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martes, diciembre 28, 2010

¡Pobre México, tan lejos de Argentina!

Luis Echeverría, expresidente.

Miguel Ángel Granados Chapa

MÉXICO, D.F., 27 de diciembre.- El general Jorge R. Videla, dictador argentino de 1976 a 1981, ha sido condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad. Ya había sido sentenciado a la misma pena en 1985, pero la lenidad del presidente Carlos Saúl Menem le concedió el indulto, además de aplicar en su beneficio las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida. Esas medidas fueron después anuladas por el Congreso en 2003, y esas leyes, declaradas inconstitucionales por la Corte Suprema apenas el 31 de agosto pasado. Entonces pudo llevarse de nuevo ante los tribunales a Videla, principal integrante de la Junta Militar que desató (y en cierto modo continuó la cruzada anticomunista dejada en manos de José López Rega por la presidenta Isabelita Perón, en 1975) la más descomunal represión ejercida por poder alguno contra su propia gente en la historia de América Latina, que se resume en la cifra de 30 mil desaparecidos.

Videla fue sentenciado el miércoles 22 de diciembre por el Tribunal Oral Federal Número 1 de Córdoba, como “autor mediato (…) penalmente responsable de los delitos de imposición de tormentos, agravada por la condición de perseguido político de la víctima (32 hechos en concurso real); homicidio calificado por alevosía y por el concurso de pluralidad de partícipes (29 hechos en concurso real); tormento seguido de muerte (un hecho), todo en concurso real (…) imponiéndole en tal carácter para su tratamiento penitenciario la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta perpetua, accesorias legales y costas (…) En consecuencia, ordenar su inmediato alojamiento en una unidad carcelaria dependiente del Sistema Penitenciario Federal”.

El juicio se refiere a la tortura y asesinato de 31 presos políticos recluidos en el Penal de San Martín, en la misma Córdoba donde ahora ha sido sentenciado. Los hechos ocurrieron entre el 1 de abril y el 30 de octubre de 1976, cuando Videla se estrenaba como dictador. No se le ha condenado porque se suponga que él personalmente entró en la prisión y atormentó a los presos y luego los acuchilló o disparó sobre sus cabezas. Junto con él este miércoles fueron sentenciados subordinados suyos (incluido el general Luciano Benjamín Menéndez, jefe del III Cuerpo de Ejército, en cuya jurisdicción se cometieron los crímenes), la mayor parte de los cuales tuvieron injerencia directa en los homicidios y los tormentos mencionados.

Pero como autoridad suprema, como jefe del Estado (por más que usurpara el cargo) y como jefe del Ejército, Videla fue hallado culpable de ordenar o consentir esos delitos, tenidos como de lesa humanidad y, por lo tanto, imprescriptibles. Suerte semejante hubiera corrido su par en la Junta Militar inicial, el almirante Emilio Eduardo Massera, de no haber muerto el 8 de noviembre.

En la forma extrema de rendición de cuentas a que deben sujetarse los gobernantes, hayan sido elegidos o no, Videla pasará el resto de sus días en una prisión común. No estará allí a pesar de haber ejercido en los hechos la Presidencia de la República, sino por ello mismo, por la responsabilidad política que le corresponde al ocupante del Poder Ejecutivo.

¡Qué remota la posibilidad de que un gobernante mexicano fuera llevado a los tribunales por crímenes semejantes a los imputados a Videla! Y vaya que los ha habido, sin que el sistema judicial y la estructura política (así como sus coyunturas) permitan su enjuiciamiento.

Si a vuela pluma revisamos la historia mexicana del medio siglo reciente, encontramos hitos donde la violencia homicida del Estado contra sus enemigos (se hayan declarado así las víctimas o no) segó la vida, al margen de la ley, de innumerables ciudadanos en las más diversas circunstancias. Si hubieran sido sometidos a proceso y se les hubiera sentenciado a la pena de muerte, nadie supondría posible enjuiciar a los jefes de Estado, por más que se conociera el dominio presidencial sobre procuradores, jueces, magistrados y ministros.

Pero la represión letal ejercida por disposición directa o indirecta de los presidentes los hace responsables políticos, no ante la Constitución, sino ante la historia, de crímenes que no tendrán castigo, porque estamos lejos de poder enjuiciarlos como hicieron en Uruguay, Chile y Argentina con sus dictadores.

En una combinación de causa y efecto, muchos sucesos en que el asesinato político sería imputable al jefe del Estado son apenas conocidos, porque la lenidad social (surgida del miedo o de la inconsciencia política) pasa por alto esos crímenes. En algunos casos, como los de Luis Echeverría y Carlos Salinas, la porción de la sociedad que los detesta lo hace por su corrupción personal o por el profundo daño que infligieron a la economía, al patrimonio de la gente, a la cual suelen importarle más los bienes materiales perdidos o dejados de ganar que el respeto a la vida misma.

En 1961, a la mitad del sexenio de Adolfo López Mateos, el general Celestino Gasca, dueño de una sólida biografía de militante laborista, resolvió convocar a los Federacionistas leales a alzarse en armas. Eran una fuerza dispersa en todo el país, remanente de la Federación de Partidos del Pueblo Mexicano (de allí su nombre) que apoyaron en 1952 la aspiración presidencial del general Miguel Henríquez Guzmán. Algunos sectores, los leales entre ellos, le imputaron traición a la causa cuando el candidato opositor se acomodó al triunfo de su adversario. Con gran ingenuidad, Gasca hizo convocatorias tan abiertas que reclutó no sólo a antiguos henriquistas sino a agentes de la Dirección Federal de Seguridad, que hicieron abortar el movimiento. Decenas de presuntos alzados, con Gasca a la cabeza, fueron aprehendidos en la Ciudad de México y pronto dejados en libertad, sin juicio. Pero un número indeterminado de personas fueron ejecutadas extrajudicialmente, aun con métodos antiguos como colgarlas de los árboles, tal como ocurrió entre otros puntos en La Ceiba, en el lindero de Hidalgo, Puebla y Veracruz.

La represión de Díaz Ordaz a la movilización estudiantil, y la de Echeverría contra los propios estudiantes disidentes, son bien conocidas, y de ellas se desprenden claras responsabilidades de ambos gobernantes. Se quiso hacer valer las que tocan a Echeverría, y el esfuerzo del Comité 68 –con Raúl Álvarez Garín y Félix Hernández Gamundi a la cabeza– consiguió la mayor aproximación de la justicia contra un presidente. A esa colocación de Echeverría en el banquillo de los acusados sirvió de modo inequívoco el papel de la fiscalía creada por Fox para investigar los crímenes de la guerra sucia, la mayor parte de los cuales ocurrieron en los años setenta, principalmente los primeros seis. Justamente el riesgo de que ahondar en las averiguaciones dejara claras responsabilidades directas de Echeverría provocó el asedio al fiscal Ignacio Carrillo Prieto y la campaña de desprestigio en medio de la cual concluyó sus funciones.

Una dependencia de esa índole debería abrirse para indagar los crímenes políticos cometidos durante el periodo presidencial de Carlos Salinas. Si bien los protomártires de esa época, Francisco Xavier Ovando y Román Gil Heráldez, cayeron en julio de 1988, antes aun de que Salinas fuera elegido, su asesinato puede ser inscrito en la represión salinista porque fueron ultimados en vísperas de los comicios. Salinas fue formalmente elegido luego de que con esos homicidios se inhabilitó la defensa legal del voto.

Creado en 1989, como resultado y concreción partidaria del Frente Democrático Nacional que había sacado avante la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, el Partido de la Revolución Democrática vio marcados con sangre su nacimiento y su vida incipiente. Especialmente en Michoacán y Guerrero, donde se efectuaron las primeras elecciones locales, la represión más cruel pareció destinada a exterminar el partido que suscitó el rencor presidencial con su permanente crítica al fraude que le permitió ser investido con la máxima autoridad del Estado.

Por supuesto, no fue Salinas quien directamente apretara el gatillo para eliminar a sus enemigos, pero permite atribuirle responsabilidad en los crímenes de esos años la impunidad de que disfrutaron los asesinos, ninguno de los cuales fue llevado ante la justicia, ni la federal que dependía directamente del presidente, ni la del fuero común, a cargo de gobernadores sujetos en los hechos a la autoridad presidencial. Quien quiera ser benévolo con Salinas y ahorrarle la acusación de autoría de 250 asesinatos de perredistas documentados por la Secretaría de Derechos Humanos de ese partido, tendrá que convenir en que fue al menos un encubridor y en que debiera ser sujeto por lo tanto a juicios como el que mantendrá para siempre en la cárcel al general Jorge R. Videla.

Ahora que la memoria histórica se adelgaza y hasta tiende a disminuir por mero olvido, no por exculpación, la crítica a Salinas, causada por su corrupción y los daños que infirió a la economía de los mexicanos (que se evidenciaron al comenzar el gobierno de su heredero Ernesto Zedillo), es hora de que la sociedad le recuerde que, llevado a tribunales internacionales, podría ser considerado perpetrador de delitos de lesa humanidad, como Videla

lunes, octubre 04, 2010

Videochat con Lorenzo Meyer y Sergio Aguayo


Un gusto saludarles.

Incluimos en mi página de internet una sección dedicada al 2 de octubre de 1968, ahí encontrarán extractos del documental de Discovery Channel llamado ¨La Masacre de Tlatelolco¨ además pongo a disposición la descarga gratuita de mi libro ¨1968, Los archivos de la violencia¨. Para visitar la sección pulsar aquí.

Les comparto que el próximo lunes 4 de septiembre a las 18:30 horas estaré en videochat junto a Lorenzo Meyer para charlar sobre el 2012, las preguntas se realizarán vía twitter, facebook y messenger, las respuestas serán en video por mi página de internet www.sergioaguayo.org y por www.comunicasiON.com

Un saludo

Sergio Aguayo

Difusión: Soberanía Popular

sábado, octubre 02, 2010

Cinito del Sábado: "Rojo amanecer"

Te invitamos a ver el "Cinito del Sábado", en esta ocasión con una película para conmemorar la matanza de estudiantes en Tlatelolco el 2 de Octubre de 1968, del director mexicano Jorge Fons, del año 1989:

"Rojo amanecer"


Sinopsis:
En un departamento del multifamiliar "Chihuahua", en el conjunto habitacional Tlatelolco de la Ciudad de México; son los días de mayor efervescencia del movimiento estudiantil de 1968; la mañana del 2 de Octubre una familia de clase media (padre burócrata, madre ama de casa, abuelo ex-militar jubilado, dos hijos preparatorianos y dos chiquillos de primaria), se prepara para un día normal; al transcurrir las horas, la familia se verá atrapada en medio de la represión política más sangrienta que ha existido en el México moderno.


Echeverría, el "inocente" de San Jerónimo

En el libro Conversaciones en San Jerónimo, basado en una serie de entrevistas hechas por el periodista Salvador del Río, Luis Echeverría vuelve a alegar inocencia en torno a la matanza de la Plaza de las Tres Culturas –cuyo 42 aniversario se cumplió este sábado 2 de octubre- , a la masacre del Jueves de Corpus, a la guerra sucia y a las desapariciones forzadas… Para el expresidente, toda la responsabilidad recae en el complot organizado en aquellos años por el comunismo internacional.

Superada la acusación penal en su contra por genocidio pero con una demanda civil en puerta, el expresidente Luis Echeverría Álvarez reclama lo imposible: la exoneración histórica.

Echeverría dio su “respuesta esperada” en el libro Conversaciones en San Jerónimo (Libros para Todos, 2009), en el que se dice ajeno a las masacres estudiantiles de 1968 y 1971, al grupo paramilitar Los Halcones, a la guerra sucia y a los desaparecidos políticos; además deslinda al Ejército de todos esos hechos.

Las víctimas fueron, según Echeverría, resultado de su propia intolerancia o de la incapacidad de las autoridades capitalinas de entonces para controlar la violencia. Las desapariciones de personas fueron cometidas por “elementos secundarios, de mínima significación” del gobierno o de plano ocurrieron porque algunos “se fueron de braceros a Estados Unidos”.

Esa es la versión con la que quiere “ir más allá de la verdad jurídica” que en marzo del año pasado lo exoneró del delito de genocidio, del que lo acusó la desparecida Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado y por el que desde noviembre de 2006 estuvo dos años y cuatro meses en prisión domiciliaria.

Próximo a cumplir 89 años Echeverría se refiere a las “razones profundas” de la represión estudiantil de 1968 y 1971 en el libro que lleva el subtítulo Luis Echeverría: la respuesta esperada y que fue redactado a partir de entrevistas realizadas entre 2004 y 2009 por el periodista Salvador del Río.

El expresidente, sin embargo, tiene que dar otras respuestas ante los tribunales. Esta vez del orden civil.

domingo, octubre 04, 2009

Probada, la colusión de militares y líderes priístas en matanza del 68

Corona del Rosal, entre quienes pagaron a francotiradores que dispararon al Ejército en Tlatelolco.
Según documento recién obtenido en el AGN, el grupo De la Lux surgió en 1960; también atacó en 1971.
Imagen del 3 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas.Foto Armando Lenin Salgado



Desde 1960, el entonces dirigente de la priísta Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP), Alfonso Corona del Rosal, y Alfonso Martínez Domínguez, con apoyo de los militares –que luego se convertirían en generales– Manuel Díaz Escobar y Humberto Bermúdez Dávila crearon el grupo de choque que inicialmente se conoció como De la Lux, cuyos integrantes actuarían como francotiradores el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, afirma la historiadora María de Los Ángeles Magdaleno Cárdenas.
Para el 10 de junio de 1971, ese mismo grupo, entonces ya identificado como Halcones, participó en la represión contra maestros y estudiantes en la ciudad de México.
Con base en documentos obtenidos apenas el pasado viernes en el Archivo General de la Nación (AGN), la historiadora señala que para 1969, Corona del Rosal controlaba la zona de la Cuchilla del Tesoro, donde habitaban al menos 500 miembros de De la Lux, integrado por luchadores, boxeadores y locatarios de La Merced. “Los mismos que en 1971 entrenaban allí como halcones.
“Corona del Rosal mantuvo el comportamiento mostrado desde que fungió como líder del PRI en los años 50; constituyó lo que se conocería como la policía priísta, un cuerpo que vigilaba y espiaba a los militantes destacados y los dirigentes rivales.
“En su natal Hidalgo, desde 1952 creó un servicio de información para conocer las fallas del entonces gobernador Quintín Rueda Villagrán, a quien sucedió en el cargo. Para 1953, siendo gerente del Banco Nacional del Ejército, Fuerza Aérea y la Armada, comenzó a reclutar agentes a los que meses después comandaría desde la policía que operó dentro de las oficinas del PRI, partido que en 1956 lo postuló para ocupar el cargo de Ejecutivo local.
Financiaba a francotiradores
“El general, quien en 1968 se desempeñó como jefe del entonces Departamento del Distrito Federal, y uno de los aspirantes a suceder a Gustavo Díaz Ordaz en la Presidencia en 1970, financiaba a los francotiradores que dispararon contra el Ejército en la Plaza de las Tres Culturas, lo que desencadenó la matanza de estudiantes. Los documentos encontrados en el AGN demuestran la complicidad que tuvieron en el financiamiento de ese grupo personajes como Martínez Domínguez, ya que supo que desde la CNOP se pagaba a un grupo que se dice estaba conformado por 20 mil personas.
“La organización De la Lux surgió desde 1960, como señala un documento de la Secretaría de Gobernación clasificado como confidencial, el cual fue elaborado el 5 de julio de 1969. Otros oficios obtenidos también en el AGN refieren que el 4 de febrero de 1960, El Zorro Plateado, Manuel Díaz Escobar, jefe operativo de De la Lux, los francotiradores del 2 de octubre y los halcones en 1971, adquirió 40 pistolas y 25 revólveres Ruby Extra, calibres 22 al 38, según las relaciones de las armas importadas con permisos del Departamento de la Industria Militar, y certificados expedidos por el consulado general de México en Nueva York”, explicó Magdaleno Cárdenas, quien en su momento fue encargada del área documental de la ex fiscalía para movimientos políticos del pasado.
Señala que los documentos encontrados establecen “que en la conformación y actividad del grupo que de manera sistemática reprimió los movimientos sociales de 1960 a 1971, principalmente en la capital mexicana, estuvieron involucrados Alfonso Corona del Rosal, Alfonso Martínez Domínguez, Manuel Díaz Escobar, Humberto Bermúdez Dávila (jefe del Estado Mayor Presidencial, EMP, durante el gobierno de José López Portillo); Eliud Ángel Casiano Bello (general brigadier y subjefe administrativo del EMP en 1984, Luis Gutiérrez Oropeza (jefe del EMP durante el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz y quien otorgaba las licencias para que Díaz Escobar se desempeñara como secretario general de la CNOP –oficialmente desde 1961– y quien también daba autorización para que Bermúdez Dávila fuera secretario particular de Corona del Rosal)”.
El documento confidencial de julio de 1969 señala: “estaba un grupo de 14 personas platicando que pertenecen al grupo De la Lux que sostiene el señor Lic. Alfonso Corona del Rosal, y que agrupa aproximadamente a 20 mil gentes, de las cuales 5 mil tienen un sueldo de 70 pesos diarios trabajando en la campaña política (...) a favor de Corona del Rosal; este grupo viene actuando desde hace 9 años, y su última actuación fue en la campaña del señor Lic. Díaz Ordaz; en el grupo De la Lux se encuentran adheridos y controlados por el licenciado Alfonso Carrillo, empleado de mucha confianza de Corona del Rosal, locatarios de La Merced principalmente, así como de la Unión libre de Boxeadores, luchadores y gimnastas, tranviarios, empleados subalternos del Depto. del DF; en las pasadas orgías (sic) estudiantiles, este grupo se dedicó a contraatacar a los estudiantes de leyes y otras escuelas, y para identificarse entre ellos usaban un guante blanco en la mano derecha”.
Se debe recordar que en 1968 (un año antes de que escribiera el oficio de referencia) en México se gestó un movimiento estudiantil, y que el 2 de octubre, en la Plaza de las Tres Culturas, hubo una matanza generada por francotiradores que dispararon a los soldados allí apostados; se identificaban igual que el Batallón Olimpia y un grupo de empleados de la Secretaría de Gobernación: con un guante blanco en la mano derecha.

lunes, abril 06, 2009

Luis Echeverría culpable del genocidio del 2 de Octubre


UNIÓN DE JURISTAS DE MÉXICO

BOLETÍN DE PRENSA

Ciudad de México, 2 de abril de 2009

¡LUIS ECHEVERRÍA, CULPABLE DEL GENOCIDIO DEL 2 DE OCTUBRE DE 1968, AUNQUE LOS JUECES LO EXONEREN!

La investigación histórica y el juicio popular acreditan que el ex presidente Luis Echeverria Álvarez es culpable de la comisión del delito de genocidio cometido el 2 de octubre de 1968 contra un grupo de estudiantes y pobladores que demandaban democracia y libertad para México, aunque en días pasados los Tribunales del poder judicial federal le hayan otorgado la libertad con las reservas ley. A casi 41 años del 2 de octubre de 1968, los victimarios de aquellos hechos no han sido castigados ni se ha esclarecido toda la verdad.La resolución judicial dictada por el Quinto Tribunal Colegiado y Segundo Tribunal Unitario en materia penal del primer circuito dieron otra demostración de inutilidad, al decidir que si se acredita el delito genocidio, previsto y sancionado en el artículo 149 bis del código penal federal, pero que no se acredita la responsabilidad criminal del ex presidente Echeverría Álvarez por falta de elementos de prueba, porque solamente era secretario de Gobernación. Con ello, el Poder Judicial federal abona una vez más el camino de la impunidad, al dejar de responsabilizar a funcionarios y demás miembros de la oligarquía gobernante de sus actos ilegales. La ley al servicio de los poderosos, sin importarles pasar por encima de la Constitución.No cabe duda, que en la Plaza de las Tres Culturas se dio un genocidio cuando el ejército mexicano atacó una manifestación pacifica de jóvenes que protestaban contra los encarcelamientos y la represión. El número de muertos y heridos nunca se ha precisado, pero las investigaciones históricas han comprobado fehacientemente que se trató de una acción decidida, organizada, financiada y ejecutada desde el poder. Y que, junto con el ex –presidente Gustavo Díaz Ordaz, Echeverría dirigió personalmente la represión. Así lo han revelado numerosos investigaciones, particularmente la que se coordinó precisamente desde la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), que el foxismo montó de 2001 a 2006, luego manipulo y desmanteló, dejando actualmente pendiente la deuda con el pueblo de México, de conocer la verdad y castigar a los culpables. Con ello, también se acredita el fracaso de dicha fiscalía, amén de los cuestionamientos a su dirección.La sangre inocente que se derramó en Tlatelolco no se lavará con sentencias indignas. Los magistrados y jueces son ahora cómplices de esos actos de barbarie. Con ello, no sólo dejan sin castigo a delincuentes de lesa humanidad, sino que además frustran las esperanzas de justicia de millones de habitantes de este país y pretenden con ello minimizar la gran contribución que el movimiento estudiantil popular de 1968 generó a la lucha por la democracia en nuestro país, que es un parteaguas de nuestra historia moderna.Cuando la justicia en una nación muestra sus desatinos, como es el caso, procede entonces recurrir a las instancias internacionales. En el plano interamericano y en el de Naciones Unidas, quedan todavía mecanismos para lograr el enjuiciamiento de Echeverría y de sus cómplices. Infortunadamente, tenemos que salir del país para buscar la luz de la justicia, pues en México el ambiente es oscuro amenazante; los derechos humanos van en retroceso ante el avance del autoritarismo y la militarización por efectos del “Plan Mérida”.Los juristas y defensores de los derechos fundamentales que suscribimos este boletín deploramos la vergonzosa actitud de los magistrados y jueces que exculpan a Echeverría. Declaramos que sumaremos nuestros esfuerzos a los del Comité 68, a los de las ONG, y al de tantos y tantas mexicanas que están ávidos de justicia. Insistiremos en la creación de una comisión de la verdad, haciendo patente nuestro firme propósito de continuar luchando, por los medios legales a nuestro alcance, para que se enjuicie y sancione a los criminales de lesa humanidad y nunca más se repitan los genocidios, como el de 1968, cometidos por un Estado terrorista y represor.

Atentamente:
Eduardo Miranda Esquivel, Jesús Cervantes Esparza, Cesar de León y Pablo Franco Hernández, por la Presidencia Colegiada de la Unión de Juristas de México UJM; Lauro Sol, Presidente de la Asociación Nacional de Abogados Democráticos ANAD; José Enrique González Ruiz, por el Programa de Derechos Humanos de la UACM; José Sotelo Marbán, ex coordinador del informe de la FEMOSPP ¡que no vuelva a suceder!; Dip. José Alfonso Suárez del Real y Aguilera; Comité 68 y varias firmas más.

domingo, marzo 29, 2009

Echeverría: la historia no lo deja impune


La historia no ha absuelto a Luis Echeverría y, sin duda, no lo absolverá. En cambio, el expresidente ya cuenta con la exoneración de las autoridades judiciales que han creado para él, según lo dijo el fiscal Ignacio Carrillo Prieto, un "nicho de impunidad" al liberarlo de toda responsabilidad en la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968. En ello coincide la subdirectora de Amnistía Internacional para las Américas, Kerrie Howard, quien critica al Estado mexicano porque, arguye, no sólo incumple sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos, sino que garantiza la impunidad de aquellos que los violan.

Exonerado la semana pasada por la justicia mexicana, el expresidente Luis Echeverría Álvarez quedó juzgado para la historia apenas ocurrida la matanza de estudiantes del 2 de octubre de 1968.El Quinto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, con sede en el Distrito Federal, ratificó el jueves 26 el argumento con el que la justicia federal llevó las acusaciones contra Echeverría: hubo genocidio aquella noche de Tlatelolco, pero él no fue responsable.El colegiado confirmó el amparo obtenido por el exmandatario desde el 12 de julio de 2007, cuando el magistrado José Guadalupe Luna Altamirano, como titular del Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal, aseguró que en las casi 59 mil fojas del expediente no encontró “ni una sola prueba” sobre su responsabilidad, pese a sostener que en la plaza de las Tres Culturas sí ocurrió ese delito de lesa humanidad y que éste aún no había prescrito.El criterio predominante en la justicia mexicana fue que no pudo procesar a ningún responsable de aquellos hechos sangrientos porque los acusados estaban muertos –empezando por el expresidente Gustavo Díaz Ordaz– o la acción penal había prescrito. Más aún, que Echeverría, ahora de 87 años y en ese entonces secretario de Gobernación, “no tuvo nada que ver” en la matanza.Con esta determinación no sólo concluye la prisión domiciliaria a la que Echeverría estuvo sometido desde el 28 de noviembre de 2006, por su probable responsabilidad en esos hechos, sino que prácticamente se terminan las acciones judiciales en su contra.En junio de 2005, la justicia federal también exoneró al exmandatario en definitiva de la matanza estudiantil del 10 de junio de 1971, perpetrada en San Cosme por el grupo paramilitar Los Halcones cuando él era presidente.Con el juicio de la historia a cuestas –ante la que Echeverría pasó como responsable de ambas matanzas–, la ratificación del amparo fue criticada por la oficina de Amnistía Internacional (AI) en México, que hizo ver al gobierno de Felipe Calderón que la impunidad por los delitos del pasado se agrava con el clima de violencia e inseguridad que prevalece en el país.En un comunicado difundido el viernes 27 por la subdirectora para las Américas, Kerrie Howard, AI señaló que el Estado mexicano incumple sus compromisos internacionales en materia de derechos humanos y garantiza la impunidad.La organización humanitaria, que tiene su sede en Londres, responsabiliza por igual a los tres poderes, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial: La exoneración es un síntoma de la incapacidad de los sucesivos gobiernos y procuradores, legislaturas y tribunales de mantener y cumplir los compromisos humanitarios de México.Sin rodeos, Howard estableció: “Los graves abusos cometidos a los derechos humanos en el pasado reciente en México continúan ensombreciendo el presente”.
Añadió: “La negación de la justicia, verdad y reparaciones a las víctimas se repite diariamente, al tiempo que la impunidad por estas violaciones sigue siendo el principal obstáculo para el establecimiento de instituciones de justicia confiables y capaces de mantener los estándares de derechos humanos y de proteger a los ciudadanos”.Howard hizo ver que ese “legado de impunidad e injusticia” florece en el actual clima de violencia e inseguridad que se vive en México.Y responsabilizó al gobierno de Felipe Calderón de no haber “reconocido ni tratado el legado de violaciones a los derechos humanos. Es tiempo de que esto cambie y haya un esfuerzo concertado de los poderes del Estado para garantizar la verdad, la justicia y las reparaciones a las víctimas y sus familias”.Las críticas de la representante de AI aludieron a la desaparecida Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), cuyo extitular, Ignacio Carrillo Prieto, recientemente se deslindó del fracaso de esa instancia creada ex profeso para investigar y establecer las responsabilidades sobre las graves violaciones a los derechos humanos –torturas, desapariciones y ejecuciones– ocurridas entre los años sesenta y parte de los ochenta, durante el régimen del PRI.
Decisión extrajudicial
Cuestionado por su actuación al frente de esa oficina, Carrillo Prieto alegó que la protección judicial a Echeverría es una “impunidad construida en algunas arcaicas sedes del Poder Judicial de la Federación”, a las que acusa de “evidente y funesta ignorancia”.En un texto fechado el 6 de enero pasado, el exfiscal -adscrito ahora al Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM como investigador - asegura que con sus “deshilvanadas y manidas resoluciones” esas instancias “han construido el nicho judicial de la impunidad”.En su escrito, que presenta como un caso de “justicia transicional” para ser publicado en la Universidad de Harvard, Carrillo Prieto asegura que pesaron más las decisiones extrajudiciales.Y acusa directamente a Echeverría, “quien –arguye– llegó al extremo de amenazar, mediante uno de sus voceros, al fiscal y al presidente (Vicente) Fox, asegurándole que de intentar acciones ante la justicia que le fueran adversas… no concluiría su mandato constitucional”.Pese a la gravedad de la imputación, Carrillo Prieto evita dar detalles de la amenaza que alega. Sólo agrega: “No había duda de la soberbia de aquellas fatídicas palabras, que luego obtuvieron algún efecto en el círculo presidencial más estrecho (angustiado por escándalos familiares mediáticos) que apremió a cerrar en falso la fiscalía, en excepcional concordia con el gobierno que inició en 2006, en medio de una grave fractura de credibilidad”.Esa versión contradice lo que él mismo declaró a este semanario en abril de 2007, cuando aseguró que la fiscalía fue víctima de “desaparición forzada”, porque su cierre obedeció a un acuerdo de Fox y Calderón con el PRI para permitir la toma de posesión del actual presidente, el 1 de diciembre de 2006 (Proceso 1590).El expediente por la matanza de Tlatelolco, en la que de acuerdo con Carrillo Prieto sólo murieron 21 estudiantes, regresará al Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal para que su titular, el magistrado Ricardo Paredes Calderón, valore si hay nuevas pruebas contra el expresidente.Pero de acuerdo con Juan Velázquez, abogado de Echeverría, “después de cinco años, entre la revisión exhaustiva del Quinto Colegiado y las actuaciones del Tercer Tribunal Unitario y de la Fiscalía Especial, difícilmente se podrán aportar nuevas pruebas de su probable responsabilidad”.En declaraciones a este semanario hechas el mismo día de la resolución, el abogado desestimó el juicio popular contra Echeverría: “Desde hoy –dijo–, uno será el dicho de la gente y otro, absolutamente distinto, el fallo del tribunal”.La exoneración de Echeverría fue señalada con claridad por el Consejo de la Judicatura Federal:

“Los magistrados Rosa Guadalupe Malvina Carmona Roig, María Eugenia Estela Martínez Cardiel y Manuel Bárcena Villanueva, al resolver el recurso de revisión 132/2007 interpuesto por el agente del Ministerio Público de la federación y el quejoso Luis Echeverría Álvarez contra la sentencia dictada por el Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal del Primer Circuito, confirmó la resolución impugnada en la que se consideró que la acción penal no había prescrito, que se acreditó el cuerpo del delito de genocidio, no así la probable responsabilidad de Luis Echeverría Álvarez en su comisión.”Echeverría evitó ser procesado penalmente, pero su defensa fracasó en su intento de desacreditar el delito de genocidio en la matanza del 2 de octubre, consignado por la Fiscalía Especial, pues sostiene que lo ocurrido en Tlatelolco fue “un enfrentamiento” entre grupos armados.El Quinto Tribunal Colegiado, que también tuvo que ver con la exoneración a Echeverría por el halconazo, confirmó la no responsabilidad del expresidente, como lo estableció el magistrado Luna Altamirano el 12 de julio de 2007.
La exculpación
En tres años y medio Echeverría se deshizo de la acusación por los hechos del 2 de octubre. El 18 de septiembre de 2005, la Femospp ejerció acción penal en su contra y contra otros ocho exfuncionarios civiles y militares, aunque las indagatorias de la fiscalía en su contra comenzaron desde 2002. El 2 de julio de ese año, compareció ante la fiscalía en una actuación que fue criticada por el Centro Internacional para la Justicia Transicional, con sede en Nueva York, por la falta de rigor en el interrogatorio.Además de Echeverría y el exjefe del Estado Mayor Presidencial con Díaz Ordaz, el general Luis Gutiérrez Oropeza, Carrillo Prieto consignó a los extitulares de la Dirección Federal de Seguridad Luis de la Barreda y Miguel Nazar Haro, y al exprocurador general de la República Julio Sánchez Vargas, por los delitos de genocidio y privación ilegal de la libertad en la modalidad de plagio o secuestro.También consignó al exsubjefe de la Policía Preventiva del Distrito Federal, el general Raúl Mendiolea Cerecero, así como al excomandante del 43 Batallón de Infantería Javier Vázquez Félix; al exjefe de grupo de comando del 29 Batallón de Infantería Alberto Quintanar López, y al exagente del Ministerio Público Salvador del Toro Rosales (Proceso 1509).El juez Décimo Quinto de Procesos Penales Federales en el Distrito Federal, Ranulfo Castillo Mendoza, negó el 21 de septiembre de 2005 las órdenes de aprehensión por considerar que no se comprobó el genocidio.La fiscalía apeló y el caso pasó al Segundo Tribunal Unitario. Antes de que éste resolviera, el 11 de noviembre de ese año, la fiscalía solicitó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación atraer el caso. Dos meses después, por tres votos contra dos, la Primera Sala del máximo tribunal rechazó la solicitud y el caso se quedó en el Tribunal Unitario.Su entonces titular, el magistrado José Ángel Mattar Oliva, concedió la orden de aprehensión el 30 de junio de 2006, dos días antes de la elección presidencial, sólo contra Echeverría. Su argumento fue que por haber gozado de fuero constitucional como secretario de Gobernación y presidente de la República, el delito aún estaba vigente en su contra.Sin embargo, el 8 de julio de 2006, el juez Ranulfo Castillo sobreseyó la causa penal al considerar que el delito sí había prescrito. La fiscalía apeló esa determinación y logró que el Segundo Tribunal Unitario ordenara la formal prisión domiciliaria de Echeverría.La defensa apeló y el 12 de junio de 2007 el magistrado Luna Altamirano resolvió que, a pesar de haber existido genocidio, Echeverría no era culpable, por lo que le concedió el amparo contra el encarcelamiento domiciliario. La parte acusadora se inconformó, pero el Quinto Tribunal Colegiado ratificó su exculpación el jueves 26.Velázquez dijo que el amparo “no significa que no haya habido responsables; sí los hubo, pero Luis Echeverría no lo fue”.Explicó que no se trata de una sentencia absolutoria, porque nunca fue sentencia, sino que nunca se pudo demostrar su probable responsabilidad.Ufano, señaló: “Fue el asunto penal más importante en la historia moderna de México, porque difícilmente habrá otro caso en el que un expresidente de la República se encuentre preso y por genocidio”.

Echeverría, el juego perverso


MEXICO, D.F., 27 de marzo (apro).- Con la exoneración de Luis Echeverría de la masacre del 2 de octubre de 1968 se corona un perverso juego político simulado con ropajes judiciales.
Es, además, una demostración contundente del fracaso de la llamada transición a la democracia en México, que tenía en el tema de los derechos humanos uno de sus grandes y primeros pendientes.
Fue una simulación que tomó siete años, cinco del gobierno de Vicente Fox y dos de Felipe Calderón, quienes transaron con el PRI la impunidad de las graves violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen autoritario priista: torturas, desapariciones y ejecuciones.
A diferencia de lo ocurrido en Centro y Sudamérica y algunas experiencias de África donde esos crímenes de lesa humanidad fueron investigados y sancionados, en México nadie es culpable.
Si bien lo ocurrido entre los años sesenta y entrados los ochenta no es de la magnitud de aquellos países, el mensaje que reitera México al mundo es el de la impunidad.
Participante en la simulación del establecimiento de responsabilidades, la justicia mexicana llegó a la conclusión, en el caso del 68, que sí hubo genocidio; pero nadie es responsable. Quienes lo fueron ya se murieron o se beneficiaron de la prescripción del delito.
Fue una acusación que en ese juego de perversión el entonces fiscal especial Ignacio Carrillo Prieto, en su irrefrenable grandilocuencia, se encargó de presentar como un propósito del Estado mexicano de "exterminar" al sector de la población representado por los estudiantes, tanto en la matanza del 2 de octubre de 1968, como en la del 10 de junio de 1971.
Las diferentes instancias judiciales que debieron pronunciarse sobre la acusación se dividieron. Para unos, sí existió esa pretensión del Estado mexicano; para otros, no. Peor aún, para la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el genocidio en México fue prescriptible en ambos casos, a pesar de que la legislación internacional humanitaria establece lo contrario.
El Poder Judicial no estuvo a la altura de las necesidades de justicia no sólo de las víctimas y sus familiares, sino de todo el país. Se plegó a los intereses del PRI y el PAN que por conveniencia política hicieron todo lo posible para enterrar el tema.
A pesar de su animadversión contra Echeverría, Fox lo hizo con la ingenuidad de que el PRI apoyaría en el Congreso sus reformas. Ahora, lo hace Calderón con el desprecio que ha demostrado hacia el tema de los derechos humanos.
De ese desdén da cuenta el notable incremento de las violaciones a los derechos humanos cometidas sobre todo por el Ejército con pretexto del combate al narcotráfico. Esa será una herencia que dejará Calderón a los militares, a menos de que hacia el final de su sexenio declare una amnistía o antes logre cambios legales para proteger a quienes estén implicados en tales violaciones.
En México, ninguna autoridad política ha sido procesada por esa causa. No ocurrió con la llamada "guerra sucia" ni con la desproporcionada represión gubernamental contra los pobladores de San Salvador Atenco, ni se espera que haya responsables en el caso de las violaciones ocurridas durante el movimiento de la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO), según ya adelantó la propia Suprema Corte.
Sí, en cambio, hay sanción de más de cien años de prisión para quienes se enfrentan a la autoridad en la defensa de sus intereses, como ocurrió en Atenco.
A pesar del ruido mediático por su condición de expresidente de la República, Echeverría fue sólo una muestra –la más prominente hasta ahora– de que en México la impunidad está garantizada por el Estado para proteger a quienes detentan su poder.
jcarrasco@proceso.com.mx

viernes, marzo 27, 2009

Deplora Amnistía exoneración de Luis Echeverría


MÉXICO, DF, 27 de marzo (apro).- Amnistía Internacional (AI) deploró hoy la exoneración del expresidente Luis Echeverría del delito de genocidio por la matanza del 2 de octubre de 1968, y consideró que con ese gesto el Estado mexicano evidencia su incapacidad para llevar ante la justicia cientos de desapariciones, asesinatos y casos de tortura cometidos durante la guerra sucia.En un comunicado, la subdirectora para las Américas de AI, Kerrie Howard, dijo que "los graves abusos a los derechos humanos cometidos en el pasado reciente en México, continúan ensombreciendo su presente".La representante de AI manifestó que el fracaso en el caso de Echeverría es un síntoma de la incapacidad de sucesivos gobiernos y legislaturas mexicanas, así como de las Cortes y procuradores, de mantener y cumplir con los compromisos internacionales en materia de derechos humanos.Los graves crímenes del pasado, enfatizó, no sólo se evaporan con la incapacidad del Estado de procesarlos, sino que dejan un legado de impunidad e injusticia que florece en el actual clima de violencia e inseguridad.Amnistía consideró que "el gobierno del presidente (Felipe) Calderón no ha reconocido ni tratado el legado de violaciones a los derechos humanos. Es tiempo que esto cambie y haya un esfuerzo concertado por parte de los poderes del Estado para garantizar la verdad, la justicia y las reparaciones a las víctimas y sus familias".

jueves, marzo 26, 2009

Exonera tribunal a Luis Echeverría por matanza del 68

ESTA IMPUNIDAD QUE IMPERA EN MEXICO ES LA QUE NOS ASQUEA......Y LOS LIDERES SOCIALES DE ATENCO CON IMPUTACIONES DE 96 ANOS DE PRISION!.......PUDRANSE MIERDAS NEOLIBERALES GENOCIDAS!!!!.

Exoneran a Echeverría de matanza del 68; fin a prisión domiciliaria

JORGE CARRASCO ARAIZAGA


MÉXICO, DF, 26 de marzo (apro).- La justicia federal exoneró al expresidente Luis Echeverría del delito de genocidio por la matanza del 2 de octubre de 1968, fincado por la desaparecida fiscalía especial para la guerra sucia, con lo que no sólo recuperó su libertad, sino que prácticamente se terminan las acciones judiciales en su contra.El Quinto Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito ratificó el amparo que el 12 de julio de 2007 ya le había sido concedido a Echeverría Álvarez, de 87 años, por el magistrado Jesús Guadalupe Luna Altamirano, entonces titular del Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal.Con esta determinación se pone fin a la prisión domiciliaria a la que el entonces secretario de Gobernación, durante la matanza del 68, fue sometido en noviembre de 2006 por el Segundo Tribunal Unitario.Juan Velásquez, abogado de Echeverría, confirmó la resolución de lo que definió como "el asunto penal más importante en la historia moderna de México, porque difícilmente habrá otro caso en el que un expresidente de la República se encuentre preso y por genocidio".El expediente regresará al Segundo Tribunal para que su titular, el magistrado Ricardo Paredes Calderón, valore si hay nuevas pruebas contra el expresidente.Pero de acuerdo con Velásquez, "después de cinco años de revisión exhaustiva del Quinto Colegiado y de las actuaciones de la fiscalía especial, difícilmente se podrán aportar nuevas pruebas de su probable responsabilidad".Indicó que con el amparo se revoca el auto de formal prisión y "desde esta noche puede salir de su domicilio".Su formal prisión, que duró dos años y cuatro meses, fue ordenada por el magistrado Paredes Calderón, quien le había dado la razón a la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp), que lo acusaba de genocidio. La Femospp fue desaparecida por un acuerdo entre el PRI y el expresidente Vicente Fox y el ahora presidente Felipe Calderón.Echeverría interpuso un amparo contra la acusación y le fue concedido por el magistrado Luna Altamirano; pero a su vez la fiscalía se inconformó contra esa determinación.El Comité 68, integrado por exlíderes estudiantiles, intentó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) atrajera el amparo, pero los ministros decidieron que se quedara en el Quinto Tribunal Colegiado.Después de casi dos años, los magistrados de ese Tribunal, Manuel Bárcena Villanueva, Rosa Guadalupe Malvina Carmona Roig y María Eugenia Martínez Cordiell decidieron confirmar el amparo al determinar que la fiscalía no comprobó las acusaciones contra Echeverría.En su fallo favorable a Echeverría, Luna Altamirano aseguró que sí hubo un genocidio en la plaza de las Tres Culturas durante la represión del movimiento estudiantil.Sin embargo, aseguró que en las casi 59 mil fojas del expediente no encontró "ni una sola prueba" sobre la responsabilidad del acusado.Velásquez dijo que el amparo "no significa que no haya habido responsables; sí los hubo, pero Luis Echeverría no lo fue".Consideró que no se trata de una sentencia absolutoria porque nunca fue sentencia, sino que nunca se pudo demostrar su probable responsabilidad.En julio de 2005, Echeverría también fue exonerado en definitiva de la matanza del 10 de junio de 1971 –cuando ya era presidente–, perpetrada por el grupo paramilitar Los Halcones.

"Insulto al pueblo de México"

La luchadora social Rosario Ibarra de Piedra calificó de una "aberración" y un "insulto al pueblo de México" que un tribunal federal haya decretado la libertad absoluta a Luis Echeverría por la matanza de 1968.En entrevista, la senadora señaló que aún debe juzgarse al exmandatario por las 700 desapariciones forzadas que se llevaron a cabo durante su sexenio. Dijo que lograron recuperar con vida a sólo 148 personas."Lo pueden exonerar del 68, pero el Comité de Familiares de Desaparecidos vamos a seguir luchando por que se castigue a todos los responsables, no nada más a Echeverría" de todas las desapariciones forzadas", expresó.Consideró que la exoneración de Echeverría sólo evidencia "la complicidad de los gobiernos priistas con los panistas, pues éstos no han querido hacer nada, ninguno de los panistas."De los presidentes priistas ninguno se salva (de la responsabilidad) de las desapariciones forzadas y de las violaciones a los derechos humanos, advirtió.

El ex presidente quedó libre de la prisión domiciliaria. No hallaron prueba alguna de su culpabilidad.

México, DF. Un tribunal federal exoneró al ex presidente Luis Echeverría Alvarez del delito de genocidio cometido contra estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968.
El abogado del ex mandatario, Juan Velázquez, confirmó que el Quinto Tribunal Colegiado amparó a Echeverría Alvarez contra el ejercicio de la acción penal dictada en su contra por su probable responsabilidad en ese delito, pues en las 100 mil fojas del expediente no existió ninguna prueba de su culpabilidad.
El defensor dijo que su cliente "hoy queda libre" después de casi tres años de prisión domiciliaria y calificó el juicio contra el ex presidente como histórico y el más importante de la historia moderna de México.
Recordó que el ex mandatario estuvo libre de los cargos de la matanza del 10 de junio de 1971, cargo que le imputó la extinta Fiscalía Especializada para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado de la PGR.
Sin embargo quedó pendiente la acusación de genocidio cometida en 1968, por lo cual se le dictó auto de formal prisión, decisión por la que se interpuso un amparo que se ganó en una primera instancia y que la Procuraduría General de la República (PGR) reclamó ante esteQuinto Tribunal.
Juan Velázquez refirió que después de revisar este recurso durante dos años, los magistrados de este tribunal colegiado confirmaron el amparo y decretaron la libertad de Luis Echeverría.
El abogado se dijo satisfecho de haber llevado a término el proceso, "en primer lugar por ser el juicio de la historia, y en segundo por ser la primera vez que se acusa y se juzga a un ex presidente por genocidio".
A este respecto, agregó que seguramente no habrá de defender "algo o alguien más importante porque se trató de un ex presidente acusado de genocidio".