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sábado, agosto 29, 2009

La verdad en Guerrero II

Manú Dornbierer

Satiricosas

Así se llama este artículo porque hubo una primera versión de “La verdad en Guerrero” que conviene recordar hoy tras el indignante asesinato de Armando Chavarría Barrera, presidente del Congreso estatal, al que el actual gobernador Zeferino Torreblanca le hizo cuanta trampa pudo cuando rivalizaban por la gubernatura en 2004 desde las filas del PRD, siendo Chavarría perredista de cepa y Torreblanca un candidato popular en ciertos sectores de su natal Acapulco, aunque desconocedor de toda idea generosa de auténtica izquierda. Pero el PRD de Leonel Godoy, manejado por Cuauhtémoc Cárdenas, ya tenía ciertas tendencias al “pragmatismo” que hoy llevó al partido a la escisión y a la traición.
LA ELECCIÓN INTERNA.- No es quizás casualidad que algunos recordemos la viveza de aquella lucha primaria, como un diario español que se divierte hoy citando un diálogo entre los contrincantes de entonces: Siendo senador de la República en 2004, (Chavarría) compitió contra Torreblanca en la elección interna para la candidatura a la gubernatura del PRD. Al calor del proceso interno ambos políticos tuvieron una serie de desencuentros públicos. “Mira, tú (Zeferino Torreblanca) no me aguantas ni un round, ¿estás bien o estás borracho?”, le dijo Chavarría a su contrincante cuando debatieron en un noticiero de radio en aquella ocasión.- “No pues, ese señor a eso está acostumbrado: a golpear. Siempre se ha conducido así en la Universidad”, le contestó Torreblanca.
Al final de aquella poco noble lucha interna por ser el candidato del PRD, Zeferino terminó una noche por darle el albazo a Armando Chavarría que literalmente dormía. Pero eso no lo hizo solo sino con la anuencia del jefe del partido Leonel Godoy, hoy atribulado gobernador de Michoacán. A propósito de la derrota del PRD en Guerrero, en la alcaldía de Acapulco a la que regresó el priísta Manuel Añorve, escribí el 12 de septiembre de 2008 algunas verdades sobre aquellos días de Zeferino que hoy vienen a colación: Los verdaderos perredistas saben muy bien que Zeferino Torreblanca no es ni fue nunca perredista. Ha sido un empresario oportunista con ambiciones políticas, que ha sabido subirse en el tren más fácil. No tiene vocación social. Es un clásico prianista, pero en Guerrero el PAN no sirve para gran cosa, así que se arrimó al PRI, pero éste no le hizo caso. Entonces optó por el PRD y logró una diputación por ese partido e inmediatamente se declaró diputado independiente. Luego, un poquito arrepentido volvió a pedir frías al PRD y como llegó Fox y como era gran admirador del guanajuatense, le pidió que impulsara su candidatura para alcalde con su cuate Cuauhtémoc Cárdenas del PRD ¡Todos contra el PRI! Así fue como el pequeño Zeferino desfiló un día por La Costera en medio de los muchachos grandes. Pero el que verdaderamente le hizo ganar la alcaldía fue Rubén Figueroa, del que era amigo y contador. Figueroa enojado porque el PRI de Guerrero, capitaneado entonces por René Juárez, no le aceptó a su candidato, Robles Catalán, inmiscuido en el atroz asunto de Aguas Blancas (lo asesinaron más tarde en el hotel El Mirador), se dedicó a apoyar al “perredista” Zeferino. Tras el albazo de la candidatura, Leonel Godoy, presidente del PRD cardenista, le dio a Chavarría un premio de consolación. Firmó un documento según el cual sería el Jefe de Gobierno del “gobernador” Torreblanca.
LA ELECCIÓN, CUANDO EL PRD “DESPLAZA” AL PRI EN GUERRERO. La versión mía de la verdad en Guerrero, por la que repito el título, apareció en los diarios e internet el 2 de octubre de 2005. Se refería a la elección para gobernador de Guerrero de Zeferino Torreblanca. Los que no conocen el trasfondo de los acontecimientos guerrerenses dijeron que con la elección de Zeferino “desaparecía el cacicazgo de los Figueroa en Guerrero”. Les contesté en aquel entonces (octubre del 2005) así:
Los ingenuos hombres de negro del Canal 11, entre los que la más viva es Carmen Aristegui, hicieron sonreír al auditorio conocedor con su entusiasmo por “la desaparición del cacicazgo en Guerrero”. Agustín Basave, con todo lo hirsuto y bigotón que es, debió vestirse esa noche de rosa pálido, color de la inocencia. Y es que el cacicazgo de Figueroa persiste más sano y salvo que nunca. Si a alguien apoyó en la reciente y trascendente campaña por la gubernatura fue a su socio Zeferino, al que ya había llevado Figueroa anteriormente a la alcaldía. (…) Los caciques nunca pierden. Y el guerrerense es una chucha cuerera. El y su familia tienen demasiados intereses en Guerrero, desde los feritilizantes hasta las sombrillas de las playas, como para ponerse en el menor riesgo de perderlos y hasta de disminuirlos. Lo que aconteció en Guerrero en la reciente elección, es un fenómeno parecido al que sucedió a nivel nacional en el 2000, algo que no ha sido precisamente favorable para la auténtica democracia: Al “priísta” Ernesto Zedillo (ex presidente de México, amigo de y compadre de Rubén Figueroa Alcocer) se le quemaban las habas por soltar el poder por órdenes superiores, no todas nacionales aún traicionando a su supuesto partido, el PRI, y mucho más grave, a su país. Por eso le va tan bien en USA, ya que nosotros, los bravos mexicanos, no le hemos fincado responsabilidad alguna ni por habernos dejado sin bancos y sobre eso con la inmensa deuda del Fobaproa que se paga a puros bancos extranjeros. Pues bien, el Zedillo de esta historia fue René Juaréz, el entonces gobernador saliente de Guerrero: Con bombos y platillos el 6 de febrero de 2005 fue electo su relevo, Zeferino Torreblanca, candidato del PRD. Si a otros gobernadores priístas se les puede reprochar que utilicen dinero del erario para apoyar a sus compañeros de partido en las elecciones, no es el caso de René. El dinero lo saca para su bolsillo. Según se le oyó decir a él mismo, no le dio ni un peso a Astudillo, derrotado candidato del PRI a la gubernatura. El dinero que el PRI invirtió en él vino de cualquier parte, menos de René o del PRI guerrerense, capitaneado por el precandidato priísta de Rubén Figueroa, Vicario o Sicario según la ocasión, al que Astudillo le ganó la elección interna.
El gobernador Juárez se apresuró a enviar a la campaña de Zeferino a un casi hijo, su ayudante de toda confianza, Carlos Sánchez, y a su casi padre, Héctor Popoca. Y tampoco faltó Rafael Acevedo, secretario de Finanzas de René que abiertamente dice que “podría repetir con Zeferino”. ¿Por qué todo esto? Para no quedarse totalmente fuera del nuevo poder para que Torreblanca no se meta a investigar su enorme enriquecimiento muy explicable. El caso es que Zeferino Torreblanca, al que antes le gustaba investigar la deshonestidad de sus antecesores (Rogelio de la O, exalcalde de Acapulco por ejemplo), ahora curiosamente ha avisado que él viene a gobernar, no a ser policía. ¡Qué noble! Resulta así que al único al que le hizo daño la conocida falta de honradez de René Juárez -además de al estado de Guerrero- fue al candidato del PRI, Astudillo. ¿Zeferino habría aceptado ser tapadera por la paz y la armonía? Si René Juárez actuó como el Zedillo de Guerrero, Zeferino sería su Fox. Desde luego no tendrá el poder para hacer todo el daño de Vicente.
¿NO IMPORTA LA GUERRA SUCIA?
La política por definición es inmoral, pero para todo hay límites. Leonel Godoy se enteró del albazo de Zeferino contra su rival Chavarría en la elección interna. Yo misma punto por punto se la relaté telefónicamente a su secretario antes de escribirla en mi artículo local Por los Caminos del Sur. Pero en fin, Zeferino era muy popular… Lo malo del caso, lo inaceptable es que Guerrero sufrió ¡y sufre! una Guerra Sucia escalofriante y siniestras matanzas entre las que destaca la de inermes campesinos en Aguas Blancas, un crimen priísta que le costó a Rubén Figueroa la gubernatura, no obstante que su compadre Zedillo, con el que por cierto sigue en negocios, a último momento decidió perdonarlo y no le hizo el juicio que merece. Sólo lo sacó de la gubernatura, no obstante que la Comisión de Derechos Humanos, entonces presidida por Jorge Madrazo, no dejó lugar a dudas sobre su culpabilidad en la matanza de Aguas Blancas.

EL ULTIMO PLEITO
Cuando Chavarría era Secretarrio General de Gobierno de Zeferino, éste llegó a decir: “Es un excelente conciliador y me ha resuelto muchos conflictos; estoy muy sorprendido, la verdad”. Pero ahora que había vuelto al Congreso, el enfrentamiento volvió a surgir. Chavarría exigió que se aclararan los 20 asesinatos de perredistas en el sexenio de Zeferino, entre ellos los asesinatos de los dirigentes indígenas mixtecos de Ayutla de los Libres, Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas y dijo: “Estamos viviendo una situación como en la década de los setentas, cuando se perseguía a los luchadores sociales y no parece que este sea un Gobierno democrático que respete los derechos humanos”. A su vez, Torreblanca reviró y trató prácticamente de corrupto a Chavarría cuando perdió la elección del 5 de julio su amado PRD chuchista
El 27 de agosto de 2009 Armando Chavarría hubiera cumplido 53 más y más pronto que temprano hubiera sido candidato a gobernador de Guerrero. Era ya demasiado fuerte, como reconoció el propio Zeferino. Hubiera puesto orden en la Auditoría General del Estado, cuyo director es Ignacio Rendón Romero. En otras muchas cosas también, tales como el constante hostigamiento del ejercito calderonista a la población de Guerrero. Leí que no hay pistas para el esclarecimiento del asesinato. Bueno, ahí le dejo a la PGR, a la que llamó Torreblanca para lavarse las manos, y a Ud., lector, posibles líneas de investigación.
http://satiricosas.es.tl

jueves, agosto 27, 2009

…huele a podrido en Guerrero


Detrás de la Noticia
—Tú no me aguantas ni un round, siempre estás borracho —le dijo Armando Chavarría a su adversario.
—Tú todo lo arreglas a golpes… como cuando eras dirigente estudiantil —le reviró Zeferino Torreblanca.
El agarrón fue público durante un debate en Acapulco cuando en 2004 los dos peleaban la codiciada candidatura perredista al gobierno de Guerrero.
Luego acordaron un frágil matrimonio por conveniencia en el que Torreblanca —salvo por hacer su secretario de Gobierno al propio Chavarría— nunca cumplió con los compromisos del pacto que le alquiló el logotipo del PRD. Al contrario, ya gobernador creó su propia corriente —Izquierda Renovadora— que inició una lucha sorda pero muy visible contra el Polo Guerrerense de Izquierda que, casualmente, encabezaba Chavarría. Además de jefaturar un gobierno lejanísimo a la plataforma del sol azteca y cercanísimo a los empresarios y a los viejos cacicazgos priístas; en el que privilegia a sus aliados con las arcas estatales desde las grandes obras hasta el abasto de papelería. Y fue mucho más allá al tramar su propia sucesión para heredar a su delfín e incondicional, el secretario de Desarrollo Rural Armando Ríos Pitter.
En paralelo, Armando Chavarría vino construyendo su propia candidatura hasta que la confrontación —incubada en la penumbra de las profundas diferencias ideológicas— se hizo escandalosamente pública. A fines de 2008 renunció al gobierno estatal para alcanzar una diputación y luego el liderazgo del Congreso. Al tiempo que tejió una alianza política que incluía no sólo al PRD sino al PT, Convergencia y hasta al PAN. Un poderosísimo frente que prácticamente estaría garantizando su triunfo a pesar de oponerse a los designios del gobernador y su ya inocultable alianza con el PRI.
Por ello —y hay que decirlo con todas sus letras— el principal sospechoso de la ejecución de Chavarría es Zeferino Torreblanca. Aun cuando se hable de enemigos de extrema derecha o de su iniciativa para investigar al auditor del gobierno estatal, Ignacio Rendón Romero, acusado de corrupción y a quien Chavarría estaba dispuesto a llevar a la cárcel. Incluso el gobierno ha filtrado como líneas de investigación el pasado de Armando como dirigente estudiantil, probable correo del Partido de los Pobres de Lucio Cabañas, casi rector de la Universidad Autónoma de Guerrero y hasta sus amoríos universitarios.
Nada de esto convence a los guerrerenses que en todas partes comentan que Zeferino le retiró a propósito la escolta y que las balas 380 súper y 9 milímetros con que Chavarría fue ejecutado son de uso cotidiano de los judiciales estatales. Eso, pero sobre todo la feroz disputa por la gubernatura, es lo que despierta un pestilente tufo de sospecha. Al grado de que la familia de Chavarría, en voz de su esposa y probable sucesora Martha Obeso, le mandara decir a Torreblanca que ni se apareciera en ninguno de los actos funerarios oficiales o personales.
Mientras que en el Congreso guerrerense y aun en la calle rueda una trovada: ¡Zeferino, desgraciado, nos mataste un diputado!

domingo, agosto 23, 2009

Chavarría ¿Ejecución política?

El asesinato de uno de los principales líderes del Partido de la Revolución Democrática en Guerrero ocurrió en el marco de fuertes pugnas con el gobernador Zeferino Torreblanca/ Significativa ausencia de Zeferino en el homenaje realizado en el Congreso del Estado/ El narco, presencia en la política guerrerense.
CHILPANCINGO, Guerrero., 22 de agosto (APRO) La ejecución del presidente del Congreso del estado de Guerrero, Armando Chavarría Barrera, colocó en la mira de la PGR y bajo la sospecha de la opinión pública al gobernador Zeferino Torreblanca. Cuando se perfilaba como el más fuerte candidato a suceder a Torreblanca, el presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso local, exsecretario de Gobierno estatal y exsenador de 54 años fue asesinado la mañana del jueves 20 frente a su domicilio por dos sujetos que le dieron el tiro de gracia.A pesar de que para la dirigencia del PRD se trató de un “asesinato político”, Torreblanca se deslindó de inmediato del crimen y la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) hizo circular la versión de que en el crimen no se hallaron indicios de delincuencia organizada, por lo que la línea más sólida apunta hacia un crimen pasional.La hipótesis se basa en que, de acuerdo con los dictámenes periciales de la PGJE, los asesinos utilizaron pistolas calibre 9 milímetros y .380, armas de bolsillo que se consideran ajenas al modus operandi del crimen organizado.
A su vez, Torreblanca Galindo desplegó una campaña mediática para deslindarse de este asesinato, debido a que su relación con Chavarría, líder de la corriente perredista Polo Guerrerense de Izquierda, derivó en una serie de confrontaciones por el control de la estructura de su partido y por espacios en la administración pública.El deslinde del gobernador se topó con el Congreso del estado, dominio de Chavarría, donde el viernes 21 los diputados le rindieron un homenaje, al que asistieron también el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard; el presidente del PRD, Jesús Ortega; y el nuevo coordinador de los diputados federales, Alejandro Encinas, entre otros correligionarios del fallecido.La ausencia de Torreblanca fue notoria, y cuando se anunció que en su representación asistía el secretario de Desarrollo Rural, Ramón Cárdenas, se levantó el coro: “Asesino, asesino”, “¡Zeferino desgraciado, mataste a un diputado!”Las honras fúnebres prosiguieron en la sede del PRD y en la catedral de Santa María de Asunción. Luego, Armando Chavarría fue sepultado en el panteón central de Chilpancingo.
Enemistad política
Desde el jueves 20 el PRD calificó el hecho como un “asesinato político”, y el viernes Torreblanca dijo en conferencia de prensa que prefería “no poner etiquetas” al crimen. Más tarde, en su afán de desmarcarse, difundió que mantuvo negociaciones con Chavarría sobre la sucesión en la gubernatura.“Él era el principal promotor para que se encauzara la posibilidad del diálogo –declaró Torreblanca– porque estaba perfectamente claro que si se buscaba la gubernatura del estado era necesario que hubiera unidad (en el PRD), y que además, sin la participación del gobernador del estado, como él (Chavarría) lo manifestaba, veía difícil que se pudiera dar esta situación”.Recordó también que Chavarría Barrera lo invitó a su cumpleaños, que iba a celebrar el jueves 20: “En la última (plática) insistió que lo acompañara en su cumpleaños, el día jueves, y la otra plática fue pedirme que me reuniera con su expresión política, el Polo (Guerrerense de Izquierda), y me dio los nombres inclusive de con quien habría que reunirse”.Esta versión de sus relaciones difiere mucho de la impresión que daba en 2004, durante la campaña interna para elegir candidato a gobernador del PRD. Ese año Chavarría y Torreblanca sostuvieron un debate radiofónico en Acapulco.
–Mira, tú no me aguantas ni un round, ¿estás bien o estás borracho? –dijo Chavarría.
–No, pues ese señor a eso está acostumbrado, a golpear. Siempre se ha conducido de esa manera en la universidad –respondió Torreblanca, en alusión al liderazgo de Chavarría en la Universidad Autónoma de Guerrero.Antes de la elección constitucional de 2005, durante una reunión en Chilpancingo con miembros de la dirigencia nacional del PRD que encabezaba Leonel Godoy, ahora gobernador de Michoacán, Zeferino Torreblanca firmó el compromiso de que, si ganaba la gubernatura, nombraría secretario general de Gobierno a Chavarría y le cedería a su corriente una decena de cargos en su administración. Torreblanca cumplió el acuerdo, pero Chavarría Barrera dejó el cargo en mayo de 2008, en medio de reproches al gobernador, con quien siguió confrontándose. Como líder del grupo perredista más fuerte del estado, Chavarría ocupó la primera posición en la lista de diputados plurinominales, y al llegar al Congreso guerrerense siguió criticando a Torreblanca Galindo.En abril pasado, Chavarría exigió en la tribuna el esclarecimiento del asesinato de los dirigentes mixtecos de Ayutla de los Libres, Raúl Lucas Lucía y Manuel Ponce Rosas. Señaló que Guerrero padecía una situación similar a la de los años setenta, cuando el régimen priista perseguía a los luchadores sociales: “No parece que este sea un gobierno democrático que respete los derechos humanos”. Días después, al diputado le fue retirada la escolta formada por una decena de agentes de la Policía Ministerial que también protegían a su esposa e hijos. Horas antes del asesinato, Torreblanca explicó que se le quitó al grupo de policías para reasignarlos al combate contra el narcotráfico.En julio creció la distancia entre ambos políticos, ya que hubo un intento de destituir a Chavarría como coordinador parlamentario del PRD, se anunció un recorte presupuestal al Poder Legislativo como parte de un plan de austeridad ante la crisis, y se produjo la debacle perredista ante las derrotas electorales. Incluso, Chavarría emplazó a Torreblanca a cambiar la política de gobierno en una reunión con funcionarios estatales en la Casa Guerrero, la residencia oficial.Todo eso, según los comunicados oficiales difundidos en medios electrónicos y en conferencias de prensa, se acabó por arte de magia, ya que en las últimas semanas Torreblanca mantuvo “una comunicación fluida” con el presidente del Congreso guerrerense, que le permitió intercambiar puntos de vista sobre el futuro del PRD en la entidad y acerca del próximo proceso electoral. “Había el mejor de los ánimos de arribar a acuerdos”, insistió el gobernador. Lo cierto es que la ejecución de Chavarría enrarece aún más el ambiente político, ya tenso porque en los próximos días el Congreso debe aprobar la reforma electoral que, entre otros puntos, definirá la fecha de la elección a gobernador. Además el partido gobernante, el PRD, atraviesa una crisis interna luego de perder de forma consecutiva la mayoría de alcaldías y diputaciones locales en octubre de 2008, así como ocho de nueve distritos federales este año.
La sombra del narco
De acuerdo con la PGJE, aproximadamente a las 6:30 horas del jueves 20, Chavarría Barrera se puso ropa deportiva y salió solo de su casa, en el fraccionamiento Lomas Diamante, para ir al gimnasio. Cuando abordó su auto Bora Sport, dos sujetos se le acercaron caminando y lo acribillaron con 15 disparos de pistolas calibre 9 milímetros y .380. Una bala mortal penetró su pecho y dislocó las vértebras cervicales; luego le dieron el tiro de gracia en la frente. El dirigente nacional del PRD, Jesús Ortega, de inmediato le atribuyó un propósito político al crimen, argumentando que forma parte de una escalada de violencia que ha causado la muerte de al menos 25 perredistas este año, 20 de los cuales han caído en Guerrero.Sin embargo, la mayoría de esos atentados muestran las características de las ejecuciones cometidas por sicarios del narcotráfico. Ese fue el caso, por ejemplo, del dirigente perredista en el municipio de Petatlán, Álvaro Rosas, quien fue levantado a fines de abril; su cuerpo calcinado apareció el 25 de mayo.A su vez, el pasado 21 de febrero el expresidente del mismo municipio de la Costa Grande, Javier Rodríguez Aceves, fue ejecutado con fusiles AK-47 cuando caminaba sobre la calle 5 de Mayo, a un costado del Ayuntamiento. Horas antes, en una conferencia de prensa realizada en Zihuatanejo, el también exdiputado local perredista había denunciado irregularidades cometidas durante la detención de su hijo Ricardo Rodríguez por soldados del 19 Batallón de Infantería. En esa ocasión rechazó tener nexos con el narcotráfico. Además de la cruda lucha política, en la región de Tierra Caliente las bandas del narcotráfico libran una intensa disputa por el control territorial. Las autoridades estatales atribuyen la principal confrontación a los grupos de José Pineda, de La Familia, y el de Jesús Nava, El Rojo, cabecilla local del cártel de los hermanos Beltrán Leyva. Ambas facciones han intercambiado amenazas mediante mensajes colocados en cadáveres. De hecho, el día que Chavarría fue asesinado, un policía municipal murió y otro resultó herido cuando un comando los baleó con fusiles de alto poder en el centro de Chilpancingo.Anteriormente, otros integrantes del Polo Guerrerense de Izquierda han sido vinculados con los hermanos Beltrán Leyva, como el aún diputado federal César Flores Maldonado. Documentos oficiales relacionan a César Flores con empresarios acusados de lavar dinero para los Beltrán Leyva en el centro nocturno Exxxoticas, de Acapulco. El establecimiento fue cateado la madrugada del 24 de junio por agentes del Grupo de Operaciones Especiales de la Policía Federal Preventiva (PFP) y de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, quienes detuvieron a siete empleados.Carlos Ulises Tapia López es uno de los tres socios de este centro nocturno a los que la SIEDO señala como testaferros de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie, el jefe de pistoleros de los Beltrán Leyva. Tapia fue registrado en 2008 como precandidato a regidor en la planilla de César Flores Maldonado, quien aspiraba a la candidatura para la alcaldía de Acapulco con el apoyo del grupo de Chavarría Barrera.Durante esa precampaña, Flores Maldonado –compadre de Chavarría– fue señalado por sus adversarios de tener vínculos con el narcotráfico. “El candidato de Doña Blanca”, lo llamó Octavio Augusto Navarrete Gorjón –asesor de la precandidata zeferinista Gloria Sierra– en un artículo publicado en el periódico Novedades de Acapulco.Por su parte, Torreblanca ha defendido públicamente al exalcalde de Petatlán, el priista Rogaciano Alba Álvarez, vinculado por la SIEDO con la organización de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo. Según el gobernador, el cacique ganadero no puede ser considerado delincuente porque “no se ha demostrado que es culpable”, como dijo en una conferencia de prensa el pasado 15 de abril. En todo caso, la violencia se ha cebado en los militantes del PRD. El 5 de julio, en plena jornada electoral, en el municipio de Coahuayutla fueron ejecutados 12 integrantes de una familia de perredistas que acudían a votar, entre ellos el regidor Macario Rivera Lozano, sus dos hijos, un primo y dos mujeres. A principios de septiembre de 2008, el exalcalde de Zirándaro, Catalino Duarte Ortuño, sufrió un atentando durante su campaña por la diputación local. Sujetos armados le dispararon cuando iba a bordo de su camioneta. De manera inverosímil, Duarte tenía una herida en la espalda pero su camisa estaba intacta. El 12 de febrero pasado un comando armado levantó al hermano de Duarte, ya diputado local perredista. Los agresores irrumpieron violentamente en la casa de José Duarte Ortuño aproximadamente a las 22:00 horas y se lo llevaron por la fuerza. Sigue desaparecido.Luego, en julio, murieron seis sicarios vinculados al cártel de los Beltrán Leyva en un enfrentamiento con soldados en la comunidad de Guayameo, municipio de Zirándaro. Entre los abatidos se identificó a un primo del diputado local, llamado Clemente Ortuño Pineda, cuyos padres y una hermana –se dice en un reporte de la Sedena– habían sido ejecutados en enero de este año en Michoacán.En el aspecto político, Armando Chavarría Barrera era considerado un hábil negociador. En 1990 y 1993 perdió la elección para rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, en 1996 fue designado delegado del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos en el estado durante el mandato del exgobernador y actual senador del PRI Ángel Aguirre Rivero; de 2000 a 2005 fue senador por la vía plurinominal y en 2005 fue nombrado secretario general de Gobierno. En mayo de 2008 fue electo diputado local por la vía plurinominal y designado presidente de la Comisión de Gobierno de la LIX Legislatura local.