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miércoles, agosto 05, 2009

A Colombia no se le puede dar ni un tantico así…

Aviones de combate de los EEUU en la Base Aérea de Palanquero (Colombia),
listos para cualquier agresión contra Venezuela.



Walter Benjamín fue un famoso filósofo, un gran pensador muy próximo a la llamada Escuela de Frankfurt de la que formaron parte Theodor Adorno, Max Horkheimner, Jürgen Habermas, Max Weber, Herbert Marcuse, György Lukács, Leo Lowental, Friedrich Pollock, y Erich Fromm, entre otros. Cuando Hitler avanzaba sobre Europa, amigos de Benjamín le pidieron que se exiliara porque en su condición de judío y de socialista corría un doble peligro. Ante estas amenazas se rebeló, porque en Europa -decía- quedaban posiciones a las que había que defender. Y las defendió, hasta que tuvo que optar por el suicidio antes que caer en manos de los carniceros nazis que lo perseguían. Así como Benjamín en el siglo pasado defendió los últimos reductos de la libertad, el reto de hoy es defender las posiciones de la verdadera democracia participativa y protagónica en Nuestramérica, que han surgido ante las mismas narices del imperio. Esta postura incluye los valores de la integración, la cooperación y la solidaridad de nuestros pueblos.
Esta es una disyuntiva: o caemos en manos de nuestros perseguidores u optamos por la rebelión de todo un continente. El suicidio de Walter Benjamín pudiéramos justificarlo ante la soledad, que al igual que la barbarie, también lo acosaba; pero nosotros no estamos solos. Esa es la diferencia.
Famosa es la expresión del comandante Che Guevara, cuando dijo que "… al imperialismo no se le puede dar ni un tantico así", y acompañaba sus palabras con el gesto característico. Para nosotros el imperialismo hoy no es algo abstracto, es una realidad que está tocando a nuestras puertas, y lo está haciendo por nuestro flanco occidental.
Tenemos que admitir que nos tomaron por sorpresa con Honduras. Nadie estuvo en condiciones de alertar a nuestro presidente sobre lo que estaba sucediendo en ese país, a pesar de que la derecha estaba constantemente telegrafiando mensajes que no pudimos o no supimos descifrar. El último de ellos fue el atentado contra la vida del presidente Zelaya, que se produjo días antes del golpe de Estado, y que prácticamente pasó inadvertido. Esto no puede volver a ocurrir, nunca jamás. En la reciente crisis boliviana, el presidente Chávez, debidamente informado pudo denunciar públicamente en septiembre del 2008, al general Luis Trigo, ex jefe de las fuerzas armadas bolivianas, y lo acusó de haber ido al departamento de Pando "… pero en vez de ir a hacer cumplir el decreto presidencial del estado de sitio... él (Trigo) llegó y ordenó que las tropas se acuartelaran, y abandonaran el aeropuerto y la protección a la ciudadanía”. De igual manera se dirigió al alto mando militar de Bolivia y les dijo que “… no vamos a permitir una dictadura en Bolivia... cumplan con su obligación con ese pueblo". Los golpistas, puestos en evidencia ante el mundo y con la decidida actuación del presidente Evo Morales y su pueblo, conjuraron el complot, inspirado y alentado desde Washington.
Ya estamos al tanto de lo que está pasando en Colombia y estamos suficientemente alertados por José Vicente Rangel, quien describe el escenario así: “…La coherencia ideológica de parte de su liderazgo, su definido perfil reaccionario, y los reflejos antivenezolanos siempre latentes en su clase política, confiere al vecino un protagonismo que excede lo retórico. Quienes hacen y ejecutan la política interna y exterior de Colombia están conscientes de lo que representa el actual proceso venezolano. Que implica que a su lado se desarrolle una experiencia contraria a lo que allá ocurre.” Ya sabemos a qué atenernos y no nos podemos llamar a engaños.
Es evidente que la escena está preparada para una provocación a nuestro país que justificaría una posterior agresión de la oligarquía colombiana, seguida de la intervención norteamericana. Todo está previsto desde hace años por el llamado “Plan Colombia”, diseñado y comenzado a ejecutar durante la presidencia de Bill Clinton. Por ello, no podrá resultar extraño que ese mismo plan de agresión contra Venezuela sea llevado a cabo por la propia esposa de Clinton, la señora Hillary. Estamos muy conscientes que ese plan no se hizo para combatir al narcotráfico, porque es evidente que el cultivo, procesamiento, tráfico y consumo de estupefacientes ha aumentado en Colombia y en Estados Unidos (en lo que corresponde al primer productor y al primer consumidor en el mundo). ¡Los gringos y sus aliados en Colombia vienen por nuestro petróleo!
Afortunadamente son pocos los venezolanos patriotas que pudieran albergar alguna dudad sobre la intención de nuestro vecino y de sus amos. El presidente Chávez, no se dejará sorprender, pero todos debemos estar pendientes de lo que pueda suceder y cambiar nuestra postura de espectadores por la de protagonistas.

sábado, abril 18, 2009

Militares con criterios acertados

No se sabe cuántas personas en Estados Unidos le escriben a Obama y cuántos temas diferentes le plantean. Es evidente que no puede leer todas las cartas y abordar cada uno de los asuntos, porque no le alcanzarían las 24 horas del día y los 365 días del año. Lo que sí es seguro es que los asesores, apoyados por las computadoras, equipos electrónicos y celulares responden todas las cartas. Su contenido será registrado y existen de antemano las respuestas apoyadas en múltiples declaraciones del nuevo Presidente durante su campaña por la postulación y la elección.
De todas formas, las cartas influyen y tienen un peso en la política de Estados Unidos ya que no se trata, en este caso, de un político corrupto, mentiroso e ignorante como su predecesor, que odiaba los avances sociales del New Deal.
Por ello fijé mi atención en un cable publicado ayer 14 de abril, procedente de Washington, suscrito por la agencia de noticias DPA:
“Un grupo de altos militares retirados estadounidenses instó al presidente Barack Obama a ‘apoyar y firmar’ una Ley para acabar con la prohibición de viajar a Cuba de todos los norteamericanos, argumentando que el embargo contra la isla no sirve a los propósitos políticos y de seguridad de Washington.
“‘El embargo ha provocado un significativo movimiento diplomático contra la política estadounidense’, advierten los 12 altos oficiales retirados, entre ellos el ‘zar de las drogas’ durante la presidencia de Bill Clinton, Barry McCaffrey, y el ex jefe del estado mayor de Colin Powell, Lawrence B. Wilkerson, en una carta dada a conocer hoy en Washington.
“‘Como militares profesionales, entendemos que los intereses de Estados Unidos están mejor atendidos cuando el país es capaz de atraer el apoyo de otras naciones hacia nuestra causa’, insisten los militares en la misiva enviada el lunes a Obama, en el mismo día en que el presidente norteamericano anunció el fin de las restricciones de viajes y remesas a cubano-americanos, pero no para todos los ciudadanos del país, como reclaman sectores progresistas.
“A juicio de estos militares, la ‘Ley sobre la Libertad para viajar a Cuba’ presentada ante la Cámara de Representantes por el demócrata Bill Delahunt ‘es un importante primer paso hacia el levantamiento del embargo’.
“Un tipo de política, agregan, ‘con más posibilidades de llevar el cambio a Cuba’ y también para cambiar la imagen internacional de Washington.
“‘En todo el mundo los líderes están reclamando un verdadero cambio político basado en las esperanzas que usted inspiró con su campaña’, sostienen los militares.
“‘Cuba se ofrece como el elemento más a mano para demostrar ese cambio y sería además una maniobra que quedaría profundamente grabada en la mente de nuestros socios y rivales en el mundo’, agregan.”
Ubicada la noticia entre 315 páginas de cables parecería algo intrascendente. Sin embargo, aborda el meollo del problema que motivó cuatro reflexiones en menos de 24 horas, en torno a la Cumbre de las Américas, que se iniciará dentro de 48 horas.
En Estados Unidos las guerras las desatan los políticos y tienen que hacerlas los militares.
Kennedy, inexperto y joven, decretó el bloqueo y la invasión de Girón, organizada por Eisenhower y Nixon que de guerras sabía menos que aquel. El inesperado revés lo condujo a nuevas y desacertadas decisiones que culminaron en la Crisis de Octubre de la cual sin embargo salió airoso, pero traumatizado por el riesgo de una guerra termonuclear de la que estuvo muy cerca, como me contó el periodista francés Jean Daniel. “Es una máquina de pensar”, añadió en elogio al Presidente, que lo había impresionado mucho.
Entusiasmado más adelante con los Boinas Verdes, los envió a Vietnam, donde Estados Unidos apoyaba la restauración del imperio colonial francés. Otro político, Lyndon Johnson, llevó aquella guerra hasta las últimas consecuencias. En esa ingloriosa aventura más de 50 mil soldados perdieron la vida, la Unión despilfarró no menos de 500 mil millones de dólares cuando el valor de estos en oro bajó 20 veces, mató millones de vietnamitas y multiplicó la solidaridad con aquel país pobre del Tercer Mundo. El servicio militar tuvo que ser sustituido por soldados profesionales, alejando al pueblo del entrenamiento militar, lo cual debilitó esa nación.
Un tercer político, George W. Bush, protegido por su padre, llevó a cabo la guerra genocida de Iraq que aceleró la crisis económica, haciéndola más grave y profunda. Su costo en cifras económicas se eleva a millones de millones de dólares, una deuda pública que caerá sobre las nuevas generaciones de norteamericanos, en un mundo convulso y lleno de riesgos.
¿Tienen o no razón los que afirman que el embargo afecta los intereses de seguridad de Estados Unidos?
Los que escribieron la carta no apelan al uso de las armas, sino a la lucha de ideas, algo diametralmente opuesto a lo que han hecho los políticos.
En general los militares norteamericanos, que defienden el sistema económico, político y social de Estados Unidos, poseen privilegios y son altamente remunerados, pero se preocupan de no incurrir en el robo de los fondos públicos, que los conduciría al descrédito y a la falta total de autoridad para su desempeño militar.
Ellos no creen que Cuba constituya una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, como han tratado de presentarnos ante la opinión pública norteamericana. Han sido los gobiernos de ese país los que convirtieron la base de Guantánamo en refugio de contrarrevolucionarios o emigrantes. Peor que todo eso, la convirtieron en un centro de torturas que la hicieron famosa como símbolo de la negación más brutal de los derechos humanos.
Los militares conocen también que nuestro país es modelo de lucha contra el tráfico de drogas, y que nunca desde nuestro territorio se ha permitido acción terrorista alguna contra el pueblo de Estados Unidos.
Como lo pudo comprobar el Caucus Negro del Congreso, incluir a Cuba en la lista de países terroristas es lo más deshonesto que se ha hecho nunca.
Al igual que a los senadores Lugar, Delahunt, el Caucus y otros influyentes miembros del Congreso, les damos las gracias a los que escribieron la carta a Obama.
No tememos dialogar; no necesitamos inventar enemigos; no tememos al debate de ideas; creemos en nuestras convicciones y con ellas hemos sabido defender y seguiremos defendiendo nuestra patria.
Con los fabulosos avances de la tecnología, la guerra se ha convertido en una de las ciencias más complejas.
Es algo que los militares norteamericanos comprenden. Saben que no es cuestión de ordeno y mando al estilo de las viejas guerras. Hoy los adversarios posiblemente no se vean jamás las caras; pueden encontrarse a miles de kilómetros de distancia; las armas más mortíferas se disparan por programas. El hombre apenas participa. Son decisiones previamente calculadas y carentes de emociones.
He conocido a varios de ellos, ya retirados, que se dedican al estudio de las ciencias militares y las guerras.
No expresan odio ni antipatías hacia el pequeño país que ha luchado y resistido frente a un vecino tan poderoso.
En Estados Unidos existe en la actualidad un Instituto de Seguridad Mundial con el cual nuestro país mantiene contactos e intercambios académicos. Hace 15 años lo que existía era el Centro de Información de la Defensa (CID). Realizó la primera visita a Cuba a fines de junio de 1993. Entre esa fecha y el 19 de noviembre del 2004 realizaron nueve visitas a Cuba.
Hasta el año 1999 las delegaciones estuvieron integradas en su mayoría por militares retirados.
En la visita de octubre de 1999 comenzó a variar la composición de las delegaciones, disminuyendo la presencia de militares. Desde la visita número cinco todas las delegaciones estuvieron presididas por el prestigioso investigador Bruce Blair, experto en políticas de seguridad, especializado en fuerzas nucleares de control y mando. Profesor consultante en las universidades de Yale y Princeton. Ha publicado numerosos libros y cientos de artículos sobre el tema.
Conocí por esa vía militares que asumieron importantes papeles en las fuerzas armadas de Estados Unidos. No siempre coincidimos con sus puntos de vista, pero nunca dejaron de ser amables. Intercambiamos con amplitud sobre hechos históricos en los cuales ellos como militares habían participado.
Las visitas continuaron en el 2006, pero yo había tenido el accidente en Santa Clara y más tarde enfermé gravemente.
Entre los doce militares retirados que firmaron la carta a Obama estaba uno de los que participó en aquellas reuniones.
Supe que en el último encuentro que tuvo lugar, con franqueza, dijeron que los militares no tenían intención de agredir militarmente a Cuba; que había una nueva situación política en Estados Unidos, derivada de la debilidad de la administración por su fracaso en Iraq.
Para los compañeros que se reunieron con los norteamericanos estaba claro que se sentían mal dirigidos y se abochornaban por lo que estaba ocurriendo, aunque nadie podía ofrecer garantías sobre la política aventurera del presidente de Estados Unidos, que mantuvo hasta el último día de su administración. Aquella reunión tuvo lugar a principios de marzo del 2007, hace 14 meses.
Bruce Blair debe saber mucho más que yo sobre el espinoso tema. Siempre me impresionó su conducta valiente y transparente.
No deseaba que estos datos quedaran en los archivos esperando el momento en que ya no interesarían a nadie.
Abril 15 de 2009
9 y 16 p.m.

miércoles, abril 15, 2009

Blinda EU la frontera con México y nombra zar antidrogas fronterizo


MEXICO, D.F., 15 de abril (apro).- En vísperas de la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a México, la secretaria de Seguridad Interior Janet Napolitano nombró a Alan Bersin, como nuevo "zar" antidrogas fronterizo.

Excompañero de estudios del expresidente Bill Clinton, Bersin se desempeñó como secretario de Educación en California en el gobierno de Arnold Schwarzenegger. Actualmente, preside la recientemente creada "Fuerza de tarea de la frontera México-Estados Unidos", en San Diego.En conferencia de prensa efectuada en Washington, Napolitano anunció un plan para combatir la violencia en la frontera entre México y Estados Unidos, y dio a conocer que uno de los temas que abordará Obama en su reunión con el presidente Felipe Calderón será el Plan Mérida.
Napolitano dijo que se duplicará el número de agentes especiales en la frontera y se creará un nuevo equipo, que incluye perros detectores de droga.
Informó que en junio próximo estará lista una nueva estación de la Patrulla Fronteriza, lo que significará la presencia total de 300 efectivos, y afirmó que, con Bersin, se busca que haya seguridad en la frontera.
Durante el gobierno del presidente Clinton (1993-2001), Bersin fue Procurador federal para la frontera con México entre 1995 y 1998, por lo que no es ajeno a su nuevo encargo, según analistas políticos.
En ese tiempo, México nombró como su contraparte al exgobernador de Baja California, Ernesto Ruffo Appel, primer militante del PAN que ganó una gubernatura.
Bersin trabajó de cerca con la exprocuradora general Janet Reno y la excomisionada de Migración, Doris Maissner.
Entonces, Bersin instauró las llamadas "cortes de puerto" que en algunas de las garitas más importantes a lo largo de la frontera daban audiencia rápida a indocumentados reincidentes, detenidos más de una vez en la frontera.
Un año antes de su nombramiento como procurador para la frontera, la administración Clinton lanzó la "Operación Guardián", en San Diego, protipo de otros operativos fronterizos, como la "Operación Salvaguarda", en Arizona, y "Río Grande", en Texas.
Los operativos impedian que migrantes indocumentados cruzaran la frontera por las rutas habituales, cerca de las zonas urbanas, y eranarrestados una y otra vez. Las "cortes de puerto" atendían esos casos.
Bersin dejó de ser procurador federal en San Diego y asumió el cargo en el gobierno de Clinton en 1995, mismo que atendió hasta 1998, cuando fue nombrado superintendente escolar en el mismo condado.
En 2005, el gobernador Schwarzenegger lo nombró secretario de Educación, y el año pasado quedó a cargo de los aeropuertos del condado de San Diego.

sábado, enero 03, 2009

America's Hidden Role in Hamas's Rise to Power

By Stephen Zunes, AlterNet.
No one in the mainstream media or government is willing to acknowledge America's sordid role interfering in Palestinian politics.

Editor’s note: In the U.S., the claim that the actions of Hamas forced Israel to launch a massive assault on the impoverished population of Gaza is almost universally accepted. But, as scholar Stephen Zunes explains below, the picture of Hamas as an organization of wide-eyed radicalism without electoral legitimacy or the support of a significant portion of the Palestinian population is simplistic. In this important piece, Zunes examines the ways in which Israeli and American policy-makers encouraged the rise of the conservative religious group Hamas in an effort to marginalize secular and leftist elements within the Occupied Territories.

The United States bears much of the blame for the ongoing bloodshed in the Gaza Strip and nearby parts of Israel. Indeed, were it not for misguided Israeli and American policies, Hamas would not be in control of the territory in the first place.
Israel initially encouraged the rise of the Palestinian Islamist movement as a counter to the Palestine Liberation Organization, the secular coalition composed of Fatah and various leftist and other nationalist movements. Beginning in the early 1980s, with generous funding from the U.S.-backed family dictatorship in Saudi Arabia, the antecedents of Hamas began to emerge through the establishment of schools, health care clinics, social service organizations and other entities that stressed an ultraconservative interpretation of Islam, which up to that point had not been very common among the Palestinian population. The hope was that if people spent more time praying in mosques, they would be less prone to enlist in left-wing nationalist movements challenging the Israeli occupation.
While supporters of the secular PLO were denied their own media or right to hold political gatherings, the Israeli occupation authorities allowed radical Islamic groups to hold rallies, publish uncensored newspapers and even have their own radio station. For example, in the occupied Palestinian city of Gaza in 1981, Israeli soldiers -- who had shown no hesitation in brutally suppressing peaceful pro-PLO demonstrations -- stood by when a group of Islamic extremists attacked and burned a PLO-affiliated health clinic in Gaza for offering family-planning services for women.
Hamas, an acronym for Harakat al-Muqawama al-Islamiyya (Islamic Resistance Movement), was founded in 1987 by Sheik Ahmed Yassin, who had been freed from prison when Israel conquered the Gaza Strip 20 years earlier. Israel's priorities in suppressing Palestinian dissent during this period were revealing: In 1988, Israel forcibly exiled Palestinian activist Mubarak Awad, a Christian pacifist who advocated the use of Gandhian-style resistance to the Israeli occupation and Israeli-Palestinian peace, while allowing Yassin to circulate anti-Jewish hate literature and publicly call for the destruction of Israel by force of arms.
American policy was not much different: Up until 1993, U.S. officials in the consular office in Jerusalem met periodically with Hamas leaders, while they were barred from meeting with anyone from the PLO, including leading moderates within the coalition. This policy continued despite the fact that the PLO had renounced terrorism and unilaterally recognized Israel as far back as 1988.
One of the early major boosts for Hamas came when the Israeli government expelled more than 400 Palestinian Muslims in late 1992. While most of the exiles were associated with Hamas-affiliated social service agencies, very few had been accused of any violent crimes. Since such expulsions are a direct contravention to international law, the U.N. Security Council unanimously condemned the action and called for their immediate return. The incoming Clinton administration, however, blocked the United Nations from enforcing its resolution and falsely claimed that an Israeli offer to eventually allow some of exiles back constituted a fulfillment of the U.N. mandate. The result of the Israeli and American actions was that the exiles became heroes and martyrs, and the credibility of Hamas in the eyes of the Palestinians grew enormously -- and so did its political strength.
Still, at the time of the Oslo Agreement between Israel and the PLO in 1993, polls showed that Hamas had the support of only 15 percent of the Palestinian community. Support for Hamas grew, however, as promises of a viable Palestinian state faded as Israel continued to expand its colonization drive on the West Bank without apparent U.S. objections, doubling the amount of settlers over the next dozen years. The rule of Fatah leader and Palestinian Authority President Yassir Arafat and his cronies proved to be corrupt and inept, while Hamas leaders were seen to be more honest and in keeping with the needs of ordinary Palestinians. In early 2001, Israel cut off all substantive negotiations with the Palestinians, and a devastating U.S.-backed Israeli offensive the following year destroyed much of the Palestinian Authority's infrastructure, making prospects for peace and statehood even more remote. Israeli closures and blockades sank the Palestinian economy into a serious depression, and Hamas-run social services became all the more important for ordinary Palestinians.

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