domingo, octubre 06, 2013
El Miedo Manda
Habitamos un mundo gobernado por el miedo, el miedo manda, el poder come miedo, ¿qué sería del poder sin el miedo? Sin el miedo que el propio poder genera para perpetuarse.
El hambre desayuna miedo.
El miedo al silencio que aturde las calles.
El miedo amenaza.
Si usted ama tendrá sida.
Si fuma tendrá cáncer.
Si respira tendrá contaminación.
Si bebe tendrá accidentes.
Si come tendrá colesterol.
Si habla tendrá desempleo.
Si camina tendrá violencia.
Si piensa tendrá angustia.
Si duda tendrá locura.
Si siente tendrá soledad.
El miedo global
Los que trabajan tienen miedo de perder el trabajo.
Y los que no trabajan tienen miedo de no encontrar nunca trabajo.
Quien no tiene miedo al hambre, tiene miedo a la comida.
Los automovilistas tienen miedo a caminar y los peatones tienen miedo de ser atropellados.
La democracia tiene miedo de recordar y el lenguaje tiene miedo de decir.
Los civiles tienen miedo a los militares. Los militares tienen miedo a la falta de armas.
Las armas tienen miedo a la falta de guerra.
Es el tiempo del miedo.
Miedo de la mujer a la violencia del hombre y miedo del hombre a la mujer sin miedo.
Miedo a los ladrones y miedo a la policía.
Miedo a la puerta sin cerradura.
Al tiempo sin relojes.
Al niño sin televisión.
Miedo a la noche sin pastillas para dormir y a la mañana sin pastillas para despertar.
Miedo a la soledad y miedo a la multitud.
Miedo a lo que fue.
Miedo a lo que será.
Miedo de morir.
Miedo de vivir.
miércoles, agosto 24, 2011
Balacera en Torreón, los “daños colaterales”
MÉXICO, D.F. (apro).- El 1 de febrero de 2010 tres balaceras en bares de Torreón, Coahuila provocaron la muerte de 10 personas, 15 heridos y una ola de pánico en esta población lagunera que se ha ido acostumbrando a la zozobra de la violencia. La información se perdió entre las decenas de notas que a diario dan cuenta del clima de descomposición en la ciudad industrial más importante de aquel estado y en el noreste del país, atenazado por la guerra entre Zetas, cártel del Golfo, policías, militares…
Sin embargo, la noche del sábado 20 de agosto, los nombres del estadio Corona, del club de futbol Santos y de Torreón dieron la vuelta al mundo a través de las redes sociales por una balacera que provocó la abrupta interrupción de las transmisiones del partido entre el equipo local contra el Morelia.
TV Azteca fue duramente criticada por suspender la señal; ESPN, el canal de deportes de televisión restringida, rompió récord de audiencia al continuar con la transmisión y la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut) tuvo que dar una conferencia de prensa para no impactar el negocio más importante en las audiencias televisivas.
El término “balacera en Torreón” se convirtió en trending topic en Twitter y tan sólo en Google tiene 207 mil ligas, mientras que en otras redes sociales la discusión alcanzó niveles de ciencia ficción para explicar la presencia de unas “balas perdidas” dentro del estadio.
La estrategia de recuperación de imagen internacional del país, articulada por el gobierno federal, fue la más afectada a raíz del escándalo en la aldea global de los medios. Los 18 minutos de pánico y confusión en el estadio de Torreón sepultaron los spots gubernamentales que en vísperas de V Informe de Gobierno promueven los “logros” en materia de combate al narcotráfico.
Felipe Calderón, quien destinó varios fines de semana de su agenda para grabar una serie de promoción turística, México Royal Tour, en el canal VMe, tendrá que quitarse la escafandra y salir como un jugador de futbol en canchas, de acuerdo a su afición por disfrazarse para promover la imagen de seguridad y paz de México.
Los “daños colaterales” de lo acontecido en Torreón apenas alcanzan a percibirse esta semana. Trascienden las fronteras por la naturaleza misma de un acontecimiento que no ha sido analizado y dimensionado en su justa medida por las autoridades. Minimizarlo lo agranda. Las contradicciones lo agravan. Es volver el entretenimiento televisivo en parte de la nota roja y política.
TV Azteca, la segunda televisora más importante de México, dio una explicación el lunes 22 de agosto a través del noticiario Hechos, conducido por Javier Alatorre, para aminorar el escándalo mediático de la suspensión de las transmisiones.
Con esta acción, explicó Alatorre, “se evitó hacer una apología de la violencia, al mismo tiempo que eludió alarmar a nuestra audiencia y evitar la desinformación”.
En el noticiario estelar de Canal 13, Alatorre trató de convencer a la audiencia de que cortar la transmisión del partido, al minuto 40 del primer tiempo, fue la mejor manera para mostrar su rechazo a la violencia.
A pesar de esta explicación –en la misma línea de argumentación de Luis García, exfutbolista y comentarista de TV Azteca– las redes sociales continuaron criticando a la televisora. Los argumentos al tono con la Iniciativa México no convencen a las audiencias deliberativas.
Otro “daño colateral”, no menos importante, se orienta hacia la realización de los XVI Juegos Panamericanos, en Guadalajara, entre el 14 y 30 de octubre de este año.
El alcalde tapatío Aristóteles Sandoval Díaz, dijo este martes 23 en conferencia de prensa que la balacera de Torreón prendió los focos rojos en el país y genera incertidumbre. “Esto nos alerta y nos exige que tengamos una mayor coordinación entre los tres ámbitos del gobierno” para los Juegos Panamericanos, agregó.
El priista Aristóteles Sandoval evitó entrar a la polémica partidista sobre la seguridad en Coahuila, pero el gobernador panista Emilio González responsabilizó a Humberto Moreira, exmandatario coahuilense y actual líder nacional del PRI. “Lo que Moreira y el PRI tienen que explicarle a la nación es qué han hecho con la autoridad que les ha dado el pueblo. Los homicidios en Coahuila son responsabilidad de Moreira”, atajó González.
El show del futbol mexicano difícilmente se interrumpirá. Estamos hablando de la mayor fuente de ingresos para las televisoras comerciales, vía derechos de transmisión de los partidos, publicidad, patrocinios y propiedad de los equipos.
Incluso, parece casualidad, pero el canal ESPN –competencia cada vez más importante para las dos televisoras abiertas– iniciará a partir del 1 de septiembre la serie El Diez, donde se relatan “los vicios y virtudes del futbol” mexicano, desde los patrocinios, el draft, las fiestas y la multitud de intereses que se enlazan en esta industria.
En esencia, el peor “daño colateral” es intangible: no se mide en muertos, heridos, número de detenidos, control de una plaza, cárteles en disputa y toda la narrativa bélica a la que nos ha acostumbrado este sexenio de guerra fallida contra el crimen organizado.
Es un daño en la percepción, en la autoestima de una sociedad que descree ya de explicaciones sobre “balas perdidas” o enfrentamientos fuera del estadio. Es un media event que vuelve a arrojar más sombras que luces sobre el combate al narcotráfico que tiene cada vez menos legitimidad social, por muchas conferencias, teleseries y spots que patrocinen las autoridades involucradas.
www.homozapping.com.mx
domingo, junio 05, 2011
Escalada de horror: La narcotortura
Llevada al paroxismo, la narcoviolencia desbordada por todo el país tiene un sello aterrador, el de la tortura como sistema, cuyas altísimas dosis de perversión dificultan los mejores intentos por hallarle una explicación a este fenómeno, por comprenderlo de una manera que pudiera llamarse racional… Especialistas consultados por Proceso acometen este esfuerzo y de entrada coinciden en que los desollamientos, los desmembramientos, las decapitaciones, buscan sobre todo sembrar el terror entre la población, enviar mensajes a los enemigos y eventualmente pulverizarlos en sus estructuras físicas, morales y de poder.
Los variados métodos de tortura aplicados por los cárteles mexicanos de la droga –que generalmente terminan en la ejecución de las víctimas– se realizan con instrumentos rudimentarios, lo que, según los especialistas, habla de un retorno al “salvajismo más primitivo y sanguinario”, extendido ya a todo el país.
La mutilación, el desollamiento, la lapidación o la decapitación son sólo algunos de estos procedimientos que se realizaban en distintas épocas y lugares. Hoy son retomados por el crimen organizado, y se han vuelto tan comunes que ya conforman una expresión más de la llamada cultura del narcotráfico.
La “innovación” de los cárteles mexicanos en ese terreno consiste en la mutilación de personas con vida que después son ejecutadas y cuyos miembros son dispersados en distintos lugares para evitar su identificación.
La historiadora Evelyn Valle Contreras, especialista en métodos e instrumentos de tortura, comenta a Proceso:
“Actualmente, México atraviesa por una etapa de salvajismo muy primitivo y sanguinario que se suponía superado. Y la prueba es la alarmante escalada de torturas que realizan los cárteles de la droga.”
–¿Éstos utilizan algún tipo específico de tortura que los caracterice?
–No, más bien recogen métodos que ya se han aplicado en otras épocas, pero son de los más rudimentarios y sangrientos. A los especialistas nos llama la atención que, con las ganancias multimillonarias que deja la droga, los cárteles utilicen instrumentos tan arcaicos como el mazo, el palo, el hacha o el cuchillo.
“En ocasiones incorporan la electricidad o los ácidos, que vinieron a suplir al aceite y al agua hirviendo. Pero, por lo general, sus métodos e instrumentos son muy arcaicos. Ahí está el ejemplo de los cadáveres encontrados en Tamaulipas, que fueron torturados y masacrados a mazazos.”
Coordinadora histórica de las exposiciones Instrumentos de tortura y pena capital –que lleva 15 años exhibiéndose en el Palacio de Minería– y Cárceles de la Inquisición, procesos y tormentos –montada en el antiguo Palacio de la Inquisición–, Valle agrega:
“La gran innovación que han hecho los cárteles mexicanos es aplicar la mutilación a una o varias personas, para luego matarlas y dispersar sus partes desmembradas en distintos sitios. Ya nos acostumbramos a escuchar que aparecieron cabezas en bolsas de plástico, brazos en un baldío o piernas desmembradas en alguna calle.
“Las llamadas ‘narcofosas’ también son un fenómeno novedoso. Antes, a los torturados y asesinados no se les solía enterrar en grupo de manera clandestina. Sí hubo casos, por supuesto, pero no eran generalizados ni los cadáveres quedaban desmembrados en esa forma tan burda. De ahí que los deudos no puedan juntar el cadáver íntegro de su familiar.”
–¿Y cuál es la intención de estos macabros rompecabezas?
–Sembrar el terror entre la población. La clave consiste en que ya ni siquiera se respeta al cadáver. En épocas pasadas los cuerpos de los torturados y asesinados eran entregados a sus familiares, incluso en tiempos de la Inquisición, cuando se respetaba al cadáver y se le daba importancia a la salvación del alma. Ahora no; el cadáver es anónimo, ni siquiera vale la pena identificarlo. Esa es la variante.
Paroxismo criminal
El criminólogo y sociólogo Daniel Cunjama, profesor-investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe) y especialista en el tema, señala por su parte:
“Las llamadas narcotorturas –que incluyen la ejecución, pues es muy raro que un torturado salga vivo– se dan en un escenario desbocado, donde todos los límites han desaparecido. Estamos ante el derrumbe del edificio que nos configuraba como humanos y que tiene que ver con el altruismo, la piedad o la dignidad que inculcan las legislaciones humanistas o los preceptos religiosos.
“Basta citar la pena de muerte, prohibida por nuestra legislación y rechazada por la Iglesia con el ‘no matarás’. Sin embargo, la pena de muerte diariamente la aplica el crimen organizado. Las ejecuciones y los ajustes de cuentas se están convirtiendo en lo más común y normal en México. Es un fenómeno cotidiano que se ha incrementado muchísimo.”
En el estudio Decapitados y narcomensajes: el lenguaje del crimen, incluido en el libro Criminología reflexiva, coordinado por Cunjama, se dan cifras sobre este acelerado incremento de la tortura y de las ejecuciones, con base en estadísticas de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
De 2001 a 2005 había entre mil y mil 700 ejecutados al año. En 2006, la cifra llegó a 2 mil 221. En 2007 alcanzó 2 mil 712. Y en 2008 esta cifra casi se duplicó, alcanzando 5 mil 585 ejecuciones. La tendencia sigue en aumento.
Cunjama explica la razón:
“Vivimos un crecimiento del tormento-muerte que incluso supera la Ley del Talión del ojo por ojo, que es hacer padecer al otro un daño igual al que nos infligió. En la lucha entre los cárteles no funciona así. Es más bien: ‘Si tú le sacas un ojo a mi compañero, yo a ti te saco los dos y aparte te corto un brazo’. La respuesta es una tortura cada vez más atroz, una escalada de tormentos, decapitaciones y mutilaciones que no tiene fin.”
–¿Cuál es el objetivo de la tortura?
–Es un acto de venganza, o bien, un instrumento para sacar información al enemigo, en el contexto de la lucha por los mercados de la droga. Tiene también un objetivo secundario, lo que nosotros llamamos de “prevención general”, que es exhibir los cuerpos torturados para que sirvan de lección a los enemigos o atemoricen a la gente. Es como decir: “Vean, a mí no me tiembla la mano”.
“Toda tortura es cruel, provoca sufrimiento, resquebraja la autoestima, la dignidad y las resistencias axiológicas del torturado. Imagínese a cualquier narcotraficante con mucho dinero y un arma que le hace ejercer el poder, un poder que mata. Pero de pronto llega un grupo rival y lo desarma, lo desnuda y lo tortura de la manera más brutal, hasta matarlo. ¡Qué cambio tan radical! Entre ellos, la violencia es el camino para ganar poder… o para morir.”
–¿Cuál tortura es la más común entre el narco mexicano?
–La decapitación. Todos los cárteles la incorporaron a sus métodos de tortura y muerte; se ha generalizado muchísimo en México. No podemos decir que determinado cártel aplica tal o cual tortura que lo distinga. No, todos ejercitan tan variados tipos como su imaginación se los dicta, pues finalmente cualquier instrumento puede servir para torturar. Hay algunos grupos muy violentos, como Los Zetas o La Línea. Pero la decapitación es la práctica más común en todos ellos, es su sello característico.
Agrega el criminólogo que, de pronto, los cárteles mexicanos adoptan métodos de alguna organización criminal del extranjero.
“Esto sucedió con ‘la corbata colombiana’, que le copiaron a los narcotraficantes de Colombia. Esta tortura se aplica sobre todo a los soplones. Consiste en abrir verticalmente el cuello con un cuchillo, y por ahí sacarle la lengua a la víctima, de tal manera que le cuelgue como si fuera corbata”, explica Cunjama.
Este procedimiento fue muy utilizado por los sicarios de Amado Carrillo Fuentes. También se aplicó en el multihomicidio de la familia Narezo Loyola y sus dos empleadas domésticas, en la zona de Tlalpan de la Ciudad de México, un crimen causado por la supuesta disputa de un cargamento de 150 kilos de cocaína y 7 millones de pesos.
Además, dice Cunjama, la tortura es un código cifrado mediante el cual los narcotraficantes se envían mensajes entre sí:
“A los soplones se les corta o se les saca la lengua. A quien roba le cortan los dedos. A los testigos incómodos les sacan los ojos o les cortan las orejas. Detrás de cada tortura hay un mensaje. Todos son actos atroces que configuran una estética de lo grotesco, dentro de la cultura del narcotráfico”, apunta.
Torturar, una especialidad
En sus decomisos al narcotráfico, el Ejército Mexicano suele encontrar instrumentos de tortura –como garlopas para desollar, sopletes para quemar, torniquetes, cuchillos para mutilar, etcétera–, que ya está separando de los otros objetos decomisados a fin de analizarlos, revelaron fuentes castrenses al portal de noticias Terra, en una nota publicada el 9 de mayo de 2010.
Según esta información, en 2009 se decomisaron más de 300 instrumentos de tortura: navajas, astillas, engrapadoras, sierras, embudos, martillos, mazos, pinzas, ácidos, bates, picahielos y hasta sal en grano para las heridas.
Y se detalla que, en un operativo militar realizado en el municipio de Camargo, Tamaulipas, el 13 de abril de 2010, se localizó una bodega de Los Zetas con “seis tablas de tortura”, en las que se colocaba a las víctimas para azotarlas o desgarrarles la piel.
Las fuentes castrenses señalaron que Los Zetas y los Beltrán Leyva son las organizaciones delictivas que más recurren a la tortura. Lo mismo que La Familia michoacana y La Línea, sólo que éstas añaden el tiro de gracia.
Y agrega Cunjama:
“Los instrumentos de tortura hallados en los decomisos son evidencias de que, en lo interno, las organizaciones criminales tienen una división del trabajo muy marcada, como cualquier empresa. Tienen personal dedicado exclusivamente a torturar y, digamos, un departamento o área de tortura.
“Así trabajen en un cártel, no todas las personas son capaces de dedicarse a esta actividad tan cruel. El torturador necesita tener un perfil muy especial. Un requisito indispensable es que debe carecer de todo sentimiento de culpa, para que así pueda sacarle los ojos a una persona o descuartizar a un niño. Esta característica es importantísima.”
El criminólogo menciona a Teodoro García, El Teo, y a Santiago Meza, El Pozolero, como algunos narcos capturados que confiesan haberse dedicado a estas actividades específicas.
“Desde el punto de vista académico, la figura de El Pozolero es muy controversial, pues su actividad era desaparecer cadáveres, lo mismo que hace un cremador en cualquier agencia funeraria. Es la misma función. Sólo que este hombre era un eslabón de una cadena criminal que opera fuera de la ley; por eso nos resulta tan monstruoso”, comenta Cunjama.
Capturado en 2009, El Pozolero trabajaba para el cártel de Tijuana. Su función era “cocinar” los cadáveres de los adversarios, metiéndolos en recipientes con ácido y sosa cáustica.
Mientras que a El Teo –detenido el año pasado y quien servía al mismo cártel– se le atribuyen más de 300 ejecuciones, precedidas por largas sesiones de tortura.
Un caso muy sonado es el de El Ponchis, un niño de 14 años del Cártel del Pacífico Sur que se dedicaba a torturar y asesinar. Por internet llegaron a circular fotografías suyas en las que aparecía degollando a sus víctimas o portando rifles de alto poder.
La historiadora Evelyn Valle insiste en que las prácticas sanguinarias de estos torturadores –los degüellos de El Ponchis y la desintegración con líquido que llevaba a cabo El Pozolero– son muy viejas.
“El narcotráfico está incorporando métodos ya utilizados anteriormente. Está repitiendo las mismas actividades para dar tormento y muerte. Sólo que ahora, por ejemplo, practica el degüello con instrumentos más simples”, dice.
La especialista deambula por los oscuros recintos de lo que fue el Palacio de la Inquisición. Eran las mazmorras donde se confinaba a los herejes en la época colonial. Hoy, ahí se exhibe Cárceles de la Inquisición; procesos y tormentos, una amplia muestra de los instrumentos de tortura utilizados por la Iglesia novohispana en ese mismo sitio: el cepo, el potro, el garrote, el péndulo, tenazas para quitar la piel, látigos, horquillas…
Valle se detiene ante una tosca silla de madera, cuyo respaldo es un asta con un collarín de acero, el cual se abre o se cierra al mover un torniquete. Explica al reportero:
“Este es el famoso ‘garrote’. El cuello de la víctima se metía al collarín que, al irse cerrando, ocasionaba la muerte. Una variante era ‘La catalana’, en la que del collarín salía poco a poco una punta metálica que provocaba el degüello.
“Se censura mucho a las sociedades de entonces por recurrir a estas crueldades. Pero en la actualidad estamos repitiendo sus mismos métodos e incorporando otros nuevos. El narcotráfico volvió a sacar nuestro lado salvaje.”
Indica que la vieja práctica de la lapidación se manifiesta hoy con los llamados “entambados en cemento”; consiste en meter a la víctima –colocada de pie– en un tambo, para luego rellenarlo con cemento fresco que, al petrificarse, inmoviliza totalmente al torturado hasta provocarle la muerte por sed o inanición.
Prácticas inefables
En noviembre de 2007, en una playa cercana a Acapulco, Playa Olvidada, la policía guerrerense y la Armada de México encontraron los cadáveres de dos entambados en cemento, una práctica que se ha extendido a otros puntos del país.
A los tambos también se acostumbra llenarlos de agua y meter en ellos a las víctimas, provocándoles la muerte por ahogo. “Son las muertes con agua, que han sido muy comunes y variadas, ya que pueden practicarse con muchos instrumentos, como embudos puestos en la boca de los torturados”, indica Valle.
Y precisa que el desollamiento de personas vivas es otra vieja tortura que, en México, resurge con toda su crueldad. En enero de 2010, por ejemplo, ocurrió un caso macabro; con el rostro desollado de una víctima se cubrió un balón de fútbol: era una esférica y siniestra máscara de piel humana que podía rodar.
Uno de los desollamientos más recientes se perpetró en abril pasado, en Tepic, Nayarit; recargado en los barrotes de un puente se encontró el cadáver de un despellejado al que le cortaron las manos.
Valle y Cunjama coinciden en que hasta el momento no se han detectado prácticas de canibalismo entre los cárteles, que representarían un retorno más radical al México bárbaro.
“El caso más reciente que se acerca al canibalismo es el de El Caníbal de la Guerrero. Pero fue un caso aislado y muy al margen del narcotráfico. Por su parte, El Pozolero provocó que nuestro humor negro jugueteara con la antropofagia. Pero él realmente no hacía pozole para comer. ¡Vaya! ni siquiera era pozole”, comenta Cunjama.
–¿Esta violencia es un resabio proveniente de los sacrificios humanos del pasado prehispánico?
–¡No! Aquellas torturas y sacrificios tenían una finalidad muy distinta; se ofrecían a los dioses. De entonces a la fecha se interpone un periodo de cinco siglos de civilización occidental y católica. ¡Nada qué ver!
Cunjama indica que, a través de las narcomantas y el internet, el crimen organizado está difundiendo sus métodos de tortura:
“Es una violencia muy visible y novedosa, que además están reproduciendo y explotando los medios de comunicación, porque se dieron cuenta del atractivo morboso que despiertan los cuerpos destazados y mutilados… La tortura se convirtió en un redituable bien de consumo.”
–¿Qué utilidad tiene investigar los métodos de tortura del narcotráfico?
–Saber frente a qué estamos, conocer cómo se está dando este extendido fenómeno criminal. Después le damos una explicación. Con base en nuestras investigaciones, a la parte política le tocará frenar esta imparable ola de violencia que está sacudiendo a nuestro sistema moral, social y psicológico. Todos nuestros valores se están viniendo abajo, ¡todos!
domingo, mayo 15, 2011
Un tal nerón....

Un asunto de rendición y entreguismo
Mientras el país se desangra en una guerra intestina inútil, cuando la mayor parte de los mexicanos implora que haya paz, Felipe Calderón reitera su decisión absurda de mantener un estado de cosas inaceptable que está generando una inestabilidad que pone en alto riesgo el futuro de la nación. A pesar de que la escalada de violencia se ha recrudecido, en la medida que la fuerza del gobierno federal se acrecienta en el territorio nacional, sigue terco en mantener a las tropas en las calles, con resultados contraproducentes. Vale la pena preguntarse por qué semejante actitud, cuando lo razonable y conducente debería ser enfocar la capacidad del Estado a la puesta en marcha de medidas correctivas de las causas estructurales del fenómeno.
Cada vez hay más evidencias de que tal manera de “gobernar” obedece a designios ajenos a los intereses nacionales. Ya quedó muy claro, incluso para quienes no lo querían ver, que el gobierno estadunidense está decidido a mantener su liderazgo al precio que sea, sin importar las consecuencias. Se demostró, por si hiciera falta, que la población mayoritaria de la nación vecina está imbuida de un patriotismo que raya en lo irracional. Le fascina saber y constatar que su país es el más poderoso del planeta, como quedó de manifiesto luego de que la Casa Blanca informó sobre el homicidio de Osama bin Laden.
Con esa lógica, no es descabellado suponer que aplaudirían a rabiar la anexión de México, con el pretexto de que sólo así estarían a salvo del terrorismo. Suena absurdo, pero es bastante creíble en vista de que son ya más de dos décadas de vigencia de una estrategia de comunicación tendiente a justificar la intervención de tropas estadunidenses en suelo mexicano, cada vez más debilitado por el poderío del crimen organizado, según su perspectiva. De ahí que las palabras de Calderón, dichas en la ceremonia conmemorativa de la Batalla del 5 de mayo de 1862, más que decirlas a otros debió pronunciarlas frente a un espejo. Él debería anteponer los intereses de la patria antes que los de su partido y no eludir responsabilidades, como demandó a los gobernadores.
Afirmó que “no está a la altura de nuestro legado histórico la opción de rendirse y entregar el país”. Sin embargo, lo está haciendo a marchas forzadas al eludir su responsabilidad de frenar las presiones de la Casa Blanca para que se mantenga una guerra sangrienta cuyas terribles consecuencias lo abarcan todo, sin que haya un mínimo avance en el debilitamiento del crimen organizado. De ahí que sea un contrasentido monumental pedir “comprensión y apoyo” a su guerra fratricida. Sería tanto como aplaudir al verdugo que nos está cortando en pedazos.
Ciertamente, “todos nos sentimos entristecidos y ofendidos por la agresión de los criminales”, sólo que éstos no son los que dice el inquilino de Los Pinos, sino los que, en aras de crear un clima propicio a la justificación de una intervención extranjera directa, están matando a diestra y siniestra a mexicanos que no tienen nada que ver con el crimen organizado. Cabe preguntarse por qué se le echó tierra al asunto del operativo Rápido y Furioso, llevado a cabo por una agencia del gobierno estadunidense, mediante el cual se introdujeron a México más de 2 mil armas sumamente mortíferas. ¿Cuántos operativos como ése no se habrán puesto en marcha antes de que se descubriera, gracias a que uno de sus propios agentes fue asesinado con una de esas armas?
En efecto, nos sentimos muy entristecidos y ofendidos, pero por lo que está ocurriendo en el país, ocasionado por el propio gobierno federal, principalmente por una guerra que no persigue una victoria sobre el crimen organizado, sino meter al país en la geopolítica imperialista de Estados Unidos, tarea estratégica que dio magníficos resultados, para ellos, en lo económico, como lo demuestran los hechos. Somos ahora el país en el mundo más dependiente de la economía estadunidense. No somos dueños de nuestros principales recursos, por lo que se toman medidas tan absurdas como la de comprar 100 toneladas de lingotes de oro, con un valor de cerca de 5 mil millones de dólares, cuando somos uno de los principales productores del metal a nivel mundial, sólo que las minas donde se extrae son explotadas por extranjeros, estadunidenses y canadienses, principalmente. Igual como sucede con el petróleo.
Y aun así, Calderón pide no entregar el país, cuando ya está casi totalmente entregado, motivo por el que la Casa Blanca presiona a todas horas, pues considera que todavía faltan bienes que, considera, deben entregársele. ¿Cómo, pues, supone que se le puede apoyar en su estrategia entreguista? ¿Cómo exige comprensión a la toma de decisiones que afectan brutalmente a la inmensa mayoría de mexicanos?
*Periodista
El Equipo, propaganda de guerra
MÉXICO, DF, 15 de mayo (apro).- Las guerras también se ganan con propaganda. Las acciones de fuerza no son suficientes. Hay que difundir información falsa o distorsionada para mantener la confianza de los combatientes propios y ganar el respaldo social.
En la “guerra al narcotráfico” de Felipe Calderón, ejecutar capos, descabezar células, detener a miles y presentarlos en la televisión no han servido ni para convencer a nadie ni para persuadir a los integrantes de las fuerzas del Estado para que dejen de sumarse al enemigo.
Dentro y fuera del país, prevalece la idea de que el gobierno de Calderón va perdiendo la guerra contra los cárteles, por más retórica político diplomática que reciba. Las pérdidas del Estado mexicano son palpables: control territorial y de la violencia, sangría en su aparato represivo y extravío del pacto social.
La información que fluye y predomina es respecto a estas pérdidas. Cada día, el gobierno de Calderón está sometido a una intensa contrapropaganda por parte de los cárteles de la droga.
Las decenas de muertos que cada día se registran en todo el país, los mutilados que son esparcidos en calles, baldíos, carreteras, los miles de familiares que van peregrinando en busca de secuestrados y desaparecidos, los exiliados internos y externos y tantas expresiones más de la violencia demuelen machacona, implacablemente, cualquier idea de autoridad.
Las mantas, cartulinas, videos, mensajes de las redes sociales y otras formas de expresión se han constituido en un poderoso aparato de contrapropaganda de los cárteles de la droga.
Se usan no sólo para que los narcotraficantes se manden mensajes y amenazas. Representan también un diálogo informal con el gobierno, ya para tender puentes, ya advertir contra algún servidor público por proteger a un enemigo.
El Equipo, la coproducción de la secretaría de la Seguridad Pública y Televisa, es una respuesta a la ventaja que le lleva la delincuencia organizada al gobierno de Calderón.
No es gratuito que sea una acción conjunta de García Luna y Televisa. Se trata del principal simulador del gobierno de Felipe Calderón y del principal aparato propagandístico del país.
La comunión de recursos del gobierno federal y del imperio propagandístico configura la típica acción de la psychological warfare o guerra psicológica desarrollada por los Estados Unidos desde la Primera Guerra Mundial para mantener la confianza entre sus tropas e intimidar a sus enemigos.
El propósito es mostrar la superioridad, el engrandecimiento sobre el enemigo, con el fin último de generar opiniones, actitudes y emociones de apoyo. Para ello, se echa mano de información falsa, la mentira, la simulación, el disimulo.
Hay que desacreditar y disminuir al enemigo, restarle apoyo. Presentarlo como el responsable de la desgracia, el único que comete injusticias. Crear ficción.
Es lo que ha hecho de manera abrumadora el aparato propagandístico estadunidense por más de 60 años. Las producciones cinematográficas y televisivas se han dedicado a justificar las acciones bélicas de ese país, a engrandecer el espíritu de sus combatientes y generar apoyo de sus ciudadanos y de otros en el mundo.
Lo de la SSP-Televisa es propaganda pura. Como sucedió con el Acuerdo Informativo para la Cobertura de la Violencia, que era parte de ese afán por dominar los mensajes, El Equipo está destinado al fracaso.
La gran paradoja es que su principal saboteador es el propio Calderón debido a su reiterada negación a lo que él mismo propagó como guerra durante la primera mitad de su gobierno. Pero en los hechos sigue asumiéndose como un combatiente. Es un comportamiento esquizofrénico.
La semana pasada fue a decir a Nueva York que él nunca enarboló la bandera de la guerra contra el narcotráfico. Algo que, por supuesto, nadie le cree. Pero apenas se bajó del avión quiso emular a uno de los protagonistas de la Segunda Guerra Mundial, el primer ministro inglés Winston Churchill.
Calderón dijo que su estrategia contra el narco era “combatir por mar, tierra y aire con toda nuestra fuerza que Dios pueda darnos”. Televisa, incluida, desde luego.
Enfermizas, tales contradicciones lo único que garantizan es el fracaso. Pero la ruina no es para él, que se va en año y medio. La endosó, y por años, a quienes quiere convencer que cuanto pasa en El Equipo no es pura coincidencia.
sábado, marzo 26, 2011
"EL ACUERDO"

(25 marzo 2011).- "Balance", hubiera sido el nombre del periódico que Felipe Calderón habría dirigido si, en lugar de haber sido político, hubiera sido periodista, según dijo él mismo cuando se refería, críticamente, a lo que sucede hoy en los medios de comunicación.
Inspirado en Castillo Peraza, dijo que las únicas informaciones que son precisas y confiables son aquellas que se refieren a los resultados deportivos. A principios del año pasado, también, recriminó a los medios que difundían gratis las mantas de criminales, mientras que -confesión textual- a los del gobierno "nos cuesta varios millones de pesos pagar una primera plana".
Ha dicho también, que el gobierno no ha sabido explicar lo que se está haciendo en el combate al crimen. Ha lamentado no tener "... el control de la información estatal".
Parece estar convencido de que lo que hay aquí es un problema de percepción. Viene al caso recordarlo, a la luz de la firma del "Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia", realizada este miércoles en el Museo de Antropología. El acuerdo se firmó bajo los auspicios de "Iniciativa México", el proyecto impulsado desde la televisión.
Por diferentes motivos, el texto del acuerdo no fue suscrito ni por todos los medios ni por todos los periodistas del país. Algunos, como Reforma, explicaron en dos líneas sus razones. El acuerdo busca establecer: "criterios editoriales comunes" para "la cobertura informativa de la violencia". Llama la atención que para estrenar "criterios editoriales comunes" algunos colegas firmantes nos identificaron reiteradamente como "mezquinos" o "los mezquinos de siempre", a los que, en nuestro derecho, no suscribimos un acuerdo uniformador como el que fue anunciado.
Entre otras cosas, como en mi caso, porque ni siquiera fuimos invitados. Por supuesto que no se puede estar en desacuerdo con varios de los planteamientos hechos en el texto sobre la responsabilidad de los medios y el papel relevante que jugamos cuando realizamos nuestras tareas informativas y de opinión, especialmente, en un contexto tan delicado como el que ahora vivimos. Por supuesto que la sociedad merece un marco de comportamiento ético dentro de los medios para comprender y estar enterados de una realidad tan cruda como la que tenemos enfrente, pero resulta imposible sacudir la sospecha -como diría el doctor Edgardo Buscaglia- de que la pretensión final de todo esto es: "... gerenciar el flujo de la información", uniformar coberturas e intentar modificar, desde los medios y no desde la transformación misma de esta realidad, la percepción social de lo que está pasando.
El acuerdo se firma, en el momento en el que todos los indicadores apuntan al fracaso de la estrategia gubernamental. Obama dijo a CNN que Calderón estaba frustrado por "el crecimiento de los cárteles", en el peor de los diagnósticos posibles. El FBI habló de resultados insatisfactorios. Napolitano advirtió que "... la batalla contra los cárteles está en un punto muy peligroso y puede retroceder hasta donde empezó... es necesario sostener la lucha porque de lo contrario los cárteles continuarán creciendo". La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes recién informó que las organizaciones criminales en México dominan la oferta ilícita a granel de cocaína, heroína y metanfetaminas en Estados Unidos. Noventa por ciento de la cocaína de Sudamérica pasa por México. El cultivo de amapola para heroína en México ha crecido sostenidamente desde el 2000. Somos el tercer lugar en producción de opio. La corrupción sigue obstaculizando el combate al narcotráfico. El secretario de Salud informó que en seis años se ha duplicado el consumo de cocaína y ha aumentado 50% el de marihuana. Una encuesta de la American Chambers dice que el 67% de empresarios se sienten inseguros. En materia de detenciones, los expertos hablan de un sesgo a favor del cártel más poderoso. La cifra oficial de muertos asciende a 34 mil 612 personas, al corte de enero. La violencia y las prácticas de terror son de todos conocidas. Estamos, en resumen, ante un balance catastrófico y hay que saberlo.
Es este un contexto en el que lo que menos se necesita es uniformidad, "discreción", o achatamiento de los medios que es, precisamente, lo que sugiere la firma de este acuerdo. Lo que la sociedad mexicana requiere es una cosa enteramente distinta: información clara, precisa, amplia, diversa, plural y crítica de los sucesos que marcan la vida nacional. Cualquier intento en sentido contrario será derrotado por la realidad misma.
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martes, febrero 15, 2011
Proyecto Alternativo de Nación 2012


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