Mostrando las entradas con la etiqueta revolucion. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta revolucion. Mostrar todas las entradas

lunes, febrero 21, 2011

La revolución de Islandia

Queridos hermanos de todo el planeta, aquí tenemos UN EJEMPLAR e inteligente pueblo humano que ha sabido echar del poder a las ratas de cloaca que manipulaban sus vidas para tomar el control de su existencia y comenzar a vivir en LIBERTAD para que algún día sus hijos tengan lo que ha sido negado a la humanidad desde sus albores.

Por supuesto, estos HECHOS son ocultados COMPLETAMENTE por los esbirros, desinformadores e intoxicadores medios de comunicación. Por favor, difúndamos esta información para que toda la humanidad comprenda que vamos a comenzar una nueva existencia en nuestro amado planeta sin parásitos controladores y esclavistas del ser humano.

Difunde, copia, COMPARTE PULSANDO ABAJO EN EL BOTÓN DE FACEBOOK, traduce y expande como un virus esta información por todo el planeta, LA HUMANIDAD HA COMENZADO SU LIBERACIÓN POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA. EL IMPERIO DEL MAL HA TERMINADO EN NUESTRA MADRE TIERRA.

Recientemente nos han sorprendido los acontecimientos de Túnez que han desembocado en la huida del tirano Ben Alí, tan demócrata para occidente hasta anteayer y alumno ejemplar del FMI.

Sin embargo, otra “revolución” que tiene lugar desde hace dos años ha sido convenientemente silenciada por los medios de comunicación al servicio de las plutocracias europeas.

Ha ocurrido en la mismísima Europa (en el sentido geopolítico), en un país con la democracia probablemente más antigua del mundo, cuyos orígenes se remontan al año 930, y que ocupó el primer lugar en el informe de la ONU del Índice de Desarrollo Humano de 2007/2008. ¿Adivináis de qué país se trata? Estoy seguro de que la mayoría no tiene ni idea, como no la tenía yo hasta que me he enterado por casualidad (a pesar de haber estado allí en el 2009 y el 2010).

Se trata de Islandia, donde se hizo dimitir a un gobierno al completo, se nacionalizaron los principales bancos, se decidió no pagar la deuda que estos han creado con Gran Bretaña y Holanda a causa de su execrable política financiera y se acaba de crear una asamblea popular para reescribir su constitución.

Y todo ello de forma pacífica: a golpe de cacerola, gritos y certero lanzamiento de huevos.

Esta ha sido una revolución contra el poder político-financiero neoliberal que nos ha conducido hasta la crisis actual. He aquí por qué no se han dado a conocer apenas estos hechos durante dos años o se ha informado frívolamente y de refilón: ¿Qué pasaría si el resto de ciudadanos europeos tomaran ejemplo?

Y de paso confirmamos, una vez más por si todavía no estaba claro, al servicio de quién están los medios de comunicación y cómo nos restringen el derecho a la información en la plutocracia globalizada de Planeta S.A.

Esta es, brevemente, la historia de los hechos:

- A finales de 2008, los efectos de la crisis en la economía islandesa son devastadores. En octubre se nacionaliza Landsbanki, principal banco del país. El gobierno británico congela todos los activos de su subsidiaria IceSave, con 300.000 clientes británicos y 910 millones de euros invertidos por administraciones locales y entidades públicas del Reino Unido. A Landsbanki le seguirán los otros dos bancos principales, el Kaupthing el Glitnir. Sus principales clientes están en ese país y en Holanda, clientes a los que sus estados tienen que reembolsar sus ahorros con 3.700 millones de euros de dinero público. Por entonces, el conjunto de las deudas bancarias de Islandia equivale a varias veces su PIB. Por otro lado, la moneda se desploma y la bolsa suspende su actividad tras un hundimiento del 76%. El país está en bancarrota.

- El gobierno solicita oficialmente ayuda al Fondo Monetario Internacional (FMI), que aprueba un préstamo de 2.100 millones de dólares, completado por otros 2.500 millones de algunos países nórdicos.

- Las protestas ciudadanas frente al parlamento en Reykjavik van en aumento. El 23 de enero de 2009 se convocan elecciones anticipadas y tres días después, las caceroladas ya son multitudinarias y provocan la dimisión del Primer Ministro, el conservador Geir H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque. Es el primer gobierno (y único que yo sepa) que cae víctima de la crisis mundial.

- El 25 de abril se celebran elecciones generales de las que sale un gobierno de coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde, encabezado por la nueva Primera Ministra Jóhanna Sigurðardóttir.

- A lo largo del 2009 continúa la pésima situación económica del país y el año cierra con una caída del PIB del 7%.

- Mediante una ley ampliamente discutida en el parlamento se propone la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todos las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum. En enero de 2010 el Presidente, Ólafur Ragnar Grímsson, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.

- En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos. La revolución islandesa consigue una nueva victoria de forma pacífica.

- El FMI congela las ayudas económicas a Islandia a la espera de que se resuelva la devolución de su deuda.

- A todo esto, el gobierno ha iniciado una investigación para dirimir jurídicamente las responsabilidades de la crisis. Comienzan las detenciones de varios banqueros y altos ejecutivos. La Interpol dicta una orden internacional de arresto contra el ex-Presidente del Kaupthing, Sigurdur Einarsson.

- En este contexto de crisis, se elige una asamblea constituyente el pasado mes de noviembre para redactar una nueva constitución que recoja las lecciones aprendidas de la crisis y que sustituya a la actual, una copia de la constitución danesa. Para ello, se recurre directamente al pueblo soberano. Se eligen 25 ciudadanos sin filiación política de los 522 que se han presentado a las candidaturas, para lo cual sólo era necesario ser mayor de edad y tener el apoyo de 30 personas. La asamblea constitucional comenzará su trabajo en febrero de 2011 y presentará un proyecto de carta magna a partir de las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país. Deberá ser aprobada por el actual Parlamento y por el que se constituya tras las próximas elecciones legislativas.

- Y para terminar, otra medida “revolucionaria” del parlamento islandés: la Iniciativa Islandesa Moderna para Medios de Comunicación (Icelandic Modern Media Initiative), un proyecto de ley que pretende crear un marco jurídico destinado a la protección de la libertad de información y de expresión. Se pretende hacer del país un refugio seguro para el periodismo de investigación y la libertad de información donde se protegan fuentes, periodistas y proveedores de Internet que alojen información periodística; el infierno para EEUU y el paraíso para Wikileaks.

Pues esta es la breve historia de la Revolución Islandesa: dimisión de todo un gobierno en bloque, nacionalización de la banca, referéndum para que el pueblo decida sobre las decisiones económicas trascendentales, encarcelación de responsables de la crisis, reescritura de la constitución por los ciudadanos y un proyecto de blindaje de la libertad de información y de expresión.

¿Se nos ha hablado de esto en los medios de comunicación europeos? ¿Se ha comentado en las repugnantes tertulias radiofónicas de politicastros de medio pelo y mercenarios de la desinformación? ¿Se han visto imágenes de los hechos por la TV? Claro que no.

Debe ser que a los Estados Unidos de Europa no les parece suficientemente importante que un pueblo coja las riendas de su soberanía y plante cara al rodillo neoliberal.

O quizás teman que se les caiga la cara de vergüenza al quedar una vez más en evidencia que han convertido la democracia en un sistema plutocrático donde nada ha cambiado con la crisis, excepto el inicio de un proceso de socialización de las pérdidas con recortes sociales y precarización de las condiciones laborales.

Es muy probable también que piensen que todavía quede vida inteligente entre sus unidades de consumo, que tanto gustan en llamar ciudadanos, y teman un efecto contagio. Aunque lo más seguro es que esta calculada minusvaloración informativa, cuando no silencio clamoroso, se deba a todas estas causas juntas.

Algunos dirán que Islandia es una pequeña isla de tan sólo 300.000 habitantes, con un entramado social, político, económico y administrativo mucho menos complejo que el de un gran país europeo, por lo que es más fácil organizarse y llevar a cabo este tipo de cambios.

Sin embargo es un país que, aunque tienen gran independencia energética gracias a sus centrales geotérmicas, cuenta con muy pocos recursos naturales y tiene una economía vulnerable cuyas exportaciones dependen en un 40% de la pesca.

También los hay que dirán que han vivido por encima de sus posibilidades endeudándose y especulando en el casino financiero como el que más, y es cierto. Igual que lo han hecho el resto de los países guiados por un sistema financiero liberalizado hasta el infinito por los mismos gobiernos irresponsables y suicidas que ahora se echan las manos a la cabeza.

Yo simplemente pienso que el pueblo islandés es un pueblo culto, solidario, optimista y valiente, que ha sabido rectificar echándole dos cojones, plantándole cara al sistema y dando una lección de democracia al resto del mundo.

El país ya ha iniciado negociaciones para entrar en la Unión Europea. Espero, por su bien y tal y como están poniéndose las cosas en el continente con la plaga de farsantes que nos gobiernan, que el pueblo islandés complete su revolución rechazando la adhesión.

Y ojalá ocurriera lo contrario, que fuera Europa la que entrase en Islandia, porque esa sí sería la verdadera Europa de los pueblos.

Fuente: Despertares
http://www.egrupos.net/grupo/quedalapalabra/archivo/msg/609/

lunes, mayo 10, 2010

México 2010: los pobres toman las armas


Desfiladero
Jaime Avilés
Como en 1810, cuando se rebelaron contra el colonialismo español; como en 1910, cuando se levantaron contra el porfiriato, los pobres de México han vuelto a empuñar las armas, ahora en 2010, para luchar de nuevo contra el espantoso destino que los ricos se obstinan en imponerles. Hay sin embargo profundas y marcadas diferencias entre los estallidos sociales de hace 100 y 200 años y el de hoy.

La más obvia: aquéllos fueron promovidos por dirigentes políticos, que llevaron a las masas a la lucha violenta en busca de soluciones colectivas a problemas comunes. Quienes participan en el alzamiento actual, lo hacen bajo las órdenes de empresarios clandestinos y persiguen objetivos individuales.

En los tres momentos históricos –1810, 1910, 2010–, la concentración de la riqueza en pocas manos, la expansión acelerada de la miseria, los privilegios inaceptables de una burocracia autoritaria, sorda, ciega y corrupta; la injusticia sistemática en perjuicio de los más débiles, la ausencia de perspectivas de cambio a corto y mediano plazos, la falta de espacios de negociación para acordar salidas pacíficas, detonaron, en cada caso, una guerra civil.

La de 1810 se propuso, y logró, abolir la esclavitud; liquidó la dominación extranjera y dio origen a un Estado nacional, sin pies ni cabeza. La de 1910 demandó, y obtuvo, la redistribución de la tierra entre los campesinos, el reconocimiento al derecho de huelga de los trabajadores y la transformación del Estado nacional en motor del desarrollo económico y tutor de un programa de conquistas sociales. La de 2010 es consecuencia del desmantelamiento del Estado nacional que en 1982 iniciaron De la Madrid y Salinas, y culminaron Zedillo, Fox y Calderón.

La guerra civil de 1810 abrió un periodo de caos político y económico, que duró más de 50 años y comenzó a cerrarse cuando Benito Juárez fortaleció la soberanía nacional después de derrotar en el campo de batalla a las tropas invasoras de Napoleón III y liberar a nuestro joven país del chantaje espiritual del Vaticano. Gracias a estos logros, Porfirio Díaz pudo organizar el Estado en la etapa final del siglo XIX, impulsar la industria y acelerar la construcción de infraestructura, pero siempre al servicio de las compañías inglesas que proliferaban aquí en esa época y para las cuales creó líneas ferroviarias que facilitaban el traslado de metales preciosos y otras materias primas de las minas y los campos a los puertos marítimos.

Otros 20 años de violencia generalizada y desastre económico sobrevinieron cuando el estallido revolucionario de 1910 engendró, primero, una guerra civil que se prolongó casi una década y, después, una nueva etapa de inestabilidad política, asonadas y cuartelazos, que incluyó el baño de sangre de la Cristiada y llegó a su fin con el ascenso de Plutarco Elías Calles al poder, más o menos al mismo tiempo que Hitler en Alemania y Stalin en Rusia.

No por casualidad el Partido Nacional Revolucionario (abuelo del PRI), el Partido Nacionalsocialista y el Partido Comunista soviético nacieron como partidos de Estado, columnas vertebrales de sus respectivos países, sin oponentes electorales y con un férreo dominio sobre el gobierno, las fuerzas armadas y los medios de comunicación. Los estados nacionales que surgieron bajo aquellos liderazgos, pese a ser casi hermanos trillizos en cuanto a sus estructuras, digamos, óseas, corrieron con distinta suerte. El más breve fue el alemán, que sucumbió en 1945; el más poderoso fue el ruso, que se convirtió en imperio y dominó la mitad del mundo hasta 1991, y el más longevo es el mexicano, que a sus ochenta y tantos años se puede derrumbar de un momento a otro, devastado por la guerra civil que, de tantas maneras, provocó Calderón.

Lo que comenzó, en diciembre de 2006, como una maniobra autoritaria para garantizar la permanencia en el poder de un gobierno de facto –la llamada guerra contra el crimen organizado, que fue sólo un pretexto para sacar al Ejército a las calles en defensa de un tiranito muerto de miedo– desató en menos de cuatro años una verdadera guerra civil. Cuando lo más urgente era tomar medidas para optimizar el uso de los recursos públicos –invertir, por ejemplo, en la construcción de refinerías para dejar de importar gasolina a partir del tercer año del sexenio, y destinar el dinero resultante de este ahorro al impulso de actividades en provecho de los jóvenes más pobres–, Calderón continuó despilfarrando el presupuesto en beneficio de los ricachones que lo incrustaron en Los Pinos para que desde allí los sirviera como capataz.

En vez de reactivar el mercado interno, fomentar el empleo mediante obras de infraestructura, recortar los privilegios de la burocracia para ampliar los programas sociales, utilizar la renta petrolera en actividades productivas, Calderón siguió usando las ganancias de Pemex para devolverle el total de sus impuestos a los ricos y, con la complicidad de éstos, consolidar negocios ilícitos, como el que urdió con Mouriño al firmar un contrato con Perú para traer gas natural por barco y vendérselo a la Comisión Federal de Electricidad a precios estratosféricos.

Si De la Madrid, Salinas y Zedillo remataron entre sus amigos y socios todas las riquezas de la nación, excepto los hidrocarburos, Fox reventó el magno yacimiento de Cantarell y le extrajo las mayores ganancias obtenidas jamás por México en su historia. Sin embargo, esos casi 7 mil millones de dólares de utilidades netas fueron a parar a las arcas de la oligarquía y a las ridículas columnas de mármol de un rancho de ladrones en Guanajuato, multiplicando exponencialmente el crecimiento de la pobreza y de la miseria, y transformando el antiguamente llamado ejército industrial de reserva en milicias de las facciones armadas que hoy se disputan el control del territorio nacional, patrocinadas por las fabulosas ganancias del narcotráfico.

La lucha entre los gatilleros de esas empresas llamadas cárteles, que no son bandas de forajidos sino temibles y verdaderos ejércitos –desde luego, mejor pertrechados que el Ejército nacional con sus casi 100 mil elementos, sin duda peor pagados que sus adversarios– constituye la esencia de esta nueva guerra civil, protagonizada centralmente por hombres y mujeres jóvenes que tomaron las armas para tratar de mejorar sus condiciones de vida.

Quizá la mayor paradoja de Calderón consista en que la única industria que de verdad floreció durante su felipato es aquella a la que le declaró la guerra desde el primer día de su arribo a Los Pinos. ¿Cuántos hombres participan hoy, como gatilleros de tiempo completo, en los ejércitos del narcotráfico? ¿20 mil, 50 mil, 70 mil? ¿Cuántos tenía Miguel Hidalgo cuando se rebeló contra España, cuántos acompañaron a Madero al inicio de su insurrección contra Díaz? No muchos, apenas algunos miles, y sin embargo inauguraron, cada uno, guerras civiles que destruyeron y transformaron el Estado y cambiaron el país.

¿Cuánto durará esta nueva guerra civil, que cubre de sangre a diario una creciente porción de México? El secretario de la Defensa habla de 10 a 15 años. García Luna supone que hasta 2014. Gómez Mont dice que a partir de junio. La CIA, la DEA, el Pentágono, Clinton, Obama, no dan cifras: simplemente pronostican que el aumento de la violencia será horripilante. Un nuevo ciclo ha comenzado en la historia de México: como en 1810, como en 1910, los pobres han vuelto a tomar las armas. Todo análisis político de corto, mediano y largo plazos, desde ahora, tendrá que partir de esta certeza.

Calderón lo logró: el país está en guerra.

jamastu@gmail.com

sábado, noviembre 21, 2009

Katz: no hay un plan que saque de la miseria al país

El descontento, insuficiente para generar otra revolución: Katz

Friedrich Katz ayer, durante la entrevista
*El especialista en la gesta de 1910 participó en el coloquio Miradas sobre la Historia
*“No veo un proyecto alternativo que pueda rescatar al país rápidamente de la miseria”
*Pueden cambiar las cosas mediante las elecciones, pese a los problemas de México, dice a La Jornada
Ángel Vargas
Periódico La Jornada

Existen posibilidades de que hoy día se susciten levantamientos armados en México, reconoce Friedrich Katz, debido al gran descontento entre las mayorías por las diversas problemáticas que aquejan al país, entre ellas la amplia desigualdad económica y la injusticia social.
Sin embargo, el historiador austriaco, uno de los especialistas a escala internacional más relevantes en el tema de la Revolución Mexicana, reitera su convicción de que tal situación resulta insuficiente para generar un estallido revolucionario como el de 1910.
Primero, porque “no obstante todos los problemas que tiene el país y en contraste con 1910, se pueden cambiar las cosas mediante las elecciones”, explica. Y, segundo, porque “para que haya una revolución debe existir un proyecto alternativo, y no he visto hasta ahora uno que pueda rescatar al país rápidamente de la miseria”.
Vigencia en la mente popular
De visita en México, donde participó como conferenciante en el Coloquio Internacional Miradas sobre la Historia, que anoche concluyó, Friedrich Katz subraya en entrevista que “una revolución no muere; sólo se transforma”.
En el caso específico de la mexicana, destaca que si bien no fue derrotada, a partir de 1940 sí debió tener concesiones con las nuevas clases aristocráticas, aquellas que emergieron de los hechos armados de 1910, en sustitución de los grandes hacendados de la época porfirista.
–¿Pueden las revoluciones morir y ser enterradas?
–Estoy de acuerdo con lo que dice Adolfo Gilly de que las revoluciones no mueren; se transforman. Una revolución es un momento en la historia y muchos de sus aspectos desaparecen, muchos de sus propósitos no son cumplidos, pero ciertas cosas quedan.
“En la Revolución Francesa los derechos humanos desaparecieron durante mucho tiempo, no obstante que se mantuvieron como bandera y, finalmente, sí tuvieron influencia.
“Hay entonces en las revoluciones cambios que sí quedan; por ejemplo, en la Revolución Francesa la división de la tierra quedó, y en México una de las cosas que se mantuvieron fue la desaparición de los hacendados como clase política muy poderosa.
“Fueron remplazados por otra clase, pero ya no había la clase terrateniente tradicional, y eso ha influido en la historia de México, porque las clases terratenientes son las más conservadoras. En América del Sur fueron la base de todas las dictaduras militares junto con el ejército, mientras en México fue diferente.
“Creo que es una de las razones por las cuales no hemos tenido dictadura militar aquí; es un aspecto de la Revolución que sí se quedó.
“Uno de los aspectos más importantes que permanecen de una revolución es el proyecto. No es coincidencia que innumerables organizaciones populares se llamen Villa, Zapata... Así que el proyecto, el recuerdo, sí tiene una fuerza muy grande.”
–No hubo una dictadura militar, pero ¿qué opina de aquella famosa frase por la que Mario Vargas Llosa debió abandonar el país durante el salinato, acerca de que México era la dictadura perfecta, por tantos años del PRI en el poder?
–No es lo mismo que la dictadura militar de Argentina, con las 30 mil personas arrojadas de aviones. (La de México) sí fue una dictadura, y a veces sangrienta; pienso en 1968, estuve aquí de visita. Sin embargo, no se puede comparar con lo que pasó en Argentina, con Pinochet en Chile, con el resto de las dictaduras sudamericanas.
–En otro orden, ¿cuál es su percepción sobre este empeño de la clase gubernamental de querer festejar el centenario de la Revolución, no obstante que varios de sus postulados se mantienen incumplidos y el actual contexto social, económico y político del país? ¿Tiene cabida y sentido?
–Significa que la Revolución todavía tiene mucha vigencia en México y por eso el gobierno, lo quiera o no, debe respetar esa vigencia en la mente popular.
“No quiero meterme en la polémica si debe ser celebración o conmemoración. La Revolución tiene tanta vigencia en el pueblo que la mayoría de los partidos políticos en el Congreso se dicen sus herederos. Entonces es un poco difícil para el gobierno ignorarla.”
–Sabido es que a los historiadores no les gusta hablar del hubiera sido o el podría ser, pero hay analistas políticos que advierten de posibles levantamientos armados e incluso un estallido social en México muy pronto. Cabe preguntar si en la historia existen ciclos: en el caso de México: 1810, 1910 y estamos a unas cuantas semanas 2010.
–Primero, quiero acotar que a veces los historiadores sí hablamos de lo que hubiera pasado o lo que podría pasar, pero es muy peligroso.
“Ya en cuanto a la pregunta, los levantamientos armados son muy posibles, pero no creo. Primero, con todos los problemas que tiene el país, en contraste con 1910, se pueden cambiar las cosas mediante elecciones.
“Segundo, para que haya una revolución –levantamientos armados puede haberlos– debe existir un proyecto alternativo; que los revolucionarios presenten un proyecto, y no he visto hasta ahora un proyecto alternativo que pueda rescatar al país rápidamente de la miseria.”
–¿Conoce a Andrés Manuel López Obrador?
–Sí, cómo no.
–¿Sabe que parte de la población nacional lo ve a él como un líder y que él tiene un proyecto alternativo de nación?
–No quiero meterme en política actual. Por eso no deseo hablar al respecto. Tendría que dar juicios sobre el gobierno, Andrés Manuel... En esto, como extranjero, no me quiero meter.