Mostrando las entradas con la etiqueta laicismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta laicismo. Mostrar todas las entradas

lunes, mayo 09, 2011

México: de alumno ejemplar a discípulo patético

Quizás dos de sus más recientes viajes internacionales representaron una especie de bálsamo y de sosiego al contrito espíritu militante y religioso de Felipe Calderón, luego de que su zóon politikon y su homo œconomicus fueran ríspidamente vapulados por quienes supuestamente son sus principales socios, aliados o agentes “neutrales” foráneos: la Casa Blanca, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) o la Organización de las Naciones Unidas, entre otros.
Mirenlos, los CACHORRITOS del IMPERIO YANQUI. El Presidente de Perú, Alan García, se reunió con sus homólogos de Chile, Sebastián Piñera, Colombia, Juan Manuel Santos, y el ESPURIO de México, Felipe Calderón, para tratar de una futura alianza comercial del arco pacífico americano, por instrucciones de su padrote; EUA.

Su participación en la cumbre de Lima, a finales de abril, seguramente insufló su ánimo bravucón al departir con sus pares de la derecha gobernante latinoamericana, Alan García, Juan Manuel Santos y Sebastián Piñera, que, como los últimos cruzados neoliberales, resisten en sus ínsulas a las tempestuosas aguas progresistas que se han ensanchado por el continente. Y su asistencia en la ceremonia de beatificación de uno de los papas más retrógrados y siniestros del siglo XX, uno de los más feroces guerreros católicos que, durante su reinado absolutista y oscurantista, acompañó y pontificó las peores causas en contra de la humanidad –su apoyo a las genocidas campañas anticomunistas, colonialistas, guerreristas o golpistas de los Bush; su respaldo a las criminales dictaduras militares; su rabioso liderazgo, cual Tomás de Torquemada, en la persecución en contra de quienes defienden los derechos de las mujeres, de los homosexuales, la educación y la vida secular, entre otras exigencias ciudadanas–, sin duda, reanimó su concupiscencia mística. Su presencia en este acto, justo el día internacional de los trabajadores arrollados por el neoliberalismo global, “es congruente con los principios de laicidad del Estado mexicano”, según el retorcido comunicado emitido por la Presidencia para justificarse, y cuya inasistencia hubiera sido una “descortesía”, según la clerigalla local, convertida en vocera oficiosa de Calderón, bajo la lógica de que “ser cortés no quita lo laico” a un Ejecutivo devoto que tuvo que ponerse ese irritante ropaje constitucional y que le gustaría convertir a ese organismo en un Estado teocrático. Además, Calderón, Javier Lozano y compañía son bestiales enemigos y opositores de los obreros y sus conquistas laborales, a las que pretenden destruir completamente para convertir a los asalariados en esclavos “flexibles”, sometidos a la dictadura de la productividad, la competitividad y la rentabilidad del capitalismo salvaje. Al cabo, son mejores la ensoñación y los cantos celestiales, comparados con las groseras y arrabaleras imprecaciones con que podría ser recibido por sus enemigos de clase, a los que ha ultrajado hasta la abyección.

El huidizo y fugaz peregrinaje a tierras vaticanas y de sus iguales reaccionarios, empero, fue inútil para conjurar los pétreos juicios emitidos por funcionarios libres de toda sospecha. Como aves de mal agüero, le revolotearon por la cabeza durante el viaje y su retorno, al grado de tornarlo más irascible. Unos están relacionados con la ascendente inseguridad que se enseñorea despiadadamente en México, convertido en un camposanto y en un tiradero de cadáveres a lo largo y ancho de su territorio, manifestación del fracaso de la guerra de Calderón en contra del narco, la principal divisa de gobierno que atizó la criminalidad y su salvajismo, así como la violación de los derechos humanos. Esa situación inquieta a los inversionistas extranjeros, de suyo nerviosos, sobre todo los especuladores, los cuales requieren de la suficiente tranquilidad para especular, explotar al máximo a los trabajadores y depredar las riquezas nacionales. Un mayor escalamiento podría provocar la estampida de capitales. Desde luego, su aflicción nada tiene que ver con sus escrúpulos al momento de violentar el estado de derecho local.

El gasto militar durante el calderonato ha sido desaforado e inútil, si se considera que su guerra fue improvisada y está perdida. El dinero se drena entre las grietas de la ineficiencia y su empleo es poco claro. Según los Indicadores del desarrollo mundial, del BM, éste aumentó 44 por ciento, de 45 mil millones de pesos (MMDP) en 2006 a 64.3 MMDP en 2009. En cambio, el de educación y salud apenas creció marginalmente. El de salud por habitante, por ejemplo, pasó de 507 dólares a 515. Los egresos totales en seguridad, corrigió Ernesto Cordero, ascienden a 200 MMDP anuales, seis veces más que el destinado al combate de la pobreza extrema (en 2011, a 35.4 MMDP). Por cada 5.6 pesos erogados en seguridad, corresponderá 1 a la pobreza extrema. A la educación se aplicarán 230 MMDP, y a la educación superior, 146.3 MMDP.

Según el BM, lo anterior explica la elevación de la pobreza. El neoliberalismo mexicano primero genera miserables, a unos cuantos les da limosnas y a otros los atiende a balazos y con la cárcel.

Otras críticas “amigas” corresponden al manejo económico y sus resultados.

Lejos están los neoliberales mexicanos de la efímera “época dorada” en la que eran considerados como los “alumnos ejemplares”, dignos de emularse, la cual se acabó violentamente con el trágico colapso de la ficción salinista, en diciembre de 1994.

Ahora son vistos con recelo; como aprendices remisos; lerdos.

Contra el optimismo de los calderonistas, en su informe semestral Panorama de la economía mundial, el FMI considera que la economía mexicana aún no se recupera de la crisis de 2008-2009 y su nivel es 10 por ciento menor al registrado antes de ella. A escala mundial, esa situación sólo es compartida por Rusia y Turquía. Comparado con los países latinoamericanos, su desempeño es mediocre. La mayoría de ellos ya recuperó y superó el terreno perdido. En particular, destacan Argentina y Brasil que, a diferencia de México, hace tiempo abandonaron la ortodoxia económica y crecen a buen ritmo. Para el FMI, la mediocridad económica de México se explica por su dependencia a Estados Unidos y el estancamiento del mercado interno. Sin embargo, ese organismo guarda silencio ante su corresponsabilidad en el asunto. Sus alumnos, los Chicago Boys mexicanos, aplican desde 1983 las políticas ortodoxas que el FMI “propone” para contener la inflación, que condena al consumo, la inversión, el crecimiento y el empleo internos al estancamiento crónicos, e imponen las contrarreformas estructurales neoliberales, entre ellas el Tratado de Libre Comercio, que terminaron subordinando al país ante su “socio” del Norte y cuyo futuro es incierto, merced a sus graves desequilibrios que obstaculizan su expansión, entre ellos el déficit fiscal (10.8 por ciento del producto interno bruto, PIB) y la deuda pública (99.5 por ciento del PIB y que llegará a 110 por ciento en menos de cinco años), que reflejan el oneroso rescate de los especuladores financieros que provocaron su colapso y contribuyeron al del sistema capitalista mundial. El ritmo de crecimiento mexicano en este siglo sólo supera al de los países más humildes: Jamaica, Bahamas, Barbados, Granada y Haití.

Augusto de la Torre, economista en jefe del Banco Mundial, también arrojó un balde de agua fría al optimismo calderonista. En el informe El éxito de Latinoamérica y el Caribe se somete a prueba, presentado por De la Torre, México es considerado como un caso “excepcional” y “misterioso”. Es “excepcional” porque su recuperación económica no sólo no genera empleos, sino que aumentan los desempleados, a diferencia del resto de América Latina que no padeció una destrucción significativa de puestos de trabajo: los que se perdieron ya fueron recuperados, la tasa de desempleo se ubica por debajo de la conocida antes del inicio de la crisis y se crean nuevos empleos. Ello sucede en Argentina, Brasil, Ecuador, Perú y Uruguay, cuyos gobiernos progresistas, a excepción de Perú, son la antípoda del régimen derechista, clerical y neoliberal calderonista. “Sólo México es un foco especial en materia de empleo en la región”.

Es un enigma para el BM, porque si bien “México es un país estrella en el ámbito macroeconómico” y es visto como una economía robusta, debido a su desempeño estelar en el manejo macro, especialmente el monetario y fiscal, lo que supuestamente no genera preocupaciones sobre la vulnerabilidad macroeconómica, también representa un “gran misterio”. “¿Por qué no consigue generar tasas de crecimiento mayores?”.

Los asertos de De la Torre y el BM son verdaderos disparates. Sólo un ignorante, un malintencionado o un Chicago Boys pueden creer en la dicotomía entre lo micro y lo macro. Lo macro está bien gracias a que lo micro está pésimo. Es decir, la “fortaleza” monetaria –los altos réditos que premian a la especulación financiera y castigan a la inversión productiva y el consumo– y fiscal –su equilibrio logrado con la reducción del consumo, la inversión y el gasto social públicos–, medidas empleadas para controlar la inflación, tal y como “recomiendan” el FMI y el BM, son las causantes, junto con las contrarreformas neoliberales, de la pérdida del crecimiento, del estancamiento, de la falta de empleos formales, del retroceso del poder de compra real de los salarios, de la miseria, la exclusión social, la inseguridad y el descontento que sufre México y todos los países en donde se aplicaron y se imponen esas políticas. En ese sentido, no existe ningún misterio, sólo tonterías.

De alguna manera esto lo tiene claro Robert Zoellick, presidente del BM, aunque oculte las causas. En el Informe sobre el desarrollo mundial 2011. Conflicto, seguridad y desarrollo, recién presentado por Zoellick a nombre de ese organismo, se dice que el progreso sin precedentes de la delincuencia organizada, que ahoga a México y que podría provocar el hundimiento de muchos estados frágiles, a medida que sus instituciones caigan presas de la violencia organizada, se debe al desempleo, en especial el juvenil; los bajos ingresos, las tensiones étnicas, religiosas y sociales, entre otros. Ello explica que parte de la población se vea obligada a integrarse a las pandillas y movimientos rebeldes”, ya sea para sobrevivir o buscar un mundo mejor.

La creación de instituciones más legítimas, responsables y eficientes que ofrezcan seguridad, justicia y empleos son algunas medidas que, a juicio del BM, pueden romper los círculos de la violencia criminal y política. Por desgracia, el FMI, el BM y los neoliberales nada tienen que ofrecer al respecto.

Desdichadamente, el colapso mundial iniciado en 2007, la especulación con los precios, la imposición de políticas antipopulares para enfrentar la crisis y la antidemocracia sólo reforzarán la pobreza, el descontento y la delincuencia.

Si el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) muestra que el ingreso laboral por persona en México cayó 20 por ciento entre el segundo trimestre de 2008 y 2010, el informe Monitor de precios de alimentos del BM agrega que el índice que mide la proporción de gente que no puede adquirir una canasta mínima de consumo con su ingreso laboral se incrementó cerca de 5 por ciento entre el segundo y cuarto trimestres de 2010. En 2006, la pobreza afectaba a 42.6 por ciento de los mexicanos; en 2008, a 47.4 por ciento. En las zonas rurales pasó de 54.7 por ciento a 60.8 por ciento; en las urbanas, se elevó de 35.6 a 39.8 por ciento. Aún se desconoce cómo quedó la situación después del colapso.

Según el Informe sobre seguimiento mundial 2011. Mejorar las posibilidades de alcanzar los ODM, elaborado por el BM, ocho de cada 10 indígenas mexicanos son pobres, relación que sólo es superada en el mundo por la República Democrática del Congo, donde la relación es de 8.4 por cada 10. La relación casi duplica a la de la población general, en la que la pobreza afecta a 4.5 de cada 10 mexicanos. Los indígenas son los principales excluidos por el sistema.

En su Panorama de la sociedad, la OCDE ve más pobreza en México y más sobreexplotación: “Uno de cada cinco mexicanos es pobre, comparado con sólo uno de cada 10 en promedio en la OCDE; a la mitad de la población le resulta difícil o muy difícil vivir con sus ingresos. México ocupa el segundo lugar en desigualdad de ingresos” dentro de la OCDE. Más trabajadores mexicanos se ven obligados a laborar más para elevar los ingresos que reciben.

“La crisis no ha terminado”, señala Dominique Strauss-Kahn, director del FMI. “Estamos en una zona peligrosa”, remarcó Zoellick, del BM, debido al alza de los precios de los alimentos que arrojaron a la pobreza a 44 millones de personas en el mundo; 10 millones se agregan a ese infierno cada vez que las tarifas de los alimentos suben 10 por ciento, según el BM. Y su índice de precios de alimentos se elevó 36 por ciento en el último año. El del maíz se elevó 74 por ciento; en México, 37 por ciento; más del doble respecto de Brasil y Argentina. El precio del trigo mundial se elevó 69 por ciento; la soya, 36 por ciento, y el azúcar, 21 por ciento.

Contra el optimismo ficticio de Calderón, más pobreza, más delincuencia, más descontento social se atisban en el horizonte de México y el mundo capitalista.

*Economista

Fuente: Contralínea 231 / 01 de mayo de 2011

lunes, febrero 08, 2010

¿Por qué nación laica?

Víctor Orozco

A propósito de la reforma constitucional en puerta, conforme a la cual se modificaría el artículo 40 de la Constitución General para incluir en la definición de la república el distintivo de laica, sumado a los de representativa, democrática y federal, es pertinente recordar las grandes batallas ideológicas libradas durante la etapa de la reforma liberal en México. Muchos estarán de acuerdo que entre las celebraciones del bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución, estamos dejando a un lado la conmemoración de este acontecimiento, el proceso de mayor trascendencia en la historia mexicana. El documento político insignia de este movimiento fue la constitución federal promulgada el cinco de febrero de 1857. También en esta misma fecha se expidió el código político de 1917, en una coincidencia ajena a la casualidad, pues los diputados constituyentes quisieron mostrar simbólicamente la continuidad de los principios animadores de la reforma en la revolución.

La “década nacional” como se le ha llamado a los años transcurridos entre 1854, al inicio de la revolución de Ayutla y 1867, cuando triunfa en definitiva la república sobre el imperio de Maximiliano, es de esas fases en las cuales se condensan de tal manera los hechos, conflictos, contradicciones, proyectos, que se ofrecen como una cámara de combustión en cuyo interior crece la presión hasta provocar el estallido que pone en marcha a las sociedades y las impulsa por largos períodos. Si atendemos a la profundidad de las polémicas, al antagonismo de los contendientes, a la autonomía que cobró el desarrollo de las ideas respecto a dogmas y prejuicios, a la primacía de los programas sobre las puras conveniencias personales, a la lucidez de sus protagonistas, este período no guarda otro equivalente en la historia de México.

Un documento escasamente conocido, que puede ayudar a comprender la magnitud de la victoria alcanzada por la República y también el porqué de la imposibilidad para arribar a una solución negociada del conflicto, es la carta con la cual se despidió el nuncio apostólico Luigi Clementi, obispo de Damasco, quien había llegado al país en 1851 y fue expulsado del mismo diez años después, a raíz del triunfo militar de los liberales sobre el partido conservador. Expongo algunas de las tesis sustentadas por el alto dignatario del Vaticano y compartidas de pe a pa por el clero mexicano, así como por los más influyentes miembros del conservadurismo. Debo decir antes, que Clementi recibió la orden de salir del país por su activo involucramiento en sus asuntos internos y sobre todo en la recién acabada guerra de los Tres Años. Fue el último embajador de la Silla Apostólica hasta que los cambios promovidos por Carlos Salinas en la década de los noventas del pasado siglo, posibilitaron la reanudación de las relaciones diplomáticas entre México y aquella entidad.

El documento de marras, dirigido al ministro de gobernación, se refería a varias de las reformas alcanzadas a raíz del triunfo revolucionario, para condenarlas, “…declarando nulo, inválido e ineficaz en todos sus efectos: 1. La expropiación, que la Iglesia Mejicana ha sufrido de todas sus propiedades…2. La introducción en la República de la libertad de cultos, aún del judaico, mahometano y del abominable de la idolatría, en menosprecio de la doctrina católica, que excluye necesariamente la existencia de cualquiera disidente profesión religiosa, 3. La autorización del matrimonio civil, con que se ha manchado la pureza y la santidad de la unión marital cristiana y se ha otorgado la sanción de la ley a la prostitución y al concubinato; 4. La prohibición, con que se ha quitado a las vírgenes católicas el derecho de consagrarse a Dios en aquel estado, que les fuera más agradable…”. Remataba el texto con varias aseveraciones en las que proclamaba palmariamente la superioridad de la autoridad eclesiástica sobre la civil: “La Iglesia encierra en sí misma todos los requisitos necesarios al libre e independiente desarrollo de su poder divino y bajo ningún aspecto podrá sujetarse a la voluntad y a las injustas y opresivas exigencias del poder humano”. Tal carácter tenían, a juicio del prelado, las enumeradas leyes mexicanas.

Esta posición de la jerarquía eclesiástica, constituía el corazón del ideario bajo el cual combatían los conservadores. Era única, emanada directamente de la Santa Sede y sin posibilidades de transigir aún en aspectos secundarios. ¿Qué le quedaba al estado mexicano si se abstenía de tocar las gigantescas y sagradas propiedades de la iglesia?. ¿Aceptar de por siempre el estatus de arrendatarios que tenía el grueso de los labradores mexicanos?. ¿Consentir en la exención de impuestos a la mayor propietaria de tierras y fincas urbanas en México?. Y, si se mantenía la religión oficial, ¿Seguir prohibiendo cualquier otro culto diverso al católico y perseguir a sus posibles adherentes?. ¿Someterse a la iglesia aún en la materia clave de regular el estado civil de las personas?. ¿Abdicar del deber de aplicar la ley a todos por igual, reconociendo que la iglesia estaba por encima del mismo orden jurídico general?.

Cualquiera respuesta afirmativa a estas cuestiones, entrañaba la renuncia a constituir una nación independiente y soberana. El pleito entrañaba un problema de existencia. Por supuesto, las circunstancias han cambiado desde entonces y la iglesia ha aceptado en principio la libertad de cultos. En otros puntos, sin embargo, las palabras de Clementi todavía resuenan en las del cardenal Rivera cuando sostiene que él atiende primero a las leyes divinas y luego a las humanas, para justificar su militancia en contra de preceptos legislativos públicos, como el que permite el contrato de matrimonio entre homosexuales en el Distrito Federal o su abierta campaña para que las leyes penalicen el aborto en todos sus tipos. Ninguno de ambos, desde luego, agregó que ellos son los privilegiados intérpretes de las normas venidas de la divinidad, así que al final quedan ubicados como árbitros supremos y por encima del Derecho que al resto nos rige.

La insistencia en preservar y fortalecer el carácter laico del Estado mexicano, no descansa como puede advertirse del significativo documento que menciono, en una orientación anticatólica. Reside en la protección de valores e intereses generales como los siguientes:

- Las libertades públicas, atropelladas y conculcadas siempre que se pretende imponer una concepción de la moral y de la vida exclusiva y excluyente,

- El derecho de los habitantes a profesar cualquier confesión religiosa, sin que el Estado o los políticos utilicen su fe para promover a sus propios intereses. (Más que nadie los católicos deberían indignarse por ejemplo, cuando políticos como Vicente Fox se exhiben con crucifijos en actos públicos o como Peña Nieto, retratándose en el Vaticano).

- El derecho que tienen los creyentes a que su iglesia respete la opción política de su preferencia, así como el Estado respeta su opción religiosa.

- La obligación para los gobernantes de abstenerse de participar en actos religiosos. Por vía de ejemplo, la presencia de los representantes de los tres poderes del estado de Chihuahua a la ceremonia de investidura del nuevo obispo de la diócesis de la capital, revela el irrespeto al resto de las creencias religiosas y una estafa a la ley civil, que les ordena mantener la dignidad de su encargo.

Estas consideraciones de sobra fundamentan la pertinencia de la reforma constitucional definiendo a México como una república laica. Es quizá el mejor homenaje a la mayor de las gestas emancipadoras emprendida en este país, en el aniversario de la Constitución.


jueves, enero 07, 2010

Laicismo, izquierda y revolución


MÉXICO, D.F., 6 de enero.- Más que aquel mito histórico al que algunos la reducen, la Revolución Mexicana es una realidad presente que distingue a nuestra nación y que ha inspirado nuestra cotidiana construcción democrática. Uno de los logros más importantes de los revolucionarios de 1910 fue sin duda la irrestricta separación Iglesia-Estado.
La fortaleza y la dignidad del Estado laico mexicano siempre fueron ejemplos internacionales del éxito de un liberalismo progresista, y se destacan hoy más que nunca en una época de resurgimiento de fundamentalismos y sectarismos de diversa índole a lo largo y ancho del planeta.
México cuenta con un nivel de desarrollo mucho más avanzado que Estados Unidos en la materia. En el país vecino del norte, tanto el presidente como los diputados y senadores federales juran sobre la Biblia al tomar posesión de sus cargos. En más de una docena de entidades federativas de la Unión Americana un sacerdote inaugura las sesiones legislativas locales con una bendición pública. La moneda estadunidense reza que su valor surge de la “confianza” que los ciudadanos tienen en Dios (“In God We Trust”). Las bodas oficiadas por curas, pastores e incluso chamanes tienen valor civil. Un gran número de escuelas públicas del sur de Estados Unidos todavía enseñan que la humanidad tiene su origen en el pecado original de Adán y Eva.
México, en contraste, es un ejemplo de modernidad y progreso. Si bien el régimen del partido del Estado estableció cuestionables pactos con los grupos más conservadores de la jerarquía católica, durante sus más de 70 años en el poder el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y sus precursores nunca se atrevieron a minar totalmente los cimientos del Estado laico.
Hoy, el respaldo del PRI a las iniciativas que prohíben y penalizan al aborto en diversos estados de la República representa una franca traición al tradicional compromiso de este partido con los principios del liberalismo. Ello ha demostrado que el “nuevo” PRI es aún más carente de valores y principios democráticos que el “viejo” PRI. La visita de Enrique Peña Nieto al Papa es particularmente elocuente al respecto.
A diferencia de lo anterior, el izquierdista gobierno del Distrito Federal se ha convertido en uno de los más importantes defensores de los principios revolucionarios. La reciente aprobación y publicación de las reformas al Código Civil que permiten el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, así como la adopción de niños por estas parejas, implican una significativa expansión de los derechos de la población mexicana. Al igual que con la legalización del aborto, la legislación del “divorcio exprés” y el aval a la muerte asistida en el Distrito Federal, en este caso los asambleístas del Partido de la Revolución Democrática y el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, se han colocado de nuevo a la vanguardia en el cambio social y político.
Esta reforma es trascendente no tanto por permitir el matrimonio entre dos personas del mismo sexo, sino porque representa la liberación del Estado mexicano de la definición eclesiástica de la familia. Abre la puerta para el pleno reconocimiento estatal de la gran diversidad de familias que existen en la sociedad mexicana.
Estrictamente hablando, cualquier persona debería poder adoptar a un niño, aun si no estuviera “casado/a” con otra persona. Los millones de madres solteras del país saben muy bien que lo verdaderamente relevante es el compromiso, el respeto y el amor, no necesariamente la presencia de dos adultos. Incluso, muchas veces las familias “tradicionales” resultan ser espacios muy poco propicios para el desarrollo emocional e intelectual de los niños, sobre todo cuando la norma es el maltrato de las mujeres y niños por el padre de familia.
Hace 10 días, en el evento de reapertura del museo Casa Morelos en Michoacán, Calderón reveló su estrategia para sacar raja política de las celebraciones de la Revolución y la Independencia que tendrán lugar durante 2010.
Primero, apelará al patrioterismo y al “nacionalismo” cultural: “2010 debe ser un año en el que celebremos con alegría 200 años de ser orgullosamente mexicanos. Debe ser un año en el que el sentimiento patrio palpite con enorme fuerza en cada hogar, en cada escuela y en cada plaza pública”.
Segundo, priorizará el legado de la Independencia por encima de la Reforma y la Revolución, con el enaltecimiento del papel de la Iglesia y la marginación del liberalismo mexicano.
Tercero, colocará como los principales “enemigos” a vencer a los narcotraficantes, en lugar de la pobreza, el autoritarismo o la concentración del poder: “Hoy, como hace 200 años, nuestra nación sufre los embates de sus enemigos, de aquellas que buscan cancelar para todo efecto práctico las libertades de los mexicanos”.
Los mexicanos no podemos permitir esta reinterpretación eminentemente conservadora de los legados de la Independencia y la Revolución. “Morelos luchó por la Independencia nacional convencido de que esa era su misión en la vida. Hay generaciones a las que les corresponde luchar por la libertad y otras a las que nos corresponde luchar por preservarla”, declaró Calderón.
Así como Barack Obama fracasó olímpicamente en su intento de transformar el Premio Nobel de la Paz en una certificación para emprender “guerras justas” desde el imperio, Felipe Calderón tampoco tendrá éxito en su esfuerzo de convertir las guerras libertarias del pasado mexicano en un permiso para frenar la expansión de nuestros derechos y reinstalar un Estado confesional y una intolerancia institucionalizada.
www.johnackerman.blogspot.com

miércoles, diciembre 23, 2009

La impostura católica de Peña Nieto

Serios retrocesos a la laicidad ha representado este año 2009 que está a punto de concluir. La clase política entra a festejar el bicentenario habiendo traicionado los fundamentos juaristas que dieron sustentos modernos al Estado mexicano contemporáneo. Me refiero no sólo a la contrarreforma antiaborto, promovida por el PRI en 18 entidades de la República, o al acotamiento de libertades laicas, sino a la bochornosa polémica que Enrique Peña Nieto ha protagonizado con su aparatosa y mediática visita que recientemente realizó al Vaticano.
El montaje va más allá de la burda utilización de la esplendorosa escenografía pontificia y de los reflectores televisivos para anunciarnos no nada más la boda del gobernador mexiquense, sino el arranque formal de su candidatura hacia la Presidencia de la República. Peña está anunciando que va con todo y no importan los cómos; junto a gobernadores aliados, incluidos sus presupuestos; su acometida es absoluta y total, no tiene reparos, incluso está dispuesto a sacrificar raíces políticas e identidades ideológicas.
Las imágenes del joven político de Atlacomulco con el papa Benedicto XVI simbolizan una supuesta posición político-religiosa conservadora, apropiada a la atmósfera que ha reinado en nuestro país en los últimos 10 años de gobiernos de la alternancia panista. Con oportunismo, Peña Nieto enarbola los principios cristianos como parte esencial de la estructura ética que lo envuelve. De frontera a frontera, parece anunciar que ha ido ya más allá del casting para convertirse en actor protagonista de primer reparto. De su constante irrupción mediática, pequeñas apariciones, ha dado un salto cualitativo: del posicionamiento al asalto político hacia el poder. El llamado “efecto Peña Nieto” pasa a una fase operativa; de galán de culebrón se convierte en eminente protagonista, en medio de un complejo reparto político plagado de infames, su inevitable y dramática misión será conducir bien a México y salvarlo de la catástrofe.
En cierta forma, en este episodio pontifical Peña Nieto ha emulado a Vicente Fox, quien también arrancó prematuramente su campaña ondeando el estandarte guadalupano al estilo de Miguel Hidalgo. Evidentemente, el asunto tiene más fondo que los excesivos gastos de la puesta de escena en Roma y la distinción entre lo público y lo privado del actor. La pragmática estrategia mexiquense parece inspirada en las tesis de Zygmunt Bauman, quien sostiene en su libro Tiempos líquidos el abandono de los compromisos, lealtades y sólidas posturas ideológicas para dar paso a la liquidez de lo inmediato, a la volubilidad del interés presente, a la hiperflexibilidad, al pensamiento maleable de corto plazo y, sobre todo, a la separación entre poder y política. El riesgo de alcanzar el supremo objetivo a costa del desdibujamiento de la tradición política del PRI. Muy probablemente juegue a favor la obsesión tricolor por reconquistar Los Pinos, sacrificando su raigambre liberal e implantando un pragmatismo oscurantista que ha llevado a establecer alianzas, es el caso de las leyes antiaborto, con los sectores más recalcitrantes de la ultraderecha. Quizá cuente también la enfermiza obcecación del “inexistente grupo Atlacomulco” por encumbrar a uno de sus miembros en la silla presidencial, para permitir la construcción de un perfil híbrido, más afín a los principios panistas que a la trayectoria del Revolucionario Institucional.
Efectivamente, el look y la impostura que seguramente han diseñado los publicistas y marketineros de Televisa en Peña Nieto se asemeja más a las características distintivas de un candidato panista: joven, metrosexual, conservador, eficiente, dinámico, católico, patriota, defensor de la familia, apasionado y apuesto. Es la máscara y el maquillaje aplicado para satisfacer los altos niveles de audiencia, posicionándolo a tal grado que le aseguren una inevitable postulación por su partido como hizo hace 10 años Vicente Fox.
La Iglesia católica, astuta como siempre, no es responsable de la apuesta de Peña Nieto; sin embargo, sabrá sacar provecho político con creces, ejercer todo su peso simbólico y lobby para posicionar su visión, misión y acentos políticos propios.
Peña Nieto y el PRI han abierto la puerta para que de nueva cuenta la jerarquía católica irrumpa con gravitación en la escena política del país; veremos las consecuencias. Ésta se ha beneficiado de un diagnóstico errado de la clase política que establece un supuesto peso electoral de los obispos católicos y de un aparente liderazgo en la orientación y en las preferencias políticas subyacentes en los fieles-electores.
El gobernador mexiquense parece desempolvar las viejas tesis salinistas sobre el papel político de la Iglesia y asignarle un papel de aliada estratégica. Y no me sorprendería que lo incorpore como parte de su discurso político; en todo caso, ya dio línea públicamente para que su Congreso endurezca penalizaciones en caso de aborto a las mujeres de la entidad. Esta tentación ha estado presente en muchos gobiernos, particularmente en momentos de apuro, con altos costos y facturas.
Con estilos muy diferentes, la esencia de Juanito y Peña Nieto es la misma: son subyugados por el protagonismo y el canto de las sirenas. Los próximos meses presagian sordas disputas donde presenciaremos duros golpeteos y se pondrá a prueba la apasionada adhesión del gobernador a los principios cristianos.

viernes, marzo 06, 2009

PREPARAN SENADORES Y LA SEP NUEVO GOLPE A LA EDUCACION LAICA Y GRATUITA

La SEP pretende mayores cuotas en escuelas

Ciudad de México— Con la reforma al Artículo 3 constitucional la Secretaría de Educación Pública (SEP) busca que los padres de familia den un "apoyo mayor al que existe actualmente" en las escuelas a través de cuotas o "canales por medio de los cuales se puedan sufragar los costos" de la educación.Miguel Székely Pardo, subsecretario de Educación Media Superior informó que en la discusión que se mantiene en el Senado de la República sobre la reforma al Artículo 3 constitucional la postura de la Secretaría se mantiene en el sentido de que es el Estado mexicano quien debe proveer esos recursos en la medida en que lo pueda realizar.Durante la conferencia en la que presentó el programa de "Apoyo a la Economía de Familias de Estudiantes de Educación Media Superior", el funcionario de la SEP dijo que hay ejemplos de muchas escuelas en las que gracias a la aportación de los padres de familia se han construido espacios deportivos y se mejora la infraestructura."Pero nosotros creemos que siempre debe ser de manera voluntaria y que el Estado mexicano es el que tiene la responsabilidad de sufragar los costos de la educación". Sin embargo, precisó que la SEP buscara que exista un mayor número de "canales" para que los padres puedan realizar aportaciones a través de cuotas que ayuden de forma creciente al costo de las escuelas.Al tratar de explicar la postura de la dependencia el funcionario enredó sus conceptos y definió que la gratuidad, por lo tanto, "no implica que las familias dejen de destinarle recursos a la educación".Refirió que hay pocos países en el mundo donde la educación es gratuita en términos del transporte, alimentación de alumnos, los materiales que utilizan. Por lo que las familias "deben realizar algún tipo de inversión a pesar de que la educación es gratuita"."La gratuidad -entonces-- se entiende por la oferta del servicio educativo que no debe estar condicionada a un pago, sobre todo un pago de cuotas mensuales, de colegiatura o de inscripciones", e insistió en que sí deben "dar un apoyo mayor al que existe actualmente".Respecto a la parte de la gratuidad del bachillerato, que también plantea reformar esa iniciativa que fue aprobada el 11 de diciembre en la Cámara de Diputados, el funcionario federal indicó que hoy en día se tienen muchas necesidades de infraestructura por el déficit de 20 mil millones de pesos que se tenía en el año 2007.Por lo tanto, afirmó que "todavía el sistema educativo no es capaz de garantizarles a los 6.8 millones de adolescentes en edad de cursar la educación media superior, los espacios para que todos puedan acudir a las aulas".

miércoles, enero 28, 2009

Jerarquía católica, desde la ira

JENARO VILLAMIL

MÉXICO, D.F., 27 de enero (apro).- En el editorial de la más reciente edición del suplemento Desde la Fe, la Arquidiócesis de México intenta polemizar con los críticos del VI Encuentro Mundial de las Familias. Lejos de una polémica, la jerarquía eclesiástica en realidad orienta su ira contra quienes califica de "intransigentes y autoritarios", y defensores de un "Estado arcaico".La réplica que hace la jerarquía católica en su órgano de difusión Desde la Fe no menciona a nadie en especial; generaliza y dogmatiza a su manera. En el fondo, confirma lo que muchos observadores en los medios han señalado: la Iglesia trae su propia agenda político-electoral y está en plena "guerra santa" contra quienes se atrevan a cuestionar sus planteamientos. El Encuentro Mundial de las Familias fue tan sólo un escaparate para una estrategia de más largo alcance."Frente a este encuentro fraterno y festivo –refiere en el editorial-- no faltaron aquellos que quisieron boicotear el evento sin más resultado que hacer el ridículo (¿quiénes, cómo, cuándo quisieron boicotear tal evento que gozó de una amplia cobertura mediática?) y, por supuesto, la presencia del presidente de la República sacó a relucir la furia desmesurada de los talibanes del laicismo, aquellos primitivos defensores no del Estado laico sino de un Estado arcaico; a estos miopes y rabiosos críticos no les es posible aceptar las reglas de la democracia que fatigosamente el pueblo de México ha venido construyendo."¿Quiénes son esos "talibanes del laicismo"? ¿Lo son porque criticaron el discurso presidencial, tan criticable y opinable como cualquier otro o porque no osaron tomar las palabras del primer mandatario como si fueran dogma de fe? ¿O, en realidad, la jerarquía escuda en su defensa al presidente una auténtica contraofensiva para presionar al propio gobierno del PAN?Estas respuestas no están en el texto, pero sí otras descalificaciones a los críticos:"Lo menos que podemos decir es que su ignorancia es grotesca y se muestran incapaces de superar su complejo de inferioridad y de disimular sus odios y fobias que rayan en lo patológico; han mostrado que su corta inteligencia no les permite entender la libertad de una democracia y la pluralidad de nuestra cultura."Una vez más, descalifica a los críticos en general, como si cuestionar fuera un asunto de odios y fobias, y no una manera también de entender la libertad, el derecho a la información y a la libre deliberación."Es de felicitar el valor del presidente que no se mostró como tantos políticos vergonzantes a los que habría que recordar las palabras de Jesús: 'Si alguno se avergüenza de mí, yo también lo desconoceré delante de mi padre', sino que con gran sencillez mostró lo que, por su condición de bautizado, no puede dejar de ser en ningún momento de su vida: cristiano, sin disminuir por ello en lo más mínimo la solidez de un Estado laico profundamente arraigado en la cultura mexicana. Los agoreros del Estado arcaico, que no laico, han hecho una falsa interpretación del texto constitucional y una torcida lectura de las palabras presidenciales. La ignorancia siempre lleva al error, la soberbia al absolutismo y por supuesto a la intolerancia que es propia de los regímenes absolutistas, fascistas y antirreligiosos", agrega la jerarquía católica en su editorial.Después de esta parrafada, uno no sabe si el redactor de estas líneas se mira en un espejo o realmente cree que cuestionar un discurso presidencial es la antesala del absolutismo. En todo caso, también sería bueno recordar que tanta ira para defender al primer mandatario podría aminorarse si recuerdan otra frase de Jesucristo: "dad al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios".Email: jenarovi@yahoo.com.mx