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domingo, octubre 25, 2009

Discurso íntegro de José Narro en los Príncipe de Asturias RTVE es


http://www.youtube.com/watch?v=kCJu30diapk

Texto del discurso

Discurso del Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Premio de Comunicación y HumanidadesAsisto a esta ceremonia lleno de orgullo y agradecimiento, en representación de una Universidad cuyos orígenes se remontan a más de cuatro siglos y medio, que ha sido enclave de cultura y de saber, de defensa de las libertades y de la justicia, además de formar parte de la conciencia nacional.Son millones los alumnos, académicos y trabajadores que pasaron por sus instalaciones a lo largo del siglo XX y de lo que corre del actual, ellos construyeron con su esfuerzo y compromiso, a la Universidad Nacional Autónoma de México.En su nombre, en el de su gran comunidad, en el de los ex rectores y autoridades que me acompañan, agradezco profundamente a la Fundación Príncipe de Asturias y al jurado correspondiente, por reconocer la calidad del trabajo académico y el compromiso social de nuestra institución. A su Alteza, el Príncipe de Asturias, y a todos ustedes, les manifiesto el gran significado que tiene para nosotros esta ocasión.Expreso mi reconocimiento a las personalidades y organizaciones que apoyaron a la UNAM. En especial agradezco al excelentísimo embajador de España en México, quien presentó la candidatura y manifestó siempre su convicción de que la Universidad merecía este premio. Gracias a todos los que creyeron que cumplía con los requisitos esenciales: poseer la máxima ejemplaridad y haber logrado una obra de trascendencia internacional.Comparto esta distinción con los miembros de la comunidad de la UNAM aquí presentes y de manera especial con los miles de alumnos, profesores y trabajadores universitarios que, gracias a la maravilla de las telecomunicaciones, presencian esta ceremonia en mi país. La distinción es de todos ellos y de las generaciones que hicieron la historia, incluidos aquellos extraordinarios hombres y mujeres del exilio español que nos enriquecieron hace 70 años.El premio que se otorga a la Universidad, es una gran motivación para reafirmar nuestro compromiso con la educación y las causas de la sociedad. Para el ser humano el conocimiento siempre ha sido importante, pero ahora es fundamental. No hay campo de la vida en el que no influya el saber. Por esto preocupa tanto el desinterés de algunos en la materia, como que en muchos sitios no sea una prioridad o que se le escamoteen los recursos para su generación y transmisión. Sin ciencia propia, sin un sistema de educación superior vigoroso y de calidad, una sociedad se condena a la maquila, a la medianía en el desarrollo.Por ello resulta indispensable reivindicar el derecho a la educación. Por ello es necesario insistir y volverlo a hacer. La educación es vía de la superación humana, de la individual y la colectiva. Concebirla como un derecho fundamental es uno de los mayores avances éticos de la historia. Como bien público y social, la educación superior debe ser accesible a todos bajo criterios de calidad y equidad. Por eso duele que en el mundo de hoy, con sus grandes desarrollos, vivan cerca de 900 millones de personas que no saben siquiera leer y escribir.A algunos les puede parecer que hablar de valores o de humanismo es asunto del pasado, del Renacimiento o del siglo XIX. Se equivocan. También lo es de ahora y del futuro. Frente al éxito quimérico, el egoísmo, la corrupción o la indiferencia, el mejor antídoto son los valores laicos de ayer y siempre.Por esto, la crisis que enfrenta la población mundial requiere de una revisión a fondo de los valores que transmitimos a los jóvenes. Se debe hacer, en virtud de que la desigualdad y el rezago afectan en el mundo a miles de millones de personas. La modernidad debe traducirse en mejores condiciones para los excluidos de siempre. El verdadero saber no es neutro, debe estar impregnado de compromiso social.Aprovechemos la oportunidad que nos ofrece el fracaso del sistema financiero, para proponer nuevos esquemas de desarrollo que permitan a los jóvenes recuperar la esperanza en un futuro más alentador. El gran reto consiste en alcanzar un progreso donde lo humano y lo social sean lo importante.Concluyo con la reiteración del agradecimiento por la distinción que recibimos. Se trata de un aliciente que fortalece nuestro compromiso con la calidad de la educación y con las causas y necesidades de la sociedad.

“Por mi raza hablará el espíritu”

Rueda de prensaUna vez concluida el acto de entrega de los Premios Principe de Asturas, los galardonados concedieron una rueda de prensa a los medios españoles, el Dr. Narro Robles en su intervención manifestó que como Rector de la UNAM se siente orgulloso de representar una comunidad universitaria que ha cumplido con la sociedad mexicana realizando un esfuerzo que no es producto de los últimos años, si no de siglos en contribuir en el desarrollo del conocimiento del saber y el estar universal.Los retos de la UNAM en un mundo donde lo material es lo trascendente, se requiere contribuir desde las atribuciones de la institución con los valores humanistas, el saber universal, el compromiso con las nuevas generaciones que se estan formando, con las necesidades de la sociedad.



sábado, octubre 24, 2009

Sin ciencia propia, una sociedad se condena a la maquila

Deplora que se escamoteen recursos para la generación y transmisión de conocimientos
Sin educación, una sociedad se condena a la maquila: Narro
Recibe el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades otorgado a la UNAM
La enseñanza superior debe ser accesible a todos bajo criterios de calidad y equidad, asevera



Critica que aún haya gobiernos que escamotean los recursos a la enseñanza
La educación, única herramienta para luchar contra el atraso, afirma el rector
Duele que en el mundo de hoy 800 millones ni siquiera saben leer y escribir

El rector José Narro Robles es ovacionado en la ciudad española de Oviedo luego de recibir el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades concedido a la Universidad Nacional Autónoma de México Foto Reuters


Armando G. Tejeda
Corresponsal


Madrid, 23 de octubre. La ciudad de Oviedo, capital de Asturias, se convirtió por un día, por unas horas, en uno de los centros neurálgicos del mundo, desde donde se lanzaron mensajes contundentes sobre el estado actual y el futuro del planeta. Las pandemias que nos acechan, el pasado reciente de enfrentamiento cerril por la división ideológica, la pobreza, la falta de oportunidades, la niñez y su futuro sombrío y la educación como única vía para no condenar a los países en vías de desarrollo a la maquila y a la medianía fueron algunos de los asuntos defendidos con estruendo y vehemencia en la ceremonia de entrega de los premios Príncipe de Asturias 2009.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) compartió escenario con otras instituciones y personalidades que han aportado algo singular, valioso al planeta. Ahí estaban, junto a José Narro, rector la máxima casa mexicana de estudios, Norman Foster, el arquitecto de la era global que mejor domina el espacio, la luz y la materia; el escritor albanés Ismail Kadaré, un hombre que enfrentó la tiranía de su país con cánticos voluptuosos de literatura y reflexión; y los representantes de la Organización Mundial de la Salud –nacida en 1948–, que ha luchado contra males atávicos en la historia de la humanidad: las pandemias, los virus que fulminan civilizaciones o las enfermedades que lenta, pero sistemáticamente van socavando poblaciones enteras.
Melodías mexicanas y gaitas
En un abarrotado Teatro Campoamor, lugar emblemático y querido en la capital asturiana, se reunieron como cada año personajes de las diversas ramas del saber, la investigación y la creación. Y ahí estaba la UNAM, con sus más de cuatro siglos de historia, con sus más de 300 mil alumnos, con la vastedad de su pasado guardado en sus aulas y en sus jardines. La universidad pública más grande y de mayor prestigio de Iberoamérica, que fue reconocida con el Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.
Antes de entrar en el teatro, el rector Narro escuchó melodías populares mexicanas entonadas por las tradicionales gaitas asturianas, instrumento de viento heredado del pasado celta de la región.
Los príncipes de Asturias, Letizia y Felipe, encabezaron el acto más importante del año para este principado. Un acto en el que las personas presentes y las millones que lo siguen por Internet y por televisión está centrado en los discursos, en los mensajes de esperanza y el diagnóstico, en ocasiones crudo, del estado del mundo.
El rector Narro abordó una cuestión vital: el asunto de la educación como única herramienta realmente útil para luchar contra la desesperanza, el atraso, la marginación y la pobreza.
Después de agradecer el respaldo de miles de personas e instituciones para que la UNAM fuera reconocida con este prestigioso galardón, Narro explicó que este reconocimiento se lo merecen por igual los millones de estudiantes que han pasado por sus aulas, los ex rectores y profesores que han derramado su conocimiento y dedicación, todas aquellas personas que han contribuido a construir la universidad pública más importante de Iberoamérica.
Luego, ya en un tono más severo, habló de futuro, de los riesgos latentes de condenar a un país como México a la maquila y la medianía.
Para el ser humano el conocimiento siempre ha sido importante, pero ahora es fundamental. No hay campo de la vida en el que no influya el saber. Por esto preocupa tanto el desinterés de algunos en la materia, como que en muchos sitios no sea una prioridad o que se le escamoteen los recursos para su generación y transmisión. Sin ciencia propia, sin un sistema de educación superior vigoroso y de calidad, una sociedad se condena a la maquila, a la medianía en el desarrollo, señaló.
Narro también recordó a los miles de exiliados republicanos a quienes después de ser orillados a una diáspora cruel y prolongada, México les abrió las puertas y la UNAM les ofreció sus aulas para que impartieran sus cátedras, para que propagaran el conocimiento que el régimen de Francisco Franco despreció con odio y un fusil en la mano.
Narro, flanqueado por Foster y Kadaré, reivindicó de nuevo la importancia de la educación pública, laica y comprometida con la sociedad a la que sirve. Resulta indispensable reivindicar el derecho a la educación. Por ello es necesario insistir y volverlo a hacer. La educación es vía de la superación humana, de la individual y la colectiva. Concebirla como un derecho fundamental es uno de los mayores avances éticos de la historia. Como bien público y social, la educación superior debe ser accesible a todos bajo criterios de calidad y equidad. Por eso duele que en el mundo de hoy, con sus grandes desarrollos, vivan cerca de 800 millones de personas que no saben siquiera leer y escribir.
Por último, Narro lanzó un diagnóstico sobre la crisis que recorre el planeta: La oportunidad que nos ofrece el fracaso del sistema financiero es proponer nuevos esquemas de desarrollo que permitan a los jóvenes recuperar la esperanza en un futuro alentador.
El rector estuvo acompañado por una nutrida delegación de la UNAM, entre ellos los ex rectores Guillermo Soberón, Octavio Rivero, José Sarukhán, Juan Ramón de la Fuente, Jorge Carpizo y Francisco Barnés de Castro. Todos escucharon del anfitrión de los premios y de la ceremonia, del príncipe Felipe, estas palabras: la UNAM ha contribuido decisivamente a vertebrar, abrir y modernizar una sociedad que sin su existencia sería, sin ninguna duda, menos próspera y mucho menos vital.
Narro abandonó el abarrotado teatro con el acta del premio en la mano, mientras decenas de gaitas tocaban el himno asturiano.
Felicitación presidencial
En la ciudad de México, el presidente Felipe Calderón reiteró su felicitación a la UNAM por haber obtenido ese galardón.
En un comunicado de dos párrafos, la Presidencia señaló que la UNAM, institución de orgullo para todos los mexicanos, refrenda con ese reconocimiento su valor en la difusión académica, cultural y científica del país.

lunes, junio 15, 2009

Voto y UNAM

Bucareli

Hace tres años voté para presidente de la República por un ciudadano sin partido político.Después de hacer público mi voto, recibí ataques por la inutilidad de emitirlo a sabiendas de que no sería contabilizado. El Código Federal de Procedimientos Electorales priva a los ciudadanos del derecho de votar por quien quieren, piedra fundacional de toda democracia, al dar a los partidos el monopolio absoluto del registro de candidatos, en el inciso 1 del artículo 218: “Corresponde exclusivamente a las partidos políticos nacionales el derecho de solicitar el registro de candidatos a cargos de elección popular”.Mi voto de entonces tuvo dos motivaciones. Primero, la satisfacción personal de votar por quien yo creía firmemente que tenía atribuciones suficientes para gobernarnos. Después, la parte de protesta que tal voto llevaba contra una ley defectuosa. Los hechos me dan la razón: la institución que ese ciudadano dirigió durante ocho años fue galardonada esta semana con el Premio Príncipe de Asturias. El premio no fue para él, por supuesto, sino para miles de alumnos y maestros, generaciones de mexicanos que han hecho de la UNAM un orgullo de México. Pero es un ejemplo de la restricción a que nos somete la fórmula que rige las elecciones.En otros países, las leyes que norman el proceso electoral permiten que los ciudadanos manifiesten su voluntad por conductos que no necesariamente sean partidos políticos. Ambos sistemas coexisten, parten del respeto al derecho ciudadano de escoger candidato, registrarlo para que aparezca en las boletas y poder votar por él. Es sana la existencia de partidos políticos. Lo que mi voto nulo pretende es abrir la discusión pública para examinar sin violencia cómo adecuar la ley a la exigencia de un número todavía indeterminado de ciudadanos que aspiran a registrar, sin mediación de partidos, sus candidatos a puestos de elección popular. Debemos analizar las posibilidades jurídicas y permitir a los ciudadanos sin partido, que somos los más en este país, aportar la fuerza de nuestro voto a la elección de mejores mandatarios.En México, quienes hicieron la ley privaron a los mexicanos del derecho de escoger y entregaron todo el poder a los partidos.José Woldenberg, aplaudido por su labor al frente de un Instituto Federal Electoral que ha perdido respeto desde su ausencia, publicó el jueves en Reforma un artículo en que pregunta: “¿Qué tienen en común Dulce María Sauri, José Antonio Crespo, Diego Valadés, Jacobo Zabludovsky, así como algunos otros intelectuales?... Los emparenta un malestar... están cansados de lo que ven en el scenario político… En México el voto anulado será, en el mejor de los casos, un termómetro del humor público, pero al final los votantes por los diferentes partidos y candidatos decidirán quiénes gobiernan y quiénes legislan”. Coincido con el comentario de Woldenberg, aunque no me convence de la necesidad de que sea exclusivo de los partidos el derecho de registrar candidatos.Junto a defensores de buena y mala fe de la ley electoral, se colocan instituciones y personas del más diverso pelaje que también se rasgan las vestiduras por las ofensas a su solución jurídica. Qué curioso.Las grandes, tradicionales y ricas agrupaciones que coinciden en defender la ley y calificar de estúpido y traidor a quien vote nulo, tienen un denominador común: están satisfechas. Personajes notorios sonríen seguros, con el optimismo propio de quien se siente dueño. Lucharán a morir por que nada cambie. Los partidos políticos les sirven la comida y debajo de la mesa algunos trovadores reciben los pellejos. Por eso el 5 de julio votaré nulo, aunque los invitados a la fiesta opinen que mi voto no vale. Mienten.Los votos nulos son contados. Tienen que ser admitidos por los funcionarios electorales si su número es mayor a la diferencia de votos entre los candidatos que van en primero y segundo lugares. En ese caso (artículo 279), se ordenará un nuevo escrutinio durante el cómputo oficial en las juntas distritales. O sea, que el voto nulo, no lo es tanto.Creo que mi voto del 2006 fue precursor de este movimiento espontáneo que, por la vía de la nulidad, se convierte en un escape al descontento. No nos dejemos confundir: abstenerse es una grave torpeza.Debemos ir a votar. Votar nulo. Opinar contra una manera de elegir a nuestros gobernantes que ha dado resultados lamentables. Por la vía legal y pacífica de nuestro voto, voto nulo, pedimos que se modifique la ley.
Eso es todo. Nada más.
De la UNAM y el Príncipe de Asturias hablaremos con calma. Para regocijarnos.

miércoles, junio 10, 2009

La UNAM, Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades

El galardón reconoce a la Universidad Nacional Autónoma de México, la mayor institución académica del mundo de habla hispana

A México no le sobran últimamente las buenas noticias. Pero, además, la concesión del premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) no es solo una buena noticia. Es, sobre todo, un reconocimiento al pasado orgulloso de México -de las aulas de la UNAM surgieron tres premios Nobel y ocho premios Príncipes de Asturias- y a su compromiso con el futuro: más de 35.000 profesores y casi 300.000 estudiantes la convierten día a día en la mayor institución académica del mundo de habla hispana.
De forma oficial, la candidatura de la UNAM al premio Príncipe de Asturias echó a andar el jueves 19 de febrero. Aquella noche, el embajador de España en México, Carmelo Angulo, reunió en torno a un brindis a un grupo de intelectuales entre los que se encontraban el escritor Gabriel García Márquez. El embajador contó que acababa de enviar una carta al presidente de la Fundación Príncipe de Asturias, Matías Rodríguez, proponiéndole a la UNAM como candidata al premio. "Su fortaleza institucional", explicó Carmelo Angulo, "la calidad y variedad de su oferta académica y de investigación, así como su compromiso con la difusión cultural, el humanismo y las nuevas tecnologías la convierten en la máxima casa de estudios del país, y la de más prestigio y reconocimiento en América Latina".
La afirmación del embajador está basada en las clasificaciones mundiales de The Times Higher Education & Supplement y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CSIC). En aquel encuentro también estaba el actual rector de la UNAM, José Narro, quien resaltó la íntima relación de la universidad mexicana con las instituciones educativas españolas. "Hace ahora 70 años", recordó, "que el presidente Lázaro Cárdenas abrió las puertas de México a los exiliados españoles". A lo que el embajador, Carmelo Angulo, añadió: "LA UNAM es reconocida como la casa por excelencia del pensamiento iberoamericano y mexicano y fue generoso cobijo de una buena parte del exilio español y del destierro intelectual iberoamericano".
El Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, instituido en 1981, es concedido a la persona, grupos o institución cuya labor creadora o de investigación represente una aportación a la cultura universal en esos campos. Al premio optaban 20candidaturas procedentes de 12 países, entre las que se encontraban las del periódico The New York Times, el historiador británico Geoffrey Lloyd, el sociólogo alemán Ulrich Beck y el filósofo español Emilio Lledó. La Universidad Autónoma de México, que está a punto de cumplir 458 años, fue declarada en 2007 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

La UNAM gana el Príncipe de Asturias El País


http://www.youtube.com/watch?v=vB4PmzfXHC8