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jueves, junio 11, 2009

¡A las urnas!

Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia

Yo digo que si no vamos a las urnas, otra vez nos van a ganar los mismos abusivos de siempre: los delincuentes de cuello blanco
Yo digo que dentro de un mes demos una gran muestra de fuerza ciudadana.
Yo digo que estamos moralmente obligados a homenajear a todos los que a lo largo de 200 años han dado su vida por la libertad, la justicia y la democracia.
Yo digo que, a propósito, hoy es Jueves de Corpus.
Yo digo que ni la crisis económica ni el desempleo ni la incertidumbre ni la tragedia de Hermosillo nos deben amedrentar o abatir.
Yo digo que la rabia se manifiesta en las calles y no encerrados en nuestras casas.
Yo digo que con la abstención perdemos todo, todos. Yo digo que con la participación ganamos algo, todos.
A ver: no se trata de la polémica sobre la anulación del voto. Ni del voto en blanco. Mis respetos a quienes así lo decidan: a lo que voy es a la predicción de abstencionismo que según los expertos puede llegar a 65%; es decir, dos de cada tres ciudadanos pazguatos aplastadotes en su casa frente a la tele o encervezados en el restaurante mientras el otro de esos tres decide por todos; con el riesgo, por supuesto, de que sea un enviado específico de alguno de los partidos de los que tanto nos quejamos.
Yo digo que si no vamos a las urnas, otra vez nos van a ganar los mismos abusivos de siempre: los delincuentes de cuello blanco; los violadores de leyes y niños; los avorazados que hacen negocios seguros al amparo del poder; los que perpetraron matanzas como Acteal y Aguas Blancas; los que cerraron nuestros institutos productores de vacunas; los que desde sus oficinas magníficas generan más pobres cada día; los que han saqueado durante tantos años a este país; los que quieren robarnos el futuro; vamos, las ratas de dos patas, que diría la filósofa política Paquita la del Barrio.
Es muy en serio. No podemos dejarnos embozalar por los pillastres de cuarta; tenemos que ser ciudadanos de primera: ¡a las urnas!
Yo digo que podríamos darles una desagradable pero muy merecida sorpresa a los agoreros del desastre democrático.
Yo digo que ya es hora de decirles que estamos hartos de que decidan por nosotros.
Yo digo que ya es tiempo de restregarles en la cara que no nos pueden seguir engañando.
Yo digo que hay que decirles a las claras que este país es patrimonio de todos y no de unos cuantos.
A ver otra vez, yo ni loco intentaría imponer nada, sólo sugiero: por qué no, para empezar, ejercitamos la democracia ciudadana y en corto; discutámoslo en casa, en la oficina, con los condiscípulos, con los cuates. Ir a las urnas, como una posibilidad de expresar un esfuerzo por escoger alguna de las opciones, aunque ninguna de ellas nos deslumbre. Ir a las urnas para enviar un mensaje muy claro a los hombres y mujeres del poder de que no somos una masa informe sino la suma de individuos pensantes y actuantes.
Ir a las urnas para votar por quien se quiera. O para dejar claro nuestro rechazo con la anulación del voto. Para anotar el nombre de algún ciudadano honesto, de los que jamás son considerados por los partidos. O para escribir que “así no” o lo que se quiera. Pero ir a las urnas. Yo digo, ¿no?

miércoles, mayo 06, 2009

México humillado

Detrás de la Noticia

Y ofendido también. Afuera, el trato que han recibido decenas de mexicanos, sobre todo en China, ha sido calificado por la Cancillería de inaceptable. Un eufemismo cobardón para referirse a una cacería humillante y violatoria de quienes de pronto fueron detenidos como si se tratase de delincuentes, trasladados contra su voluntad para exámenes médicos exhaustivos y luego encerrados en hoteles sellados por una cuarentena que en realidad es una prisión.
A cambio, los chinos nos arrojaron una limosna de un millón de dólares y un montón de cubrebocas, made in China, por supuesto.
Con los amadísimos cubanos, a quienes tanto hemos defendido en foros internacionales, las cosas no han marchado mucho mejor. ¿Todavía irá Calderón a Cuba? Igual con los argentinos a quienes asilamos masivamente hace no muchos años. Así que ya habrá tiempo de ajustar nuestra lista de amigos.
Mientras tanto, la respuesta del gobierno es francamente blandengue y tardía. Ni una sola protesta formal y mucho menos enérgica.
Consuela, por cierto, el siempre sorprendente señor Obama, quien teniendo, él sí, millones de razones en cruces fronterizos y en cientos de vuelos semanales, ni ha cerrado la puerta ni ha bajado la cortina. Le debemos una.
Lo malo es que aquí adentro hay también un sentimiento de humillación y ofensa. La primera ejemplificada en las largas colas a las afueras de los hospitales públicos y las atestadas salas de espera aguardando el diagnóstico del miedo y la ayuda oportuna para salvar la vida.
Ya suman cientos las quejas contra las instituciones federales de salud, por la ineficacia y el maltrato sobre todo a los más pobres; una negligencia criminal frente a la que no se ha dado una orden clara y contundente para otorgar atención expedita y humanitaria; con dispensa de cualquier burocracia absurda ante la magnitud de la emergencia.
En este sentido faltó también liderazgo a nivel nacional. En el caso de la capital, ésta salió mejor librada por una presencia más consistente del jefe de Gobierno. A pesar de las medidas draconianas que semiparalizaron la ciudad y que habrá que analizar si eran justificables. Por lo pronto hay que reconocer que Ebrard no dudó en arriesgar su capital político. Aunque ya luego tendremos que reflexionar sobre deberes y haberes derivados de esta crisis.
Ahora, ofende también que no nos digan toda la verdad. Por ejemplo, que la mayoría de los muertos son pobres. Y que esta pobreza es consecuencia de un modelo económico inhumano, en el que la inversión extranjera es más importante que la salud de los mexicanos.

jueves, abril 02, 2009

RICARDO ROCHA 2 DE ABRIL



Soldados criminales… e impunes

Detrás de la Noticia

“A mí me violaron los militares, luego me mataron a mi hermano y a mi esposo lo amenazaron de muerte. Vivo con miedo por mis hijos y por mí. No se qué más quiere el gobierno; nosotros lo único que hemos pedido es justicia”, dice Inés Fernández, que ha vivido un vía crucis desde que fue violada por los soldados en su casa de Ayutla de los Libres, Guerrero.
No muy lejos, Valentina Rosendo, muchacha bonita y recién casada, lavaba ropa en el arroyo cuando se le aparecieron 8 soldados preguntándole dónde andaban los encapuchados, a lo que Valentina contestó que no sabía. Luego de que si era de Barranca Bejuco y ella que no, que de Caxitepec. Así que pa’ pronto le metieron un culatazo que la dobló sobre las piedras. Allí a ras del agua le arrancaron la falda. Uno de ellos le abrió las piernas, se bajó el pantalón y la violó por unos 10 minutos; luego vino otro con lo mismo y los otros 6 nomás viendo. De aquello le quedó el virus del papiloma humano y el riesgo de la muerte, además de la humillación que no se olvida.
Los casos de Inés y Valentina están en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, porque aquí ni quién oiga sus demandas. Pero todavía peor: como han luchado por que se haga justicia, se han desatado las amenazas y los hostigamientos.
Tan sólo en 2008, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos recibió mil 230 quejas contra el Ejército. En ese mismo año 381 averiguaciones previas de delitos cometidos por militares contra civiles fueron turnadas a la Procuraduría General de Justicia Militar. Que sólo aceptó iniciar 110 procesos. De los cuales únicamente 11 —menos de 10%— derivaron en consignaciones.
Por su parte, diversas organizaciones civiles han documentado plenamente 120 casos durante el actual gobierno. Se incluyen 17 asesinatos, decenas de violaciones, allanamientos y torturas. Uno de estos casos puede ser histórico porque ya fue atraído por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y se refiere a los hechos de Santiago de los Caballeros, en Sinaloa, donde cuatro civiles fueron muertos por soldados. Aquí lo que la Corte ha de definir es si la actual extensión del fuero de guerra es compatible con nuestra Constitución y con los tratados internacionales que el gobierno mexicano ha firmado y ratificado. En pocas palabras, si es justo que en este país los militares que cometen delitos contra civiles sean juzgados por ellos mismos. Porque lo que ha ocurrido hasta ahora es que hay un permanente patrón de absoluta impunidad cuando las violaciones a derechos humanos de civiles son investigadas por las propias instituciones castrenses.
No se trata de abolir este fuero, sino de que se aplique para los asuntos internos del Ejército y no en agravio de civiles. Por cierto, no hay lucha antinarco alguna que justifique esta intolerable cadena de abusos de parte de un Ejército que sólo se desprestigia con la impunidad y cuyo comandante supremo es el propio Presidente.
P.D. Para mi nuevo y formidable amigo Eduardo Galeano, con mi admiración devota de siempre.