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viernes, octubre 23, 2009

Diputado golpeador de mujeres

El nivel de agresión del gobierno fascista de Felipe Calderón contra la oposición de izquierda que no es sumisa, rebasó ayer todos los límites. Un diputado zacatecano, que abdicó de su papel como periodista para ingresar al coro blanquiazul en San Lázaro, asumió sin tapujos, de manera pública, su triste condición de golpeador de mujeres. El sujeto en cuestión, que responde al nombre de Luis Enrique Mercado, agredió a la legisladora Laura Itzel Castillo cuando ésta intentaba mostrarle un cartelón de protesta al compareciente Javier Lozano Alarcón.
En su afán por congraciarse con el patrón y defender a ese otro porro, violentamente provocador, que despacha en la Secretaría del Trabajo, Mercado exhibió una cobardía sin atenuantes. Ayuno de decencia, respondió con golpes a una manifestación pacífica de protesta. Lo hizo de la manera más baja y ruin: por la espalda
El tipejo –según la jerga delincuencial de nota roja—se escondió después bajo las faldas de sus compañeras de bancada. Vergonzosa fue la justificación que Javier Corral le dio a la agredida: es que los panistas temían por la integridad física de Lozano y creían que, por lo menos, le lanzarían algún escupitajo. En otras palabras, la política de George Bush junior sobre la necesidad de ataques preventivos como forma de defensa, permeó sin matices en el PAN.
Pocos, muy pocos, le dieron la importancia que tiene al incidente. El agresor no se sintió obligado a ofrecer disculpas por su comportamiento violento. Las feministas no levantaron la voz para condenar la agresión. La mayoría de los medios de comunicación, cómplices con uno de los suyos, callaron sin más y aplicaron la censura o, en el mejor de los casos, la autocensura. Ni siquiera los coordinadores de las fracciones parlamentarias del PT, PRD y Convergencia fijaron una posición. ¿Por qué habrían de hacerlo si en la Cámara prevalece una cultura machista que minimiza este tipo de hechos? La condena a la violencia contra las mujeres es sólo retórica, como lo es el rechazo a la discriminación y la lucha por la equidad entre géneros.
El lenguaje de descalificaciones mutuas entre panistas y priistas, muestra con toda claridad esa cultura machista: César Nava acusa al PRI de ser el responsable del aumento de impuestos y David Penchyna le responde con epítetos como el siguiente: “chamaquito cobarde, rajón e irresponsable”. Y luego lamenta que Nava no haya sabido defender “como hombre y como diputado” la Ley de Ingresos. ¿En verdad es asunto de hombría?
A Luis Enrique Mercado lo traicionó el miedo. Ese es el motor de los cobardes. Su intolerancia hizo lo demás. Ayer un colega exploraba mi reacción. Repito lo que le dije: desde luego que molesta e indigna lo ocurrido. Claro que podría golpear al rufián cuando se cruce por mi camino, pero trataré de no hacerlo, porque sería rebajarme a su nivel. También podría insultarlo diciéndole que es un hijo de puta, pero incurriría en la misma conducta machista que deploro.
Por eso me abstendré de esta conducta soez. Además, ¿qué culpa tiene la madre de Mercado de haber parido a un ser abyecto como él?
Lo dicho: vivimos tiempos de canallas. Pero también de mujeres y hombres dign@s como Laura Itzel, cuya fragilidad física es inversamente proporcional a su enorme fortaleza ética e indomable espíritu. En ella hay congruencia, integridad, valentía. De todo ello carece su agresor.

miércoles, octubre 21, 2009

Censura en el Congreso

La toma de tribuna de la Cámara de Diputados, realizada ayer por un grupo de legisladores afines al movimiento lopezobradorista, en protesta por el alza de impuestos acordada por el PAN y el PRI, reveló una vez más el verdadero talante de la derecha en el poder: autoritarismo, intolerancia y censura. La decisión de interrumpir la transmisión en vivo del Canal del Congreso es un hecho grave que viene a sumarse a la propaganda engañosa, de corte francamente fascista, que el gobierno ha desplegado en contra de todo aquel que se le oponga.
Aunque la señal del canal legislativo se transmite solamente por televisión de paga o restringida, diversos medios de comunicación nacionales y extranjeros dan seguimiento a lo que ocurre en las dos cámaras del parlamento mexicano a través de esta vía. Por ello, lejos de ocultar o minimizar la protesta, lo que esta burda maniobra propició fue un mayor interés de los periodistas y del círculo rojo por observar lo que estaba pasando en el salón de sesiones.
Panistas y priistas, tal como ocurrió con los electricistas el día en que la policía federal invadió las instalaciones de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, fueron sorprendidos por una parte de la oposición de izquierda, que un día antes, en discreto coloquio realizado en la colonia Roma, había decidido la toma de la tribuna legislativa, para tratar de impedir o por lo menos exhibir, la complicidad de ambos partidos en el aumento de impuestos a la ciudadanía, y el mantenimiento de los regímenes especiales de tributación que permiten a los grandes contribuyentes evadir legalmente sus contribuciones al fisco.
El gobierno calderonista y la mesa directiva, presidida por el diputado panista Francisco Ramírez Acuña, creyó que pactando con los chuchos en el PRD tenían todo bajo control. Pero un reglamento interno, avalado mansamente por la coordinación perredista en San Lázaro, que prohíbe la toma de tribuna, no puede estar por encima de la objeción de conciencia y de la libertad que cada legislador tiene para actuar conforme a sus creencias. Además, la bancada del PT, reducida en número, pero elevada en calidad, tiene la iniciativa y la táctica para imponer la agenda de los grandes temas nacionales. Así, ese pequeño pero combativo grupo de legisladores identificado con Andrés Manuel López Obrador, ha puesto a la defensiva y contra la pared a una mayoría timorata, sumisa y cómplice.
Las mantas y cartulinas que los obradoristas desplegaron en protesta por los impopulares impuestos que PRI y PAN quieren imponer a la ciudadanía, asustó a la directiva cameral. La enorme manta con la leyenda “Calderón es el verdadero peligro para México”, molestó a Los Pinos. Hubo más mensajes, algunos de ellos bastante agresivos. Consecuentemente, los diputados del PT y PRD que ocuparon la tribuna, aparecieron solamente durante ocho minutos en el Canal del Congreso. Ese es el tiempo en que los integrantes de la mesa directiva se retiraron del presídium, Inmediatamente después, la señal fue sustituida con programas grabados, y así permaneció por horas. Sólo uno de los canales de circuito cerrado del Palacio Legislativo siguió difundiendo una imagen panorámica del salón de sesiones.
Es previsible lo que sigue: los medios de comunicación al servicio del régimen, lincharán mediáticamente a los diputados que se atrevieron a utilizar este recurso parlamentario de la toma de tribuna, perfectamente legal en México, y hasta rutinario en otros parlamentos del mundo. En contraste, esos mismos medios callarán o justificarán el abuso y la ilegalidad que se cometió al censurar la transmisión del Canal del Congreso. Vivimos tiempos canallas, sobre todo en la prensa.

miércoles, octubre 14, 2009

No es tan fácil


El Periodico

Los estrategas del gobierno recomendaron a Felipe Calderón la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, porque previamente levantaron una encuesta que resultó favorable a ese fin. Sin embargo, el panista olvidó un principio básico que sus expertos en materia de comunicación política le debieron advertir: la opinión pública es volátil. Ciertamente la repetición del mensaje funciona, pero la propaganda engañosa pierde su efecto cuando el destinatario percibe que ha sido manipulado.
Entonces se vuelca contra el autor del artificio.
A Calderón se le atribuye mala suerte. El listado de casos que se echan a perder o fallan, después de que el michoacano tiene alguna intervención, es larguísima. Las más conocidas se relacionan con el deporte. Así, cuando el personaje en cuestión planteó que quería un México ganador, como el que representaba la selección de futbol sub-17, los resultados empezaron a ser desfavorables en todas las categorías juveniles, a tal punto que los jugadores fueron incapaces de calificar a sus respectivos mundiales. Cuando la selección mayor andaba por los suelos, los supersticiosos pedían que el salado se abstuviera de acercarse o felicitar al Tri, porque esa acción ponía en riesgo la eliminatoria mundialista rumbo a Sudáfrica 2010.
De hecho, miles de seguidores de los Pumas supieron que el equipo universitario sería campeón cuando Calderón apareció en el palco del Pachuca durante la final del torneo anterior. Era la única manera en que el Tuca Ferreti, entrenador de la UNAM, podía ganar un campeonato. El problema fue cuando el panista felicitó a los universitarios: a partir de entonces perdió siete de ocho partidos disputados, la peor racha para un campeón en la historia del futbol mexicano.
El propio Ejecutivo llegó a creerse las versiones populares sobre su mala suerte. Por eso, cuando el Tri empezó a jugar mejor, a la llegada de Javier Aguirre a la dirección técnica nacional, el supersticioso panista creyó que la fortuna por fin le sonreía. Vinculó entonces el golpe a LyFC y al SME con la clasificación de la selección nacional al mundial sudafricano. Así, mientras millones de mexicanos celebraban la victoria de los verdes sobre el equipo salvadoreño, durante la noche del sábado y madrugada del domingo, la administración federal puso en marcha el operativo diseñado desde un año antes por el ministro de Policía del régimen, Genaro García Luna.
La operación fue realizada al margen de la legalidad, es cierto, pero resultó tal como se planificó. La maniobra sorprendió por completo a los electricistas. Algunos trabajadores, portando todavía la camiseta verde y con confeti en el pelo, constataron con estupor, primero, y enojo después, que miles de policías armados les impedían ingresar o los expulsaban de sus centros de trabajo. Sus lugares fueron tomados por personal de la Comisión Federal de Electricidad que, según el gobierno, podía suplir sin mayores complicaciones a los “ineficientes e improductivos” sindicalistas del SME.
Fue esta la primera piedra con la que Felipe Calderón tropezó. Lo había advertido la dirigencia del sindicato: los equipos, en su mayoría, son viejos y obsoletos, y sólo la experiencia y pericia de los trabajadores sindicalizados hacía que funcionaran. No les creyeron el domingo. Error grave. Un día después empezaron los apagones, y pocas horas más tarde se generalizaron los cortes de luz en diversas zonas del Valle de México, propiciando el enojo de los usuarios afectados. Entonces empezó a cambiar la opinión pública, favorable en un principio a la postura gubernamental. Y eso no es un asunto de buena o mala suerte, como creen algunos de los cándidos operadores de Los Pinos. El problema es de incompetencia y estupidez.

viernes, septiembre 11, 2009

El tamaño del miedo

Un hombre, aparentemente afectado de sus facultades mentales, secuestró ayer un avión de Aeroméxico y desató la histeria en Los Pinos. El individuo, de nacionalidad boliviana, pastor cristiano y cantante, con un pasado de drogadicción, alcoholismo y violencia (según datos recogidos por los medios en Internet), se valió solamente de un recurso para llevar a cabo su acción: el miedo.

Ramon Alfonso Sallard

Miedo de la tripulación y pasajeros de la aeronave, pero, sobre todo, miedo de quienes presuntamente gobiernan este país. Y es que el sujeto, en su alucinada perorata, quería entrevistarse con Felipe Calderón porque quería advertirle que no acudiera al Zócalo a dar el grito de Independencia, toda vez que ocurriría un terremoto. Con una biblia en la mano, habló también de terrorismo en México.
Los detalles de lo ocurrido empezaron a conocerse en retazos durante la tarde y noche, aunque después el incidente pasó a segundo plano por el partido México-Honduras. Sin embargo, un legislador local que viajaba en el mismo vuelo, alcanzó a dar su testimonio de los hechos y denunció la vejación de que fueron objeto una veintena de pasajeros por parte de la policía federal.
Cuando el avión aterrizó el aeropuerto internacional Benito Juárez de la ciudad de México, de inmediato inició el despliegue policiaco alrededor del Boeing 737 de Aeroméxico. Los agentes portaban armas largas y pasamontañas. Unos minutos después bajaron las mujeres y niños. Quedaron los hombres. Entonces abordaron los oficiales y arremetieron contra todos los pasajeros. Quedó en evidencia, una vez más, el sello del gobierno calderonista: primero reprime y después averigua.
Los hombres fueron esposados y trasladados al hangar presidencial, donde otro grupo de agentes interrogó y revisó detalladamente la documentación de cada uno. Varias horas después de sucedidos los hechos, los pasajeros seguían retenidos ilegalmente. Sus familiares y acompañantes recibieron la orden intimidatoria de guardar silencio sobre las vejaciones, a menos que estuviesen dispuestos a afrontar las represalias.
El secuestrador utilizó dos latas de jugo para lograr su cometido. Dijo que en ellas había explosivos. Y cundió el pánico en un apanicado gobierno que quiere tener apanicada a la población.
El miedo, esa emoción primaria provocada por la percepción de peligro real o supuesta, es también un arma de dominación política y de control social. Diversos son los autores que han denunciado, en los últimos años, el uso político del miedo como forma de control de las masas, a través de la creación de falsos escenarios de inseguridad ciudadana.
Un dato revelador: a pesar de que sólo diecisiete personas perdieran la vida a causa de actos terroristas en Estados Unidos entre 1980 y 1985, el periódico New York Times publicó un promedio de cuatro artículos sobre terrorismo en cada edición. Entre 1989 y 1992, sólo treinta y cuatro estadounidenses murieron como consecuencia de actos terroristas en el mundo, pero más de 1300 libros fueron catalogados bajo el rubro de “Terroristas” o “Terrorismo” en las bibliotecas estadounidenses.
Al parecer, estamos en ese camino. La de ayer sólo fue una pequeña muestra del tamaño del miedo.