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lunes, julio 06, 2009

Ya voté… ¿y ahora qué?

Mea culpa, mea culpa si quedaron los progresistas, culpa de José Antonio Crespo, promotor del voto en blanco, si quedaron los caciques dueños de la máquina electorera. Como se dice popularmente, en política todos los vacíos se llenan, y los huecos que la participación ciudadana ha dejado libres para ser impunemente usurpados continuarán allí, elección tras elección. Ningún voto que haya sido depositado en blanco ha de rasgar mínimamente los cotos de poder obtenidos por los partidos para los próximos tres años.

Después del fraude de 1988, se tuvo que emprender una serie de reformas para intentar devolverles credibilidad a los procesos electorales y después del fraude de 2006 se repitió la receta, sólo que esta vez ya no es sólo el proceso el que carece de legitimidad, sino hasta las propias entidades que compiten por el voto. Por eso, aunque se prevé la promoción de otra reforma electoral, la legitimidad de las elecciones venideras no es una consecuencia que pueda esperarse de dicha reforma. Pero finalmente, ¿quién legitima? ¿Se legitima a sí misma una institución, mostrando apertura para ofrecer mecanismos de transparencia y participación? ¿O es la sociedad la que, haciendo uso de estos mecanismos y exigiendo más, puede incidir en la reforma de las instituciones para que comiencen a servirle, otorgándoles legitimidad de esta manera?“Consideramos el Gobierno, el Estado como uno de los órganos de la vida nacional; pero no como el único, ni siquiera el decisivo. Hay que exigir a la máquina Estado mayor, mucho mayor rendimiento de utilidades sociales que ha dado hasta aquí; pero aunque diera cuanto idealmente le es posible dar, queda por exigir mucho más a los otros órganos nacionales que no son el Estado, que no es el Gobierno, que es la libre espontaneidad de la sociedad” Ortega y Gasset.
Resulta que el poder legislativo es una de las instituciones con menos credibilidad, inclusive por debajo de la policía, pero para efectos legales, esta situación no habrá de impedirles a los diputados PRI-ANistas, junto con sus satélites, iniciar la cruzada por el aumento del IVA en alimentos y medicinas, o por la reforma de la Ley Federal del Trabajo que pretende “flexibilizar” (léase cancelar más derechos para) la fuerza laboral del país en la siguiente legislatura.Y bueno, como ya sufragamos o anulamos, ¿vamos a esperar a que acabe esta legislatura, cerrando los ojos y deseando que haya sido un mal sueño? No, estos hombres y mujeres dejan hoy de ser candidatos por algún partido y comienzan a ser representantes populares. Aunque suene terriblemente atractivo “dejarles las decisiones a los que saben” (Tele dixit) porque significa la redención para una buena parte de la sociedad que se regodea en la completa falta de información y el bajo nivel de involucramiento, sí es nuestra tarea adjudicarnos nuevos espacios de participación para recordarles a los representantes populares cuáles son nuestras posturas en determinados temas y cuáles nuestras necesidades, en pocas palabras, obligarlos a adquirir conciencia de a quién están representando, quizás hasta impulsar mecanismos a través de los cuales el diputado, no sólo rinda cuentas, sino que consulte y mantenga vínculos con la gente de su distrito.Con este panorama político enrarecido, en el que vamos a votar ante la presencia del ejército en las calles, en el que pocas personas conocen el nombre de su diputado, en el que las autoridades electorales están supeditadas a los acuerdos entre partidos y las televisoras incumplen flagrantemente la legislación sin temor a multas o castigos, la acción de votar no es la culminación del papel del ciudadano, sino apenas el inicio, el primer acercamiento a la lucha por devolverles el sentido a las instituciones.Así que ayer fuimos a votar y hoy empezamos a participar.

lunes, junio 29, 2009

Nulidad conformista

John M. Ackerman

Nadie sabe para quién trabaja. Los anulistas de izquierda que buscan un cambio de raíz en la injusticia, corrupción y desigualdad del país verán que después del 5 de julio sus votos serán utilizados, en el mejor de los casos, para apoyar la realización de cambios institucionales superficiales o, en el peor escenario, para fortalecer agendas profundamente contrarias al interés público.

Si lo que se busca es sacudir el sistema político y obligar a los representantes populares a tomar en cuenta propuestas verdaderamente ciudadanas y progresistas, la mejor acción sería votar en contra de los dos partidos que han controlado el gobierno federal desde hace casi un siglo: el PRI y el PAN. También habría que decir no a los partidos patrimonialistas, como el Partido Verde, el Partido Social Demócrata y el Partido Nueva Alianza, que más parecen negocios familiares que entidades de interés público.

El Partido de la Revolución Democrática, el Partido del Trabajo y Convergencia evidentemente quedan muy lejos de la pureza, pero no por ello dejan de ser importantes vehículos con los que la ciudadanía cuenta para impulsar una transformación estructural del país.

Los líderes, organizaciones y propuestas del emergente movimiento del voto nulo no inspiran mayor confianza que los dirigentes y propuestas de los partidos políticos. Indiscutiblemente, ni Jesús Ortega, Andrés Manuel López Obrador ni Dante Delgado son unos santos. Ninguno de los tres nació ayer en política y todos están rodeados de numerosas figuras de dudosa trayectoria. Pero los intelectuales y las organizaciones que encabezan el movimiento por la anulación del voto tampoco son puros y, hay que decirlo, también tienen muchos amigos incómodos.

Las propuestas que han surgido del movimiento anulista no son particularmente innovadoras: relección legislativa, candidaturas independientes, reducción del tamaño de la Cámara de Diputados, disminución del financiamiento público para los partidos políticos, etcétera. Ninguna de estas propuestas contiene las semillas de una transformación radical en la forma de hacer política, y algunas incluso podrían implicar graves retrocesos.

Se dice, por ejemplo, que la relección legislativa fortalecería la rendición de cuentas de los legisladores porque tendrían que someterse al juicio ciudadano al final de sus mandatos. Sin embargo, la experiencia con la relección en Estados Unidos demuestra que este mecanismo más bien fortalece la influencia de los poderes fácticos sobre los legisladores, quienes los necesitan para financiar sus interminables campañas políticas.

La relección también abona a la creación de una clase política aún menos mutable que la nuestra, ya que permite la repetición ad infinitum de políticos profesionales en el mismo cargo.

La apertura a las candidaturas independientes tampoco garantizaría el acceso al poder de ciudadanos realmente autónomos. El desenlace más probable sería que solamente aquellos ciudadanos que contaran con grandes cantidades de dinero tendrían la posibilidad de ganar puestos de elección popular. Se abriría así la puerta a la elección de aún más diputados y senadores patrocinados por las principales televisoras y los poderes fácticos del país.

También existe la clara posibilidad de la cooptación del movimiento anulista por posiciones profundamente conservadoras. Ya Alejandro Martí y Jaime Sánchez Susarrey han anunciado sus intenciones de aprovechar el descontento ciudadano expresado en la anulación del voto para impulsar la derogación de la prohibición de la compra de propaganda electoral en la radio y la televisión. Por mucho que Denise Dresser, Sergio Aguayo y José Antonio Crespo se esfuercen por imprimir un sello progresista a los votos nulos, no hay duda de que las grandes televisoras presentarán estos votos como la expresión de un rotundo respaldo ciudadano a su causa.

En principio, existen importantes semejanzas entre el discurso de algunos anulistas y los posicionamientos de López Obrador. Ambos movimientos rechazan la clase política del país y exigen mayor rendición de cuentas de los gobernantes. Ambos esfuerzos buscan revindicar la voz de la sociedad y reincorporar los excluidos al sistema político.

La gran diferencia es que López Obrador habla en lenguaje claro ante plazas públicas llenas de los ciudadanos más marginados del país, mientras los anulistas se comunican por medio de blogs y publican columnas en diarios de circulación nacional. No hay, desde luego, ningún problema con la existencia de un movimiento clasemediero urbano apoyado por periodistas e intelectuales. Al contrario, habría que celebrar su existencia y esperar que rinda frutos positivos.

Sin embargo, un movimiento con tan poco arraigo social no tiene posibilidades de provocar la profunda transformación política que dice perseguir y que necesita el país. Si se busca enviar una clara señal de rechazo a la actual conducción política del país, lo mejor que se puede hacer es votar por alguno de los partidos de izquierda. De lo contrario, pronto podríamos encontrarnos con un bipartidismo conformista y una gran masa de ciudadanos anulados e incapaces de promover cambios políticos y sociales de fondo.

sábado, junio 27, 2009

Repunta la tendencia hacia ejercer el voto

Dinero
Repunta la tendencia hacia ejercer el voto
A pesar de todo, es mejor que anunciarlo
No prende la campaña Tele-Martí

Entre el sondeo que hicimos a finales de mayo y éste –de fines de junio–, respecto al sentido del voto en las elecciones de la próxima semana, hay una clara diferencia. En el primero se expresó una fuerte tendencia hacia la anulación del sufragio. Sin embargo, en la nueva encuesta, 56 por ciento de 2 mil 48 participantes expresó su intención de votar; 29 por ciento sigue con la idea de anular su sufragio; 8 por ciento ha decidido abstenerse; todavía no ha decidido 7 por ciento y menos de uno por ciento se pronunció por la iniciativa de Alejandro Martí, que condiciona el sufragio a un compromiso expreso del candidato a cumplir determinadas metas.
Metodología
Como todas las semanas, distribuimos 2 mil 500 cuestionarios vía correo electrónico a un número igual de miembros de El Foro México, tomados al azar de la base de datos. Contestó 81.9 por ciento. Algunos foristas enviaron sus opiniones; enseguida reproducimos algunos fragmentos. Los textos originales pueden leerse en www.elforomexico.com
Opiniones
Aquí en Sonora seguimos encabronados: 47 niños asesinados y más de 20 sentenciados a sufrimientos de por vida. PRI y PAN tratándonos como cosas rotas. ¿Otro gobierno de esos? ¡Nunca! Votaré y botaremos a PRI, PAN, Panal y otros sinvergüenzas.
Fernando Hernández/Guaymas
Soy de la idea de votar... pero anulando la boleta. Desde mi punto de vista, si hubiera 85-90 por ciento de anulación de votos sería un claro mensaje de que esto ya no funciona y que ninguno de los candidatos tiene legitimidad, que el sistema está caduco y que esto ya no da para más.
Carlos Mendoza García/Distrito Federal
Es muy importante votar para evitar que salgan con que se calló el sistema y todas las truculencias que acostumbran. Si todos votáramos, los ganadores serían legítimos, no habría fraude, pero si de antemano estamos diciendo que no lo haremos, eso da pie a que se cometa fraude.
David Gil Zurita/Distrito Federal
Sí votaré. La campaña del señor Martí no me gusta para nada.
Juan Oliva Olvera/Teotihuacán
Creo que voy a votar. Si no lo hacemos, el PRIAN podría usar esos votos que no son dirigidos; no confío en ellos y sé que son capaces de lo que sea con tal de ganar.
Elena Hernández Rodríguez/Distrito Federal
Para el caso es lo mismo votar o no en el país del nunca jamás (Foxilandia). No hay garantía de absolutamente nada que sea legal, son formas de una pantomima llamada tragedia nacional. Algunos, por conveniencia, claro, siguen reconociéndola como Estado mexicano, pero todo se reduce a una frase en boca del Corleone mexicano, Salinas de Gortari: Todo es política ficción.
Emiliano Azuela Millán/Mexicali
Pregunta: ¿a quién benefician los votos anulados y el abstencionismo? Por tanto: mi voto será de castigo al PAN y su satélite Panal, y al PRI y su satélite tramposo Verde. Sin grandes esperanzas de que mi voto sea respetado, que les cueste trabajo anularlo, al menos no se los daré peladito y en la boca.
Carlos Jiménez Pérez/Aguascalientes
Todos estamos muy enojados con la porquería de políticos que tenemos, pero abstenerse o votar en blanco o por la iniciativa del señor Martí son puras tomadas de pelo. Tenemos que entender cómo llegamos aquí y cómo permitimos esta corrupción y la llegada de esta camarilla de cínicos ladrones. No votar favorece que llegue la derecha más recalcitrante. Yo pienso que hay que dividir el voto, entre los que se pueda dividir.
Georgina Calderón Aguilar/Distrito Federal
Mi voto es nulo. No creo en ningún partido.
Mario Treviño de la Garza/Ciudad Mante
Acá en mi Cancún querido no hay ni a quién irle. Los corruptos políticos antigüos ahora nos mandan a los juniors. Quizá si viviera en Iztapalapa votaría, pero aquí son tan malos los viejos como sus vástagos.
Jaime Rueda Velásquez/Cancún
galvanochoa@yahoo.com • Foro: http://dinero.tv

jueves, junio 25, 2009

Debate relativo al voto

Por Gerardo Fernández Casanova

Ya en artículos anteriores he expuesto mi opinión política en el sentido afirmativo a la cuestión del voto en las próximas elecciones legislativas; incluso, he expuesto mis razones para votar y hacerlo en el sentido de apoyar al movimiento nacional encabezado por AMLO. En estas líneas intentaré ofrecer un punto de vista más técnico y presuntuosamente apuntando hacia los aspectos sustantivos de la conformación y la operación del Poder Legislativo. Como acostumbro hacerlo, advierto mi nula formación académica en la ciencia política; la única prenda que pudiera exhibir para atreverme a escribir sobre el tema es la de haber sido diputado federal por obra y gracia del dedo superior, sin yo haberlo ambicionado ni buscado, incluso sin haber militado en el partido que me postuló, entonces hegemónico. He sentido en carne propia el peso del desprestigio y eso me ha obligado a reflexionar críticamente sobre el tema. En efecto, es un lugar común la pésima impresión que la gente tiene del servidor público que ejerce de diputado, así como del cuerpo colegiado en el cual se desempeña; la Cámara de Diputados. Para tratar de comprender este generalizado fenómeno habría que preguntarse ¿qué espera la gente del diputado? Las respuestas generalmente quedan en el terreno de la inanidad: que trabaje, que legisle, que me represente o que realice gestiones a favor del distrito, son las más comunes; pero difícilmente pueden profundizar para decir cómo debe trabajar o legislar o representar o gestionar beneficios para su distrito. La realidad es que la respuesta es vaga, no tanto por ignorancia como por razones de error en el diseño de la conformación de la cámara, que es confuso e inasible. Conforme a diseño se vota por una persona física postulada por un partido, pero también al revés, se vota por un partido representado por una persona física. Lo peor del caso es que se ha pretendido manejar el dilema manteniendo la ambigüedad, en términos de acomodarla a la mayor conveniencia electorera en perjuicio de la cultura política y de la operatividad. Una muestra de lo que digo se observa al analizar el perfil de los candidatos y las características de sus campañas de convencimiento; se privilegia la candidatura de quien pueda resultar simpático a los ojos del elector, sin importar su postulado ideológico, incluso ocultándolo. Así vemos a partidos de izquierda con candidatos de derecha y viceversa; o vemos fortalecida una opción de centro que ni huele ni hiede. Una vez en la Cámara, es el partido el que determina, conforme a sus intereses, el sentido de la actuación del diputado.El Legislativo es un trabajo de conjunto en el que la personalidad individual se diluye; se discuten iniciativas de ley y se votan, prevaleciendo la que obtenga la mayoría. También se diluye la demarcación individual llamada distrito; se votan leyes de aplicación general y, supuestamente, de interés general. Al rendir protesta, el diputado es parte de la representación nacional y deja de ser un representante particular de una demarcación geográfica.Ahondando en la confusión, se introduce la figura del diputado de representación proporcional, los llamados plurinominales, que son claramente diputados de partido, pero que la gente descalifica aún en mayor medida, por el hecho de desempeñar una función para la cual no fue votado ni asumió el riesgo de la elección. Puede decirse que todos los que opinan desde la “posición ciudadana” lo hacen exigiendo la desaparición de la figura. Ignoran, quienes así opinan, que esta figura es la que contribuye a que, en su composición, la Cámara se acerque a ser el reflejo cuantitativo de la voluntad ciudadana expresada en las urnas.Mi propuesta es en el sentido de resolver la confusión eliminando la elección de representantes individuales por distrito, para generalizar la elección por listas propuestas por los partidos, adoptando una organización geográfica que impida la concentración de poder en las grandes urbes. La ciudadanía sería convocada a votar concretamente por los postulados partidarios y, sólo en una medida menor, por las personalidades enlistadas. Desde luego que esta propuesta pasa por una modificación radical al régimen de partidos, comenzando por su apertura a todo tipo de expresiones y la supresión del actual esquema de financiamiento. Mediante esta fórmula es perfectamente factible reducir significativamente el número de diputados.Después de aceptar que mi propuesta es radicalmente contraria a la de la mayoría de quienes se han manifestado al respecto, y de advertir que mi señora madre no tiene la culpa de mis opiniones, me limito a rogarles la oportunidad de profundizar y reflexionar en el debate.Por cierto, el movimiento popular está convocando a votar por partido, independientemente de personalidades, identificando las opciones que son correspondientes con los contenidos y las estrategias de dicho movimiento. El voto nulo déjenlo para quienes están sometidos al imperio televisivo y que, en su caso, votarían por la derecha. Correo electrónico: gerdez999@yahoo.com.mx

miércoles, junio 24, 2009

Una forma de anular el voto

Juan José Morales
Escrutinio

En teoría, el voto es secreto, y para ello el elector lo emite fuera de la vista de cualquier otra persona, en la intimidad que le dan las cortinillas tras las cuales se marcan las boletas. Supuestamente, con esta precaución de nada sirve que al votante se le intimide, amenace u ofrezca dinero o cualquier otra recompensa para hacer que sufrague en favor de determinado partido o candidato, pues en la soledad de la casilla y amparado en el secreto, puede votar por quien finalmente quiera, sin que nadie pueda saberlo.
Pero en la práctica, es sabido que a mucha gente se le somete a coacción o amenazas para obligarla a votar por determinado partido o candidato. Por ejemplo, miembros de sindicatos que son amenazados con perder su empleo, o quienes reciben becas, subsidios y otro tipo de apoyos económicos gubernamentales y son advertidos de que se les podrá privar de ellos si no acatan lo que se les ordena. O, simplemente, personas sin conciencia o en condiciones de extrema necesidad económica que están dispuestas a vender su voto por unos cientos de pesos.
Y el voto por compra, coacción o amenaza funciona porque hay formas de verificar que el elector cumpla con lo que se le ordenó o lo que prometió hacer. Un método usual, por ejemplo, es la llamada técnica del voto reciclable. En esencia consiste en una especie de carrusel en que el votante recibe una boleta previamente marcada en favor de determinado partido —auténtica, no falsa, obtenida por alguien que le precedió en la casilla pero no la depositó— y debe introducirla en la urna, entregando a cambio su propia papeleta en blanco, la cual debe conservar como prueba de haber cumplido. Esa boleta es a su vez marcada y entregada a otro votante, que repite la operación, y así sucesivamente.
Desde luego, tal procedimiento es lento, complicado y ofrece el riesgo de ser descubierto por los observadores electorales o alguna otra persona. Por eso ahora, con la popularización de los teléfonos celulares y los avances de la electrónica, también se ha comenzado a utilizar lo que podría denominarse el método de la comprobación fotográfica. Consiste simplemente en que el votante debe marcar la boleta como se le indicó, y antes de depositarla en la urna fotografiarla con su celular o con uno que se le proporcione para ese fin. La foto será la prueba de que obedeció las órdenes.
Pues bien, aunque ambos métodos —la boleta reciclable y el uso de celular— parecen efectivos y casi podría decirse que infalibles, hay una manera de neutralizarlos. No para poder votar por quien realmente uno desee, pero sí para evitar que los autores de esas maniobras se salgan con la suya. Lo que hay que hacer, es simple y sencillamente, anular la boleta —ya sea la que se recibió, ya sea la que se fotografió— antes de depositarla.
Para anularla, sólo se requiere cruzar todos o la mayoría de los símbolos de los partidos impresos en la papeleta. Esa boleta ya no contará en los cómputos, y el partido político que recurra a tales triquiñuelas no podrá beneficiarse con él.
De modo, pues, que si algún lector es presionado, obligado, coaccionado, amenazado o forzado de cualquier modo a votar por algún partido o candidato, y no puede evitar hacerlo, o si acepta dinero a cambio de su voto, ya sabe cómo dejar con un palmo de narices a quien lo haga.
Y quede claro que de ninguna manera estamos sugiriendo votar en blanco o anular el voto sin razón válida, sino recomendamos hacerlo sólo en lo casos señalados.

Votar, abstenerse, anular, el voto Marti-Televisa

El Foro México agradece en forma anticipada tu participación en este sondeo. Tu opinión es importante para nosotros. Los resultados se publican los sábados en La Jornada. Las diferencias de este sondeo con otras encuestas son varias: no se hacen por encargo, los resultados no se venden y los participantes pueden razonar su voto. Por favor tu también opina. Y si perdiste tu claves de acceso ahí viene una liga para que las recuperes.
Haz click en el cuadrito de abajo (start our survey) para ir a las preguntas.



domingo, junio 21, 2009

Voto anulado = antidemocracia

José Manuel Herrera López

“El hombre sabio no debe abstenerse de participar en el gobierno del Estado, pues es un delito renunciar a ser útil a los necesitados y una cobardía ceder el paso a los indignos.” Epicteto de Frigia (50-135) Filósofo grecolatino.

Uno de los temas actuales que hemos marcado como sustancial para la incipiente democracia que priva en nuestro país, es el del voto nulo a la hora de sufragar en las próximas elecciones federales que se avecinan y que renovarán la Cámara de Diputados del Honorable Congreso de la Unión el 5 de julio del presente año.
Y en verdad hay que tener mucha desvergüenza para promover ante la ciudadanía que a la hora de emitir su voto, lo haga tachando todos los espacios de la boleta electoral o simplemente no tachando ninguno de los disponibles, en donde aparecen la foto de cada candidato y el partido al que representan.
Creemos que estos falsos promotores del anti-México y que en otras épocas, en las que ellos mismos tuvieron la oportunidad de ofertar sus propuestas políticas, le suplicaban casi de rodillas a los mexicanos que salieran a votar por ellos mismos, dizque porque eran la mejor opción y así poder cavar la tumba del otrora partido oficial en el poder. Sin embargo, en los nuevos tiempos y ante la imposibilidad de lograr esos espacios, por diferentes factores, ahora estos perversos personajes tratan de “chaquetear” los próximos comicios, teniendo como fin último el sumir al pueblo mexicano en una anarquía política, con el pretexto que anulando los votos, los ahora candidatos y sus partidos tendrán una ejemplar lección (sic) de la ciudadanía en su conjunto.
Vemos cómo el miedo a los inevitables resultados han hecho mella en estos individuos de baja estatura, puesto que muchos de sus fervientes seguidores de antaño les han dado la espalda por tratar de ensuciar una jornada cívica de todos los mexicanos, de la cual esperamos sea histórica por el abultado flujo de sufragios.
Es de llamar fuertemente la atención que en el escenario yucateco, dos de las principales promotoras sean personajes que han ocupado diversos cargos de importancia en los tres diferentes niveles: federal, estatal y municipal; así vemos a una dos veces ex alcaldesa, ex diputada federal, ex senadora, ex directora del DIF nacional y ex presidenta estatal de su ex partido como a otra ex gobernadora, ex diputada federal, ex senadora y ex presidenta estatal y nacional de su propio partido. No nos cabe la idea de pensar que antaño, éstas otrora figuras políticas de peso (sic), las cuales eran recalcitrantes defensoras del voto y del derecho ciudadano a sufragar por la mejor opción, hoy estén en el mejorado negocio de tratar de desvirtuar a toda costa la democracia que tan cacareadamente defendían en épocas próximas pasadas.
Francamente nos causa pena ajena que gente que supuestamente poseía la “onza” y que pregonaba la democracia a través del voto razonado, nos quiera endilgar ahora la idea que el voto nulo es una manera de castigar a los que ellos dicen son malos gobernantes. Hagámosles fracasar en este intento, para que ya nos dejen de encasillar como “enanos mentales”, no permitamos que estos políticos demagogos nos quieran hacer parte de una falsa y simulada democracia, cayendo en la trampa del castigo electoral. Recordemos que los mejores gobiernos se fomentan votando, no absteniéndose y dejando de participar, démosles, como buenos ciudadanos, una lección ejemplar de civismo político, votando por la opción que mejor nos parezca, el voto es libre y secreto, hagamos un mejor Yucatán, formemos un mejor México, para que nuestros hijos se sientan orgullosos de decir que sus padres somos gente bien nacida y pensante, porque el ejemplo se mama en el hogar y no de una ubre presupuestal.
Seguramente habrá personas que estarán o no de acuerdo con nuestras precisiones y comentarios al respecto, puesto que poco a poco hemos ido avanzando en el tema de la libertad de expresión y de prensa, pero de lo que estamos plenamente seguros es que el 5 de julio habremos cumplido el cometido de votar por el candidato que mejor nos parezca y por quien llene debidamente nuestras expectativas políticas, pero esa es la verdadera democracia.
Así, el valor que tengamos y el honor que demostremos al emitir nuestro sufragio y la defensa que ejercitemos de éste, será, no nos queda la menor duda, el más grande y mejor ejemplo que le podremos heredar a las nuevas generaciones, las cuales están ávidas de un país mejor, de un espacio donde poder tener más oportunidades en todos los ámbitos.
No permitamos que nos roben un derecho que nos confiere nuestra Carta Magna y tampoco dejemos que se salgan con su capricho aquellos que ayer cacareaban ideas distintas, porque siempre resultaban favorecidos con puestos en el gobierno y candidaturas ganadas a través del “amiguismo”, el “compadrazgo” y los “cacicazgos”, entre otras linduras y que hoy nos quieren vernos cara de tontos, suprimiéndonos esa gran oportunidad de elegir a nuestros legisladores de manera voluntaria y castigando a los malos gobiernos.
No perdamos de vista, que los falsos Mesías que dicen “salvar” a México, son las peores lacras que a través de la historia han usufructuado el poder público en beneficio personal y verdaderamente SALVEMOS y RESCATEMOS a nuestro querido país y a nuestro amado Estado de Yucatán de las garras de la violencia y la desgraciada pobreza que nos lacera día a día, primero está México y Yucatán, antes que los intereses grupales:
Hagamos, a través de nuestro voto, un México de gente libre y soberana, rechacemos tajantemente al anti-Yucatán y al anti-México, sepultemos los oscuros y mezquinos intereses de esa gente que solamente nos quiere achicar, que nos quiere hacer sentir que no valemos nada y que carecemos de memoria, propaguemos la democracia votando el 5 de julio, y que sea una votación copiosa, la más copiosa de la historia.
De refilón, este es el resultado de la búsqueda de algunas acepciones relacionadas al tema que nos ocupa, encontradas en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua:

Omisión.
(Del lat. omissĭo, -ōnis).
1. f. Abstención de hacer o decir.
2. f. Falta por haber dejado de hacer algo necesario o conveniente en la ejecución de una cosa o por no haberla ejecutado.
3. f. Flojedad o descuido de quien está encargado de un asunto.
Omisión del deber de socorro.
1. f. Der. Delito o falta consistente en la abstención de una actuación que constituye un deber legal, como la asistencia a menores incapacitados o a quien se encuentra en peligro manifiesto y grave.
Omitir es abstenerse.

Nulo, la.
(Del lat. nullus).
1. adj. Falto de valor y fuerza para obligar o tener efecto, por ser contrario a las leyes, o por carecer de las solemnidades que se requieren en la sustancia o en el modo.
2. adj. Incapaz, física o moralmente, para algo.
3. adj. Ninguno (ni uno solo).
4. adj. Dicho de un combate de boxeo: Sin vencedor, por haber conseguido ambos púgiles igual número de puntos.
5. adj. Mat. Que tiene valor igual a cero.

Y ya teniendo, con estas definiciones, una idea más clara de lo que significaría anular el voto, todo dependerá del libre albedrío de cada uno de nosotros. Veremos…

domingo, junio 14, 2009

A los bien intencionados del voto nulo

Sique

No es ironía, es en serio, no me cabe duda de que algunos están convencidos honestamente de que el voto nulo sirve para algo.


Hoy, en Por Esto! Ricardo Andrade Jardí, con quien concuerdo en muchas cosas, diría yo que en la mayoría, dice que:

La IMPUNIDAD, es la norma de la clase política, la abstención o el voto nulo, es la respuesta de una ciudadanía que ha decidido decirle a los Germán Martínez, a las Beatriz Paredes, a los Chuchos y a todos los demás, que se callen la boca, que estamos hartos de ellos y que ante su incapacidad de ver la realidad concreta que vivimos los ciudadanos de a pie, empezaremos por descalificar un proceso electoral, que tan sólo llenará la Cámara de Diputados y las alcaldías de la misma pandilla de canallas a modo, sin más aspiración que la de seguir saqueando al país, escudados, cobardes que son, en el fuero de la IMPUNIDAD que su democracia les ofrece.

Desde el fraude electoral, hace casi tres años, millones de mexican@s se han reunido en muchas ocasiones y en diversas plazas para decirles a los Germán Martínez, a las Beatriz Paredes, a los Chuchos y a todos los demás políticos corruptos que se callen la boca y que estamos hartos de ellos, y poco hemos logrado. Imaginemos entonces el caso que harán cuando ya ni siquiera digamos nada que es prácticamente lo que se dice con el voto nulo o la abstención. También hemos descalificado el proceso electoral ante el IFE y el Trife y sus instituciones cuando consumaron el fraude en 2006 con multitudinarias concentraciones y así hubo en la Cámara, canallas a modo. Sin embargo, no debemos olvidar que el usurpador tomó posesión en medio de un repudio descomunal visible en todos los medios de comunicación porque sí hubo muchos que, incluso violentamente, se opusieron. Imaginemos entonces ahora que en la Cámara TODOS sean canallas a modo porque no se apoyaron a los pocos que pudieran hacer oposición. Las iniciativas del usurpador pasarán como con mantequilla, justo con el "fuero de IMPUNIDD que su democracia les ofrece".

Continúa Jardí:

Ellos con su democracia representativa; el Despertar Ciudadano con la participación democrática, que es entre otras cosas la construcción de un Contra Estado, ahí donde “el estado oficial” se ha fracturado ética y moralmente, donde las respuestas del sistema son ajenas a las verdaderas demandas de la sociedad.

Primero que nada, la democracia participativa incluye la representativa. Y la idea, sin duda buena, de que el Despertar Ciudadano participe construyendo un Contra Estado en el que haya un sistema que responda a las verdaderas demandas de la sociedad es una utopía muy, pero muy lejana en las actuales condiciones políticas, económicas y sociales del país. Es como querer resolver problemas de cálculo diferencial e integral cuando aún no se sabe sumar y restar.

¿Por qué no empezamos porque la ciudadanía aprenda a votar, aprenda a distinguir a sus representantes sin salirse fácilmente por el lado de que "todos son iguales"? Porque no es posible que piensen que Encinas es igual a Diego Fernández de Cevallos, ni que César Nava es igual a Mario Di Constanzo, etc... ¿verdad? Eso representaría que no tienen ni puta idea de lo que ha pasado en el país y entonces sí ya no importa si se vota si se anula o si se abstienen. Mucho menos podremos considerar la construcción de un Contra Estado que requeriría una conciencia y una cultura ya no digamos política sino cívica y moral que evidentemente no se tiene y faltará todavía mucho para tenerla en una parte significativa de la sociedad. ¿Por qué no al mismo tiempo que se vota se continúa construyendo una organización ciudadana que permita transitar a una democracia participativa? No tenemos porqué limitarnos.

Independientemente de si van a votar o no, aquellos que van a anular su voto podrían al menos acompañar mañana a AMLO a la PGR a entregar la denuncia penal para luchar contra la IMPUNIDAD por los delitos de tráfico de influencias, corrupción, saqueo de bienes de la nación y los que resulten contra Carlos Salinas de Gortari, el espurio Felipe Calderón, Vicente Fox, Claudio X. González, Roberto Hernández Ramírez, entre otros.

Mucho me temo que entre quienes vayamos a acompañarlo seremos mayoría los que sí vamos a votar y que los menos serán los que abogan por el voto nulo y por la construcción de bla,bla,bla.... Porque en el fondo del voto nulo está la nulificación del ser, del hacer y del luchar.