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miércoles, diciembre 30, 2009

Alcalde obedece a intereses de españoles

Al acusar al alcalde panista Carlos Ernesto Rosado Ruelas de obedecer intereses de empresarios españoles, por lo que pretende acabar con la cultura autóctona, artesanos procedentes de diversas comunidades rurales reiniciaron su protesta frente al Palacio Municipal, para exigir atención y respeto a sus actividades como parte del rescate y preservación de la cultura de los pueblos. El grupo de artesanos, al que se han ido incorporando organizaciones civiles y de campesinos de diversas comunidades de la entidad, acusó al alcalde panista de tener fobia a los indígenas, porque obedece intereses de empresarios españoles que pretenden apoderarse de la capital del Estado y erradicar la cultura indígena.
El único delito de los artesanos es pretender difundir y rescatar tradiciones, costumbres y culturas de cada pueblo, y cada año han contado con permiso de las autoridades para exponer sus productos, como forma de sobrevivir y continuar con esa labor.Encabezados por los dirigentes del Frente Campesino Independiente “Emiliano Zapata”; de la Central Campesina Cardenista y de la Organización Agrícola y Campesina, se plantaron nuevamente en los bajos del Palacio Municipal en espera de una audiencia prometida por el alcalde panista.Los funcionarios municipales notificaron que el alcalde sólo recibiría a tres integrantes de una comisión, excluyendo a los dirigentes campesinos, lo que rechazaron los artesanos, que se retiraron del Palacio Municipal para continuar su marcha de protesta y concluir con una exhibición de la danza popular en los bajos del Palacio de Gobierno.Denunciaron que el alcalde panista sigue instrucciones de quienes se creen descendientes de Hernán Cortés, y por ello rechaza y margina a los artesanos.Del señalamiento del alcalde Rosado Ruelas de que no dialogará con manipuladores y chantajistas, señalaron que defiende los intereses de los nuevos piratas que pretenden saquear a Campeche y acabar con toda la cultura indígena.

sábado, noviembre 21, 2009

MANIFIESTO A LA NACIÓN

*“Yo estoy resuelto a luchar contra todo y contra todos, sin más baluarte que la confianza y el apoyo de mi pueblo”. Emiliano Zapata
*La realidad del México de 1910 es parecida a la de ahora. Sólo que nosotros buscamos el cambio con una revolución de las conciencias
*Las dos grandes demandas de la Revolución siguen vigentes: La justicia y la democracia.
*Madero, en el Plan de San Luis, decía:

MANIFIESTO A LA NACIÓN
Los pueblos, en su esfuerzo constante porque triunfen los ideales de libertad y justicia, se ven precisados en determinados momentos históricos a realizar los mayores sacrificios.
Nuestra querida patria ha llegado a uno de esos momentos: una tiranía que los mexicanos no estábamos acostumbrados a sufrir, desde que conquistamos nuestra independencia, nos oprime de tal manera, que ha llegado a hacerse intolerable.
En cambio de esa tiranía se nos ofrece la paz, pero es una paz vergonzosa para el Pueblo Mexicano, porque no tiene por base el derecho, sino la fuerza; porque no tiene por objeto el engrandecimiento y prosperidad de la patria, sino enriquecer a un pequeño grupo que, abusando de su influencia, ha convertido los puestos públicos en fuente de beneficios exclusivamente personales, explotando sin escrúpulos todas las concesiones y contratos lucrativos.
Tanto el Poder Legislativo como el Judicial están completamente supeditados al Ejecutivo; la división de los Poderes, la soberanía de los Estados, la libertad de los Ayuntamientos y los derechos del ciudadano, sólo existen escritos en nuestra Carta Magna; pero de hecho, en México casi puede decirse que reina constantemente la Ley Marcial; la justicia en vez de impartir su protección al débil, sólo sirve para legalizar los despojos que comete el fuerte; los jueces, en vez de ser los representantes de la Justicia, son agentes del Ejecutivo, cuyos intereses sirven fielmente; las Cámaras de la Unión no tienen otra voluntad que la del Dictador; los Gobernadores de los Estados son designados por él y ellos a su vez designan e imponen de igual manera las autoridades municipales.
De esto resulta que todo el engranaje administrativo, judicial y legislativo obedece a una sola voluntad, al capricho del General Porfirio Díaz, quien en su larga administración ha demostrado que el principal móvil que lo guía es mantenerse en el poder a toda costa.
Hace muchos años se siente en toda la República profundo malestar, debido a tal régimen de Gobierno, pero el General Díaz, con gran astucia y perseverancia, había logrado aniquilar todos los elementos independientes, de manera que no era posible organizar ninguna clase de movimiento para quitarle el poder de que tan mal uso hacía.
El mal se agravaba constantemente, y el decidido empeño del General Díaz de imponer a la Nación un sucesor y siendo este el Sr. Ramón Corral, llevó ese mal a su colmo y determinó que muchos mexicanos, aunque carentes de reconocida personalidad política puesto que había sido imposible labrársela durante 36 años de dictadura, nos lanzásemos a la lucha intentando reconquistar la soberanía del pueblo y sus derechos en el terreno netamente democrático.
Entre otros partidos que tendían al mismo fin, se organizó el Partido Nacional Antireeleccionista proclamando los principios de SUFRAGIO EFECTIVO y NO REELECCION, como únicos capaces de salvar a la República del inminente peligro con que la amenaza la prolongación de una dictadura cada día más onerosa, más déspota y más inmoral.
El Pueblo Mexicano secundó eficazmente a ese partido y respondiendo al llamado que se le hizo, mandó sus representantes a una Convención, en la que también estuvo representado el Partido Nacionalista Democrático, que así mismo interpretaba los anhelos populares.
Dicha Convención designó sus candidatos para la Presidencia y Vice-Presidencia de la República, recayendo esos nombramientos en el Sr. Dr. Francisco Vázquez Gómez y en mí, para los cargos respectivos de Vice-Presidente y Presidente de la República.
Aunque nuestra situación era sumamente desventajosa porque nuestros adversarios contaban con todo el elemento oficial, en el que se apoyaban sin escrúpulos, creímos de nuestro deber, para mejor servir la causa del pueblo, aceptar tan honrosa designación.
Imitando las sabias costumbres de los países republicanos, recorrí parte de la República haciendo un llamamiento a mis compatriotas.
Mis giras fueron verdaderas marchas triunfales, pues por doquiera el pueblo, electrizado con las palabras mágicas de Sufragio Efectivo y No Reelección, daba pruebas evidentes de su inquebrantable resolución de obtener el triunfo de tan salvadores principios.
Al fin, llegó un momento en que el General Díaz se dió cuenta de la verdadera situación de la República y comprendió que no podría luchar ventajosamente conmigo en el campo de la Democracia y me mandó reducir a prisión antes de las elecciones, las que se llevaron a cabo excluyendo al pueblo de los comicios por medio de la violencia, llenando las prisiones de ciudadanos independientes y cometiéndose los fraudes más desvergonzados.
En México, como República democrática, el poder público no puede tener otro origen ni otra base que la voluntad nacional y ésta no puede ser supeditada a fórmulas llevadas a cabo de un modo fraudulento.
Por este motivo, el Pueblo Mexicano ha protestado contra la ilegalidad de las últimas elecciones, y queriendo emplear sucesivamente todos los recursos que ofrecen las leyes de la República, en la debida forma pidió la nulidad de las elecciones ante la Cámara de Diputados, a pesar de que no reconocía en dicho cuerpo un origen legítimo y de que sabía de antemano que no siendo sus miembros representantes del pueblo, sólo acatarían la voluntad del General Díaz a quien exclusivamente deben su investidura.
En tal estado las cosas, el Pueblo, que es el único soberano, también protestó de un modo enérgico contra las elecciones, en imponentes manifestaciones llevadas a cabo en diversos puntos de la República, y si éstas no se generalizaron en todo el territorio nacional, fue debido a la terrible presión ejercida por el gobierno, que siempre ahoga en sangre cualquier manifestación democrática, como pasó en Puebla, Veracruz, Tlaxcala, México y otras partes.
Pero esta situación violenta e ilegal no puede subsistir más.
Yo he comprendido muy bien que si el Pueblo me ha designado como su candidato para la Presidencia, no es porque haya tenido oportunidad de descubrir en mí las dotes del estadista o del gobernante, sino la virilidad del patriota resuelto a sacrificarse, si es preciso, con tal de conquistar la libertad y ayudar al pueblo a librarse de la odiosa tiranía que lo oprime.
Desde que me lancé a la lucha democrática sabía muy bien que el General Díaz no acataría la voluntad de la Nación, y el noble Pueblo Mexicano, al seguirme a los comicios, sabía también perfectamente el ultraje que le esperaba; pero a pesar de ello, el pueblo dió para la causa de la Libertad un numeroso contingente de mártires cuando estos eran necesarios, y con admirable estoicismo concurrió a las casillas a recibir toda clase de vejaciones.
Pero tal conducta era indispensable para demostrar al mundo entero que el Pueblo Mexicano está apto para la democracia, que está sediento de libertad y que sus actuales gobernantes no responden a sus aspiraciones.
Además la actitud del pueblo antes y durante las elecciones, así como después de ellas, demuestra claramente que rechaza con energía al gobierno del General Díaz y que si se hubieran respetado sus derechos electorales, hubiese sido yo el electo para Presidente de la República.
En tal virtud, y haciéndome eco de la voluntad nacional, declaro ilegales las pasadas elecciones y quedando por tal motivo la República sin gobernantes legítimos, asumo provisionalmente la Presidencia de la República, mientras el pueblo designa, conforme a la ley, sus gobernantes.
Para lograr este objeto es preciso arrojar del poder a los audaces usurpadores que por todo título de legalidad ostentan un fraude escandaloso e inmoral.
Con toda honradez declaro que consideraría una debilidad de mi parte y una traición al pueblo que en mí ha depositado su confianza, no ponerme al frente de mis conciudadanos, quienes ansiosamente me llaman, de todas parts del país, para obligar al General Díaz, por medio de las armas, a que respete la voluntad nacional.
El Gobierno actual, aunque tiene por origen la violencia y el fraude, desde el momento que ha sido tolerado por el Pueblo, puede tener para las naciones extranjeras ciertos títulos de legalidad hasta el 30 del mes entrante en que expiran poderes; pero como es necesario que el nuevo gobierno dimanado del último fraude, no pueda recibirse ya del poder, o por lo menos se encuentre con la mayor parte de la Nación protestando con las armas en la mano, contra esa usurpación, he designado el DOMINGO 20 del entrante Noviembre, para que de las seis de la tarde en adelante, todas las poblaciones de la República se levanten en armas bajo el siguiente
PLAN:
1o.- Se declaran nulas las elecciones para Presidente y Vice-Presidente de la República, Magistrados a la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Diputados y Senadores, celebradas en Junio y Julio del corriente año.
2o.- Se desconoce al actual gobierno del General Díaz, así como a todas las autoridades cuyo poder debe dimanar del voto popular, porque además de no haber sido electas por el pueblo, han perdido los pocos títulos que podían tener de legalidad, cometiendo y apoyando con los elementos que el pueblo puso a su disposición para la defensa de sus intereses, el fraude electoral más escandaloso que registra la historia de México.
3o.- Para evitar hasta donde sea posible los trastornos inherentes a todo movimiento revolucionario, se declaran vigentes, a reserva de reformar oportunamente por los medios constitucionales, aquellas que requieran reforma, todas las leyes promulgadas por la actual administración y sus reglamentos respectivos, a excepción de aquellas que manifiestamente se hallen en pugna con los principios proclamados en este plan.
Igualmente se exceptúan las leyes, fallos de tribunales y decretos que hayan sancionado las cuentas y manejos de fondos de todos los funcionarios de la administración porfirista en todos sus ramos: pues tan pronto como la revolución triunfe se iniciará la formación de comisiones de investigación para dictaminar acerca de las responsabilidades en que hayan podido incurrir los funcionarios de la Federación, de los Estados, y de los Municipios.
En todo caso serán respetados los compromisos contraídos por la administración porfirista con gobiernos y corporaciones extranjeros antes del 20 del entrante.
Abusando de la ley de terrenos baldíos, numerosos pequeños propietarios, en su mayoría indígenas, han sido despojados de sus terrenos, ya por acuerdos de la Secretaría de Fomento, o por fallos de los tribunales de la república.
Siendo de toda justicia restituir a sus antiguos poseedores los terrenos de que se les despojó de un modo tan arbitrario, se declaran sujetos a revisión tales disposiciones y fallos y se exigirá a los que los adquirieron de un modo tan inmoral, o a sus herederos, que los restituyan a sus primitivos propietarios, a quienes pagarán también una indemnización por los perjuicios sufridos. Sólo en el caso de que esos terrenos hayan pasado a tercera persona antes de la promulgación de este plan, los antiguos propietarios recibirán indemnización de aquellos en cuyo beneficio se verificó el despojo.
4o.- Además de la Constitución y Leyes vigentes, se declara ley suprema de la República el principio de No-Reelección del Presidente y Vice-Presidente de la República, Gobernadores de los Estados y Presidentes Municipales, mientras se hagan las reformas constitucionales respectivas.
5o.- Asumo el carácter de Presidente Provisional de los Estados Unidos Mexicanos, con las facultades necesarias para hacer la guerra al Gobierno usurpador del General Díaz. Tan pronto como la capital de la República y más de la mitad de los Estados de la Federación estén en poder de las fuerzas del Pueblo, el Presidente Provisional convocará a elecciones generales extraordinarias para un mes después y entregará el poder al Presidente que resulte electo, tan pronto como sea conocido el resultado de la elección.
6o.- El Presidente Provisional antes de entregar el poder, dará cuenta al Congreso de la Unión del uso que haya hecho de las facultades que le confiere el presente plan.
7o.- El día 20 del mes de Noviembre, de las seis de la tarde en adelante, todos los ciudadanos de la República tomarán las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente la gobiernan.
(Los pueblos que estén retirados de las vías de comunicación lo harán desde la víspera).
8o.- Cuando las autoridades presenten resistencia armada, se obligará por la fuerza de las armas a respetar la voluntad popular; pero en este caso las leyes de la guerra serán rigurosamente observadas, llamándose especialmente la atención sobre las prohibiciones relativas a no usar balas expansivas, ni fusilar a los prisioneros. También se llama la atención respecto al deber de todo mexicano de respetar a los extranjeros en sus personas e intereses.
9o.- Las autoridades que opongan resistencia a la realización de este plan, serán reducidos a prisión para que se les juzgue por los tribunales de la República cuando la revolución haya terminado. Tan pronto como cada ciudad o pueblo recobre su libertad, se reconocerá como autoridad legítima provisional, al principal Jefe de las armas, con facultad para delegar sus funciones en algún otro ciudadano caracterizado, quien será confirmado en su cargo o removido por el Gobernador Provisional.
Una de las primeras medidas del gobierno provisional será poner en libertad a todos los presos políticos.
10o.- El nombramiento de Gobernador Provisional de cada Estado que haya sido ocupado por las fuerzas de la revolución, será hecho por el Presidente Provisional. Este Gobernador tendrá estricta obligación de convocar a elecciones para Gobernador Constitucional del Estado tan pronto como sea posible, a juicio del Presidente Provisional.
Se exceptúan de esta regla los Estados que de dos años a esta parte han sostenido campañas democráticas para cambiar de gobierno, pues en éstos se considerará como Gobernador Provisional al que fue candidato del pueblo, siempre que se adhiera activamente a este plan.
En caso de que el Presidente Provisional no haya hecho el nombramiento de Gobernador, que este nombramiento no hubiera llegado a su destino o bien que el agraciado no aceptare por cualquier circunstancia, entonces el Gobernador será designado por votación entre todos los Jefes de las Armas que operen en el territorio del Estado respectivo, a reserva de que su nombramiento sea ratificado por el Presidente Provisional tan pronto como sea posible.
11o.- Las nuevas autoridades dispondrán de todos los fondos que se encuentren en las oficinas públicas, para los gastos ordinarios de la administración y para los gastos de la guerra, llevando las cuentas con toda escrupulosidad. En caso de que esos fondos no sean suficientes para los gastos de la guerra, contratarán empréstitos, ya sean voluntarios o forzosos. Estos últimos sólo con ciudadanos o instituciones nacionales.
De estos empréstitos se llevará también cuenta escrupulosa y se otorgarán recibos en debida forma a los interesados, a fin de que al triunfar la revolución se les restituya lo prestado.
Transitorio. A.- Los jefes de fuerzas voluntarias tomarán el grado que corresponda
al número de fuerzas a su mando. En caso de operar fuerzas militares y voluntarias unidas, tendrá el mando de ellas el jefe de mayor graduación, pero en caso de que ambos jefes tengan el mismo grado, el mando será del jefe militar.
Los jefes civiles disfrutarán de dicho grado mientras dure la guerra, y una vez terminada, esos nombramientos, a solicitud de los interesados, se revisarán por la Secretaría de Guerra que los ratificará en su grado o los rechazará, según sus méritos.
B.- Todos los jefes, tanto civiles como militares, harán guardar a sus tropas la más estricta disciplina; pues ellos serán responsables ante el Gobierno Provisional de los desmanes que cometan las fuerzas a su mando, salvo que justifiquen no haberles sido posible contener a sus soldados y haber impuesto a los culpables el castigo merecido.
Las penas más severas serán aplicadas a los soldados que saqueen alguna población o que maten a prisioneros indefensos.
C.- Si las fuerzas y las autoridades que sostienen al General Díaz fusilan a los prisioneros de guerra, no por eso y como represalia se hará lo mismo con los de ellos que caigan en poder nuestro; pero en cambio, serán fusiladas dentro de las veinticuatro horas y después de un juicio sumario, las autoridades civiles o militares al servicio del General Díaz, que una vez estallada la revolución hayan ordenado, dispuesto en cualquier forma, transmitido la orden o fusilado a alguno de nuestros soldados.
De esta pena no se eximirán ni los más altos funcionarios; la única excepción será el General Díaz y sus ministros, a quienes en caso de ordenar dichos fusilamientos o permitirlos, se les aplicará la misma pena, pero después de haberlos juzgado por los tribunales de la República, cuando haya terminado la revolución.
En el caso de que el General Díaz disponga que sean respetadas las leyes de la guerra, y que se trate con humanidad a los prisioneros que caigan en sus manos, tendrá la vida salva, pero de todos modos deberá responder ante los tribunales de cómo ha manejado los caudales de la Nación y de cómo ha cumplido con la Ley.
D.- Como es requisito indispensable en las leyes de la guerra que las tropas beligerantes lleven algún uniforme o distintivo y como sería difícil uniformar a las numerosas fuerzas del pueblo que van a tomar parte en la contienda, se adoptará como distintivo de todas las fuerzas libertadoras, ya sean voluntarias o militares, un listón tricolor, en el tocado, o en el brazo.
Conciudadanos: Si os convoco para que toméis las armas y derroquéis al gobierno del General Díaz, no es solamente por el atentado que cometió durante las útlimas elecciones, sino por salvar a la patria del porvenir sombrío que la espera continuando bajo su dictadura y bajo el gobierno de la nefanda oligarquía científica, que sin escrúpulos y a gran prisa están absorbiendo y dilapidando los recursos nacionales, y si permitimos que continúen en el poder, en un plazo muy breve habrán completado su obra: habrán llevado al pueblo a la ignominia y lo habrán envilecido; le habrán chupado todas sus riquezas y dejándolo en la más absoluta miseria; habrán causado la bancarrota de nuestras finanzas y la deshonra de nuestra patria, que débil, empobrecida y maniatada, se encontrará inerme para defender sus fronteras, su honor y sus instituciones.
Por lo que a mí respecta, tengo la conciencia tranquila y nadie podrá acusarme de promover la revolución por miras personales, pues está en la conciencia nacional que hice todo lo posible por llegar a un arreglo pacífico y estuve dispuesto hasta renunciar mi candidatura siempre que el General Díaz hubiese permitido a la Nación designar aunque fuese al Vice-Presidente de la República; pero dominado por incomprensible orgullo y por inaudita soberbia, desoyó la voz de la Patria y prefirió precipitarla en una revolución antes de ceder un ápice, antes de devolver al pueblo un átomo de sus derechos, antes de cumplir aunque fuese en las postrimerías de su vida, parte de las promesas que hizo en la Noria y Tuxtepec.
El mismo justificó la presente revolución cuando dijo: "Que ningún ciudadano se imponga y perpetúe en el ejercicio del poder y esta será la última revolución".
Si en el ánimo del General Díaz hubiesen pesado más los intereses de la Patria que los sórdidos intereses de él y de sus consejeros hubiera evitado esta revolución haciendo algunas concesiones al pueblo; pero ya que no lo hizo... ¡tanto mejor! el camino será más rápido y más radical, pues el pueblo mexicano en vez de lamentarse como un cobarde, aun cobarde, aceptará como un valiente el reto, y ya que el General Díaz pretende apoyarse en la fuerza bruta para imponerle un yugo ignominioso, el pueblo recurrirá a la misma fuerza para sacudir ese yugo, para arrojar a ese hombre funesto del poder y para reconquistar su libertad.
Conciudadanos: No vaciléis pues un momento: tomad las armas, arrojad del poder a los usurpadores, recobrad vuestros derechos de hombres libres y recordad que nuestros antepasados nos legaron una herencia de gloria que no podemos mancillar. Sed como ellos fueron: invencibles en la guerra, magnánimos en la victoria.

SUFRAGIO EFECTIVO. NO REELECCION.
San Luis Potosí, Octubre 5 de 1910.
FRANCISCO I. MADERO


Nota.- El presente plan sólo circulará entre los correligionarios de más confianza hasta el 15 de Noviembre, desde cuya fecha se podrá reimprimir; se divulgará prudentemente desde el 18 y profusamente desde el 20 en adelante.

Fuente: http://twitter.com/lopezobrador_

sábado, abril 11, 2009

Alerta, alerta, hay fraude en puerta

Desfiladero
*Alerta, alerta, hay fraude en puerta
*El PAN es la única alternativa al PAN
*Zapata vive 90 años después
Recuerdos con la imagen de Emiliano Zapata, en Chinameca, Morelos, donde hace 90 años fue asesinado el Caudillo del Sur Francisco Olvera.

Ayer, el tiempo cumplió 90 años desde que el general Emiliano Zapata, en medio de una feroz balacera, escapó a galope tendido de la hacienda de Chinameca, hacia la sierra de Puebla donde, afirman quienes lo vieron hace poco, no cambia, no envejece, es el mismo de siempre. Por eso no tienen sentido las ceremonias luctuosas que organiza el oficialismo para celebrar su muerte, es decir, la supuesta derrota de uno de los héroes más populares y trascendentes en la historia de nuestro país. Desde su refugio, Zapata observó cómo el motivo de su levantamiento en armas fue clave para el desarrollo del México del siglo XX. Hoy, mientras contempla la agonía del sistema que él mismo y de la manera más humilde ayudó a construir, espera la llegada de 2010 con renovadas esperanzas. Sabe que tras el fracaso de los comicios del 5 de julio, el Legislativo se sumará a la lista de los poderes ilegítimos, como hoy por hoy lo son el Ejecutivo y el Judicial. Sabe también que entonces el pueblo tendrá el inalienable derecho de invocar el artículo 39 de la Constitución, que lo autoriza, en todo momento, a cambiar la forma de su gobierno”, para iniciar ahora la nueva revolución pacífica que habrá de fundar la cuarta república.
El fraude que viene
En efecto, una vez más, el partido de la ultraderecha católica, mejor conocido como PAN, se alista para robarse las elecciones de julio, que renovarán los 500 asientos de la Cámara de Diputados, varias gubernaturas y numerosas presidencias municipales. Esta columna, sábados atrás, habló de la alianza que existe, y que nadie ha desmentido, entre Elba Esther Gordillo, líder vitalicia del mayor sindicato de América Latina (más de un millón de afiliados) y el “gobierno” (o lo que sea) de Felipe Calderón, para darle al PAN la mayoría legislativa que requieren los que aún pretenden consumar la privatización de Petróleos Mexicanos.
El acuerdo consiste, se dijo aquí, en que Gordillo obtendrá de los gobernadores priístas que le deben favores todos los votos que necesita Calderón; éste, a cambio, le permitirá designar a los nuevos jueces del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, con lo que ella terminará controlando, con ese filtro, todos los sindicatos de trabajadores al servicio del Estado a lo ancho y largo del país. Claro está que para hacer posible esta tragedia, el público tiene que presenciar una comedia, y ésta ha comenzado a actuarla Germán Martínez, el bulldog que funge como líder del PAN.
Su estrategia es más que obvia: ha lanzado incesantes acusaciones en contra de figuras del PRI –sobre todo Manlio Fabio Beltrones–, con un doble propósito: negar la existencia del movimiento y de los partidos que apoyan a Andrés Manuel López Obrador, y permitir que entren a la pista los conocidos payasos del circo, o sea, los expertos en encuestas.
“...desde finales de 2008 y durante enero y febrero de 2009, la gran mayoría de las encuestas de opinión daban puntero al PRI en rangos que estaban entre 40 y 44 por ciento de la intención de voto; asimismo, el PAN se ubicaba en una segunda posición con números entre 25 y 33 por ciento, mientras que el PRD estaba entre 15 y 16 por ciento”, escribe Alberto Aziz Nassif en El Universal del martes 7 de abril. Y añade:
“En marzo, dos mediciones han modificado el escenario (...) GEA-ISA reportó una diferencia (de) 39 al PAN y 41 al PRI. Después, Berumen reportó una caída del PRI de casi 10 puntos, por lo cual pasó de 39.9 que tenía en febrero a sólo 30.3 hacia finales de marzo. En esta encuesta el PAN sólo logró avanzar dos puntos, de 25.1 a 27.4, en tanto que el PRD perdió tres puntos y pasó de 15.4 a 12.2. Si el PRI y el PRD perdieron votantes y el PAN sólo avanzó en forma marginal, ¿al PRI le pasa hoy lo que sucedió con López Obrador en marzo de 2006?”, se pregunta el analista.
Esta columna recuerda que, en efecto, después de ir muy arriba en todas las mediciones, López Obrador cayó y Calderón empezó a subir, en marzo de 2006, no porque ello ocurriera en la realidad sino porque así lo dijo la agencia GEA-ISA, que pronosticó desde ese momento la “victoria” del panista. Aquel desplante fue un banderazo de salida, o una orden a la que se plegaron el resto de los encuestadores, avalados, claro está, por la televisión. Pero nada de eso era cierto y mucho menos gratuito.
En su edición de ayer, La Jornada reveló que en 2006, el gobierno de Vicente Fox, a través de la Secretaría de Gobernación que dirigía Carlos Abascal Carranza, contrató los servicios de GEA-ISA para que favoreciera a Calderón en las encuestas para la Presidencia. Mediante el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), escribe la reportera Elizabeth Velasco, “se localizó el contrato 6800000268, celebrado en febrero de 2006”. En los próximos días, el IFAI tendrá que hacerlo público. Lo que salga a flote explicará por qué el entonces director de GEA-ISA, Guillermo Valdés, hoy es titular del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen, la KGB mexicana), o por qué uno de los principales accionistas de GEA-ISA, Jesús Reyes Heroles, es hoy director general de Pemex.
La torpeza del dúo que forman Martínez y Calderón es palpable. Quieren hacernos creer que durante los dos primeros meses de 2009, mientras el dólar se iba a las nubes y se perdían 6 mil empleos cada 24 horas; el diesel subía de precio cada semana y la inflación batía sus propios récords, la gente, gracias a los ladridos del bulldog, comprendió que el PAN era la única fuerza política que podía salvarla del PAN, y por lo tanto decidió darle la espalda al PRI y mandar al sótano a López Obrador. Ajá. Suena ridículo, ¿no es cierto? Pues cuidado, porque la televisión no tardará en proclamar a toda hora la patraña del “milagroso” repunte del PAN, que arrasará el 5 de julio, aunque ese día nadie vaya a las urnas.
¿Para qué quiere Calderón votantes si ya tiene a la señora Gordillo? A principios de esta santa semana, la temible dirigente del magisterio recibió en una bandeja la cabeza de Josefina Vázquez Mota, ahora ex secretaria de Educación Pública, su enemiga más aborrecida. Esta, al entregar el cargo, en una ceremonia acompañada por Calderón, empezó a temblar como maraca y debieron llevarle una silla para que se sentara. ¿Era un ataque de pánico? ¿Tan indefensa se sintió, ya sin poder, a merced de doña Elba Estéril? Ay, nanita.
Vázquez Mota condenó al hambre a más de 80 trabajadoras de la Dirección Nacional de Educación Indígena, que llevan más de dos años sin cobrar un peso. ¿Temblaba quizá de arrepentimiento por su crueldad? Quién sabe. Lo cierto es que ahora que la tiene de patitas en la calle, el bulldog asegura que Josefina será número uno en las listas del PAN y líder del Congreso. El feroz cánido olvida que eso mismo le prometió a César Nada (o Nava), cuando el pálido abogado de Calderón salió de Los Pinos a “levantar” la campaña panista, sin que hasta la fecha haya producido una sola frase polémica, una idea defendible o algo más que su deprimente fotografía colgada en mantas de plástico por toda la ciudad.
Ojalá que Guillermo Zapata, el caudillo del son, componga una pieza titulada “alerta, alerta, hay fraude en puerta”, para que la bailemos en las marchas contra el fraude que viene.
jamastu@gmail.com

viernes, abril 10, 2009

Vigencia de Emiliano Zapata



Hoy hace 90 años, en una hacienda de Chinameca, en Morelos, fue asesinado el general Emiliano Zapata en una emboscada fraguada desde las filas del carrancismo. Concluyó, de tal forma, una vida consagrada a la lucha en defensa de la justicia, la libertad y los reclamos de los desprotegidos, y pionera en la reivindicación de una causa que habría de estar, desde entonces hasta la fecha, en el centro de los reclamos políticos y sociales en nuestro país y que habría de servir de inspiración a futuros dirigentes: el derecho de los campesinos sobre la tierra.
Hoy, nueve décadas después de su muerte y a casi un siglo del inicio de la Revolución Mexicana (1910) y de la promulgación del Plan de Ayala (1911), los ideales del Caudillo del Sur cobran particular vigencia y relevancia ante la desastrosa situación que enfrentan el campo y los campesinos en México. En efecto, después de la reforma agraria impulsada por el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río, el campo mexicano sufrió durante el siglo pasado un proceso sostenido de abandono al fragor de los planes de industrialización nacional. Más tarde, el inicio del ciclo neoliberal profundizó ese deterioro con episodios como la contrarreforma agraria de Carlos Salinas de Gortari, quien en 1992, con el propósito de incrustar al agro mexicano en la lógica de mercado y en la apertura comercial, modificó el artículo 27 constitucional –eliminando el concepto de “propiedad social”– y, de esa manera, puso fin a los programas de redistribución de la tierra, liquidó el sistema ejidal y acabó, en suma, con una de las principales herencias del zapatismo y la Revolución.
Por añadidura, durante los pasados cinco lustros las sucesivas administraciones han puesto en marcha directrices que han significado el abandono de los entornos rurales y el empeoramiento de las condiciones de vida de sus habitantes: han desmantelado los apoyos estatales a la pequeña producción y al consumo interno de alimentos, han concentrado el presupuesto destinado al campo en un reducido grupo de grandes exportadores y han iniciado procesos de apertura comercial indiscriminada –cuya expresión más acabada es el capítulo agropecuario del Tratado de Libre Comercio de América del Norte–, que hoy amenaza las perspectivas de vida de millones de campesinos. Ante ello, el grupo en el poder ha mantenido una actitud de cerrazón, insensibilidad y ceguera, y ha carecido de voluntad política para atender las expresiones de descontento que no sólo recorren al sector agrícola, sino que se extienden por amplias franjas de la población.
Por añadidura, desde los altos círculos del poder público se han emprendido, como en tiempos de Zapata, campañas de agresión y persecución en contra de luchadores sociales y activistas que han intentado continuar, de una u otra manera, el camino trazado por el Caudillo del Sur. Baste mencionar, como botón de muestra, las excesivas e injustas condenas que se han impuesto en contra de Ignacio del Valle y otros dirigentes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco.
En una coyuntura como la presente, cuando queda de manifiesto la necesidad de reactivar al campo mexicano y apoyar a sus habitantes, con miras a que el país recupere algo de lo que ha perdido en materia de autosuficiencia alimentaria y de justicia social, los ideales zapatistas se presentan intactos y vigentes. Corresponde a la sociedad retomarlos para saldar la deuda histórica con los sectores más desfavorecidos y para construir una nación más justa, libre y equitativa.