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domingo, abril 15, 2012

Contencioso iraní: "La era de las guerras de divisas" entre el G7 y los Brics, según Chris Cook

Bajo la Lupa
En la imagen, un trabajador petrolero de la región kurda de Iraq. Chris Cook, ex director de International Petroleum Exchange, considera que las sanciones petroleras en Medio Oriente han beneficiado a China y a otros consumidores.


Quienes saben, comentan que la teocracia jomeinista de Irán se ha replegado en dos ocasiones para no ser motivo de una guerra con Estados Unidos (EU): la primera, en 2003, según mis fuentes europeas, cuando la fauna de neoconservadores straussianos (quienes controlaban a la dupla Dick Cheney/Baby Bush) inició su aventura militar fallida en Iraq, frontera con Irán, lo cual obligó al régimen de Teherán a buscar una salida negociada con EU por conducto de Suiza y llevó al cese de su proyecto nuclear pacífico; la segunda, según mis fuentes rusas, en 2006, cuando Irán deseaba lanzar su mercado bursátil petrolero en la isla Kish (ver Bajo la Lupa; 15/02 y 24/5/06) en el golfo Pérsico, el cual estaba a cargo nada menos que de Chris Cook, lo que hubiera trastocado las geofinanzas del oro negro dominadas por la dupla anglosajona (Léase: Las dos plazas de Nueva York y Londres; ver mi libro Los cinco precios del petróleo, Editorial Cadmo & Europa, 2006).

¿Se replegará tácticamente en forma inteligente por tercera vez en un lapso de nueve años la teocracia jomeinista –en sus negociaciones con el P5+1 (los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania) en Estambul– para abortar el inminente ataque nuclear unilateral de Israel que puede desencadenar una tercera guerra mundial?

El problema es cronológicamente geoestratégico: EU/ OTAN, los Brics e Irán no son los mismos nueve años más tarde, cuando el orden mundial se ha permutado radicalmente. Y esto lo saben todos los actores involucrados.

Se puede estar o no de acuerdo con Cook (Asia Times; 12/4/12), ex director de International Petroleum Exchange (mercado de futuros de energía de Londres, adquirido por Intercontinental Exchange, que cambió a ICE Futures), pero su punto de vista diferente obliga a la reflexión.

Luego de su reseña interesante a partir de la invasión anglosajona a Iraq y sus consecuencias en Libia y en Irán, Chris Cook sugiere en forma impactante que las guerras de divisas del 2007 cambiaron al mundo.

La hipótesis es fascinante: entramos a una nueva era de la política y la diplomacia, la era de la guerra de las divisas.

Leer articulo completo AQUI.

viernes, enero 20, 2012

Un mundo sin Guantánamo

A 10 años de la apertura de la criticada prisión estadounidense en la Bahía de Guantánamo, vale la pena hacer un ejercicio de reflexión sobre lo que implica mantener abierto este recordatorio de que la brújula moral de Washington fue secuestrada.

Diez años después de su apertura, miles de imágenes emergen al mencionar Guantánamo: hombres con lentes vestidos de overol anaranjado, encapuchados y esposados, alineados bajo el implacable sol del Caribe; jaulas como de zoológico, a la intemperie, sin nada más que cubos que funcionan como baños; áreas secretas del recinto penitenciario donde se pusieron a prueba "técnicas mejoradas de interrogatorio"; algún prisionero que es privado del sueño e inyectado a la fuerza con líquidos que provocan hinchazón; hombres que son encontrados colgados en sus celdas.

¿Cómo sería el mundo sin Guantánamo? Aunque no lo parezca, es una pregunta doble. Primero, uno debe imaginar un mundo donde el complejo penitenciario nunca abrió sus puertas. Y, con menos fantasía, un mundo en el que el complejo ya dejó de operar.

Para empezar, es bueno recordar lo que ha sido Guantánamo y lo que significa hoy en día.
Desde un inicio, la prisión militar estadounidense establecida en la Bahía de Guantánamo, en Cuba, fue presentada públicamente como un lugar de contención para reclusos de inimaginable maldad. La Casa Blanca y funcionarios militares insistieron en que los prisioneros que estaban ahí eran "lo peor de lo peor".

En alguna ocasión, Richard Myers, el ex jefe del Estado Mayor, describió a los reclusos casi como superhombres capaces de "roer las tuberías hidráulicas" del avión que los condujo a esas instalaciones.

El ex presidente George W. Bush dijo más de una vez que no se utilizaba la tortura como método de interrogación, hasta el día en que transportó a 14 prisioneros al campamento y emitió un anuncio en el que explicaba el valor que tenía para la seguridad nacional interrogar a los detenidos con técnicas radicales. Jueces, funcionarios de seguridad nacional, fiscales y funcionarios del poder legislativo argumentaron que el sistema de Estados Unidos (EU) era demasiado débil para manejar a ese tipo de hombres terribles.

El gobierno del presidente Barack Obama ha estado de acuerdo. Esto se reflejó cuando pospuso la fecha del cierre de Guantánamo, y vaticinó que todavía le queda larga vida al afirmar que unos 48 detenidos serían trasladados a esa prisión en "detención indefinida".

Simbólicamente, Guantánamo siempre ha tenido un poder que va más allá de su misión de acoger a los prisioneros de la guerra contra el terrorismo. Para sus detractores y defensores de las libertades civiles, el complejo representa la violación de derechos en que incurrió Estados Unidos en nombre de esa guerra, sobre todo en lo que respecta a su tolerancia de las "detenciones abiertas".

Para quienes lo defienden, Guantánamo marca la voluntad de Washington de quitarse los guantes. A nivel internacional, es un símbolo de la humillación estadounidense.

Guantánamo es una invitación para que otros puedan decir: "¿Ven? EU es igual que el resto de nosotros, incapaz de resistirse a ir al lado oscuro cuando es atacado".

Guantánamo representa lo que está por debajo de la superficie del EU civilizado, es una ventana de atracción a lo brutal en tiempos de confusión y un recordatorio de la olvidada disciplina que requiere la democracia constitucional.

Pero, sobre todo, Guantánamo es el lugar donde EU ha decidido concentrar el universo de asuntos morales post-9/11 que confunden a los políticos, las leyes y las personas. En caso de duda o ignorancia, o cuando simplemente sea cuestionado por la complejidad de los dilemas de seguridad nacional, envíe los problemas a Guantánamo.

¿No sabe qué hacer con los prisioneros capturados en el campo de batalla de la guerra contra el terrorismo? Envíelos a Guantánamo. ¿Tiene dudas sobre la capacidad de los tribunales de EU para juzgar a los terroristas? Mándelos en Guantánamo. ¿Preocupado por la inquietante realidad de que la tortura salga a la luz pública? Mantenga a quienes fueron torturados en Guantánamo.

¿Qué pasa si borramos todo eso?

Sin Guantánamo, no habría ningún punto focal que trajera a la memoria el papel de EU en la guerra contra el terrorismo. No habría un lugar que encapsulara el viaje errante que inició la nación a raíz del 9/11, la sorprendente desviación de la ley y los procesos de lo que antes se identificaba como una nación segura, justa y respetuosa de la ley.

La ausencia de Guantánamo, ese término que evoca tantas cosas, habría significado que EU no escogió la salida fácil. Si no hubiera existido Guantánamo, EU habría tenido que enfrentar problemas que todavía lo acechan: la capacidad de la Constitución para hacer frente a los enemigos del siglo 21, las fortalezas y debilidades de sus servicios de inteligencia, la incertidumbre de saber quién es un enemigo y quién no.

Los líderes de EU tendrían que haber creado políticas de dudosa legalidad que no nos habrían llevado a un estado de limbo perpetuo codificado hoy por el Congreso y apoyado por el presidente en la forma de detenciones por tiempo indefinido y arrestos militares para sospechosos de terrorismo extranjero.

Sin Guantánamo, todavía habría muchas cosas que le causarían problemas a EU: la guerra en Iraq y las mentiras que lo llevaron ahí, las pérdidas en Afganistán, la extralimitación de la seguridad del Estado al monitorear las conversaciones, tanto virtuales como de otro tipo. Pero no habría una insignia evidente de la vergüenza, ni tampoco un símbolo de la disposición del país a permitir que la seguridad nacional pasara por encima del Estado de derecho. Sin Guantánamo, nuestra brújula moral no habría sido secuestrada de manera tan visible.

Obama ha seguido utilizando Guantánamo como una caja para coleccionar los dilemas de seguridad nacional prioritarios. Ha intensificado el papel de la prisión como un cajón de sastre para meter ahí toda la confusión de seguridad post-9/11, como si por cada celda vacía de un ser humano, se llenara otra con un problema: el uso del método de tortura "waterboarding", el deseo de detener a personas por asociarse con un grupo terrorista, la necesidad de contar con un sistema secundario de justicia, el atractivo político de prometer al Congreso que los enemigos de EU no podrán ingresar a su territorio.

Pero si se cierra Guantánamo –la caja de Pandora de lo que se hizo mal después del 9/11–, se pondría fin a toda una era, y con ello a la furia, la frustración y la pérdida de fe en el gobierno y los tribunales, que ha perdurado una década. Desaparecería la ignorancia que persiste acerca de quiénes están recluidos ahí y el peligro real que representan. Quedaría atrás la decepción de los legisladores que usaron Guantánamo como un recordatorio de que EU se ve acosado por las amenazas y así mantiene vivo el miedo. También quedaría atrás la castración de los tribunales de EU como un lugar viable para tratar los casos de terrorismo.

¿Podría el cierre de Guantánamo resolver la confusión moral y legal que desató la guerra contra el terror, o será simplemente en un remedio fallido? La respuesta está en cómo se haga. No se puede clausurar Guantánamo de manera silenciosa. Más que dejar que se marchite sola, cubierta de excusas de restricciones políticas y complejidades jurídicas, la prisión debe ser cerrada con una clara declaración de los aciertos y errores.

Las detenciones indefinidas están mal. No pasar por los tribunales está mal. Sucumbir al miedo hasta que domine a la ley, está mal.

En última instancia, ya que Guantánamo es un depósito no sólo de presos sino también de la confusión de EU, su clausura debe marcar un momento de claridad y una renovada confianza en el Estado de derecho. Al cerrar Guantánamo, se cierra también la caja de los pecados que desató la guerra contra el terror, la que nos convirtió en una nación como todas los demás, en lugar de ser una nación excepcional.

Al cerrar Guantánamo, se enterrarían los males de la última década, se cerrarían las puertas de un estado de incertidumbre y confusión, y la verdadera excepcionalidad de Estados Unidos podría prosperar una vez más.

(C) The Washington Post Service

sábado, agosto 06, 2011

Our Commando War in 120 Countries: Uncovering the Military's Secret Operations In the Obama Era

American secret commandos are carrying out raids in 70 countries--just today. By the end of the year, the number will probably be close to 120.

jueves, abril 21, 2011

Oliver Stone: Don't Betray Us, Barack -- End the Empire

Let's face facts: The US can no longer dictate to the rest of the world.

"Suddenly, a season of peace seems to be warming the world," the New York Times exulted on the last day of July 1988. Protracted and bloody wars were ending in Afghanistan, Angola, Cambodia and Nicaragua, and between Iran and Iraq. But the most dramatic development was still to come.

In December 1988, the Soviet leader, Mikhail Gorbachev, declared the cold war over. "The use or threat of force no longer can or must be an instrument of foreign policy," he said. "This applies above all to nuclear arms."

He proposed cutting offensive strategic arms in half, jointly safeguarding the environment, banning weapons in outer space, ending exploitation of the third world and canceling third world debt payments. He called for a UN-brokered ceasefire in Afghanistan, acknowled­ging that, after nine years, the Russians had failed to defeat the Afghan insurgents despite deploying 100,000 troops.

Still, he was not finished. He held out an olive branch to the incoming administration of George H W Bush, offering a "joint effort to put an end to an era of wars".

The New York Times described Gorbachev's riveting, hour-long speech as the greatest act of statesmanship since Roosevelt and Churchill's Atlantic Charter in 1941. The Washington Post called it "a speech as remarkable as any ever delivered at the United Nations".

Gorbachev saw this as a new beginning for America, Russia and the world, but US policymakers had something very different in mind, hailing it as the triumph of the capitalist west after the long decades of the cold war.

In September 1990, Michael Mandelbaum, then director of east-west studies at the Council on Foreign Relations, rejoiced that "for the first time in 40 years we can conduct military operations in the Middle East without worrying about triggering World War III".

The US would soon test that hypothesis, beginning two decades of costly and destructive imperial overreach, particularly, but not exclusively, in the Middle East. It squandered a historic opportunity to make the world a more peaceful and just place, instead declaring itself the global hegemon. After the attacks of 11 September 2001, the entire gaggle of neocons was extolling American power and beneficence. "We are an attractive empire, the one everyone wants to join," crowed the military historian Max Boot.

Buzzsaw of opposition

Fast-forward to 2008, when Barack Obama swept to office on a wave of popular euphoria, mesmerising supporters with his inspiring biography, lofty and exhilarating rhetoric, welcome rejection of unilateralism and strong opposition to the Iraq war - qualities that made him seem the antithesis of George W Bush.

Bush and his empire-building advisers - the sorriest crew ever to run this country - had saddled him and the American people with an incredible mess. After two long and disastrous wars, trillions of dollars in military spending, torture and abuse of prisoners on several continents, an economic collapse and near-depression at home, disparities between rich and poor unheard of in an advanced industrial country, government surveillance on an unprecedented scale, collapsing infrastructure and a global reputation left in tatters, the US did not look all that attractive.

Obama has taken a bad situation and, in many ways, made it worse. He got off to a good start, immediately taking steps to reverse some of Bush's most outlandish policies - pledging to end torture and close the detention facility at Guantanamo as well as the network of CIA-administered secret prisons.

But he ran into a buzzsaw of opposition from opportunistic Republicans and conservative Democrats over these and other progressive measures and has been in retreat ever since. As a result, his first two years in office have been a disappointment.

Instead of modelling himself after Gorba­chev and boldly championing deeply felt convictions and transformative policies, Obama has taken a page from the Bill (and Hillary) Clinton playbook and governed as a right-leaning centrist. While trying naively to ingratiate himself with an opposition bent solely on his defeat, he has repeatedly turned his back on those who put him in office.

To read the complete article HERE.

domingo, diciembre 26, 2010

WikiLeaks’ Julian Assange Wants To Spill Your Corporate Secrets

In a rare interview, Assange tells Forbes that the release of Pentagon and State Department documents are just the beginning. His next target: big business.
Early next year, Julian Assange says, a major American bank will suddenly find itself turned inside out. Tens of thousands of its internal documents will be exposed on Wikileaks.org with no polite requests for executives’ response or other forewarnings. The data dump will lay bare the finance firm’s secrets on the Web for every customer, every competitor, every regulator to examine and pass judgment on.

(For the full transcript of Forbes’ interview with Assange click here.)

When? Which bank? What documents? Cagey as always, Assange won’t say, so his claim is impossible to verify. But he has always followed through on his threats. Sitting for a rare interview in a London garden flat on a rainy November day, he compares what he is ready to unleash to the damning e-mails that poured out of the Enron trial: a comprehensive vivisection of corporate bad behavior. “You could call it the ecosystem of corruption,” he says, refusing to characterize the coming release in more detail. “But it’s also all the regular decision making that turns a blind eye to and supports unethical practices: the oversight that’s not done, the priorities of executives, how they think they’re fulfilling their own self-interest.”

This is Assange: a moral ideologue, a champion of openness, a control freak. He pauses to think—a process that occasionally puts our conversation on hold for awkwardly long interludes. The slim 39-year-old Wiki­Leaks founder wears a navy suit over his 6-foot-2 frame, and his once shaggy white hair, recently dyed brown, has been cropped to a sandy patchwork of blonde and tan. He says he colors it when he’s “being tracked.”

“These big-package releases. There should be a cute name for them,” he says, then pauses again.

“Megaleaks?” I suggest, trying to move things along.

“Yes, that’s good—megaleaks.” His voice is a hoarse, Aussie-tinged baritone. As a teenage hacker in Melbourne its pitch helped him impersonate IT staff to trick companies’ employees into revealing their passwords over the phone, and today it’s deeper still after a recent bout of flu. “These megaleaks . . . they’re an important phenomenon. And they’re only going to increase.”

He’ll see to that. By the time you’re reading this another giant dump of classified U.S. documents may well be public. Assange refused to discuss the leak at the time FORBES went to press, but he claims it is part of a series that will have the greatest impact of any WikiLeaks release yet. Assange calls the shots: choosing the media outlets that splash his exposés, holding them to a strict embargo, running the leaks simultaneously on his site. Past megaleaks from his information insurgency over the last year have included 76,000 secret Afghan war documents and another trove of 392,000 files from the Iraq war. Those data explosions, the largest classified military security breaches in history, have roused antiwar activists and enraged the Pentagon.

Admire Assange or revile him, he is the prophet of a coming age of involuntary transparency. Having exposed military misconduct on a grand scale, he is now gunning for corporate America. Does Assange have unpublished, damaging documents on pharmaceutical companies? Yes, he says. Finance? Yes, many more than the single bank scandal we’ve been discussing. Energy? Plenty, on everything from BP to an Albanian oil firm that he says attempted to sabotage its competitors’ wells. Like informational IEDs, these damaging revelations can be detonated at will.

To read more HERE.

domingo, diciembre 19, 2010

The American Empire Is Collapsing, And Americans Will Be The Last to Know

50 years from now historians may write about the fall of empire. But history is writing itself furiously right now, accelerated by the revolution of global freedom of information.

Attacking Iraq: The Biggest Geopolitical Blunder In History

When the Bush administration attacked Iraq in 2003, a critical element escaped their understanding of the regional and demographic parameters: By toppling the Sunni regime of Saddam Hussein, they would give the upper hand to the oppressed Shia Iraqi majority allied with Iran.

In a word, the US troops who fought and died in the conflict did it ultimately for the regional benefit of the Iranian Islamic Republic. The blunders did not stop with geopolitics, but were compounded by a catastrophic financial burden.

The Cost Of Wars in Iraq And Afghanistan Is Bankrupting The US Economy

If the Pentagon was a corporation, it would be the largest in the world. The curiously called Department Of Defense has cost the American taxpayers, since the ill advised attacks on Afghanistan and Iraq, around $700 billion a year. Of course, if you add up health care for wounded veterans, and layers of new “security” administration such as the Department of Homeland Security, the numbers keep adding up to top $1 trillion a year. Overall more than 25 percent of the federal budget gets swallowed in the financial black hole that is the Pentagon.

If Americans could do the math, they would quickly understand that the bill for the two wars is now creeping up to $10 trillion. In order to achieve the chimeric goals of the neocons of an ever lasting global American empire money had to be borrowed. Currently, for every dollar spent by the federal government 40 cents is borrowed. America used to borrow mainly from Japan and Europe, but now does its main borrowing from China. In a striking reversal of fortune, the “poor man of Asia” has now become the country in the world with the most liquid assets.

Empires Always Have An Expiration Date

Americans have a delusional sense of historic exceptionalism which they share with most previous empires. After all America’s ascension to a leading role on the world scene is very recent. The deal was sealed in Yalta in 1945 between Stalin and Roosevelt, with Churchill present but already taking the back seat. In a matter of 5 years, and about 60 million deaths, two new empires had emerged from the ruin of three: the United States and the Soviet Union. On the losing side of history was, of course, Japan, the empire of the sun, but also Britain and France.

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sábado, diciembre 04, 2010

Wikileaks, la gota incómoda

Desde el domingo Wikileaks tiene en jaque al Departamento de Estado norteamericano, y no pocos auguran semanas de intenso despliegue informativo por la filtración de los 250 mil informes de las embajadas estadounidenses en el mundo.

Durante varios días, los periódicos The New York Times, The Guardian, El País, Le Monde y Der Spigel, entre los más influyentes del planeta, han ido develando parte del contenido de los mensajes que hoy tiene de cabeza a la diplomacia estadounidense.

Hillary Clinton, secretaria de Estado, de inmediato calificó este hecho como un ataque no solo a los intereses de la política exterior de Estados Unidos, sino contra la comunidad internacional.

Los entendidos aseguran que los 1,6 gigabytes de archivos de textos filtrados, revelan una historia diplomática contemporánea sin precedente.

Estos documentos fueron sacados de la propia red cibernética de información del Departamento de Defensa, conocida como Siprnet, a la que tienen acceso más de dos millones de especialistas norteamericanos.

Por tal motivo, la fuerza armada estadounidense tiene detenido desde hace siete meses al soldado Bradley Manning, de 22 años de edad, como sospechoso de bajar material clasificado sin autorización, mientras se desempeñaba como analista de inteligencia en una base militar en Iraq.

A Manning se le llevará a juicio militar el próximo año, bajo la sospecha de haberle facilitado a Wikileaks el video de un helicóptero militar que asesinó a varios civiles en Bagdad, incluidos dos reporteros de la Reuters, a lo que se añade haberle facilitado cientos de miles de documentos sobre las operaciones en Afganistán e Iraq.

También le atribuyen la copia de los nuevos informes que se exponen en los cinco medios escogidos para darlos a conocer de conjunto con este sitio, aunque Wikileaks permanece prácticamente bloqueado desde el pasado domingo.

Su acceso es denegado como consecuencia de un ataque cibernético de 10 gigabytes por segundo, equivalente -según expertos- a la acción simultánea de dos millones de computadoras.

No obstante, refieren analistas, estos nuevos datos han puesto en un estado de debate, alerta y consternación al gobierno de los Estados Unidos, la comunidad internacional, la diplomacia y el ejercicio del periodismo en la era de Internet.

Cruda y claramente están mostradas las evidencias de las torturas, los disparos a mansalva contra civiles, los arreglos entre bambalinas para entorpecer la justicia, las presiones contra gobiernos, y hasta la manera de buscar pretextos para justificar guerras.

Y aunque las opiniones han ido desde la aprobación a la crítica de las acciones de Wikileaks y de su fundador, Julian Assange, la veracidad de los contenidos expuestos nadie ha podido negarla, y no resulta poco el forcejeo para conducir los debates hacia la legalidad del proceder del sitio, en vez de al análisis de los contenidos expuestos.

Sobre Assange, cuyo paradero se desconoce, pesa hoy una orden mundial de arresto, emitida por la INTERPOL, y se le investiga en los Estados Unidos, donde podría enfrentar cargos según la Ley de Espionaje.

Mientras se intenta descarrilar la verdadera polémica sobre los significados de estas pruebas documentales originales, varios análisis concuerdan e insisten en que los medios tradicionales ya perdieron el monopolio de la información que antes gozaban.

La filtración que hoy le da la vuelta al mundo, empezó a moverse mediante una memoria portátil del tamaño de un dedo, para luego pasar a una página web, y después a los cinco diarios escogidos. La radio y la televisión solo quedaron para comentar lo sucedido.

Pepe Escobar, autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War, refiere que es saludable saber que en secreto el emperador (del Norte), ahora completamente desnudo, habla mal de sus amigos, aduladores y enemigos, y demuestra que para nada es amigo de la información democratizada.

A su juicio se vuelve a demostrar que la verdadera información está en Internet, y no en los medios corporativos globales.

"Los ciudadanos del globo deberían hacer el mejor uso para desenmascarar y ridiculizar al poder", expone Escobar en reciente artículo del sitio digital alternativo Rebelión.

Para Noam Chomsky, reconocido politólogo y académico estadounidense, no es nuevo usar las filtraciones para revelar pruebas documentales originales, y está convencido de que, mientras mayor sea la accesibilidad a la información con las modalidades electrónicas, habrá más casos similares a este.

A su entender lo que está haciendo Wikileaks es una forma legítima de hacer periodismo, aunque cree que se tomarán medidas severas para bloquearlo. "Hay cosas en los cables que los gobiernos no quisieran que su propia población supiera", asegura.

Amy Davidson, editora de la revista The New Yorker, alerta que no faltarán voces para acusar a Assange y a sus colaboradores de espías y que se les incluya en la lista de combatientes enemigos.

Igual prevé que se le congelarán los activos de la organización y sus partidarios, además de aplicar sanciones financieras a las instituciones que colaboren con ella, y que se le imparta la orden al Cibercomando de Estados Unidos para que los asalten por la vía electrónica.

No serán pocas las acciones contra Wikileaks, la gota incómoda que tiene hoy patas arriba a la política exterior estadounidense. La cacería de Assange y su equipo apenas está comenzando.

(*) Redacción de Temas Globales

em/km

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=243306&Itemid=1

viernes, diciembre 03, 2010

Secret US Embassy Cables

Secret US Embassy Cables

Wikileaks began on Sunday November 28th publishing 251,287 leaked United States embassy cables, the largest set of confidential documents ever to be released into the public domain. The documents will give people around the world an unprecedented insight into US Government foreign activities.

The cables, which date from 1966 up until the end of February this year, contain confidential communications between 274 embassies in countries throughout the world and the State Department in Washington DC. 15,652 of the cables are classified Secret.

The embassy cables will be released in stages over the next few months. The subject matter of these cables is of such importance, and the geographical spread so broad, that to do otherwise would not do this material justice.

The cables show the extent of US spying on its allies and the UN; turning a blind eye to corruption and human rights abuse in "client states"; backroom deals with supposedly neutral countries; lobbying for US corporations; and the measures US diplomats take to advance those who have access to them.

This document release reveals the contradictions between the US’s public persona and what it says behind closed doors – and shows that if citizens in a democracy want their governments to reflect their wishes, they should ask to see what’s going on behind the scenes.

Every American schoolchild is taught that George Washington – the country’s first President – could not tell a lie. If the administrations of his successors lived up to the same principle, today’s document flood would be a mere embarrassment. Instead, the US Government has been warning governments -- even the most corrupt -- around the world about the coming leaks and is bracing itself for the exposures.

The full set consists of 251,287 documents, comprising 261,276,536 words (seven times the size of "The Iraq War Logs", the world's previously largest classified information release).

The cables cover from 28th December 1966 to 28th February 2010 and originate from 274 embassies, consulates and diplomatic missions.

How to explore the data HERE

viernes, agosto 20, 2010

"Se retiran", pero no: manipulación mediática

Sique

Qué confusión deben tener los jóvenes estadounidenses universitarios que piensan que Beethoven es un perro y Miguel Ángel un virus informático según estudio un estudio publicado por la Universidad de Beloit (Wisconsin, EE.UU.).
Invadieron a Iraq que porque Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva, resulta que no las tenía.
Los militares estadounidenses que murieron fue dizque porque defendían a su patria, pero no, fue para matar a Hussein porque su gobierno decidió que eso era mejor para los iraquíes y para el mundo.
Ahora "su retirada" se programó de manera confidencial en un intento de impedir ataques insurgentes contra la columna que, al replegarse, sería vulnerable. Se queda en el país, una fuerza de alrededor de 56 uniformados para propósitos de entrenamiento, pero éstos saldrán del país para finales del próximo año.
Se "retiran" porque ya Iraq "se ha estabilizado" pero resulta que destruyeron al país, está sin servicios básicos, no hay electricidad, ni agua potable en varias partes, no hay gobierno y un día sí y otro también estalla un carro bomba que mata a decenas.
Dos días antes del repliegue un atacante suicida causó una explosión en Bagdad que mató a 61 personas y dejó heridas a otras 123. Esto ocurrió frente a un cuartel de reclutamiento donde miles hacían fila para unirse a las fuerzas armadas de Irak. Julio fue el mes más sangriento desde mayo de 2008, con más de 500 asesinatos.
"Se van" dejando a más de un millón de muertos iraquíes. "Se van" después de que cerca de 5,000 de los suyos fallecieron y miles han quedado mutilados física y mentalmente.
Se "retiran" pero no, se quedan 56 uniformados y nada menos que 5o,000 tropas, 4,500 miembros de fuerzas operacionales y decenas de miles de contratistas (eufemismo para mercenarios) que dizque para entrenar a los iraquíes a controlar la región. ¿Les van a enseñar lo que ellos no han podido hacer en siete años? ¡Se quedan más de 1,000 mercenarios para cuidar a cada uniformado! ¿Alguien puede creer que los estadounidenses pueden enseñarles algo a los iraquíes? Han hecho un verdadero ridículo sangriento y siguen haciéndolo.

Eso de la "retirada" es pura manipulación mediática para que el mundo, al que consideran estúpido, crea que la guerra ha terminado, gracias a Obama. Continúa una ocupación bárbara, y los iraquíes seguirán explotando bombas hasta que deveras se vayan que quién sabe para cuando será. Pero ahora con ese cuento los medios menos van a difundir las masacres que seguirán ocurriendo.

¿Quién gana esa infame guerra?
Nadie, todos la siguen perdiendo. Es un desastre, un crimen de lesa humanidad iniciada por el retrasado mental del niño Bush en el que como siempre los Estados Unidos quedan impunes.
La historia los condenará.

miércoles, diciembre 09, 2009

Zelaya habla desde su encierro

Pedro Antonio Navarro


MADRID, 4 de diciembre (apro).- Refugiado desde el pasado 21 de septiembre en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, el presidente derrocado de ese país centroamericano, Manuel Zelaya, habla de su situación personal y de lo que espera de la comunidad internacional.

Sin ninguna garantía sobre su seguridad–la sede diplomática brasileña se encuentra rodeada por tropas del Ejército hondureño que, en algunas ocasiones, han lanzado gases lacrimógenos hacia el interior del inmueble--, y con las comunicaciones restringidas a unas pocas llamadas internacionales, Manuel Zelaya insta a la comunidad internacional a perseverar en el empeño del retorno a la democracia en su país, y avisa de que este precedente supone un peligro real para todos aquellos gobiernos democráticos del subcontinente que se atrevan a emprender reformas sociales.Esta es la entrevista:
P.- ¿Cómo se encuentra de ánimo después de todos los recientes acontecimientos adversos?
R.- Estoy muy bien. Espiritualmente yo soy fuerte. Me he criado en la lucha, y desde abajo, uno aprende a resistir los problemas.
P.- Después de que el Congreso hondureño se haya pronunciado en contra de su reposición en su cargo presidencial, ¿cuál es la situación que se está viviendo en el país?
R.- Aquí se está ratificando algo que nosotros creíamos que se quedaba en el pasado: golpes de estado militares, apoyados por Estados Unidos. No hay otra forma de describir esto. Precisamente, porque a pesar de todo el esfuerzo que ha hecho la comunidad internacional, EEUU empezó a apoyar la dictadura; hicieron elecciones bajo la represión, igual que hicieron en Afganistán e Iraq. Nos han deteriorado lo que podríamos haber construido a través del diálogo. Esta es la realidad. Ellos son un país libre, independiente, pero mi deber es aclararle a la comunidad internacional qué es lo que está pasando en el fondo aquí: el retorno de los militares a la vida cívica de las naciones y de las democracias de América Latina es, realmente, un retroceso sin precedentes para nuestros países y nuestros pueblos.
P.- ¿Se siente engañado, traicionado por Estados Unidos?
R.- Creo que no debo juzgar sus opciones. Simplemente comentarlas para que los pueblos de América y los presidentes sepan lo que está pasando.
P.- Al mismo tiempo parece que la actitud estadounidense está arrastrando a otros países como Canadá, Colombia, Perú, Panamá, Costa Rica; pese a que el resto de las naciones continúan con su condena firme del golpe militar.
R.- Mire, que un país se asocie con otro para buscar la paz, parece loable, pero que se asocie para legitimar un golpe de estado y para blanquearlo, es como ponerle una soga al cuello a todos los presidentes de América Latina. Ahora, el que pretenda hacer un mínimo de reformas está siendo amenazado con este precedente que se está creando aquí en Honduras.
P.- Al margen de la actitud de EEUU y los países mencionados, ¿cómo valora usted el papel que ha ejercido la comunidad internacional frente al golpe en su país?
R.- La comunidad internacional está clara en sus principios. Lo que pasa es que cuando una potencia del tamaño de Estados Unidos cambia esos valores por una negociación interna que iniciaron entre ellos… Dijeron claramente que habían negociado realizar las elecciones con o sin la presencia del presidente. O sea, que ya no importaba la democracia, sino el pacto entre los que iban a competir en las elecciones. Yo soy un líder político democrático, soy el presidente de Honduras, y me dejaron por fuera, no permitieron que mi gente participara, les reprimieron. Aquí ha habido asesinatos, más de 3 mil 500 personas detenidas; más de cien personas que han sido asesinadas, homicidios sin aclaración. No hay un solo detenido en relación con estos crímenes. Todo esto es un pésimo precedente que destruye la imagen de la democracia para América Latina que está impulsando la Organización de Estados Americanos (OEA). Porque la Carta Democrática de la OEA, prácticamente la ha archivado Estados Unidos con esta actuación.
P.- Contrasta enormemente con la actitud de EEUU la que está manteniendo el presidente brasileño. ¿Cómo valora usted esa posición en este proceso tan desgraciado?
R.- Todos los presidentes de América, incluyendo las declaraciones públicas de Obama, han sido congruentes con la defensa del principio de que la soberanía popular no puede ser interrumpida por otro poder del Estado; lo que se conoce como golpe de estado. Y cuando amarran a un presidente y lo sacan a balazos para otro país, es un golpe de estado militar. Todas las declaraciones han sido congruentes, y estoy satisfecho con ese apoyo que he recibido. Sin embargo, la crisis en Honduras hoy se agrava más, porque el candidato que ganó las elecciones, con un 40% o menos de participación de los electores, ahora se ha unido con el régimen golpista. Había un plan subalterno detrás de todo lo que se estaba haciendo a nivel internacional.
P.- Lo que le ha sucedido a usted y a su país sienta un precedente peligroso en un continente con una larga tradición de asonadas militares. ¿Puede esto abrir la puerta a la tentación de nuevos golpes de estado? ¿Se ha generado inseguridad en el resto del continente?
R.- En el siglo XX se produjeron 45 golpes de Estado en América Latina. Ninguno se resolvió de esta forma; muchos de ellos duraron años, pero todos llegaron a un consenso, a un diálogo nacional para ir a elecciones supervisadas. Es la primera vez que los mismos Estados Unidos están apoyando que la dictadura, por sí misma, haga las elecciones, que nos monte un fraude frente al mundo, sin supervisión de la OEA, ni de Naciones Unidas o de la Unión Europea, y que, además, se burle de nosotros, porque bajo represión ningunas elecciones son legítimas, porque grandes grupos de la población no se pueden expresar.Lo que hicieron en Afganistán y en Iraq ahora lo están haciendo aquí, en Honduras. Y es evidente que el Congreso, extralimitándose de sus funciones, con un abuso de poder inimaginable, acaba de ratificar el decreto que me destituyó en junio. El Congreso no puede destituir a un presidente; falsificaron mi firma para decir que había renunciado; se unieron con los militares para que me desterraran del país. Esta acción del Congreso no está reconocida por ningún país democrático del mundo. Realmente han cometido un delito; a confesión de parte, relevo de prueba.
P.- Ante la situación generada, ¿qué puede hacer el resto de la comunidad internacional para conseguir el retorno de la normalidad democrática a su país?
R.- En primer lugar, apoyar la demanda que presentamos ante la Corte Penal Internacional para que Honduras pueda condenar a los criminales que están reprimiendo, asesinando a la población, y que se pueda castigar a los que dieron un golpe de estado, cometiendo un delito de lesa humanidad, contra el principal derecho de los pueblos para defender sus conquistas. La democracia es un derecho inherente de los pueblos, especialmente de los pueblos pobres: Es su ocasión de ‘poner claros’ a los poderosos y hacer las reformas que nuestro país necesita. En este caso, cuando se quita y se roba la democracia al pueblo, se violan los Derechos Humanos de toda una sociedad.La comunidad internacional también tiene instrumentos que no desencadenó, precisamente porque Estados Unidos se opuso a ello. Se estuvieron tratando de impulsar, especialmente, por parte de Naciones Unidas. Eran instrumentos que tienen que ver con actividades económicas de los países. Porque este golpe de estado, lógicamente surge desde una élite económica, que a través de sus instrumentos políticos ‘contartan’ a los militares para sacar al presidente que estaba haciendo reformas sociales, desde la legalidad y con el sustento democrático y pacífico.Esto es el retorno de la barbarie frente a la civilización y la razón. Por eso creo que la comunidad internacional debe poner sus barbas en remojo en América Latina, porque han regresado los militares en el siglo XXI, con métodos más sofisticados de represión y de tortura, como las armas químicas que han usado contra nosotros aquí, en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa.También en lo político una forma más sofistica da de actuar, legitimando un golpe de estado a través de elecciones fraudulentas sin supervisión internacional y marginando a un gran porcentaje de la población. Le puedo demostrar que en las elecciones del pasado 29 de noviembre sólo ha participado el 40 por ciento del electorado. Es una elección ilegítima. El gobierno que reconozca este tipo de elección está como autorizando que a ellos también los derroquen.
P.- Visto lo sucedido, lo que sí parece claro es que la oligarquía latinoamericana tiene el punto de mira puesto contra aquellos gobiernos que intentan implementar reformas sociales.
R.- Que existan oligarquías, grupos de poder o grupos económicos, élites económicas, es parte del contexto del modelo de desarrollo capitalista. Que existan no es el problema. El problema es que tomen el poder por las armas; el problema es que deroguen la democracia para empezar a manipular, mentir engañar, jugar con cartas marcadas. El poder, se supone que en una democracia, reside en el pueblo. Y el poder es parte de un proceso democrático. Cuando estas oligarquías asumen el poder del país, ya no se conforman con hacer dinero, sino que necesitan el poder en sí. Entonces empiezan a reprimir a los pueblos; se constituyen en criminales, sangrientas y carnívoras, que es lo que está sucediendo en Honduras.
P.
- Existe mucha preocupación en el exterior por su seguridad y su situación personal. ¿En qué situación queda? ¿Qué va a hacer? ¿Ha decidido gestionar su exilio a un país democrático y seguro?
R.- Por el momento permanezco aquí, en la Embajada de Brasil, mientras este país así lo autorice, y me mantengo en resistencia, igual que el pueblo, luchando contra la represión y contra la pérdida de nuestra democracia. Me mantengo firme.
P.- ¿Liderará usted, desde dentro del país, el movimiento de resistencia para recuperar la democracia?R.- Aquí estoy rodeado de militares, prácticamente prisionero, y sólo recibo algunas llamadas internacionales que me permiten. Se me hace imposible ejercer la función política.
Fuente: Proceso

sábado, septiembre 12, 2009

Chomsky: What America's 'Crisis' Means to the Rest of the World

The way we perceive "crises" here in the U.S. is a profound symbol of how we don't understand them internationally.

By Noam Chomsky, Boston Review.

Perhaps I may begin with a few words about the title. There is too much nuance and variety to make such sharp distinctions as theirs-and-ours, them-and-us. And neither I nor anyone can presume to speak for “us.” But I will pretend it is possible.
There is also a problem with the term “crisis.” Which one? There are numerous very severe crises, interwoven in ways that preclude any clear separation. But again I will pretend otherwise, for simplicity.
One way to enter this morass is offered by the June 11 issue of the New York Review of Books. The front-cover headline reads “How to Deal With the Crisis”; the issue features a symposium of specialists on how to do so. It is very much worth reading, but with attention to the definite article. For the West the phrase “the crisis” has a clear enough meaning: the financial crisis that hit the rich countries with great impact, and is therefore of supreme importance. But even for the rich and privileged that is by no means the only crisis, nor even the most severe. And others see the world quite differently. For example, in the October 26, 2008 edition of the Bangladeshi newspaper The New Nation, we read:It’s very telling that trillions have already been spent to patch up leading world financial institutions, while out of the comparatively small sum of $12.3 billion pledged in Rome earlier this year, to offset the food crisis, only $1 billion has been delivered. The hope that at least extreme poverty can be eradicated by the end of 2015, as stipulated in the UN’s Millennium Development Goals, seems as unrealistic as ever, not due to lack of resources but a lack of true concern for the world’s poor.
The article goes on to predict that World Food Day in October 2009 “will bring . . . devastating news about the plight of the world’s poor . . . which is likely to remain that: mere ‘news’ that requires little action, if any at all.” Western leaders seem determined to fulfill these grim predictions. On June 11 the Financial Times reported, “the United Nations’ World Food Programme is cutting food aid rations and shutting down some operations as donor countries that face a fiscal crunch at home slash contributions to its funding.” Victims include Ethiopia, Rwanda, Uganda, and others. The sharp budget cut comes as the toll of hunger passes a billion—with over one hundred million added in the past six months—while food prices rise, and remittances decline as a result of the economic crisis in the West.
As The New Nation anticipated, the “devastating news” released by the World Food Programme barely even reached the level of “mere ‘news.’” In The New York Times, the WFP report of the reduction in the meager Western efforts to deal with this growing “human catastrophe” merited 150 words on page ten under “World Briefing.” That is not in the least unusual. The United Nations also released an estimate that desertification is endangering the lives of up to a billion people, while announcing World Desertification Day. Its goal, according to the Nigerian newspaper THISDAY, is “to combat desertification and drought worldwide by promoting public awareness and the implementation of conventions dealing with desertification in member countries.” The effort to raise public awareness passed without mention in the national U.S. press. Such neglect is all too common.
It may be instructive to recall that when they landed in what today is Bangladesh, the British invaders were stunned by its wealth and splendor. It was soon on its way to becoming the very symbol of misery, and not by an act of God.
As the fate of Bangladesh illustrates, the terrible food crisis is not just a result of “lack of true concern” in the centers of wealth and power. In large part it results from very definite concerns of global managers: for their own welfare. It is always well to keep in mind Adam Smith’s astute observation about policy formation in England. He recognized that the “principal architects” of policy—in his day the “merchants and manufacturers”—made sure that their own interests had “been most peculiarly attended to” however “grievous” the effect on others, including the people of England and, far more so, those who were subjected to “the savage injustice of the Europeans,” particularly in conquered India, Smith’s own prime concern in the domains of European conquest.Smith was referring specifically to the mercantilist system, but his observation generalizes, and as such, stands as one of the few solid and enduring principles of both international relations and domestic affairs. It should not, however, be over-generalized. There are interesting cases where state interests, including long-term strategic and economic interests, overwhelm the parochial concerns of the concentrations of economic power that largely shape state policy. Iran and Cuba are instructive cases, but I will have to put these topics aside here.
The food crisis erupted first and most dramatically in Haiti in early 2008. Like Bangladesh, Haiti today is a symbol of misery and despair. And, like Bangladesh, when European explorers arrived, the island was remarkably rich in resources, with a large and flourishing population. It later became the source of much of France’s wealth. I will not run through the sordid history, but the current food crisis can be traced directly to 1915, Woodrow Wilson’s invasion: murderous, brutal, and destructive. Among Wilson’s many crimes was dissolving the Haitian Parliament at gunpoint because it refused to pass “progressive legislation” that would have allowed U.S. businesses to take over Haitian lands. Wilson’s Marines then ran a free election, in which the legislation was passed by 99.9 percent of the 5 percent of the public permitted to vote. All of this comes down through history as “Wilsonian idealism.”

In order to read the complete article HERE.

jueves, septiembre 03, 2009

El fin no justifica los medios

Reflexiones de Fidel Castro:

El fin no justifica los medios

(El líder de la Revolución Cubana aborda el empleo de la tortura por Estados Unidos para obtener información en sus planes guerreristas y califica al ex presidente George W. Bush de responsable de esa absurda política)
Las noticias directas procedentes de Estados Unidos en ocasionesproducen indignación y a veces repugnancia.
Desde luego que en los últimos tiempos gran número de ellas sereferían a los problemas asociados a la grave crisis económicainternacional y sus consecuencias en el seno del imperio. No son, porsupuesto, las únicas referentes a ese poderoso país. Cualquier páginadel grueso volumen de noticias procedentes de un continente, región opaís del mundo, por lo general está relacionada con la política deEstados Unidos. No hay punto del planeta donde no se experimente laavasalladora presencia del imperio.
Como es lógico, durante casi diez años las noticias sobre sus brutales guerras ocuparon importantes espacios de la prensa y más aún cuandoestaba de por medio una elección presidencial.
Nadie sin embargo había imaginado que en medio del drama de las guerras de conquista aparecieran las noticias sobre cárceles secretasy centros de tortura, un bochornoso y bien guardado secreto delGobierno de Estados Unidos.
El autor de la grotesca política que condujo a ese punto había usurpado la presidencia de Estados Unidos en las elecciones denoviembre del 2000, mediante fraude electoral en el estado sureño dela Florida donde se decidió la contienda.
Después de usurpar el poder, W. Bush no solo arrastró al país a unapolítica de guerra, sino que dejó de suscribir el Protocolo de Kyoto,negando al mundo durante 10 años, en la lucha por el medio ambiente,el apoyo de la nación que consume el 25 por ciento del combustiblefósil, lo que puede ocasionar a la especie humana un daño irreparable.Ya el cambio climático está presente en el incremento mundial delcalor, que los pilotos de aviones ejecutivos pueden observar a travésde los tornados de creciente fuerza que se forman desde las primerashoras de la tarde en sus rutas tropicales y pueden ser motivo depeligro para sus modernos Jets. Están todavía por conocerse las causasdel accidente del avión de Air France que se desintegró en pleno vuelo.
Nada sería comparable con las consecuencias del descongelamiento de laenorme masa de agua acumulada sobre el continente antártico, sumada ala que se derrite sobre Groenlandia. Mi punto de vista acerca de laresponsabilidad que cae sobre Bush, lo sostuve en reciente encuentrocon el cineasta norteamericano Oliver Stone al comentarle su filme:“W”, referido al penúltimo Presidente de Estados Unidos.
Me limito a señalar que después de los errores y horrores políticos de George W. Bush, el ex vicepresidente Cheney, que fue su consejero, enarbola la idea de que las torturas ordenadas a la CIA para obtener información estaban justificadas por cuanto salvaron vidas norteamericanas gracias a la información obtenida por esa vía.
Desde luego que no salvó las vidas de los miles de norteamericanos que murieron en Iraq, ni las de casi un millón de iraquíes, ni los que en número creciente mueren en Afganistán. Tampoco se sabe cuáles seránlas consecuencias del odio acumulado por los genocidios que se estáncometiendo o pueden cometerse por esas vías.
Se trata, entiéndase bien, de un problema elemental de ética política:“el fin no justifica los medios”. La tortura no justifica la tortura;el crimen no justifica el crimen.
Tal principio se debatió y se sostuvo durante siglos. En virtud de élla humanidad ha condenado todas las guerras de conquista y todos los crímenes cometidos. Es de suma gravedad que el más poderoso imperio yla más colosal super potencia que haya existido nunca proclame talpolítica. Más preocupante aún no es solo que el ex vicepresidente y principal inspirador de tan pérfida política la proclame abiertamente,sino que un elevado número de ciudadanos de ese país, tal vez más dela mitad, la apoye. En ese caso, sería una prueba del abismo moral alque puede conducir el capitalismo desarrollado, el consumismo y el imperialismo. De ser así, debe proclamarse abiertamente y pediropinión al resto del mundo.
Pienso, sin embargo, que los ciudadanos más conscientes de Estados Unidos serán capaces de librar y ganar esa batalla moral a medida que comprendan la dolorosa realidad. Ninguna persona honesta en el mundo desea para ellos, o cualquier otro país, la muerte de personas inocentes, víctimas de cualquier forma de terror, venga de donde venga.

Fidel Castro Ruz
Septiembre 2 de 2009

martes, junio 16, 2009

A Movement to Make Obama Bring an End to War


Time to answer Obama's call and "make him do it."

Co-authored by Jane Hamsher.

In 2007, 82 Democratic members of Congress signed a pledge. They would never again vote to fund the war in Iraq without plans for troop withdrawal.
Republican critics accused them of demagoguing the war. Of using our soldiers as a political pawns, of not meaning what they said.
Those who signed that pledge need to cast their vote against the Supplemental Appropriations Act on Tuesday and prove them wrong.
We may agree or disagree about what needs to be done in Iraq, but a promise is a promise. Anti-war activists have supported these members of Congress because of that 2007 pledge. They knocked on doors and distributed leaflets and donated to their campaigns. They and marched side by side with them as they sought to bring an end to the war that still lingers in Iraq and escalates in Afghanistan, as the new film Rethink Afghanistan documents.
When Barack Obama declared his presidential candidacy, he said “Start leaving we must. It’s time for Iraqis to take responsibility for their future.” But Obama’s 2008 victory was only half the battle for those who want to bring an end the war.
Obama was once asked about how he planned to solve the Israeli/Palistinian conflict. He responded by telling a story about Franklin Roosevelt who, when asked if he could address the plight of African Americans, said:
You know, Mr. Randolph, I’ve heard everything you’ve said tonight, and I couldn’t agree with you more. I agree with everything that you’ve said, including my capacity to be able to right many of these wrongs and to use my power and the bully pulpit….But I would ask one thing of you, Mr. Randolph, and that is go out and make me do it.
It’s the president’s job to make the best decisions he can and keep the country governable at the same time. When it comes to highly divisive issues like the war, he’s got to consider many factors — including the pressures that the military and the CIA bring to bear on the situation. It’s the public’s job to create the political space for him to move in. For those who supported his candidacy because we wanted to bring an end to the war, it means we have to answer his call to go out and “make him do it.”
We’re working with state blogs from across the country to sound the call to action:
Square State (Colorado)
Turn Maine Blue (Maine)
Michigan Liberal (Michigan)
Burnt Orange Report (Texas)
Green Mountain Daily (Vermont)
Not Larry Sabato (Virginia)
My Left Nutmeg (Connecticut)
Blue Mass Group (Massachusetts)
Calitics (California)
The Albany Project (New York)
Blog for Arizona (Arizona)
There is a movement growing now to create the climate for change to occur. If progressives will stand together, we can have a real voice in working with President Obama to shape our nation’s future.
AlterNet is a nonprofit organization and does not make political endorsements. The opinions expressed by its writers are their own.
Campaign to stop IMF and war funding



http://www.youtube.com/watch?v=IiTxa6hlu3k

martes, mayo 19, 2009

Aprendices de brujo en Irak

Juan José Morales
Escrutinio

No tengo lengua de profeta, pero un cuento de ciencia ficción que escribí hace unos 25 años —“El Proyecto Superman”, publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana— acerca de una guerra librada por máquinas inteligentes, se ha convertido en realidad. Los soldados robot, dice un reportaje de Gavin Knigth en el diario británico The Guardian, ya se usan en Irak y Afganistán y Estados Unidos planea invertir 240 mil millones de dólares durante los próximos 20 años para perfeccionarlos.
En Irak —dice Knight— el ejército norteamericano tiene 12 mil robots de combate de los más variados tipos y tamaños, desde algunos diminutos hasta otros tan grandes como un camión carguero de 18 ruedas, y que lo mismo se desplazan por tierra que por el aire. Se ignora cuántos hay en Afganistán, pero se sabe que al menos una docena de dirigentes talibanes (y varios cientos de civiles inocentes) han sido muertos por ataques de aviones robot.
Esencialmente, esos soldados electrónicos —dotados de una enorme capacidad de fuego— están proyectados para buscar y matar. Un ejemplo es el que se conoce como SWORD (Espada), que se desplaza sobre orugas y puede emplear ametralladoras de grueso calibre, lanzagranadas o lanzacohetes. Su puntería es tal que —se dice— puede atinar a una manzana a cien metros de distancia.
El único defecto del SWORD es que no sabe distinguir entre una manzana, una pera o un tomate, ni tampoco entre un soldado enemigo, un niño, una mujer o un anciano. Sencillamente localiza, dispara y mata. Pero ese pequeño inconveniente no preocupa a los generales. Para ellos, estas máquinas resultan ideales por razones políticas: sus tropas no se exponen y así hay menos inconformidad y protestas en Estados Unidos por el número de soldados norteamericanos muertos. Además, ningún robot vuelve a casa con problemas sicológicos por haber asesinado niños o mujeres.
El SWORD es el prototipo de las máquinas de combate que el Pentágono está desarrollando para combatir en zonas urbanas y que actúan como manadas de lobos que se mueven por las calles y van de casa en casa para buscar, localizar, acosar, perseguir y exterminar posibles enemigos.
No están dirigidos a control remoto, sino que toman decisiones y actúan por sí mismos. Esa es su principal ventaja, y mientras más independientes sean, mejor. Pero también presenta serios riesgos. Por un lado, que funcionen desordenadamente. El reportaje de The Guardian menciona un incidente ocurrido en Sudáfrica durante una demostración, cuando por una falla en el programa de la computadora, uno de esos aparatos empezó a disparar en todas direcciones sin que nadie pudiera detenerlo. Cuando agotó sus municiones, había nueve soldados muertos y 14 gravemente heridos.
El otro peligro —el más grave— es que actúen por cuenta propia y se rebelen o comiencen a matar y destruir todo lo que esté a su alcance. Esta posibilidad no es desdeñable. De hecho, según el reportaje, los oficiales norteamericanos dicen que los robots usados en Irak presentan “peculiaridades” que pueden interpretarse como rasgos propios de personalidad. Y nadie sabe cómo reaccionarán los robots con un alto nivel de inteligencia artificial.
Quizá los afanes belicistas del Pentágono hagan realidad la vieja historia del aprendiz de brujo, que da vida a una escoba pero luego no puede controlar su creación.
(P.D. Si algún lector desea leer mi cuento El Proyecto Superman, con mucho gusto se lo enviaré por correo electrónico.)

Comentarios:
kixpachoch@yahoo.com.mx

miércoles, abril 22, 2009

Iraq, la guerra olvidada

James Cogan
wsws.org


Traducido del inglés por Beatriz Morales Bastos

No hace mucho tiempo se utilizaba el término de “la guerra olvidada” para describir la falta de interés de Estados Unidos en su ocupación militar de Afganistán. Se asumió que el dominio estadounidense en ese país era un hecho consumando. Ahora se podría aplicar la misma etiqueta a Iraq y por la misma razón.
En gran parte la clase dirigente estadounidense se ha convencido de su propia propaganda. Desde la administración Obama a la oposición republicana y los medios de comunicación de masas existe un consenso acerca de que la “oleada” [de tropas] estadounidense en Iraq en 2007 y 2008 llevó a la “victoria”. Se cree que las políticas del general David Petraeus acabaron con la insurgencia de base sunní-árabe, aplastaron la milicia chií contra la ocupación del Ejército Madhi y crearon una “democracia” estable en forma del gobierno del primer ministro Nouri al-Maliki.

La atención se centra ahora en la reorientación por parte de Obama hacia Afganistán, Pakistán y Asia Central, relegados a segundo plano bajo Bush. La guerra de Iraq ha desaparecido de los telediarios de la noche y de las portadas de los periódicos. Es como si la clase dirigente estadounidense tratara de borrar de la conciencia popular cualquier recuerdo de sus crímenes de guerra contra el pueblo iraquí.

La relativa estabilidad actual se llevó a cabo por medio de más de cinco años de sangrienta represión de la oposición iraquí a la invasión estadounidense, que alcanzó su mayor grado de violencia durante los años de la “oleada”. Al menos ha muerto 1.200.000 iraquíes, así como más de 4.500 soldados estadounidense y de otros ejércitos ocupantes. El legado de la ocupación estadounidense es una sociedad destrozada y traumatizada, convulsionada por divisiones comunitarias e incapaz de satisfacer siquiera las necesidades más elementales de la población.

En última instancia, el principal factor para frenar la insurgencia contra la ocupación no fueron las operaciones militares estadounidenses sino la división de facto del país en líneas sectarias y étnicas. Al norte del país los kurdos nacionalistas han consolidado un especie de Estado autónomo. En las zonas que tienen una mayoría de población sunní y que fueron centros de la resistencia, se elevó al poder a los comandantes de la milicia y a los jefes tribales a cambio de que aceptaran dejar la lucha. Los partidos chiíes fundamentalistas que dominan el gobierno de Maliki sólo controlan en realidad Bagdad y las provincias del sur.

La sumisión ciega de las facciones rivales al imperialismo estadounidense sólo se corresponde con su hostilidad y antagonismo entre ellas. El actual despliegue de otros 140.000 soldados estadounidenses en el país ha retrasado la guerra abierta.

Uno de los puntos más críticos de tensión es la continua insistencia del autónomo Gobierno Regional Kurdo (KRG, por sus siglas en inglés) en obtener el control de la provincia norteña de Kirkuk rica en petróleo y de otras dos provincias. Maliki está tratando de bloquear cualquier expansión del poder del nacionalismo kurdo tratando de impedir que se celebren referéndumes en las zonas en disputa en las que muy probablemente una mayoría de población kurda votaría unirse al KRG.

En torno a la ciudad de Kirkuk se ha desplegado una división del ejército predominantemente árabe y ha amenazado con obligar a los hombres de la milicia kurda peshmerga a abandonar la zona. Las amenazas coinciden con el reparto por parte del ministerio iraquí del Petróleo de los contratos para explotar ocho nuevos campos de petróleo y gas en Kirkuk. Se excluye específicamente a las compañías que han entablado relaciones comerciales con el KRG desafiando al gobierno central.

El comandante militar estadounidense, el general Ray Odierno, expresó su preocupación acerca de las tensiones entre árabes y kurdos en el diario británico The Times del 7 de abril: “Parece que las posturas se están endureciendo. Hay que resolver estos problemas diplomáticamente... No se deberían resolver con violencia, así que esto es en lo que estamos trabajando concienzudamente para asegurarnos el éxito”. El número de soldados estadounidenses en Kirkuk se han disparado de 900 a más de 3.500. Si se frustran las ambiciones del KRG se podrían encontrar en medio de una guerra civil o ser el objetivo de una insurgencia de base kurda.

También estan aumentando las tensiones entre chiíes y sunníes. Durante la “oleada”, bajo condiciones de intensas operaciones estadounidenses y de una salvaje violencia sectaria entre sunníes y chiíes, decenas de miles de insurgentes sunníes llegaron a acuerdos con el ejército estadounidense para abandonar su resistencia. Sus células guerrilleras se transformaron en milicias locales pagadas por Estados Unidos, llamadas Consejos Despertar. A cambio, el mando militar estadounidense impidió que las fuerzas de seguridad del gobierno entraran en los distritos sunníes, lo que puso freno al frenesí de asesinatos.

Este mes se transfirió la responsabilidad de pagar a los Consejos Despertar al gobierno Maliki, que insiste en que la milicias sunníes se disuelvan y se desarmen en el plazo de un año. Los dirigentes de los grupos Despertar han expresado su temor de que las comunidades sunníes vuelvan a quedar a merced de los escuadrones de la muerte chiíes. Además, cada vez tienen mayores sospechas de que el gobierno no cumplirá su promesa de dar a los hombres de la milicia empleos alternativos en las fuerzas de seguridad o en los servicios públicos. En respuesta a un importante recorte del presupuesto iraquí debido a la bajada en picado de los precios del petróleo los departamentos del gobierno han empezado a anunciar una congelación en los nuevos puestos de trabajo o un recorte de empleos.

La desconfianza y el descontento entre los rangos de Despertar podrían volver a inflamar la resistencia a gran escala. Odierno ya ha indicado que las tropas estadounidenses no se retirarán de las ciudades de Mosul y Baqubah en junio debido al nivel de actividad insurgente.

Aún más explosivos son los motivos de queja acumulados por la clase trabajadora iraquí y los pobres urbanos, tanto chiíes como sunníes y kurdos. En Washington y entre las distintas facciones de la clase dirigente iraquí se está dando por sentado que la crisis económica global significa que no hay recursos para reconstruir la infraestructura, proporcionar trabajo a los parados o sacar a la gente de la pobreza y la penuria. Las luchas sociales contra las condiciones a las que se enfrentan la inmensa mayoría de la población son inevitables.

Por mucho que la administración Obama quiera cambiar las prioridades, la guerra en Iraq continua. Este mismo mes han muerto cinco soldado en Mosul, ha habido atentados con bomba en Kirkuk y en Faluya se han emprendido operaciones de contra-insurgencia. Ayer [19 de abril] la Zona Verde de Bagdad fue atacada con mortero por primera vez en tres meses. Para proteger sus intereses estratégicos en Iraq y en la región Estados Unidos se vera obligado a seguir su criminal ocupación, lo que requerirá la presencia indefinida de decenas de miles de soldados estadounidenses.

Enlace con el original: wsws.org/articles/2009/apr2009/pers-a20.shtml

sábado, abril 18, 2009

Militares con criterios acertados

No se sabe cuántas personas en Estados Unidos le escriben a Obama y cuántos temas diferentes le plantean. Es evidente que no puede leer todas las cartas y abordar cada uno de los asuntos, porque no le alcanzarían las 24 horas del día y los 365 días del año. Lo que sí es seguro es que los asesores, apoyados por las computadoras, equipos electrónicos y celulares responden todas las cartas. Su contenido será registrado y existen de antemano las respuestas apoyadas en múltiples declaraciones del nuevo Presidente durante su campaña por la postulación y la elección.
De todas formas, las cartas influyen y tienen un peso en la política de Estados Unidos ya que no se trata, en este caso, de un político corrupto, mentiroso e ignorante como su predecesor, que odiaba los avances sociales del New Deal.
Por ello fijé mi atención en un cable publicado ayer 14 de abril, procedente de Washington, suscrito por la agencia de noticias DPA:
“Un grupo de altos militares retirados estadounidenses instó al presidente Barack Obama a ‘apoyar y firmar’ una Ley para acabar con la prohibición de viajar a Cuba de todos los norteamericanos, argumentando que el embargo contra la isla no sirve a los propósitos políticos y de seguridad de Washington.
“‘El embargo ha provocado un significativo movimiento diplomático contra la política estadounidense’, advierten los 12 altos oficiales retirados, entre ellos el ‘zar de las drogas’ durante la presidencia de Bill Clinton, Barry McCaffrey, y el ex jefe del estado mayor de Colin Powell, Lawrence B. Wilkerson, en una carta dada a conocer hoy en Washington.
“‘Como militares profesionales, entendemos que los intereses de Estados Unidos están mejor atendidos cuando el país es capaz de atraer el apoyo de otras naciones hacia nuestra causa’, insisten los militares en la misiva enviada el lunes a Obama, en el mismo día en que el presidente norteamericano anunció el fin de las restricciones de viajes y remesas a cubano-americanos, pero no para todos los ciudadanos del país, como reclaman sectores progresistas.
“A juicio de estos militares, la ‘Ley sobre la Libertad para viajar a Cuba’ presentada ante la Cámara de Representantes por el demócrata Bill Delahunt ‘es un importante primer paso hacia el levantamiento del embargo’.
“Un tipo de política, agregan, ‘con más posibilidades de llevar el cambio a Cuba’ y también para cambiar la imagen internacional de Washington.
“‘En todo el mundo los líderes están reclamando un verdadero cambio político basado en las esperanzas que usted inspiró con su campaña’, sostienen los militares.
“‘Cuba se ofrece como el elemento más a mano para demostrar ese cambio y sería además una maniobra que quedaría profundamente grabada en la mente de nuestros socios y rivales en el mundo’, agregan.”
Ubicada la noticia entre 315 páginas de cables parecería algo intrascendente. Sin embargo, aborda el meollo del problema que motivó cuatro reflexiones en menos de 24 horas, en torno a la Cumbre de las Américas, que se iniciará dentro de 48 horas.
En Estados Unidos las guerras las desatan los políticos y tienen que hacerlas los militares.
Kennedy, inexperto y joven, decretó el bloqueo y la invasión de Girón, organizada por Eisenhower y Nixon que de guerras sabía menos que aquel. El inesperado revés lo condujo a nuevas y desacertadas decisiones que culminaron en la Crisis de Octubre de la cual sin embargo salió airoso, pero traumatizado por el riesgo de una guerra termonuclear de la que estuvo muy cerca, como me contó el periodista francés Jean Daniel. “Es una máquina de pensar”, añadió en elogio al Presidente, que lo había impresionado mucho.
Entusiasmado más adelante con los Boinas Verdes, los envió a Vietnam, donde Estados Unidos apoyaba la restauración del imperio colonial francés. Otro político, Lyndon Johnson, llevó aquella guerra hasta las últimas consecuencias. En esa ingloriosa aventura más de 50 mil soldados perdieron la vida, la Unión despilfarró no menos de 500 mil millones de dólares cuando el valor de estos en oro bajó 20 veces, mató millones de vietnamitas y multiplicó la solidaridad con aquel país pobre del Tercer Mundo. El servicio militar tuvo que ser sustituido por soldados profesionales, alejando al pueblo del entrenamiento militar, lo cual debilitó esa nación.
Un tercer político, George W. Bush, protegido por su padre, llevó a cabo la guerra genocida de Iraq que aceleró la crisis económica, haciéndola más grave y profunda. Su costo en cifras económicas se eleva a millones de millones de dólares, una deuda pública que caerá sobre las nuevas generaciones de norteamericanos, en un mundo convulso y lleno de riesgos.
¿Tienen o no razón los que afirman que el embargo afecta los intereses de seguridad de Estados Unidos?
Los que escribieron la carta no apelan al uso de las armas, sino a la lucha de ideas, algo diametralmente opuesto a lo que han hecho los políticos.
En general los militares norteamericanos, que defienden el sistema económico, político y social de Estados Unidos, poseen privilegios y son altamente remunerados, pero se preocupan de no incurrir en el robo de los fondos públicos, que los conduciría al descrédito y a la falta total de autoridad para su desempeño militar.
Ellos no creen que Cuba constituya una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, como han tratado de presentarnos ante la opinión pública norteamericana. Han sido los gobiernos de ese país los que convirtieron la base de Guantánamo en refugio de contrarrevolucionarios o emigrantes. Peor que todo eso, la convirtieron en un centro de torturas que la hicieron famosa como símbolo de la negación más brutal de los derechos humanos.
Los militares conocen también que nuestro país es modelo de lucha contra el tráfico de drogas, y que nunca desde nuestro territorio se ha permitido acción terrorista alguna contra el pueblo de Estados Unidos.
Como lo pudo comprobar el Caucus Negro del Congreso, incluir a Cuba en la lista de países terroristas es lo más deshonesto que se ha hecho nunca.
Al igual que a los senadores Lugar, Delahunt, el Caucus y otros influyentes miembros del Congreso, les damos las gracias a los que escribieron la carta a Obama.
No tememos dialogar; no necesitamos inventar enemigos; no tememos al debate de ideas; creemos en nuestras convicciones y con ellas hemos sabido defender y seguiremos defendiendo nuestra patria.
Con los fabulosos avances de la tecnología, la guerra se ha convertido en una de las ciencias más complejas.
Es algo que los militares norteamericanos comprenden. Saben que no es cuestión de ordeno y mando al estilo de las viejas guerras. Hoy los adversarios posiblemente no se vean jamás las caras; pueden encontrarse a miles de kilómetros de distancia; las armas más mortíferas se disparan por programas. El hombre apenas participa. Son decisiones previamente calculadas y carentes de emociones.
He conocido a varios de ellos, ya retirados, que se dedican al estudio de las ciencias militares y las guerras.
No expresan odio ni antipatías hacia el pequeño país que ha luchado y resistido frente a un vecino tan poderoso.
En Estados Unidos existe en la actualidad un Instituto de Seguridad Mundial con el cual nuestro país mantiene contactos e intercambios académicos. Hace 15 años lo que existía era el Centro de Información de la Defensa (CID). Realizó la primera visita a Cuba a fines de junio de 1993. Entre esa fecha y el 19 de noviembre del 2004 realizaron nueve visitas a Cuba.
Hasta el año 1999 las delegaciones estuvieron integradas en su mayoría por militares retirados.
En la visita de octubre de 1999 comenzó a variar la composición de las delegaciones, disminuyendo la presencia de militares. Desde la visita número cinco todas las delegaciones estuvieron presididas por el prestigioso investigador Bruce Blair, experto en políticas de seguridad, especializado en fuerzas nucleares de control y mando. Profesor consultante en las universidades de Yale y Princeton. Ha publicado numerosos libros y cientos de artículos sobre el tema.
Conocí por esa vía militares que asumieron importantes papeles en las fuerzas armadas de Estados Unidos. No siempre coincidimos con sus puntos de vista, pero nunca dejaron de ser amables. Intercambiamos con amplitud sobre hechos históricos en los cuales ellos como militares habían participado.
Las visitas continuaron en el 2006, pero yo había tenido el accidente en Santa Clara y más tarde enfermé gravemente.
Entre los doce militares retirados que firmaron la carta a Obama estaba uno de los que participó en aquellas reuniones.
Supe que en el último encuentro que tuvo lugar, con franqueza, dijeron que los militares no tenían intención de agredir militarmente a Cuba; que había una nueva situación política en Estados Unidos, derivada de la debilidad de la administración por su fracaso en Iraq.
Para los compañeros que se reunieron con los norteamericanos estaba claro que se sentían mal dirigidos y se abochornaban por lo que estaba ocurriendo, aunque nadie podía ofrecer garantías sobre la política aventurera del presidente de Estados Unidos, que mantuvo hasta el último día de su administración. Aquella reunión tuvo lugar a principios de marzo del 2007, hace 14 meses.
Bruce Blair debe saber mucho más que yo sobre el espinoso tema. Siempre me impresionó su conducta valiente y transparente.
No deseaba que estos datos quedaran en los archivos esperando el momento en que ya no interesarían a nadie.
Abril 15 de 2009
9 y 16 p.m.