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sábado, septiembre 11, 2010

Discurso pronunciado por José María Morelos




Escrito por José María Morelos

En la apertura del Congreso de Chilpancingo

Chilpancingo, 13 de septiembre de 1813

Señor:

Nuestros enemigos se han empeñado en manifestarnos hasta el grado de evidencia, ciertas verdades importantes que nosotros no ignorábamos, pero que procuró ocultarnos cuidadosamente el despotismo del gobierno bajo cuyo yugo hemos vivido oprimidos.

Tales son, que la soberanía reside esencialmente en los pueblos; que transmitida a los monarcas por ausencia, muerte, cautividad de éstos, refluye hacía aquéllos; que son libres para reformar sus instituciones políticas, siempre que les convenga; que ningún pueblo tiene derecho para sojuzgar a otro, si no precede una agresión injusta.

¿Y podrá la Europa, principalmente la España echar en cara a la América como una rebeldía este sacudimiento generoso que ha hecho para lanzar de su seno a los que al mismo tiempo que decantan y proclaman la justicia de estos principios liberales, intentan sojuzgarla tornándola a una esclavitud más ominosa que la pasada de tres siglos?

¿Podrán nuestros enemigos ponerse en contradicción consigo mismos y calificar de injustos los mismos principios con que canonizan de santa, justa y necesaria su actual revolución contra el emperador de los franceses?

¡Ay de mí! Por desgracia obran de este modo escandaloso y a una serie de atropellamientos, injusticias y atrocidades, añaden esta inconsecuencia para poner el colmo, a su inmoralidad y audacia.

Gracias a Dios que el torrente de indignación que ha corrido por el corazón de los americanos los ha arrebatado impetuosamente y todos han volado a defender sus derechos, librándose en las manos de una providencia bienhechora que da y quita, exige y destruye los imperios según sus designios.

Este pueblo oprimido, semejante con mucho al de Israel, trabajado por Saraón cansado de sufrir, elevó sus manos al cielo, hizo oír sus clamores ante el solio del Eterno y, compadecido éste de sus desgracias, abrió su boca y decretó ante la corte de los serafines, que el Anáhuac fuese libre.

Aquel espíritu que animó la enorme masa que vagaba en el antiguo caos que le dio vida con un soplo e hizo nacer este mundo maravilloso, semejante ahora a un golpe de electricidad, sacudió espantosamente nuestros corazones, quitó el vendaje a nuestros ojos, y tornó la apatía vergonzosa en que yacíamos, en un furor belicoso y terrible.

En el pueblo de Dolores se hizo oír esta voz semejante a la del trueno, y propagándose con la rapidez del crepúsculo de la aurora y del estallido del cañón, he aquí transformada en un momento la presente, generación, briosa y comparable con una leona que atruena la selva buscando sus cachorrillos; se lanza contra sus enemigos, los despedaza, los confunde y persigue.

De este modo, la América irritada y armada después con los fragmentos de sus cadenas opresoras, forma escuadrones, multiplican ejércitos, instala tribunales y lleva por todo el Anáhuac la desolación y la muerte.

Señor.

Tal es la idea que me presenta V. M. cuando la contemplo en actitud honrosa de destruir a sus enemigos y de arrojarlos hasta los mares de la Bética.

Pero ¡ah!, la libertad, este don precioso del cielo, este patrimonio cuya adquisición y conservación no se consigue sino a merced de la sangre y de los más costosos sacrificios, cuyo precio está en razón del trabajo que cuesta su recobro, ha vestido a nuestros padres, hijos, hermanos y amigos, de duelo y amargura.

Porque, ¿quién es de nosotros el que no haya sacrificado alguna de las prendas más caras de su corazón?

¿Quién no registra entre el polvo y ceniza de nuestros campos de batalla la de algún amigo, padre, deudo o amigo?

¿Quién el que en la soledad de la noche no ve su cara imagen y oye los heridos gritos con que clama por la venganza de sus asesinos?

¡Manes de Las Cruces, de Aculco, Guanajuato y Calderón, Zitácuaro y Cuautla, unidos con los de Hidalgo y Allende! Vosotros sois testigos de nuestro llanto.

Vosotros, digo, que sin duda presidís esta augusta asamblea, meciéndoos en derredor de ella, recibid el más solemne voto que a presencia hacemos en este día, de morir o salvar la Patria.

¡Morir o salvar la Patria!

Señor. Estamos metidos en la lucha más terrible que han visto las edades de este continente; pende de nuestro valor y de la sabiduría de V. M. la suerte de seis millones de americanos, comprometidos en nuestra honradez y valencia; ellos se ven colocados entre la vida o la muerte entre la libertad o la servidumbre.

¿Decid ahora si es empresa difícil la que hemos acometido y tenemos entre manos? Por todas partes se nos suscitan enemigos que no se detienen en los medios de hostilizarnos, aunque reprobados por el derecho de gentes, como consigan el fin de esclavizarnos.

El veneno, el fuego, el hierro, la perfidia, la cábala, he aquí las baterías que nos asestan y con que nos hacen la guerra más ominosa.

Pero aún tenemos un enemigo más funesto, más atroz e implacable, y ese habita en medio de nosotros.

Son las pasiones que despedazan y corroen nuestras entrañas, nos destruyen interiormente y se llevan además al abismo de la perdición innumerables víctimas; pueblos hechos el vil juguete de ellas.

¡Buen Dios! Yo tiemblo al figurarme los horrores de la guerra, pero aún me estremezco más al considerar los de la anarquía.

No permita Dios que mi lengua emprenda describir menudamente sus estragos desastrosos, pues sería llenar a V. M. de consternación, que debemos alejar en este fausto día; ceñíreme a asegurar con confianza que los autores de ella son reos delante de Dios de la sangre de sus hermanos y más culpables aún que sus mismos enemigos.

¡Ah, tiemblen los motores y atizadores de esta llama infernal, al considerar a los pueblos envueltos en las desgracias de una guerra civil, por haber fomentado sus caprichos!

¡Tiemblen al contemplar la espada vengadora de sus derechos, entrada en el pecho de su hermano; tiemblen, en fin, al ver de lejos a sus enemigos, a esos, crudelísima europeos, riéndose y celebrando con el regocijo de unos caribes, sus desdichas como el mayor de sus triunfos!

Este cúmulo de desgracias reunidas a las que personalmente han padecido los heroicos caudillos libertadores del Anáhuac oprimido, ya en las derrotas, ya en la fuga, ya en los bosques, ya en las montañas, ya en las márgenes de los ríos caudalosos, ya en los países calidísimos, ya careciendo hasta del alimento preciso para sostener una vida miserable y congojosa, lejos de arredrarlos sólo han servido para atizar más y más la hermosa y sagrada llama del patriotismo y exaltar ese noble entusiasmo.

Déjenme repetirlo: todo les ha faltado alguna vez, menos el deseo de salvar la Patria.

Los defensores de ella, ¡ah, recuerdo tiernísimo para mi corazón!, han mendigado el pan de la choza humilde de los pastores y enjugado sus labios con el agua inmunda de las cisternas.

Pero ¡oh, misericordias del Altísimo!, todo ha pasado como pasan las tormentas borrascosas, las pérdidas se han repuesto con creces, a las derrotas y dispersiones han sucedido las victorias, y los hijos del Anáhuac jamás han sido más formidables a sus enemigos que cuando han vagado errantes por las montañas, ratificando a cada paso y peligro el voto de salvarla.

Patria y vengar la
sangre de sus hermanos.

V. M, Señor por medio de los infortunios, ha recobrado su esplendor, ha consolado a los pueblos, destruido a sus enemigos y logrado la dicha de augurar a sus amados hijos, que no está lejos el suspirado día de su libertad y de su gloria.

V. M. ha sido como un águila generosa que ha salvado a sus polluelos de las rapaces uñas de las demás aves dañinas que los perseguían y colocándose sobre el más elevado cedro les ha mostrado la astucia y vigor con que los ha librado.

V. M. es esta águila tan majestuosa como terrible, que abre en este día sus alas para colocarnos bajo de ellas y desafiar desde este sagrado asilo a la rapacidad de ese león orgulloso, que hoy vemos entre el cazador y el venablo.

Las plumas que nos cobijan serán las leyes protectoras de nuestra seguridad, sus garras terribles los ejércitos ordenados, sus ojos perspicaces la sabiduría profunda de V. M. que todo lo penetre y anticipe.

¡Día grande, día fausto, venturoso día en que el sol alumbra con la luz más pura, aun a los más apáticos e indiferentes!

¡Genios de Moctezuma, Cacama, Quautimozin, Xicoténcatl y Calzontzín, celebrad en torno de esta augusta asamblea y como celebráis el Mitote en que fuisteis acometidos por la pérfida espada de Alvarado, el fausto momento en que vuestros ilustres hijos se han congregado para vengar vuestros ultrajes y desafueros y librarse de las garras de la tiranía y fanatismo que los iba a sorber para siempre!

Al 12 de agosto de 1521 sucedió el 14 de Septiembre de 1813; en aquél se apretaron las cadenas de nuestra servidumbre en México-Tenochtitlan; en éste se rompen para siempre en el venturoso pueblo de Chilpancingo.

¡Dios grande y misericordioso, Dios de nuestros padres, loado seas por una eternidad sin principio, y cada hora, cada momento de nuestra vida, sea señalado con un himno de gracias a tamaños e incalculables beneficios!

Pero, Señor nada hagamos, nada intentemos si antes y en este lugar no juramos todos a presencia de este Dios benéfico, salvar la Patria, conservar la religión católica, apostólica romana; obedecer al romano Pontífice, vicario en la tierra de Jesucristo; formar la dicha de los pueblos, proteger todas las instituciones religiosas, olvidar nuestros sentimientos mutuos y trabajar incesantemente en llenar estos objetos.

¡Ah, perezca antes el que posponiendo la salvación de la América a su egoísmo vil, se muestre lento y perezoso en servirla y en dar ejemplos de un acrisolado patriotismo!

Señor vamos a restablecer el Imperio Mexicano, mejorando el gobierno; vamos a ser el espectáculo de las naciones cultas que nos observan; vamos, en fin, a ser libres e independientes.

Temamos al juicio de una posteridad justa e inexorable que nos espera.

Temamos a la Historia que ha de presentar al mundo el cuadro de nuestras acciones, y ajustemos nuestra conducta a los principios más sanos de honor, de religión y de policía.

Dije.

Fuente: Independencia Nacional Tomo II. Morelos-Consumación. Coordinador: Tarsicio García Díaz. Instituto de Investigaciones Bibliográficas. Seminario de Independencia Nacional. Universidad Nacional Autónoma de México-Biblioteca Nacional-Hemeroteca Nacional. México, 2005. Páginas 58-61. Tomado de: Ernesto Lemoine. La revolución de Independencia, t. IV, pp. 218-220.

Publicado por La Jornada de Morelos

sábado, enero 30, 2010

Martin Esparza discurso Zocalo 29-01-2010


http://www.youtube.com/watch?v=i2hFEDsmm-g

Martín Esparza Flores presentación del Libro Sector Eléctrico en México
Participación del Secretario General del Sindicato Mexicano de Electricistas en la presentación del Libro Sector Eléctrico en México, Costos Tarifas y Opacidad, presentado el día miércoles 27 de eenero.



http://www.youtube.com/watch?v=WlWo9c4rncM

domingo, octubre 25, 2009

Discurso íntegro de José Narro en los Príncipe de Asturias RTVE es


http://www.youtube.com/watch?v=kCJu30diapk

Texto del discurso

Discurso del Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Premio de Comunicación y HumanidadesAsisto a esta ceremonia lleno de orgullo y agradecimiento, en representación de una Universidad cuyos orígenes se remontan a más de cuatro siglos y medio, que ha sido enclave de cultura y de saber, de defensa de las libertades y de la justicia, además de formar parte de la conciencia nacional.Son millones los alumnos, académicos y trabajadores que pasaron por sus instalaciones a lo largo del siglo XX y de lo que corre del actual, ellos construyeron con su esfuerzo y compromiso, a la Universidad Nacional Autónoma de México.En su nombre, en el de su gran comunidad, en el de los ex rectores y autoridades que me acompañan, agradezco profundamente a la Fundación Príncipe de Asturias y al jurado correspondiente, por reconocer la calidad del trabajo académico y el compromiso social de nuestra institución. A su Alteza, el Príncipe de Asturias, y a todos ustedes, les manifiesto el gran significado que tiene para nosotros esta ocasión.Expreso mi reconocimiento a las personalidades y organizaciones que apoyaron a la UNAM. En especial agradezco al excelentísimo embajador de España en México, quien presentó la candidatura y manifestó siempre su convicción de que la Universidad merecía este premio. Gracias a todos los que creyeron que cumplía con los requisitos esenciales: poseer la máxima ejemplaridad y haber logrado una obra de trascendencia internacional.Comparto esta distinción con los miembros de la comunidad de la UNAM aquí presentes y de manera especial con los miles de alumnos, profesores y trabajadores universitarios que, gracias a la maravilla de las telecomunicaciones, presencian esta ceremonia en mi país. La distinción es de todos ellos y de las generaciones que hicieron la historia, incluidos aquellos extraordinarios hombres y mujeres del exilio español que nos enriquecieron hace 70 años.El premio que se otorga a la Universidad, es una gran motivación para reafirmar nuestro compromiso con la educación y las causas de la sociedad. Para el ser humano el conocimiento siempre ha sido importante, pero ahora es fundamental. No hay campo de la vida en el que no influya el saber. Por esto preocupa tanto el desinterés de algunos en la materia, como que en muchos sitios no sea una prioridad o que se le escamoteen los recursos para su generación y transmisión. Sin ciencia propia, sin un sistema de educación superior vigoroso y de calidad, una sociedad se condena a la maquila, a la medianía en el desarrollo.Por ello resulta indispensable reivindicar el derecho a la educación. Por ello es necesario insistir y volverlo a hacer. La educación es vía de la superación humana, de la individual y la colectiva. Concebirla como un derecho fundamental es uno de los mayores avances éticos de la historia. Como bien público y social, la educación superior debe ser accesible a todos bajo criterios de calidad y equidad. Por eso duele que en el mundo de hoy, con sus grandes desarrollos, vivan cerca de 900 millones de personas que no saben siquiera leer y escribir.A algunos les puede parecer que hablar de valores o de humanismo es asunto del pasado, del Renacimiento o del siglo XIX. Se equivocan. También lo es de ahora y del futuro. Frente al éxito quimérico, el egoísmo, la corrupción o la indiferencia, el mejor antídoto son los valores laicos de ayer y siempre.Por esto, la crisis que enfrenta la población mundial requiere de una revisión a fondo de los valores que transmitimos a los jóvenes. Se debe hacer, en virtud de que la desigualdad y el rezago afectan en el mundo a miles de millones de personas. La modernidad debe traducirse en mejores condiciones para los excluidos de siempre. El verdadero saber no es neutro, debe estar impregnado de compromiso social.Aprovechemos la oportunidad que nos ofrece el fracaso del sistema financiero, para proponer nuevos esquemas de desarrollo que permitan a los jóvenes recuperar la esperanza en un futuro más alentador. El gran reto consiste en alcanzar un progreso donde lo humano y lo social sean lo importante.Concluyo con la reiteración del agradecimiento por la distinción que recibimos. Se trata de un aliciente que fortalece nuestro compromiso con la calidad de la educación y con las causas y necesidades de la sociedad.

“Por mi raza hablará el espíritu”

Rueda de prensaUna vez concluida el acto de entrega de los Premios Principe de Asturas, los galardonados concedieron una rueda de prensa a los medios españoles, el Dr. Narro Robles en su intervención manifestó que como Rector de la UNAM se siente orgulloso de representar una comunidad universitaria que ha cumplido con la sociedad mexicana realizando un esfuerzo que no es producto de los últimos años, si no de siglos en contribuir en el desarrollo del conocimiento del saber y el estar universal.Los retos de la UNAM en un mundo donde lo material es lo trascendente, se requiere contribuir desde las atribuciones de la institución con los valores humanistas, el saber universal, el compromiso con las nuevas generaciones que se estan formando, con las necesidades de la sociedad.



viernes, septiembre 25, 2009

Presidente Chávez ratifica que al Sur de la frontera existe una revolución

"Nada ni nadie podrá detener la gran revolución latinoamericana y caribeña", afirmó el República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, al ratificar que la revolución que viven los pueblos del Sur es el inicio a la salvación del planeta y la especie humana amenaza por el capitalismo.




El jefe de Estado venezolano, como parte de su discurso en la 64º Asamblea General, destacó la firmeza del presidente hondureño, Manuel Zelaya, al tiempo de ratificar que los golpistas serán barridos por el tiermpo y la historia. Durante la celebración de la 64º Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, el jefe de Estado aseveró que "al Sur de la frontera hay una revolución, hay una revolución en Suramérica, en America Latina y el Caribe, por lo que es necesario que el mundo lo vea, lo asuma y lo acepte. Es una realidad que no va a cambiar". En su discurso, manifestó que "es una revolución que trasciende lo ideológico, una revolución historia, que tiene raíces muy profundas, una revolución moral y espiritual, es la revolución necesaria". Al calificar este proceso de transformación como un hecho transcendental, Chávez vaticinó que seguirá creciendo en la medida que transcurran el tiempo, y su grandeza radica en la carga histórica sembrada profundamente en las raíces de los pueblos. El presidente venezolano, Hugo Chávez, exigió este jueves al gobierno estadounidense que finalice el bloqueo contra Cuba y criticó la postura de Washington al no reconocer el golpe militar que hubo en Honduras el pasado 28 de junio. Pidió a los militares hondureños que cesen la represión contra el pueblo inocente. "¿Qué espera usted para liberar el bloqueo salvaje a Cuba, presidente Obama?. ¿Alguien cree que es algo figurativo? No. Hay represión a cada empresa que suministra productos a Cuba. Hay empresas que no envían repuestos a los equipos que hemos adquirido para darle atención médica a los pueblos", expresó Chávez durante su intervención en la 64 Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU). "Obama, levanta el bloqueo a Cuba. ¿Qué vas a esperar?", dijo Chávez para luego recordar el discurso ofrecido el miércoles por el presidente estadounidense donde exigió que no se le puede imponer a ningún pueblo un sistema político y que se debe respetar la soberanía de los países. Expresó que las palabras del gobernante estadounidense parecen incongruentes ante sus acciones y dijo que parece haber dos presidentes Obama; uno que da discursos de esperanzas y otro que toma decisiones que atentan contra sus propias prédicas. Igualmente tocó el tema del golpe de Estado en Honduras y la situación actual que vive el presidente depuesto, Manuel Zelaya, luego de su regreso a Tegucigalpa, donde ha habido represión a los seguidores del gobernante destituido alrededor de la embajada de Brasil, donde se encuentra alojado desde el lunes pasado. "Le hago un llamado a los hijos de Morazán que no sigan reprimiendo a su pueblo inocente", expresó Chávez al tiempo que destacó que la embajada de Brasil en Tegucigalpa se encuentra rodeada por más de 200 soldados que han desalojado "a plomo, de la manera más brutal" al pueblo que apoya a su presidente constitucional. "Esos golpistas serán barridos por la historia nueva. No se impondrán ni en Honduras ni en ningún otro pueblo de América", apuntó. Dijo que según las palabras del presidente Zelaya, el gobierno de Estados Unidos no ha reconocido que hubo un golpe de Estado militar en Honduras. "Hay, allí, una pugna entre el Departamento de Estado y el Pentágono (...) El Pentágono no quiere a Obama y está detrás del golpe de Honduras". Manifestó que los militares estadounidenses sabían del golpe de Estado en Honduras pues a Manuel Zelaya lo llevaron detenido hasta una base militar estadounidense en Costa Rica el pasado 28 de junio. "He ahí las contradicciones de Obama. ¿Será que hay dos Obama? ¿El que apoya al golpe o el que lo condena? Ojalá se imponga el que ayer oímos aquí, ojalá. El mundo lo necesita, el mundo clama por eso", expresó. En ese mismo orden, el mandatario venezolano se pronunció sobre las siete bases que Estados Unidos va a instalar en Colombia y citó parte del discurso del presidente estadounidense donde éste habló de cuatro pilares fundamentales para la unión de los pueblos; uno de los cuales consiste en la promoción de la paz. "¿Será que el presidente Obama busca la paz con siete bases militares en Colombia?". "Busquemos la paz en Colombia. En Colombia hay una guerra civil, hay un conflicto interno que Naciones Unidas debe reconocer (...) Si se logró la paz en Centro américa, se logró la paz en Guatemala ¿Por qué no en Colombia?", se preguntó. "Razón tenemos los países del sur para haber expresado, cada uno en su estilo, el repudio a esas bases. Le pido a Obama que reflexione y que imponga sus pilares. Promovamos la paz", dijo el mandatario durante su participación e instó a las Naciones Unidas a crear una comisión para la paz en los pueblos. "Todos los países creemos en la paz, no queremos la guerra en nuestros pueblos". Otro de los temas que tocó el presidente fue el cambio climático y dijo que la causa de la contaminación es el hiper consumismo pues manifestó que las reservas de gas y petróleo se están consumiendo en tan sólo un siglo y hay gente que cree que ésta es "una preocupación metafísica en el planeta" y citó una de las recientes reflexiones de Fidel Castro llamada "Una especie en peligro de extinción", donde el ex presidente de Cuba manifiesta que el hombre es una especie a punto de extinguirse. Respecto a la crisis económica, el presidente venezolano manifestó que el mundo necesita una economía al servicio del ser humano. "Eso se llama socialismo", expresó Chávez al tiempo que invitó al mandatario estadounidense al sur de América donde, dijo, se construye una economía al servicio de la gente. "El capitalismo destroza la vida (...) Nosotros, en el sur de América, tenemos una gran voluntad política para el cambio verdadero", expresó. El socialismo es el camino Explicó que el socialismo es el camino a la salvación del planeta y que la revolución en Latinoamérica "es una realidad que no va a cambiar" y que va a seguir creciendo porque "nadie podrá frenarla". "Nada ni nadie podrá detener la gran revolución suramericana, latinoamericana y el Caribe, el mundo debería apoyar la revolución, porque esa revolución es el inicio al camino de la salvación de este planeta amenazada por el capitalismo, por las guerras, por el hambre", expresó durante su discurso. Dijo que Estados Unidos y Europa no se han dado cuenta de los cambios que se viven en Sudamérica y dijo que "acepten porque es una realidad que no va a cambiar". Además, Invitó a los demás presidentes que se encontraban en la plenaria a ver el documental del cineasta Oliver Stone titulado "Al sur de la Frontera", donde se muestra los avances de la revolución bolivariana y su alcance por toda la región. Finalmente, Chávez dijo que el mundo necesita una forma nueva de sociedad; "un mundo nuevo"; y citó parte del discurso del presidente de Brasil, Luis Ignacio Lula da Silva, donde expresó "tenemos que ser los parteros de la historia" e indicó que a esas palabras agregaría que ese parto ya comenzó. "Pujemos para que nazca, en este planeta, ese mundo pluripolar nuevo, al servicio de las mayorias", puntualizó.
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