones de gases contaminantes, ha crecido geométricamente el consumo y sus consecuentes desperdicios, el planeta se ha cubierto de cultivos y árboles transgénicos. Se sigue deforestando a tasas suicidas, los océanos se están convirtiendo en vertederos, la mega minería cada vez mas expandida destruye o deteriora todo lo que toca y tantos otros males.
Seguimos fracasando en el objetivo de brindarle a nuestra Madre Tierra el respeto y cuidado que esta merece, en el objetivo de construir una sociedad sustentable. Mucho se dice, pero poco se hace. Palabras que se las lleva el viento y firmas en el agua se han convertido en los quehaceres cotidianos de quienes deberían poner fin a este comportamiento insano, autodestructivo que nos está contaminando el presente y robando el futuro.
Los 25 países más contaminantes del planeta han aprobado en la cumbre de Copenhague sobre el clima un acuerdo que sirve sólo a los intereses del gran capital y a la apropiación capitalista de los recursos, dejando de lado sus responsabilidades. Seguimos pagando los costos del veneno con el que los países del primer mundo contaminan el planeta en el que todas y todos vivimos los países mas pobres, los menos industrializados.
Una nueva iniciativa la Conferencia Mundial de los Pueblos
Sin embargo, desde el 19 al 22 de abril ocurrirá algo diferente, la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, convocada por el presidente boliviano Evo Morales en Cochabamba, Bolivia, tendrá un condimento nuevo que hasta ahora no había tenido. Se va a discutir el cambio climático global en serio, El Gobierno boliviano en una iniciativa verdaderamente necesaria, ha convocado a 130 países, a los movimientos sociales, ONGs, gobiernos, intelectuales, pueblos originarios y personas de todo el mundo a reunirse para tratar diversas propuestas sobre el calentamiento global desde otra perspectiva. Y que no lo paguen los afectados, que los capitalistas transfieran tecnología gratuitamente, que se aprueben los Derechos de la Madre Tierra. Y buscar verdaderas soluciones y ya no simples acuerdos políticos sin peso ni obligaciones para sus firmantes.
Según el Protocolo de Kioto, los países industrializados deben reducir sus emisiones de gases contaminantes en un cinco por ciento entre 2008 y 2012. Las organizaciones sociales de Bolivia plantearán que a partir de 2013 las naciones ricas bajen en un 50 por ciento la cantidad de dióxido de carbono arrojado a la atmósfera, entre otros componentes.
La crisis ecológica mundial debe ser asumida por los capitalistas
Que la crisis climática sea pagada por los capitalistas, que se transfiera gratuitamente tecnología a los países afectados, la aprobación de los Derechos de la Madre Tierra y la creación de un tribunal internacional que juzgue a estados y empresas responsables del calentamiento global serán algunas de las propuestas de los 20 mil participantes venidos de 130 países para la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra (CMPCC), que se realizará en Tiquipaya, Cochabamba. “Aquí hay dos caminos. O muere el capitalismo o muere la Madre Tierra”, sostuvo el presidente Evo Morales.
Según el gobierno, estas exigencias serán presentadas en la 16ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16), que se realizará a fin de año en México. La COP 15, hecha en diciembre pasado, concluyó con un documento presentado por Estados Unidos, Brasil, India, China y Sudáfrica, que se habían reunido a solas para redactar el Entendimiento de Copenhague.
Este documento no es vinculante ni establece cuáles serían los compromisos de cada país para que la temperatura del planeta sólo crezca dos grados centígrados en este siglo. Se calcula que la temperatura promedio de la Tierra es de 15 grados. Si aumentara dos grados, decenas de científicos alertan que sería inevitable despedirse de cientos de ciudades costeras e islas casi al nivel del mar, como la república de Tuvalu, un atolón de corales en el sur del océano Pacífico. Sería por el derretimiento de los cascos polares y de varios glaciares.
El uso de combustibles fósiles para la obtención de energía y el modelo agrícola industrial –fuertemente controlado por un puñado de transnacionales- son las dos fuentes principales del cambio climático. Según las estadísticas, las prácticas agrícolas contribuyeron alrededor del 17 por ciento en las emisiones mundiales entre 1990 y 2005. La agricultura industrial, que promueve la deforestación y los monocultivos, contribuye sustancialmente a las emisiones de gases efecto invernadero. Los bosques y praderas ricos en carbono son convertidos en “desiertos verdes” donde se destruye la biodiversidad. Pero además, al utilizar intensivamente fertilizantes y pesticidas químicos provenientes del petróleo, maquinaria y semillas transgénicas, provocan degradación del medio ambiente. La agricultura industrial contamina las fuentes de agua y causa graves daños a la salud humana.
Para enfrentar los cambios climáticos, los ecosistemas de Latinoamérica deben ser declarados fuentes de vida para el mundo, y no podrán ser destruidos ni alterados
El capitalismo industrializado ha mantenido un sistema consumista devorador basado erróneamente en la infinitud de los recursos mundiales Sólo tenemos un mundo y el sostenimiento del sistema resulta inviable para toda la humanidad a corto plazo.
Los países industrializados tienen que asumir su responsabilidad sobre el CO2 ya acumulado en la atmósfera, por ello y por su mayor capacidad financiera y tecnológica, su reducción de emisiones en 2020 tiene que ser del 40% sobre la situación de 1990. Una reducción que debe realizarse íntegramente en su territorio, la que se obtenga de terceros países ha de contabilizarse aparte.
La destrucción masiva, la minería ilegal la cría de ganado y las madereras que inducen la deforestación de la selva están creando las condiciones para que un lapso de pocas décadas la Amazonía se convierta en un desierto. El problema no sólo es el desarrollo desmedido, la explotación agrícola y la ganadería indiscriminada o las industrias agroalimentarias trasnacionales, sino sencillamente que está en juego la existencia del ser humano, nuestra subsistencia como seres vivos.
Ponemos en la balanza la necesidad de apurar los cambios fundamentales de la sociedad. En Latinoamérica está cifrada la esperanza del planeta, en nuestras revoluciones, en nuestros esfuerzos por cambiar.
Nosotros no podemos tomar esto en juego, no podemos dudar, frente a esa esperanza que los pueblos pobres y oprimidos del mundo han puesto en América Latina.
sylviaubal@gmail.com
viernes, abril 23, 2010
Clausura de la Cumbre Climática de los Pueblos en Bolivia

Así lo expresó, el presidente Hugo Chávez Frías, desde la ciudad boliviana, durante la clausura de la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra.
"No nos vamos a dejar imponer ningún documento que no recoja las voces de los pueblos", enfatizó.
Afirmó que dichas conclusiones tienen la fuerza de legitimidad de un evento inclusivo, abierto. "Esto sí es democracia, la democracia popular, no la dictadura de los imperios", apuntó.
Reiteró que en Cancún no se puede permitir que se imponga la dictadura, y manifestó que el gobierno de Obama ya está chantajeando para que algunos países se asocien a un falso acuerdo.
Felicitó a su homólogo, Evo Morales, por la iniciativa de la Conferencia y reconoció su liderazgo, no sólo para Bolivia, sino también para los pueblos de América Latina y el Caribe.
El jefe de Estado subrayó que el tema de la crisis climática es mucho más profundo, y que se debe a una crisis sistémica.
"Es más profundo que el propio capitalismo. Se fundamenta en unos códigos, valores, lógica que se fue extendiendo por el mundo y sobre todo en las últimas décadas del siglo XX".
Al respecto, indicó que en Venezuela se ha reimpulsado la relectura de grandes pensadores que dejaron una huella, como Lenin, Carlos Marx, Bolívar, el Che Guevara y Fidel Castro.
El presidente Chávez indicó que ahora existe un nuevo espacio geopolítico, de lucha histórica."El socialismo ha brotado como un volcán en América Latina y el Caribe".
Argumentó que el imperialismo presenta signos de debilidad, debido a una crisis ecológica, climática, política, social y de ideas. "Alguien habló de la crisis perfecta. Todas concentradas en una sola. Pero de esa gran crisis, saldrá enterrado el imperialismo".
El mandatario nacional manifestó que la única forma de salir del caos es el socialismo.
"Socialismo o barbarie, socialismo o muerte (...) incluso en Norteamérica, en Estados Unidos, las sociedades van despertando".
miércoles, julio 15, 2009
Gobiernos inconscientes e irresponsables
Leonardo Boff
Quien tuvo el privilegio de acompañar la cumbre de los pueblos (192) en la ONU en los días 24-26 de junio para encontrar salidas incluyentes para la crisis económico-financiera, vivenció una doble perplejidad.
La primera, el hecho de haberse llegado a un sorprendente consenso acerca de medidas económicas y financieras a ser implementadas a corto y a mediano plazo, en función del desarrollo/crecimiento. La segunda, verificar que todo se concentró apenas en el aspecto económico-financiero sin ninguna referencia a los límites de la biósfera y la devastación de la naturaleza que el tipo de desarrollo vigente implica. Quiere decir, la economía vista como un conjunto de teorías y fórmulas que los expertos dominan y aplican en los países, olvidándose de que es parte de la sociedad y de la política, algo, por tanto, ligado a la vida de las personas. Era como si los políticos y expertos, no respirasen, no comiesen, no se vistiesen y anduviesen en las nubes y no bajo el sol. Peor aún, si como para ellos, tales cosas importantes fuesen meras externalidades que no cuentan.
Al oírlos, pensaba yo para mis adentros: cuán inconcientes e irresponsables son estos políticos, representantes de sus pueblos, que no se dan cuenta de que la verdadera crisis no es ésta de que discuten, sino la de insustentabilidad de la biósfera y la incapacidad de la Madre Tierra de reponer los recursos y servicios necesarios para la humanidad y para la comunidad. Bien advirtió el ex-secretario general de la ONU Koffi Annan: esta insustentabilidad no sólo impide la producción y la reproducción sino que pone en riesgo la sobrevivencia de la especie humana.
Todas son referencias a la economía-zombi del desarrollo, entendida como puro crecimiento económico (PIB). Ahora, exactamente este paradigma del desarrollo mentirosamente sustentable del actual modo de acumulación mundial está llevando a la humanidad y a la Tierra a la ruina. Las personas son lo último que cuenta. Primero ven siempre los mercados, los bancos, el sistema financiero. Con apenas 1% de lo que se aplicó para salvar a los bancos de la quiebra (algunos billones de dólares) se podría resolver toda el hambre del planeta testimonia la FAO. Y actualmente, la misma FAO advirtió, existen 40 países con reservas alimentarias de apenas tres meses. Sin una articulada cooperación mundial crecerá el hambre y la muerte de millones de personas.
Discutir la crisis económica-financiera sin incluir las demás crisis: el calentamiento global, la crisis alimentaria, la energética y la humanitaria es mentir a los pueblos sobre la real situación de la humanidad.
Temo que nuestros hijos y nietos, de aquí a algunos años, mirando para nuestro tiempo, tengan motivos de maldecirnos y de sentir por nosotros un soberano desprecio, porque no hicimos lo que debíamos hacer. Sabíamos de los riesgos y preferimos salvar las monedas y garantizar los bonos cuando podríamos salvar el Titanic que estaba hundiéndose.
Brasil en este sentido es una lástima. Si hay un país en el mundo que goza de las mejores oportunidades ecológicas y geopolíticas para ayudar a formular un otro mundo necesario para toda la humanidad, éste sería el Brasil.
Es la potencia de las aguas, posee la mayor biodiversidad del planeta, las mayores florestas tropicales, la posibilidad de una matriz energética limpia a base del agua, del viento, del sol, de las mareas y de la biomasa, pero no despertó aún. En los foros mundiales vive en permanente siesta política, inconsciente, "deleitado eternamente en hamaca espléndida". No despertó para sus posibilidades y para la responsabilidad frente a la preservación de la Tierra y de la vida.
Al contrario, a contramano de la historia, estamos construyendo fábricas a base de carbón. Desmatamos la Amazonia en 1,084 kilómetros cuadrados entre agosto de 2008 a mayo de 2009. Y somos el quinto mayor generador de polución del mundo. El factor ecológico no es estratégico en el actual gobierno. Somos ignorantes, atrasados, faltos de sentido de responsabilidad de cara a nuestro futuro común.
(Adital)
Quien tuvo el privilegio de acompañar la cumbre de los pueblos (192) en la ONU en los días 24-26 de junio para encontrar salidas incluyentes para la crisis económico-financiera, vivenció una doble perplejidad.
La primera, el hecho de haberse llegado a un sorprendente consenso acerca de medidas económicas y financieras a ser implementadas a corto y a mediano plazo, en función del desarrollo/crecimiento. La segunda, verificar que todo se concentró apenas en el aspecto económico-financiero sin ninguna referencia a los límites de la biósfera y la devastación de la naturaleza que el tipo de desarrollo vigente implica. Quiere decir, la economía vista como un conjunto de teorías y fórmulas que los expertos dominan y aplican en los países, olvidándose de que es parte de la sociedad y de la política, algo, por tanto, ligado a la vida de las personas. Era como si los políticos y expertos, no respirasen, no comiesen, no se vistiesen y anduviesen en las nubes y no bajo el sol. Peor aún, si como para ellos, tales cosas importantes fuesen meras externalidades que no cuentan.
Al oírlos, pensaba yo para mis adentros: cuán inconcientes e irresponsables son estos políticos, representantes de sus pueblos, que no se dan cuenta de que la verdadera crisis no es ésta de que discuten, sino la de insustentabilidad de la biósfera y la incapacidad de la Madre Tierra de reponer los recursos y servicios necesarios para la humanidad y para la comunidad. Bien advirtió el ex-secretario general de la ONU Koffi Annan: esta insustentabilidad no sólo impide la producción y la reproducción sino que pone en riesgo la sobrevivencia de la especie humana.
Todas son referencias a la economía-zombi del desarrollo, entendida como puro crecimiento económico (PIB). Ahora, exactamente este paradigma del desarrollo mentirosamente sustentable del actual modo de acumulación mundial está llevando a la humanidad y a la Tierra a la ruina. Las personas son lo último que cuenta. Primero ven siempre los mercados, los bancos, el sistema financiero. Con apenas 1% de lo que se aplicó para salvar a los bancos de la quiebra (algunos billones de dólares) se podría resolver toda el hambre del planeta testimonia la FAO. Y actualmente, la misma FAO advirtió, existen 40 países con reservas alimentarias de apenas tres meses. Sin una articulada cooperación mundial crecerá el hambre y la muerte de millones de personas.
Discutir la crisis económica-financiera sin incluir las demás crisis: el calentamiento global, la crisis alimentaria, la energética y la humanitaria es mentir a los pueblos sobre la real situación de la humanidad.
Temo que nuestros hijos y nietos, de aquí a algunos años, mirando para nuestro tiempo, tengan motivos de maldecirnos y de sentir por nosotros un soberano desprecio, porque no hicimos lo que debíamos hacer. Sabíamos de los riesgos y preferimos salvar las monedas y garantizar los bonos cuando podríamos salvar el Titanic que estaba hundiéndose.
Brasil en este sentido es una lástima. Si hay un país en el mundo que goza de las mejores oportunidades ecológicas y geopolíticas para ayudar a formular un otro mundo necesario para toda la humanidad, éste sería el Brasil.
Es la potencia de las aguas, posee la mayor biodiversidad del planeta, las mayores florestas tropicales, la posibilidad de una matriz energética limpia a base del agua, del viento, del sol, de las mareas y de la biomasa, pero no despertó aún. En los foros mundiales vive en permanente siesta política, inconsciente, "deleitado eternamente en hamaca espléndida". No despertó para sus posibilidades y para la responsabilidad frente a la preservación de la Tierra y de la vida.
Al contrario, a contramano de la historia, estamos construyendo fábricas a base de carbón. Desmatamos la Amazonia en 1,084 kilómetros cuadrados entre agosto de 2008 a mayo de 2009. Y somos el quinto mayor generador de polución del mundo. El factor ecológico no es estratégico en el actual gobierno. Somos ignorantes, atrasados, faltos de sentido de responsabilidad de cara a nuestro futuro común.
(Adital)
domingo, abril 26, 2009
Narciso y la Pacha Mama

(Produciendo al hombre cosa)
Escuchando los discursos de Evo Morales y Leonardo Boff en la ONU en el día de la Madre Tierra, recordé que hace años que vengo escribiendo que la existencia es una estructura de funciones interdependientes, que interactúa en simultaneidad. En sencillo eso quiere decir que todo está interactuando y relacionándose, accionando y reaccionando aquí y ahora, en presente.
Quiere decir que cualquier pequeña alteración afecta a todo el ecosistema orgánico completo y exige que todas sus funciones se ajusten y equilibren a cada alteración. Hablar de funciones en relación presente implica hablar de procesos, de dinámica. Lo cual hace incompatible nuestra concepción de cosas o personas aisladas, existentes allí afuera y siempre iguales a sí mismas.
Quiere decir que la existencia se comporta como un todo orgánico y no como un rompecabezas de partes o piezas que hay que ir armando. El “mecano” es simplemente la concepción de un pensamiento mecánico, una representación o imagen del mundo que se ha ido construyendo a medida que hemos ido cayendo en cuenta de esas interrelaciones.
Pero si la vida, cuerpos incluidos, fuese un mecano que opera o reacciona por partes, una por vez, sencillamente no existiríamos. Ya sea que pensemos en los miles de funciones que realiza simultáneamente un organismo para mantener su integridad, su equilibrio. Ya sea por la sensibilidad de una madre a las necesidades del recién nacido, eso resulta evidente.
En otras palabras, el “mecano” es una acumulación histórica social, una construcción generación tras generación de experiencia y conocimiento, que proyectamos mentalmente sobre la percepción del paisaje, sobre el mundo percibido, visto, olido, saboreado, palpado. Pero que obviamente no existe “en el mundo externo”, o en la información que los sentidos externos entregan y la conciencia organiza y relaciona en imágenes, en objetos.
Basta mirar atrás para enterarse que hace solo quinientos años en la transición medioevo-renacimiento, se ponen los fundamentos rudimentarios para el pensamiento científico. Antes predominaba el pensamiento mítico, dogmático, analógico, alegórico, asociativo, sin categorías racionales. El mundo y el ser humano no se pensaban ni trataban, no se medían como cosas, no se intentaba sacar el mayor provecho de ellos.
No estoy sacando conclusiones, ni diciendo que antes era mejor o lo es ahora, esa es una actividad que cada conciencia ha de realizar con plena libertad, porque caer en cuenta de lo que sentimos, pensamos y hacemos, ser concientes de nosotros mismos es la función superior y decisiva del ser humano dentro del ecosistema planetario. Y llegaron los tiempos de experimentar en carne propia, tomar decisiones, elegir direcciones de vida y dejar de preguntarle a papá lo que es mejor o peor para los niños.
Decía Leonardo Boff en su alocución, que hubo un tiempo en que la Madre Tierra o Pacha Mama era experimentada, sentida y pensada, tratada como una madre proveedora y protectora justamente, como un hogar, como un refugio. Pero llegó un momento en que comenzamos a sentirla como naturaleza salvaje, insensible, como un lugar agresivo e inhóspito. Y en consecuencia a querer conquistarla, domarla, doblegarla, controlarla.
Si observamos nuestra experiencia cotidiana esa transición no resulta tan extraña ni antigua. Porque eso es exactamente lo que experimentamos en la adolescencia. El hogar parental de la ingenua infancia se convierte ahora en algo demasiado estrecho, la madre, de cómoda y protectora pasa a ser anticuada y limitativa.
El padre, de ser un admirado dios todopoderoso se convierte en un simple humano, y muchas veces un mentiroso fracasado al que no deseamos parecernos por ningún motivo. Esa desilusión no se debe a cambios en los padres, sino a la activación de la sexualidad intracorporal.
Una poderosa energía cambia nuestros sistemas de tensiones y nos impulsa hacia el sexo opuesto, hacia el mundo. Se activa nuestra intencionalidad, deseamos tomar la iniciativa, experimentar de primera mano, hacer las cosas a nuestro modo. Ese es el fundamento biológico para la sustitución de lo viejo por lo nuevo, la renovación generacional.
Y claro está, a medida que el conocimiento se acumula y la ciencia produce más y más sofisticados ingenios, la educación se masifica e incluye al sexo femenino, la brecha generacional se acelera y amplía. No hace muchos decenios aún vivíamos una vida cíclica, campesina, y el pater familia administraba los bienes de la gran familia.
Hasta que no moría o se volvía incapaz de hacerlo, los hijos, nietos o bisnietos no podían tomar decisiones, las nuevas generaciones, casadas, con hijos y nietos o no, estaban sujetas a las viejas y su transmisión de hábitos y creencias. Termino de leer un artículo de cómo crían hoy en día a los animales domésticos.
Se busca la mayor eficiencia, la mayor transformación de alimentos en gramos de carne. Por lo cual los animales se inmovilizan en jaulas, se ilumina el ambiente para que no duerman, para que no pierdan tiempo en ir al matadero excitando aún más nuestra impaciencia. El resto no se los cuento, si les interesa busquen artículos al respecto para que s enteren de lo que es la eficiencia.
Tal vez ese es uno de los motivos de que las nuevas generaciones se estén volviendo vegetarianas. Comento esto porque hoy en día se habla de “formar y producir al hombre nuevo”. Yo ya nos imagino dentro de jaulas con juegos de luces, músicas, aromas y colores estudiados para estimular los efectos deseados.
Pero “la máquina de instituciones de transmisión cultural” de la etapa cíclica campesina, o de las modernas oficinas y fábricas en serie, no me parece muy diferente como intencionalidad de lograr nuestra máxima eficiencia en lo que sea que se desee y espere “sacar de nosotros”, incluyendo la conveniencia de reproducirnos o no.
Todo ello podría estudiarse como la intención de dar dirección a ese plus energético sexual adolescente e indómito, que ha de ser domado, reprimido. En última instancia esa parece ser una de las funciones con que cumple la memoria y la transmisión generacional de cultura. Y en los tiempos modernos, los medios masivos de comunicación que nos sugestionan poderosamente con su capacidad de impresionar visual y auditivamente en simultaneidad.
Si eso fuese así, una de las medidas del cambio anhelado habría de ser masificar más aún la educación, ampliar más aún la brecha generacional para poner las bases de la discontinuidad de una transmisión cultural hipnótica. En la que hoy estallan el temor, la violencia y sus fantasmas.
Pero más allá de ello estimular el caer en cuenta, la libertad de expresar lo que se siente y piensa cuando ello no implique daño para la vida. Más aún, la libertad de caer en cuenta de cómo lo que pensamos y hacemos, reproduce y nos encadena a los resultados que heredamos socialmente de generación en generación.
Entonces tal vez sería más interesante prestar atención, para caer en cuenta de cómo es que frustramos y postergamos el anhelo profundo de libertad humana, y terminamos produciendo al hombre cosa, encadenado a reproducir la continuidad de instituciones negándose a sí mismo. No es extraño que aumente la sicosis colectiva, la drogadicción, el alcoholismo, la corrupción y la delincuencia, cuando soñando libertad y felicidad, producimos cadenas más gruesas y pesadas cada día.
El señor Evo Morales, expresó ente muchos loables pensamientos y sentimientos, que la Pacha Mama era inclusive más importante que el ser humano, que ella podía arreglárselas perfectamente para existir sin nosotros, mientras que nosotros no. Por ende “nosotros éramos el problema, la piedra de tranca en el camino del planeta”.
Yo no lo expresaría exactamente así. De hecho cuando hablamos de la existencia como ecosistema orgánico, como estructuralidad de funciones que interactúan en simultaneidad, ya estamos dando por hecho que todas las funciones son manifestación simultánea, presente e imprescindible. En ese sentido ninguna es superior ni inferior, porque todas se afectan mutuamente y la continuidad de la existencia depende de su integridad.
Continuar hablando de partes separadas, externas, independientes, prescindibles, es claramente un arrastre y rezago de pensamiento mecánico, de mecanos mentales ajenos al testimonio que da la existencia. De hecho, hemos tomado miles de años para llegar nuevamente a tomar conciencia de que vivimos en un ecosistema planetario y declarar un día para recordarlo y festejarlo. O tal vez sufrirlo.
Esa ausencia absoluta de conciencia del espacio en el que somos, existimos y nos expresamos, se parece mucho al cuento o mito de Narciso que mirándose en el espejo de un lago se enamoró de su propia imagen, (se hizo una imagen de sí, se auto concibió), se ensimismó olvidando a su compañera que en venganza le hizo un hechizo o conjuro.
La interrelación entre todos los elementos del ecosistema del que os alienamos, es hoy evidente en la alteración del clima. Y el despertar del hechizo podríamos verlo como que creíamos que la dilapidación de recursos y el consumismo eran el mismo paraíso. Pero resulta que los recursos naturales no pueden reproducirse al ritmo que los consumimos y nos espera un agitado despertar del sueño y un necesario y veloz cambio de actitud y dirección de acción.
En consecuencia nuestra separación del ecosistema es solo una ilusión, sueño o mito mecanicista más, un error de concepción. Porque una vez más, los hechos demuestran que somos un ecosistema estructural de funciones interdependientes que interactúan en simultaneidad. No solamente en lo orgánico y natural como lo llamamos.
También la historia, (el conocimiento y la experiencia, las direcciones colectivas de acción), es acumulativa y se acelera produciendo la revolución económica y cultural y la sociedad global, continental y mundial. Es por eso que chocando con la fuerza de hechos desencadenada por nuestra ciencia y tecnología, llegamos inevitablemente a caer en cuenta de que vivimos en un ecosistema orgánico del que somos función, y hemos de reconocerlo y respetarlo, hemos de crecer en armonía como un todo estructural en dinámico proceso viviente.
Y en medio de, como concomitancia de esa actividad o acontecer global, ya que hablamos de simultaneidad, despierta una nueva sensibilidad que se manifiesta en los últimos diez años como nacionalizaciones de recursos naturales y servicios, como intencionalidad de distribuir mejor los dividendos públicos para palear la galopante pobreza y miseria social.
Su contra cara es un modelo económico de explotación y parasitismo, de creciente esclavitud del ser humano a sus instituciones sociales, de privatización de lo público y concentración de todos los recursos cada vez en menos manos. De crecientes hambrunas y desmoronamiento de un modelo, que de productivo se había convertido en especulativo.
Ahora, en medio de la caída libre de la economía mundial, se puede apreciar que todo ello no eran sino concomitancias de un mismo acontecer estructural, que no puede ser percibido ni entendido recogiendo y pegando pedacitos en el tiempo. Se pone en evidencia que nuestro modelo de la realidad, de la existencia, no es muy coherente con lo que la velocidad e intensidad de los hechos está forzando a entrar en el horizonte de conciencia.
Dentro de lo viejo que agotado está muriendo, y de lo nuevo que intenta nacer y desplazarlo se pueden apreciar dos tendencias básicas. La resistencia y autoafirmación de lo viejo, de la inercia némica, las instituciones culturales, los hábitos y creencias que se niegan a morir, a cambiar, y en consecuencia intentan generar la violencia y caos que los sustenta, que es su raíz, su método impositivo, autoritario.
De ese modo, particularmente en los países que intentan el cambio, poniendo al ser humano por prioridad, pero también en los que se prestaron a servir de base a la represión y persecución de lo nuevo, como en las décadas de los 60, 70 y 80, se pueden apreciar y reconocer los mismos métodos que antes nos pasaron desapercibidos a la gran mayoría.
Venezuela, Bolivia, Ecuador pueden servir de ejemplos más evidentes de lo primero, como en otro tiempo lo fueron Cuba, Nicaragua, Granada o Panamá. Mientras que México, Colombia y Perú se prestan a la paramilitarización, comercio de drogas y armas, expulsión de los campesinos de sus tierras, falseado de las elecciones, represión descarada, torturas y asesinatos. Manipulación de la información donde el victimario es presentado como la víctima.
Nada de ello es nuevo, solo que como sucede simultáneamente en muchos lugares y a velocidad e intensidad crecientes, es decir se globaliza; el contraste de las dos tendencias se hace evidente a la mirada de una misma generación, que despierta del ensueño en el que ha vivido y comienza a tomar conciencia del alcance de su dirección colectiva de acción.
Por eso digo que en esencia se trata de caer en cuenta, de conciencia de nuestras propias actividades, de conciencia de sí. De reconocimiento y revolución de nuestro pensamiento mecánico, de nuestras culturas e instituciones como fábricas y transmisoras de esclavitud, de cadenas.
Como modelos mentales, tropismos de pensamiento y conducta, hábitos y creencias que adoptamos ingenua, pasivamente, o que se imponen a base del conocido método de zanahorias y garrote, es decir por temor al castigo o la presión de chantajes emocionales variados.
Caer en cuenta de cómo es que soñando e intentando libertades y felicidades, hermandad, paz y justicia social, terminamos acumulando y encadenándonos a frustraciones, resentimientos, en fin sufrimiento mental. Todo ello es un tema de conciencia de los métodos de transmisión de experiencia y conocimiento generacional. De educación.
Y en esencia se trata de reconocer que un estado mental de temor y la cultura de la violencia resultante, se reproducen desapercibidamente por contagio. Alegorizando un poco podríamos decir que se transmiten en el aire que todos respiramos, de aliento a aliento, casi de boca a boca, de intimidad a intimidad.
Así que no se trata tanto de que estemos separados y solos en un mundo insensible, estúpido, agresivo e inhóspito. Sino que la inercia de violencia interna acumulada en memoria y transmitida de generación en generación, nos incapacita para la calidez y ternura, nos disciplina más bien para la subordinación y rigideces de un ejército social, que se mueve como un autómata sin conciencia al son de marciales marchas.
Se trata de que nuestra educación no ha puesto la prioridad en sentir, pensar, expresarnos con libertad, apuntando a caer en cuenta de la bondad o conflicto de los resultados. Materia prima de la cual la conciencia se nutre para discernir lo que le abre o cierra caminos en el mundo, decidiendo en consecuencia corregir o afirmar y desarrollar sus imágenes del mundo.
Sino más bien en respetar la autoridad, o más en concreto el temor al castigo de desobedecerla. En tragar los modelos heredados de transmisión de organización social, de lo bueno y lo malo, y repetirlos como loros, sin digerirlos. Para recibir el aplauso y beneplácito de la autoridad que se supone nos abre las puertas del mundo haciéndonos respetable y amables. Nos hace todo menos nosotros mismos. Es decir nos hace un remedo de lo que somos, una falsa o virtual construcción.
Dicho en otro lenguaje, hemos sido niños ingenuos en la madre naturaleza, hemos sido adolescentes que sentían fuerte presión interna hacia el mundo heredado, experimentado entonces como una limitación irritante, en cuyo espejo aprendimos a vernos reflejados, a auto concebirnos y crearnos imágenes de nosotros mismos. Tradujimos toda esa fuerte tensión intracorporal a racionalización, a temporalidad.
Ahora nos toca volver a ser niños, pero esta vez conscientes de si, de cómo canalizamos los niveles crecientes de tensión, de energía vital. Concientes de las relaciones trascendentes al pensamiento o concepción mecánica y el maquinismo, el industrialismo resultante en que convertimos la vida y el mundo.
Todo este pensamiento puede aún resultarnos extemporáneo a la gran mayoría, pero no sería la primera vez que ello sucede. Basta ver en el espejo retrovisor cuantas veces hemos cambiado de modos de pensar creyendo que teníamos la felicidad al alcance de las manos, a Dios tomado por las barbas.
Y si queremos un nuevo hombre y mundo, un buen principio sería orientarnos a reconocer como hemos concebido y producido esta presente imagen de nosotros mismos, esta organización social o modelo mental. Porque si por acaso resultara que hemos sido sus ingenuos creadores, entonces verdaderamente estaríamos en capacidad de reconcebirnos, de recrearnos.
Otro tema que hoy resulta difícilmente compatible con la racionalidad, es el de la religión y el amor. Porque en un mundo de pedacitos, de piezas reemplazables de máquinas en continuo y chirriante conflicto y desgaste, pareciera que solo la lucha y el caos sin fin son nuestro inevitable destino.
Sin embargo, para un pensamiento orgánico, el todo y sus funciones o partes son estructurales, interdependientes, simultáneas e inevitablemente uno. Jamás se han separado ni dividido salvo en la concepción humana, sus creencias y hábitos resultantes.
Por lo tanto amor o unidad puede ser la sustancia y el nombre de la existencia, y religión la visión y la praxis por la cual la conciencia alienada puede reconocerlo y volver a experimentarlo, resolviendo y liberándose de sus sobre tensiones, espejismos y alucinaciones.
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