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domingo, enero 09, 2011

EU, al acecho de la infraestructura vital de México

Las presas que México comparte con Estados Unidos, así como los ductos petroleros, las redes ferroviarias, centrales eléctricas y reactores nucleares están bajo rigurosa vigilancia. Mientras el gobierno federal oculta el número de las instalaciones estratégicas, los planes para prevenir ataques y qué instancias custodian esa infraestructura, Estados Unidos mantiene un estricto control sobre esa información

Nydia Egremy

La instrucción es precisa: obtener información de la infraestructura y recursos instalados y existentes en todo el mundo que sean clave para Estados Unidos. Así lo determina un despacho del Departamento de Estado que envió a sus diplomáticos el 18 de febrero de 2009, identificado con el número 192686 y dado a conocer por Wikileaks. En la lista de 2008, figuran instalaciones fronterizas, como el paso Panamericano, el cable submarino de Mazatlán, Sinaloa; así como la Presa Internacional Amistad, sobre el Río Grande (Río Bravo), entre el Río, Texas y Ciudad Acuña, Coahuila.

La infraestructura estratégica que busca documentar el gobierno estadunidense también comprende minas, empresas farmacéuticas productoras de vacunas contra distintas enfermedades virales, así como firmas productoras de químicos, puentes, puertos, aeropuertos, rutas de ferrocarril, plantas eléctricas, como la principal mina de Bauxita de Guinea, el cable submarino de la Cruz del Sur en Brookvale, Australia, o la presa hidroeléctrica de turbinas y generadores de China.

Esa información, que fluye desde las embajadas estadunidenses en todo el planeta hacia el Departamento de Estado, es sostenida por el Plan Nacional de Protección de Infraestructura (NIPP, por sus siglas en inglés), que también supervisa el Departamento de Seguridad de la Patria. El objetivo de ese Plan es que Estados Unidos “esté a salvo y sea más seguro y resistente” cuando aumente la protección de la infraestructura crítica (CI, por sus siglas en inglés) y de los recursos clave (KR, por sus siglas en inglés).

El argumento del Departamento de Seguridad de la Patria y del Departamento de Estado se sustenta en que la protección de esa infraestructura logrará prevenir, disuadir, neutralizar o mitigar cualquier efecto de los esfuerzos de los terroristas por destruir, incapacitar o explotarlos. Asimismo, fortalecerá la capacidad de preparación de ese país para tener una respuesta oportuna ante cualquier ataque y, posteriormente, una rápida recuperación ante esa agresión, desastre natural u otra emergencia.

En 2008, ambas dependencias realizaron un primer levantamiento de la CI/KR a nivel mundial, bajo la Iniciativa de Dependencias Críticas en el Extranjero, destinada a identificar la infraestructura que, bajo una situación de peligro, afectaría, directa o indirectamente, algún sistema interior de Estados Unidos.

En el despacho de 2009, se pidió a los diplomáticos estadunidenses actualizar ese inventario de forma exhaustiva y se les advirtió que tal procedimiento será anual. Los estadunidenses prestarán atención a la infraestructura que se localiza más allá de las fronteras de su país y cuya pérdida los impactaría de forma crítica en la salud pública, seguridad económica y en la seguridad nacional.


Bajo vigilancia

La instrucción es apremiante, pues hace ver que, “luego de consultar con todas las secciones y agencias –de la propia embajada en el exterior–, reconocerán inmediatamente si existen la CI/KR en el país anfitrión”. Y aunque especifica que esta solicitud “no ha sido consultada con los gobiernos”, se espera recibir respuestas a la solicitud de información cuanto antes.

Aunque el Plan Nacional de Protección de Infraestructura no define cuáles son, desde tiempo atrás se habían dado algunos pasos. Así lo hizo la Directiva Presidencial de Seguridad 7, que definía lo que se entiende por “infraestructura crítica” con base en la Ley Patriota de 2001.

Esa norma describe que se trata de los sistemas y activos, tanto físicos como virtuales, que son vitales para Estados Unidos, pues su incapacitación o destrucción causaría una debilidad en la seguridad, en la economía nacional o en la salud pública. Los llamados “recursos clave” se definen en la Ley de Seguridad de la Patria de 2002 como los recursos públicos o privados esenciales para las operaciones mínimas de la economía y el gobierno estadunidense.

El NIPP identifica 18 sectores de infraestructura crítica y de recursos clave: agricultura y alimentos, base industrial militar, energía, salud pública y asistencia sanitaria. Asimismo, comprende los monumentos e íconos nacionales, bancos y finanzas, agua potable y sistemas de tratamiento para agua; también incluye la industria química, instalaciones comerciales, presas, servicios de emergencia, reactores nucleares comerciales, materiales y desechos. Figuran también los correspondientes a tecnología de la información, comunicaciones, embarque y servicio postal, transporte, instalaciones gubernamentales y manufactura crítica.

El despacho de 2009, dirigido a los diplomáticos estadunidenses que operan en los cinco continentes, les advierte que “es obvio que algunos de estos sectores tienen más componentes internacionales que otros”. Esto significa que ahí es donde debe centrarse su atención. En uno de los 15 párrafos que pormenorizan la información que deben buscar los estadunidenses en el extranjero, se les piden “sugerencias” sobre instalaciones que deben incluirse en el listado de 2008.
Los criterios para determinar si existe infraestructura crítica o recursos clave para Estados Unidos en el “país anfitrión” se apoyan en dos categorías: 1. Ductos físicos: oleoductos, cables submarinos de comunicación y activos muy próximos a la frontera de Estados Unidos. En este caso, estarían las presas o empresas productoras de químicos, cuya eventual destrucción o daño tendría efectos transfronterizos; 2. Busca determinar si el bien o fuente es el único que prevalece en el país anfitrión. Aquí se consideran minerales o químicos críticos para la industria estadunidense o si se trata de un producto que sólo se produce en un pequeño número de países o si ahí se aloja un centro de comunicaciones cuya destrucción interrumpiría seriamente las comunicaciones globales.

De igual modo, considera los nodos críticos de aprovisionamiento (como el Estrecho de Ormuz y el Canal de Panamá), así como cualquier puerto o tierras de embarque en el país anfitrión que son críticas para el funcionamiento de la cadena global de aprovisionamiento.
El cable hace saber a sus funcionarios que el Departamento de Estado no está en busca de información relativa a efectos de segundo orden; es decir, que se relacionen con la moral pública y confianza o efectos de interdependencia que puedan producirse en cascada tras la interrupción en los servicios que prestan esas instalaciones estratégicas.

En todo caso, señala el documento, toda información que recaben los funcionarios debe considerar si cree que la CI/KR puede ser blanco activo o vulnerable. Esta lista de blancos o instalaciones estratégicas debía enviarse a Sharri R Clark, el 20 de marzo de 2009, en notas clasificadas como “secreto no para extranjeros”.


Sitios en México

Mientras la diplomacia estadunidense hace un trabajo de inteligencia efectiva en todo el mundo, en México es muy escasa y poco clara la información relativa al número de instalaciones estratégicas. Hasta 2008, se conocía –sin confirmación oficial– que el gobierno federal tenía un listado de 162; tampoco se conoce su naturaleza, ubicación y a qué instancia corresponde su custodia y resguardo: Secretaría de la Defensa Nacional, Secretaría de Marina (Semar) o Secretaría de Seguridad Pública (SSP).

Aunque hasta ahora se desconoce la cantidad de efectivos de esas dependencias destinados a esa tarea, se afirma que serían 8 mil los desplegados por tierra, aire y mar para evitar ataques contra tales instalaciones. El 17 de febrero de ese 2008, Francisco Saynez Mendoza, titular de la Semar, indicó que sus fuerzas resguardan la nucleoeléctrica de Laguna Verde, las plantas de nitrógeno de Atasta y Dos Bocas en Tabasco, la Sonda de Campeche, ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex), presas y plantas industriales, entre otras.

En esa ocasión, el almirante destacó que, en caso de una emergencia, la Armada de México puede desplazar más de 40 mil elementos en menos de 48 horas. A pesar de esa capacidad de despliegue, sostuvo que el crimen organizado no ataca las instalaciones estratégicas del país, sino que está “dedicado a otros asuntos”; aún así, puntualizó, “debemos estar preparados para contrarrestar cualquier ataque del terrorismo internacional”.

El mecanismo federal para proteger las instalaciones estratégicas del país pudo observarse, luego del 11 de julio de 2007, cuando las fuerzas federales acordonaron las zonas donde se registraron tres explosiones de ductos de Pemex y cuya autoría se adjudicó el Ejército Popular Revolucionario.

Entonces, entró en acción la Dirección General de Instalaciones Estratégicas y Servicios (DGIES), que depende de la Coordinación de Fuerzas Federales de la SSP.

La DGIES genera inteligencia para que la SSP y otras autoridades puedan hacer frente a contingencias y actúen cuando se “sospeche o detecte” la ejecución de ilícitos. Ese órgano posee un banco de datos sobre delitos, personas, operaciones, delincuentes y modus operandi. Y aunque clasifica a los especialistas en robo de equipo y materiales a las instalaciones estratégicas del país, no fue capaz de anticipar los ataques a los ductos de Pemex.

Esa Dirección es parte del grupo de coordinación interinstitucional que integra a las secretarías de Gobernación, Semar, Sedena, Comunicaciones y Transportes, la Procuraduría General de la República (PGR) y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional. El 15 de febrero de ese año, hubo un rumor de amenaza contra instalaciones estratégicas en territorio nacional que, supuestamente, habría lanzado el grupo islámico Al-Qaeda contra México, Canadá y Venezuela –países que surten crudo a Estados Unidos.

De acuerdo con el Reglamento Interior de la SSP (publicado el 28 de abril de 2010), a esa Secretaría le corresponde proponer al presidente de la República la constitución del Grupo Interinstitucional para las Instalaciones Estratégicas. Sin embargo, en una consulta al sitio electrónico de esa dependencia, realizada el 15 de diciembre de 2010, se observó que la DGIES no figura en la “estructura básica” de ese órgano.

En cambio, se asigna esa responsabilidad a la Subsecretaría de Planeación y Protección Institucional, cuyo titular es el general de División Diplomado de Estado Mayor, Javier del Real Magallanes. Este funcionario fue director del Colegio de la Defensa Nacional, comandante de la II Región Militar, director Ejecutivo de Políticas de Seguridad Pública del Gobierno del Distrito Federal y jefe de la Sección II de Inteligencia del Estado Mayor de la Sedena.

Entre las atribuciones de esa Subsecretaría, le corresponden proponer y evaluar los programas de seguridad y vigilancia, así como participar en la aplicación de las políticas que garanticen la seguridad y funcionamiento de las instalaciones estratégicas.

De acuerdo con el Cuarto informe de labores de la SSP, entre el 1 de septiembre de 2008 y el 31 de julio de 2009, apoyó a entidades del sector público y privado que resguardan instalaciones estratégicas. En ese marco, evaluó la seguridad en aeropuertos, centrales hidroeléctricas y termoeléctricas de la Comisión Federal de Electricidad; refinerías, plataformas y terminales marítimas de Pemex.

Refiere que impartió el programa de capacitación Respuesta Inmediata ante Amenaza de Bomba para 571 servidores públicos que resguardan algunas instalaciones, como el Banco de México, el Sistema de Administración Tributaria, la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, la PGR, la Comisión Nacional del Agua y Operadora Mexicana de Aeropuertos, entre otras.


Inteligencia, contra amenaza

En el informe, no se profundiza en la calidad de la inteligencia para prevenir ataques contra las instalaciones estratégicas del país. Además del inventario de los bienes y recursos estratégicos, es fundamental determinar los factores que los califican como tales. Precisamente, ésa es la labor de inteligencia, sostiene José Luis Calderón Arózqueta, coordinador académico de la especialidad en inteligencia para la seguridad nacional del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).

De igual manera, es indispensable contar con una agenda de riesgos de cada una de esas obras de infraestructura y recursos estratégicos, pues así se podrán establecer las medidas de seguridad correspondientes. Para el experto del INAP, la contrainteligencia es una de esas medidas, pues permite adelantarse para evitar o minimizar la ocurrencia de incidentes provocados por personas o grupos hostiles.

Cita Calderón que, desde 1994, se creó el Grupo de Coordinación de Instalaciones Estratégicas, que hasta ahora opera bajo la coordinación de la Policía Federal.

Desde una visión geopolítica, el inventario de sitios estratégicos mundiales, que levantan el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad de la Patria estadunidenses, obedece a la necesidad de defender los intereses de Estados Unidos, afirma Manuel Quijano, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales.

Explica que se trata de “la aplicación del quinto elemento de la política internacional estadunidense: después de la visión geopolítica, geoestratégica, geoeconómica y geosocial, sigue la geomilitar, que es la del Pentágono”. Bajo esa perspectiva, afirma el especialista, Estados Unidos buscará tener mayor presencia en los llamados “países tapones” (como México, en América del Norte; Turquía, en el extremo europeo, o Austria, en el centro europeo), que en un momento le permitirán tener centros de inteligencia para operar desde ahí.

Para el estudioso, la información que ahora se conoce “confirma lo que ya sabíamos: que los centros de inteligencia de sus embajadas necesitan permanentemente monitorear lo que pasa en todos lados”. Este proceso es lo que los estadunidenses consideran como la seguridad global del problema. “Todos hacemos lo mismo”, sostiene el geopolitólogo.

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viernes, febrero 27, 2009

ASF: hay manejo “mañoso y oscuro” del gasto público

El gobierno se autorroba cada día y a cada instante, afirma González de Aragón
Contabilidad mañosa y oscura en el ejercicio del gasto público: ASF
El auditor denuncia subejercicios presupuestales para desviar recursos hacia fines distintos a los aprobados
Los fondos transferidos a estados y municipios, de las áreas más turbias, dice

Juan Antonio Zúñiga
La existencia de subejercicios presupuestales en dependencias y entidades del sector público revela “el exceso de trámites y burocracia, la insuficiencia de proyectos y una evidente incapacidad de ejecución, lo cual provoca que los programas públicos no se cumplan con oportunidad”, afirmó Arturo González de Aragón, titular de la Auditoría Superior de la Federación (ASF).
Al dictar una conferencia magistral sobre las áreas sensibles de opacidad y riesgo de la gestión pública, González de Aragón apuntó que el primero de estos temas “se ubica en la necesidad de instrumentar una contabilidad de carácter patrimonial con sistemas y mecanismos apropiados de registro y control, que eviten las prácticas corruptas y la desaparición constante de los activos”. Cada día y a cada instante, sostuvo, el gobierno se autorroba.
Ante unos 250 integrantes del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), el auditor superior de la Federación apuntó que en los tres niveles, federal, estatal y municipal, el gobierno aprendió a aplicar sistemas contables mañosos, oscuros y discrecionales, similares a los que puso en práctica la quebrada compañía estadunidense Enron.
González de Aragón explicó la mecánica contable, utilizada por los ejecutores del presupuesto de gastos del sector público, para obtener recursos de la Tesorería de la Federación (Tesofe), simular su uso, colocarlos en fondos y utilizarlos con fines distintos para los que fueron aprobados. El Congreso de la Unión, dijo, aprueba recursos presupuestales para unas cosas que son destinados a otras por los responsables de ejercerlos.
Describió: “Siendo que los montos no aplicados se ejercen mediante la expedición de ‘Cuentas por Liquidar Certificadas’, la Cuenta Pública correspondiente registra estos importes como totalmente ejercidos, sin haberse erogado efectivamente. A través de esta práctica irregular, los montos presupuestales no ejercidos, pero sí retirados de la Tesorería de la Federación, son utilizados para incrementar las disponibilidades que, en algunos casos, son excesivas, o bien son canalizados a la creación de distintos fondos, o a incrementar el patrimonio de otros, con el propósito de destinarlos hacia fines distintos de los aprobados”.
El titular de la ASF identificó al uso de los recursos federales que se transfieren a estados y municipios, mediante los ramos generales 23 y 33 del presupuesto, como “una de las áreas más oscuras en materia de transferencia y rendición de cuentas”. A través de sus distintos fondos, los recursos federales transferidos por estos ramos ascienden a unos 400 mil millones de pesos, que representan 21 por ciento del total del gasto federal programable.
La Auditoría Superior, precisó, “ha practicado numerosas revisiones al ejercicio presupuestal de dichos fondos, las cuales han derivado en cuantiosas y recurrentes observaciones asociadas a incumplimiento y laxitud de la norma, así como a deficiencias en el control interno”.
Abundó: “en el caso del ramo general 33, los recursos federales no ejercidos permanecen intocables en los fondos respectivos, con el riesgo de desviarlos hacia fines ajenos a los previstos”. E hizo énfasis en que tanto el decreto del Presupuesto de Egresos de la Federación como la Ley de Coordinación Fiscal no establecen la obligación de reintegrar esos recursos a la Tesorería de la Federación ni tampoco de sujetarse a un plazo para su aplicación.
Por lo mismo, González de Aragón, quien el 12 de marzo dará a conocer los detalles de la Cuenta Pública del primer año de la administración encabezada por Felipe Calderón, manifestó que “es urgente fijar un límite de tiempo para ajercer estos recursos, con el fin de inhibir la discrecionalidad que existe en su uso, y evitar los retrasos y la pérdida de oportunidades que se presentan en la ejecución de las acciones”.
Abundó que también es urgente impulsar una regulación que obligue a reintegrar a la Tesorería de la Federación los recursos federales no ejercidos, “con el fin de evitar desvíos y acumulación de disponibilidades que impiden aplicarlos en necesidades prioritarias”.
El titular de la ASF resumió: “hemos detectado actos de discrecionalidad en la gestión gubernamental, tales como el manejo y aplicación de excedentes petroleros; otorgamiento de donativos, estímulos fiscales, permisos y concesiones; enajenación de bienes; remuneraciones a servidores públicos; recuperación de créditos fiscales; castigo de carteras vencidas; manejo de recursos de derechos de trámite aduanero; administración y manejo de fondos y fideicomisos; así como la entrega de préstamos y donativos a sindicatos, entre otros”.
Por la noche, la Secretaría de Hacienda manifestó que el ejercicio de los recursos públicos es transparente y apegado estrictamente a lo que marca la ley. Declaró que esperará a la recepción oficial del Informe del resultado de la revisión de la Cuenta Pública, que tiene como límite el próximo 15 de marzo, para conocer el detalle de los comentarios vertidos por el auditor, “antes de documentar y aclarar lo contenido en dicho informe”.
La dependencia destacó el “compromiso fundamental” del actual gobierno con la transparencia y rendición de cuentas en el manejo de los recursos públicos, y recordó incluso la reforma hacendaria donde se consideró la Ley General de Contabilidad Gubernamental, cuyo objetivo –dijo Hacienda– es el establecimiento de un sistema contable armónico en los tres órdenes de gobierno y que incluye la contabilidad patrimonial para hacer más eficiente la toma de decisiones administrativas en los gobiernos y transparentar el manejo de los recursos públicos.

jueves, febrero 26, 2009

Casos graves de "contabilidad mañosa" en el gobierno federal: ASF


MÉXICO D.F., 26 de febrero (apro).- En vísperas de la entrega de la Cuenta Pública de 2007, el Auditor Superior de la Federación (ASF), Arturo González de Aragón, acusó hoy a la administración pública federal y a los gobiernos estatales de hacer uso indebido de los recursos no ejercidos, con el fin de evitar su fiscalización."Los subejercicios, cuando no ven (los gobernantes) la posibilidad de ser gastados, los dan por gastados a través de cuentas por liquidar certificadas, y a través de ellas sacan los recursos y los depositan en fondos o fideicomisos, los cuales ya no están sujetos a reglas y no rinden cuentas de la aplicación de estos resultados", detalló.El responsable del órgano fiscalizador ofreció una conferencia en el Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), en la que comparó esa trampa contable en que están incurriendo las autoridades federales y estatales con el gigantesco fraude cometido por directivos de la empresa estadunidense Enron."Ya aprendimos a hacer una contabilidad mañosa, de los Enron, y desgraciadamente está siendo una práctica común en el gobierno federal", dijo.González de Aragón recordó que en la segunda semana de marzo dará a conocer los resultados de la revisión de la Cuenta Pública de 2007, de los que, anticipó, se desprenden casos "graves" en el manejo de los recursos."Es una epidemia, el problema es la magnitud de los recursos", reiteró.Para evitar ese tipo de "mañas", sugirió impulsar una regulación que obligue reintegrar a la Tesorería los recursos federales no ejercidos.