Mostrando las entradas con la etiqueta analfabetismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta analfabetismo. Mostrar todas las entradas

sábado, diciembre 03, 2011

Cinco años de gobierno: millones de desempleados, más subempleados, más pobres…

Al finalizar cinco años de su gobierno, Felipe Calderón se vanagloria de una firme conducción macroeconómica y ha manejado mediáticamente los números “buenos”, hasta conseguir los interesados elogios de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. Sin embargo, un vistazo a las cifras oficiales del desempleo, el subempleo y la pobreza en México –sobre todo en comparación con otros países latinoamericanos– revelan una realidad bastante más pobre. Extremadamente pobre.
Felipe Calderón, titular del Ejecutivo.



Muy propio de la época preelectoral, el presidente Felipe Calderón celebra exultante las buenas noticias económicas. Pero calla, ni pío dice, cuando los datos y las cifras dan cuenta de un saldo ominoso, sobre todo en el ámbito de lo social, de sus recién cumplidos cinco años de gobierno.

Apenas el 22 de noviembre, cuando el Inegi dio a conocer que la economía mexicana creció 4.5% en el tercer trimestre del año –cifra ciertamente inesperada, muy por arriba de lo estimado por los analistas y el propio gobierno–, Calderón se ufanó y gritó a los cuatro vientos lo bien que está el país. Chacoteó en Los Pinos, en una reunión con empresarios de la vivienda:
“Miren nada más: este tercer trimestre, amigas y amigos, para que se den una idea, los bancos, los analistas financieros, los empresarios más picudos, más destacados, todo mundo decía que la economía nacional iba a crecer 3.5% anual en el tercer trimestre… No creció 3.5, creció 4.5% a tasa anual, 1% (sic) arriba de lo que se estaba previendo.”
(De haber hecho bien las cuentas, se hubiera desgañitado en el autoelogio, pues el aumento en la tasa de crecimiento no fue de 1% –sí de un punto porcentual– sino de casi 30%, 28.6% para ser precisos. Es muy común ese error. Un caso paradigmático fue cuando en 1995 el gobierno de Ernesto Zedillo subió la tasa del IVA de 10% a 15%, roqueseñal de por medio. Casi todo mundo dijo: “subió 5% el IVA”, cuando en realidad la tasa subió 50%, o bien, cinco puntos porcentuales. Que no es lo mismo.)
Y eso le sirvió para decir que, “con todo y los líos que hay a nivel internacional”, estamos “en la ruta correcta”, con “una economía más fuerte, más sólida”, que avanza “por la senda del crecimiento y del empleo para las familias mexicanas que tanto queremos”.
Tres días después, el Inegi dio otra “buena” noticia: la tasa de desempleo en octubre fue de “sólo” 5%, contra 5.7% de octubre del año pasado, lo que implicaba que unas 300 mil personas, en un año, de octubre a octubre, habían logrado ocuparse.
Calderón no dijo nada, porque sabe que una tasa de desocupación de 5% de la Población Económicamente Activa significa que 2 y medio millones de mexicanos, y sus familias, siguen sin trabajo, sin ingreso alguno, en el desamparo absoluto.
Y no dijo nada, también, porque el propio Inegi, en el mismo reporte sobre el empleo en octubre, reveló que la tasa de subocupación subió en ese mes a 9.3%, muy por arriba del 8.5% de octubre de 2010.
Eso quiere decir que hay en el país casi 4 millones y medio de mexicanos que, ciertamente, tienen un trabajo, pero que éste no les da para satisfacer sus necesidades básicas, por lo cual andan a la caza de uno o dos trabajos adicionales, o de más horas en el que ya tienen.
Es decir, los trabajos recuperados o logrados por primera vez son tan precarios, sobre todo mal remunerados, que por eso aumenta siempre la tasa de subempleo.
Pero en materia de empleo, el presidente siempre le da la vuelta al tema. La promesa electoral de ser el “presidente del empleo” se fue al basurero desde el primer año. Con crisis y sin crisis económica, en este sexenio se han registrado las tasas de desempleo, de subempleo y de informalidad más altas de la historia económica reciente del país.

Promesas incumplidas

En décadas, son contadas las veces en que el desempleo ha registrado tasas arriba de 5% de la PEA. En esta administración ha sido la constante, con periodos de tasas superiores a 6%, como en 2009, que significaron hasta 3 millones de personas en el des­empleo absoluto y no menos de 10 millones –si se cuenta a los familiares de quienes perdieron el trabajo– en el desamparo total.
Ante una realidad que destruyó su promesa electoral, Calderón opta por magnificar el número de empleos formales. La última vez, en Cancún, hace tres semanas: festinó que en el país se han creado, en lo que va del año, 764 mil nuevos empleos, “pese a las adversidades financieras globales”. Pero todos los análisis coinciden, lo mismo entre especialistas que académicos: la mayoría son trabajos precarios, mal remunerados, de corta duración.
Si en el tema del desempleo el presidente nada dijo, de plano enmudeció el pasado 29 de noviembre. Muy temprano, en videoconferencia desde Santiago de Chile, la mexicana Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), daba a conocer el informe Panorama social de América Latina 2011, donde resaltó datos seguramente nada gratos para los oídos del presidente Calderón:
En 2010, de todos los países de la región, sólo en México y en Honduras habían aumentado la pobreza y la indigencia. En los demás se mantenían estables o iban francamente a la baja.
En México, según el informe de la Cepal, 36.3 de cada 100 personas están en condiciones de pobreza, cifra superior a la registrada en 2008, cuando la tasa de pobreza era de 34.8%. Si se considera una población de 112 millones 336 mil habitantes –según el censo nacional de 2010–, eso quiere decir que 46.8 millones de mexicanos son pobres.
En el conjunto de países de América Latina y el Caribe la pobreza se ubicó en una tasa de 31.4%, en promedio. La de México estuvo casi 16% arriba.
Más lacerante aun es el dato del aumento de la indigencia que, según la Cepal, pasó de 11.2% de la población en 2008, a 13.3% dos años después. Es decir, hay en el país 15 millones de mexicanos sumidos en la indigencia. Si se suman las dos cifras, se tiene que hay en México –según la Cepal– casi 62 millones de personas con algún grado de pobreza, es decir, 55% de la población.
Las mediciones que en México hace el gubernamental Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) señalan que para 2010 había 52 millones de pobres, incluidos los de pobreza extrema, que significan 46.3% de la población del país.
El presidente Calderón, dicharachero y jocoso que es con las cifras buenas de la economía, esta vez calló. Aunque la muina y el mal sabor de boca le duraron poco. El miércoles, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, de visita en México, dio una conferencia conjunta con Agustín Carstens, gobernador del Banco de México, y el secretario de Hacienda, José Antonio Meade. Antes se había reunido en Los Pinos con el presidente Calderón y en Banxico con su Junta de Gobierno.
Sus palabras fueron una melodía de ensueño para Calderón, un canto de sirenas que todos los medios informativos acogieron en sus principales espacios.
Algunos titulares, en portada y en interiores, de diarios y portales en internet: México es el ejemplo a seguir. Buen manejo de las finanzas ante la situación externa. Elogia FMI la conducción económica de México. Lagarde elogia ante Calderón la fortaleza de la economía mexicana.
También: México va bien, pero no puede descuidarse: FMI. Banxico, un paso delante de la Fed (Reserva Federal de Estados Unidos) y el BCE (Banco Central Europeo): Lagarde. FMI: Copia Europa las recetas de Carstens. Reconoce el FMI las políticas fiscal, financiera y monetaria de México. Manejo de crisis de México, ejemplo para países: Lagarde.
Y muchos otros titulares en ese sentido. Como para bailar de gusto. Tanto que se preocupa Calderón por la imagen violenta de México en el mundo. Tanto que se enoja porque en México se habla mal del país. Pero vino madame Christine Lagarde –así la presentaron en la conferencia de prensa– y sus palabras, una sinfonía jubilosa, lo conectaron con las nubes.
Pero la alegría terminó muy pronto. Al día siguiente de que los medios saturaron sus espacios con los dichos de Lagarde, el Coneval echó a perder la fiesta. El viernes 2 presentó los resultados del estudio La medición de la pobreza municipal 2010, realizado por vez primera. Y dejó en claro que la excelsa conducción macroeconómica del país –a decir de Lagarde, los propios funcionarios y aun del presidente– ha sido incapaz de frenar el deterioro de las condiciones de vida de la población.
El dato general de dicho estudio es que de los 2 mil 456 municipios que hay en el país, en mil tres de ellos 75% de su población es pobre. Es decir, tres de cada cuatro habitantes de cada uno de esos municipios es presa de la pobreza.
Pero ese es un promedio. En el detalle, la realidad es aun más dramática. Hay municipios en los que prácticamente ningún habitante se salva de la miseria. Una muestra del Coneval:
En San Juan Tepeuxila, Oaxaca, 97.4% de sus pobladores son pobres. En Aldama y en San Juan Cancuc, ambos en Chiapas, 97.3%. En Mixtla de Altamirano, Veracruz, 97%. Chalchihuitán, Chiapas, 96.8%. Santiago Textitlán, Oaxaca, 96.6%. San Andrés Duraznal, Santiago el Pinar y Sitalá, Chiapas, 96.5%. San Simón Zahuatán y Coicoyán de las Flores, Oaxaca, 96.4%. Santa María Quiegolani, Oaxaca, y Larráinzar, Chiapas, 96.3%. Chanal, Chiapas, 96.1%, y Pantelhó, también en Chiapas, 96%.
De hecho, según el Coneval, son 190 municipios del país, la mayoría en áreas rurales, los que concentran la mitad de la población en situación de pobreza, es decir, tienen carencias graves en más de uno de estos ámbitos: ingreso, educación, acceso a los servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda, acceso a la alimentación y grado de cohesión social.
Pero aquellos son los municipios donde prácticamente toda la población es pobre. Hay otros –algunos repiten– donde la pobreza asume grados de marginación extrema, indigencia o pobreza extrema. Como se le quiera llamar a una situación en la que la gente prácticamente se muere de hambre… en un país elogiado internacionalmente por su conducción macroeconómica, con una economía que está dentro de las 15 más grandes del mundo.

“Los logros”

Una muestra del Coneval de los municipios con los más altos porcentajes de población en pobreza extrema es la siguiente:
Cochoapa el Grande, Guerrero, 82.6%. San Simón Zahuatlán, Oaxaca, 80.8%. San Juan Cancuc, Chiapas, 80.5%. Mixtla de Altamirano, Veracruz, 80.3%. Chalchihuitán, Chiapas, 79.8%. Coicoyán de las Flores, Oaxaca, 79.7%. Aldama, Chiapas, 78.8%. Santos Reyes Yucuná, Oaxaca, 77.4%. San Juan Petlapa, Oaxaca, 77.2%. Metlatónoc, Guerrero, 77%. Tehuipango, Veracruz, 76.8%. Huautepec, Oaxaca, 76.5%. Sitalá, Chiapas, 74.6%. Santa Lucía Miahuatlán, Oaxaca, 73.9%, y San Martín Peras, Oaxaca, 73.6%.
Pero como las elogiadas políticas macroeconómicas sí han logrado hacer de México un país más desigual, el Coneval también presentó los municipios con menos cantidad de pobres:
La delegación Benito Juárez del Distrito Federal sólo tiene 8.7% de su población en condiciones de pobreza; San Nicolás de los Garza, Nuevo León, 12.8%; Guadalupe, Nuevo León, 13.2%; la delegación Miguel Hidalgo, Distrito Federal, 14.3%, y San Pedro Garza García, Nuevo León, 15.2%.
De hecho, en las grandes ciudades del país, sobre todo en esos municipios, la pobreza en su dimensión de “extrema” es muy menor, según los datos del Coneval:
En la delegación Benito Juárez, Distrito Federal, y en San Pedro Garza García, Nuevo León, sólo 0.4% de su población está en pobreza extrema. En San Nicolás de los Garza, Nuevo León, y en Miguel Hidalgo, Distrito Federal, 0.5%. En Huépac, Sonora, 0.6%. Villa de Álvarez, Colima, 0.8%. En Guadalupe, Nuevo León; Allende, Coahuila; Corregidora, Querétaro, y en Azcapotzalco, Distrito Federal, 0.9%.
En Aquiles Serdán, Chihuahua, sólo 1% de sus habitantes viven en pobreza extrema. En San Juan de Sabinas, Coahuila, y en Apodaca, Nuevo León, 1.1%. En Monclova, Coahuila, 1.2%, y en Coyoacán, Distrito Federal, 1.3%.
Esos son algunos de los “logros” sociales de la elogiada política económica de México. Otros que vale la pena mencionar, ahora que inicia el sexto y último año de gobierno de Felipe Calderón, son los siguientes:
Cuando inició su gobierno, el Inegi registraba 1.6 millones de desempleados, que eran 3.6% de la PEA. En el tercer trimestre de 2011 –último dato trimestral de la institución–, ya eran 2.76 millones de desempleados, 5.6% de la PEA.
Es decir, Calderón acaba su quinto año de gobierno con más de 1 millón 601 mil desempleados más de los que había al inicio de su administración.
En el subempleo estaban, al final de 2006, 3 millones de personas, 7% de la población ocupada. Ahora hay 1 millón 166 mil 300 más, pues la subocupación –en las que están las personas que no la “libran” con el trabajo que tienen– suma ahora 4 millones 174 mil 327 trabajadores, casi 9% de la población ocupada.
El caso de la informalidad es más revelador del grave problema del empleo en el país. Al término de 2006 había 11.4 millones de informales, 26.6% de la población ocupada. Hoy hay 2.8 millones más en la informalidad, pues ese sector suma ya a 14 millones 200 mil personas, 28.7% de la población ocupada.
Se puede decir también que los empleos de casi tres de cada 10 personas ocupadas son informales, con todo lo que ello implica: sin prestaciones, sin seguridad social, baja remuneración y toda la desprotección posible.
El hecho es grave, pues ya no falta mucho para que la informalidad alcance el número de trabajadores formales, afiliados al IMSS, que suman 15.3 millones de personas.
En materia de salarios, también la Presidencia del empleo sale debiendo. En 2007, primer año de gobierno calderonista, el salario mínimo diario promedio era de 48 pesos con 88 centavos; en 2011 es de 58 pesos con 6 centavos. Un “generoso” aumento nominal de 11 pesos en cinco años.
Pero en términos reales ofende la situación: esos 58.06 pesos de salario mínimo diario de hoy tenían un poder de compra, a octubre pasado, de apenas 10.06 pesos a precios de 1994, según datos de la Secretaría del Trabajo.
Por otra parte, la grandilocuencia con la que las autoridades publicitan la cantidad de nuevos empleos generados choca frontalmente con el dato de que cada vez son más las personas que trabajan y sólo perciben un salario mínimo.
Al terminar 2006, 2 millones 527 mil 451 personas tenían un ingreso de “hasta un salario mínimo”, según los tabulados del Inegi. Al quinto año de Calderón, en el tercer trimestre, ya eran 6 millones 100 mil los que tenían esa magra percepción.
Pues sí, más trabajos, pero mal pagados.
Esos son algunos de los saldos de la exitosa conducción macroeconómica del país, ensalzada por el Fondo Monetario Internacional.

sábado, febrero 05, 2011

En aumento analfabetismo en el mundo

Más de 72 millones de niños en el mundo no cuentan con escuela. Pero la cifra podría incrementarse en los próximos años. La agudización de la pobreza y la nueva revolución tecnológica profundizan la desigualdad entre las naciones en materia educativa. Los Objetivos del Milenio cada vez más parecen utopías.

El Informe de seguimiento de educación para todos 2010 (EPT) alerta que existen 72 millones de niños en el mundo sin escolarizar, y los impactos de la crisis global amenazan con elevar esa cifra.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y organizaciones no gubernamentales (ONG) intensifican su labor para convencer a los gobiernos de la importancia de la enseñanza para el desarrollo económico, ambiental y el logro de las metas del Milenio.

La educación para el éxito económico fue el tema central en el reciente Foro Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), celebrado en Londres, Inglaterra.

Irina Bokova, directora general de ese ente de la ONU, insiste en que no se puede permitir el surgimiento de una generación de niños sin una educación que les permita salir de la pobreza.

En los últimos años, prevaleció el modelo económico neoliberal, y los recortes al sector de la formación de las nuevas generaciones y a la salud fueron las primeras medidas de los gobiernos para reducir el gasto público, los patitos feos del Estado.

Según un informe del Banco Mundial, la educación es uno de los elementos decisivos del desarrollo humano y un instrumento poderoso para reducir la pobreza.

También, continúa el texto, resulta fundamental para lograr los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), y es un eficaz hilo conductor hacia el progreso de las personas y las sociedades, al mejorar la salud, la igualdad de género, la paz y la estabilidad.

Sin embargo, unos 28 millones de niños permanecen sin escolarizar en países afectados por conflictos, lo cual constituye uno de los principales obstáculos para la conquista de la enunciada EPT y para alcanzar en 2015 los ODM.

Los conflictos bélicos constituyen uno de los mayores problemas que en materia de desarrollo afronta la comunidad internacional.

Las guerras en Afganistán, Irak, Somalia y otros países son fuentes de pobreza, desigualdad y estancamiento económico. En tales condiciones, es imposible pensar en educación para todos.

Leer articulo completo AQUI.

domingo, enero 02, 2011

México con 33 millones en rezago educativo

Cuatro de cada 10 personas mayores de 15 años son analfabetas o no concluyeron estudios de educación básica, situación que los pone en desventaja en el mercado laboral, con ingresos promedios de entre seis y ocho pesos por hora, mientras que una persona de estudios universitarios logra ingresos de 56 pesos la hora.
DESIGUALDAD. El número de mexicanos con capacidades mínimas de educación se incrementó más de 3.6 millones de personas en las últimas dos décadas, señala un estudio.

Nurit Martínez | El Universal
nurit.martinez@eluniversal.com.mx

En México, cuatro de cada 10 personas mayores de 15 años están en situación de “rezago educativo”, esto es que no concluyeron estudios de educación básica: son analfabetas, no terminaron la primaria o la secundaria y esa situación los hace enfrentarse en condiciones de desventaja en el mercado laboral, con ingresos promedios de entre seis y ocho pesos por hora laborada, mientras que una persona que alcanza estudios universitarios logra ingresos de 56 pesos la hora, según estimaciones de la Secretaría de Educación Pública.

El número de mexicanos con capacidades mínimas de educación se incrementó más de 3.6 millones de personas en las últimas dos décadas, al pasar de 29.7 millones a 33.4 millones, informó el Instituto Nacional de Educación para los Adultos.

El que no sepan leer y escribir o que no hayan terminado la primaria o la secundaria significa que enfrentan mayores posibilidades de estar desempleados, recibir bajos salarios o trabajar sin prestaciones y también carecen de conocimientos mínimos para procurarse formas de vida saludables como elegir alimentos al comprarlos, lavarse las manos, los dientes o hervir el agua.

Lograr estudios de nivel básico hace que aumente el interés por mantenerse informados sobre asuntos políticos y encontrar soluciones a conflictos de su entorno inmediato, refiere la Evaluación de Impacto del Modelo Educación para la Vida y el Trabajo realizado por Investigaciones Sociales, Políticas y de Opinión Pública solicitada por el INEA.

“Es una desventaja educativa para la empleabilidad y hace que cuando logran su inserción laboral, sea en el mercado informal o en actividades como la delincuencia organizada y esto último es lo que debería llamar la atención más allá de los discursos”, asegura Roberto Rodríguez Gómez, miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Lo que más preocupa a la SEP es que 44% de los 33 millones 403 mil personas en rezago tienen entre 15 y 39 años de edad.

El último reporte del INEA refiere que existen seis millones de mexicanos en condición de analfabetismo, 10 millones más que no concluyeron la primaria y otros 17 millones de jóvenes y adultos que truncaron sus estudios en la secundaria.

Si bien el número de analfabetas en el país se mantiene en torno a los seis millones de personas desde la década de los 70, el grupo de personas que no concluyeron la secundaria sumaron más de 2 millones 680 mil personas, según las cifras de rezago educativo.

Para disminuir este problema, el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, anunció que a la par de que se realizará la preinscripción de niños a la educación básica, se levantará un primer censo nacional de escolaridad de los padres de familia para “promover que quienes no hayan concluido la primaria o la secundaria, o incluso que no sepan leer o escribir, puedan retomar los estudios y concluyan su educación básica”.

Lujambio Irazábal convocó a los gobiernos estatales para que en 2011 se pueda concretar una estrategia nacional para la retención y la no reprobación de los alumnos de secundaria.

El estudio “El analfabetismo en América Latina una deuda social”, elaborado por el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina, del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación, estima que en México la desigualdad en el acceso de oportunidades educativas hace que existan tres analfabetas en zonas rurales por uno en las zonas urbanas.

“El número de personas adultas que carecen de competencias mínimas necesarias en escritura, lectura y cálculo elemental se torna en un indicador crítico de la situación de inequidad existente en Latinoamérica y en una evidencia de la deuda que todavía tienen los Estados y el conjunto de la sociedad con una importante parte de ella”, señala el informe.

Con base en un diagnóstico de la Subsecretaría de Educación Básica, se estima que un millón 200 mil adolescentes reprueban o abandonan la escuela en ese nivel educativo cada año.

Es con un grupo de ellos y de los que abandonan o reprueban la primaria, que el INEA recibe cada año a 630 mil niños y jóvenes que se suman al “rezago educativo fresco”, reconoce el Instituto.

Para el especialista Roberto Rodríguez Gómez, el gobierno “no está a la altura de la problemática, sus acciones son deficientes y pobres a lo largo de la historia la alfabetización, sólo ha formado parte de la liberación del servicio militar obligatorio o del servicio social de algunas universidades”.

El rezago educativo en México “requiere que se le dé prioridad, atención y eso se refleje en el dinero que se le destina. Emprender una acción de este tipo podría ofrecer, incluso, oportunidades de empleo a los jóvenes y el alfabetizador sería un profesional y no una labor altruista”.

El INEA señala que el promedio nacional del costo por alumno es de 5 mil 400 pesos, pero varía de una entidad a otra.


domingo, septiembre 26, 2010

Si yo fuera venezolano

Mañana es un día importante para Venezuela. Están anunciadas las elecciones para escoger a 165 miembros del Parlamento, y alrededor del importante evento se libra una histórica batalla.

Pero a la vez, las noticias sobre el estado del tiempo son desfavorables. Fuertes lluvias están azotando a la tierra que fue la cuna de El Libertador.

Las lluvias excesivas afectan a los pobres más que a nadie. Son los que tienen las viviendas más modestas, viven en los barrios más olvidados históricamente, con difícil acceso, calles malas y menos tránsito. Cuando las aguas invaden sus hogares, todo lo pierden. Ellos no disponen de las viviendas cómodas y seguras de los ricos, sus amplias avenidas y abundantes medios de transporte.

No se trata de una elección presidencial. En las exclusivamente parlamentarias, la población se moviliza poco y suele restarle importancia.

Por lo general, donde el imperialismo domina y la oligarquía oportunista recibe una parte jugosa de los bienes y servicios nacionales, las masas no tienen nada que ganar o perder y, al imperio, no le preocupa un bledo las elecciones. En los Estados Unidos, ni siquiera las elecciones presidenciales movilizan más del 50% de los que tienen derecho a votar.

¿Por qué en cambio, sus enormes recursos mediáticos se vuelcan esta vez contra Venezuela y la someten a un implacable bombardeo de mentiras y calumnias contra el Gobierno Revolucionario Bolivariano?

No intentaré amontonar argumentos para persuadir a un pueblo valiente y digno como el de Venezuela. He visto las movilizaciones populares y el fervor de millones de personas, especialmente de la gente más humilde y combativa, que ha tenido el privilegio de vivir una etapa nueva en la historia de su país, y ha devuelto al pueblo los fabulosos recursos de Venezuela. Ya su Patria no es una nación de analfabetos, donde millones de hombres, mujeres y niños sobrevivían en la extrema pobreza.

No les hablaré de una experiencia que Cuba vivió, de la cual hablan 50 años de resistencia heroica frente al bloqueo y los repugnantes crímenes del Gobierno de Estados Unidos.

Les digo simplemente lo que haría si fuera venezolano.

Me enfrentaría a las lluvias, y no permitiría que el imperio sacara de ellas provecho alguno; lucharía junto a vecinos y familiares para proteger a personas y bienes, pero no dejaría de ir a votar como un deber sagrado: a la hora que sea, antes de que llueva, cuando llueva, o después que llueva, mientras haya un colegio abierto.

Estas elecciones tienen una importancia enorme y el imperio lo sabe: quiere restarle fuerza a la Revolución, limitar su capacidad de lucha, privarla de las dos terceras partes de la Asamblea Nacional para facilitar sus planes contrarrevolucionarios, incrementar su vil campaña mediática y continuar rodeando a Venezuela de bases militares, cercándola cada vez más con las letales armas del narcotráfico internacional y la violencia.

Si existen errores, no renunciaría jamás a la oportunidad que la Revolución ofrece de rectificar y vencer obstáculos.

Si yo fuera venezolano, aún bajo rayos y centellas, lucharía hasta lo imposible para convertir el 26 de septiembre en una gran victoria.

Fidel Castro Ruz
Septiembre 25 de 2010
2 y 17 p.m.

martes, agosto 10, 2010

Ni estudian ni trabajan 8 millones de jóvenes mexicanos

MÉXICO, DF, 9 de agosto (apro).- En México existen 8 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan (‘ninis’), además de que una gran parte de la población en esa edad está en la informalidad o recurre a la delincuencia, alertó la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex).

El presidente del organismo, Gerardo Gutiérrez Candiani, dijo en su informe semanal que se está dejando solos a millones de adolescentes ante un presente sumamente difícil y un escenario futuro de incertidumbre y desesperanza.

Gutiérrez Candiani señaló que “hoy México tiene más jóvenes que nunca, más de 34 millones de personas de entre 12 y 29 años de edad. Estamos en el pico del llamado bono demográfico, que en breve empezará a decrecer, hasta que nos convirtamos en una nación de adultos y adultos mayores”, recalcó a tres días de conmemorarse el Día Internacional de la Juventud.

Agregó que para el grueso de la generación de mexicanos nacidos desde principios de los años ochenta, la movilidad social es inaccesible. Aproximadamente 55% de nuestros jóvenes padece condiciones de pobreza y más de 50% no estudia.

Candiani destacó que la delincuencia es la única puerta abierta ante la falta de oportunidades para los jóvenes. “Ante el fenómeno de la inseguridad pública, la falta de empleo y oportunidades, jóvenes de todas las capas sociales, muchos, desafortunadamente, recurren a la salida falsa de la delincuencia”.


martes, marzo 16, 2010

Avanzan analfabetismo y rezago educativo

En México, el 74 por ciento de la población económicamente activa sufre rezago educativo. En 2008, el Instituto Nacional de Educación para los Adultos, responsable de abatir la falta de escolarización, sólo dio atención al 5 por ciento de los adultos que no ha concluido su educación básica. La Auditoría Superior de la Federación expone que es necesario revisar los alcances de su política pública.


Paulina Monroy


El Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) atendió a 5 por ciento de los adultos en rezago educativo en 2008. El Informe del resultado de la revisión y fiscalización superior de la Cuenta Pública 2008, realizado por la Auditoría Superior de la Federación (ASF), apunta que el Instituto cumplió parcialmente con el objetivo de promover, organizar e impartir educación básica para adultos.
La ASF sostiene que es necesario revisar los alcances de la política pública y la capacidad operativa del Instituto para ampliar su cobertura, otorgar prioridad a la alfabetización y aumentar el número de adultos que completan su educación básica.

Señala que 33 millones 429 mil 100 personas estaban en rezago educativo en 2008, casi el 44 por ciento de la población de 15 años y más, y el 74 por ciento de los 45 millones 200 mil personas que conforman la población económicamente activa. “Particularmente –expresa– resulta preocupante la existencia de 5 millones 900 mil personas analfabetas”.

Según la “Auditoría de desempeño a los servicios de educación básica para adultos”, durante 2008 el INEA incumplió tres metas vinculadas con la prestación de servicios educativos: alfabetización y conclusión de primaria y secundaria.

El órgano descentralizado de la Secretaría de Educación Pública (SEP) alfabetizó a 103 mil 500 adultos, 39 por ciento menos que el objetivo previsto. Atendió a 52 mil adultos para que concluyeran sus estudios de primaria y secundaria, por lo que quedó lejos hasta 47 por ciento de cumplir su meta en primaria, y hasta 32 por ciento en secundaria.

La ASF detectó además irregularidades en los reportes estadísticos del INEA, la orientación de recursos del Fondo de Aportaciones para la Educación Tecnológica y de Adultos, la atención a menores de edad, y la falta de supervisión en el programa de figuras solidarias.

Imparable rezago educativo


Creado en 1981, el INEA solucionaría la falta de escolarización. De esta manera, el servicio educativo se otorgó en modalidades no presenciales, en horarios abiertos y con asesores voluntarios

En 1980, de los 38 millones de personas mayores de 15 años, 25.1 millones tenían rezago educativo. Diez años después, el rezago en educación básica se elevó a 29.7 millones de personas, y para 2000, esa cifra se elevó hasta 32 millones 500 mil.

En 2008, la población en rezago educativo ascendió hasta 33 millones, es decir, el 44 por ciento de quienes tienen 15 años o más. De ese total, casi 6 millones de personas eran analfabetas; 10 millones 100 mil no habían cursado o finalizado la primaria, ni 17 millones 400 mil, la secundaria.

De acuerdo con el Informe del resultado de la revisión y fiscalización superior de la Cuenta Pública 2008, la cantidad de personas que concluyó su alfabetización con el INEA se redujo anualmente 6.1 por ciento entre 1986 y 2008. De 2003 a 2007, el Instituto alfabetizó a 633 mil 400 adultos, de los que 582 mil no continuaron sus estudios. Tan sólo 51 mil 400, el 8.1 por ciento, permanecieron en la primaria.

El eje Transformación Educativa, del Plan Nacional de Desarrollo, tiene como objetivo reducir las desigualdades regionales, de género y entre grupos sociales en las oportunidades educativas.

El Instituto estableció como misión para el Presupuesto de Egresos de la Federación 2008 “normar, promover, organizar, proporcionar y acreditar el sistema abierto de educación básica para los jóvenes y adultos de 15 años o más que no han iniciado o no han concluido su educación básica.

Sin embargo, al revisar las evaluaciones externas practicadas al Programa Atención a la Demanda de Educación para Adultos del INEA, la ASF verificó que la mayoría de los indicadores mostró un retroceso en 2008 respecto de 2007. También el porcentaje de personas atendido, con respecto de su población objetivo, registró el menor valor de los últimos cinco años.

De las evaluaciones, la ASF rescata que “la reducida cobertura que realiza el programa de su población objetivo se debe a que la cantidad de personas en rezago es muy grande”.

En 2008, más de 33 millones de personas mayores de 15 años carecían de educación básica. Únicamente 1 millón 667 mil 800 adultos fueron atendidos por el INEA. La cantidad representó el 5 por ciento de la población total de 15 años y más, y el 7.6 por ciento de la meta establecida (22 millones 52 mil 300 personas). En opinión de la ASF, esa política estuvo limitada para solucionar el problema.

Descontrol en cifras

La Auditoría Superior de la Federación determinó que hay falta de confiabilidad en los reportes estadísticos entregados por el INEA, sobre la población por atender y la población atendida. El INEA registró la atención de 2 millones 340 mil personas; esa cantidad consideraba a 303 mil 600 personas duplicadas, 24 mil 900 niños menores de 15 años y 38 mil 600 que carecían de datos.

Al descontar las deficiencias, el órgano de fiscalización constató que el INEA realmente atendió a 1 millón 667 mil 800 personas, 18 por ciento menor a lo registrado por el Instituto.

La entidad fiscalizada reportó que en 2008 se alfabetizaron a 105 mil 921 adultos; no obstante, al verificar la base de datos, la ASF comprobó que la cantidad era 2.3 por ciento menor que lo informado por el Instituto. Asimismo, la cantidad de adultos que concluyó la secundaria fue 3.9 por ciento menor que lo reportado.

El 28 de diciembre de 2009, la ASF informó sobre las diferencias y deficiencias al Órgano Interno de Control del INEA, pues “se presume que pudieran ser constituidas de responsabilidad administrativa de los servidores públicos responsables de la operación de la política pública”.

Irregularidades en educación para adultos

El Fondo de Aportaciones para la Educación Tecnológica y de Adultos es repartido entre los 31 estados y el Distrito Federal. Las entidades están obligadas a suscribir convenios de coordinación con el Ejecutivo Federal para la transferencia de recursos humanos, materiales y financieros para la prestación de servicios.

De acuerdo con el Informe del resultado de la revisión y fiscalización superior de la Cuenta Pública 2008, la SEP solicitó a la SHCP la transferencia de recursos por un monto de 310 millones 228 mil 600 pesos para cinco entidades que no habían suscrito los convenios de coordinación: Baja California, Guanajuato, Estado de México, Michoacán y Querétaro.

Para leer articulo completo AQUI.

jueves, enero 07, 2010

1810, 1910, 2010


http://www.youtube.com/watch?v=cFxe5nzla2c


Sin información, no hay cambio

Si en México más personas se enteraran de la corrupción y la impunidad que abundan en el país, habría posibilidades de un cambio.

No de una revolución, sino de un cambio por la vía democrática, advierte el historiador Enrique Serna.
"El analfabetismo, en lugar de ser un detonador de revoluciones, puede ser, al contrario, un freno para ellas. Pensemos en la situación actual de México.
"En un país de 100 millones de habitantes, sólo hay un millón que lee periódicos", precisa.
El historiador, entrevistado por Francisco Martín Moreno para Reporte Índigo, afirma que los únicos beneficiados con este statu quo son precisamente quienes buscan evitar que las cosas se transformen.
"Como estamos en una situación de analfabetismo generalizado de la mayoría de los mexicanos, el poder se siente muy tranquilo, porque la gente que tiene acceso a la información realmente es muy poca en México", explica Serna.
A pesar de esto y de la tremenda situación de injusticia social, crisis económica y deterioro de la imagen de los partidos políticos, considera que el país no se encuentra en los albores de una revolución.
"Lo que sí veo es que hay un deterioro espeluznante de ingobernabilidad en varios estados en donde los narcotraficantes ya están en el poder", sentencia.
Serna observa este fenómeno en Chihuahua -particularmente en Ciudad Juárez-, Tamaulipas, Sinaloa, Michoacán y Veracruz.
"Esto puede generar una situación de guerra generalizada si nos descuidamos en algún momento", dice.
Narcotráfico, descontento social y analfabetismo se mezclan en el México contemporáneo. Aun así, ¿no vislumbra el historiador el peligro de un tercer movimiento revolucionario?
"No, yo no lo veo para nada en el horizonte. Porque, además, creo que cuando hay posibilidades de un cambio democrático, las revoluciones no tienen justificación.
"Creo que en México hay instituciones que permiten que el cambio se lleve por la vía democrática y legal, de modo que no hay pretexto para tener que tomar las armas", afirma.
---
¿Quién es Enrique Serna?
Enrique Serna nació en 1959 en la Ciudad de México.
Es narrador, historiador y ensayista. Entre sus obras destacan las novelas "Uno Soñaba que Era Rey", "Señorita México" y "El Miedo a los Animales"; el libro de cuentos "Amores de Segunda Mano" y la colección de ensayos "Las Caricaturas me Hacen Llorar".
En el año 2000 obtuvo el Premio Mazatlán de Literatura por su novela histórica "El Seductor de la Patria".
Christopher Domínguez Michael incluyó uno de sus cuentos, "Hombre con Minotauro en el Pecho", en la "Antología de la Narrativa Mexicana del Siglo XX. Relatos Mexicanos de Finales del Siglo XX."

PARA ENTRAR A EXPERIENCIA INDIGO AQUI.

sábado, julio 11, 2009

Analfabetismo: carencias y falta de rumbo

Editorial

El titular del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), Juan de Dios Castro Muñoz, señaló ayer que, al ritmo actual de los recursos destinados por el Estado, México tardará alrededor de seis décadas en erradicar el analfabetismo, que hoy afecta a más de 6 millones de personas mayores de 15 años, las cuales forman parte de los 33 millones de mexicanos –una tercera parte de la población– en rezago educativo, es decir, que no han podido concluir la educación básica.

Aun concediendo que las estimaciones de Castro Muñoz son correctas, lo cual es de suyo cuestionable a la luz de las cifras proporcionadas por el propio funcionario, la declaración resulta alarmante por cuanto pone en perspectiva la gravedad de un problema en el que convergen circunstancias de profunda desigualdad económica y social (la geografía del analfabetismo en el país se corresponde con la de la pobreza); situaciones de abierta discriminación (la mayor concentración de personas en rezago educativo se da en la población femenina), y graves deficiencias estructurales por parte del Estado para garantizar el derecho constitucional a la educación.

A mayor abundamiento, cabe señalar que la cifra total de analfabetas en el país prácticamente no ha disminuido en las pasadas tres décadas: era de 6 millones 451 mil en 1980 y hoy se ubica en poco más de 6 millones. Es decir, no hubo en este periodo una reducción sustantiva en el número total de personas que no saben leer ni escribir, y simplemente éstas se han difuminado en términos estadísticos ante el crecimiento exponencial de la población. Todo ello a pesar de que se realizan constantes campañas de alfabetización que, por lo que puede verse, han resultado insuficientes.

Ante esta perspectiva resulta inevitable comparar el caso mexicano con el de otros países latinoamericanos que representan economías más pequeñas que la nuestra y donde hay, sin embargo, notables casos de éxito en el combate al analfabetismo: el gobierno cubano logró erradicar completamente ese flagelo desde 1961, y esa situación se ha mantenido a pesar del injusto proceso de aislamiento económico que ese país enfrenta desde 1962; en 2005, Venezuela logró, con apoyo del gobierno de La Habana, disminuir su población analfabeta a menos de 5 por ciento; otro tanto ocurrió en Bolivia –la nación más pobre del continente, después de Haití– el año pasado, mientras el gobierno de Nicaragua emitió, hace poco más de dos semanas, la declaratoria que consagra a ese país territorio libre de analfabetismo.

¡Qué curioso! ¡Son los países del ALBA! Justo a los que quieren destruir porque los medios difunden que sus gobiernos son "antidemocráticos". Pareciera que la democracia no va con el acceso la educación, ¡qué cosas!

La enorme diferencia entre los dudosos resultados alcanzados en México y los logros obtenidos en los países mencionados parece explicarse en función de la importancia estructural que han atribuido los regímenes de La Habana, Caracas, La Paz y Managua a la educación. En efecto, en esas naciones abatir el número de analfabetas es concebido como asunto de Estado y parte esencial de una política global de desarrollo y justicia social para la cual se movilizan grandes recursos económicos, logísticos y humanos. Es significativo, al respecto, que el porcentaje del presupuesto público destinado a educación en Venezuela se haya incrementado de menos de 3 por ciento a finales de los años 90, a casi 8 por ciento en 2005, y que la inscripción en las escuelas públicas haya aumentado de 59 por ciento en 1998 a 67 por ciento en 2002.

Estas cifras contrastan claramente con el caso de México, donde sistemáticamente se escamotean los recursos públicos para invertir en educación, y donde los gobiernos del ciclo neoliberal, ante su falta de capacidad o de voluntad por combatir las carencias educativas en las aulas del país, se han dedicado a maquillarlas en las estadísticas, como hizo el ex presidente Vicente Fox cuando incluyó el aporte del sector privado a la educación en el monto total del PIB destinado a ese rubro, y se jactó de haberse acercado al porcentaje recomendado por la UNESCO (entre 7 y 8 por ciento).

Los elementos que se comentan constituyen, en suma, una muestra más de que el gobierno actual y los anteriores han acusado una falta de visión de país y de rumbo en la atención de los problemas más apremiantes de la nación –como es el rezago educativo–, y declaraciones como las de Castro Muñoz no dejan, por desgracia, margen para albergar esperanzas de que esto cambie.

sábado, diciembre 20, 2008

Bolivia, tercer país de AL libre de analfabetismo

Hoy, la declaratoria oficial; luego de tres años de movilización social se logró la hazaña
Mujeres, más de 85 por ciento de las personas alfabetizadas. De acuerdo con datos del gobierno boliviano, el programa tuvo un costo de unos 36.7 millones de dólares


En Bolivia el analfabetismo tenía “cara de mujer”: más de 85 por ciento de quienes no sabía leer y escribir eran del género femenino. Con apoyo de un método audiovisual cubano el país andino alfabetizó a 819 mil 417 personas. Foto Ximena Bedregal

La Paz, 19 de diciembre. Con tres años de formidable movilización social, aunada a la voluntad política de un indígena que quería ser presidente para alfabetizar Bolivia y a la solidaridad de los gobiernos y pueblos de Cuba y Venezuela, se logró la hazaña: este sábado, el segundo país más pobre de América después de Haití será declarado libre de analfabetismo.
Se convertirá en el tercero que haya logrado vencerlo en América Latina, luego de Cuba, que lo hizo en 1961, y Venezuela, con apoyo cubano, en 2005.
Las cifras: 819 mil 417 personas alfabetizadas de un universo de 824 mil 101 iletrados detectados (99.5 por ciento); 28 mil 424 puntos de alfabetización creados en los nueve departamentos de Bolivia; 130 asesores cubanos y 47 venezolanos que capacitaron a 46 mil 457 facilitadores y 4 mil 810 supervisores bolivianos en la aplicación del método audiovisual cubano Yo sí puedo.
Y algo más: aquí el analfabetismo tenía “cara de mujer”, dado que más de 85 por ciento de los alfabetizados fueron del género femenino, explicó a La Jornada el embajador cubano en Bolivia, Rafael Dausá.
Mujeres, también, eran la mayoría de un grupo bullicioso que a las siete de la mañana de un domingo en la comunidad de Quila Quila, departamento de Chuquisaca, acudió a tomar su clase de alfabetización en el local adjunto al museíto paleontológico construido por los miembros de la comunidad para albergar los restos de animales prehistóricos encontrados en el lugar.
Ahí, doña Juana, de unos 70 años, sostenía su lapicito con el puño cerrado mientras murmuraba angustiada “no voy a poder”. Al final de la primera media hora frente al televisor mirando el Yo sí puedo y con la ayuda del facilitador, ella sonreía mientras se afanaba en dibujar su primera línea de redonditas oes.
Un panel solar daba energía a la televisión y a la videocasetera utilizadas para impartir las clases en esa comunidad. Cuba donó para el Programa Nacional de Alfabetización (PNA) de Bolivia 30 mil televisores e igual cantidad de equipos de video, un millón 200 mil cartillas y los correspondientes juegos de los 17 casetes del método audiovisual y manuales para el facilitador.
Cubanos y venezolanos donaron además 8 mil 350 paneles solares para otras tantas comunidades carentes de energía eléctrica en la intrincada geografía boliviana, salpicada de pueblos marginados.
Dausá no habló nunca de dinero. Quien dio las cifras fue el ministro de Educación boliviano, Rafael Aguilar, quien informó que el PNA tuvo un costo de 260 millones de bolivianos, es decir, unos 36.7 millones de dólares.
Ese dato, sin embargo, no cuantifica la energía, la solidaridad, la voluntad de aprender, el esfuerzo continuado, las caminatas de horas y horas para llegar a una comunidad a tomar clases después de una ardua jornada en el campo, un día de ventas en el mercado o en la calle, una larga mañana o tarde lustrando calzado o después del dificultoso ejercicio del sexoservicio.
Tampoco la dedicación y el cariño de esos asesores cubanos y venezolanos que dejaron su país, su hogar, su familia, por dos años para colaborar en la misión de desterrar el analfabetismo. Es una labor que en Bolivia significó “una experiencia dura pero muy linda”, a decir de la asesora cubana Maribel Romagosa, porque hubo que enfrentar condiciones –como el clima frío y la altura– totalmente diferentes a las de Cuba.
La tarea no estuvo exenta de problemas. Algunas autoridades municipales no cooperaban con el transporte para movilizarse a las comunidades más alejadas. Algunos directores de unidades educativas o de servicio social se negaban a prestar un local para las clases, según el facilitador Joaquín Calle. Pero además, algunos de los alfabetizados escasamente aprendieron a firmar y a reconocer algunas letras, como se pudo comprobar en entrevistas con egresados del curso.
Las sexoservidoras que ofrecen sus oficios en una plaza pública de esta ciudad no pudieron tomar clases con el tradicional equipo de televisión y videocasete. Calle, quien trabajó con ellas, relató que tomaban sus clases bajo un portón, y ahí “podían haberles robado el equipo”. En ese lugar, sentadas en el piso, conversamos con cinco de ellas que se ufanaban de que ya saben leer, escribir su nombre y firmar.
Una historia de marginación y exclusión detrás de cada analfabeto. Una epopeya personal y colectiva de voluntad y dignidad detrás de cada una o uno que recibió su diploma al graduarse del Yo sí puedo en ceremonias encabezadas por el director de la escuela, del asilo de ancianos, del líder del mercado, donde se impartieron los cursos, o del presidente boliviano Evo Morales, quien asistió a decenas luciendo invariablemente el collar de flores, frutas o panes que le cuelgan al cuello y el puñado de confeti que le desparraman en el cabello cada vez que asiste a las fiestas de clausura.
Ceremonias que normalmente fueron silenciadas por los medios de comunicación bolivianos, que ocasionalmente las registraban, pero destacando una declaración controversial del mandatario.
¿Cómo empezó el PNA? Dausá explicó que en una conversación entre el entonces presidente electo de Bolivia y el todavía presidente Fidel Castro, el 29 de diciembre de 2005, hablaron de la nueva etapa que se abría en el país andino y firmaron un documento con una serie de acuerdos para apoyos en materia de salud y educación, en los que específicamente se establecía el respaldo que daría La Habana al PNA en Bolivia.
Menos de dos meses después, en la segunda mitad de febrero de 2006, llegaron los primeros asesores cubanos de la campaña y los cursos fueron inaugurados en Camiri, departamento de Santa Cruz, el primero de marzo. El 1 de junio se hizo la primera graduación en Cochabamba. Ahora, este 20 de diciembre, se declarará a Bolivia “libre de analfabetismo como fenómeno social”, indicó el diplomático.
No puede haber cero analfabetismo, porque siempre hay alguna persona discapacitada que no puede o alguna persona mayor que no quiere aprender a leer y escribir. Los estándares que reconoce la Organización de Naciones Unidas para la Educación están en torno de 3.9 o 4 por ciento; si existe una cifra como esa o menor, se considera un país libre de analfabetismo como fenómeno social. La cifra cubana es de aproximadamente 0.7 por ciento, añadió.
Con el método Yo sí puedo se ha alfabetizado a más de 3 millones de personas en el mundo y se imparte actualmente en 28 países, incluido México, con el apoyo de asesores cubanos. Para lograr estos resultados el programa ha sido contextualizado en más de 16 versiones, porque no es lo mismo alfabetizar en Haití que en Venezuela o en Bolivia.
Así, un grupo de bolivianos fueron a Cuba a grabar el método en castellano, en quechua y en aymara. La expectativa era alfabetizar a 200 mil personas en quechua, pero sólo se logró hacerlo con 24 mil, y a 300 mil en aymara, pero únicamente 30 mil lo solicitaron en este idioma. La gran mayoría prefirió hacerlo en castellano, explicó el director nacional de Alfabetización, Benito Ayma.
“Antes de hablar aymara y quechua era mucho más difícil, porque hasta para los jóvenes era una vergüenza hablar en su propia lengua; este es un proceso que tiene que cambiar, el gobierno del pueblo a la cabeza de Evo tiene apenas tres años; todavía hay una deuda histórica”, agregó Ayma.
Detalló que además se entregaron 200 mil anteojos a los participantes en el PNA que han tenido problemas de la vista.
Dausá y Ayma expresaron que una segunda etapa, la de posalfabetización, se iniciará en febrero de 2009 con el programa Yo sí puedo seguir para la impartición del ciclo básico (primaria), en dos o tres años, con contenidos de español, matemáticas, geografía, historia, ciencias.
“Creo francamente que estamos a punto de culminar una tarea muy importante en Bolivia, lo hemos hecho con gran seriedad, sobre todo sabiendo que siempre va a haber muchos críticos que jamás han hecho nada por alfabetizar al pueblo de Bolivia, pero que ante una tarea tan importante como ésta van a tratar de cuestionar los resultados”, comentó Dausá.

Video: Bolivia se declara territorio libre de analfabetismo

El segundo país más pobre de América, después de Haití, será declarado libre de analfabetismo. Se convertirá en el tercero que haya logrado vencer el analfabetismo en América Latina, después de Cuba que lo hizo en 1961 y Venezuela, con apoyo cubano, en 2005.