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domingo, abril 10, 2011

Televisa y TV Azteca: La sociedad perversa

La socieda perversa

Con la compra de Cablemás y de la mitad de Iusacell, Televisa se alza como el único emporio nacional capaz de ofrecer el cuádruple play (televisión, internet y las telefonías fija y móvil). Para lograrlo unió fuerzas con su antiguo y acérrimo rival, TV Azteca. El propósito: frenar a la competencia en los servicios de banda ancha inalámbrica y de televisión abierta y restringida, lo que dio origen a la “guerra” contra Carlos Slim. A finales de enero último, en su columna Plaza Dominical del periódico Reforma, el periodista Miguel Ángel Granados Chapa, colaborador de Proceso, había adelantado el plan de Televisa y TV Azteca, pero el duopolio lo “desmintió” con insultos.

Una trama de simulación empresarial, financiera y política, así como la ambición por controlar las dos terceras partes del mercado de 35 mil millones de dólares anuales que genera el sector de las telecomunicaciones en México, están detrás de la reciente operación confirmada por Televisa para adquirir 50% de las acciones de Iusacell, la tercera empresa de telefonía móvil en el país y propiedad de Ricardo Salinas Pliego.

Esta transacción –a la que aún le falta la autorización de la Comisión Federal de Competencia (CFC)– incluye un compromiso de Televisa para invertir mil 600 millones de dólares (37.5 millones en capital y mil 565 millones en deuda convertible) a cambio de compartir con Salinas Pliego “los mismos derechos de gobierno corporativo” en Iusacell, así como permitir negociaciones entre la empresa de telefonía móvil y “filiales de Televisa para expandir su oferta de servicios”.

El control de la mitad de Iusacell le permitirá a Televisa ser la única empresa que dé los servicios de cuádruple play en México (televisión, internet y telefonía fija y móvil) a través de su red de empresas de televisión por cable (Cablevisión, TVI y Cablemás), más la de televisión satelital, Sky, y la telefónica Bestel.

El anuncio de la transacción entre Televisa y Iusacell coincidió con la autorización para que la empresa de Emilio Azcárraga Jean aumente de 58.3 a 100% su inversión en Cablemás, el segundo operador más grande de televisión por cable en el país, con 2.8 millones de suscriptores y una red de servicio de 17 mil kilómetros.

Esta concentración se realiza pese a que Televisa y Cablemás incumplieron las condiciones impuestas por la CFC en agosto de 2007: que Cablemás abandonara su participación directa o indirecta en la Productora y Comercializadora de Televisión (PCTV, a través de su filial Paxia), que Televisa diera acceso no discriminatorio a otras empresas a sus señales de televisión abierta y que se prohibieran “las ventas atadas”.

Para Banamex Casa de Bolsa, la concentración de Televisa y Cablemás (por 4 mil 700 millones de pesos) anticipa una compra de Televisa en Megacable, la empresa más grande del sector, con lo que Azcárraga dominaría más de 65% de la televisión por cable.

De esta manera las adquisiciones de Televisa en Iusacell y Cablemás le permitirán a Azcárraga tener 57 megahertz del espectro de telefonía móvil –sin necesidad de participar en una licitación–, competir directamente con Telcel (la empresa de Carlos Slim, que tiene 70% de los 90 millones de usuarios de telefonía móvil) y con la española Telefónica-Movistar (con 19.7 millones de suscriptores, que domina 70% de las frecuencias de televisión abierta y controla los contenidos en televisión restringida).

Frente a este nivel de concentración ninguna autoridad del sector ha podido frenar el avance de Televisa y el recrudecimiento de la guerra que esta empresa y TV Azteca han emprendido contra Telmex-Telcel, Grupo Dish y los otros medios que se atrevan a oponerse al duopolio televisivo.

El comisionado de la Cofetel Gonzalo Martínez Pous advirtió que la autorización de la compra de 50% de Iusacell “está en la cancha de la Comisión Federal de Competencia”. “Nosotros únicamente nos encargamos de la regulación”, afirmó.

Para Jorge Fernando Negrete y Jorge Bravo, analistas de Mediatelecom, “se confirma la colusión de intereses en televisión abierta para impedir la entrada de nuevos competidores en ese mercado, y serán cada vez más evidentes los beneficios y prebendas a favor de Televisa, aliada con TV Azteca para operar una plataforma inalámbrica que difundiría los contenidos de los dos principales productores, que llega a 95%”.

“Esta concentración excesiva de recursos comunicacionales, además de las alianzas y colusiones, no fomenta la competencia, sino su destrucción”, afirmaron los especialistas de Mediatelecom en su análisis sobre esta transacción.

La simulación empresarial

La farsa empezó la segunda semana de octubre de 2010. Tras sostener contra viento y marea su sociedad con Nextel para obtener –por 180.1 millones de pesos– el bloque más valioso de la Licitación 21 para telefonía móvil, Televisa anunció que rompía el compromiso de invertir mil 400 millones de dólares en esa telefónica y tener entre 37 y 40% de su capital accionario.

La Licitación 21 se volvió un escándalo político, legislativo y mediático. El Congreso aprobó una exención de dos años del pago de derechos en beneficio de las empresas que participaran en la licitación más compleja del sexenio.

El entonces titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), Juan Molinar Horcasitas, y el presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), Mony de Swaan, negaron una y otra vez que las bases se hubieran redactado para favorecer a la sociedad Nextel-Televisa, las únicas que pudieron competir por el bloque nacional de 30 Mhz.

Iusacell interpuso 95% de los más de 60 litigios a los que dio pie la Licitación 21. Su abogado, Salvador Rocha Díaz, salía un día sí y otro también a litigar contra el “favoritismo” de las autoridades a Televisa-Nextel.

Televisa manejó que debido a la “politización” de la Licitación 21 suspendía su compromiso de sociedad con Nextel y privilegiaba su inversión en Univisión, la cadena estadunidense de televisión de habla hispana que en junio de 2006 Azcárraga Jean perdió en su intento de adquirir el control accionario.

Aún en octubre de 2010 Iusacell firmó un convenio con sus acreedores para reestructurar una deuda de 544 millones de dólares: 344 millones con vencimientos en 2011 y 2012, y los otros 200 millones con vencimientos en 2013.

De esa deuda, 200 millones fueron adquiridos por el empresario regiomontano David Martínez, director de Fintech Advisory, quien tuvo el control de 98% de la deuda que vencía en 2011, 92% de la de 2012 y 76% de la correspondiente a 2013.

David Martínez, especializado en la adquisición de deudas corporativas (con descuento), tenía la intención de comprar 51% de las acciones de Iusacell y competir con Carlos Slim y Televisa. Martínez es un viejo adversario de Alfonso de Angoitia, vicepresidente ejecutivo de Televisa y estratega de la expansión del consorcio hacia el área de las telecomunicaciones.

Entre noviembre y diciembre de 2010, De Angoitia y Bernardo Gómez, los dos principales colaboradores de Emilio Azcárraga Jean, en sigilo emprendieron negociaciones con Ricardo Salinas Pliego para adquirir una parte del paquete de deuda de Iusacell y convertirse en accionistas mayoritarios de esa empresa.

Según fuentes cercanas a la negociación, el 21 de diciembre del año pasado se firmó un primer acuerdo confidencial entre Televisa y Iusacell.

Un mes después, el 23 de enero de 2011, el periodista Miguel Ángel Granados Chapa adelantó en su columna Plaza Dominical, del periódico Reforma, que la operación de Televisa para quedarse con “la totalidad” de las acciones de Iusacell le permitiría, “además de desembarazarse de su principal adversario en tribunales, contar de golpe y porrazo con 53 Mhz del espectro”, lo que posee la telefónica.

El desmentido a Granados Chapa fue inmediato y ofensivo. Televisa y Grupo Salinas acusaron al periodista de haber mentido y de no haber consultado a las empresas. Manuel Compeán, vocero de Televisa, se dio el lujo de pontificar y dijo que el texto de Granados Chapa era “un desafortunado artículo que no cuenta con el mínimo rigor periodístico”.

Para los mismos días de diciembre de 2010, Telmex y Telefónica dieron a conocer un acuerdo de tarifas de interconexión por 0.95 centavos que sorprendió a los otros competidores. Tradicionalmente duros adversarios, la empresa de Slim y la dirigida en México por Francisco Gil Díaz llegaron a un acuerdo que aceleró la negociación entre Televisa y Iusacell.

En febrero de 2011 se inició la guerra abierta de Televisa y TV Azteca contra la dupla Telmex-Telcel, y se ha extendido hacia Grupo Dish, propiedad de MVS en sociedad con EchoStar y Telmex.

El inicio de las hostilidades públicas se generó a raíz del incremento de las pautas publicitarias en los canales de Televisa. Slim decidió suspender el convenio para este año. Menos de una semana después, TV Azteca anunció que suspendía los anuncios de Grupo Carso por desacuerdos en las negociaciones de las tarifas de interconexión de Iusacell con las empresas de Slim.

En una calca de lo sucedido con la Licitación 21, comenzó la ronda de demandas y denuncias. Iusacell, a través de su director jurídico, Federico Borrego, interpuso ante la CFC una demanda contra Telcel por presuntas prácticas discriminatorias y luego la demandó por el pago correspondiente al mes de febrero por interconexión.

Telcel y Telmex no se quedaron de brazos cruzados. Inundaron las páginas de medios impresos y cibernéticos con cintillos y desplegados contra el “duopolio televisivo”. Acudieron también a la CFC para denunciar la dominancia de Televisa en el mercado de la televisión restringida y se defendieron ante la guerra de spots por las altas tarifas de interconexión.

En una de sus últimas inserciones, Telmex afirmó: “Iusacell, ex monopolio celular, pierde participación del mercado del 100% a 4.4 % y usa noticiario con mentiras para presionar a las autoridades”.

Emilio Azcárraga Jean promovió en su cuenta de Twitter un blog contra Telmex (www.todoslosmexicanos.org) y el nivel de agresión llegó casi al insulto.

Redondean el negocio

Lo que antes negaron airadamente Televisa y Grupo Iusacell se confirmó el lunes 4, cuando el periodista Alberto Aguilar publicó que existían negociaciones entre ambos para aliarse y para que Azcárraga Jean adquiriera la deuda de David Martínez.

“Hasta donde se sabe, Televisa adquiría la importante tenencia de deuda del regiomontano David Martínez, dueño de Fintech Advisory”, publicó Aguilar.

El miércoles 6, The Wall Street Journal citó una fuente de Televisa y adelantó que ese grupo comprará 50% de Iusacell por mil 600 millones de dólares. El vocero de la televisora afirmó al rotativo que esta adquisición es “una movida defensiva” en la batalla contra Slim.

“(Slim) nos está tratando de ahogar en una guerra de precios”, afirmó esta fuente. Criticó que a través de los servicios de comercialización y facturación que Telmex ofrece con Grupo Dish se ha reducido el costo de la televisión satelital, mientras que Telcel incrementó el número de teléfonos de la compañía.

Ese mismo día el Consejo de Administración de Televisa aprobó la negociación realizada por Bernardo Gómez y Alfonso de Angoitia con su contraparte de Grupo Salinas, Pedro Padilla. El mercado bursátil no reaccionó favorablemente al anuncio: las acciones de Televisa disminuyeron entre 2.9 y 4% entre el miércoles 6 y el jueves 7.

Grupo Iusacell, que cotizaba en la Bolsa Mexicana de Valores, fue deslistada el año pasado por el alto costo de su deuda, de 12 mil 47 millones de pesos. A finales de 2009 la Casa de Bolsa Ixe calificó de “delicada” la situación financiera de la compañía, ya que su flujo en efectivo era negativo y el pago de intereses absorbía prácticamente todo su flujo operativo.

“Teniendo como socio a Televisa se abre la posibilidad de que Iusacell se vuelva un jugador un poco más importante, dependiendo de los acuerdos a los que lleguen y de la nueva estructura deuda-capital que tenga; el principal lastre de Iusacell siempre fue la deuda”, comentó Manuel Jiménez, subdirector de análisis de Ixe Casa de Bolsa a la agencia CNN Expansión.

Para distintos observadores los ganadores de esta operación son David Martínez y Ricardo Salinas Pliego; la fortuna de este último es de 8 mil millones de dólares según la revista Fortune.

David Martínez –quien vive en el extranjero– estuvo en México para hacer las últimas negociaciones a fin de vender a un precio mayor los 200 millones de dólares de tenencia de deuda que adquirió de Iusacell.

Para el financiero regiomontano esta transacción representa también una vieja revancha financiera: en junio de 2003, Grupo Salinas lo dejó en el camino en la adquisición de las acciones de Verizon y Vodafone en Iusacell, empresa creada por Carlos Peralta, quien vendió en 2001 su última participación de 34.5% por 973.4 millones de dólares.

En 2003 Ricardo Salinas Pliego compró en 10 millones de dólares el 100% de los títulos de Iusacell, empresa que ya arrastraba una deuda de 800 millones de dólares.

Ahora Televisa pagará 37.5 millones de dólares en capital y mil 565 millones de dólares en deuda convertible. A cambio, une fuerzas con TV Azteca para frenar a cualquier otro competidor en televisión abierta y para “congelar” un tiempo el ingreso de Telmex a la televisión restringida y la autorización para que MVS ofrezca servicios de banda ancha inalámbrica móvil a un precio mucho más barato que el cuádruple play de las televisoras.

lunes, enero 24, 2011

OBSOLESCENCIA PROGRAMADA – ( COMPRAR, TIRAR, COMPRAR )

El gran fraude de las empresas, creando productos desechables y de baja calidad para que puedan ser remplazados en corto tiempo, siendo que los productos pueden tener larga vida de su función, El foco de mas de 100 años, fraude de las impresoras.ipods y un sin fin de artículos que tienen una sola visión de obselencia programada.

En naciónes donde el desarrllo es una gran lucha y con este tipo de sucesas la hace aún más insostenibles este crecimiento y dearrollo, un buen documental sobre si estamos en la misma sintonia del "comprar por comprar" , si somos compradores compulsivos, compradores por moda ó simplemente comparadores por necesidad...¿Quién serias tú?

Escrito por d_RicK_b

http://www.youtube.com/watch?v=QosF0b0i2f0

sábado, enero 15, 2011

Homenaje a G.A. Cohen (1941-2009)

Economía Moral

Con Márkus respondo la crítica de Cohen a la antropología filosófica de Marx

Foto
El filósofo político Gerald A. Cohen
Julio Boltvinik
En la entrega anterior (07/01/11) dejé pendiente la respuesta a la tesis de Cohen (expresada en el capítulo 13 de Teoría de la Historia de Karl Marx. Una Defensa, THKM) que la antropología filosófica de Marx es unilateral puesto que deja fuera la necesidad humana de identidad y, por tanto, resta importancia a fenómenos como el nacionalismo y la afiliación a grupos religiosos. Señalé, sin embargo, que Cohen no cita (por lo que supongo que no conoció) el libro de György Márkus Marxismo y Antropología (Grijalbo, 1973 y 1985) que contiene la sistematización plena (y única) de la antropología filosófica de Marx, cuyo examen (aunque sea parcial y sucinto) puede ayudar a discernir si Cohen tiene razón.

En primer lugar, Fromm ha señalado que la mayor parte de los individuos de las sociedades modernas son incapaces de asumir una identidad individual y se refugian en una forma modificada de la identidad del ser humano primitivo (yo soy nosotros): yo soy la muchedumbre (véase nota al pie Nº 3 de la entrega anterior). En segundo lugar, debo señalar que ni Marx ni Márkus formularon una lista o un esquema de necesidades humanas, por lo cual señalar la omisión de alguna de ellas y, sobre todo, convertir dicha omisión en algo que vuelve falsa la antropología filosófica de Marx, resulta desacertado y desproporcionado. Tampoco en el esquema de necesidades de Maslow se incluye la necesidad de identidad, pero sí la de pertenencia (grupal). En cambio en las concepciones de necesidades de Fromm y de Max Neef y coautores, la identidad o sentido de identidad es una necesidad explícita.1 En tercer lugar, es necesario afirmar claramente que las personas necesitamos pertenecer a un grupo social pero que ello no necesariamente conlleva que nuestra identidad (que también, en mi opinión, es una necesidad universal) no pueda ser individualista-universalista. Maslow dice que las personas autorrealizadoras (las que han logrado realizar sus potencialidades centrales) “Se identifican con toda la humanidad. Tienen un profundo sentimiento de identificación, simpatía y afecto por los seres humanos en general, como si todos fuesen de una sola familia. Sin embargo, pocos los entienden: son como extranjeros dondequiera que vivan”. Nadie clasificaría como falsa la teoría de necesidades de Maslow por omitir la necesidad de identidad. A pesar de que Marx y Márkus no elaboran una lista de necesidades humanas, encontramos en la antropología filosófica del primero, sistematizada por el segundo, una serie de elementos que, en mi opinión, apuntan hacia la necesidad identidad grupal (cito juntando extractos no necesariamente literales de la obra de Márkus y los voy comentando entre corchetes):

Ante todo, el hombre es un ente genérico, esto es, un ser social y comunitario.2 Esta descripción del ser humano como comunidad significa, por una parte, que el hombre no puede llevar una vida humana, no puede ser hombre como tal más que en su relación con los demás y a consecuencia de esa relación. Por otra parte, significa que el individuo no es individuo humano más que en la medida en que se apropia de las capacidades, las formas de conducta, las ideas, etcétera, originadas y producidas por los individuos que le han precedido o que coexisten con él, y las asimila (más o menos universalmente) a su vida y a su actividad. Así pues, el individuo humano concreto como tal es un producto en sí mismo histórico-social. La historia de un individuo singular, dice Marx, no se puede en modo alguno arrancar de la historia de los individuos precedentes y coetáneos, sino que está determinada por ésta (Ideología Alemana). La individualidad concreta específicamente humana no se origina sino a través de la participación activa en el mundo producido por el hombre, a través de una determinada apropiación de éste. [Hasta aquí queda claro que el hombre, independientemente de sus percepciones, está inserto objetivamente en la comunidad –y parcialmente determinado por ésta– y cambia al cambiar ésta]. Pero, por otra parte, las interrelaciones entre los individuos no son nunca relaciones naturales inmediatas, tienen siempre como presupuesto las de tráfico [intercambio] material y espiritual que encuentran dadas dichos individuos. La socialidad del hombre no se reduce al acto de producción. Marx atribuye una particular función en el proceso genético de la sociedad a la humanización de las relaciones naturales entre los sexos y entre las generaciones. La socialidad es un rasgo esencial del individuo entero y penetra en todas las formas de su actividad vital [Por tanto, la socialidad es también un rasgo esencial de su conciencia, que incluye su sentido de pertenencia e identidad]. La vida colectiva, social, produce también nuevas necesidades individuales, ante todo la necesidad de trato humano. La producción adquiere carácter social en el sentido concreto que los individuos empiezan a producir los unos para los otros, sus productos se complementan recíprocamente, su trabajo se convierte en auténtico componente integrante de un trabajo total social, y los productos se convierten en producto común del trabajador colectivo [Con la división ampliada del trabajo la comunidad o sociedad empieza a cambiar]. La actividad del individuo se hace objetivamente dependiente de la actividad de un ámbito de individuos cada vez más amplio; al mismo tiempo se constituyen para los individuos las condiciones históricas más elementales, en las cuales pueden apropiarse de las experiencias, el saber y la riqueza del mundo acumulados por la humanidad entera, y utilizarlos. Proceso en el cual el hombre deviene ente social universal. La historia de las hordas, las tribus y las etnias origina paulatinamente la historia universal, y el individuo mismo se convierte en un ente universal, en un ser histórico-universal. Esa ampliación del tráfico entre los hombres produce las condiciones de la autonomía del hombre individual respecto de su propio entorno y, sobre la base de esa autonomía, las condiciones del despliegue de la interioridad humana, de la individualidad humana real. El hombre no deviene realmente individuo, sino en el curso de la evolución histórica, precisamente porque a través del tráfico cada vez más universal, dicha evolución disuelve aquellas pequeñas comunidades. [Marx ve la posibilidad de un nuevo sentido de identidad, que rebasa al comunitario, al de la nación, similar a la de los autorrealizadores de Maslow antes citada]. En este sentido la universalización y la individualización del hombre son un proceso unitario, aunque esa unidad no se realice, durante toda una gigantesca época histórica, sino a través de contraposiciones (la universalización es en la era de la alienación la unidad de la individualización y la despersonalización).

La antropología filosófica marxista contiene todos los elementos, aunque no están explícitos, como se aprecia, para fundar la necesidad de identidad. Pero visualiza ésta en un sentido dinámico: de la identidad de la familia y el clan, pasando por la de la tribu y la nación, hasta llegar a la identidad de la especie, la identidad genérica. Creo que Cohen no apreció esta tendencia positiva a superar lo parroquial. En todo caso, podemos concederle a Cohen que Marx subestimó las resistencias y las dificultades que supone el tránsito del yo soy nosotros al “yo soy yo, miembro de la especie Homo sapiens, pero plenamente individualizado”.

A mis lectores(as) les anuncio que, aunque en construcción y muy incompleta, está ya disponible mi página web en la dirección www.julioboltvinik.org. Contiene buena parte de mis colaboraciones para La Jornada, mi tesis doctoral, mi CV, mi bibliografía comentada, y todavía muy pocas de mis publicaciones académicas.

1 En los capítulos 3, 4 y 5 de mi tesis doctoral (consultable en mi página web que anuncio al final de la entrega) se analizan las teorías de necesidades de Maslow, Fromm y Max Neef et al.

2 El término ser genérico aparece como species being (ser de la especie) en las traducciones al inglés de los manuscritos de 1844. Eso hace más claro su significado. En español, el sustantivo especie no admite adjetivo, ya que específico se usa en un sentido mucho más amplio.

http://www.julioboltvinik.org • jbolt@colmex.mx

Fuente: La jornada

sábado, octubre 02, 2010

¿Dónde está hoy la sociedad civil organizada?

Los simulacros en la actualidad.

Lourdes Morales Canales

MÉXICO, DF, 29 de septiembre (apro).- El 19 de septiembre pasado se cumplieron 25 años del terremoto de 1985, fenómeno que destruyó la mitad de la Ciudad de México, y que cimbró al país y al sistema político mexicano en su conjunto.

Esta fecha, para muchos, es considerada como el momento en que “la sociedad rebasó al gobierno” en capacidad de respuesta, organización, movilización y solidaridad.

De manera espontánea y frente a la parálisis gubernamental, las brigadas ciudadanas recolectaron medicamentos, improvisaron albergues, movieron escombros y organizaron la vigilancia de las calles y casas desalojadas, salvando vidas y evitando, hasta donde se pudo, el despojo.

De esta organización emergente surgieron las primeras agrupaciones ciudadanas autónomas y no corporativas que se transformaron en las articuladoras de las demandas para solucionar el problema de la vivienda en la capital mexicana.

Estas se sumaron a otras organizaciones de defensa de los derechos humanos que, por su naturaleza y trabajo, eran de carácter autónomo y, por lo general, opositoras al gobierno.

Antes, sólo el movimiento del 1968, sin duda influenciado por el contexto internacional, había generado tal impacto en cuanto a la articulación de la protesta social en contra del autoritarismo, la exclusión y la represión del gobierno.

Las consecuencias fueron episodios sombríos como la guerra sucia y la proliferación, desde la clandestinidad, de diversos movimientos guerrilleros que buscaban no una “mediación entre estructuras hegemónicas”, sino un cambio profundo en el sistema político y en la sociedad en general.

A pesar de esto, fue un momento clave en el cual las demandas de una sociedad reprimida y amordazada ocuparon el primer lugar en la agenda nacional, obligando al gobierno a abrir espacios políticos y hasta a reconocer la legalidad del Partido Comunista Mexicano.

Desde entonces y hasta ahora, el camino de la sociedad civil organizada ha tenido momentos de protagonismo importante generando cambios estructurales. El crecimiento de las organizaciones civiles fue, en la década de los ochenta y noventa, casi exponencial.

Con todo y la dificultad que representa el cuantificarlas (por su naturaleza, vocación y nivel de autonomía), se estima que mientras en 1993 existían unas 12 mil 485 organizaciones, en 1998 sumaban casi 22 mil en todo el país. De todas ellas, sólo un porcentaje reducido (no más de 3 mil) eran de carácter social y civil.

Este crecimiento no se podría entender sin el proceso de liberalización económica con la privatización de las empresas y la pulverización de los sindicatos, los ciclos de crisis, el fortalecimiento de los monopolios y el aumento de la brecha social.

Aunque tampoco podría entenderse sin la relevancia del movimiento zapatista, otro “despertar”, sólo que ahora primordialmente indígena y campesino, en el cual las mismas demandas sociales de democratización, justicia, inclusión social e igualdad volvieron a ocupar el primer lugar en la agenda nacional.

A partir del movimiento zapatista se hicieron reformas político-electorales, aumentó la pluralidad partidista, se crearon organismos autónomos y descentralizados y se canalizaron todas las energías en la transición a la democracia electoral.

En el 2001, toda la propuesta de un movimiento político que buscaba una nueva forma de relación entre ciudadanos, instituciones y gobierno, un nuevo pacto social, pareció quedar resumido, si no es que limitado, a una reforma al artículo segundo de la Constitución.

Con la transición electoral, el tema indígena quedó olvidado o al menos relegado.

Más tarde, en este 2010, ya se tenía un registro de unas 20 mil organizaciones civiles, de las que buena parte carece de alguna figura jurídica.

De ellas, al menos 12 mil 100 grupos no lucrativos y de servicios que cuentan con la Clave Única de Inscripción al Registro Federal de las Organizaciones de la Sociedad Civil (CLUNI), condición que les da la posibilidad de recibir fondos federales para sus proyectos.

Por cierto, la mayoría de las ONG se concentran en el Distrito Federal, Veracruz y Estado de México. Este número es mucho mayor de lo que se tenía registrado en las décadas anteriores, sin embargo, es todavía muy escaso si se compara con el tejido asociativo que existe en países como Francia (225 mil 600) y Suiza (100 mil), o con países con un pasado autoritario y con procesos de transición electoral similares al mexicano, como Chile (83 mil 300 organizaciones, según el PNUD) o Argentina (78 mil 392).

Diversos pasajes recientes nos hacen pensar que la sociedad civil mexicana no atraviesa su momento más brillante en términos de impacto y articulación de demandas.

Por dar algunos ejemplos: la aprobación del Impuesto Empresarial a Tasa Única, la pérdida del poder adquisitivo, la masacre de migrantes indocumentados, la creciente inseguridad y el baño de sangre que vive a diario el país con la llamada “guerra al narcotráfico” hubieran generado en países con mayor tejido asociativo indignación y movilización ciudadana, pero sobretodo articulación eficiente de demandas.

En México, hay indignación de un día, sobre todo mediática, pero no hay proyecto político ni cambio estructural.

Una posible explicación de esta fragmentación de intereses está en la inseguridad. Sí, el miedo paraliza y rompe lazos de solidaridad.

Ya lo detectaba la Encuesta Nacional sobre Seguridad Pública 2008 al mencionar que 84% de la población no confía en su vecino (casi 10% más que lo registrado en 2005). Sin embargo, ¿dónde está hoy la sociedad civil organizada?, ¿no es momento de volver a decir “ya basta”?

La mayoría de las organizaciones han tomado el camino del impacto vía mediatización, protagonismo, reformismo o acompañamiento institucional. Los resultados en su mayoría son positivos pero insuficientes o limitados, por lo cual habría que cuestionarse si en el fondo se ha perdido o no la brújula de la adecuada articulación y canalización de las demandas sociales con la consiguiente propuesta.

Otra posible explicación está en la falta de indignación y el excesivo individualismo. Pero motivos para indignarse hay muchos y a diario, y los desastres naturales muestran que la sociedad no ha perdido del todo su capacidad de crear lazos solidarios.

Por ello, habría que preguntarse ¿indignarse para qué? El chispazo de la indignación no es suficiente sin proyecto político, puesto que en otros lugares del país, como en Oaxaca durante la crisis del 2006, se vieron las consecuencias de una movilización ciudadana sin proyecto político.

En las democracias consolidadas se ha probado que no es posible gobernar sólo desde la administración pública, ya que se requiere más Estado y, por lo tanto, más sociedad civil.

Sin embargo, a 25 años del “despertar de la sociedad civil mexicana” vale la pena cuestionarse cuál es el proyecto político que desde la sociedad, y no desde el gobierno, se quiere para un país que requiere más igualdad, más justicia, más seguridad, y cuál es el camino que se propone para alcanzar esas metas.

martes, julio 07, 2009

Sociedad mexicana, “olla exprés”

Investigadores y especialistas en movimientos sociales perciben un creciente ruido social ante el endurecimiento del gobierno; al tiempo, advierten que se fortalece el fantasma del paramilitarismo.

En pleno proceso electoral para renovar la Cámara de Diputados, la credencial de elector mantiene su carácter principal de carné de identidad; los índices de pobreza y desigualdad son más altos que en los 30 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), según su informe Crecimiento y desigualdad, y México ocupa el penúltimo lugar en ciencia y tecnología y el tercero en el cobro de altas tarifas telefónicas.
A su vez, el Banco Mundial anticipa que las familias pobres de México sufrirán más el efecto de las crisis financiera y económica mundiales; por añadidura, la represión a los movimientos sociales es resultado de compromisos en seguridad –militares y policiacos– que asumió el gobierno con el exterior. Todo ello “produce una situación de olla exprés”, advierte Ana Esther Ceceña, investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Detrás de ese complejo escenario está el colapso de los cuatro pilares fundamentales del Estado mexicano y sus funciones: la seguridad, el gobierno, la justicia y la hacienda pública, explica a su vez el general brigadier en retiro Francisco Gallardo, quien observa focos rojos que darían cauce a movimientos sociales y que eventualmente tendrían el apoyo de grupos armados.
Cita, a manera de ejemplo, que el Observatorio Latinoamericano de Grupos Armados registra la existencia de 46 de estas organizaciones activas en el país, que ofrecen una “estructura de poder en crisis” frente al colapso de los pilares del Estado y de los partidos políticos.
El también doctor en administración pública asegura que, aunque Vicente Fox puso en marcha la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte y desde que Felipe Calderón abrazó el Plan Mérida, no existe un sistema de seguridad ni de defensa nacional, pues esas dos estrategias sólo “han permitido que la fuerza armada mexicana se subordine a los altos mandos del Pentágono”. El Ejército ya no es una institución de defensa nacional y del territorio, sino que asumió una política de seguridad lejana al interés mexicano, como el combate al terrorismo y el narcotráfico.
“En este país lo que hay es una corrupción de las instituciones de seguridad”. La actuación de la policía y de los militares no es apropiada, sentencia el que fuera el general brigadier más joven de su generación. Por esa razón no funciona la acción punitiva de la guerra contra las drogas, cuyo fracaso es notorio. Explica que esto se constató en marzo, cuando Thomas Shannon, subsecretario de Estado para asuntos hemisféricos de Estados Unidos, exhortó al Congreso de su país a renovar el apoyo financiero a México contra el narcotráfico.
La doctora Ceceña coincide al estimar que quienes definen el rumbo del país y las políticas son las agencias estadunidenses. Pregunta: “¿Quién está definiendo el modo del combate al narcotráfico aquí?” Y a modo de respuesta manifiesta que la manera de capacitar o de reordenar el funcionamiento de las policías y el uso del Ejército en la seguridad interna “es algo que está dispuesto fuera del país y que aquí simplemente se acata”.
Precisa que “tenemos un presidente, o un equipo gubernamental, que simplemente obedece las líneas que se le marcan”. Sostiene que la caracterización de que éste es un país de narcotraficantes también obedece a decisiones que se toman en Estados Unidos frente a esta situación. La investigadora advierte que se está llevando a la sociedad a un punto “de potencial estallamiento”.
Desde una visión humanista, la creciente militarización del país, la pobreza, la explotación, las desapariciones forzadas, la tortura sistemática en centros de detención clandestinos y prisiones mexicanas, así como la falta de seguridad social y laboral que se suman a la explotación de mujeres y niños son los eslabones que construyen las condiciones materiales para una rebelión popular, refiere Hassan Dalband, profesor del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México.
Señala que, conforme a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, “en este país hay 3 millones 300 mil niños que trabajan; eso no es compatible con la democracia, como tampoco lo es la pobreza”. Para Dalband, mientras persisten la pobreza, el analfabetismo y el subdesarrollo en México, se realizan elecciones sustentadas en concesiones económicas y en las que la clase dominante decide el resultado, de ahí que, si esto persiste, sí sería un factor determinante para detonar una crisis social.
Ruido social y endurecimiento
Una especie de efervescencia espontánea ante el desencanto, ruido social e incluso irascibilidad, advierte en el clima político mexicano el maestro en ciencia política Pedro Isnardo de la Cruz. Estima que ése es el entorno que propiciaron los dos sexenios pasados y considera que ese sentir es el que buscó expresarse con los votos en blanco y anulado, así como con el abstencionismo en los comicios del 5 de julio.
Una vez rebasado el proceso electoral, el científico social vaticina un mayor endurecimiento en las políticas federales, en particular contra los jóvenes, aunque se extenderá contra todo ciudadano e incluso alcanzará a gobernantes como respuesta a lo que anticipa como la pérdida de la mayoría en el Congreso del Partido de Acción Nacional. A corto plazo, el panorama que describe este especialista en seguridad pública y sistema político crece en complejidad: al no conseguir la llamada cláusula de gobernabilidad –que supone la obtención del 42 por ciento de los votos–, se refrendará la imposibilidad del Ejecutivo para tener el control de la mayoría legislativa.
Esto significa que vendrá un acentuado descrédito del sector público, que se combinará con más desempleo y la masiva incapacidad de atraer capitales de inversión en áreas neurálgicas de la economía, por lo que sobrevendrá una parálisis mayor por la ausencia de inversiones.
En este sentido, Ana Esther Ceceña observa “una dinámica violenta en las calles y la desaparición del estado de derecho”, porque la sociedad no ve alternativas ni instancias a las cuales acudir para atender sus problemas y los tendrá que resolver “por su propia mano”, como en el caso de los linchamientos. Por esa razón, la democracia representativa en México es una utopía donde los partidos son aparatos por encima de la sociedad, pues no la representan, y en donde los funcionarios no rinden cuentas de sus ofrecimientos electorales, explica esta académica que se declara abstencionista.

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sábado, febrero 14, 2009

Divorcio

Divorcio
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Una función fundamental de los partidos es la disputa legítima por el poder político a través de la competencia electoral. En ella todos los partidos se encuentran inmersos y buscan mantener y ampliar su electorado.
La lógica electoral y la búsqueda de mayores posiciones han copado los rincones del trabajo partidario, al extremo que todos, sin excepción y con una gran dosis de pragmatismo, plantean la necesidad de “moverse al centro”, diluyendo su discurso y por tanto las diferencias entre los proyectos que cada uno dice representar.
Son muchos los ejemplos: en 2006, la propuesta de Andrés Manuel López Obrador de bajar los precios de luz, gas, gasolinas y de ampliar los apoyos para adultos mayores, antes satanizadas como populistas, fue retomada por los candidatos del PRI y del PAN, o el caso reciente de la campaña oficial del PRD con relación a la reforma energética, que sostiene que “jugamos en equipo con los demás partidos” y que “la receta es de todos los partidos, pero la mayoría de los ingredientes los puso el PRD”, con la que se mantiene la lerda idea de que “cogobernamos desde el Congreso” y, en consecuencia, se es copartícipe de las políticas que han llevado al colapso de las instituciones encargadas de la seguridad pública y de las políticas económicas. Esto, además de crear confusión, desalienta al elector para quien todos son lo mismo.
Así, los partidos se empantanan en un discurso que olvida, como sostiene Arnoldo Martínez Verdugo, que “el centro político es la gobernabilidad, mientras el centro ideológico es el pantano”.
Algo similar sucede con los gobiernos locales, que en su mayoría, buscando su continuidad, privilegian mantenerse en el poder por encima de impulsar transformaciones que pudieran afectar los intereses de los grupos beneficiarios del estatus vigente. Así vemos cómo muchos gobiernos locales y municipales, incluso de la izquierda, asumen posiciones conservadoras, administran y palian la crisis, cuando no viven el embeleso de un poder efímero.
En tanto, la sociedad permanece ajena a estas dinámicas y demanda definiciones y respuestas fuertes, lo que da cuenta del profundo divorcio entre los partidos políticos, sus gobiernos y la sociedad.
La actual campaña electoral abre la posibilidad de impulsar nuevos paradigmas y alternativas. La izquierda no necesita más diagnósticos o explicaciones; requiere diferenciarse con claridad, tomar iniciativas, impulsar cambios que permitan rescatar al país desde la raíz de su vida comunitaria, vinculando la acción de los partidos con la autoridad local y los movimientos sociales, y desde ahí definir las agendas en el Parlamento.
Se requiere del replanteamiento de las políticas hasta ahora seguidas; de nuevas alianzas y formas de participación en la comunidad y el territorio en que se insertan; de una nueva relación entre autoridades locales y movimientos sociales desde el territorio.
La crisis obliga a adaptarse a la nueva situación y el territorio es un nuevo protagonista en la creación del nuevo paradigma, no sólo para enfrentar la crisis y promover el desarrollo de la economía local, sino para un ejercicio democrático distinto, que admita el desarrollo de comunidades fuertes, articuladas con los poderes locales, que permitan la democratización de la vida pública y el desarrollo de una cultura que aliente la vida comunitaria, y que reconozca su diversidad y refuerce las acciones por el bien vivir y la redistribución del ingreso.
Asistimos a un nuevo proceso electoral. No es posible reproducir la percepción de que todos somos lo mismo. Esta es una oportunidad para ofrecer al elector una opción que motive su participación y supere el divorcio con la sociedad, cultivando un electorado maduro y con memoria.
aencinas@economia.unam.mx
Profesor de la Facultad de Economía de la UNAM