


/ Segunda parte
La carrera armamentista del gobierno de Felipe Calderón Hinojosa –iniciada tras su declaración de “guerra” contra el narcotráfico– ha costado al erario, al menos, 4 mil 1 millones 190 mil pesos, revelan informes de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Con esos recursos, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) ha comprado equipo militar, terrestre, aéreo, refacciones y contratado obra pública y servicios de mantenimiento relacionados con ese equipo. Las transacciones se realizaron entre el tercer trimestre de 2007 y el primer trimestre de 2011 por medio del Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar.
Tan sólo de enero a marzo de este año, dicho fondo registró egresos por 171 millones 229 mil 745 pesos, descubre el “Anexo XVI” de los Informes sobre la situación económica, las finanzas públicas y la deuda pública. Según el documento de Hacienda, el dinero se destinó a la adquisición de equipos bélicos.
El negocio de la “guerra” contra las drogas es para las trasnacionales, explica Delio Dante López Medrano, maestro en ciencias penales y académico en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Quienes se benefician son las grandes corporaciones, llámense fabricantes de armas, empresas inmobiliarias, bancos, porque los mafiosos sí tienen dinero en sus casas, pero la mayoría de los recursos no está ahí. Por ello, estos grupos [de beneficiarios] no quieren que cambie la situación [de violencia]. Desafortunadamente, los grandes corporativos son los que controlan, incluso, los congresos.”
Las compras de armamento para contrarrestar la “presión mediática” nacional e internacional –que apunta que los cárteles de la droga tienen mayor capacidad de fuego que las autoridades– no son la única vía para equipar a los militares: la Sedena también produce armas largas y cortas y recibe equipo de campaña de Estados Unidos en el contexto de la Iniciativa Mérida.
Tan sólo en 2011, la Cámara de Diputados aprobó la asignación de 65 millones 701 mil 62 pesos para su propia producción, refiere la dependencia por medio de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental.
El doctor en derecho Daniel Márquez, investigador en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, señala que los narcotraficantes no poseen mejores armas. “El Ejército Mexicano, como cualquier ejército del mundo, cuenta con una significativa capacidad de fuego. Tiene equipo de todo tipo, de marcas israelíes, estadunidenses, checoslovacas, rusas. Además, la Defensa trabaja en un fusil experimental de asalto”.
Agrega que “hay una diferencia sustantiva entre el potencial de fuego: mientras el delincuente tiene que confiar en lo que lleva en su cajuela o en su cinto, el Ejército cuenta con aparatos logísticos que lo pueden surtir tanto de armamento como de municiones constantemente. Hay dos herramientas sustanciales para un ejército en un campo de batalla, la estrategia, es decir la planificación de la campaña, y la logística, esto es que la tropa cuente con todas las herramientas y suministros necesarios para su labor: desde alimentación, salud, comunicaciones, hasta materiales de guerra. Si hablan de potencial de fuego, a menos que digan que La Familia, Los Zetas o los Beltrán Leyva son un ejército, esto es una falacia”.
Compras multimillonarias
En 2011, el gasto de la Sedena en armamento podría alcanzar 8 mil 691 millones de pesos. Y es que el Banco Nacional del Ejército, Fuerza Aérea y Armada –en su papel de fiduciario– resguarda 4 mil 690 millones en el Fideicomiso, disponibles para las “contingencias” de la milicia en el contexto de la “guerra” contra el narcotráfico.
De acuerdo con los manuales de la Secretaría, las nuevas órdenes de compra de armas y equipo bélico las dará el subsecretario de la Defensa, general de División Diplomado de Estado Mayor Carlos Demetrio Gaytán Ochoa. Pese a los montos implicados, ninguna se licitará: todos los contratos del Fideicomiso se “justifican” como de seguridad nacional con carácter “contingente o urgente”.
Ante estas características, la Auditoría Superior de la Federación señala opacidad en el manejo del dinero público. En su revisión a la Cuenta Pública 2009, por tercera ocasión indica que no se garantiza cantidad, calidad ni precio en las compras y en los servicios que la Sedena contrata por la vía fiduciaria.
No obstante, la Secretaría de la Defensa –a través de su Dirección General de Comunicación Social– refiere a Contralínea que, justamente por su carácter de urgentes, los contratos del Fideicomiso, sean para compras o servicios, no se pueden retrasar con procesos burocráticos, como las licitaciones públicas.
Con una aportación inicial de 44 millones 928 mil pesos, el 13 de junio de 2007 se constituyó el Fideicomiso. En ese mismo ejercicio le fueron transferidos otros 1 mil 190 millones 332 mil. De junio a diciembre de ese año, sus gastos ascendieron a 85 millones 414 mil pesos.
En 2008, se le depositaron 781 millones 994 mil mientras que se gastaron 1 mil 105 millones 746 mil pesos, indican los reportes de la Secretaría de Hacienda. Un año después, los egresos ascendieron a 1 mil 536 millones 187 mil; y ya para 2010, sumaron 1 mil 102 millones 611 mil pesos.
Datos de la Sedena refieren que las adquisiciones de armamento y equipo se concentran en municiones (la mayoría, compradas a las empresas Defense Technologies y Eurosports), granadas (Colt Defensa), carabinas (FN Herstal) y vehículos (Humvee y Town and Country).
El doctor José María Ramos, investigador en El Colegio de la Frontera Norte, explica que “no existe ninguna experiencia internacional en la cual únicamente centrándose en la parte reactiva policial, y sobre todo con la participación del Ejercito únicamente, se pueda reducir de manera importante el problema [del narcotráfico]. Por más cobertura e incluso por más número de elementos que se tengan por parte de las corporaciones militares, la estrategia es insuficiente. Así ha sido en el caso de Ciudad Juárez, donde a pesar de que se han enviado cientos o miles de militares y policías federales, la seguridad no está aumentando, mientras la violencia sí”.
Al igual que el presupuesto ya ejercido, los más de 4 mil 600 millones del Fideicomiso favorecerán la industria bélica mundial. A cambio de la multimillonaria suma, México –otrora nación pacifista que cuenta más de 40 mil civiles asesinados en lo que va de este sexenio– recibirá más armas para su “guerra”.
Las proveedoras de la Secretaría de la Defensa, que encabeza el general Guillermo Galván, son las estadunidenses Eurosports, Llc; Colt Defense Llc; Alliant Tech Systems, Inc; Bushmaster Firearms International, Llc; Combined Systems, Inc; Federal Laboratories and Armor Holdings, Inc; Hill Country Wholesale, Inc; Mil-Spec Industries, Corp; OF Mossberg & Sons, Inc; Smith & Wesson; Winchester Division Olin, Corp.Otras corporaciones que surten de armas a este país son las belgas Browning, SA; Fabrique Nationale Herstal, SA; las alemanas Carl Walther, Gmbh; Heckler & Koch, Gmbh; las checas Ceska Zbrojovka, AS; Sellier & Bellot Trade, AS; Kroko, AS; las españolas Comlanber, SA; Nobel Sport España, SA; Uee Cartucheria Deportiva, SA; las italianas Fabbrica D’ Armi Pietro Beretta, SPA; Rizzini, SRL.
Además, la brasileña Forjas Taurus, SA; la uruguaya Glock America, SA; la turca Hatsan Arms Company; la israelita Israel Weapon Industries, Ltd; la canadiense Mancom Manufacturing, Inc. Así como tres empresas radicadas en México: Cascade Cartridge Internacional, SA de CV; Industrias Tecnos, SA de CV; y Productos Mendoza, SA de CV.
El investigador José María Ramos considera que México sí vive una carrera armamentista. “Hemos podido identificar que en esta administración se ha incrementado el número de armamento, especialmente para el Ejército, la Marina y la Policía Federal. Aquí la pregunta es si eso ha sido eficaz, si eso ha generado mejores resultados, porque los indicadores están a la vista”.
El académico de El Colegio de la Frontera Norte refiere que, aunque se diga que el armamento se utiliza para detener a los grupos delictivos, una parte de los más de 40 mil civiles asesinados en lo que va de este sexenio se ha producido por esas armas. Por ello, Ramos considera necesario saber cuántos inocentes han muerto con ese armamento que se está comprando masivamente.
Las autoridades federales intentan justificar la adquisición del material bélico con la capacidad de fuego que se le atribuye a la delincuencia. Sin embargo, el investigador considera que el problema de esta “guerra” es que solamente se fortalece la parte policial, reactiva, y se dejan de lado la investigación, la ciencia, la coordinación interinstitucional y la estrategia conjunta; elementos que, en el mediano y largo plazo, dan mejores resultados.
José María Ramos dice que tener mejores armas no reduce la violencia ni somete al crimen organizado; tampoco hace que los ciudadanos se sientan seguros. “Por el contrario, los ciudadanos en este contexto se sienten mucho más inseguros”.
Diseminación del armamento
Una vez que llegan a México, las armas se diseminan por todo el territorio nacional. En 2010, las 32 entidades federativas pagaron a la Secretaría de la Defensa Nacional 715 millones 232 mil 562 pesos por concepto de anticipo para la adquisición de armamento.
El oficio 0001351 de la Sedena –fechado el 22 de marzo de este año y elaborado como respuesta a una solicitud ciudadana de información– revela que el Distrito Federal es la entidad que más invirtió en armas, al haber dado un anticipo por 220 millones 547 mil 673 pesos, que equivale al 30.8 por ciento del gasto conjunto.
Mientras, el anticipo de Chihuahua, considerado uno de los estados más conflictivos del país, ascendió a 25 millones 57 mil 886 pesos. La entidad que menos dinero destinó a ese concepto fue Tlaxcala: 786 mil 485 pesos.
Además de las adquisiciones por estados, el año pasado el Centro de Investigación y Seguridad Nacional y la Procuraduría General de la República (PGR) solicitaron 106 armas a la Sedena: el primero, 40, y la segunda, 66.
Para Samuel González Ruiz, doctor en filosofía del derecho y académico en la Facultad de Derecho de la UNAM, “el mayor error que cometió este país fue dotar de armas de alto poder a policías municipales no capacitados ni certificados”.
El extitular de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada de la PGR dice que “eso explica parte del incremento de la violencia. Si yo soy un delincuente y me voy a encontrar con policías municipales que tienen AK-47, ¿qué voy a hacer de manera inmediata? Subir el nivel de armamento, porque ésa es mi reacción natural. Si yo sé que me voy a encontrar con un enemigo que tiene un arma de un poder uno, yo voy a tratar de tener un nivel dos; y si él sube a dos, ¿qué voy a hacer? Subirle a tres o cuatro”.
González Ruiz observa otro riesgo intrínseco en lo que califica como “uno de los errores fundamentales de la estrategia”: los policías municipales que “trabajan” para los delincuentes pueden estar transfiriendo las armas a los grupos criminales.
Además de ello, la Secretaría de la Defensa reporta que entre 2007 y 2009 sus integrantes perdieron por extravío o robo 7 mil 929 armas: en 2007, 3 mil 536; en 2008, 2 mil 321, y en 2009, 2 mil 72.
Ciudadanos se arman
El maestro López Medrano refiere que cuando un país entra en una espiral de violencia, el siguiente paso de facto es que la gente se empiece a armar, hecho que ya ocurre en México. “La primera función del Estado es la seguridad pública y cuando la incumple, empezamos a encontrar que los grupos delictivos tienen muchísimas y mejores armas y que el Estado cada vez adquiere más y más sofisticado armamento. Esto nos ha colocado a los ciudadanos justo entre estos dos extremos: por una parte, el Estado abusivo porque permanentemente violenta nuestros derechos fundamentales y, por otro lado, la delincuencia cada vez más agresiva”.
Ante los escenarios de violencia, Dante López observa que el ciudadano piensa en armarse como ya está ocurriendo. “Ése es el camino. Y esta ruta no tiene regreso. Lo que está ocurriendo entre las bandas o los grupos antagónicos al final de cuentas es que se está generando un camino de la venganza. Yo cada vez soy más violento y te exhibo en video y el otro le contesta cada vez de manera más violenta”.
No obstante esos riesgos, la agenda política del actual gobierno continúa privilegiando la estrategia de la represión, incluso con presupuestos fuera del que aprueba anualmente el Congreso.
En el caso de la Sedena –principal institución encargada de “combatir” al narcotráfico–, la Cámara de Diputados ya ha cuestionado las transferencias millonarias a favor del Fideicomiso.
En sus reportes La política de gasto público en la cuenta de la hacienda pública federal correspondiente al ejercicio fiscal 2007 y 2008, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas señala los incrementos millonarios en el presupuesto de la Sedena.
En el análisis 2007, refiere que “la Secretaría de la Defensa Nacional erogó un monto 5.7 por ciento mayor al aprobado, que se explica por aportaciones no programadas al Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar, adquisiciones diversas, y mantenimiento, rehabilitación y remodelación de instalaciones”.
La ampliación neta no programada en el Presupuesto de Egresos 2007 ascendió a 1 mil 956 millones 500 mil pesos, y fue atribuida a “las aportaciones no programadas al Fideicomiso; adquisiciones superiores de materiales de construcción, combustibles, prendas de protección y víveres, y diferencias tarifarias en servicios básicos, así como la compra de equipo de transporte terrestre, aéreo y de comunicaciones en el marco del Sistema Integral de Vigilancia Aérea; la rehabilitación de las bases aéreas militares II de Oaxaca y V de Jalisco, y la remodelación de 12 centros regionales de mando”.
En 2008, indica el Centro de Estudios, la ampliación fuera de presupuesto fue por 2 mil 261 millones 400 mil pesos. La Sedena justificó el gasto extra como “aportaciones al Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar; construcción de ocho plantas de tratamiento de aguas residuales e instalaciones complementarias de seis viveros forestales militares; adquisición de armamento, uniformes, equipo médico, de comunicación y víveres; renovación de vehículos terrestres; aumento en las tarifas de servicios básicos, de informática, y de conducción de señales analógicas, asesorías y gastos de mantenimiento y conservación de inmuebles”.
Samuel González Ruiz pregunta: “¿El costo que estamos pagando es muy alto para los resultados obtenidos?”. De inmediato responde: “Sí. Porque no han visto [las autoridades] que la estrategia tiene que ser dada de manera integral. De manera integral quiere decir todo, visto desde una perspectiva global. El proceso que estamos siguiendo en el país no puede dar resultados mientras no generes estrategias desde el punto de vista social y de la parte financiera. Las 53 sentencias en esta materia [lavado de dinero] son poquísimas, y si las vas a ver, ¿quieres que te diga de qué se tratan? Solamente de tráfico de dinero en efectivo en los aeropuertos, es decir que están pegando todas [las estrategias] a la cadena más baja de la estructura y con eso no vas a desbaratar las organizaciones [criminales]”.
Daño patrimonial por 44 MDP en Sedena
La Dirección General de Administración de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) habría incurrido en un daño al erario por 44.4 millones de pesos relacionado con el contrato para el mantenimiento de cinco helicópteros en Rusia, revela la Auditoría Superior de la Federación (ASF). Los recursos fueron erogados por el Fideicomiso Público de Administración y Pago de Equipo Militar entre 2008 y 2009.Las supuestas irregularidades están relacionadas con el contrato FAM 2050/I/2008 para el mantenimiento de cinco helicópteros en Rusia, que involucró recursos públicos por 184 millones 236 mil 700 pesos, revela la ASF.
De su Informe de fiscalización superior de la Cuenta Pública 2009, se desprende que el costo original del contrato ascendió a 147 millones 985 mil 400 pesos; pero, posteriormente, tuvo sobrecostos que superaron los 36 millones de pesos, pagados con recursos del Fideicomiso.
Las anomalías detectadas por la ASF habrían costado al erario, además de los 36 millones 251 mil 300 pesos por sobreprecios, 8 millones 187 mil 700 pesos por penalizaciones no cobradas a la empresa rusa Volans, con la cual se dio la relación contractual.
Como lo informó la columna Oficio de Papel el pasado 14 de febrero, las autoridades militares enfrentaron también una investigación del Órgano Interno de Control porque los helicópteros jamás fueron enviados a las instalaciones rusas de la empresa Volans.
La ASF indica que el contrato se firmó el 22 de septiembre de 2008 y tuvo como objeto la adquisición de servicios de reparación mayor de cinco helicópteros por un importe de 147 millones 985 mil 400 pesos (del cual, en el ejercicio 2009, se erogó un importe de 121 millones 353 mil 400 pesos).
En la cláusula octava, agrega, se estipuló que los servicios se realizarían en una planta reparadora ubicada en Rusia y que los helicópteros tendrían que ser entregados con el servicio aplicado en un tiempo que no excedería del 10 de julio de 2009.
No obstante, indica, “la Comandancia de la Fuerza Aérea Mexicana con el oficio ADQ-262/840 del 9 de enero de 2009 determinó técnicamente que, por cuestiones de seguridad nacional y debido a diversa problemática que se ha presentado para el cumplimiento de contratos de servicio para este tipo de material de vuelo en talleres certificados fuera del país, no era conveniente que la reparación de los helicópteros se realizara en las instalaciones de Rusia, por lo cual consideró que se estableciera comunicación con el proveedor a fin de que la reparación se realizara en México para prevenir un probable incumplimiento por causas de fuerza mayor”.
El cambio de planes en la Sedena costó 36 millones 251 mil pesos más a las finanzas públicas. Según la empresa Volans, el sobrecosto se derivó de la subcontratación de una planta reparadora en Ucrania, pues su planta rusa no podía realizar los trabajos en México.
Los gastos extras se justificaron de la siguiente forma: por la cancelación del contrato original con la planta reparadora ubicada en Rusia y la ubicación del personal técnico en México durante ocho meses, Volans facturó otros 756 mil 800 dólares, equivalentes a 10 millones 564 mil 900 pesos a un tipo de cambio de 13.96 pesos por 1 dólar del 31 de diciembre de 2009.
Por la transportación aérea de los componentes mayores de México-Ucrania-México, 600 mil dólares (8 millones 376 mil pesos); por la transportación marítima de los componentes mayores de México-Ucrania-México, 240 mil dólares (3 millones 350 mil 400 pesos); por el envío de la herramienta especializada y equipo rentado que se utilizaría para la reparación de los helicópteros de México-Ucrania-México, 400 mil dólares (5 millones 584 mil pesos); y por la compra de material y fabricación en México de equipo y contenedores para la transportación segura de los componentes que fueran enviados a reparación a Ucrania, así como el personal mexicano contratado, 600 mil dólares (8 millones 376 mil pesos).
De acuerdo con la ASF, la Sedena no cuenta con evidencia de las investigaciones de mercado que demostraran que no existían ofertas de proveedores nacionales o de países con los que se tenga un tratado de libre comercio respecto de los servicios en cuanto a cantidad, calidad y precio.
Al respecto, la Secretaría señaló a los auditores “que no se realizó la investigación de mercado que se alude en la observación, en razón de que no se trató de una licitación pública, sino de un procedimiento de invitación a cuando menos tres personas”.
Para la Auditoría Superior, esto habría contravenido el artículo 43, fracción V, de la Ley de Adquisiciones Arrendamientos y Servicios del Sector Público.
El máximo órgano fiscalizador también señala que se incumplió con la fecha de entrega de tres helicópteros establecida en el contrato (10 de noviembre 2009). La Dirección General de Administración (DGA), detalla, conocía del atraso en la entrega de los servicios desde el 11 de noviembre de 2009, por lo cual tenía la obligación de cobrar penas convencionales (1 por ciento por cada día de atraso). “Sin embargo, al ordenar que se realizara el pago final de esos tres helicópteros no se previó que se retuviera la pena convencional al proveedor por la entrega extemporánea que le correspondía”.
Mientras que la ASF determinó que las penas convencionales ascienden a 636 mil dólares (8 millones 187 mil 700 pesos); la Sedena sólo aplicó sanciones por 422 mil dólares (5 millones 174 mil 800 pesos). Ninguno de los dos montos fue recuperado porque el proveedor solicitó su cancelación el 27 de mayo de 2010; y aunque habían transcurrido seis meses de la fecha de entrega pactada, “dicha penalización se encuentra en análisis por el área jurídica de la DGA”, dice la Sedena.
La Auditoría Superior notificó al Órgano Interno de Control las anomalías. Expediente que, según indicaron fuentes de la Secretaría de la Función Pública a la columna Oficio de Papel, ya habría sido cerrado sin fincar las responsabilidades correspondientes.
El mercado negro de las armas
La operación emprendida por el gobierno de Estados Unidos para traficar de forma ilegal armas a México, llamada Rápido y Furioso, descubrió el doble discurso del principal promotor de la “guerra” contra el narcotráfico. Además, reveló el rampante tráfico de armas que se comete en la frontera más vigilada del mundo.
Para el doctor José María Ramos, investigador en El Colegio de la Frontera Norte, “desafortunadamente en los últimos años se ha agudizado el tráfico de armas de Estados Unidos hacia México”.
A pesar de la gravedad del problema, que ya ha creado un mercado negro de armas, Ramos observa que el gobierno estadunidense y, sobre todo, algunas autoridades centrales, con su aval o no, “vienen implementando ese tipo de operativos para supuestamente instrumentar mecanismos de inteligencia y tratar de desarticular a los distintos grupos delictivos de drogas y tráfico de armas”.
Sin embargo, dice, “la pregunta concreta es si este tipo de mecanismos eran los mejores o si, sobre todo, podrían garantizar resultados precisos en lo que se proponían que, básicamente, era tratar de identificar a grupos delictivos asociados a este tipo de problemas. Desde mi perspectiva, es una política errónea porque lo más importante era haber desarrollado una tarea de inteligencia y de investigación eficaz. Sin embargo, se trató por otro mecanismo que fue totalmente ineficaz y que coadyuvó a que el problema de las armas se incrementara”.
Con la Constitución en la mano, en entrevista con Proceso, el jurista Diego Valadés abre con bisturí al sistema político mexicano y pone en el banquillo al presidente Calderón y a su gobierno:
• Calderón puede y debe ser enjuiciado penalmente por violación a la Ley Electoral en 2009.
• Él y su gabinete de seguridad tienen la responsabilidad política de una guerra con resultados nefastos.
• Quiso para él todos los lauros de la victoria; tendrá todo el acíbar de la derrota.
• El Congreso debe crear una gran comisión nacional de investigación de la violencia.
• En una democracia consolidada, García Luna hace tiempo que estaría fuera del gobierno.
• Hoy, el eje del problema es que tenemos un gobierno de incompetentes....
• “No queremos ser gobernados por delincuentes ni tener expresidentes en la cárcel, pero...."
A Felipe Calderón lo aguarda un proceso judicial para cuando abandone la Presidencia de la República: a su responsabilidad política por los 40 mil muertos que son el saldo, hasta ahora, de su estrategia de “guerra contra las drogas” se agrega una sentencia firme en su contra por violar la Constitución en materia electoral.
A partir del 2 de diciembre de 2012, ya sin la inmunidad presidencial, podrá ser sometido a juicio penal debido a que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) lo responsabilizó de violar ,“sin equívocos”, la Constitución política durante el proceso electoral del año pasado.
La decisión de actuar contra el ciudadano Felipe Calderón está en manos de la actual legislatura en la Cámara de Diputados, explica el constitucionalista Diego Valadés Ríos, integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM.
Añade que el gabinete de seguridad nacional y el presidente de la República tienen responsabilidad política por la violencia que padece el país “en cuanto a que su función ha sido con resultados adversos a los objetos perseguidos”.
Sin embargo, aclara, ni los secretarios de Seguridad Pública, de la Defensa Nacional o de la Marina, ni el presidente podrán ser juzgados penalmente por la violencia del sexenio, “pues no se puede decir que algún delito en particular se haya cometido por orden expresa de los secretarios y menos aún del presidente. La responsabilidad es política, no penal”.
Incluso la declaratoria de guerra que Calderón le hizo al narcotráfico, comenta, fue una expresión coloquial que no tiene implicaciones jurídicas. “Pero lo que no podrá hacerse es que todo lo ocurrido quede sin investigarse y sin dictamen oficial, independientemente de que sea la verdad histórica”. Por ello, Valadés propone que desde el Congreso se cree “una gran comisión nacional de investigación de la violencia”.
Esta instancia, dice, realizaría el diagnóstico “de las formas de ejercicio de la violencia por parte de los delincuentes y de las fuerzas del Estado, para que sobre éstas no caiga la sombra de la duda de que pudieron haber delinquido. Y para que si alguien como miembro de las mismas delinquió, que no ensombrezca la imagen del Estado en general, sino que responda quien deba hacerlo por los delitos que pudiera haber cometido”.
Ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, exdiputado federal y extitular de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, Valadés señala que “la democracia a medio construir” de México impide la censura y consecuente salida de un secretario de Estado, como la del titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Genaro García Luna.
En el “sistema semidemocrático” que prevalece en México la responsabilidad política no se puede traducir en sanciones, dice en entrevista con Proceso, efectuada en medio de la discusión pública desatada a raíz de la demanda de que renuncie García Luna, planteada por el poeta Javier Sicilia al final de la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad.
Doctor en derecho constitucional cuyas investigaciones abordan temas como el control del poder, el también exdirector del IIJ advierte sobre la falta de mecanismos para procesar ese tipo de exigencias.
“Esto denota la insuficiencia de nuestro sistema constitucional en materia de consolidación democrática, porque si bien tenemos libertades públicas, como se expresó el domingo (8 de mayo), cuando todos los ciudadanos que lo desearon pudieron participar (en la marcha) en los términos más libres posibles, no tenemos el complemento de las libertades públicas, que son las responsabilidades políticas”, apunta.
Inmunidad temporal
La Constitución establece con claridad las responsabilidades jurídicas de los servidores públicos, incluido el presidente de la República. El TEPJF refrendó este precepto el 25 de agosto pasado al emitir su fallo en el juicio promovido por el PRI en contra de Calderón por hacer propaganda ilegal en el proceso electoral de 2010.
La resolución fue adoptada por unanimidad de los siete magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral, a propuesta de su presidenta, María del Carmen Alanís, quien en 2006, debido a su cercanía con Margarita Zavala, fue una de las impulsoras de la candidatura presidencial de Calderón.
Los magistrados determinaron que el titular del Ejecutivo federal violó el artículo 41 constitucional, “que se refiere nada menos que al ejercicio de la soberanía popular”, apunta el constitucionalista, quien desde febrero de 2007 es miembro de El Colegio Nacional.
Explica que aunque el título IV de la Constitución, que alude a las responsabilidades de los servidores públicos y patrimonial del Estado, no establece responsabilidades específicas para el presidente, el TEPJF determinó que Calderón “sí puede ser sujeto a un procedimiento administrativo sancionador en materia electoral”, a pesar de lo establecido en el artículo 108 de la Constitución.
De acuerdo con ese precepto, durante el tiempo de su encargo el presidente de la República sólo puede ser acusado por traición a la patria y delitos graves del orden común.
“Sin embargo –sentenció el tribunal– ello no descarta la posibilidad de que a la conclusión del mandato pueda ser juzgado de manera ordinaria por cualquier otro delito cometido durante el periodo de su gestión, puesto que la inmunidad de la que goza sólo se hace efectiva durante el tiempo que funge como presidente de la República.”
En su dictamen, los magistrados electorales advirtieron: “La inmunidad constitucional establecida a favor del presidente de la República no tiene alcances de eximirlo de responsabilidad por una violación a normas constitucionales y legales en materia electoral”.
Asimismo, el tribunal determinó que Calderón violó la Constitución “al difundir propaganda gubernamental” los días 15 y 30 de junio y 1 de julio, en vísperas de las elecciones del 4 de julio de 2010. Entre otras, Calderón hizo alarde de sus acciones en materia de seguridad.
Los magistrados le imputaron al mandatario “la violación directa” al segundo párrafo del apartado C, base III, del artículo 41 de la Constitución. Según esa disposición, durante el tiempo que duren las campañas electorales federales y estatales, y hasta la conclusión de la jornada comicial, deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación social de toda propaganda gubernamental, salvo que se trate de una emergencia.
Con su conducta, plantea Valadés, Calderón violó el artículo 87 constitucional “que contiene el juramento que hizo el 1 de diciembre de 2006 de hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen y que termina: ‘y si así no lo hiciera, que la nación me lo demande’”.
Afina su argumentación: El artículo 51 de la Carta Magna dice que para efectos de representación de la nación está la Cámara de Diputados. Así es que en función de ambos artículos, ésta “debía presentar una denuncia a la brevedad ante la PGR en contra del ciudadano Felipe Calderón para que la averiguación proceda cuando deje de ser presidente de la República”.
Considera que esa acción debe ser emprendida de inmediato por la actual legislatura. Dejarlo para la siguiente “parecería un acto de venganza política y no debe ser entendido así, sino como observación de una obligación, la que tienen los representantes de defender los intereses de la nación”. Además, “actuarían apoyados en una resolución que tiene fuerza de ley”, como lo es la sentencia del máximo órgano jurisdiccional en materia electoral.
Respecto de una eventual sanción contra Calderón, dice que le es aplicable el artículo 407, fracción III, del Código Penal Federal, que establece de 200 a 400 días de multa y prisión de uno a nueve años al servidor público que destine de manera ilegal fondos, bienes o servicios que tenga a su disposición en virtud de su cargo, como es el aparato propagandístico gubernamental.
La prescripción del delito, equivalente al término medio de la pena, se empezaría a contar a partir de que haya una denuncia contra Calderón. “Por eso considero que la actual legislatura debe poner en conocimiento del Ministerio Público lo que ya resolvió el Tribunal Electoral”, indica el jurista.
Reincidencia
Una conducta similar a la de Calderón le atribuyó el propio Tribunal Electoral al expresidente Vicente Fox. En su dictamen del 8 de septiembre de 2006, en el que declaró presidente a Calderón, el TEPJF matizó su imputación al decir que si bien Fox “puso en grave riesgo la elección” al operar en contra del candidato Andrés Manuel López Obrador, su interferencia no se podía medir electoralmente.
Miembro de institutos y academias de derecho en América Latina y Europa, Valadés habla de las implicaciones de la violación cometida por Calderón:
“Hubo impunidad para el presidente en 2006. En 2009, el presidente reiteró los hechos, y si de nueva cuenta hay impunidad, entonces quiere decir que muy bien podrá reiterar los hechos en 2012. Es decir, si ya violó la Constitución en 2009 y no hay nada ni nadie que se lo impida, podemos presumir y temer que puede hacer lo mismo en 2012.”
Admite que una denuncia de la Cámara de Diputados generaría tensión en el país, “pero si el año que entra hubiera otra vez violación de la Constitución por parte del presidente, la tensión también sería inevitable. De manera que estamos lamentablemente condenados a vivir un periodo de tensión política mientras no resolvamos la estructura de nuestro sistema constitucional, por lo que se refiere al régimen de gobierno”.
Y añade: “No queremos ser gobernados por delincuentes y tener expresidentes en la cárcel; pero para evitarlo tenemos que mandarles a los presidentes mensajes firmes, claros, precisos y basados en derecho para que se abstengan de violar la ley y cumplan con la obligación a la que se comprometieron cuando tomaron posesión conforme al artículo 87 de la Constitución”.
–¿Es un asunto de equilibrios?
–No, es un asunto de control del poder.
Explica: “El gobierno no está controlado ni por lo que respecta a sus actos ni a sus omisiones”. Y cita el caso del obsequio de entre 13 mil y 17 mil millones de pesos –mediante deducciones impositivas– al sistema educativo privado decretado este año por Calderón, y apoyado a su vez en un decreto de 1977 del entonces presidente José López Portillo. La medida, dice Valadés, se tomó en un momento de restricciones presupuestales en que la educación pública presenta muchas carencias.
“No tenemos formas de fincar responsabilidades. Esto quiere decir que nuestros controles son los que están fallando”, en particular el del Legislativo. “No puede ser que el Congreso establezca los impuestos y que el presidente decida quiénes no los pagan”, expone.
Autor, entre otros, de textos acerca del sistema representativo, asegura que esa ausencia de controles demuestra que el Estado mexicano es “altamente deficitario”. En el caso del gobierno de Calderón, dice, este hecho se expresa en su actuación ante el problema de la inseguridad.
Valadés considera que no obstante estar apoyada en el derecho de petición establecido en el artículo 8 constitucional, la solicitud de renuncia de García Luna “carece de instrumentos constitucionales para procesarla”.
En cambio, en un sistema democrático consolidado, esa demanda tendría un gran respaldo al permitir la censura de los integrantes del gabinete, formulada fundamentalmente por los congresos o los parlamentos.
“Si ese fuera el caso, el secretario García Luna habría dejado hace tiempo de formar parte del gabinete presidencial. Pero en las democracias a medio construir, como la mexicana, en la que todavía padecemos los efectos de un presidencialismo autoritario, altamente concentrador del poder, lo que planteen la sociedad y el Congreso, así sea de manera mayoritaria, puede ser ignorado por el presidente de la República. Es un signo más de la caduquez de nuestro sistema presidencial”, lamenta.
Anacronismo
Aunque en México no se establece la diferencia entre jefe de Estado y jefe de gobierno, “lo que no podemos entender es que la irresponsabilidad del jefe de Estado trascienda y beneficie a todos los que colaboran con él”.
Y apunta: “En México no se equivocan el presidente ni el secretario de Seguridad Pública o el de Gobernación ni ningún otro secretario de Estado, aunque todos los mexicanos estemos enterados y seamos conscientes de los múltiples errores en que incurren.
“Los fracasos de los secretarios de Estado son palmarios y los estamos pagando todos. Tenemos una pluralidad de secretarios fallidos que fracasaron hace mucho tiempo y que demuestran que el problema va más allá del narcotráfico. El eje del problema es que tenemos un gobierno de incompetentes.”
Modificado el sistema en el que el titular del Ejecutivo concentraba el poder, ahora “el presidente ocupa el vértice de poder, pero sin los instrumentos del mismo. En esas circunstancias, ni hace ni deja hacer.
“Ser jefe de Estado en México –puntualiza– es ser el protagonista de un sistema que ya falleció y del que sólo nos queda la representación fantasmagórica de una autoridad que carece de instrumentos para alcanzar resultados objetivos.”
Y si, además, “llevado por ese falso principio de autoridad de que sus decisiones son perfectas y por lo tanto irrevocables, como en el tema de la seguridad, entonces puede sostener a quien se le ocurre y antoje”, dice en relación con el apoyo de Calderón a García Luna.
En una entrevista con Julio Scherer García, publicada en el libro Historias de muerte y corrupción, escrito por el fundador de Proceso y cuyo adelanto apareció en la edición 1790 del semanario, el general retirado del Ejército Luis Garfias Magaña insistió en que Calderón debió haber procedido a la suspensión de garantías prevista en el artículo 29 constitucional para actuar contra el narcotráfico.
Valadés coincide: “Los actos de gobierno habrían sido controlados por el Congreso y la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles tendría el apoyo de todos los partidos. Se habría construido una política de Estado. Pero el presidente quiso tener todos los lauros de la victoria; pero también va a recibir todo el acíbar de la derrota”.
A la violencia exacerbada, detalla, se suma la lenidad en la PGR; es decir, el incumplimiento de su deber de investigar los delitos, sobre todo de aquellos emblemáticos, como los que se relacionan con el caso de los niños que murieron quemados en la guardería ABC de Hermosillo, Sonora; el de las fosas clandestinas en estados norteños, o el de la situación de los inmigrantes centroamericanos, quienes son asesinados y sometidos a toda clase de vejaciones en su paso por México hacia Estados Unidos.
“Esto habla de que el país está viviendo una dilución institucional como no conocíamos desde el siglo XIX. Y, o tenemos una respuesta rápida, constructiva, de una reforma institucional muy profunda en el tiempo más breve posible, o bien lo que estamos viviendo hoy nos lleve a situaciones peores, y muy bien podría ocurrir que en 2015 digamos: ‘qué bien estábamos en 2011’”, sentencia.
México, D.F., 16 de marzo (apro).- Como parte de un pacto firmado con el presidente Barack Obama, Felipe Calderón permitió el vuelo de aeronaves estadunidenses con el pretexto del combate al narcotráfico.
El periódico New York Times informó que los “vuelos de reconocimiento” (no tripulados) tienen por objetivo encontrar y ubicar narcotraficantes mexicanos.
Mediante estos vuelos, cita el rotativo, se logró identificar a varios sospechosos de participar en el homicidio del agente estadunidense Jaime Zapata, caído el 15 de febrero en San Luis Potosí.Las aeronaves utilizadas en estos vuelos son Global Hawk, unos aparatos que alcanzan 10 mil metros de altura y no pueden ser vistos por tierra.
Otro de los acuerdos entre Obama y Calderón es crear un centro de fusión “antinarcóticos” en México, donde trabajaran autoridades de ambos países.
México, DF; 13 de marzo (Apro).- Cuando el jueves 3 de marzo Felipe Calderón fue a la Casa Blanca ya sabía de la operación Rápido y Furioso.
The Center por Public Integrity (CPI), una organización no gubernamental con sede en Washington dedicada a hacer investigación periodística en el mundo, había informado desde febrero a la presidencia de la República que daría a conocer en la prensa de Estados Unidos una operación de tráfico de armas a México organizada por la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés).
Durante varios días, pidieron una posición del gobierno de Calderón, que de forma reiterada le había reclamado al gobierno de Estados Unidos por la falta de control en la venta de armas que acaban en manos de los narcotraficantes mexicanos.
Era una manera de responsabilizar al gobierno de Barack Obama de la violencia que ha dejado ya unos 35 mil muertos, en la “guerra al narco” impulsada por Estados Unidos y abrazada en su totalidad por Calderón.
Pero cuando se trató de dejar a un lado la retórica y tomar el tema en serio, guardó silencio. Ni la oficina de Calderón, ni la del secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, respondieron a la petición del CPI.
El portavoz de seguridad nacional, que tanto vocifera las ejecuciones de jefes del narcotráfico, ha sido el gran ausente. Nadie se acuerda de él, ni reclama su presencia para que rinda cuentas.
La secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, también escurrió el tema. Emitió un comunicado que por su brevedad y contenido confirma la vergonzosa política exterior mexicana. Y peor todavía, cuando compareció la semana pasada en el Senado de la República, para hablar de los tratados de libre comercio de México, literalmente tuvo que salir por la puerta de atrás para no enfrentar las preguntas que se hace la prensa mexicana.
La Procuraduría General de la República (PGR), a través de la subprocuraduría de Asuntos Jurídicos e Internacionales y de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada estarían obligadas no sólo a iniciar una averiguación previa –como se supone que ya lo hicieron– sino a investigar y forzosamente consignar a los responsables, quienes están plenamente identificados.
Si el gobierno de Calderón hizo del tema Cassez un asunto de defensa a ultranza de su política de seguridad, hasta ahora doblándole la mano al Poder Judicial, tiene la oportunidad de demostrar que su “guerra” va más allá de su carencia de legitimidad política.
Pero el gobierno de Estados Unidos ya soltó la insidiosa versión de que el gobierno calderonista sí tenía conocimiento de la operación. El silencio de Calderón, Poiré, Espinosa y cuantos están obligados a dar la cara se hace ignominiosamente más grande.
La secretaría de la Defensa Nacional es la responsable del registro de armas en México; el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, y la secretaría de Gobernación a través del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, están obligados a advertir sobre las tendencias en el uso de armas en el país; y la secretaría de Hacienda, a través de la Administración General de Aduanas, a controlar su ingreso.
Como se trata de un tráfico ilegal tienen una coartada para esquivar sus responsabilidades, pero al mismo tiempo quedan atrapadas en las acusaciones de los fabricantes y vendedores de armas que le han respondido al gobierno de Calderón: El problema no son las armas que llegan desde Estados Unidos, sino la corrupción de los policías, agentes y militares mexicanos.
Calderón puede reclamarle a Barack Obama por el del embajador Carlos Pascual, pero mientras siga recibiendo de Estados Unidos recursos para su guerra, acceda a la creciente presencia de elementos de las agencias de seguridad e inteligencia de ese país –civiles y militares– en todo el territorio, y permita que los secretarios de la Defensa y de la Marina sigan rindiendo cuentas a Washington, ya no tendrá ni argumentos retóricos para reclamar por el tráfico de armas ni por cualquier otra operación de su tipo.
Hace 14 años, el gobierno de Estados Unidos emprendió la operación Casa Blanca, para “demostrar” el lavado de dinero en México; ahora es Rápido y Furioso; mañana será otra mientras los gobernantes mexicanos con una mano pidan dinero a Washington y con la otra se tapen la boca.
1. México se halla cada vez más en una encrucijada, pero ni las fuerzas políticas y sociales ni los medios masivos de comunicación parecen darse cuenta de la gravedad de lo que está aconteciendo en nuestro país al entregar ya los panistas sin reservas a Estados Unidos no nada más las riquezas estratégicas de nuestro país –y en particular el petróleo–, sino el control absoluto de áreas importantes del aparato estatal y funciones de gobierno.
2. La agresiva política imperial con la cual Estados Unidos busca salir de la grave crisis financiera, económica, política y moral en la que se hunde –y que ha sido la misma en la administración del demócrata Barack W. Obama que en la de su predecesor republicano George W. Bush–, hubiera requerido tener en México al frente del Estado a funcionarios patriotas, con una visión nacional de largo alcance y una concepción del Estado y de la legalidad –como acontece en varios países de América Latina– y no, como está aconteciendo, a un puñado de yuppies conservadores vinculados a las multinacionales, que de manera impune han hecho del país su botín personal para librarse a todo género de negocios sin importarles entregarlo a Washington y al capital trasnacional a fin de sobrevivir como gobierno, como está aconteciendo.
3. El significado del fraude de 2006 es ahora más evidente que nunca al conocerse mejor y en detalle el tenor de las relaciones de México con Washington, pues lo que acordó entonces Estados Unidos con Calderón fue respaldarlo para que se instalase en la silla presidencial, por muy descomunal que hubiese sido el fraude, a cambio de que el nuevo gobierno panista por un lado les entregara sin reservas el control de los recursos básicos del país, y de manera explícita el petróleo, y por el otro les permitiese una gestión más directa de las políticas internas de México para acelerar el desmantelamiento del Estado surgido de la Revolución Mexicana –aunque ambas cosas estuviesen de manera tajante impedidas por la Constitución de 1917–, por lo que los halcones washingtonianos impusieron a Calderón la estrategia de la seudo guerra “contra el narco”, a fin de alcanzar esos objetivos.
4. Los medios estadunidenses no ocultaron el sentido de la entrevista, y mientras la prensa oficialista mexicana insistía en que se trataba de ponderar las relaciones económicas, allá se señaló con claridad que era para analizar los temas de seguridad
(de Estados Unidos, naturalmente), y en particular para tratar lo relativo a la petición de que los agentes estadunidenses de todas las corporaciones que actúan ya en nuestro territorio estén en lo sucesivo armados, luego de la muerte del agente de Estados Unidos Jaime Zapata el 15 de febrero en la carretera federal 57, cerca de Ojo Caliente, en San Luis Potosí.
5. La presencia de Zapata, como la de otros cientos de agentes, de más de una docena de corporaciones gubernamentales estadunidenses, que campantes han actuado ejerciendo actos de autoridad en territorio mexicano, es como se sabe violatoria de la Constitución y de las leyes de nuestro país, pues ningún poder u órgano del Estado tiene facultades para permitirles actuar en México, ni mucho menos para negociar esto a nivel internacional. El cierre que hizo la FBI de esa carretera federal el 18 de febrero para reconstruir los hechos
, acontecimiento de extraordinaria gravedad, da cuenta de la ilegalidad y prepotencia con la que se está actuando.
6. La entrevista de ayer no fue por lo tanto para cambiar las políticas sino para disimular el entreguismo creciente del gobierno mexicano. Lo que está deteriorado no son las relaciones entre los gobiernos de Obama y de Calderón, que no son otra cosa que las relaciones entre un poder imperial y un gobierno que funge como su marioneta; lo que está deteriorado son las políticas de simulación y de mentira de ambos gobiernos en torno a la violencia que han desatado en México, con el pretexto de una supuesta guerra “contra el narco”, que ha costado la vida a decenas de miles de mexicanos (y a menos de diez estadunidenses), y en la que muy pocos creen ya, y que los cables del Departamento de Estado entregados por Wikileaks a La Jornada para su publicación están contribuyendo a evidenciar en toda su perversidad. La CNN lo decía con claridad el miércoles 3, señalando que el motivo de la cita de Calderón con Obama era “generar un clima de tranquilidad luego de las filtraciones de Wikileaks”.
7. La invitación de Obama buscaba por otro lado lo que resulta imposible: levantar la imagen del individuo que les ha entregado todo y que ahora se halla en un creciente desprestigio tras lo acontecido en la carretera 57 y los cables de Wikileaks, que tanto han enervado a Calderón, pero muy poco lo logró con sus palabras de coba. El panista intentó fallidamente en una entrevista a El Universal del 22 de febrero refutar con una aparente crítica al embajador estadunidense Carlos Pascual por el desdén y menosprecio con que se refiere a él en los cables y por la visión general que se desprende en ellos, pues aparece como un gobernante débil que a pesar de su sumisión a la Casa Blanca y al embajador estadunidense es ineficaz e incompetente por lo que, según se ha venido argumentando desde allá, Washington requiere llevar a cabo una intervención más directa en los asuntos internos de México, y ahora tras el viaje del panista esa visión de su sumisión e incompetencia no cambió en mucho.
8. Los deslices de Obama y de Calderón en la conferencia de prensa que brindaron tras su encuentro de dos horas no les permitieron empero generar una imagen distinta de la ya establecida con los hechos, los cuales evidencian todos los días que la violencia irracional desatada en México, y de la que son responsables ambos gobiernos, busca lograr una cada vez mayor subordinación de México hacia Washington, que está llevando a nuestro país a convertirse en un absoluto protectorado. Obama subrayó por ejemplo que algo fundamental en la nueva relación era el hecho de que gracias a las políticas de Calderón nos sea más fácil hacer negocios en México
, aludiendo a la entrega de la industria petrolera, mientras Calderón se enorgulleció en reiterar que uno de sus grandes logros es que la política exterior de México se halle ya por completo subordinada a la de Washington, como se ve en los acontecimientos del norte de África y del Medio Oriente, adonde ahora México avala plenamente la injerencia estadunidense.
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