Desde que el Partido Acción Nacional asumió la Presidencia de la República, los índices de corrupción en México se incrementaron y la transparencia se fue a pique, señalan organismos no gubernamentales. Los mecanismos para combatir la corrupción y garantizar la rendición de cuentas no son eficaces. Por el contrario, las entidades responsables son omisas y la corrupción se convierte en un “fenómeno estructural”.
Desde 2001, el primer año de gobierno de Vicente Fox, la corrupción en México se ha venido incrementando. Según el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) de la organización Transparencia Internacional, desde que el Partido de Acción Nacional (PAN) llegó al poder, México ha reducido su puntaje de 3.7 en 2001 a 3.3 en 2009.
El estudio fue aplicado en 180 países, con una escala de 1 a 10, donde 1 es el mayor nivel de corrupción. México nunca ha alcanzado siquiera el seis. En la más reciente evaluación, el país bajó 17 lugares de la última posición que obtuvo en 2008. A nivel mundial alcanzó el lugar 89.
El IPC se elabora a partir de 13 fuentes que pertenecen a 10 instituciones independientes y que miden el alcance general de la corrupción, es decir, la frecuencia y magnitud de los sobornos en el sector público. La evaluación está a cargo de expertos y líderes empresariales. Además, se auxilia de información de instituciones financieras internacionales, consultorías y foros.
Irma Eréndira Sandoval, coordinadora del Laboratorio de Documentación y Análisis de la Corrupción y la Transparencia, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM (IIS), advierte que la corrupción en el panismo sí ha tenido efectos más dramáticos, toda vez que la ciudadanía cifró su esperanza en la alternancia política: “El voto contra el PRI (Partido Revolucionario Institucional) fue un voto porque la corrupción cesara; no obstante, la corrupción ominosa del sexenio de Vicente Fox, que no ha sido combatida con Calderón, ha generado mayor frustración”.
Describe que son diferentes los modus operandi de la corrupción entre el priismo y el panismo. La diferencia, subraya, son las contradicciones y el problema de diseño institucional para su combate.
Es así, y en contradicción con los resultados internacionales, que del total de investigaciones realizadas por la Secretaría de la Función Pública (SFP), sólo el 1.5 por ciento concluye que hubo actos de corrupción. A su vez, México retrocedió dos puntos en transparencia presupuestaria en un año, según Fundar, Centro de Análisis e Investigación.
Función Pública deficiente para atacar corrupción
El 18 de noviembre, la SFP admitió que México necesita mejores instrumentos legales para fortalecer el combate a la corrupción.
“Las calificaciones –señaló la entidad– constituyen una advertencia sobre lo mucho que se debe hacer en el gobierno federal, los poderes legislativo y judicial, estados, municipios y el sector privado para controlar la corrupción”.
Indicó que ésta es una oportunidad para cambiar las reglas en el tema del combate a la corrupción: “Si seguimos haciendo lo mismo que en años anteriores, vamos a obtener los mismos resultados”. Por lo que sugirió tener mayores atribuciones para ser más eficiente la lucha contra la corrupción, más facultades de investigación, acceso a bases de datos y a recursos que optimicen su labor.
La entidad informó que este año reestructuró más del 60 por ciento de las funciones y perfiles de servidores públicos, “a fin de privilegiar un enfoque preventivo en el combate a la corrupción y eliminar espacios que la propicien”. Aseguró que el número de servidores públicos denunciados penalmente se ha incrementado “notoriamente”.
Función Pública, entidad instalada por el panismo para vigilar la administración pública federal, “no ha sido efectiva y es omisa de las prácticas ilícitas de los servidores; sirve de trampolín político y plataforma de empuje y no la entidad de combate a la corrupción”.
Para Irma Eréndira Sandoval, es el caso de Francisco Barrio, primer secretario de Contraloría y Desarrollo Administrativo (antigua denominación de la SFP), cargo del que se separó en 2003 para convertirse en diputado federal y coordinador de la bancada panista.
También Germán Martínez Cázares, quien fue titular de Función Pública por sólo nueve meses, durante el primer año de la administración de Felipe Calderón, para más tarde convertirse en presidente nacional del PAN.
La doctora en ciencias políticas enumera que, de 2000 a 2005, la SFP inició en promedio 89 averiguaciones previas por casos relacionados con la corrupción. La investigadora del IIS apunta que la mayoría de los casos se definen como cargos muy menores.
De este modo, el 48.8 por ciento de las investigaciones se deduce que se trata de negligencias administrativas. El 35.5 por ciento de los casos se refieren a violaciones de normativa presupuestal, y el 8.8 por ciento a violaciones de procedimientos de contratación, adquisiciones y licitación.
El 5 por ciento corresponde a abuso de autoridad y sólo el 1.5 por ciento, a corrupción: “Según la Secretaría de la Función Pública tenemos un país de 1.5 por ciento de funcionarios públicos corruptos y el 80 por ciento de funcionarios descuidados”. Califica de contradictoria esta visión frente al IPC de Transparencia Internacional.
Indicadores internacionales arrojan que una tercera parte de los mexicanos desconfían de las estrategias de combate a la corrupción, mientras que el 28 por ciento cree que el gobierno está coludido.
Corrupción en América
El reporte Índice de percepción de la corrupción 2009, de Transparencia Internacional, advierte que en el continente americano la corrupción se encuentra gravemente extendida. De los 31 países de América incluidos en la evaluación, sólo 10 obtuvieron una puntuación superior a cinco, mientras que 21 estuvieron por debajo.
Nueve países ni siquiera lograron superar la marca de los tres puntos: Argentina, Bolivia, Guayana, Honduras, Nicaragua, Ecuador, Paraguay, Venezuela y Haití. El último, el más pobre de la región, mejoró su calificación de 1.4 a 1.8 en un año.
En todos los casos, con excepción de Argentina y Venezuela, hay altos niveles de pobreza y se “requieren urgentemente instituciones que faciliten su desarrollo económico. Sin embargo, respecto de la calificación de los países suramericanos, Transparencia Internacional refiere que es indicador de que la corrupción no está asociada exclusivamente a la pobreza.
Con excepción de Guatemala, ningún país de la región mostró un incremento significativo en su puntuación. Canadá, país que posee la primera posición de la lista, obtuvo una calificación de 8.7, seguido por Estados Unidos, que se mantiene en 7.5. Por arriba de los seis puntos están Barbados, Santa Lucía, Chile, Uruguay y San Vicente y las Granadinas.
Tanto como México, Brasil, Perú y Colombia tampoco superaron la puntuación de cinco. El informe explica que pese a ubicarse entre las principales economías de la región y a que deberían convertirse en referentes de la lucha contra la corrupción, se ven sacudidos por escándalos sobre impunidad, pagos irregulares, corrupción política y captura del Estado.
“La puntuación baja de la mayoría de los países latinoamericanos –observa Transparencia Internacional– refleja el hecho de que las instituciones débiles, las prácticas de gobernabilidad deficientes y la excesiva injerencia de los intereses privados continúan frustrando las iniciativas tendientes a promover un desarrollo equitativo y sostenible”.
Por otro lado, enuncia que los periodistas de América Latina, que junto a la sociedad civil desempeñan un rol clave en la prevención de la corrupción y las medidas para combatirla, se enfrentan a un entorno cada vez más restrictivo: “Varios países han sancionado o propuesto leyes destinadas a silenciar al periodismo crítico, lo que atenta contra la posibilidad fundamental de denunciar la corrupción y su impacto”. Opina que debilitarlo limita la posibilidad de alcanzar una prosperidad duradera y reducir las desigualdades.
Especialmente con la crisis financiera, sugiere la organización, los Estados de la región deben adoptar medidas que garanticen que los fondos públicos se administren con integridad.
Al respecto, la académica del Instituto de Investigaciones Sociales, Irma Eréndira Sandoval, observa que los resultados sitúan a México en un nivel por debajo de países donde hay antidemocracia, nula transparencia, autoritarismo y bajo desarrollo económico: “¿De qué sirve jactarnos de nuestros avances democráticos?”
Baja en transparencia
“El objetivo de la transparencia es combatir la corrupción”, sostiene Sandoval. Sin embargo, por un lado –observa la investigadora– se celebra que hay transparencia y acceso a la información y, por otro, existen “rotundos” fracasos en materia de combate a la corrupción.
La coordinadora del libro Corrupción y transparencia, debatiendo las fronteras entre Estado, mercado y sociedad, publicado recientemente, considera que la transparencia per se y la normatividad sobre el acceso a la información están desligadas de ese fin último.
“La palabra transparencia se prostituye porque todos la usan para legitimarse, pero nadie la señala como herramienta que combata la corrupción”. El motivo, explica la académica, es la simulación.
Ejemplifica que las declaraciones patrimoniales de los servidores públicos están en la total opacidad, pues ninguna ley los obliga a divulgarlas. Bajo el argumento de tratarse de datos personales, dice, se justifica la no rendición de cuentas.
La coordinadora del Laboratorio de Documentación y Análisis de la Corrupción y la Transparencia observa que hay muchos recovecos legales para darle la vuelta al control y la fiscalización.
A diferencia de 2008, México retrocedió dos puntos en transparencia, según el Índice Latinoamericano de Transparencia Presupuestaria, evaluación realizada por Fundar, Centro de Análisis e Investigación.
Este año recibió una calificación de 48 en una escala de uno a 100, donde uno significa nada transparente y 100, totalmente transparente. Obtuvo así el puntaje más bajo desde que el estudio se levantó por primera vez en 2001.
El diagnóstico se centró en dos aspectos: las percepciones de los usuarios y expertos de la información sobre la utilidad y la instrumentación de las normas, y el análisis del marco legal que permite identificar vacíos en las obligaciones del gobierno en la rendición de cuentas.
Fundar, Centro de Análisis e Investigación, explica que el país experimentó un retroceso de dos puntos, reflejando el descontento con respecto a los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas en la información presupuestaria: “Las percepciones han retrocedido ya que en la práctica, la información crea más dudas de las que resuelve o no es útil”.
Ejemplifica que con la publicación de la nueva Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas se redujo el contenido del Avance de gestión, informe semestral sobre la ejecución del presupuesto: “El documento era crucial para valorar la gestión y dar inicio al proceso de fiscalización”.
Mientras que “la crisis económica develó la falta de información disponible sobre las medidas adoptadas para aminorar sus efectos”, las que, describe, son casi imposibles de seguir. De este modo, aunque se aprobó un Programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo, no hay información expresa que dé cuenta de sus avances.
El Índice de Transparencia Latinoamericana está formado por la evaluación de cinco variables: participación y elaboración del presupuesto, fiscalización, rendición de cuentas y acceso a la información.
A nivel de región, sólo la variable “participación ciudadana” obtuvo el menor porcentaje en respuestas favorables, 11 por ciento. México pasó de una evaluación positiva de 10 por ciento en 2007 a 5 por ciento en 2009.
“Aun cuando existen normas legales que consideran la participación ciudadana en la planeación de las políticas públicas, no forzosamente se trasladan al proceso presupuestario”, advierte el reporte. La Ley de Planeación prevé la participación ciudadana en la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo (PND); sin embargo, no la contempla para el proceso presupuestario.
Respecto de las atribuciones del Legislativo para modificar, discutir, analizar y evaluar el presupuesto, el porcentaje de respuestas positivas pasó de 40 a 37 por ciento de 2007 a 2009.
Sobre su capacidad de adecuar el presupuesto durante el ejercicio fiscal, los especialistas respondieron favorablemente en un 21 por ciento. En México no existe la obligación legal de autorizar cambios en el gasto durante su ejecución.
La Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria prevé que en caso de una disminución de más del 3 por ciento, el Poder Legislativo está facultado para sugerir modificaciones para su reducción; sin embargo, no tienen carácter aprobatorio. Esa tarea recae en el Ejecutivo, que estará encargado de resolverlas.
En transparencia de la asignación de recursos, México también redujo su calificación al pasar de 20 a 16 por ciento en dos años. No obstante que la estructura programática del presupuesto es congruente con el PND, la distribución del presupuesto sigue una lógica independiente.
Aunque existe un sistema de evaluación de desempeño que fija los criterios para la asignación, el público desconoce los indicadores estratégicos y si en realidad hay un examen de resultados.
La variable fiscalización del presupuesto fue evaluada sólo con 23 por ciento. En relación con las capacidades de la contraloría externa, México redujo su puntaje de 43 al 34 por ciento, y en redición de cuentas de 22 al 18 por ciento. También en control sobre funcionarios públicos, cuya calificación se redujo de 22 a 16, y en responsabilidades de niveles de gobierno del 23 al 16 por ciento.
Además, por sí sola, la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental registró un retroceso en la calificación que otorgan los expertos: “Aún existen fallas en la práctica que impiden el flujo de información. Algunos de los problemas más frecuentes al pedir o recibir información por el sistema Infomex incluyen la supuesta inexistencia de la información solicitada, respuesta que el ciudadano no puede comprobar, y que la información presentada sea incongruente con la solicitada”.
Corrupción, problema estructural
Irma Eréndira Sandoval define que la corrupción es un fenómeno estructural, por lo que es un error que las estrategias para combatirla la definan como un problema ético: “Los gobiernos panistas son fundamentalistas y la definen como un tema moral y de religiosidad, cuando se requiere estrategias institucionales que acaben con la impunidad y pongan en su lugar a quienes violan las leyes”.
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miércoles, diciembre 23, 2009
Gobiernos panistas: alta corrupción y baja transparencia
martes, julio 21, 2009
2010: la depresión que viene
Organismos internacionales identifican a México como el gran perdedor de la crisis económica mundial. El desempleo, la caída en la inversión extranjera directa, el desplome del comercio binacional, la devaluación de la moneda, la significativa pérdida del poder adquisitivo y la histórica reducción de remesas conducen al país a una depresión similar a la de 1929, advierten analistas.
Hace cinco semanas que Norma quedó desempleada. La fábrica donde trabajaba, en el Estado de México, cerró. La pensión que concibió durante 20 años se desvaneció en los últimos 16 meses, a partir de que el patrón les informó que recortarían los horarios y el salario, luego que harían paros escalonados, y después anunció la quiebra; ni un quinto de liquidación.
Norma vive otro drama: su esposo, que coloca durock en Estados Unidos, lleva lo que va del año en proceso de paros escalonados. “Ahora nos manda (dinero) un mes sí y otro no, pero lo que me apura es que así empezamos en la fábrica y luego la cerraron”.
Camina de casa en casa pidiendo una docena de ropa que lavar, planchar; limpiar pisos, lavar trastos o cuidar niños. Difícilmente alguien la emplea. Ante la pérdida del poder adquisitivo y el incremento real del 49 por ciento de la canasta básica (según se desprende de un estudio del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados), el contratar a terceros en labores domésticas se convirtió en un lujo. “El patrón nos explicó que, si conseguía un préstamo o una ayuda del gobierno, podría abrir de nuevo”, se consuela Norma. Difícilmente eso sucederá. Cada día en todo el país su historia se ve multiplicada.
La Confederación de Cámaras Industriales dice que las industrias maquiladoras, automotriz, de autopartes, electrónica, eléctrica, metalmecánica, bienes de capital, entre otras, están devastadas. Que, en el mejor de los casos, “paros técnicos, ajustes de personal, aumento en la capacidad ociosa, problemas de liquidez e incertidumbre dominan buena parte de su presente y futuro inmediato”.
Lejos de las declaraciones del presidente Felipe Calderón y su gabinete económico, que aseguran que México ya superó lo peor de la crisis económica, los analistas, organismos nacionales e internacionales, calificadoras e incluso algunas instancias gubernamentales prevén que el último trimestre de 2009 y todo 2010 se incrementará el desempleo y la desaceleración del comercio internacional.
Dada la falta de certidumbre que ofrece el Estado mexicano, el flujo de la inversión extranjera directa disminuirá; el desempleo aumentará y caerán más las remesas. Se esperan también menores ingresos por turismo. Todos ellos son indicadores que, según los analistas, llevan al país directo hacia una depresión.
“Nada parece indicar que habrá medidas político económicas que tiendan a suavizar los efectos de esta crisis. No hay un replanteo del estilo de crecimiento; no hay una nueva forma de gestión de las exportaciones, tampoco actividades orientadas a fortalecer el mercado interno, ni se ha visto el fortalecimiento de las industrias internas que generen empleos”, dice María Teresa Aguirre Covarrubias, especialista en economías emergentes en la globalización.
La investigadora de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), experta en ciclos económicos, explica: “La depresión de una economía es cuando hay varios trimestres consecutivos en decrecimiento, que puede llegar a ser alrededor de un año. La economía mexicana ha decrecido todo el año y de forma más prolongada, y todo parece indicar que no mejorará, así que sin lugar a dudas entraría en etapa de depresión. La razón principal es nuestra fuerte dependencia de la economía estadunidense: 25 por ciento de cada peso viene de ese país. Si aquella economía está en crisis, la nuestra va a seguir en crisis, y hay bastantes probabilidades de que el próximo año Estados Unidos entre en una fase de depresión”.
Autora del libro Historia económica de México, Aguirre Covarrubias explica que la depresión que se avecina tendría efectos similares a la de 1929, y detalla la manera en que el comportamiento de la banca incide en este eventual escenario de depresión: “En México el crédito en el último trimestre ha estado decreciendo, incluso lo más fuerte de los bancos comerciales, que es el crédito al consumo, también decreció. La gente no tiene crédito y, como perdió el empleo o tiene menos ingresos, deja de pagar sus deudas. Los banqueros entraron en pánico y prestan menos, y sin dinero ni crédito la gente compra menos. Ante esta situación de ausencia de créditos, desempleo y caída en las exportaciones, no hay propuestas reales del gobierno para reactivar la economía y tampoco se está impulsando la producción nacional”.
Gerardo Esquivel, investigador y docente del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México, dice que “tanto los integrantes del gabinete económico como los analistas han desestimado los efectos de la crisis en México”. Asegura que el país entró ya en una fase de depresión. Explica que ello se observa particularmente en los estados maquiladores como Coahuila, Chihuahua, Baja California y Tlaxcala, donde desde el año pasado iniciaron los despidos masivos.
En mayo pasado, Coahuila se colocó como el estado con el mayor nivel de desempleo del país, con la tasa de desocupación de 8.56 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), seguido de Chihuahua, Aguascalientes y Nuevo León, indica la Encuesta nacional de ocupación y empleo.
La calificadora Standard & Poor’s prevé que, ante la contracción de la economía y la reducción presupuestal, en 2010 serán los gobiernos locales y los municipios los que enfrenten “la prueba más difícil en muchos años” respecto de las decisiones que tendrán que tomar para balancear sus presupuestos ante la que podría ser la mayor reducción de las transferencias federales.
Futuro laboral
Al dar a conocer su última evaluación del impacto de la crisis en la economía mexicana, en junio pasado, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) advirtió que el desempleo continuará por lo menos durante todo 2010. “Seguimos en contracción; los números de desempleo seguirán creciendo principalmente en la región de América Latina”, dijo José Ángel Gurría, titular de ese organismo.
La OCDE calcula que durante 2010 el desempleo en México será del 6.9 por ciento. Raúl Feliz, economista del Centro de Investigación y Docencia Económicas, estima que de concretarse el pronóstico de la OCDE, se perderán en promedio 1 millón de empleos formales. José Luis de la Cruz, investigador del Tecnológico de Monterrey, calcula que con esa cifra más de 3 millones de personas estarían desempleadas.
Este año el desempleo alcanzó su nivel más alto de los últimos 13 años, reveló recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Al mes de mayo, el desempleo afectó al 5.31 por ciento de la PEA –cifra similar al 5.5 por ciento que alcanzó en 1996–; 478 mil 847 mexicanos perdieron su empleo, y se sumaron a los 2 millones de desempleados que hasta esa fecha había en el país.
Cada día, 1 mil 643 mexicanos pierden su empleo: el Banco de México dice que, entre enero y diciembre de 2009, 600 mil mexicanos habrán perdido su trabajo. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), México es el país que este año reportará el mayor nivel de desempleo de la región, seguido por Colombia y Chile; en contraste con países como Brasil, Uruguay y Venezuela que exhiben niveles estables de empleo.
Los sectores más afectados son el industrial, que representa el 15 por ciento de la PEA, y el comercio, con el 20 por ciento.
En sectores como las fábricas de la industria del transporte, el desempleo llega al 21.1 por ciento; los fabricantes de muebles, 14.3 por ciento; la maquinaria, 14.1 por ciento; la industria de la transformación, 8.4 por ciento; los obreros, 9.7 por ciento; los administrativos, 5.1 por ciento anual.
La remuneración promedio para los trabajadores que aún tienen empleo, según el Inegi, ha tenido una contracción real del 1.2 por ciento anual, que incluye la pérdida del 2.7 por ciento de las prestaciones sociales, el 1.8 por ciento en las remuneraciones a los empleados y el 1.3 por ciento al pago que perciben los obreros.
El gran perdedor
El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (Sela), organismo intergubernamental con sede en Caracas, integrado por 26 países, identifica a México como el más afectado por la crisis económica mundial, originada en Estados Unidos. Esto se debe a la fragilidad económica y la dependencia de su modelo exportador, particularmente hacia el mercado estadunidense. La crisis se propagó a todos los rubros de producción, e incide de manera directa en el empleo.
En su informe La acentuación de la crisis económica global: situación e impacto en América Latina y el Caribe, difundido en mayo pasado, el Sela documenta la falta de certidumbre que los inversionistas tienen de la política económica del gobierno de Felipe Calderón.
Destaca que en tan sólo seis meses, del 22 de abril al 27 de octubre de 2008, la Bolsa Mexicana de Valores sufrió la peor caída de su historia: cercana al 50 por ciento, al pasar el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de 32 mil 39 a 16 mil 868 unidades. Posteriormente, al 1 de enero de 2009, el IPC se ubicó en un máximo de 23 mil 250 puntos. A partir de entonces “continuó con su errático comportamiento dentro de una tendencia gradual a la baja”, lo que la ha llevado a perder en el transcurso de 2009 cerca del 12 por ciento del valor con el que inició el año, para ubicarse en los 20 mil 542 puntos, dice el Sela.
Como parte de la inestabilidad de la economía mexicana, que ha ahuyentado a los inversionistas, el organismo detalla que, en un lapso de siete meses, la moneda sufrió una severa devaluación de más del 50 por ciento en el mercado cambiario con respecto del dólar, al pasar de 9.94 pesos por dólar el 8 de agosto de 2008 a 15.35 pesos por dólar el 11 de marzo de 2009. Si bien a partir de esa fecha el peso comenzó a ganar terreno lentamente, hasta ubicarse en 14.21 unidades por dólar, su depreciación se ha mantenido en más del 40 por ciento.
Por primera vez en 10 años, el Banco de México intervino en el mercado cambiario. Su gobernador, Guillermo Ortiz, subastó en sólo tres días 8 mil 900 millones de dólares (más de la mitad de los 17 mil millones que se subastaron durante todo 2007), y mantuvo una subasta de 100 millones de dólares diarios hasta finales de mayo. A pesar de esa medida, que mermó significativamente las reservas, el tipo de cambio peso dólar alcanzó máximos históricos.
La caída del PIB
En marzo pasado, cuando anunció que el crecimiento económico global caería bajo cero, el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que, con tal indicador, 2009 sería el año “de peor desempeño en la vida de la mayoría de nosotros”. La estimación para los países de América Latina y el Caribe era una de contracción en el Producto Interno Bruto (PIB) entre 0.5 y 1.0 por ciento.
Los indicadores del Banco de México, que en diciembre de 2008 auguraban una caída en el PIB del 0.11 por ciento, han tenido que cambiar: el desplome se pronostica hasta menos 6.3 por ciento. La OCDE dice que caerá hasta 8 por ciento, su descenso más profundo desde 1932. En contraste, economías como Perú, Panamá, Bolivia y Cuba crecerán este año 3 por ciento, según la Cepal.
Como consecuencia de la caída del PIB, la pérdida de empleo y la reducción de ingresos, el gasto de consumo privado ha registrado una contracción promedio del 9 por ciento. La OCDE dice que para 2010 se contraerá 6.8 por ciento.
Comercio binacional, factor negativo
En su informe La acentuación de la crisis económica global: situación e impacto en América Latina y el Caribe, el Sela dice que otra de las razones por las cuales la crisis ha impactado de manera más significativa a México que al resto de los países de la región es su dependencia del comercio binacional.
En 2008, el Banco Mundial (BM) advirtió que la crisis impactaría severamente el comercio exterior de los países latinoamericanos y caribeños. Las exportaciones caerían alrededor de 2.1 por ciento y las importaciones, 3.9 por ciento. Se alertó que el país más afectado sería México, ya que destina al mercado estadunidense el 84 por ciento de sus exportaciones y el 54 por ciento de sus importaciones.
Uno del los sectores más impactados es el automotriz. En lo que va del año las exportaciones, que representan el 55 por ciento de esa industria, han caído 41.5 por ciento, de acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz y de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores. La producción total se ha desplomado 41.7 por ciento y las ventas nacionales, 30.6 por ciento.
Otro sector afectado es el del petróleo, que constituye el 16 por ciento de las exportaciones. En el primer trimestre del año Petróleos Mexicanos registró una pérdida neta de 1 mil 900 millones de dólares, comparados con la utilidad neta de 3 mil 300 millones obtenidos en el mismo periodo del año anterior. Al igual que el petróleo, materias primas como el cobre, la soya, el café, el azúcar, el maíz y el trigo también han sufrido significativos decrementos en su precio en el mercado internacional.
María Teresa Aguirre Covarrubias destaca que uno de los errores del gobierno de Calderón ha sido dar la espalda al mercado latinoamericano, al que destina sólo el 4 por ciento de sus exportaciones. “El gabinete económico está muy convencido del modelo exportador que recibieron y, aunque este modelo se está cuestionando en todo el mundo, acá no se ha hecho ninguna vinculación con América Latina, no se busca la manera de colocar allá los productos mexicanos. Por estar volcados en el mercado estadunidense, se olvidaron del latinoamericano que ahora es el más estable”.
El Sela dice que los acuerdos regionales, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América son los que han permitido a los países de Centro y Suramérica sortear la crisis.
Para la investigadora de la UNAM, las políticas gubernamentales se han centrado, “erróneamente”, en generar estímulos a las exportaciones como motor de la economía, por ello, “se deprimieron los salarios para supuestamente hacer más competitivas las exportaciones, por eso la canasta básica se encareció y los salarios se mantienen sin aumento. Pero esa política no está dando buenos resultados y lo único que genera es más pobreza”.
La acentuación de la pobreza
Más de 50 millones de mexicanos padecen pobreza y en los próximos meses la cifra podría crecer, como alerta el Banco Mundial: al concluir este año, unos 200 millones de personas en el continente habrán caído en pobreza, como consecuencia de los aumentos en los precios que entre 2008 y 2009 han registrado los alimentos y combustibles.
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Hace cinco semanas que Norma quedó desempleada. La fábrica donde trabajaba, en el Estado de México, cerró. La pensión que concibió durante 20 años se desvaneció en los últimos 16 meses, a partir de que el patrón les informó que recortarían los horarios y el salario, luego que harían paros escalonados, y después anunció la quiebra; ni un quinto de liquidación.
Norma vive otro drama: su esposo, que coloca durock en Estados Unidos, lleva lo que va del año en proceso de paros escalonados. “Ahora nos manda (dinero) un mes sí y otro no, pero lo que me apura es que así empezamos en la fábrica y luego la cerraron”.
Camina de casa en casa pidiendo una docena de ropa que lavar, planchar; limpiar pisos, lavar trastos o cuidar niños. Difícilmente alguien la emplea. Ante la pérdida del poder adquisitivo y el incremento real del 49 por ciento de la canasta básica (según se desprende de un estudio del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados), el contratar a terceros en labores domésticas se convirtió en un lujo. “El patrón nos explicó que, si conseguía un préstamo o una ayuda del gobierno, podría abrir de nuevo”, se consuela Norma. Difícilmente eso sucederá. Cada día en todo el país su historia se ve multiplicada.
La Confederación de Cámaras Industriales dice que las industrias maquiladoras, automotriz, de autopartes, electrónica, eléctrica, metalmecánica, bienes de capital, entre otras, están devastadas. Que, en el mejor de los casos, “paros técnicos, ajustes de personal, aumento en la capacidad ociosa, problemas de liquidez e incertidumbre dominan buena parte de su presente y futuro inmediato”.
Lejos de las declaraciones del presidente Felipe Calderón y su gabinete económico, que aseguran que México ya superó lo peor de la crisis económica, los analistas, organismos nacionales e internacionales, calificadoras e incluso algunas instancias gubernamentales prevén que el último trimestre de 2009 y todo 2010 se incrementará el desempleo y la desaceleración del comercio internacional.
Dada la falta de certidumbre que ofrece el Estado mexicano, el flujo de la inversión extranjera directa disminuirá; el desempleo aumentará y caerán más las remesas. Se esperan también menores ingresos por turismo. Todos ellos son indicadores que, según los analistas, llevan al país directo hacia una depresión.
“Nada parece indicar que habrá medidas político económicas que tiendan a suavizar los efectos de esta crisis. No hay un replanteo del estilo de crecimiento; no hay una nueva forma de gestión de las exportaciones, tampoco actividades orientadas a fortalecer el mercado interno, ni se ha visto el fortalecimiento de las industrias internas que generen empleos”, dice María Teresa Aguirre Covarrubias, especialista en economías emergentes en la globalización.
La investigadora de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), experta en ciclos económicos, explica: “La depresión de una economía es cuando hay varios trimestres consecutivos en decrecimiento, que puede llegar a ser alrededor de un año. La economía mexicana ha decrecido todo el año y de forma más prolongada, y todo parece indicar que no mejorará, así que sin lugar a dudas entraría en etapa de depresión. La razón principal es nuestra fuerte dependencia de la economía estadunidense: 25 por ciento de cada peso viene de ese país. Si aquella economía está en crisis, la nuestra va a seguir en crisis, y hay bastantes probabilidades de que el próximo año Estados Unidos entre en una fase de depresión”.
Autora del libro Historia económica de México, Aguirre Covarrubias explica que la depresión que se avecina tendría efectos similares a la de 1929, y detalla la manera en que el comportamiento de la banca incide en este eventual escenario de depresión: “En México el crédito en el último trimestre ha estado decreciendo, incluso lo más fuerte de los bancos comerciales, que es el crédito al consumo, también decreció. La gente no tiene crédito y, como perdió el empleo o tiene menos ingresos, deja de pagar sus deudas. Los banqueros entraron en pánico y prestan menos, y sin dinero ni crédito la gente compra menos. Ante esta situación de ausencia de créditos, desempleo y caída en las exportaciones, no hay propuestas reales del gobierno para reactivar la economía y tampoco se está impulsando la producción nacional”.
Gerardo Esquivel, investigador y docente del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México, dice que “tanto los integrantes del gabinete económico como los analistas han desestimado los efectos de la crisis en México”. Asegura que el país entró ya en una fase de depresión. Explica que ello se observa particularmente en los estados maquiladores como Coahuila, Chihuahua, Baja California y Tlaxcala, donde desde el año pasado iniciaron los despidos masivos.
En mayo pasado, Coahuila se colocó como el estado con el mayor nivel de desempleo del país, con la tasa de desocupación de 8.56 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA), seguido de Chihuahua, Aguascalientes y Nuevo León, indica la Encuesta nacional de ocupación y empleo.
La calificadora Standard & Poor’s prevé que, ante la contracción de la economía y la reducción presupuestal, en 2010 serán los gobiernos locales y los municipios los que enfrenten “la prueba más difícil en muchos años” respecto de las decisiones que tendrán que tomar para balancear sus presupuestos ante la que podría ser la mayor reducción de las transferencias federales.
Futuro laboral
Al dar a conocer su última evaluación del impacto de la crisis en la economía mexicana, en junio pasado, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) advirtió que el desempleo continuará por lo menos durante todo 2010. “Seguimos en contracción; los números de desempleo seguirán creciendo principalmente en la región de América Latina”, dijo José Ángel Gurría, titular de ese organismo.
La OCDE calcula que durante 2010 el desempleo en México será del 6.9 por ciento. Raúl Feliz, economista del Centro de Investigación y Docencia Económicas, estima que de concretarse el pronóstico de la OCDE, se perderán en promedio 1 millón de empleos formales. José Luis de la Cruz, investigador del Tecnológico de Monterrey, calcula que con esa cifra más de 3 millones de personas estarían desempleadas.
Este año el desempleo alcanzó su nivel más alto de los últimos 13 años, reveló recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Al mes de mayo, el desempleo afectó al 5.31 por ciento de la PEA –cifra similar al 5.5 por ciento que alcanzó en 1996–; 478 mil 847 mexicanos perdieron su empleo, y se sumaron a los 2 millones de desempleados que hasta esa fecha había en el país.
Cada día, 1 mil 643 mexicanos pierden su empleo: el Banco de México dice que, entre enero y diciembre de 2009, 600 mil mexicanos habrán perdido su trabajo. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), México es el país que este año reportará el mayor nivel de desempleo de la región, seguido por Colombia y Chile; en contraste con países como Brasil, Uruguay y Venezuela que exhiben niveles estables de empleo.
Los sectores más afectados son el industrial, que representa el 15 por ciento de la PEA, y el comercio, con el 20 por ciento.
En sectores como las fábricas de la industria del transporte, el desempleo llega al 21.1 por ciento; los fabricantes de muebles, 14.3 por ciento; la maquinaria, 14.1 por ciento; la industria de la transformación, 8.4 por ciento; los obreros, 9.7 por ciento; los administrativos, 5.1 por ciento anual.
La remuneración promedio para los trabajadores que aún tienen empleo, según el Inegi, ha tenido una contracción real del 1.2 por ciento anual, que incluye la pérdida del 2.7 por ciento de las prestaciones sociales, el 1.8 por ciento en las remuneraciones a los empleados y el 1.3 por ciento al pago que perciben los obreros.
El gran perdedor
El Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (Sela), organismo intergubernamental con sede en Caracas, integrado por 26 países, identifica a México como el más afectado por la crisis económica mundial, originada en Estados Unidos. Esto se debe a la fragilidad económica y la dependencia de su modelo exportador, particularmente hacia el mercado estadunidense. La crisis se propagó a todos los rubros de producción, e incide de manera directa en el empleo.
En su informe La acentuación de la crisis económica global: situación e impacto en América Latina y el Caribe, difundido en mayo pasado, el Sela documenta la falta de certidumbre que los inversionistas tienen de la política económica del gobierno de Felipe Calderón.
Destaca que en tan sólo seis meses, del 22 de abril al 27 de octubre de 2008, la Bolsa Mexicana de Valores sufrió la peor caída de su historia: cercana al 50 por ciento, al pasar el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de 32 mil 39 a 16 mil 868 unidades. Posteriormente, al 1 de enero de 2009, el IPC se ubicó en un máximo de 23 mil 250 puntos. A partir de entonces “continuó con su errático comportamiento dentro de una tendencia gradual a la baja”, lo que la ha llevado a perder en el transcurso de 2009 cerca del 12 por ciento del valor con el que inició el año, para ubicarse en los 20 mil 542 puntos, dice el Sela.
Como parte de la inestabilidad de la economía mexicana, que ha ahuyentado a los inversionistas, el organismo detalla que, en un lapso de siete meses, la moneda sufrió una severa devaluación de más del 50 por ciento en el mercado cambiario con respecto del dólar, al pasar de 9.94 pesos por dólar el 8 de agosto de 2008 a 15.35 pesos por dólar el 11 de marzo de 2009. Si bien a partir de esa fecha el peso comenzó a ganar terreno lentamente, hasta ubicarse en 14.21 unidades por dólar, su depreciación se ha mantenido en más del 40 por ciento.

La caída del PIB
En marzo pasado, cuando anunció que el crecimiento económico global caería bajo cero, el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que, con tal indicador, 2009 sería el año “de peor desempeño en la vida de la mayoría de nosotros”. La estimación para los países de América Latina y el Caribe era una de contracción en el Producto Interno Bruto (PIB) entre 0.5 y 1.0 por ciento.
Los indicadores del Banco de México, que en diciembre de 2008 auguraban una caída en el PIB del 0.11 por ciento, han tenido que cambiar: el desplome se pronostica hasta menos 6.3 por ciento. La OCDE dice que caerá hasta 8 por ciento, su descenso más profundo desde 1932. En contraste, economías como Perú, Panamá, Bolivia y Cuba crecerán este año 3 por ciento, según la Cepal.
Como consecuencia de la caída del PIB, la pérdida de empleo y la reducción de ingresos, el gasto de consumo privado ha registrado una contracción promedio del 9 por ciento. La OCDE dice que para 2010 se contraerá 6.8 por ciento.
Comercio binacional, factor negativo
En su informe La acentuación de la crisis económica global: situación e impacto en América Latina y el Caribe, el Sela dice que otra de las razones por las cuales la crisis ha impactado de manera más significativa a México que al resto de los países de la región es su dependencia del comercio binacional.
En 2008, el Banco Mundial (BM) advirtió que la crisis impactaría severamente el comercio exterior de los países latinoamericanos y caribeños. Las exportaciones caerían alrededor de 2.1 por ciento y las importaciones, 3.9 por ciento. Se alertó que el país más afectado sería México, ya que destina al mercado estadunidense el 84 por ciento de sus exportaciones y el 54 por ciento de sus importaciones.
Uno del los sectores más impactados es el automotriz. En lo que va del año las exportaciones, que representan el 55 por ciento de esa industria, han caído 41.5 por ciento, de acuerdo con cifras de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz y de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores. La producción total se ha desplomado 41.7 por ciento y las ventas nacionales, 30.6 por ciento.
Otro sector afectado es el del petróleo, que constituye el 16 por ciento de las exportaciones. En el primer trimestre del año Petróleos Mexicanos registró una pérdida neta de 1 mil 900 millones de dólares, comparados con la utilidad neta de 3 mil 300 millones obtenidos en el mismo periodo del año anterior. Al igual que el petróleo, materias primas como el cobre, la soya, el café, el azúcar, el maíz y el trigo también han sufrido significativos decrementos en su precio en el mercado internacional.
María Teresa Aguirre Covarrubias destaca que uno de los errores del gobierno de Calderón ha sido dar la espalda al mercado latinoamericano, al que destina sólo el 4 por ciento de sus exportaciones. “El gabinete económico está muy convencido del modelo exportador que recibieron y, aunque este modelo se está cuestionando en todo el mundo, acá no se ha hecho ninguna vinculación con América Latina, no se busca la manera de colocar allá los productos mexicanos. Por estar volcados en el mercado estadunidense, se olvidaron del latinoamericano que ahora es el más estable”.
El Sela dice que los acuerdos regionales, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América son los que han permitido a los países de Centro y Suramérica sortear la crisis.
Para la investigadora de la UNAM, las políticas gubernamentales se han centrado, “erróneamente”, en generar estímulos a las exportaciones como motor de la economía, por ello, “se deprimieron los salarios para supuestamente hacer más competitivas las exportaciones, por eso la canasta básica se encareció y los salarios se mantienen sin aumento. Pero esa política no está dando buenos resultados y lo único que genera es más pobreza”.
La acentuación de la pobreza
Más de 50 millones de mexicanos padecen pobreza y en los próximos meses la cifra podría crecer, como alerta el Banco Mundial: al concluir este año, unos 200 millones de personas en el continente habrán caído en pobreza, como consecuencia de los aumentos en los precios que entre 2008 y 2009 han registrado los alimentos y combustibles.
Para leer articulo completo AQUI.
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