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domingo, noviembre 06, 2011

El asesinato del dirigente Cano de las FARC, otro premio para Obama y Santos

Pedro Echeverría V.

1. Es indudable que el Plan Colombia, firmado en 1999 por los presidentes Bush y Pastrana, funciona con mucha efectividad. Su hijo, la Iniciativa Mérida o Plan México firmado en 2007 por los presidentes Bush y Calderón, también está muy activo. Ningún plan militar –planeado por el Pentágono, la CIA y la DEA- puede ser inefectivo. El de Colombia se firmó con el pretexto de combatir el narcotráfico y desde hace 10 años sólo ha servido para asesinar a los guerrilleros de las FARC que desde 1964 luchan contra los gobiernos militares y fascistas de ese país. En México el pretexto también fue la lucha contra el narcotráfico, luego contra la llamada “delincuencia organizada” y ahora la Clinton exige que la lucha sea contra la “insurgencia terrorista”. En Colombia los yanquis implantaron siete bases militares para amenazar a Venezuela y toda la región; en México tenemos más 12 mil agentes yanquis que operan con el apoyo de Calderón.

2. Toda la prensa comercial -cuyas fuentes básicas han estado siempre en EEUU- ha anunciado con bombo y platillos la muerte en combate del máximo dirigente de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Alfonso Cano. Desde la fundación de las FARC Manuel Marulanda, alias Tirofijo, fue su jefe incuestionable; a su muerte en 2008 fue electo Cano, un ideólogo de la guerrilla, para reemplazarlo. Puede recordarse también que en 2008 fue asesinado también Raúl Reyes, entonces segundo al mando y dos años después fue masacrado el aguerrido Mono Jojoy. Se ha difundido que el sucesor en la dirigencia será Iván Márquez por ser uno de los veteranos regionales de las FARC. La realidad es que los avances territoriales de la FARC no dependen de los dirigentes sino del fortalecimiento de la guerrilla y de su capacidad para asentar golpes certeros al gobierno asesino de Colombia.

3. Pero, ¿por qué 47 años de lucha guerrillera de las FARC en las selvas colombianas? Porque Colombia, con 47 millones de habitantes, como México y demás países donde la riqueza está injustamente distribuida, hay entre el 70 o el 80 por ciento de pobres y miserables, mientras un puñado de grandes capitalistas acumulan todas la riquezas. Porque a pesar de muchas luchas campesinas, obreras, populares legales, el gobierno no soluciona nada pero sí las persigue y asesina. Porque las elecciones han sido siempre una farsa y se demuestra con los resultados de ellas que sólo benefician a políticos corruptos y a empresarios explotadores. Las FARC y otras guerrillas en Colombia surgieron porque se acabaron las formas legales de lucha. Lo mismo está sucediendo en México donde todas las luchas importantes son reprimidas, llevadas al desgaste y muchos de sus dirigentes encarcelados o asesinados.

4. En Colombia un golpe de Estado –apoyado por el gobierno de Eisenhower- entregó en 1953 el poder al general Rojas Pinilla. La mayoría de las guerrillas que entonces existían, atraídas tontamente por las propuestas de paz del gobierno, entregaron sus armas, pero varios de sus miembros fueron asesinados posteriormente. Así surgió el actual movimiento guerrillero, impulsando a algunos antiguos guerrilleros liberales a crear y retornar al ELN, M-19 y las FARC apoyados por corrientes radicalizadas de izquierda. La burguesía, asociada y subordinada al imperio yanqui siguió gobernando por medio de los partidos liberal y conservador que se repartían el gobierno y la riqueza. Esta burguesía fue la que se asoció con el narcotráfico al que siempre se buscó ligar con la guerrilla con el fin de desprestigiarla y destruirla. Desde entonces el imperialismo, usando a la CIA, se encargó de planear el famoso Plan Colombia con todo el financiamiento necesario.

5. Las FARC se convirtieron, durante 30 años, en formas inteligentes de resistencia hasta que durante el gobierno de Samper (1994-98) salieron a la luz muchos escándalos acerca de la estrecha alianza del gobierno con el narcotráfico misma en la que los EEUU intervenían. La guerrilla creció en más de la mitad del territorio del país y se consolidó como una gran fuerza alternativa al gobierno empresarial. El gobierno se vio entonces obligado a entablar negociaciones de paz, mismas que fracasaron por la implantación del Plan Colombia que firmó Pastrana con Bush, pero que usó el fascista gobierno de Álvaro Uribe, que siendo presidente durante ocho años (2002-10), gobernó con un discurso hitleriano. Desde entonces Colombia ocupa el liderazgo en número de secuestros y, sobre todo, del mayor productor de cocaína. Uribe se confrontó con Chávez y otros gobernantes y pidió la instalación de bases militares de EEUU. Fue igual que su contemporáneo Bush.

6. Manuel Santos, el gobernante impuesto por Uribe en Colombia el año pasado, fue antes su secretario de Defensa, es decir, el jefe militar. Con ese antecedente Santos no habla mucho como Uribe, pero conoce mucho mejor la estrategia militar. Si Uribe era fascista Santos es fascista y medio. Si el general Rojas Pinilla asesinó en 1953 a muchos guerrilleros que creyeron en la paz prometida, Santos los va a llevar al paredón o asesinar en grupo si la FARC decide negociar. ¿Qué ha hecho y está haciendo el gobierno de España y el vasco contra los guerrilleros patriotas de la ETA que al parecer se hacen ilusiones en promesas de paz? Un principio básico es que ¡Ninguna confianza con el enemigo, por más promesas y juramentos que haga! Sin duda es más importante un exilio en un país –como Cuba- que garantice que no entregará a los revolucionarios a ningún gobierno de derecha o fascista. ¿Hasta cuándo Chávez dejará de confiar en el asesino Santos?

http://pedroecheverriav.wordpress.com

jueves, septiembre 09, 2010

La nueva doctrina de Washington para América Latina

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, calificó como insurgencia al accionar de las bandas de narcotraficantes mexicanos, y afirmó que ese país se parece mucho a la Colombia.

Hay una declaración muy importante que ayer y hoy rebota en la mayoría de los medios americanos.

La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, calificó como insurgencia al accionar de las bandas de narcotraficantes mexicanos, y afirmó que ese país se parece mucho a la Colombia de hace 20 años.

Hay que prestarle atención a estas afirmaciones, que en boca de una funcionaria de ese rango nunca son gratuitas.

En Colombia, la penetración estadounidense en todas las esferas, políticas, de inteligencia y de seguridad es total. La excusa para esto es el narcotráfico y la insurgencia, los mismos problemas que ahora describe Clinton para la sociedad mexicana.

¿Querrá transformar Estados Unidos a México en su nueva Colombia, tal como lo ha hecho en las últimas décadas?

Parece ser que esta es la lectura que hacen los principales partidos representados en el senado mexicano, que en pronunciamientos públicos denunciaron que lo dicho por la jefa de la política exterior de Washington refleja el interés de EE.UU de participar de modo directo en México en la lucha contra el crimen.

Pero Clinton fue más allá, reiteró el “compromiso” con México, cuando Washington habla de compromiso en la lucha contra el narcotráfico o contra el terrorimo ya sabemos como termina. Compromiso estadounidense hay con Colombia (7 bases militares), con Afganistán y con Irak (invadidos).

Adicionalmente amplió el concepto de insurgencia narco a Centroamerica. Clinton dijo que México tiene la capacidad para luchar contra las bandas de narcotraficantes, capacidad de la que carecen los países centroamericanos -debemos interpretar que deberán contar con el apoyo de Washington para lograrlo, tal como lo necesitaron en la década de los ’80 para librarse de las guerrillas-.

Estén atentos a las noticias que ligan a Washington con la lucha contra el narcotráfico en América Latina, pues esta semana el presidente peruano Alan García, abrió las puertas a una presencia de tropas estadounidenses en su país bajo el pretexto de la lucha contra las drogas.

Adicionalmente el Departamento de Estado también presiona -y por cierto con éxito- a la clase política paraguaya para ampliar su influencia en la nación guaraní.

Si a esto le sumanos las 7 bases estadounidenses en Colombia y el nuevo concepto de insurgencia narco que afecta a México y Centroamerica la conclusión es obvia.

Bajo la administración de Obama ha tenido un nuevo impulso la injerencia estadounidense en nuestra región, la lucha ya no es contra el comunismo y ni siquiera contra el terrorismo, la excusa ahora es el narcotráfico.

http://andressallari.blogspot.com/

martes, agosto 17, 2010

Dos sopas: legalizar o colombianizar

Felipe Calderón, titular del Ejecutivo.

Denise Dresser

MÉXICO, D.F., 16 de agosto.- Cual Chabelo, el amigo de todos los niños, Felipe Calderón ha pasado las últimas semanas tratando de congraciarse con todos. Convoca foros, dialoga con gobernadores, invita a dirigentes de partidos políticos, escucha a académicos, se reúne con diversas organizaciones de la sociedad. El objetivo, en sus propias palabras, es “hacer de la lucha por la seguridad nacional una política de Estado, no una política de un presidente o de un gobierno” y “estoy acudiendo a todas las llantas del vehículo y a todas las patas de la mesa”. La intención, según argumenta, es oír, revisar, replantear y fortalecer la estrategia nacional de seguridad. Y aunque se agradece la intención –lamentablemente tardía– de Felipe Calderón, hay algo que tanto el presidente como el país necesitan entender. En cuanto a opciones para enfrentar el narcotráfico y los males que engendra –violencia, corrupción, desmoronamiento institucional– no hay mucho de dónde escoger. O se legaliza o se colombianiza. O se regulan las drogas o se involucra de manera mucho más abierta a Estados Unidos para combatirlas.

Calderón no entiende este dilema o no quiere enfrentarlo. Al examinar cuidadosamente lo que ha dicho desde que comenzó la “cruzada Chabelo”, es posible entender lo que quiere: mayor involucramiento de múltiples actores para que la ofensiva emprendida hace cuatro años no sea percibida como “su guerra”; mayor diseminación de información oficial para que la sociedad comprenda por qué hace lo que hace y decide lo que decide; mayor colaboración periodística en la cobertura de muertes y mantas, para no proporcionarle ayuda al adversario. Nada más y nada menos. No hay en sus reflexiones o afirmaciones hasta el momento una sola señal de cambio de ruta, un sólo indicio de golpe de timón; una sola sugerencia de un replanteamiento fundacional. El meollo del asunto parece ser el siguiente: o el gobierno de Calderón no sabe qué tipo de estrategia distinta desea instrumentar, o quiere seguir con la misma –incorporando algunas sugerencias de orden cosmético– pero con mayor legitimación social.

Una guerra idéntica, pero a la cual se le cambia de nombre. Una guerra igual a la que hemos presenciado, pero con menos voces críticas porque ya fueron escuchadas. Una guerra facsimilar a la de los últimos cuatro años, pero con menos denuesto porque el gobierno empieza a hablar de “colaboración”. Esa parece ser la intención real del ejercicio llevado a cabo en tiempos recientes, ya que no hemos escuchado una sola idea nueva planteada por el presidente. No hemos oído un solo replanteamiento profundo de su parte. Lo diferente es el reconocimiento a la necesidad de diálogo. Lo distinto es la aceptación de errores cometidos. Lo novedoso es que se comparta información en lugar de amurallarla. Pero la humildad no es política pública. La explicación no implica reorientación. La apertura no constituye –en sí misma– la pavimentación de un nuevo camino para sacar a México del caos. El énfasis presidencial en la “recuperación de los valores”, el sentido de “mística” de las policías, la “participación social” en la denuncia del crimen revela anhelos, pero poco más.

Mientras tanto, lo que sí hemos escuchado de Calderón es su oposición vehemente a la legalización de las drogas. Está dispuesto a que otros debatan el tema pero jamás lo hará suyo. Insiste en que los perjuicios serían mayores a los beneficios a pesar de la información comparativa disponible que subraya lo contrario. Argumenta que el consumo se dispararía aunque la despenalización de la mariguana en otros países no ha producido ese resultado. No está dispuesto a considerar una opción que muchos expertos y expresidentes han empujado, ante el fracaso histórico y comprobado de otras alternativas en otras latitudes. Así, con una posición que parece más enraizada en prejuicios morales que en razonamientos sopesados, el presidente descarta una opción que México puede y debe considerar. Aunque sea difícil reconocerlo, en este tema Vicente Fox tiene razón: “hoy estamos trabajando para Estados Unidos, y mientras ellos no hacen su tarea” para limitar su propio consumo y reducir el tráfico de armas, México aguanta las muertes y los crímenes y los cárteles.

La legalización –mediante un mercado bien regulado por el Estado– podría romper la estructura económica que produce ganancias descomunales para mafias incontenibles. Y ése sería un primer paso para disminuir la violencia y contener la corrupción.

Al descartar este paso, Felipe Calderón coloca al país en una situación en la cual sólo tiene dos alternativas: seguir insistiendo en la misma estrategia con los resultados fallidos que ya hemos visto, o reproducir el modelo colombiano. De hecho, el presidente –en varias ocasiones– ha manifestado su admiración a lo que Colombia ha logrado hacer en los últimos años. Y sin duda, como lo ha argumentado Michael Shifter del Inter-American Dialogue en su artículo A Decade of Plan Colombia, las condiciones de seguridad allí han mejorado de manera importante en la última década. Ya no puede ser descrito como un “Estado fallido”, como un país en la frontera del caos, a pesar de que sigue produciendo drogas. Las masacres han disminuido, los homicidios han caído, los secuestros han descendido, el sistema judicial ha mejorado, el Estado ha logrado restablecer su autoridad.

Pero todo ello se logró gracias a lo que Felipe Calderón tendría que exigir, explicar, legitimar: la intervención estratégica, el entrenamiento táctico, la presencia militar de Estados Unidos a cada paso. Porque es poco probable que la pacificación colombiana hubiera ocurrido sin el apoyo estadunidense de gran calado que el “Plan Colombia” implicó.

Si Felipe Calderón rechaza la legalización en México, sólo le queda exigir el combate colombianizado con la ayuda militar de Estados Unidos. Eso entrañaría que el presidente reconociera todo lo que no ha querido reconocer hasta el momento. Que la eficacia fundamental del Estado mexicano está en juego. Que sin una intervención estadunidense mayor, el deterioro en la situación de seguridad seguirá siendo progresivo. Que esa intervención implicaría no sólo la provisión de equipo militar a México, sino también la presencia de personal militar estadunidense en territorio mexicano. Que el costo en cuestión de derechos humanos sería tan alto como lo fue en Colombia. Que Calderón se verá obligado a tocar en las puertas de Washington pidiendo más ayuda y más dinero, cuando Barack Obama está intentando cerrar otros frentes y gastar menos en otras batallas. Que deberá convencer a la población mexicana sobre la conveniencia de emular el ejemplo colombiano a pesar de los claroscuros que contiene. Esa es la dura realidad que el debate actual en México no ha querido encarar. Esa es la terrible disyuntiva que el país necesita entender. Sólo hay dos sopas poco apetitosas: legalizar o colombianizar.

viernes, diciembre 25, 2009

Posición de las FARC ante el asesinato del gobernador de Caquetá

La mayor responsabilidad en la muerte del mandatario le corresponde a Uribe por ordenar un rescate a sangre y fuego, indican fuentes de la guerrilla/ Cuéllar era un represor, ligado a grupos paramilitares.

BOGOTA, Colombia, 23 de diciembre (TELESUR) Según un columnista de la Agencia de Noticias Nueva Colombia (Anncol), donde usualmente las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) publican sus comunicados, éste grupo insurgente reaccionó ante el asesinato del gobernador del Caquetá, Luis Francisco Cuéllar, considerando que “es irresponsable para cualquier medio culpabilizar a alguien, sea grupo o persona individual, sin conocer los resultados de una investigación seria”.Según la entrevista concedida a Anncol, las FARC afirman “negarse a la ‘’verdad’, construida por un discurso oficial al que califican como un régimen mafioso y paramilitar, que ha hecho del crimen y de la guerra sucia una política de Estado”.
El grupo rebelde, en su diálogo con la agencia, señalan que “Uribe, en sus siete largos y tenebrosos años en la presidencia no ha hecho más que incendiar el país en su lucha por exterminar a la guerrilla bolivariana y al narcotráfico de Colombia. Ni uno ni lo otro”. Además sostienen que el “régimen” no pasa la prueba en ninguno de los “indicadores sociales, políticos y de bienestar social”. “La únicas materias aprobadas con creces son las masacres, los asesinatos selectivos, la concentración de la riqueza y la masificación de la pobreza, ya que los pobres son ahora miserables”, señaló la entrevista publicada en el sitio web de Anncol.Consideró que la muerte del gobernador de Caquetá, Luis Francisco Cuéllar, fue consecuencia “del conflicto social que vivimos, y no se puede descontextualizar, como una muerte de la democracia como dicen algunos observadores”. Por otra parte, las FARC precisaron a Anncol que “el gobernador no era un santo”, puesto que “participaba activamente en la guerra, financiado a los grupos paramilitares”.“El gobernador no está protegido por el DIH pues es miembro de las instituciones del Estado, es el comandante en jefe departamental de FFMM y tenia compromiso con los grupos paramilitares”, señala el texto.En este contexto, la agrupación armada enfatizó que cuando el comandante en jefe de Fuerza Militar (Uribe) “ordena el rescate a sangre y fuego, no se puede esperar otro resultado”. “¿Quién era el gobernador del Caquetá?”, plantearon las FARC a Anncol, mientras resaltarón que “casi el 90 por ciento del país ignora que el gobernador de Caquetá rindió indagatoria en el mes de marzo de este año, en la Fiscalía 11 de Bogotá por sus lazos paramilitares. Pero esto, ningún medio lo dice”.Las FARC consideraron que Cuéllar “participaba en el conflicto armado, no era un simple civil, como no lo presentan el discurso oficial, era un instigador, financiador del paramilitarismo”.
Horror de guerra
Alfredo García
En torno a la noticia

La muerte de Luis Francisco Cuéllar, gobernador de Caquetá, conmovió a la opinión pública colombiana e internacional. El pasado lunes, un comando de las FARC irrumpió en su residencia, secuestró al alto funcionario y abatió a su escolta. El presidente Álvaro Uribe ordenó una operación militar de rescate.

Una fuerza de tarea compuesta por 10 aeronaves y un centenar de policías y fuerzas especiales inició la persecución del comando guerrillero. Pocas horas después, en un paraje rural, fue encontrado el cuerpo sin vida del gobernador, ejecutado por los secuestradores en su huida. La inmediata reacción de repudio no se hizo esperar. A las voces en Colombia, se sumaron la ONU, EU, la UE y Amnistía Internacional. Todos condenaron el crimen. Nadie condenó la guerra. El trágico suceso se produjo en medio de negociaciones para la incondicional liberación, por parte de la FARC, de dos militares con más de 10 años de reclusión en la selva. La reacción del presidente Uribe recordó un similar hecho en abril del 2002, cuando el gobernador de Antioquia, Guillermo Gaviria, secuestrado por las FARC, murió en un intento de rescate por parte de las fuerzas especiales del Ejército. A pesar de la guerra de baja intensidad que desde hace 7 años el Pentágono lleva a cabo en el país andino y el reciente acuerdo militar entre Washington y Bogotá, que da luz verde a la intervención militar norteamericana, la guerrilla de las FARC y el ELN demuestran tener capacidad de acción combativa, a pesar de la campaña mediática que los presenta como faltos de liderato y desmoralizados. Obnubilado por un modelo de democracia-oligarca sostenida bajo el horror de la guerra y la intervención extranjera, el gobierno de Uribe apuesta al exterminio de una guerrilla que tiene profunda raíces en la injusticia social.El secuestro de militares y políticos por parte de las FARC para negociar la liberación de sus combatientes, es uno de los hechos de mayor inseguridad y más sufrimiento para la sociedad colombiana, pero también ignorada oportunidad para tender un humanitario puente hacia un proceso de paz.Con su decisión de ordenar el rescate militar de todos los secuestrados por las FARC, el presidente Uribe no hace una demostración de fuerza sino de falta de humanidad, condenando a muerte a los prisioneros de la guerrilla. La reacción del presidente Uribe ante el secuestro del gobernador de Caquetá, no fue la de un estadista ultraconservador defensor de los intereses de la oligarquía, sino la de un fanático que se sirve de la jefatura del Estado para atizar el antiguo conflicto interno y justificar la millonaria ayuda económica que recibe de EU. Sin embargo lo más insólito del conflicto colombiano es la parálisis de su clase política, fenómeno sólo comparable con la sorprendente alineación de la mayoría del sistema parlamentario y judicial hondureño al golpe de Estado que interrumpió el proceso democrático del país centroamericano.Es hora de condenar enérgicamente los horrores de la guerra en Colombia, pero también sus causas y darle una oportunidad a la paz. Las FARC y el ELN no son entidades mercenarias, sino organizaciones con base popular y más de cinco décadas de emplear la lucha armada, por falta de una opción democrática. Por ello el Gobierno necesita arrancar el 2010 con estrategias frescas y aprendizajes necesarios para reafirmar lo ganado y recuperar el ritmo. La discusión sobre los ajustes a la estrategia empleada ya sobrepasó el contrapunteo analítico de un experto contra otro o la insinuación oficial de intereses políticos. El desafío inmediato es impedir, con reacción rápida e inteligencia, el retorno de epidemias, como los secuestros a políticos, que el país creía superadas. Amnistía Internacional y la Unión Europea se sumaron a la condena expresada por la ONU y Francia por la muerte de Luis Francisco Cuéllar Carvajal.Francia condenó el miércoles “con la mayor firmeza” el “crimen odioso” del gobernador Cuéllar, que el gobierno de Colombia atribuyó a las FARC.El gobierno recordó que esta guerrilla “figura en la lista europea de grupos terroristas”.“Francia condena, con la mayor firmeza, ese crimen odioso y llama una vez más a los grupos armados ilegales a liberar a todos los rehenes” que mantiene en su poder, afirmó el portavoz del ministerio francés de Relaciones Exteriores, Bernard Valero.Cuéllar, un ganadero que el martes cumpliría 69 años, fue sacado de su vivienda en Florencia —capital de Caquetá— la noche del lunes, por una columna de guerrilleros, según el gobierno colombiano. “Francia reafirma su apoyo a la defensa de la democracia y del Estado de derecho en Colombia”, indicó el vocero de la cancillería francesa.La Unión Europea también condena el brutal asesinato del gobernador del Caquetá y reiteró su apoyo a Colombia.“La Presidencia de la Unión Europea ha sido informada del secuestro y brutal asesinato del gobernador del departamento del Caquetá, Sr. Luis Francisco Cuéllar Carvajal, así como del patrullero de policía, Javier García Gutiérrez, al parecer por las FARC. La Unión Europea expresa su más enérgica condena contra este acto execrable y cobarde”, dijo la Alta Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad, Baronesa Catherine Ashton.“Lo asesinaron miserablemente”, dijo el presidente Álvaro Uribe y anunció que mantendrá la recompensa de mil millones de pesos para quienes faciliten información por los autores del crimen, que atribuyó a la columna móvil Teófilo Forero de las FARC.“Hemos dado instrucciones para que el operativo militar que se emprendió para rescatar al Gobernador se mantenga para capturar a los responsables”, agregó en su alocución televisada.“Lo degollaron”, afirmó el mandatario durante una alocución radiotelevisada que el mandatario debió repetir por completo debido a que ni los micrófonos ni las comunicaciones en la Casa de Nariño funcionaron en un primer intento de transmisión.En un paraje rural de la vereda San Antonio de Atenas, hacia el sur de la capital caqueteña, terminó la intensa búsqueda del mandatario seccional, que ya antes había sido secuestrado en cuatro oportunidades y que este martes cumplía 69 años.La persecución del comando de la ‘Teófilo Forero’ de las FARC, que el lunes se llevó a Cuéllar —en la que participaron 10 aeronaves y un centenar de policías Jungla y miembros de las Fuerzas Especiales del Ejército— se mantendrá, según anunció Uribe. El cuerpo fue hallado sobre las 3 y 4 de la tarde, cinco horas después de que apareció, incinerada en una zona relativamente cercana, la camioneta en la que la guerrilla se había llevado a Cuéllar después de asesinar al único policía que custodiaba su casa.

Rodeado de explosivos
Alrededor del cuerpo había explosivos, según confirmó la Fuerza Pública. Estaba boca abajo (lo que dificultó su identificación) y tenía señales de varias heridas que inicialmente se reportaron como de arma de fuego. Después se confirmó que la causa de la muerte fue una herida en el cuello con arma blanca, aparentemente un machete. El Presidente dijo que no entendía por qué mientras que el Gobierno da todas las garantías para que la liberación anunciada por las FARC se concrete (la de los militares Pablo Emilio Moncayo y Josué Daniel Calvo), “ahora este grupo responda de esta forma”.El cuerpo del gobernador será velado este miércoles en la sede de la Asamblea de Caquetá. Y tomaba fuerza la realización de una marcha. El crimen del Gobernador causó rechazo. El Gobierno de E.U. envió un comunicado en el que catalogó el hecho como “repulsivo y repugnante”.Plan Colombia es un proyecto internacional constituido entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos. Su principal objetivo es disminuir el narcotráfico y resolver el actual conflicto armado que se vive en la nación suramericana. Se concebió en 1999, durante las administraciones del presidente colombiano Andrés Pastrana Arango y el estadunidense William Clinton, con los objetivos específicos de generar una revitalización social y económica, terminar el conflicto armado y crear una estrategia antinarcóticos.Después de la toma de posesión de Pastrana, uno de los nombres dados a la iniciativa fue “Plan Colombia para la Paz“, el cual, según Pastrana, “era un conjunto de proyectos de desarrollo alternativo que canalizarían los esfuerzos de las organizaciones multilaterales y gobiernos extranjeros hacia la sociedad colombiana”.Durante una reunión de Pastrana con el presidente Clinton, en agosto de 1998, este discutió “la posibilidad de asegurar un aumento en la ayuda para los proyectos antinarcóticos, desarrollo sostenible, la protección de los derechos humanos, ayuda humanitaria, estímulo a la inversión privada y unión con otras donantes e instituciones financieras internacionales para promover el crecimiento económico de Colombia”El embajador Robert White afirmaba: “si usted lee el Plan Colombia original, no el escrito por Washington, sino el original, no hay mención alguna sobre los motivos contra los rebeldes de las FARC. Por el contrario, (Pastrana) dice que las FARC son parte de la historia de Colombia y un fenómeno histórico que, él dice, ellos deben ser tratados como colombianos..[Colombia] vienen y pide pan y usted, Estados Unidos, les da piedras.”El presidente Pastrana admitió que la mayoría de la ayuda de Estados Unidos estaba enfocada hacia la esfera militar y antinarcóticos (en un 68 pero argumentó que eso era un 17 el monto total de la ayuda prevista para el Plan Colombia. El resto, según el Presidente, sería donado por otras naciones e instituciones internacionales y seguiría enfocado al desarrollo social y económico; por lo tanto, Pastrana consideraba injusto que los críticos se enfocaran exclusivamente en la ayuda de Estados Unidos y por ello llamaran “militarista” al Plan Colombia.El plan original tenía un presupuesto de $ 7’500,000, de los cuales un 51 e dedicaría a desarrollo institucional y social, un 32 ara combatir el narcotráfico, un 16 ara revitalización social y económica y un 0,8 ara apoyar los procesos de negociación política con los grupos guerrilleros. Pastrana inicialmente solicitó $ 4’864,000 provenientes de fondos colombianos (65 y solicitó $ 2’636,000 a la comunidad internacional (35 En octubre del 2004 el Senado estadounidense aprobó nuevas leyes militares e incrementó el número de asesores militares estadounidenses que podían operar en el país como parte del Plan Colombia, de 400 a 800, y el número de contratistas militares privados de 400 a 600.Una de las consecuencias del Plan Colombia es el desplazamiento de miles de campesinos colombianos como refugiados al Ecuador y a Venezuela. La Comisión de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos estima que aproximadamente 180,000 colombianos han buscado refugio en el Ecuador y se han establecido en campamentos lo largo de la frontera de ese país con Colombia.

viernes, diciembre 11, 2009

Miente Obama

Toda la razón le asiste a Obama cuando afirma que otros merecen más los reconocimientos que él. Aunque tampoco es que tenga importancia el que le den uno de los que se otorgan a los ricos, por otros ricos. Siendo el dinero, como salta a la vista, lo único que a estas alturas a los otorgadores y a los receptores del Nobel les importa.

Si se les diera a personas dignas, luego de habérselo entregado a Kissinger, esas personas con principios, como es obvio, como regla, lo rechazarían. Miente, sin embargo, Obama al decir que su país es un país en medio de una guerra. No. Su país es el productor de todas las ocupaciones. Que no son ni siquiera guerras. Porque en las guerras, a veces, se enfrentan dos grupos en, más o menos, igualdad de condiciones. Afganistán e Irak son países invadidos por el país más canalla del planeta. Ocupados e invadidos para robarles los Estados Unidos de Norteamérica los bienes que pertenecen a los aborígenes de esos países.

Obama es el dirigente de un país invasor que se sueña imperio. Obama es presidente de un país cuyo gobierno ha arrogado el derecho de convertirse en policía del mundo. Convertirse en policía del mundo como la forma disfrazada de apoderarse de todos los bienes del mundo. Obama es la cabeza hoy, como antes lo fueron sus antecesores, igual de impresentables, de un país dominado por bastardos intereses económicos. Obama es la cabeza del país más odiado de la tierra. Obama es la cabeza del país más asesino. Y vaya que ya es decir. Porque tampoco es que Israel y Gran Bretaña no contribuyan a lo mismo. Obama nada tiene que ver con los negros admirables con los que, inaceptablemente, se compara. Ellos como el resto de los habitantes del mundo que por saberlo de piel negra nos hicimos ilusiones, por un tiempo breve, de que podía hacer algo distinto, morirían nuevamente, de vergüenza ahora, al saberse usados por ese impresentable promotor de la muerte para el mundo. Pero, Obama, vuelve a acertar al decir que la maldad existe en el mundo. Sí. Y el demonio que la encabeza se llama capitalismo y de esa maldad Obama es cabeza visible. El horror sufrido por el pueblo estadounidense, por los ataques producidos por la tirada de las Torres Gemelas, que se hizo su antecesor, es el mismo horror que sufren los otros pueblos de la tierra cada vez que la CIA, creada, entrenada como asesina, tolerada y enviada por impresentables como Obama, llega a los otros países, sin derecho alguno a violar todos los derechos humanos de las personas que son súbditos de otras naciones, que no de la gringa, a la que abominan. Sí, la maldad existe. Y otro malvado recibió ayer el Nobel en esta entrega. Lo que aprovechó ese también presidente asesino gringo, aunque su piel negra sea por fuera, tan blanco que es por dentro o al menos tan blanco que se sueña, para justificar la guerra y las invasiones y las ocupaciones y los planes asesinos Mérida, México, Colombia… Ya antes se lo habían entregado a otros igual de impresentables. Así que nada que decir de ese reconocimiento que ninguna persona digna tendría que haber vuelto a aceptar desde que se lo entregaron a Kissinger. Y con esto queda explicado el porqué me parece aberrante que se pretenda que a Fidel Castro se le entregue ese reconocimiento. Castro es mucho Fidel para necesitar tan vacuo reconocimiento.

martes, agosto 18, 2009

UNIDAD IZQUIERDA


Una oposición electorera, con buenos ingresos, ha impedido la caída de Calderón


1. Hace varios meses que el gobierno ilegítimo de Felipe Calderón debió ser obligado a renunciar para colocar en su lugar a algunos personajes menos militaristas y no tan corruptos; o quizá, según los legalistas, adelantar las elecciones a pesar de que todo siga más o menos igual con el PRI en la Presidencia. La situación económica de México –con 70 millones de pobres y miserables, entre estos 10 millones de desempleados- tiene al país con muchas protestas y al borde de grandes estallidos sociales violentos. Busco entender si mis juicios son sólo “calenturientos”, pero después de pensar y repensar en esa realidad llego a la conclusión que sólo pueden estar contentos aquellos empresarios y políticos: diputados, senadores, miembros del gabinete, empresarios, con ingresos que van de 100 a 500 salarios del trabajador.
2. La oposición real, no parlamentaria ni electorera en México, es muy débil y dividida por problemas gremiales y de liderazgo. Los electricistas del SME, los telefonistas, los trabajadores universitarios, los empleados del IMSS, los profesores de la CNTE, los movimientos populares y barriales, son poderosos organismos de masas que juntos pueden poner el jaque al gobierno o a los empresarios; pero divididos son burlados por la clase en el poder. Y están divididos porque siempre dan prioridad a sus demandas particulares gremiales o porque suelen aparecer problemas de liderazgos personales. La combatividad y continuidad de los compañeros de la APPO y la CNTE los ha puesto en la vanguardia, pero la represión les ha impedido lograr sus objetivos. Por falta de un movimiento fuerte de izquierda sigue esperanzándose de la socialdemocracia.
3. La militarización y el espionaje en el país se ha agudizado. En las últimas semanas o meses se han aprobado en los niveles legislativo y ejecutivo, el espionaje telefónico, el asalto domiciliar sin alguna orden, la detención arbitraria de personas en las calles, la continuidad del ejército en las poblaciones y toda una serie de medidas que permiten al ejército disfrazado de policía y al mismo ejército (en bruto) que ocupa las calles desde hace casi tres años, asesinar a cualquiera que parezca un narcotraficante o un terrorista. Miles de personas han ido a las cárceles o han sido asesinadas sin probar culpabilidad alguna. La realidad es que parece vivirse una guerra no declarada contra la población, pero con el argumento del “combate al narcotráfico” que saben nunca podrá acabarse porque ha penetrado hasta las esferas más altas del gobierno y de los empresarios.
4. Lo más preocupante en los últimos días han sido la reunión en Guadalajara de la llamada “cumbre” de presidentes de EEUU, Canadá y México y los acuerdos entre el presidente colombiano y Calderón. Las conversaciones se han centrado en el fortalecimiento de los “planes de seguridad”, en la ayuda militar norteamericana y en la capacitación de tropas del ejército. En vez de hablar y plantear algunas soluciones a la profunda crisis económica, al desempleo que crece aceleradamente, se busca una mayor preparación militar contra el llamado narcotráfico, particularmente contra el probable incremento del terrorismo. Con el ejemplo de Colombia, que se ha convertido en una gran base militar norteamericana (rodeada por ocho bases yanquis), México parece ponerse por la misma ruta del Plan Colombia con su famosa Iniciativa Mérida.
5. Sin embargo, a pesar de que en estos dos sexenios panistas sólo se han registrado profundas crisis económicas de crecimiento cero o menor que cero, que el desempleo se ha profundizado, que la corrupción ha sido muy grande y que México anda arrastrado ante los políticas de los EEUU, la clase política (los llamados partidos de oposición) ha estado muy bien atendida con los dineros públicos y alejada de los problemas de los 60 o 70 millones de mexicanos pobres. Muy combativos discursos de campaña, mucha propaganda televisiva llena de promesas, pero concluidas las elecciones los candidatos se convierten en funcionarios al servicio de su partido y del Estado. Los electores votan y regresan a sus casas sin enterarse nunca acerca de lo que pasó. Los medios de información se encargarán de lo demás por encargo financiado por los partidos.
6. ¿Cómo acelerar los cambios políticos si para los partidos (“muy de oposición” pero integrados al Estado) es mejor vivir las cosas en calma, con tranquilidad, mientras cada mes reciben sus multimillonarias “prerrogativas” y los políticos reciben sus millonarios salarios y prestaciones que multiplican sus privilegios? Todos los gobiernos del país saben que las llamadas “oposiciones” nunca son reales, que son de mentirita, que son oposiciones –como diría el doctor Perogrullo- mientras no están en el poder. ¿Quién puede poner en riesgo sus enormes ingresos y su cómoda vida en un sistema de partidos donde con ponerse de acuerdo basta? La partidocracia comenzó a dar frutos en México quizá en 1988, cuando los altos políticos se dieron cuenta que cualquier problema, por más grande que fuera, podría arreglarse en la cúpula de los partidos y sin nadie más.
7. No hay de otra. La izquierda desperdigada tendrá que buscar unir sus pocas fuerzas con los movimientos obreros, campesinos e indígenas que van surgiendo en el país para tratar de frenar las políticas del PAN/priísmo que están colapsando a la nación. Es urgente intercambiar ideas, experiencias, activistas, recursos, para consolidar trabajos que han estado pendientes así como tareas necesarias para la unidad. ¿O esperaremos acaso que el gobierno siga imponiendo un Estado de sitio cada vez más fuerte extendiéndolo en las entidades que aún no lo sufren? En gobierno de Obama está cada vez más convencido de la militarización de México porque con ello garantiza seguridad en su patio trasero. No permitamos que México se convierta en la nueva Colombia militarizada y base para invadir a países que luchan por su liberación.

jueves, agosto 06, 2009

Una nueva ofensiva de EEUU contra Venezuela

Barómetro Internacional

El nuevo Plan Colombia amplia fronteras

Por Diego Olivera

Luego de un período de cierta “calma” en América Latina la administración del presidente Obama, comienza a seguir el derrotero del intervencionismo estadounidense al apoyar indirectamente el golpe en Honduras, que sin este espaldarazo no podría mantenerse frente a la condena internacional. Ahora avanza sobre Venezuela, para tratar de acusar al gobierno bolivariano del presidente Hugo Chávez de “paraíso del narcotráfico”, como también de propagar “ideas” subversivas en el Continente a través de la iniciativa del ALBA y los petrodólares, el gobierno Obama lanza un mensaje similar al que pregonaba su antecesor, el imperialista George Bush.

Muchos apostaron idealistamente a un cambio en EEUU con la investidura de Barack Obama. Tanto por su condición de negro y por su origen inmigrante, como por ser un político joven. El mundo soñaba con un nuevo gobierno, que dejara las guerras, que estableciera nuevas relaciones económicas y políticas. Pero la realidad una vez más supero a la ficción. El mantenimiento de la guerra en Irak y Afganistán, las presiones en la OTAN para la creación del escudos vía satélites de misiles, y el apoyo soterrado al gobierno de facto de Honduras, son algunos síntomas de que no existen premisas para concebir un cambio en el modelo imperialista. Sólo existen sus propias contradicciones imbuidas en la grave crisis económica mundial, que ellos mismos generaron.

Colombia presta su territorio a militares de EEUU

Muchas veces analizamos las similitudes en hechos históricos que han ocurrido en América Latina, tales como el papel de algunas naciones en determinados períodos, o las posturas asumidas por el gobierno del presidente Álvaro Uribe a favor de la política de los EEUU. Esto nos retrotrae al papel jugado por los sectores de la oligarquía bogotana, que en el período de la Gran Colombia conspiraron contra el proyecto de unidad, siendo el vocero de estas posturas el entonces vicepresidente Francisco de Paula Santander,

Este proceso alcanzado en 1826 tras su regreso victorioso, se confirmó la elección de Simón Bolívar como presidente y Santander como vicepresidente de la Gran Colombia, pero las diferencias habían llegado a ser muy profundas entre ambos políticos, al punto de que los bolivarianos respaldaban la implantación de la constitución boliviana en la Gran Colombia, mientras Santander y sus adeptos preferían mantener la constitución que se había firmado en Cúcuta.

En septiembre de 1828 tuvo lugar un atentado contra Bolívar. En el atentado fue involucrado Santander a pesar de que nunca se pudo demostrar su participación; y fue condenado a muerte, pero debido a sus altos servicios a la patria, el Libertador le conmutó la pena por la de destierro. En 1830 sucedieron la renuncia y muerte de Bolívar y la disolución de la Gran Colombia, y resultando en el poder el sector civilista, se decidió llamar a Santander para que asumiera tras la firma de la constitución de 1832, la presidencia de la república de forma interina. Así mismo, el general fue restituido en sus honores y rangos militares, de los cuales había sido despojado cuando el destierro.

Este breve recuento histórico vuelve a replantear la tesitura de una oligarquía, que opta por aliarse con EEUU contra la unidad de Latinoamérica, que ha fungido de vocero de los Tratados de Libre Comercio (TLC), que violó el territorio de Ecuador con apoyo estadounidense, para asesinar a dirigentes de las FARC y civiles, que detuvo y deportó a dirigentes sociales venezolanos que viajaban hacia Panamá, para apoyar al pueblo de Honduras, en el reciente golpe de estado.

La instalación de bases estadounidenses y la inmunidad (impunidad) para sus soldados

Aún recordamos el debate en la ONU sobre la solicitud de los Estados Unidos, de dar inmunidad a las tropas estadounidenses que realizaban actividades en Medio Oriente (Irak) en Asia (Afganistan), y en otros lugares del mundo. En muchas de estas naciones, pudimos observar videos que asombraron al mundo, con torturas indescriptibles para esta nota, asesinatos sin juicio, violaciones, es decir aplicaron la ley al estilo del viejo Oeste, cuando masacraban impunemente a los indígenas y robaban sus tierras.

Hoy nuevamente el gobierno colombiano asume la violencia para combatir al pueblo colombiano, entregando su territorio a las unidades estadounidenses que operarán en bases militares de Colombia, dándoles las manos libres para actuar, juzgar y ejecutar a cualquier sospechoso, bajo la cláusula de inmunidad solicitada por el Gobierno de Obama. Sobre este concepto de la inmunidad declaró el presidente Hugo Chávez que “es algo “horrible” que nunca se vio en la historia de estos pueblos, explicó que “con esta prerrogativa si un soldado yanqui mata, roba, trafica droga o comete cualquier delito, no puede Colombia hacerle nada. Y esto ha sido impuesto a muchos países en el mundo”.

Esta nueva avanzada de EEUU en Colombia con la anuencia del presidente Uribe, denota la aplicación de la denominada guerra de cuarta generación, donde el centro o eje de la estrategia del pentágono, es cercar e intentar destruir a la revolución bolivariana, señalada como el epicentro de los cambios en América Latina. Un anuncio temprano de esta estrategia fue la invasión a territorio ecuatoriano, bajo el pretexto de defensa extraterritorial. Hoy, son las nuevas acusaciones de que las FARC tienen armas del Ejército venezolano. Estos argumentos ya habían sido esgrimidos en otras oportunidades por los ministros colombianos.

Ahora, basado en el supuesto de que Venezuela no combate la drogas bajo el mando de la DEA, EEUU ha creado una versión en la que Venezuela es el “paraíso” de la droga. En ese marco de especulaciones y mentiras, el mensaje de la Canciller Clinton arrecia contra el gobierno bolivariano, creando el marco internacional de la existencia de un modelo corrupto y por ende antidemocrático. La vieja estrategia subversiva de la CIA, emerge con mayor fuerza en la era Obama. Las mentiras de vinculaciones del gobierno de Chávez con narcotraficantes, terroristas, o la existencias de Uranio para ser enriquecido, son algunos de los falsos argumentos con lo cuales piensa justificar nuevas sus bases militares.

Luego del fracaso del plan Colombia, que no liquidó a los nuevos carteles de la droga, no logró desmantelar a los grupos armados de las FARC, el mayor productor de estupefacientes y el mayor consumidor del mundo, los EEUU, han fortalecido su alianza estratégica con el gobierno colombiano para tener una punta de lanza segura en la región.

Pero su principal enemigo en América Latina son los cambios, los países que adoptan modelos alternativos, los nuevos ejes organizativos, como El Grupo de Río, el ALBA, la UNASUR. Estructuras políticas de los países que lograron frenar la escalada militar de Colombia en Ecuador, que condenaron el golpe en Honduras, pero sin poder revertirlo debido al solapado apoyo de los EEUU.

diegojolivera@gmail.com

miércoles, agosto 05, 2009

A Colombia no se le puede dar ni un tantico así…

Aviones de combate de los EEUU en la Base Aérea de Palanquero (Colombia),
listos para cualquier agresión contra Venezuela.



Walter Benjamín fue un famoso filósofo, un gran pensador muy próximo a la llamada Escuela de Frankfurt de la que formaron parte Theodor Adorno, Max Horkheimner, Jürgen Habermas, Max Weber, Herbert Marcuse, György Lukács, Leo Lowental, Friedrich Pollock, y Erich Fromm, entre otros. Cuando Hitler avanzaba sobre Europa, amigos de Benjamín le pidieron que se exiliara porque en su condición de judío y de socialista corría un doble peligro. Ante estas amenazas se rebeló, porque en Europa -decía- quedaban posiciones a las que había que defender. Y las defendió, hasta que tuvo que optar por el suicidio antes que caer en manos de los carniceros nazis que lo perseguían. Así como Benjamín en el siglo pasado defendió los últimos reductos de la libertad, el reto de hoy es defender las posiciones de la verdadera democracia participativa y protagónica en Nuestramérica, que han surgido ante las mismas narices del imperio. Esta postura incluye los valores de la integración, la cooperación y la solidaridad de nuestros pueblos.
Esta es una disyuntiva: o caemos en manos de nuestros perseguidores u optamos por la rebelión de todo un continente. El suicidio de Walter Benjamín pudiéramos justificarlo ante la soledad, que al igual que la barbarie, también lo acosaba; pero nosotros no estamos solos. Esa es la diferencia.
Famosa es la expresión del comandante Che Guevara, cuando dijo que "… al imperialismo no se le puede dar ni un tantico así", y acompañaba sus palabras con el gesto característico. Para nosotros el imperialismo hoy no es algo abstracto, es una realidad que está tocando a nuestras puertas, y lo está haciendo por nuestro flanco occidental.
Tenemos que admitir que nos tomaron por sorpresa con Honduras. Nadie estuvo en condiciones de alertar a nuestro presidente sobre lo que estaba sucediendo en ese país, a pesar de que la derecha estaba constantemente telegrafiando mensajes que no pudimos o no supimos descifrar. El último de ellos fue el atentado contra la vida del presidente Zelaya, que se produjo días antes del golpe de Estado, y que prácticamente pasó inadvertido. Esto no puede volver a ocurrir, nunca jamás. En la reciente crisis boliviana, el presidente Chávez, debidamente informado pudo denunciar públicamente en septiembre del 2008, al general Luis Trigo, ex jefe de las fuerzas armadas bolivianas, y lo acusó de haber ido al departamento de Pando "… pero en vez de ir a hacer cumplir el decreto presidencial del estado de sitio... él (Trigo) llegó y ordenó que las tropas se acuartelaran, y abandonaran el aeropuerto y la protección a la ciudadanía”. De igual manera se dirigió al alto mando militar de Bolivia y les dijo que “… no vamos a permitir una dictadura en Bolivia... cumplan con su obligación con ese pueblo". Los golpistas, puestos en evidencia ante el mundo y con la decidida actuación del presidente Evo Morales y su pueblo, conjuraron el complot, inspirado y alentado desde Washington.
Ya estamos al tanto de lo que está pasando en Colombia y estamos suficientemente alertados por José Vicente Rangel, quien describe el escenario así: “…La coherencia ideológica de parte de su liderazgo, su definido perfil reaccionario, y los reflejos antivenezolanos siempre latentes en su clase política, confiere al vecino un protagonismo que excede lo retórico. Quienes hacen y ejecutan la política interna y exterior de Colombia están conscientes de lo que representa el actual proceso venezolano. Que implica que a su lado se desarrolle una experiencia contraria a lo que allá ocurre.” Ya sabemos a qué atenernos y no nos podemos llamar a engaños.
Es evidente que la escena está preparada para una provocación a nuestro país que justificaría una posterior agresión de la oligarquía colombiana, seguida de la intervención norteamericana. Todo está previsto desde hace años por el llamado “Plan Colombia”, diseñado y comenzado a ejecutar durante la presidencia de Bill Clinton. Por ello, no podrá resultar extraño que ese mismo plan de agresión contra Venezuela sea llevado a cabo por la propia esposa de Clinton, la señora Hillary. Estamos muy conscientes que ese plan no se hizo para combatir al narcotráfico, porque es evidente que el cultivo, procesamiento, tráfico y consumo de estupefacientes ha aumentado en Colombia y en Estados Unidos (en lo que corresponde al primer productor y al primer consumidor en el mundo). ¡Los gringos y sus aliados en Colombia vienen por nuestro petróleo!
Afortunadamente son pocos los venezolanos patriotas que pudieran albergar alguna dudad sobre la intención de nuestro vecino y de sus amos. El presidente Chávez, no se dejará sorprender, pero todos debemos estar pendientes de lo que pueda suceder y cambiar nuestra postura de espectadores por la de protagonistas.

domingo, abril 19, 2009

El Plan Mérida “necesita” narcotraficantes en México y Centroamérica

Marcelo Colussi

“La valiente posición de México contra los carteles de drogas, como también los esfuerzos de Colombia por combatir las drogas [tienen] el efecto secundario de empujar a los traficantes hacia América Central. Nos basaremos en la Iniciativa de Mérida, lanzada el año pasado por el presidente Bush, para ayudar a México y a los países centroamericanos. El narcotráfico es un problema de todos, y debemos encontrar una solución juntos”, declaró recientemente el vicepresidente de los Estados Unidos, Joe Biden.

¿Será cierto que a la actual administración de Washington le preocupa el narcotráfico? Si hubiera un interés real por terminar con un problema de salud pública tan amplio como el consumo de drogas ilegales en su país (los cálculos más conservadores ubican en 15 millones la cifra de adictos en el territorio estadounidense), muy otras deberían ser las iniciativas. Quemar sembradíos de coca o de marihuana en las montañas de Latinoamérica o llenar de armamento sofisticado a las fuerzas armadas de los países al sur del Río Bravo no baja el consumo de estupefacientes entre los jóvenes de New York o Los Ángeles. ¿Por qué se sigue militarizando un problema que no es militar? O bien el asunto está mal encarado en términos técnicos, o bien –nos quedamos con esta segunda hipótesis– hay otros intereses tras esta “guerra a muerte” contra el narcotráfico.

Plan Colombia, Plan Mérida… ¿Por qué no, alguna vez, un Plan California, por ejemplo, o un plan Francia, o Plan Holanda, donde tropas de países del sur –digamos de Afganistán y de Myanmar, principales productores de amapola, o de Colombia, principal productor de hoja de coca– se instalasen en estos puntos del Norte próspero para combatir el consumo de estupefacientes de sus ciudadanos? ¿Y un plan “Paraísos Fiscales” para entrar, por ejemplo, en las Bahamas o las Islas Caimán, en el Caribe, o en el Principado de Sealand, que funciona en una antigua plataforma petrolera del Mar del Norte, o en el Dominio de Melchizedek, situado sobre un desértico atolón vecino a las Islas Marshal –que por medio de la página electrónica www.Melchizedek.com ofrece ciudadanía, pasaporte y facilidades para toda clase de negocios– y confiscar las super multimillonarias cuentas de la banca off shore allí instalada donde se lavan narcodólares?

Más allá de la humorada, es inconcebible una maniobra del género. Pero no son inconcebibles maniobras en sentido inverso: tropas armadas hasta los dientes directamente enviadas por Washington, o equipadas y entrenadas por la gran potencia, desembarcando en cualquier país del Sur y persiguiendo a bandas de narcotraficantes locales (al menos, declarando hacerlo). De hecho, eso es lo que sucede a diario con esta nueva guerra total que la gran potencia viene desarrollando junto a su cruzada contra el nunca bien definido “terrorismo internacional”. La lucha contra el narcotráfico permite a la geoestrategia de Estados Unidos estar donde quiere, cuando quiere y haciendo lo que quiere. Y, en realidad, ¿qué hace cuando desembarca en cualquiera de estos “pobres países del Sur” productores de drogas ilícitas? Cuida sus intereses hegemónicos a sangre y fuego, intereses que no son, precisamente, la salud de sus ciudadanos sino los de sus gigantescas multinacionales. Si de la salud pública de su ciudadanía se tratase, no invadiría Colombia ni abriría bases militares en el Asia Central, y en vez de soldados habría médicos y psicólogos en acción.

Complementando el tristemente célebre Plan Colombia –que en casi diez años de existencia y con alrededor de 5.000 millones de dólares invertidos no ha reducido en un gramo la producción de hoja de coca en el territorio colombiano que, por el contrario, subió más aún– ahora surge el Plan Mérida. El Plan Mérida, también conocido como Iniciativa Mérida o Plan México, técnicamente consiste es un proyecto de seguridad establecido entre los gobiernos de Estados Unidos, México y los países de Centroamérica y el Caribe para combatir el narcotráfico y el crimen organizado. El acuerdo fue aceptado por el Congreso de los Estados Unidos y activado por el presidente George Bush el 30 de junio del 2008, en tanto la actual administración de Barack Obama lo ha hecho suyo igualmente. El paquete de asistencia prevé un monto de 1.600 millones de dólares para un plazo de tres años. Durante el primer año estará proporcionando a México 400 millones de dólares en equipo y entrenamiento y un monto de 65 millones de dólares para las naciones de Centroamérica: Belice, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá; el plan también incluye a Haití y a la República Dominicana en la porción del paquete para Centroamérica. Oficialmente, los objetivos perseguidos con toda la iniciativa son: la mejora en los programas de las agencias de seguridad de todos los países implicados en la vigilancia de su territorio, el equipamiento y activos para apoyar a las agencias de seguridad homólogas, la provisión de tecnología computarizada para fortalecer la coordinación de las fuerzas de seguridad e información entre Estados Unidos, México y los países del istmo centroamericano, y la provisión de tecnologías para aumentar la capacidad de recolección de inteligencia para propósitos de orden público.

¿Son efectivamente las prioridades de México, de Centroamérica y de las islas del Caribe la lucha contra el narcotráfico? ¿Mejorarán las condiciones de vida de sus poblaciones por medio de esta nueva iniciativa de remilitarización? La analista política Ana Esther Ceceña comenta que “el Plan Mérida si es la complementación del Plan Puebla Panamá, pero en realidad el P.P.P. en sí mismo ya se transformó en Proyecto Meso América incorporando a Colombia, y muy explícitamente la dimensión de seguridad. Ya el propio Plan Puebla Panamá asumió las dos cosas, la integración energética, que era la parte económica más importante que tenía, y la integración de seguridad. Y en ese sentido, ya no es que requiera del Plan Mérida, sino que es un eslabón más que permite que el Plan Mérida que está en México [y Centroamérica] se concrete de manera muy natural, sin necesidad de mucha bisagra con el Plan Colombia. Porque el Plan Mérida corresponde directamente al Plan Colombia, es el mismo proyecto adaptado a las circunstancias tanto geográficas como temporales. Porque ya se asume toda la experiencia tenida con el Plan Colombia y la estructura es similar: ayuda para seguridad y una muy pequeña para desarrollo, que es como avanzan varios de los proyectos del Plan Colombia. Y entonces tienes una superposición del Plan Mérida en la parte norte, proyecto Meso América enlazando esa parte norte con Colombia, Plan Colombia en Colombia y Perú”.
Si se toman en cuenta los logros de casi una década de existencia del Plan Colombia (en realidad ahora rebautizado Plan Patriota), la experiencia debería ser negativamente aleccionadora: la supuesta “guerra” al narcotráfico no se ganó. Por el contrario: la producción y distribución de cocaína, y en menor medida marihuana, que llega a suelo estadounidense no disminuyó sino que siguió aumentando. ¿Por qué entonces repetir el modelo ahora en una nueva región del patio trasero de la gran potencia?

Sin dudas México y los países centroamericanos constituyen hoy la ruta principal por la que transita la cocaína colombiana con rumbo a Estados Unidos, calculándose que los narcotraficantes aztecas mueven unos 25.000 millones de dólares al año, con poderosos cárteles (el de Sinaloa, el de Juárez, el de Tijuana y el del Golfo) que, según funcionarios mexicanos, importan al año unas 2.000 armas de fuego de última tecnología habiéndose constituido ya en un pequeño poder militar con 100.000 personas implicadas, mientras que en los países centroamericanos los grupos dedicados al trasiego de drogas ilícitas también son un pequeño Estado dentro del Estado aportando, según estimaciones confiables, alrededor de un tercio de las economías locales (la proliferación de centros comerciales de lujo, condominios de alta categoría y torres que no tienen nada que envidiar a las de Miami o Atlanta no deja de sorprender en uno de los lugares más pobres del continente). Por supuesto que estas redes se mueven fuera de la ley y son un foco real de criminalidad, violencia, muerte y dolor para las poblaciones en que están establecidas (aunque también son una fuente de ingresos, lo cual hace que, para esas mismas poblaciones históricamente pobres y excluidas, no se vean tanto como “delincuentes” sino como benefactores). Pero no son más delincuentes que los paraísos fiscales donde se terminan lavando esos narcodólares, los cuales –insistimos con la idea, porque de humorada no tiene nada– jamás serán objeto de un Plan Mérida.

Valga agregar que este plan pretende ir más lejos que el Plan Colombia, en tanto plantea la implantación del Acta Patriota estadounidense, donde se conculcan las libertades civiles de la población pasando por encima de las garantías constitucionales (virtual golpe de Estado técnico disfrazado). Para lograr esto, Washington está utilizando toda clase de pretextos, creíbles y no tan creíbles, o descabellados incluso, como por ejemplo sacar a luz pública alarmistas informaciones según las cuales el grupo Hezbolá, del Líbano estaría operando en su frontera con México, o encontrando nexos de las temibles “maras” (pandillas) centroamericanas con el terrorismo islámico del grupo Al Qaeda. “Miente, miente, miente, que algo queda”. El tamaño de la mentira en juego es directamente proporcional a los intereses en que se sustenta. Cualquier día podrán entrar en escena grupos alienígenas como parte del montaje mediático, y ello no debería sorprendernos. ¿Un “Plan Júpiter” entonces?

Definitivamente entonces, no es un altruista interés por la salud integral de la población estadounidense lo que motiva estos planes. El petróleo mexicano, por ejemplo, cuyas reservas durarán no menos de 100 años con los descubrimientos en el Golfo de México, el agua dulce y la biodiversidad de las selvas tropicales de la región (la del Petén, por ejemplo, la segunda más grande de Latinoamérica), son motivos más fuertes que la salud de los narcodependientes en suelo propio.

Que las bandas de narcotraficantes existen, no hay dudas. Hay ya toda una cultura narco, avalada incluso por los tomados como simpáticos narcocorridos que narran las “valientes historias” de estos nuevos héroes populares. Un poco delincuentes, un poco espejo donde mirarse para los sectores más desposeídos, las mafias del narcotráfico se presentan como “los malos de la película” en esta historia que se va tejiendo. El dinero fácil del narcotráfico alimenta estas fortunas de capos latinoamericanos –muy peliculescos por cierto–, pero también alimenta los paraísos fiscales, y en definitiva, los circuitos financieros internacionales, aquellos donde todo es limpio y se habla en inglés. El crimen organizado y el narcotráfico, nuevo demonio que recorre las tierras latinoamericanas (ya pasaron de moda el comunismo o la teología de la liberación) puede servir para mucho. Para generar planes como los Colombia, o Mérida, por ejemplo.

No hay dudas que en estos momentos asistimos a una catarata mediática impresionante respecto a estos temas. La sensación que se transmite a diario por los medios de comunicación de México y Centroamérica –alimentada realmente por hechos concretos– es que las mafias del narcotráfico “tienen de rodillas a la población”. Todo ello, igual que sucedió años atrás en Colombia, justifica perfectamente la implementación de planes antidrogas salvadores. En ese sentido puede entenderse que la actual explosión de narcoactividad y crimen organizado es totalmente funcional a una estrategia de control regional, donde el mensaje mediático (la Guerra de Cuarta Generación, según llaman los estrategas del Pentágono) prepara las condiciones para posteriores intervenciones.

Diversos analistas políticos y activistas del campo popular advierten que estos planes antinarcóticos se ubican en el contexto de criminalización de las luchas sociales de la región. En ese sentido es denuncia que la Iniciativa Mérida reforzará las guerras de baja intensidad y los distintos planes de contrainsurgencia en la zona, al tiempo que es de esperarse un incremento en los abusos de las fuerzas policiacas y militares. Luchar contra este demonio, así como sucede en la lucha contra el “temible fundamentalismo musulmán”, puede justificar todo.

La “nueva sociedad de las Américas” preconizada por el nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no tiene mucho de novedosa: continúa con la dominación económica de siempre, tratados de libre comercio mediante, amparada en más y más sofisticadas operaciones militares, como la reactivación de la IV Flota o convenios de patrullaje conjunto con las fuerzas armadas de los distintos países de la región, siempre con los planes geoestratégicos de control continental –el Plan Colombia y ahora el Plan Mérida– como telón de fondo. El narcotráfico, en tal sentido, es la coartada perfecta.

Además del aseguramiento de los recursos geostratégicos básicos para la lógica imperial (energía, agua dulce, biodiversidad), estos planes centrados en la lucha contra el narcotráfico permiten tener controlada militarmente las sociedades latinoamericanas. Esto hace recordar palabras de Henry Kissinger cuando opinó sobre los talibanes afganos financiados por su gobierno: “¿qué importa en definitiva un pequeño grupo de fundamentalistas como Al Qaeda si ello sirve para una derrota estratégica de la Unión Soviética?” Del mismo modo, en el contexto latinoamericano, podría decirse: “¿qué importan unas cuantas bandas de narcotraficantes en México y Centroamérica si ello sirve para asegurarnos en el control en una zona que quiere levantar la cabeza?”

jueves, abril 09, 2009

¿Nuestro futuro?

El pelele usurpador que cada vez hunde más a México va a seguir el mismo plan que los Estados Unidos dictó a Uribe y que ha fracasado rotundamente ocasionando muchas muertes, pobreza y desolación. Con ello atemorizará a la población y la alimentará con la manipulación mediática que acostumbra para que tolere toda clase de autoritarismo e injusticia:

Comunicado de CPDH COLOMBIA

Fecha: martes, 7 de abril de 2009, 12:58 pm

Bogotá, 03 abr. 2009,- El Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos (CPDH) de Colombia, publicó la carta que enviaron las organizaciones norteamericanas al Presidente Barack Obama, hace dos semanas.

Esta carta propone el fin del Plan Colombia, la ayuda militar, y la "guerra contra la droga" y apoyo para una solución política y negociada para el conflicto armado en Colombia. Fue firmado por 46 organizaciones de EE.UU.

Estimado Presidente Obama: Usted nos ha desafiado a asumir los retos importantes que enfrenta nuestra nación y a hacer un cambio genuino en la forma como Estados Unidos se relaciona con el resto del mundo.
En Colombia, un cambio real en política comienza por reconocer que el enfoque militar al tráfico de drogas de los últimos ocho años ha sido un absoluto fracaso y que se necesita una nueva política. Este enfoque, llamado Plan Colombia, ha buscado reducir la producción de hojas de coca a la mitad para afectar el precio y la disponibilidad de cocaína en nuestras comunidades y, en últimas, reducir el uso de cocaína y los problemas sociales que éste genera. Para tal fin, Estados Unidos ha gastado más de $6 miles de millones de dólares desde 2000, cerca del 80% en las fuerzas armadas colombianas.

Mirado desde todos esos indicadores, el plan ha sido un desperdicio de recursos. La cocaína que entra a Estados Unidos cuesta lo mismo que costaba hace ocho años, en algunos sitios es más económica y más fácil de conseguir. La aspersión aérea ha causado un desastre medioambiental y menoscabado la salud y cultivos de campesinos colombianos pobres, en tanto que la cantidad de hojas de coca cultivada se ha mantenido constante, lo que sugiere que Plan Colombia tiene muy poco impacto con cualquier fluctuación del precio.

Más de tres cuartos de la asistencia de Estados Unidos a Colombia se ha dirigido a una erradicación de drogas fallida. Los promotores de la asistencia también aducen que el plan también ha resultado en una disminución de secuestros por la guerrilla, menos masacres y la desmovilizació n de 30,000 paramilitares. Sin embargo, para millones de colombianos su seguridad ha sido arrasada. Desde que Plan Colombia inició, más de 2.5 millones de colombianos han tenido que huir de sus hogares debido a la violencia, dando lugar a la peor crisis humanitaria del hemisferio. Indígenas cuyas identidades están en riesgo de extinción y afrocolombianos representan número desproporcionado de desplazados internos. Y el desarraigo de desplazados internos de sus comunidades continúa con igual intensidad: más de 270,000 huyeron en el primer semestre de 2008. Para esas familias, ésta no es una guerra contra el terror, sino el mismo terror.

Ambos bandos del conflicto armado en Colombia han cometido atrocidades terribles. Las fuerzas armadas financiadas por Plan Colombia tienen el peor récord en abusos de derechos humanos en las Américas, y el asesinato de civiles por el ejército –casi la mitad cometidos por unidades apoyadas por Estados Unidos ‐ ha aumentado en los dos últimos años. Por consiguiente, Estados Unidos no debería armar bando alguno en un guerra sin fin en cual la mayoría de quienes sufren son civiles.

En mayo pasado, usted dijo “a la persona que vive con miedo a la violencia no le importa si está amenazada por un paramilitar de extrema derecha o por un terrorista de izquierda…por un cartel de la droga o una fuerza de policía corrupta. A ellos solamente les importa que… sus familias no pueden vivir y trabajar en paz.” Nosotros compartimos ese pensamiento. Para nosotros, y pensamos que para Usted, sí importa que la gente esté amenazada por fuerzas armadas corruptas y brutales que han sido entrenadas y equipadas con el dinero de nuestros impuestos. Nosotros queremos que eso cese.

No tiene que ser de esa manera. Nuestra nación podría promover la tan anhelada paz en Colombia si estamos dispuestos a usar nuestros recursos en diplomacia para apoyar una paz negociada. Mientras miles de millones fluyen a la guerra en Colombia, los programas de salud para tratar la adicción a las drogas y la economía grande aquí en casa sufren de un profundo déficit social. De la población que abusa de las sustancias, siente la necesidad de tratamiento y está lista a dejar de usar las drogas, más de la mitad no pueden pagar el costo del tratamiento. La actual crisis económica hará que la situación para esas personas y sus familias sea aún peor, a menos que actuemos.

Por las anteriores razones, le instamos a:

* Reconsiderar la fallida “guerra contra las drogas” en Colombia. En lugar de gastar miles de millones en una fallida estrategia “del lado de la oferta” que financia abusos a los derechos humanos, destruye el medio ambiente y alimenta un conflicto armado que lleva décadas, Estados Unidos debería terminar la ayuda militar al ejército colombiano. Comenzar por suspender toda la asistencia para fumigación y entrenamiento militar.

* Apoyar una terminación negociada al conflicto armado en Colombia, usando todos los esfuerzos diplomáticos de Estados Unidos.

* Invertir en desarrollo alternativo real afuera y en prevención y tratamiento de drogas en casa. La asistencia a Colombia debería incluir mucha más ayuda humanitaria a los millones de desplazados internos, administradas por agencias independientes no ligadas a lo militar y apoyar la justicia para las víctimas de la guerra. El gobierno federal debe financiar completamente el Bloque de Becas para Abuso de Sustancias e incluir tratamiento a la adicción en la reforma integral a la salud. Dicho tratamiento reducirá, a la larga, los gastos en salas de emergencia y los costos en la justicia criminal originados en la adicción no tratada.

Creemos que esta nación necesita un cambio en su fallida política hacia Colombia. Esto requiere una profunda revisión de cómo se gastan los fondos y qué resultados han producido en lo que lo importa más –respecto de los más vulnerables y las víctimas de la violencia. Esperamos trabajar con Usted y el Congreso para lograr esas metas.

Atentamente,

México: tres secuestrados al día

Cecilia Barría
BBC

México se ha convertido en uno de los epicentros mundiales del secuestro. Según cifras del gobierno, en 2008 se produjeron 1.024 secuestros denunciados por los familiares de las víctimas, equivalentes a un promedio de tres personas plagiadas al día.

Actualmente, hay en México un promedio de tres personas secuestradas por día. Eso significa un incremento del 90% en los últimos seis años (panistas). Sin embargo, existe la llamada "cifra negra" que se refiere a todos los casos de secuestro que no son denunciados a las autoridades por temor a que algunos funcionarios de los cuerpos policiales sean cómplices del crimen organizado. Según la Comisión Nacional de Derechos Humanos, apenas un cuarto de los casos son reportados, mientras que otras estimaciones de organizaciones civiles señalan que la mitad de los casos salen a la luz pública. Más allá de la "cifra negra", lo que a muchos les preocupa es el incremento del delito, especialmente en zonas del Estado de México.

Colombia: militarizan a Medellín

Redacción
BBC Mundo

El presidente de Colombia, Álvaro Uribe, ordenó el envío de cientos de soldados adicionales a Medellín tras el aumento de la violencia relacionada con el narcotráfico, que ha provocado la muerte de docenas de personas en lo que va del año.

Cerca de 30 personas han muerto en Medellín en los últimos cinco días.

El propio Uribe regresó a Medellín, su ciudad natal, para enfrentar la crisis.
Desde el pasado viernes cerca de 30 personas fallecieron por los enfrentamientos entre bandas de narcotraficantes que luchan por el control de una organización que fue iniciada por el desaparecido ex jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar.
El grupo mafioso, conocido como la Oficina de Envigado, fue creado por Escobar como un servicio de asesinato, pero tras la muerte del capo en 1993 se expandió al tráfico de drogas y la extorsión hasta convertirse en una de las más temidas bandas de Colombia.
Ante la situación, más de 600 militares y policías comenzaron a desplegarse en Medellín este miércoles para reforzar la seguridad de la ciudad.
El ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, indicó que los hechos de violencia "son enfrentamientos entre las bandas delincuenciales, entre ellos mismos se están acusando de
sapos y hay que tomar las medidas para evitar nuevas muertes".

Regreso al pasado

En lo que va del año la escalada de violencia ha dejado 325 homicidios en Medellín, informaron las autoridades militares.
La presente violencia en Medellín recuerda los días en que dominaba la ciudad el capo Pablo Escobar.
Cientos de efectivos fueron desplegados en las zonas más violentas, principalmente en la comuna nororiental de la ciudad, que es un cinturón de barrios populares.
Desde Medellín, el corresponsal de la BBC, Jeremy McDermott, explicó que la situación que se vive en la ciudad colombiana "es como el retorno de los antiguos días de Pablo Escobar, con cadáveres apareciendo por toda la ciudad mientras se enfrenta la mafia".
McDermott indió que la violencia se desató tras el arresto de uno de los líderes de la Oficina de Envigado en la costa caribeña colombiana, donde supuestamente dirigía una operación de contrabando de narcóticos.
También han circulado denuncias de que uno de los dirigentes de la organización negocia un acuerdo con la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) para entregarse, lo que significaría que todos los secretos de "la oficina" podría ser revelados.
"El resultado ha sido un baño de sangre causado por los miembros de las bandas que tratan de silenciar a quienes se atrevan hablar con las autoridades estadounidenses", agregó McDermott.
Además del narcotráfico, la llamada Oficina de Envigado realiza acciones de cobro de cuentas que en ocasiones terminan en asesinatos.

domingo, marzo 29, 2009

Marcando calavera, un modelo colombiano a seguir

Desfiladero
*Marcando calavera, un modelo colombiano a seguir
*Urge un disco para Silvio Rodríguez



Marcial Alejandro en la hacienda Coahuxtla, donde se filmó en septiembre de 2003 la película Zapata, dirigida por Alfonso Arau.

En 1991, cuando Augusto Pinochet salió del poder, los neoliberales mexicanos –que en 1973 habían celebrado con champaña la caída de Salvador Allende– se quitaron la máscara bajo la cual nunca vieron las atrocidades de la dictadura chilena y saludaron con alabanzas el nuevo milagro económico” de América Latina: el que las bayonetas y las ideas monetaristas de Milton Friedman habían establecido en el país de Pablo Neruda.
México debe seguir el ejemplo de Chile, proclamaron entonces, ya sin fingir pena o vergüenza, los intelectuales salinistas. México debe continuar por la ruta que tomó en 1982 –en cuanto a privatización de la riqueza nacional, destrucción de la clase obrera, desmantelamiento del estado de bienestar y de derecho, renuncia a la soberanía y sujeción del Estado a las exigencias del mercado–, y pronto estará en una situación similar a la de Chile, prometieron... Sí, puede ser que México vaya rumbo a Chile, concedieron por su parte los escépticos, pero agregaron con amargura: antes de llegar a Chile, México pasará una larga temporada en Colombia.
Toda proporción guardada, su pronóstico se cumplió. Si bien Colombia es notoriamente más pobre y sufre la violencia política desde hace más de 60 años, en el marco de un proceso de desintegración en que el Estado perdió el control de enormes extensiones territoriales, donde a la fecha gobiernan las FARC, los paramilitares y los cárteles de la droga, hoy México vive algo que día a día se parece más a la prolongada tragedia colombiana. Aunque ninguna guerrilla le disputa el poder, el Estado mexicano se disuelve entre la corrupción de los últimos gobiernos, la falta de salidas viables para la población y la pérdida del monopolio de la violencia legítima en no pocas ciudades, especialmente del norte.
¿Cómo pasó en Colombia lo que ahora está pasando en México?, se preguntan cada día más y más mexicanos ansiosos por anticipar hasta cuándo persistirán la inseguridad pública, los secuestros, los asesinatos, las decapitaciones, los combates entre bandas de narcos o entre narcos y Ejército, y los frecuentes abusos de militares; en suma, esta violencia nueva que gira en torno de la droga, la corrupción y la miseria.
Muchas respuestas a esas preguntas están disponibles en Marcando calavera, la extraordinaria investigación de Eliana Cárdenas Méndez (Plaza y Valdés, 2009) que se presentó antenoche en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y que, de manera clara, precisa y didáctica, nos explica, con peras y manzanas podridas, que el origen de la violencia de allá puede ser el mismo de la violencia de acá y tener dos componentes: la miseria y la corrupción. O que violencia, miseria y corrupción giran en círculo como un perro que persigue su cola hasta el infinito.
Pese a que se trata de una rigurosa investigación antropológica, desarrollada durante años en una ciudad del interior de Colombia llamada Guadalajara de Buga, Marcando calavera se lee como una novela escrita en lenguaje coloquial, con un continuo derroche de riqueza expresiva, que se nutre del habla popular de allá, y estremece y fascina al contarnos la vida de una persona 100 por ciento real, cuyo nombre, la Negra Valentina, como el de casi todos los personajes, es lo único falso de la trama.
A una mujer idéntica a ella, que todavía existe en Buga, Eliana Cárdenas la entrevistó muchas veces y grabó sus palabras para vaciarlas en un relato lineal, dividido en capítulos cortos, sin notas a pie de página, que avanza arrastrando historias de otros desgraciados, como la de aquel muchacho que participó en el secuestro de una niña. Sus cómplices, después de cobrar el rescate, mataron a la menor e incineraron su cuerpo para desaparecerlo. El padre de la criatura buscó por todas partes a los asesinos de su hija, hasta que dio con el tipo que la Negra encontró muchos años después en una cárcel, desfigurado, porque al interrogarlo le quemaron la cara con una plancha para que delatara al resto de la banda.
A los 16 años, cuando escapa de su casa, la Negra se mete a trabajar de puta. Un año más tarde aprende un oficio que le permitirá vivir un poco mejor: la distribución de cocaína. Como bien observa Abilio Vergara Figueroa en su prólogo a Marcando calavera, la Negra quería ser una “gran narcotraficante”, pero su falta de estudios y de contactos de alto nivel le impidieron convertirse en exportadora y, por lo mismo, en millonaria. Sus limitaciones la mantienen toda la vida “en un nivel intermedio (...) entre los grandes capos de la droga, la policía y los consumidores”. Y en ese estrato social, madre desde muy joven de un niño y una niña que antes de entrar en la pubertad dominarán el oficio de pesar, empacar, distribuir la droga y llevar las cuentas, nunca saldrá de la pobreza y sufrirá tres períodos de cárcel.
Si todo en este libro de Eliana Cárdenas es sobrecogedor y deslumbrante, la parte más intensa principia cuando conoce al sicario Oswaldo Melgar, un muchachito silencioso, de apenas 21 años, que no es adicto a la coca y mata con frialdad profesional, y se enamora de él para siempre, atestiguando al paso de los años cómo su amante se hunde en una locura macbethiana, alucinando pesadillas por las noches, cuando sueña que sus víctimas regresan de la muerte para ahorcarlo, y llenándose de ansiedad cuando no mata, y sufriendo por ello a tal grado que debe salir a liquidar a alguien, a quien sea, para curarse del síndrome de abstinencia.
Pero lo asombroso de esa historia se produce cuando al caer preso, acusado de tantos crímenes, Oswaldo se pone a estudiar leyes, escribe oficios de apelación a los tribunales, denuncia la corrupción de las autoridades carcelarias, presiona de todas formas hasta que el director de la prisión lo contrata para que salga a matar a alguien y lo condiciona a que si regresa y deja de joder con eso de los derechos humanos pronto recobrará su libertad.
Las historias de vida que Eliana Cárdenas recogió en Marcando calavera ocurrieron en los años 80 y 90, pero sin duda se repiten en nuestros días y en nuestro suelo. Pero, me pregunto, si un productor de cine o de televisión quisiera llevar a la pantalla la historia de la Negra Valentina, situándola en Tijuana, Torreón, Chihuahua, Juárez, Culiacán o Matamoros, ¿encontraría a los mismos personajes de este libro repetidos en los barrios más calientes? ¿Descubriría que los sicarios de acá matan como los de allá nomás por tener buena moto, buena ropa, buena loción, buen reloj, buenos tenis y buena mariguanita? Sospecho que sí, pero no me consta. El trabajo de Eliana Cárdenas servirá seguramente de modelo a los nuevos antropólogos mexicanos que investiguen los fenómenos sociales contemporáneos vinculados con la cultura de la droga en nuestro país.
Adiós, Marcial Alejandro
Silvio Rodríguez estuvo antenoche en el homenaje que la Universidad Veracruzana rindió a Eduardo Galeano al entregarle el doctorado honoris causa. Después me tocó estar con ambos y con Helena Villagra, y otros amigos, en una cena en la que Silvio habló con admiración y dolor acerca de Marcial Alejandro, y de la Maru, y de Luz. Y luego la ruleta de las conversaciones siguió girando y surgió el tema del diálogo telefónico entre Fidel Castro y Vicente Fox, y recordé que hay por ahí una salsa titulada precisamente Comes y te vas, que Silvio no conoce y me comprometí a conseguírsela. ¿Alguien podría decirme dónde encontrarla, escribiéndome al buzón de esta columna sabatina?
jamastu@gmail.com

viernes, marzo 27, 2009

Los estados fallidos en el marco de la política de los EEUU

Barómetro Internacional

Del plan Colombia a la iniciativa Mérida

Por Miguel Ángel del Pozo

La actitud que mantiene el público colombiano, consciente y nacionalista, sobre los planes y sus ejecutorias del Gobierno de los Estados Unidos de América sobre las realidades colombianas, ha sido y es de rechazo absoluto. Toda intromisión en las realidades nacionales, por muy aprobadas que sean éstas por los ejecutivos nacionales, desarrollan una matriz de opinión en oposición a esas políticas intervencionistas y antipatriotas que podría desarrollarse en oposiciones activas contraproducentes a la estabilidad interna nacional de Colombia bañando a sus vecinos.

Las propuestas norteamericanas en planes en ejecución en Colombia conocidas como el “Plan Colombia” en su función de alcanzar la “seguridad democrática” (representativa) buscan alcanzar dos objetivos muy específicos: combatir a los ejércitos populares no gubernamentales (se utiliza el término “popular” como “pueblo” ya que en ambos estamentos militares su composición está conformada por “hombres y mujeres del pueblo” colombiano). El segundo objetivo, muy promocionado, ha sido, oficialmente, el llamado “combate a la droga” que suponemos representaría combatir el cultivo, cosecha, transporte a las “fabricas”, procesamiento de la materia prima “aguas abajo”, empaque, transporte, interno y externo, y colocación en los mercados tanto nacional como internacionales.

Era lógico que el Plan Colombia, en su “filosofía” (sic), buscara conjugar ambos objetivos en uno solo; es decir, como lo principal del propuesto plan era, fundamentalmente, combatir y derrotar a los ejércitos populares de izquierda y, objetivamente, fuese necesario aunar ambos objetivos en una sola meta político-militar (nada de ideología) con fines específicos de Estado. El “teatro de operaciones” estaba, teóricamente, diseñado y era necesario poner en práctica dicho futuro escenario de confrontación militar in situ, por lo tanto, era necesario conocer y reconocer los actores involucrados en el conflicto en desarrollo. Estos eran para su momento, el Gobierno colombiano y toda la legalidad institucional y constitucional de la República de Colombia; los ejércitos populares en sus diferentes manifestaciones (FARC, ELN, y otros) y los protoejércitos (cual Templarios, Hospitalarios y Teutones) popularmente conocidos como “paramilitares”. La mesa estaba puesta y los comensales presentes solo se necesitaban servir las viandas. ¿Cuáles son las diferencias entre el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida?

Probablemente, se considerase al Plan Colombia como un “modelo” que buscara alcanzar sus objetivos específicos en dos áreas: combatir a todo aquello que se le oponga al sistema capitalista y combatir el “mundo de la droga” en su más amplio sentido. Cualquiera pudiera expresar, en privado y públicamente, que las actitudes y políticas tanto de Washington como de Bogotá son las búsquedas a la solución de esos dos graves problemas mencionados para el status quo que tenía su existencia y se había instaurado a partir de la Revolución Francesa, es decir, la instalación y permanencia en la estructura del Estado burgués de la clase burguesa-capitalista. Normalmente vemos, analizamos y aceptamos al Plan Colombia y su praxis como algo novedoso y consecuencia del sistema capitalista post-Guerra de Vietnam del cual el Gobierno de Ronald Reagan es su más lógica expresión político-ideológica-económica. Entonces ¿Cuáles serían las diferencias, si las hubiera, entre el Plan Colombia y la Iniciativa Mérida?

Después del proceso de la Revolución Industrial y la consolidación del poder colonial británico en la India, posterior a las derrotas continuas sufridas por los ejércitos colonialistas franceses ubicados, geográficamente, en las costas orientales de la India, y la consolidación de la economía británica en los sectores textiles, los tés y especias y la producción y tráfico del opio indios, la economía británica se expandió hacia los mercados del sur de China. Producto del comercio que se desarrolló entre los británicos y los chinos, la balanza comercial estaba a favor del Imperio chino. Los británicos en conociendo el alto consumo del opio entre ciertos sectores sociales chinos, aumentaron sus exportaciones de opio hacia el mercado chino que tuvo como respuesta por parte del Trono Celestial de un edicto de la prohibición del estupefaciente ordenando “quemar” toda la existencia del opio que estuviera almacenada en Cantón.

Los británicos, en consecuencia, le declararon la guerra al Imperio chino derrotándolo e imponiéndole el Tratado de Nanjing (1842) obligándolo a lo que se ha denominado, históricamente, como la “apertura de puertos”: Shanghai e imponiéndole unas costas por “gastos de guerra”. A partir de ese momento histórico se estableció, en el sistema capitalista, el tráfico de estupefacientes (drogas) como un “asset” importante para obtener “ganancias” importantes para, en aquellos momentos históricos, desarrollar la Compañía Británica de las Indias Orientales cuyo banco, hoy en día, es probablemente, una de las instituciones financieras más importante y grandes del mundo con sucursales, entre otros países, en Colombia y Méjico.

Para trasladar en el tiempo la práctica británica a las necesidades norteamericanas era necesario, objetivamente, que el Imperio británico entrara en su decadencia y el Imperio norteamericano se desarrollara como Imperio. La Historia occidental nos enseña el tránsito de un imperio al otro; pero se debe tomar en consideración, a su vez, el propio desarrollo del sistema capitalista mundial. Cualquier lector se podría recordar aquel tema denominado como el caso “IRAN-Contras”. Es, por demás, curioso conocer que el oficial norteamericano es comentarista de la cadena de televisión FOX.

Regresemos a Colombia. La existencia de los ejércitos populares colombianos le sirvió al status quo capitalista su justificación para utilizar las realidades existenciales de la guerrilla colombiana para conjugar los temas “guerrilla-tráfico de cocaína”., independientemente, de si las guerrillas colombianas estuvieran involucradas en el negocio nocivo de la droga. Todo lector conoce el desarrollo de las realidades colombianas por tanto es innecesario su descripción en este corto comentario. Lo importante son los volúmenes de dinero que se “manejan” en el mundo de la cocaína y, claro, toda la hipocresía que gira alrededor del tema.

Ahora ¿Cuál sería el caso de Méjico y la Iniciativa Mérida? ¿Cuáles serían los objetivos reales del Poder (Mûller Rojas dixit) con respecto a Méjico? ¿Será que el negocio de la droga a lo interno del territorio norteamericano está girando de los “blue collars” hacia las llamadas minorías latinas y los afroamericanos? Si ello pudiera tener cierto grado de veracidad ¿las políticas aprobadas por el estamento norteamericano en contra de las migraciones pudieran tener su razón de ser en esa realidad socio-económica y política que ha venido desarrollándose alrededor del negocio de la droga: cocaína, heroína, crack y anfetaminas (producidas en Méjico) y las realidades de las cárceles norteamericanas cuyo uno de sus propietarios es el ex-Vicepresidente de Bush? ¿Qué opina RAND, http://www.rand.org/ ? ¿Por qué la gobernabilidad de los Estados Unidos de América no combate el negocio, en toda su estructura, de la marihuana producida en el estado de California? ¿Por qué unos estados son “estados fallidos” y otros no lo son?

Cabria la pregunta ¿es la droga un muy importante asset para el sistema capitalista? En reciente fecha el Presidente Obama acaba de comentar sobre enviar a la “Guardia Nacional” hacia la frontera con Méjico ¿tan grave es el problema a lo interno de la economía norteamericana y tan grave es el problema social que se está desarrollando a lo interno de los Estados Unidos de América que el propio Presidente Obama declara en esos términos? La preocupación del Presidente mejicano, Calderón, la ha manifestado, públicamente, cuando, sin ambages, solicita al gobierno norteamericano tomar las acciones correspondientes sobre el tema “droga”. Pareciera que la futura reunión de Puerto Príncipe no va a ser, solamente, las sonrientes expresiones de los dignatarios asistentes cuando posen para la fotografía oficial.

En este orden, básicamente, dos serían los temas principales que lleva la Casa Blanca: seguridad y economía. Pero ¿Cuál seguridad y cual economía? Brasil, dudamos, se pudiera convertir en el ”primus inter pares” que estaría buscando el Poder norteamericano al sur del Río Bravo con los objetivos apoyos del status quo de Chile, Perú, Colombia y Méjico. Consideramos que el problema actual de los países americanos y caribeños es más complejo que una simple aspiración teológica.

delpozo14@gmail.com