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lunes, diciembre 26, 2011

Negativo saldo centroamericano de 2011

A la pobreza y la corrupción se sumaron la criminalidad y los desastres naturales. La región se mostró incapaz de hacer frente a las emergencias provocadas por fenómenos ligados al cambio climático y lo pagó con decenas de miles de damnificados. Al tiempo, el autoritarismo político podría regresa a la región.

Los desastres naturales, el incremento de la criminalidad, los escándalos por corrupción y los efectos de la crisis económica global dejaron un saldo negativo en 2011 para la región centroamericana.
El área confirmó el riesgo que representa el cambio climático cuando temporales derivados de un sistema de bajas presiones dejaron en pocos días 130 muertos y casi 2 millones de afectados, informó la Unidad Panamericana de Respuesta a Desastres de la Cruz Roja Internacional.
Lluvias intensas ocasionaron una acumulación inusual de agua que causó inundaciones y deslaves, colapsó carreteras y puentes, y anegó viviendas y plantaciones, lo que obligó a declarar estados de emergencia y a pedir ayuda internacional.
El Salvador contabilizó 34 muertos, dos desaparecidos, 24 lesionados, 150 mil damnificados, más de 50 mil evacuados, 18 mil 455 casas sumergidas, 257 escuelas dañadas y más de 1 millón de personas perjudicadas.
El presidente salvadoreño, Mauricio Funes, consideró la lucha contra la vulnerabilidad del país un asunto de vida o muerte.
La Coordinadora para Reducción de Desastres de Guatemala confirmó 38 fallecidos; cinco desaparecidos; 18 heridos; 78 mil 20 damnificados; afectaciones para más de 524 mil 480 personas; y 4 mil 768 viviendas en riesgo (22 mil 685 dañadas, severamente 617 de éstas).
La Comisión Permanente de Contingencias de Honduras registró 18 muertos, 69 mil 119 damnificados, 11 mil 868 desplazados y casi 9 mil albergados, destrozos considerables en cultivos de maíz, ajonjolí, plátanos, yuca (tubérculo), arroz, caña de azúcar y café, y pérdidas millonarias en la producción camaronera.
Nicaragua reportó 13 fallecidos, 134 mil 500 damnificados y cuantiosas pérdidas materiales, en tanto Costa Rica informó de cinco muertos, dos desaparecidos, 12 mil afectados, casi 1 millar de albergados y daños en carreteras y los sectores ganadero, cafetalero, cañero, arrocero y tomatero.
En Panamá y Belice no hubo bajas humanas pero las autoridades atendieron a miles de desplazados por las crecidas.
Paralelamente, durante 2011 Centroamérica reflejó un alza en la criminalidad y presenta la tasa regional de homicidios más elevada del mundo, ascendente a 33.3 por cada 100 mil habitantes.
Ningún país del área escapó a este flagelo, de acuerdo con el Estudio Global de Homicidios de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
En Costa Rica, promovido antes como uno de los países menos violentos, se registra una tasa de homicidios de 11.9 por cada 100 mil habitantes; mientras que Panamá sobrepasa el medio millar de asesinatos en el año.
El triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador) es considerado una de las regiones más peligrosas del mundo debido al tráfico de drogas destinadas al mayor consumidor mundial, Estados Unidos.
Honduras se ha convertido en el país más violento con 82.1 homicidios por cada 100 mil personas, de acuerdo con el informe citado.
El gubernamental comisionado nacional de Derechos Humanos, Ramón Custodio, precisa que la tasa de asesinatos en el territorio supera casi 10 veces la registrada en el mundo, equivalente a 8.8 por cada 100 mil habitantes.
La cifra prevista para finales de 2011 (8 mil) casi triplica la registrada en 2006, cuando se reconocieron 3 mil 118 homicidios, para una tasa de 46 por cada 100 mil habitantes, evocó el sitio digital www.elheraldo.hn.
En ese escenario, dos estudiantes fueron asesinados por policías; el escándalo llevó a la detención de 176 uniformados corruptos y a la remoción de jefes como parte de una depuración del cuerpo de seguridad.
El Salvador ocupa el segundo lugar de mayor violencia en el mundo, con una tasa de 66 por cada 100 mil habitantes, en tanto, Belice (41.7) y Guatemala (41.4), respectivamente, ocuparon el sexto y séptimo puesto, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
A ello contribuyen el narcotráfico, la proliferación de pandillas o maras y la existencia de más de 600 mil armas sin control dispersas en una región donde regímenes militares libraron guerras genocidas en la década de 1980.
Dichos episodios bélicos deterioraron progresivamente las condiciones de vida de la población y los gobiernos, aferrados a recetas neoliberales dictadas por el Fondo Monetario Internacional, dejaron de atender a los sectores más vulnerables, lo que incrementó progresivamente el nivel de pobreza.
En esa coyuntura incidió sobre Centroamérica la actual crisis económica global y disminuyó el comercio con Estados Unidos, que es su principal mercado, deprimiéndose más los recursos del área.
Hoy la región vive una situación límite en cuanto a violencia y ello espanta las inversiones e impacta en la economía y la débil institucionalidad estatal, indica el medio digital costarricense www.informa-tico.com.
Pese a ese complejo marco, Centroamérica vivió dos procesos electorales en el año que finaliza.
En Nicaragua fue reelecto para un nuevo mandato el sandinista Daniel Ortega, quien por el éxito de sus políticas sociales mereció un 24 por ciento más de aceptación y ganó la mayoría parlamentaria, con 56 diputados.
Ante la imposibilidad de deslegitimar el proceso, los opositores provocaron disturbios, lo que ocasionó cuatro muertos y 46 policías heridos, de acuerdo con cifras oficiales.
Paralelamente, en Guatemala hubo que celebrar segunda vuelta y retornó al poder el exmilitar Otto Pérez Molina, del conservador Partido Patriota.
De acuerdo con el Diario de Centro América, esa elección reflejó el anhelo de muchos de combatir la criminalidad, aunque recelen de su pasado castrense.
En materia de integración, la región obtuvo un gran avance al celebrar en El Salvador la cumbre del Sistema de la Integración Centroamericana y la Comunidad del Caribe (Caricom).
El encuentro definió la relación entre ambas regiones como de carácter estratégico, asentó más los nexos económicos y estableció las bases políticas para un acuerdo comercial entre ambos esquemas integracionistas.
Ambas partes manifestaron su solidaridad con Haití, devastado por un terremoto en enero de 2010, donde aún viven en tiendas de lona 580 mil personas y 6 mil murieron en 2011 por una epidemia de cólera.
Los dos bloques exigieron a la comunidad internacional cumplir sus promesas de financiar la reconstrucción de ese país y elaboraron un plan de acción conjunto para la gestión responsable de los recursos pesqueros del Caribe.
También apoyaron la idea del presidente dominicano, Leonel Fernández, de llevar ante la ONU una propuesta para frenar la especulación en los precios del petróleo y los alimentos en los mercados financieros internacionales.
Además, acordaron promover el intercambio de experiencias y la cooperación técnica entre fuerzas policiales para avanzar en el combate a la violencia, la inseguridad y el narcotráfico.
Asimismo, decidieron colocar las iniciativas ambientales como puntos fundamentales para las dos áreas, pues el cambio climático genera peligros comunes.
Caricom lo componen Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Belice, Dominica, Granada, Guyana, Haití, Jamaica, Montserrat, Santa Lucía, San Cristóbal y Nieves, San Vicente y las Granadinas, Surinam, y Trinidad y Tobago; mientras el Sistema de la Integración Centroamericana está integrado por Honduras, Nicaragua, Panamá, El Salvador, Belice, Guatemala y Costa Rica.

sábado, noviembre 26, 2011

Mauricio Funes un agente de la CIA

Ex-general sustituye líder del FMLN en gabinete de seguridad de El Salvador, mientras Washington expande su guerra contra las organizaciones progresistas en todo América Central.

Ayer, el presidente de El Salvador Mauricio Funes juramentó al general en retiro David Munguía Payés como el nuevo Ministro de Justicia y Seguridad Pública después del renuncio repentino de Manuel Melgar del cargo el 8 de noviembre. El nombramiento provocó desacuerdo abierto de organizaciones sociales salvadoreñas que lo consideran una violación de los Acuerdos de Paz firmados en 1992 que terminaron la Guerra Civil en el país y cambiaron la seguridad pública de una administración militar a una civil.


Aunque el Presidente Funes haya negado la "influencia de gobiernos extranjeros" en el cambio en su gabinete, Roberto Lorenzana, el vocero del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, el partido oficial de izquierda, dijo "Es una decisión que no la tomó el Presidente de la República, él será simplemente un vocero, es una decisión que se tomó en algún lugar de la capital de Estados Unidos."


Un cable de Wikileaks de la embajada estadounidense en San Salvador muestra la aparente desaprobación de Washington para Melgar -un comandante del ejército guerrillero del FMLN durante la Guerra Civil del país que duró 12 años- desde su nombramiento. En el cable de 2009, el funcionario de la embajada estadounidense advierte que los fondos para la Iniciativa Mérida, uno de los programas de la "Guerra contra las drogas, la tapadera que utiliza la CIA" de los Estados Unidos en México y América Central, dependerían de la orientación de Washington sobre como mejor trabajar alrededor de Melgar"


Según el periódico digital El Faro, los Estados Unidos finalmente forzó la salida de Melgar a ejercer presión con otro programa internacional, el Asocio para el "Crecimiento" Lo que no nos dicen ¿es a qué crecimiento se refieren?; El Salvador es uno de cuatro países en todo el mundo seleccionados por los Estados Unidos para este nuevo programa. Las fuentes de El Faro en el Ministerio de Seguridad afirman que la sustitución de Melgar fue una condición para oficializar el Asocio para el "Crecimiento", oficialmente firmado apenas cuatro días antes del renuncio de Melgar. El informe inicial del programa identifica la violencia y el crimen como las restricciones principales al crecimiento económico en El Salvador, así transformando lo que los Estados Unidos ha públicamente llamado un programa de desarrollo en los cementerios, y otra iniciativa de seguridad.


"Es vergonzosa la manipulación tan descarada de los Estados Unidos en este momento en los asuntos internos de El Salvador," dijo Alexis Stoumbelis del estadounidense Comité en Solidaridad con el Pueblo de El Salvador, llamando la aparente intervención estadounidense que forzó el renuncio de Melgar, "una grave violación de la soberanía nacional de El Salvador y una maniobra deliberada para secuestrar el aparato de seguridad de El Salvador para servir la agenda estadounidense de re-militarizar América Central bajo la excusa de luchar contra las drogas.


Munguía Payés ha desempeñado como Ministro de Defensa desde que el presidente Funes tomó posesión en junio de 2009. Se retiró de la carrera militar este año, causando rumores que se retiró para poder postularse para la presidencia en 2014, así que la ley salvadoreña requiere que candidatos tengan un mínimo de tres años como civil. Sobre el nombramiento de Payés, el vocero del FMLN Roberto Lorenzana anunció, "no goza del respaldo nuestro, no goza del respaldo de la mayoría de las fuerzas políticas del país" y advirtió sobre el riesgo que El Salvador caiga presa de la tendencia de expansión militar en la región.


Líderes militares están consiguiendo influencia de nuevo en gobiernos centroamericanos, prometiendo políticas de "mano dura frente a las protesta populares", y pide más armas, más soldados y tecnología avanzada para luchar contra el narcotráfico y el crimen; crimen que ellos mismos organizan, para justificar la represión y el recorte de libertades democráticas, todo una ganancia para los contratistas militares de los Estados Unidos como Northrop Grunman y Blackwater, algunos de los principales beneficiarios de los fondos de la Iniciativa Mérida en México, y todo un impulso a la influencia del Pentágono en América Latina.


Algunos, incluyendo Otto Pérez Molina, el presidente electo de Guatemala, tienen fuertes vínculos a los crueles régimen de derecha de los años 80s que fueron respaldados por los Estados Unidos. Según el Secretario Municipal de Juventud de San Salvador del FMLN, Adalberto Elias, "No es casualidad que el presidente electo en Guatemala sea un general acusado de genocidio, el nuevo Ministro de Seguridad en El Salvador sea un general en retiro, y que el militar que dirigió el golpe de estado [Romeo Vásquez] se esté postulando como candidato presidencial en Honduras."


Stoumbelis agregó que a través del proceso de los Acuerdos de Paz en 1992, "el pueblo de El Salvador tomó pasos concretos para desmilitarizar las fuerzas de seguridad pública, avances a que ahora la intervención estadounidense disfrazada como asistencia económica y de seguridad está haciendo retroceder. CISPES continuará llamando a nuestro gobierno a respetar la soberanía del pueblo salvadoreño y quedarse afuera de sus asuntos internos."

domingo, junio 05, 2011

La invasión mexicana

Calderón y García Luna. Su guerra contra el narco.

Jorge Carrasco Araizaga

CIUDAD DE GUATEMALA, 5 de junio (apro).- La “guerra a las drogas” de Felipe Calderón y la expansión de los cárteles mexicanos como empresas delictivas transnacionales está causando estragos en la imagen de México en el exterior.

La matanza de 27 campesinos en la comunidad de La Libertad, en el Departamento del Petén, Guatemala, a manos de un grupo de sicarios mexicanos y guatemaltecos pertenecientes al cartel de Los Zetas ha servido para inflamar el antimexicanismo en Guatemala.

Agraviados de por sí por el maltrato a sus connacionales que pasan por México en su migración hacia Estados Unidos, los guatemaltecos tienen más motivos para mirar con desconfianza hacia los mexicanos desde la masacre ocurrida el 15 de mayo en la frontera con México.

Los medios de comunicación desplegaron una intensa campaña para insistir en los efectos de la presencia de los narcotraficantes mexicanos en Guatemala. La prensa escrita, la radio y la televisión mencionan insistentemente a los “zetas mexicanos”, a la “violencia mexicana” y, en el extremo, “la invasión” mexicana a Guatemala.

Más preocupante aún es la presencia que Brasil está adquiriendo en esta frontera. Los brasileños están construyendo una carretera que llegará a las puertas de México, por donde dicen en esta nación les entra la violencia.

Ese discurso es alimentado por la clase política en medio de la campaña de la elección presidencial del próximo 11 de septiembre. Aunque se trata de mensajes para el consumo interno, “el narco mexicano en Guatemala” es un tema entre los candidatos presidenciales.

El propio presidente Álvaro Colom ha intentado chantajear al Congreso en un intento de obtener más recursos para seguridad, pues dice que si Calderón no ha podido con el narco en México, qué se puede esperar en Guatemala.

En el contexto de la “guerra de Calderón”, el discurso maniqueo subraya que la violencia asociada al narcotráfico en Guatemala es resultado del “efecto cucaracha” de las acciones emprendidas por México, cuando en realidad la expansión del narcotráfico responde a una dinámica económica en la que se disputan los ingresos ilegales del tráfico de estupefacientes y de otras actividades de delincuencia organizada.

Más allá de la utilización política, en algunos sectores de este país hay una auténtica preocupación y temor por la expansión del narcotráfico mexicano, particularmente de Los Zetas y sus enfrentamientos con los grupos locales aliados al cartel de Sinaloa que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán.

Además de algunas poblaciones que han sido controladas por el narcotráfico, el terror es manifiesto entre los fiscales o ministerios públicos, luego de que uno de ellos, Allan Stowlinsky fuera descuartizado en la ciudad de Cobán, al día siguiente de la matanza de la vecina Petén, en represalia por participar en varias acciones contra el narcotráfico.

Al igual que en muchas comunidades de México, la sociedad guatemalteca ha convivido por años con narcotraficantes sacando provecho del tráfico ilícito de drogas, ante las condiciones de pobreza y la ausencia institucional. La violencia extrema no es nueva en Guatemala. Los 36 años de guerra civil dejaron miles de muertos, desaparecidos y torturados y dejaron como herencia una sociedad armada en extremo.

El cese del conflicto armado también dejó una “infraestructura de la violencia” aglutinada en fuerzas privadas de seguridad en manos de militares retirados que suman más de 150 mil hombres, casi cinco veces superior a la fuerza combinada del Ejército y las Fuerzas Armadas.

En el contexto de extrema debilidad institucional en el que la propia Fiscal General del Estado, Claudia Paz, reconoce la ausencia del Estado en vastas zonas del territorio guatemalteco, no sorprende la presencia de los narcotraficantes mexicanos, que de por sí llevan varios lustros protegidos por autoridades locales.

Como una actividad transnacional, los narcotraficantes mexicanos necesitan socios locales y en Guatemala los tienen en todo el territorio. La presencia del Chapo, los Zetas y el Cartel del Golfo no se explica sin esa protección y connivencia.

Pero la imagen de violencia que México le ha dado al mundo durante el gobierno de Calderón ha causado estragos en la consideración hacia lo mexicano en el extranjero.

Durante los conflictos armados que padecidó en el último tercio del siglo pasado, Centroamérica tuvo a México como un referente en la búsqueda de la paz. Hoy México es sinónimo de violencia, y sus vecinos, que tienen incluso una historia más sangrienta, lo ven de menos y voltean cada vez más hacia el sur, en particular a Brasil.

miércoles, junio 01, 2011

Cárteles mexicanos ahora compran armas en Centroamérica: ministro salvadoreño

David Munguía, ministro de Defensa salvadoreño.

La redacción

MÉXICO, D.F., 1 de junio (apro).- Los cárteles mexicanos del narcotráfico no sólo se abastecen de armamento en Estados Unidos, ahora también Centroamérica les representa un nuevo mercado para surtirse, denunció David Munguía, ministro de Defensa salvadoreño.

En una entrevista concedida al Canal 33 de la televisión salvadoreña, el general sostuvo que “los cárteles que operan en el sur de México -y también los que operan en Guatemala-, están tratando de abastecerse de armamento del área centroamericana”.

Detalló que los cárteles que dominan la parte norte de México se surten de armamento de Estados Unidos, pero también han establecido en Centroamérica una línea de retaguardia para su aprovisionamiento de poder de fuego.

Ese fenómeno, indicó Murguía Payés, obliga a una urgente respuesta regional “pues el crimen organizado, el narcotráfico, las pandillas tienen tantos recursos que los Estados se ven con muchas dificultades para poder contrarrestar su accionar”.

El ministro salvadoreño reveló incluso que el servicio de inteligencia militar desbarató el lunes pasado la venta de tres fusiles M-16, mochilas y uniformes, a cárteles de la droga en Guatemala.

“Algunos civiles querían comprar fusiles y estos civiles son los que proveen de armamento a algunos grupos delincuenciales en Guatemala. Nosotros creemos que están relacionados con los cárteles de la droga y, específicamente, con Los Zetas”, apuntó.

Las armas fueron encontradas al interior de un vehículo que conducía una oficial que había desertado del Ejército en diciembre de 2010.

Un ingeniero, el supuesto comprador de las armas, fue detenido en la acción.

Ambos fueron arrestados cuando salían en vehículos diferentes de un centro comercial de la capital salvadoreña.

De acuerdo con el general Munguía, el incidente ocurrió cuatro días después de que el Ejército detuviera a dos suboficiales y cuatro soldados que pretendían robar mil 812 granadas de mano para venderlas al crimen organizado, las pandillas y narcotraficantes en Guatemala.

Finalmente, resaltó que el Ejército salvadoreño reforzó su servicio de inteligencia desde 2009, luego de la desaparición de tres fusiles M-16 del comando de fuerzas especiales. Un capitán en retiro se declaró culpable de terrorismo el mes pasado en Virginia, Estados Unidos, por intentar vender esas armas a las rebeldes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

mav.

sábado, febrero 19, 2011

Agencias de EU y Europa aumentan en AL

En México, Centroamérica y el Caribe, el crimen organizado acumuló más poder. Esto se manifiesta en la compra de funcionarios gubernamentales por los grupos delictivos y el auge de la violencia. En esta región, la presencia estadunidense y de las exmetrópolis, como Francia y Gran Bretaña, se manifiesta en un amplio despliegue naval y la intensa acción de sus agencias de seguridad, revela informe de la Fundación Friedrich-Ebert.

Nydia Egremy

En América Latina se observa una situación preocupante por los múltiples y diversos problemas de seguridad, en los que confluyen amenazas de índole global, regional y pública. Esto pone en peligro la estabilidad interna y externa de varios países de la región, e incide especialmente en aquellos que, aunque poseen gobiernos democráticamente legítimos, son institucionalmente débiles en el ejercicio de la gobernabilidad. Así lo estima el Anuario 2010 seguridad regional en América Latina y el Caribe que difundió en enero de 2011 la Fundación Friedrich-Ebert (FFE).

La fragilidad de los sistemas democráticos en América Latina y el Caribe tiene un impacto en la seguridad de los países y, particularmente, en la sociedad civil. La conflictividad se incrementa en la subregión andina con los conflictos entre Venezuela y Colombia –que rompieron relaciones diplomáticas en julio de 2010– y los roces entre Ecuador y Colombia.

Otro factor que tensa las relaciones entre los gobiernos y atiza conflictos es el combate al narcotráfico. Las políticas internas en los países donde este fenómeno se expresa con mayor intensidad, como México y los países del triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador), viven fenómenos de “militarización necesaria”, según sus gobernantes. Esto ocurre por la fortaleza de los cárteles, como en México, o por las maras, en Guatemala, Honduras y El Salvador.

La falta de capacidad de reacción y la percepción de vulnerabilidad frente a los retos de la seguridad aumentan la tendencia autoritaria en los sistemas políticos y el retroceso del estado de derecho. Al mismo tiempo, ponen en riesgo las relaciones cívico-militares y favorecen que se legitimen los esfuerzos unilaterales externos de solución. Particularmente, describe el informe, la creciente inseguridad e impunidad ponen en peligro la confianza de los ciudadanos.

El diagnóstico de la FFE, producto de las investigaciones que realizaron sus 10 oficinas en la región, estima que sólo con seguridad se promueve el desarrollo y que las diferentes crisis de seguridad no se resolverán sin la participación de los actores políticos y su cooperación con la sociedad civil. Sólo así estará preparada la región para responder a los desafíos de la seguridad en América Latina y el Caribe.

En general, durante 2009 se observó que las dinámicas geopolíticas en esta región mantuvieron las profundas diferencias ideológicas entre los países en cuanto a sus concepciones de seguridad y defensa. Asimismo, se notó que los sistemas democráticos son muy vulnerables y que el crimen organizado trasnacional es la amenaza más compleja que enfrentan los Estados.

Según el Anuario 2010 de la FFE, los conflictos interestatales tradicionales no evolucionarán a confrontaciones militares. En cambio, sí prevé que se focalicen las tensiones fronterizas, además de que en algunos países, especialmente en Suramérica, se manifieste un rearme importante. En general, el estudio sostiene que se debe fortalecer la democracia en la región y esto pasa, necesariamente, por abordar los temas nuevos y tradicionales de la agenda de seguridad y defensa.


Auge del crimen organizado

El crimen organizado trasnacional se consolida como una de las amenazas más serias a la seguridad y la defensa de América Latina y el Caribe. Aunque no se limita al narcotráfico, esta expresión es la más visible y oculta la magnitud de otros problemas, como el tráfico de migrantes que se vincula con la trata de personas. La acción del narcotráfico impacta en todos los países y, por ello, es un problema de interés inmediato para Estados Unidos.

El Anuario 2010 de la FFE aprecia que ahora, en toda América Latina y el Caribe, están en marcha procesos de alianzas criminales entre elites locales, regionales, incluso nacionales. Los actores del crimen organizado “minan o capturan a los Estados, con lo que reducen su capacidad de controlar el territorio y cumplir sus funciones de provisión de servicios públicos, así como garantizar los derechos de sus ciudadanos”.

Las propuestas viables para fortalecer las instituciones regionales son escasas. El documento cita como un caso interesante el de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), cuyo modelo de intervención de baja intensidad –desarrollado por la Organización de las Naciones Unidas– partió de reconocer que el país centroamericano es un Estado débil y se debe fortalecer.

En México, Centroamérica y el Caribe, el crimen organizado acumuló más poder. Esto se manifiesta en la compra de funcionarios gubernamentales por los grupos delictivos y el auge de la violencia, cita el diagnóstico de la FFE. Por ello, los miles de muertos en México que deja la guerra entre cárteles en Ciudad Juárez, en la frontera con Texas, Estados Unidos. Esta localidad “está sitiada por las ejecuciones y hoy se considera la ciudad más peligrosa del mundo”, con homicidios que ascienden a más de 150 por cada 100 mil habitantes.

De igual forma, el estudio señala que El Salvador, Guatemala, Honduras y Jamaica están cercados por la delincuencia común y callejera, al tiempo que los gobiernos cambian las leyes para autorizar el empleo de las fuerzas armadas para combatir a las pandillas.


Narcoamenaza contra México

El apartado del Anuario sobre México describe que en la primera década del siglo XXI, la violencia desatada por los cárteles del narcotráfico se convirtió en la amenaza más importante para la seguridad de la nación y el Estado en México. Este fenómeno evidenció las debilidades del gobierno para hacer efectivo el estado de derecho y combatir con eficacia las actividades de los grandes cárteles respeto de los derechos humanos.

Aumentó el número de ciudades con alta incidencia de actividad criminal, sobre todo en el Norte del país, como Ciudad Juárez, Tijuana, Nuevo Laredo, Reynosa, Matamoros y Monterrey. Constantemente se descubre que funcionarios de la policía, de los sistemas de justicia y penal, y hasta autoridades políticas de alto nivel y militares están involucrados en casos de corrupción.

El combate al narcotráfico divide las opiniones en México. Hay quienes afirman que las fortalezas del Estado mexicano se impondrán sobre sus debilidades y que el éxito de la estrategia presidencial apenas comienza a verse. Para otros, el esfuerzo gubernamental es un fracaso y el auge del narcotráfico es el indicador principal de la incapacidad del gobierno en otros frentes de la gestión presidencial.

Tal diagnóstico, según el Anuario 2010 de la FFE, se hace desde la hipótesis de que la actual “guerra” es fallida” y no tiene fin. Los que comparten la idea de la “guerra fracasada” emplean como indicador fundamental la violencia entre los seis principales cárteles y el balance de más de 30 mil muertos durante la gestión de Felipe Calderón.

En este tema, es determinante la amplia y compleja agenda de seguridad que México tiene con Estados Unidos. Ambos gobiernos reconocen sus propias responsabilidades, de ahí el diseño de la Iniciativa Mérida en la que ambos países “han logrado sortear los prejuicios nacionalistas”, principalmente en sus Congresos.

Crimen organizado amenaza al Caribe

El documento de la FFE aporta una mirada a una subregión poco analizada en México: el Caribe. Sostiene que la presencia de Estados Unidos es el factor de seguridad más importante en la cuenca caribeña; ahí busca fortalecer la cooperación contra el narcotráfico con la Iniciativa Mérida, que incluye la República Dominicana y Haití.

Esta decisión se apoyó en que, según la agencia antidrogas estadunidense, detectaron que los narcotraficantes colombianos volvieron a emplear la ruta caribeña, debido al cerco naval “que se fortalece en México”, cita el Anuario.

En el Caribe, también predomina la presencia naval de Estados Unidos, que se concreta a través de la Guardia Costera y el Comando Sur. Ambos cuerpos ejercen una tutela de facto que supera la capacidad de cualquier otra fuerza armada subregional (incluidas las de Venezuela, Cuba, Colombia o México). De igual forma, en la cuenca caribeña tienen presencia flotas de guerra, desplegadas permanentemente, de otras potencias globales: Gran Bretaña, Francia u Holanda.

Entre los fenómenos de inseguridad más graves, está la ola criminal. En 2009, un reporte de The Economist señaló que la expansión del tráfico internacional de drogas institucionalizó el comportamiento criminal en los países caribeños, lo que incrementó los crímenes favorecidos por la disponibilidad de armas de fuego.

Este fenómeno afecta particularmente a Jamaica, que presenta la tercera tasa más alta de homicidios a nivel mundial, con más de 60 por cada 100 mil habitantes. Le siguen Haití, Trinidad y Tobago, Puerto Rico y República Dominicana. La debilidad de los gobiernos locales y sus limitados recursos para hacerles frente los obligan a utilizar intensivamente a las fuerzas armadas, una tendencia similar a la de América Central y México.

Esto ocurre a pesar de que existen experiencias positivas en seguridad y defensa, la mayoría de ellas en el seno de la Comunidad del Caribe, y cuyo rol se centró en atender conflictos electorales graves, así como delimitación de espacios marítimos o disputas por derechos de pesca.

Cuba es un actor fundamental en el Caribe. El Anuario 2010 describe que las fuerzas armadas de ese país permanecen con una capacidad “aceptable” de defensa, sobre todo para hacer frente a las llamadas nuevas amenazas, como el crimen organizado.

Advierte que, “en ningún documento de flujo de drogas, figura esta isla como un corredor importante” y reconoce que sus fuerzas armadas colaboran con la Guardia Costera estadunidense para el control de las drogas y de los migrantes. Sin embargo, señala que su doctrina de defensa mantiene la percepción de que la amenaza fundamental de Cuba es el “imperialismo estadunidense”.

Ingobernabilidad en Centroamérica

Las mayores amenazas a la seguridad centroamericana son la delincuencia y el crimen organizado. Estos fenómenos se expresan desde hace 10 años en la alta violencia social y delictiva, intensa inseguridad ciudadana, frágiles estados de derecho y aplicación de política de mano dura.

De acuerdo con este documento, el panorama de seguridad de Centroamérica se transformó notablemente por los cambios en el perfil de sus presidentes, así como por el golpe de Estado en Honduras (el 28 de junio de 2010).

En El Salvador, Mauricio Funes, postulado por la exguerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional, ganó la Presidencia el 15 de marzo de 2009. Su política de seguridad pública se considera conservadora y continuadora de las políticas de mano dura que impulsaron los gobernantes de la Alianza Republicana Nacionalista, el partido que gobernó durante varios años.

El alarmante aumento de los índices de criminalidad llevó a Funes a anunciar la Acción Central de la Policía Nacional Civil en los municipios más importantes del país. Esa política detecta dónde se concentra la violencia y ahí despliega cuerpos combinados del ejército. El 3 de noviembre de ese año, aumentó el número de militares en la policía e instaló retenes En mayo de 2010, dispuso a elementos militares en los centros penales para eliminar “la corrupción interna y la compra de voluntades”.

La elección de Ricardo Martinelli como presidente de Panamá, el 3 de mayo de 2009, dio un giro significativo a la política exterior de ese país en las últimas décadas. Su gobierno se acercó significativamente a la política de Estados Unidos, Colombia y México en el combate al narcotráfico.

En Honduras, el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya sacudió la región y resto de América Latina. Este hecho evidenció la fragilidad de las instituciones democráticas en el conjunto del hemisferio, además de que dividió la región. Óscar Arias, de Costa Rica, apoyó en un inicio el retorno de Zelaya, pero más tarde ese país y Panamá reconocieron los resultados de la elección en la que triunfó Porfirio Lobo como presidente de Honduras. El triunfo más importante del hondureño fue la reinserción de su país en el Sistema de la Integración Centroamericana en julio de 2010.

Laura Chinchilla ganó la presidencia de Costa Rica el 7 de febrero de 2010. Considerada experta en temas de seguridad, reafirmó su compromiso para abatir la criminalidad mediante acciones preventivas y sociales. También confió en la cooperación con México y Colombia para combatir el narcotráfico.

En América Central, Guatemala es el país con más incremento en los niveles de ingobernabilidad por los constantes cambios de funcionarios del sector seguridad (principalmente el Ministerio de Gobernación). Al igual que El Salvador y Honduras, Guatemala es asolada por la violencia de las maras y la inseguridad, que se agrava frente a la creciente tasa de feminicidios y de homicidios sin precedentes.

Su frontera con México es un espacio de inseguridad en el que han penetrado los cárteles mexicanos para comerciar con la cocaína que proviene de Colombia. El informe de la FFE afirma que este corredor es cada vez más empleado por la efectividad del cerco naval que ha delimitado la Armada de México y que obliga a desembarcar los cargamentos de droga en ese territorio antes de que lleguen a las costas mexicanas.


EU pierde hegemonía

Estados Unidos ya no es la mayor influencia en la región. La política de la administración de Barack Obama hacia América Latina y el Caribe no se diferencia de la que mantuvo su antecesor. A pesar de algunos “ajustes en el estilo”, como una tendencia hacia el multilateralismo y las soluciones concertadas, los temas prioritarios de Washington hacia esta región son el narcotráfico y la migración indocumentada.

Ese interés de Estados Unidos se traduce en México en la búsqueda de mayor cooperación mediante la Iniciativa Mérida. De igual forma, para Centroamérica se traduce en la creciente preocupación de Washington por los “Estados débiles”.

Mientras la política exterior de Estados Unidos se marca con estas variantes, hacia el interior de ese país se observan ciertos indicios de flexibilidad respecto de su política de drogas: varios estados han despenalizado, en diversas medidas y niveles, la posesión y consumo de mariguana. Además, a fines de 2009 se estableció la Comisión sobre Política de Drogas en el Hemisferio Occidental para evaluar la política estadunidense frente a la reducción y prohibición de la demanda de drogas.

Futuro incierto para 2011

Catalina Niño Guarnizo, coeditora del Anuario 2010 de la seguridad regional en América Latina y el Caribe, de la Fundación Friedrich-Ebert, hace un ejercicio de prospectiva en 2011 para Contralínea. Observa que el crimen organizado –tema clave en México– probablemente se mantenga “fuerte y generando altos niveles de violencia”. Cita como ejemplo el asesinato de dos personas de alto nivel, ocurrido recientemente en Colombia. En su opinión, este hecho evidencia que el narcotráfico vuelve a tener el control en ciertas zonas de aquel país.

Esta dinámica también se presenta en Centroamérica, donde el crimen organizado y el narcotráfico “seguirán afectando a la región”, sobre todo en el triángulo del Norte (Guatemala, Honduras y El Salvador) y en algunas islas del Caribe. Esta situación obedece a la debilidad institucional de algunos de esos países que facilita el negocio que representa la ilegalidad, “por lo que es muy difícil romper el círculo vicioso de corrupción y narcotráfico”, aprecia Niño Guarnizo.

Para 2011, la investigadora considera que es poco probable que haya cambios significativos. Para Suramérica observa que, en términos geopolíticos, las relaciones entre Colombia, Venezuela y Ecuador se mantendrán estables. Brasil, un país con gran liderazgo político en esa zona, estará en plena consolidación, por lo que las agendas multilaterales en la región avanzarán lentamente.

Para el investigador y politólogo Pablo Celi, es evidente que uno de los efectos de la actual estrategia ha sido el incremento de la violencia, por lo cual tiene poca sostenibilidad como política de seguridad a largo plazo. Por ello, agrega que esto tendrá “efectos de desgaste en su legitimidad y un alto costo político”.

Celi describe que la relación México-Estados Unidos tiene particularidades, aunque también una regularidad en el tiempo que no son comparables con otras en la región ni inciden en otras relaciones bilaterales. Define que los parámetros de esta relación son muy estables, de ahí que sea previsible que se mantenga a pesar de cambios en los gobiernos de cualquiera de los dos países.

Apunta que las relaciones de México con Cuba y Venezuela “son prácticamente nulas”, pues carecen de ámbitos de interés común y no se perciben elementos que las modifiquen sustancialmente. En contraste, el investigador observa que aunque la actual política exterior y de seguridad de Colombia tiene elementos en común con México, actualmente se orientan más en reestructurar su inserción subregional en Suramérica.

Carrera armamentista en América Latina y Caribe

Con el argumento de la modernización de su equipo militar, los gobiernos sustentan el incremento en las adquisiciones. Con excepción de México –que ocupa el cuarto lugar–, los mayores compradores de armas son Brasil, Colombia, Chile y Venezuela, de acuerdo con el informe de 2009 del Stockholm International Peace Research Institute. Datos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres indican que Venezuela, después de Chile, es el mayor comprador de armas en América Latina.

A Estados Unidos le preocupa que parte de ese armamento se desvíe hacia las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. Por esa razón, vino un impasse con el gobierno de Suecia en 2009 para la adquisición de lanzacohetes por Venezuela.

Los principales proveedores de armas para esta región, según el Anuario 2010, son Estados Unidos, Alemania, España y Francia. En Suramérica, se señala a la Federación Rusa, China, Irán y Bielorrusia. Por la tendencia a diversificar su provisión de armamentos, el Anuario advierte que Venezuela desarrolla dinámicas que generan nuevas relaciones de dependencia, particularmente con Rusia.

En 2009, Venezuela cedió a Ecuador seis aviones Mirage 50 que desincorporó de su Fuerza Aérea.

También se debe considerar que en América Latina y el Caribe, hay tres procesos importantes: 1) El desarrollo de industrias militares en la región, donde Brasil es el principal proveedor; 2) La presencia creciente del tema nuclear, como la compra de submarinos de propulsión nuclear por Alemania y Brasil, así como la pretensión de Venezuela e Irán por lanzar proyectos de energía nuclear con fines pacíficos; 3) El del tráfico de armas ligeras que tiene una relación directa con la violencia urbana.

Organismos propios

El Anuario 2010 de la Fundación Friedrich-Ebert también descubre que en algunos gobiernos de América Latina y el Caribe se presenta un proceso de creación de nuevos organismos multilaterales de diálogo político, así como de seguridad y defensa sin la participación de Estados Unidos y Canadá. Tal es el caso de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) y el Consejo de Defensa Sudamericano (CDS), que, atiende desde una visión multilateral, los conflictos entre los países miembros.

Hasta ahora, el CDS abordó problemas que ya trató con anterioridad la diplomacia de alto nivel, con la actuación notable de Brasil, un país “clave” para crear e impulsar la Unasur y el CDS. Sin embargo, destaca que el liderazgo de ese país suscita diferencias con Argentina y Venezuela.

Otras instituciones multilaterales que se multiplican en la región son la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos, el Mercado Común del Sur, la Comunidad Andina de Naciones, el Sistema de Integración Centroamericana, la Comunidad del Caribe. En medio de ellas, la Organización de Estados Americanos es vista como un organismo que “no ha llevado realmente a una mayor integración” regional.

A futuro, es difícil pronosticar cuál será el desempeño de esos nuevos mecanismos. Algunos observadores regionales, cita el Anuario, señalan que tal proliferación parece ser un indicio de las debilidades de los procesos existentes.

Fuente: Contralínea 220 / 13 de febrero de 2011

lunes, septiembre 29, 2008

Desidia de las multinacionales agroexportadoras en Centroamérica

Isabel Soto Mayedo; Email: serviex@prensa-latina.cu

Los pueblos centroamericanos conocen como pocos lo nocivo del Nemagón y del Fumazone, agroquímicos aplicados fundamentalmente por cinco multinacionales agro- exportadoras del Norte en las plantaciones bananeras de la región.

Técnicos de las Shell Oil Company y de la Dow Chemical demostraron los efectos tóxicos de estos productos, empleados por filiales y subsidiarias de la Standard Fruit Company, Dole Food, Chiquita Brands y Del Monte.

El Dibromo Cloro Propano o DBCP, fórmula química base de ambos insecticidas, surgió en laboratorios estadounidenses en los años sesenta del siglo XX y es usado por varias multinacionales en Latinoamérica pese a su prohibición en ese país, en 1979.

De acuerdo con el investigador español Vicent Boix, desde entonces es conocido que el tóxico provoca cáncer de pecho, testicular, estomacal, renal, duodenal, de matriz y uterino; esterilidad, malformaciones genéticas y otros trastornos.

Sólo en Nicaragua, 466 personas expuestas al Nemagón murieron de cáncer desde 1990, según estadísticas oficiales.

En El parque de las hamacas, libro de la editorial ICARIA, el especialista denunció la coyuntura en la que avanzó la aplicación del agroquímico en el área, su impacto en el deterioro medioambiental y en la calidad de vida de los obreros bananeros.

Boix también reflejó cómo las empresas norteñas eluden las demandas interpuestas por los afectados por el DBCP, amparados por instrumentos legales como el denominado Foro no conveniente.

La estrategia, inaugurada hace varias décadas en Estados Unidos, frenó el avance de más de 470 procesos judiciales impulsados desde Centroamérica ante las quejas de cerca de 26 mil trabajadores víctimas de la desidia de las multinacionales.

Largo y tortuoso es el camino hacia la justicia en estos casos, pocos de los cuales derivaron en auténticos juicios o acuerdos extrajudiciales en Nicaragua, Costa Rica, Panamá y Honduras, según el citado autor.

El agroquímico y la batalla contra su aplicación también están en el sustrato de varios secuestros, chantajes, sobornos, negociaciones turbias, enfrentamientos, acusaciones a funcionarios estatales, entre otros efectos.

La dimensión de la problemática puede percibirse cuando aparecen nombres como el del ex Subsecretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell; o el de Otto Reich, sugirió el investigador.

El contacto con esos insecticidas por la absorción, aspiración, ingestión en agua o alimentos, u otras vías, produce gravísimos daños a la salud, ratificó el embajador de Nicaragua en España, Augusto Zamora.

Pero esos daños, opinó el también profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid, eran evitables a partir del equipamiento adecuado de los trabajadores y de su instrucción sobre los riesgos.

Las transnacionales que vendieron y emplearon los insecticidas no hicieron ni lo uno ni lo otro. Las consecuencias fueron devastadoras para los trabajadores y sus familias, de infertilidad a muertes y pérdida general de salud, afirmó.

El prologuista de El parque de las hamacas validó los testimonios acopiados por Boix, quien durante su estancia en la zona central del continente constató la vigencia de la lucha de los agricultores centroamericanos por lograr justicia ante tal situación.

Mientras, los directivos de las multinacionales sólo procuran acallar rumores y comprar hasta tribunales enteros con tal de proseguir al libre albedrío sus operaciones.

Desde los albores del Siglo de los vientos, al decir del ensayista uruguayo Eduardo Galeano, las bananeras estadounidenses irrumpieron en las conocidas eufemísticamente como banana republics.

La expresión despectiva visibilizó la concepción norteña de que estos eran apenas países de opereta, inestables y corruptos, donde los gobernantes actuaban como capataces al servicio de las compañías foráneas y sobre todo de Washington.

Historiadores coinciden en que bajo la égida de esos monopolios agroexportadores echó raíz el modelo de expolio que aún señorea en los países de la región con la venia de las autoridades estatales.

Salarios de hambre, limitación de derechos laborales, sanitarios y otros, resultan de este binomio de poder, que sin miramientos recurrió en más de una ocasión al apoyo del ejército y de la policía para sofocar huelgas o acciones de protesta de sus víctimas.

La avaricia enterró bosques y selvas. Arrasó con poblados y culturas, desplazando lo autóctono…Ahogó al pequeño campesino plantador de cacao y lo obligó a vender sus tierras, de las que nacieron miles de bananos, manifestó Boix.

Tal proceso implicó que la agricultura de subsistencia autóctona transitara hacia el monocultivo industrial, fomentado en extensas fincas, al lado de las cuales proliferaron prostíbulos y tabernas de poca monta junto a señales tímidas de desarrollo rural.

Un siglo después poco cambió el panorama: el hambre avanza por los campos centroamericanos y los hijos de los trabajadores de las piñeras, bananeras y otras compañías agroexportadoras, arriesgan hasta la vida con tal de salir del ciclo de pobreza.

ema/ism

PL-11

martes, octubre 30, 2007

¿Trabajo o esclavitud moderna?

Maquila en Centroamérica

Gloria Silvia Orellana
COLATINO

La maquila en la región centroamericana tiene rostro de mujer y por lo tanto, comparten las vicisitudes que implica la discriminación por género, el doble rol como jefas de hogar y trabajadoras -la mayoría son madres solteras- y la violación de sus derechos laborales al interior de las Zonas Francas.

La Concertación Regional de Organizaciones Sindicales y de Mujeres en Defensa de los Derechos de las Trabajadoras de Maquila (CROSMUDETM), realizó el foro 'Situación de la Maquila Centroamericana y Libre Comercio', con el fin de analizar y compartir experiencias en la organización sindical y sus perspectivas en la región centroamericana.

Mercedes Maldonado de Honduras, Dolores Roblero de Nicaragua y Roxana Alvarado de El Salvador, comparten las realidades dramáticas de este sector: los salarios bajos, la falta de atención médica, ausencia de prestaciones sociales y la inseguridad laboral.

Junto a sus compañeros y compañeras, trabajan por el fortalecimiento del movimiento sindical en el sector productivo de las maquilas, un tema espinoso y árido para la patronal y gobiernos de la región.

Organizadas en la Federación Independiente de Trabajadores de Honduras, (FITH); la Confederación Sindical de Trabajadores de Nicaragua 'José Benito Escobar'; la Federación de Asociaciones y Sindicatos Independientes de El Salvador (FEASIES), y Mujeres Transformando, buscan provocar un cambio en el panorama de la libertad sindical y el respeto a los contratos colectivos de trabajo.

Nicaragua: inseguridad laboral

De la inseguridad laboral habló Dolores Roblero, quien denunció la falta de reconocimiento de pensiones al término de la vida productiva de los y las trabajadoras de maquila y la inexistente atención sanitaria.

'Si no tenés las 750 semanas trabajadas y llegaste a los 60 años, perdiste todo. y no podés reclamar nada absolutamente. Y es por eso que ahora, ellos (los patronos), te despiden y no lográs sumar este tiempo, te botan también.

Si no produces las mil piezas diarias que quieren. Hay gente que por el cansancio sólo logra dar 700, te botan. Te quedas en la calle y ya'.

Según investigaciones de las federaciones sindicales, la población centroamericana es aproximadamente de 34 millones de ciudadano(a)s, y de los casi 21 millones de personas que se encuentran en edad económicamente activa, sólo hay 12 millones de personas trabajando (8 millones de hombres y 4 millones de mujeres), con salarios promedios de $133.00 dólares a extremos de $50.00

Dolores agregó que existe un contraste abismal entre el costo de un 'saco para hombre' y el salario que reciben los operarios y operarias de confección.

'Nos pagan a 0.40 centavos de dólar la hora, para confeccionar un saco que valdrá $180.00 dólares, en el mercado y el costo del saco para el empresario sólo fue de $8.00 dólares. Tenemos una mano de obra terriblemente barata. Esto lo investigamos nosotros como sindicato, no somos analfabetos sobre la producción', dijo.

Honduras: Contrato Colectivo Irrespetado

'Tras una lucha de tres años por fortalecer nuestro sindicato, frente a la oposición de la patronal, logramos la negociación de un contrato colectivo que no ha sido respetado por la patronal' explicó Mercedes Maldonado, señalando un ministerio de trabajo, hondureño, indiferente, y una patronal anti sindicalista.

Maldonado aclaró que los incumplimientos del contrato colectivo por parte de la patronal se dieron en las áreas del aumento del 4% del salario mínimo; la cuota sindical y el cese de la represión a los miembros del sindicato.

'Nos pagan de 20 a 18 lempiras la hora de trabajo, son 18 lempiras por un dólar, y al final del año le pagamos Renta al fisco de 90 lempiras al año, por eso la gente, hasta en la dieta de su embarazo, se incorpora a trabajar y sin pensiones' agregó.

El Salvador: Trabajo Esclavista

Para Roxana Alvarado, miembro del Sindicato de las empresas CHARTER, que confecciona ropa para la marca GAP, distribuida en exclusivos almacenes, afirmó que el trabajo en la zona franca llega a proporciones 'esclavistas o de encarcelamiento'.

Informó que pese a la exigencia en el cumplimiento de libertad sindical, trato digno de trabajadores y un ambiente de trabajo digno, los empresarios de maquilas, violan sistemáticamente las especificaciones laborales.

'Ya los hemos denunciado porque ellos siguen pidiendo el examen de gravidez en las mujeres, cuando eso es motivo de discriminación y despiden a los trabajadores que intentan sindicalizarse'.

Asimismo, denunció prácticas contra la dignidad de las y los trabajadores, que sufren arbitrariedades de contratantes coreanos y chinos, sin que exista un control sobre este tipo de acciones.

'Sabemos que en Hoon´s Apparel se castiga a las trabajadoras sacándolas a barrer la calle principal de la zona franca, en horas del mediodía; en otra empresa no dejan salir a sus trabajadoras en la hora de descanso; o comen la comida fría o consumen de la comida que los mismos dueños venden; esto viola la integridad de todos y todas'.