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sábado, diciembre 03, 2011

Victoria judicial de civiles iraquíes


Dolientes en  Gaziantep, al sur de Turquía, en el funeral de una mujer que murió la  semana pasada en un incendio en Ludwigshafen, Alemania, que mató a ocho  inmigrantes turcas. Foto: AP

Alemania: El estigma de ser turco

BERLÍN (apro).- “Llegamos a Berlín de noche, todo me parecía muy lindo, la entrada de la casa tenía azulejos con figuras hermosas. Todo estaba muy limpio, había una estufa revestida de cerámica, que nosotros no sabíamos que era una estufa, …

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El sepelio de los  activistas asesinados. Foto: Miguel Dimayuga

Informe europeo: Los crímenes de San Juan Copala, puras disculpas

BRUSELAS (apro).- “Los cambios no se dan de la noche a la mañana, y un nuevo partido llegó al poder en Oaxaca después de 70 años de gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Sin embargo, la desarticulación entre el nivel federal y el estatal, la coexistencia de sistemas judiciales distintos y los pobres estándares existentes en materia de investigación continúan obstaculizando que haya progresos...

Niñas durante una  procesión religiosa en Nueva Delhi. Foto: AP

India: un país sin hijas

NUEVA DELHI. (apro).- Es imposible entrevistar a Mitu Khurana por las tardes. Después de dar clase en la universidad, pasa el resto del día exclusivamente con sus gemelas. Con unos grandes ojos negros, la cara redonda y la voz triste, la pediatra de Delhi se ha enfrentado a situaciones terribles para ver crecer a sus hijas, Guddu y Paari, ahora con 6 años de....

Condoleezza Rice,  la primera asesora de Seguridad Nacional. Foto: AP

La “cándida” Condoleezza Rice

MÉXICO D.F., (apro).- ¿Cándida? Sería probablemente el último calificativo que la mayoría emplearía para describir a Condoleezza Rice, la primera asesora de Seguridad Nacional y luego Secretaria de Estado de la administración de George W. Bush (2001-2009), quien en público siempre mostró una posición dura y respaldó sin vacilar las cuestionadas decisiones de su jefe.Así la presenta la editorial Crown Publishers, filial de Random....

Los abusos en  Irak. Foto: AP

Irak-tortura: Victoria judicial de civiles iraquíes

LONDRES (apro).- Unos 120 civiles iraquíes ganaron una histórica batalla judicial en la Corte de Apelaciones de Londres para que el gobierno de Gran Bretaña, que encabeza David Cameron, lance una nueva pesquisa pública por torturas de soldados británicos perpetradas en Irak, una medida que abrirá paso a posibles demandas de cientos de víctimas de abusos y tratos inhumanos cometidos por las tropas...

jueves, enero 27, 2011

Barbas a remojar


Manuel Bartlett Díaz

Para Escucha al autor AQUI.

Aturdidos por la guerra de Calderón, noticias apabullantes de muertos y armas, no vemos más peligro que el narcotráfico y desatendemos eventos internacionales como la insurrección popular en Túnez, ejemplo de otros peligros.

Túnez, el más occidentalizado del mundo árabe, modelo neoliberal, festejado por Europa y Norteamérica, con un presidente Ben Alí admirado por éstos por su “habilidad política”, en unos cuantos días se derrumbó y el presidente huyó. El mundo occidental se pasmó.

La autoinmolación de un joven profesionista desempleado, vendedor ambulante, despojado de su mercancía por la policía y que desesperado se incendió en la plaza de una pequeña población tunecina, fue la chispa que incendió al país, se multiplicaron las protestas, el pueblo se levantó, aun reprimido creció hasta demoler al gobierno.

Ningún líder destacado dirigió al movimiento, ninguna organización, fue explosión popular irrefrenable. La calle se impuso, el jefe del Ejército se negó a disparar contra la multitud y recomendó al presidente abandonar el país. La policía represora se despojó del uniforme y se sumó a la insurrección. Intentos de funcionarios del dictador por establecer un gobierno fracasan, el pueblo rechaza al antiguo grupo, exige la erradicación del partido gobernante. Miles de pobres del sur del país ocupan las plazas de la capital, exigen cambio radical, rechazan toda intromisión extranjera. Cuatro semanas después de la inmolación, el movimiento se sostiene a través de redes sociales, de videos digitales. El pueblo derrocó una dictadura de más de 23 años sin más armas que la movilización y la determinación en sus propósitos libertarios, impecable revolución democrática.

Cables difundidos por WikiLeaks exhiben ambivalencia de EU hacia Ben Alí (The New York Times) por un lado describe la cleptocracia de la familia del dictador, cuasimafia, la corrupción generalizada y, por otro, expresan agradecimiento por su habilidad para “mantener el orden ante la preocupación de EU por el terrorismo”. Igual apoyo brindó Francia al dictador de su antigua colonia, apreciado socio comercial.

La prensa internacional ha cubierto profusamente esta explosión y coincide en sus causas, que nos parecen conocidas. Reconocen que, pese a la creación de una clase media, la pobreza es dominante; la admirada habilidad del presidente para mantener el orden e impedir la entronización del islamismo significó proliferación policiaca —más policías que Francia—, espionaje, cancelación de libertades, cooptación y dominio de los medios de comunicación; élite sumisa; oposición fracturada por la represión y manipulación; desocupación generalizada, 20% de los jóvenes graduados, 27% entre los de 20 y 29 años; riqueza concentrada y pobreza creciente; corrupción, destacando la esposa y familias del dictador. Este coctel de agravios explotó en Túnez generando admiración en los países árabes, ya en Egipto provocó enormes manifestaciones, convocadas por redes sociales: reclamos de corrupción, “no tenemos pan, cómo vamos a vivir”, “es el día de la ira”. Para las “potencias” defensoras del statu quo es una amenaza, para muchos más, una esperanza. Para nosotros, ¿advertencia?, ¿qué tan ajenas nos son las causas de la explosión?

Ben Alí se refugió en Arabia Saudita; Francia, su protectora, le negó la entrada; empiezan a congelar cuentas y analizar propiedades. “En 2008 un cable diplomático informaba a la secretaria de Estado Condoleezza Rice, quien estrechó reconociente la mano de Alí —hoy en fuga—, que Túnez es un país que funciona”; el sha de Persia, recordamos “gran servidor de Occidente”, huyó y murió apestado. La reciente felicitación de la actual secretaria de Estado, Clinton, a Calderón por su guerra sangrienta, útil para la seguridad de EU debería recibirla con un ojo en la historia de la sinceridad de esos apoyos diplomáticos.

mbartlett_diaz@hotmail.com

Ex secretario de Estado

domingo, abril 26, 2009

La CIA: licencia para torturar

Crímenes de guerra

Las autorizaciones de funcionarios estadunidenses para torturar a sospechosos de terrorismo –como lo revelaron cuatro memorandos desclasificados– preocupa a altos funcionarios, incluido el presidente Obama. La razón: además de abrir la puerta a una serie de demandas de alcance internacional, podrían implicar el procesamiento del expresidente George W. Bush y varios miembros de su gabinete...
WASHINGTON.- Los documentos desclasificados según los cuales hubo autorización oficial para torturar a extranjeros detenidos por la CIA bajo sospecha de terrorismo “demuestran y fundamentan que el gobierno de Estados Unidos violó leyes nacionales e internacionales contra la tortura”, y sirven de base “para un eventual enjuiciamiento del expresidente George W. Bush”, dice a Proceso el experto en derecho Emilio Viano.Por orden del presidente Barack Obama, el Departamento de Justicia desclasificó hace dos semanas cuatro memorandos por medio de los cuales en 2002 la Casa Blanca dio su aval para que la CIA interrogara en prisiones clandestinas, fuera y dentro de Estados Unidos, a extranjeros detenidos por la presunción de que pertenecían a grupos del terrorismo internacional.Doctor en leyes por la Universidad de Nueva York e internacionalmente reconocido por sus estudios sobre crímenes trasnacionales, Emilio Viano considera que Obama nunca previó el terremoto político que provocaría al ordenar la liberación de los documentos, en cumplimiento de su promesa de campaña de que prohibiría a las agencias federales y al Pentágono la práctica de la tortura.El actual profesor de la American University de Washington y autor de varios libros –como Violencia íntima: Perspectivas interdisciplinarias; Crímenes y sus víctimas, y Manual de la victimología– sostiene que los memorandos son una Caja de Pandora que pueden desatar una larga cadena de procesos legales contra funcionarios y exfuncionarios del gobierno federal. “Al darse a conocer los memorandos, claramente se evidencian las razones para iniciar juicios en contra de los responsables”, señala Viano, y ubica en dos categorías a los posibles blancos de los procesos judiciales bajo las acusaciones de tortura y de violación a las leyes nacionales e internacionales.En la primera categoría, coloca a todos los funcionarios del gobierno federal involucrados en la elaboración y aprobación de los memorandos, y en la segunda incluye a los agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o personal del Pentágono que ejecutaron las órdenes de realizar interrogatorios mediante tortura.El especialista estima que el presidente Obama cometió el “error” de no haber previsto que, luego de que el Departamento de Justicia liberara los cuatro memorandos y se divulgaran, no sólo se llamaría a procesar judicialmente a los directamente implicados, como los agentes de la CIA, sino también a exfuncionarios de la Casa Blanca al más alto nivel, como el propio expresidente George W. Bush o el exvicepresidente Dick Cheney.Desatada la tormenta por el contenido de los memorandos, el domingo 19 de abril, Rahm Emanuel, jefe del gabinete de Obama, dijo en entrevista con la cadena de televisión ABC que “aquellos –agentes de la CIA– que cumplieron con el mandato que les fue asignado no serán encausados judicialmente”.Un día después, el lunes 20, en la sede de la CIA y ante los empleados de esta agencia, el mismo Obama reiteró lo que ya había prometido su jefe de gabinete y añadió que “no se castigará a los que cometieron errores”.Al inicio de su mandato, Obama prohibió a todo ente del gobierno federal, incluido el Pentágono, practicar la tortura para interrogar a personas, y con la liberación de los memorandos pretendía cerrar ese capítulo.Sin embargo, Viano advierte que, si se abre una serie de litigios a nivel nacional e internacional, “el proceso legal podría fácilmente alcanzar al exprocurador general de Justicia, Alberto Gonzales, y al exvicepresidente Cheney. No podemos excluir a nadie porque todo dependerá de cómo se desarrolle judicialmente el proceso, tanto en el Departamento de Justicia como en el Congreso”. Consciente de la magnitud de las reacciones de los grupos defensores de los derechos humanos, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), de legisladores federales, de sectores sociales y de personas involucradas en el escándalo, como el propio Cheney, el martes 21 de abril el presidente Obama se vio obligado a abrir la puerta para la realización de posibles demandas judiciales por la violación a las leyes que prohíben recurrir a la tortura.“A aquellos que realizaron algunas de esas operaciones dentro de las (…) guías de legalidad que fueron proporcionadas (autorizadas) por la Casa Blanca, no creo que sea apropiado que se les encause judicialmente”, dijo Obama durante una sesión de fotografías con el rey Abdullah de Jordania.“Con respecto a aquellos que formularon esas decisiones legales, debo decir que su caso deberá ser considerado por decisión del procurador general de Justicia (Eric Holder), dentro de los parámetros de varias leyes, por lo que yo no voy a hacer prejuicios del caso”, remató el mandatario.

Cronología e implicados

Con la autorización indirecta de Obama, para el inicio de juicios e investigaciones, e incluso con la designación de una comisión independiente formada por el Capitolio –similar a la que investigó las causas de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001–, la cronología del origen de los documentos brotó casi de manera natural en los pasillos del Congreso. El miércoles 21, el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Senadores dio a conocer un reporte de 263 páginas titulado: Investigación sobre el trato a los detenidos bajo la custodia de Estados Unidos, en el cual se trasluce el nombre de los responsables de la práctica de 10 técnicas de tortura –entre ellas una de las más criticadas a nivel mundial, la waterboarding, consistente en principios de asfixia con agua–, en la que participaron agentes de la CIA y personal del Departamento de Defensa para interrogar a presuntos integrantes de Al Qaeda. Según el reporte –una copia del cual fue proporcionada a Proceso–, con el arresto de Abu Zubaydah, uno de los principales operadores de Al Qaeda, el 28 de marzo de 2002, en Pakistán, la Casa Blanca comenzó a explorar vericuetos legales para violar, sin que fuera obvio, las leyes contra la tortura. En mayo de 2002, días después de que Zubaydah fue sometido a los primeros interrogatorios (sin tortura) por parte de la CIA, abogados de esta agencia se reunieron con el procurador general, John Ashcroft; con Condoleezza Rice, en ese entonces jefa del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, y con Alberto Gonzales, el asesor legal del presidente Bush, en busca de métodos alternativos para interrogar a Zubaydah.El 13 de julio, los asesores legales de la CIA, del Departamento de Justicia, del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca y de Bush sostuvieron otro encuentro en el cual la CIA propuso usar el programa conocido como SERE, que significa “Sobrevivencia, Evasión, Resistencia y Escape”, creado en los años cincuenta por el Departamento de Defensa para que los soldados estadunidenses prisioneros de guerra en Corea pudieran sobrevivir a las torturas practicadas por los gobiernos comunistas. El objetivo del SERE era que los militares resistieran los tormentos y proporcionaran información falsa a sus captores. Para el caso de Zubaydah, los tormentos y otras acciones inhumanas se aplicarían para sacarle información. El 24 de julio, la Oficina de Asesoría Legal (OLC) del Departamento de Justicia, integrada en ese entonces por John C. Yoo, Jay S. Bybee y Steven G. Bradbury, informó de forma oral a la CIA que el procurador de Justicia había determinado el uso de ciertas técnicas para los interrogatorios.El 1 de agosto, presentó a la CIA un documento firmado por Bybee que autorizaba la práctica de algunas técnicas del SERE en las sesiones de interrogatorio a Zubaydah.La justificación que hasta ahora ha dado, a través de Cheney, el gobierno del expresidente Bush, es que se decidió utilizar el SERE por temor a que Al Qaeda realizara un segundo ataque contra Estados Unidos dentro o fuera de su territorio.Los memorandos difundidos por el Departamento de Justicia revelan que Zubaydah y otro presunto miembro de Al Qaeda fueron sometidos al método de la asfixia con agua (waterboarding) en 266 ocasiones, pese a que se determinó que uno de los dos detenidos ya no tenía más información sobre los planes de Osama Bin Laden.Michael Hayden, director de la CIA en los últimos dos años de la presidencia de Bush, defendió el uso del SERE argumentando que “funcionó para conseguir información” que permitió desmantelar planes de ataque a Estados Unidos.De acuerdo con una investigación realizada por The New York Times, publicada el miércoles 22, estudios efectuados por el mismo gobierno de Estados Unidos en los cincuenta sobre la efectividad de los métodos de tortura utilizados por los chinos y coreanos con prisioneros de guerra estadunidenses determinaron que el SERE es una forma ineficaz de conseguir información, porque los torturados pueden dar datos falsos con el fin de evitar o suspender el castigo.Por medio de entrevistas con más de “una decena de agentes” de la CIA, The New York Times dio a conocer que, después de la captura de Zubaydah, George Tenet (director de la CIA) se comunicó con Rice para hablar sobre las fórmulas que pondría en práctica la CIA con los presuntos terroristas para sacarles información.Posteriormente, en reuniones más pequeñas y a puerta cerrada en la Casa Blanca, según el mismo diario, Bush, Cheney, Rice, John Ashcroft, Tenet y el subdirector de la CIA John McLaughlin dieron su aval para el uso del SERE con el argumento de que Al Qaeda poseía armas químicas, biológicas, radiológicas y hasta nucleares.Luego de obtener la aprobación, la CIA se presentó ante los secretarios de Estado, Colin Powell, y de Defensa, Donald Rumsfeld, para notificarles lo que harían con el SERE, y ninguno de estos funcionarios objetó la propuesta, aunque tampoco estuvieron implicados en la autorización del uso del SERE, de acuerdo con el periódico.Conforme a los mandatos constitucionales de 1970 en el sentido de que es el Congreso federal el órgano encargado de supervisar los métodos de interrogatorio a prisioneros extranjeros, la CIA presentó –en audiencias a puerta cerrada– un informe a los Comités de Inteligencia de las cámaras de Senadores y de Representantes. Pero se considera grave que ese informe no se produjera sino después del verano de 2006, casi cuatro años después de que se puso en vigor el uso del SERE con los presuntos terroristas.Los legisladores que fueron informados del uso de las técnicas de tortura fueron: por el Comité de Inteligencia del Senado, su presidente Bob Graham, y el senador republicano por Alabama, Richard Shelby; y por el Comité de la Cámara de Representantes, el republicano Porter Goss, presidente del mismo y posteriormente director de la CIA, y la demócrata Nancy Pelosi, actualmente presidenta de la Cámara Baja y líder indiscutible de su partido en el Capitolio.El reporte del Comité de Servicios Armados del Senado también reveló que, durante enero de 2002, el entonces secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, aprobó el uso del SERE con 15 técnicas de tortura para interrogar a los prisioneros en las cárceles de Afganistán, Abu Ghraib (Irak) y la base naval en Guantánamo, Cuba. Con fundamento en dicha aprobación, Ricardo Sánchez, el general a cargo de las operaciones en Irak, en febrero de 2003 dio luz verde para el uso de técnicas como el impedimento del sueño y el uso de perros para intimidar a los prisioneros.

“Torturas fructíferas”

El profesor Viano indica que los procesamientos judiciales contra exfuncionarios del gobierno de Bush se darán por principio constitucional, ya que existen leyes que prohíben la tortura, como el Código de Comportamiento Militar y la Convención contra la Tortura de las Naciones Unidas ratificada por Washington.“Es algo muy delicado, pero creo que se empezará a encausar judicialmente a los niveles más bajos; es decir, a los que prepararon los memorandos y aprueban ese tipo de tortura. Claramente habrá investigaciones del Congreso, y el Departamento de Justicia formulará encausamientos. Habrá también demandas civiles por daños”, agrega el profesor Viano.Así mismo, con los memorandos se violó el Acta para la protección de víctimas de la tortura, que abre la puerta a las demandas civiles.“Cuando se formuló esa ley, se pensó que sería utilizada exclusivamente por ciudadanos estadunidenses torturados en el extranjero, y ahora esa ley se puede revertir hacia Estados Unidos para el caso de los extranjeros torturados por el gobierno estadunidense”, advierte. Hay dos países que están muy preparados para eso: España y Bélgica, los cuales tienen las leyes adecuadas para casos internacionales y disponen de jueces con mucha experiencia en esta materia, como el español Baltasar Garzón.Las demandas civiles en el extranjero y en contra de exfuncionarios estadunidenses ocurrirían siempre y cuando se demuestre que entre los torturados hubo ciudadanos que pertenecen a países como España o Bélgica, por ejemplo, según el análisis jurídico de Viano.“Estamos hablando de tortura. Su prohibición está estipulada en tratados internacionales y también en las costumbres de los países civilizados”, comenta.Rompiendo con su tradicional costumbre de mantenerse alejado de los medios de comunicación, el lunes 20 de abril, en entrevista con la cadena de televisión Fox, Cheney pidió a la Casa Blanca desclasificar todos los documentos donde se señala que gracias a la práctica de interrogatorios bajo tortura, el gobierno de Estados Unidos obtuvo información privilegiada de inteligencia que evitó nuevos ataques terroristas, preparados por Al Qaeda y otras organizaciones simpatizantes con la causa de Bin Laden.Respecto a la táctica que utiliza Cheney, Viano se limita a señalar que está “dando muchísimas entrevistas porque se siente incómodo ahora que se liberaron los memorandos; está ensayando una especie de plan para prevenir el encausamiento judicial, diciendo que la CIA publique los documentos que demuestran que las torturas fueron muy fructíferas; que produjeron información muy importante para evitar más ataques terroristas y defender a Estados Unidos”.Cheney, explica, “lo hace así porque sabe que la mejor defensa de su caso es demostrar que se evitaron nuevos ataques terroristas. Si lo logra y lo comprueba, la opinión pública estadunidense los defenderá, y así ni Obama ni nadie logrará que paguen por violar las leyes que prohíben la tortura”.

viernes, abril 24, 2009

Condoleezza Rice, de las primeras en autorizar técnicas de tortura

EU, en transición de un régimen de atropellos; los responsables deben ser juzgados: académica
Cheney se defiende; pide divulgar documentos que prueban los beneficios de estas tácticas
Tenemos que ver hacia atrás antes de ir hacia adelante como nación, dice líder de la ACLU

Activistas protestan contra la tortura y la guerra durante la comparecencia del procurador general Eric Holder ante el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, ayer en Washington. Foto Reuters

David Brooks

Nueva York, 23 de abril. Cuando Barack Obama decidió, justo antes de viajar a la Cumbre de las Américas, revelar documentos secretos redactados durante la presidencia de George W. Bush que contienen la autorización legal para torturar a detenidos, este país inició una transición de un régimen de tortura a uno que ahora tiene que decidir cómo abordar la violación de su Constitución y de la ley internacional.

Y ahora esto ha alcanzado las esferas más altas del gobierno de Bush, incluidas revelaciones ayer de que en 2002 la entonces asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, fue de las primeras en autorizar las técnicas de interrogación de la CIA que expertos en derechos humanos califican como tortura. Según un informe del Comité de Inteligencia del Senado, Rice dio luz verde al uso de la técnica del waterboarding al jefe de la CIA George Tenet en julio de 2002.

Rice, en audiencias el año pasado, sólo admitió que había estado presente en reuniones donde fue abordado el tema, pero que no se acordaba de los detalles, y no mencionó su participación directa en la toma de decisiones para emplear la tortura.

Por otro lado, el Comité de Servicios Armados del Senado también emitió un informe en el cual destacó que el gobierno de Bush aprobó de manera explícita las severas tácticas empleadas por interrogadores militares en las prisiones de Abu Ghraib y Guantánamo, así como las empleadas por la CIA en sus centros de detención clandestinos.

Momento para la reflexión

Obama anunció primero que estaba divulgando los cuatro documentos secretos que autorizaban legalmente una serie de técnicas de interrogación de tortura física y mental en nombre de la transparencia. Al hacerlo argumentó: este es un momento para la reflexión, no para la retribución.

Inmediatamente después de regresar de su viaje a la Cumbre de las Américas se presentó en la sede de la CIA para asegurar a todo el personal que no serían sometidos a procesos judiciales por los actos realizados bajo la autorización legal del Departamento de Justicia de Bush, y otros altos funcionarios de la Casa Blanca indicaron que ni los jefes que dieron las órdenes para implementar lo que los medios principales y los funcionarios insisten en llamar técnicas duras de interrogación deberían estar sujetos a la ley.

La intención de Obama al divulgar los informes era, a la par que sus órdenes de prohibir la tortura (uno de sus primeros actos al llegar a la Casa Blanca), dejar este legado de Bush a la historia con el deseo de que el asunto no entrampara a Washington en una larga batalla política, y así proceder con la agenda del nuevo gobierno. Eso ha fracasado.

Y ante la tormenta que todo esto desató, la Casa Blanca cambió de rumbo y Obama dijo esta semana que dejará abierta la opción, bajo la determinación del procurador general Eric Holder, de proceder judicialmente contra los abogados y, tal vez, hasta en contra de sus jefes supremos (o sea la esferas más altas del gobierno de Bush), y a la vez dejó la puerta abierta al Congreso para impulsar más investigaciones, y la consideración de alguna comisión independiente de investigación.

La intensidad de este debate crece no sólo para decidir si se procede a investigar a los abogados del gobierno que otorgaron la justificación legal de la tortura, o altos oficiales de la CIA o del ejército, sino también para indagar a ex funcionarios de la talla de Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Rice y hasta el propio Bush.

De hecho, ya hay una investigación en curso de un comité del Senado, y ahora el liderazgo de la Cámara considera impulsar otra. Algunos proponen una comisión de la verdad u otras formas para investigar este asunto.

Los documentos revelados confirman más allá de toda duda que desde las esferas más altas del gobierno de este país se había violado la ley nacional e internacional al legalizar la tortura. En detalle gráfico, los documentos otorgan autorización legal para someter a detenidos a privación de sueño, a temperaturas extremas, desnudarlos incluso frente a mujeres, colocarlos en una caja con insectos, azotarlos contra una pared, golpearlos, y el famoso waterboarding (el cual, ahora se sabe, fue aplicado no menos de 266 veces contra dos detenidos de Al Qaeda). Los detalles son tratados de manera fría, con instrucciones muy precisas sobre cómo aplicar todas estas técnicas (para ver los documentos: www.aclu.org/olcmemos)

El ex vicepresidente Dick Cheney ya encabeza la contraofensiva y pide la divulgación de otros documentos clasificados que él afirma demostrarán los beneficios de emplear estas tácticas para salvar miles de vidas en la guerra contra el terror. Algunos subrayan la ironía de que uno de los gobernantes que más defendía el derecho al secreto oficial sea, de pronto, campeón de la transparencia, especialmente cuando hasta hace poco aún insistía en que revelar cualquiera de estos documentos causaría un grave daño a la seguridad nacional.

Bajo el argumento, bastante dudoso, de que la tortura sirvió para salvar miles de vidas, el demonio de Cheney trata de justificar las violaciones de la administración Bush a las leyes de derecho nacional e internacional. Así pretendieron justificar en su momento las bombas atómicas que los gringos tiraron sobre Hiroshima y Nagasaki.

Acerca de la postura de Cheney, la secretaria de Estado Hillary Clinton dijo a legisladores que ella no lo consideraba como una fuente de información particularmente confiable.

Pero el asunto es más grave que una disputa entre políticos. Tenemos que ver hacia atrás antes de ir hacia adelante como nación, afirmó Anthony Romero, director ejecutivo de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), agrupación que junto con el Centro de Derechos Constitucionales (CCR) presentaron la demanda para la divulgación de los documentos apelando la Ley de Libertad de Información.

Romero argumenta que la aplicación de la ley no debe ser una decisión política, y que estos documentos ofrecen más pruebas contundentes de que funcionarios del gobierno de Bush a los más altos niveles autorizaron y dieron bendición legal a actos de tortura que violan las leyes nacionales e internacionales. No puede haber más excusas para aplazar investigaciones penales a funcionarios que autorizaron la tortura, abogados que la justificaron e interrogadores que violaron la ley... Rendir cuentas es necesario para cualquier democracia y para restaurar la reputación de Estados Unidos en casa y en el extranjero.

Human Rights Watch, Amnistía Internacional y otras agrupaciones de derechos humanos y civiles han hecho eco de este llamado. La agrupación liberal MoveOn.org, con millones de miembros, también ha impulsado una petición para presionar a que el procurador general investigue a los arquitectos del programa de tortura de Bush.

Estados Unidos es un país que está en una transición de un régimen de tortura, afirma la abogada Susan Gzesh, directora del Programa de Derechos Humanos de la Universidad de Chicago, en entrevista con La Jornada. Señaló que diversos países han emprendido estas transiciones de diferentes maneras, ya sea para promover la reconciliación, para investigar la verdad sobre abusos, o para fiscalizar a responsables. Aquí la justicia no se hará hasta que sean enjuiciados los responsables, pero para que eso ocurra, subrayó, la clave es la presión de las organizaciones de la sociedad civil.

jueves, abril 23, 2009

Juicio a la tortura de Bush En Contexto con Ruben Luengas


http://www.youtube.com/watch?v=3PIMupUVkHw

Rice autorizó torturas en los interrogatorios de la CIA: Senado de EU
Según informes desclasificados, la ex secretaria de Estado dio luz verde al ahogamiento simulado o submarino.


AFP


Washington. La CIA solicitó desde mayo de 2002 poder emplear métodos severos en interrogatorios de sospechosos de terrorismo, y Condoleezza Rice, en ese entonces consejera de seguridad nacional de George W. Bush, dio su autorización, según un informe del Senado estadunidense.

La agencia de inteligencia recibió luz verde para utilizar el ahogamiento simulado, técnica conocida como "submarino" y considerada una tortura, desde que el 26 de julio de 2002 el ministro de Justicia, John Ashcroft, señaló que "la utilización de la simulación de ahogamiento (es) legal", según un informe de la comisión de inteligencia del Senado publicado el miércoles.

Nueve días antes, según documentos de la CIA citados en el documento, Rice se había reunido con George Tenet, director de la agencia de inteligencia en esa época, y dio su consentimiento "para que la CIA pueda proceder al interrogatorio previsto de Abu Zubaydah" bajo esa premisa.

Zubaydah estaba en poder de los estadunidenses acusado de ser un alto responsable de Al Qaeda.

La autorización dada por Rice constituiría la primera aprobación de un alto responsable de la administración Bush para emplear una técnica de interrogatorio que el actual ministro de Justicia, Eric Holder, ha calificado de "tortura", según el informe.

El reporte del Senado constituye hasta el momento la cronología más completa establecida a partir de documentos desclasificados que marcan el apoyo del gobierno de Bush a los métodos de interrogatorio altamente polémicos.