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lunes, septiembre 26, 2011

Asoman los paramilitares

Javier Duarte, gobernador de Veracruz.


MÉXICO, D.F. (apro).- En medio del empeño de Felipe Calderón por instaurar en México un Estado policiaco militar, cuya más reciente muestra es conculcar derechos en su proyecto de Código de Procedimientos Penales, emergen indicios de un fenómeno siniestro: Los escuadrones de la muerte.

Los 35 cadáveres amontonados en la zona turística de Boca del Río, Veracruz, y otros 14 diseminados por la zona, apuntan a la autoría de un grupo de corte paramilitar, es decir, no un grupo criminal antagónico en sí mismo, sino una fuerza, si no auspiciada, al menos tolerada por la autoridad del estado que encabeza el priista Javier Duarte, un aprendiz de dictadorzuelo.

Las declaraciones de éste, en el sentido de justificar la masacre porque eran delincuentes y que con ello se acabaron las extorsiones –“eso nadie lo dice”–, coinciden con la difusión de un video el 24 de septiembre, cuatro días después de la aparición de los 49 cadáveres, en el que un grupo de cinco encapuchados se presenta como un escuadrón de la muerte denominado “Los Matazetas”.

En el video, uno de ellos, el más robusto, lee un comunicado dirigido a las autoridades federales, estatales y municipales, así como a la sociedad en general, para anunciar el combate al cártel de Los Zetas, la banda más sanguinaria que opera en México.

“Somos guerreros sin rostro, pero orgullosamente mexicanos”, advierte el que parecer ser el jefe mientras los otros cuatro encapuchados, inmóviles, miran a la cámara, que registra el ofrecimiento de disculpas por la violencia que generan y, con cierta ambigüedad, se atribuyen la matanza del 20 de septiembre.

“Si con nuestros actos realizados ofendimos a la sociedad, al pueblo de México y a las corporaciones federales, les pedimos disculpas en nombre del todo el grupo que conformamos. La intención era darle a saber al pueblo veracruzano que este flagelo de la sociedad (Los Zetas) no son invencibles y que ya no se dejen extorsionar”.

Y piden: “Que la sociedad en general esté segura y confíe que nosotros. Los matazetas no extorsionamos, no secuestramos, y nunca afectaremos el patrimonio personal ni de la nación. Respetamos a los poderes Ejecutivos federales, estatales y municipales. Nuestra lucha es en contra de Los Zetas. Si con nuestros actos realizados ofendimos a la sociedad, al pueblo de México y a las corporaciones federales les pedimos disculpas en nombre de todo el grupo que conformamos. La intención era darle a saber al pueblo veracruzano que este flagelo de la sociedad no son invencibles (sic), y que ya no se dejen extorsionar. Cada quien sus luchas y sus miedos, nosotros un solo corazón”.

En el video, los encapuchados se muestran respetuosos también del Ejército y la Marina, y aunque evaden revelar qué clase de agrupación integran, aducen que, “como principio ético, nosotros tenemos prohibido la extorsión, el secuestro, el robo, las vejaciones, y todo aquello que de una u otra forma afecte el patrimonio nacional, familiar, anímico y/o moral”.

Su nebulosa presentación en el video, difundido en el también fantasmal “blog del narco”, sólo deja clara una cosa: Es un escuadrón de la muerte para exterminar a Los Zetas y ante ello es preciso que las autoridades de todos los niveles deben deslindarse, salvo que cuenten con su anuencia.

Ya hubo, el año pasado, un antecedente en Nuevo León, donde el alcalde de San Pedro, el panista Mauricio Fernández, creó un grupo paramilitar para “limpiar” el municipio, cuyos integrantes formaban parte del cártel de los Beltrán Leyva y, aunque tardíamente y sólo por la presión social, el gobierno de Felipe Calderón intervino para su desarticulación.

En otros lugares de México hay tentaciones, si no es que se han materializado ya, de conformar grupos armados de autoprotección, en una lógica que parece desconocer que el paramilitarismo sólo propicia una mayor escalada de violencia y arrebata sobre todo la vida de inocentes.

Por la semejanzas con Colombia, es preciso recordar que las bandas paramilitares en ese país, auspiciadas por empresarios, ganaderos, terratenientes y políticos al más alto nivel, asesinaron a más de 156 mil personas, entre ellos 2 mil 650 niños.

Esta barbarie, documentada por la Fiscalía General de Colombia –que allá sí es autónoma, como el Poder Judicial–, comenzó con la conformación de grupos armados irregulares para enfrentar la guerrilla y el narcotráfico, pero se convirtieron en un monstruo sin control.

Los “paras” no sólo no combatieron a los narcotraficantes, sino que se asimilaron y aun tomaron el control del trasiego de drogas, mientras que asesinaban con toda impunidad a pueblos enteros que creían eran sostén de la guerrilla, a sindicalistas, maestros y periodistas.

Estos escuadrones de la muerte de extrema derecha, a cuyas miles de víctimas destazaban, cremaban o sepultaban en fosas clandestinas, llegaron a superar los 31 mil integrantes, que contaban con la protección al más alto nivel político y militar, como el del expresidente Alvaro Uribe y más de 70 congresistas y gobernadores afines a él.

Según la Fiscalía General de Colombia, que recibió el testimonio de unos 4 mil paramilitares arrepentidos, están identificados como cómplices o coautores de los delitos cometidos unos 95 oficiales y 28 suboficiales del Ejército Nacional, así como 46 oficiales y 47 suboficiales de la Policía.

La enseñanza de Colombia a México es clara: La conformación de escuadrones de la muerte para combatir a grupos criminales, con el auspicio y al menos el disimulo de la autoridad constitucional, sólo conduce a una barbarie que no tiene fin…

Apuntes

Y no hay que olvidarlo: Está documentado que fueron paramilitares, auspiciados desde el Estado, los autores de la matanza de 45 indígenas en Acteal, Chiapas, el 22 de diciembre de 1997, cuando Ernesto Zedillo era presidente de México y el secretario de Gobernación era Emilio Chuayffet, actual presidente de la Cámara de Diputados… Son paramilitares, también, los autores del asesinato –uno más– de la periodista María Elizabeth Macías Castro, jefa de redacción del periódico Primera Hora, en Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde no gobierna un tal Egidio Torre Cantú, sino los criminales…

Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twiter: @alvaro_delgado

sábado, noviembre 07, 2009

Escuadrones de limpieza y exterminio

Por Ricardo Monreal Avila

Lo único que faltaba en el cuadro de descomposición que vive el país: células paramilitares de “limpieza” o exterminio de presuntos delincuentes, con la complacencia de un sector del poder público y la bendición ideológica de grupos de extrema derecha. Esto es lo que se puso en evidencia el pasado fin de semana en la toma de posesión del alcalde de San Pedro Garza García, en Nuevo León, Mauricio Fernández Garza.
En su discurso inaugural anunció públicamente que el capo del municipio, un delincuente apodado “El Negro” Saldaña, presunto jefe de bandas de secuestradores y narcomenudistas, había amanecido muerto en el DF. El hecho sería irrelevante, de no ser porque el alcalde supo de estas ejecuciones varias horas antes que las propias autoridades de la Ciudad de México. El alcalde informaría después que él supo de este hecho debido a una “coincidencia”. En los días previos, “El Negro” habría amenazado a Mauricio Fernández por el anuncio de que durante su gestión “operarían equipos de limpieza y trabajo rudo para eliminar grupos criminales”. (Reforma, 1 de noviembre).Un día después de tan peculiar revelación, la Procuraduría del DF confirmaría la identidad de cuatro hombres encontrados muertos con el tiro de gracia dentro de una camioneta con placas de Nuevo León, en el cruce de Periférico y Sóstenes Rocha, único dato que omitió mencionar el alcalde en su reporte informativo. Se trataba, en efecto, de “El Negro” Saldaña, su hermano Alan Saldaña, un presunto medio hermano, Carlos Saldaña, y César Rodríguez (Milenio.com, 1 de noviembre). Una cartulina fúnebre explicaba la ejecución: “Por secuestradores”. Aquí surge una interrogante. La información sensible en poder del alcalde, ¿fue producto de una casualidad o, por el contrario, fue el debut de los anunciados “grupos de limpieza” al mando de una autoridad municipal? Esto es algo que la investigación de las autoridades judiciales debe dejar en claro.El surgimiento de “grupos de autodefensa”, “autoprotección”, “limpieza”, “extinción” o “exterminio” de presuntos criminales se ha generalizado en el país. En Sinaloa, desde hace un par de meses, actúan “comandos de limpieza” que asesinan a jóvenes de colonias marginadas en Mazatlán y Culiacán, acompañados de cartulinas que dictaminan su presunto delito: “Por robar autos”.A principios de 2009, un grupo autodenominado Comando Ciudadano por Juárez (CCJ) hizo llegar su proclama a los medios de comunicación en el que se erigía como justiciero de la sociedad. “Patria y justicia”, su lema. Su objetivo era “terminar cada 24 horas con la vida de un criminal... (porque) más vale la muerte de una mala persona a que esta mala persona continúe contaminando nuestra región”. Más aún, en una reunión reciente de empresarios de esta ciudad con el señor Felipe Calderón, trascendió que el Ejecutivo federal les habría insinuado integrar grupos de seguridad privada, “contratar exmilitares, de preferencia extranjeros, y mejor si son estadounidenses o israelíes” (Milenio, 4 de noviembre 2009, p.14). En Veracruz recientemente debutó el grupo de los Matazetas con un video en youtube donde se grabó el interrogatorio y ejecución de sicarios de este grupo. Según publicó Proceso en su especial El México Narco, en Tijuana y el Distrito Federal operan grupos armados dedicados a eliminar a presuntos delincuentes, algunos auspiciados por empresarios ante el aumento de la inseguridad. Dichos grupo serían una especie de comandos blancos, justicieros semejantes a los llamados Pepes colombianos. Sin embargo, al final se supo que el grupo llamado Perseguidos por Pablo Escobar (PPE), no eran ni tan ciudadanos, ni tan justicieros. Se integraban con mercenarios de la DEA, la CIA y la milicia colombiana. Los ejecutados de Nuevo León, depositados en el DF para su mayor exposición, se inscriben en ese patrón de actuación de los “grupos de limpieza” que ya actúan abiertamente en diversas partes, y hasta se promueven en internet mediante comunicados de prensa, como el caso de la corporación “Jax Desmond Worldwide” que acaba de ofrecer sus servicios al gobierno mexicano para enfrentar a los Zetas, con exmilitares de élite de los ejércitos norteamericano e israelí (NOTIMEX, 13 de octubre 2009).Sin embargo, una cartulina encontrada en el vehículo de Nuevo León hace la diferencia en esta espiral de descomposición social: “JOB 38:15” (entonces a los malvados se los priva de su luz y se quiebra el brazo que se alzaba). Si la existencia de “comandos de la muerte” es de por sí preocupante (como en su momento los hubo en Argentina, Brasil y Colombia), la actuación de una especie de “escuadrón de la santa muerte”, con la complicidad de un sector del poder público y la extrema derecha (y la complacencia de una sociedad agraviada), debe alertarnos a todos. Quiere decir que de la guerra laica contra la delincuencia estamos transitando a una guerra santa contra el crimen, donde en el nombre de Dios y de “la razón de Estado” se extermina, aniquila y limpia de la faz de la tierra a delincuentes y a inocentes por igual. Hoy son los enemigos de la sociedad, mañana serán las minorías sociales y, pasado mañana, los adversarios políticos. Es la historia de Las Cruzadas y el Fascismo. Desde esa época, la historia ha dejado lecciones inequívocas. Una de ellas: cuando la Biblia sustituye al Código Penal, es decir, cuando la justicia por propia mano desplaza a la justicia institucional, las guerras justas devienen en exterminios colectivos y las guerras fallidas en santos genocidios.El silencio que han mantenido las autoridades federales (Sedena, PGR, SSPF) en torno al surgimiento de los “grupos de limpieza y trabajo rudo” anunciados por el alcalde de San Pedro, de extracción panista, podría interpretarse como una complacencia de las mismas al surgimiento de virtuales escuadrones de la muerte en el país. De ser así, que Dios nos agarre confesados, porque estos Frankestein armados primero arremeten contra los enemigos de la sociedad, pero después terminan volteándose contra sus creadores, el Estado, y contra quienes dicen defender, los ciudadanos.
ricardo_monreal_avila@yahoo.com.mx