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domingo, junio 30, 2013

#NaciónTV


Nación TV: La novela de Televisa, el más reciente libro de Fabrizio Mejía Madrid, fue el eje conductor de la conversación que su autor, Jenaro Villamil y Paco Ignacio Taibo sostuvieron el día de ayer en el teatro CADAC, ubicado en la delegación Coyoacán, al sur de la Ciudad de México. En un par de horas, Mejía, Taibo y Villamil reflexionaron sobre la maquinaria de simulación que representa el monopolio televisivo, así como de los crímenes contra la cultura y la democracia que ha cometido –principalmente Televisa, aunque también TVAzteca– a lo largo de su historia. Se planteó cómo las televisoras son parte del engranaje de las estructuras de poder, cuya principal función es mantener el orden establecido, privilegiando a quienes lo detentan y perpetuando la desigualdad social, implantando en los espectadores los ideales de vida que les conviene, así como generando distracciones que fomentan “la cultura de la derrota” que mantiene adormecida a la población, evitando así que la ciudadanía se convierta en partícipe del devenir nacional. Sin embargo, los tres manifestaron que no se trata de un escenario fatalista, sino todo lo contrario: hablaron sobre la crisis de credibilidad del mecanismo de manipulación, así como de las oportunidades que se abren con los medios alternativos de información y las redes sociales. Junto con algunos de los asistentes que expresaron sus puntos de vista e inquietudes sobre cómo construir un panorama diferente de la realidad del país, arrojaron guías para una organización social viable y transformadora. En un diálogo ameno, invitaron a usar el “humor y la inteligencia” para subvertir la cultura de la sumisión y abrir canales en los que las personas puedan informarse, participar y convertirse en agentes de cambio.

domingo, marzo 03, 2013

viernes, febrero 22, 2013

sábado, enero 29, 2011

Los talk show del ocaso telegénico

Laura Bozzo. "Telebasura".

Jenaro Villamil

MÉXICO, D.F., 25 de enero (apro).- PRIMERA ESCENA: Emilio Azcárraga Jean, en entrevista con Joaquín López Dóriga en Canal 2, presumió que en 2011 su empresa impulsará una “Iniciativa México recargada”, en referencia quizá involuntaria a la serie de películas Matrix.

El dueño de Televisa advirtió que irán en busca de “los héroes anónimos”, y que para este año Iniciativa México tendrá “más asociados” entre los medios de comunicación e instituciones académicas.

También anunció que regresará el programa cómico El Privilegio de Mandar, el mismo que durante 2005-2006 sirvió como pasarela para promover a los políticos-clientes del monopolio televisivo y burlarse de aquellos que no estaban en su agenda de compromisos publicitarios.

Ante preguntas cómodas, Azcárraga Jean ofreció una visión idílica del compromiso de su empresa “con México”, que constituye “una plataforma muy clara a favor del país”. No abundó sobre el estreno de su talk show estelar, Laura de América, pero insistió que Televisa trabajará más por una “televisión de valores”.

SEGUNDA ESCENA: Laura Bozzo estrenó el mismo lunes 24 la edición de su talk show. El programa es una ensalada que mezcla melodrama, gritos, regaños, supuestos casos reales, “asesoría psicológica”, pero, sobre todo, propaganda nada velada a la Fundación Televisa, a los “héroes” ciudadanos que reciben la andanada de la demagogia de esta conductora.

“Debes comprar los libros de valores de la Fundación Televisa”, le ordenó Laura a uno de sus invitados. En la edición de este martes, la peruana mezcló el tema de la violencia contra las mujeres con el de los hijos abandonados y las drogas. Se proclamó enemiga de la violencia contra las mujeres, pero presumió a gritos su violencia verbal: “¡Una mujer que abandona a sus hijos es una porquería, es basura!”.

La señora que se autohalaga como defensora de los pobres y de las mujeres no se inmuta para humillar a los invitados, para recetarles todo tipo de invectivas y de violencia verbal, para simplificar supuestos casos truculentos de la vida real, como lo hizo en Perú, durante los tiempos de Alberto Fujimori.

En la casa de enfrente, en TV Azteca, la cantante-bailarina-conductora cubana Niurka se empeña por hacer del escándalo una forma de competir con la misma baja calidad al talk show de Bozzo. Ambas parecen responder a un guión oculto: evitar cualquier politización de los temas y vampirizar las vidas ajenas.

Ambas juran que son una reedición mexicana de Ophra, la exitosa conductora de talk shows estadounidenses. Estos talk shows son ediciones de un circo predecible, impostado, con demagogia telegénica. Constituyen el ocaso de un género televisivo que se ha utilizado en exceso para engañar a las audiencias. El truco es tan obvio que ya ni siquiera divierte.

TERCERA ESCENA: En el programa conducido por Carmen Aristegui en MVS, la conductora Martha Susana, quien dirigió otros talks shows para Venevisión, asociada a Univisión, denunció este martes que por órdenes de “altos mandos” de Televisa y de TV Azteca, esta última empresa canceló el plan para que ella condujera el programa que ahora tiene la cubana Niurka.

Martha Susana no sólo habló con coraje. Denunció con detalle la trama del engaño que caracteriza a los talks shows en los programas dedicados a audiencias hispanas (en Univisión, Televisa, TV Azteca, Venevisión). Relató que ella descubrió que cuatro testimonios eran “arreglados”, es decir ficticios. En Venevisión contrataron a unos actores para que simularan un exhibicionismo emocional truculento.

La conductora, entrevistada por Aristegui, descorrió el velo de una cortina que el control duopólico de la televisión comercial pretende que se mantenga oculto en México: TV Azteca acabó doblegándose ante Televisa para no contratar a una conductora que, por lo menos, no iba a hacer un circo mezclado con propaganda ideológica y política.

Es predecible que el duopolio le recete un linchamiento mediático a Martha Susana para que su denuncia se oscurezca. En el mejor de los casos, la van a ignorar y censurarán en sus múltiples espacios televisivos y radiofónicos cualquier referencia a su caso.

CUARTA ESCENA: El problema es que la violencia verbal que caracteriza a los talks shows ha sido interiorizada por los voceros de ambas televisoras para criticar, amedrentar y amenazar a todos aquellos críticos o periodistas que osen cuestionar sus pactos.

Una demostración lamentable de ese macartismo se leyó en sendas cartas enviadas al periódico Reforma, el pasado lunes 24, para desmentir al columnista Miguel Ángel Granados Chapa. El periodista asumió su error al dar por buena una versión extraoficial sobre la posible compra de Iusacell –perteneciente a Grupo Salinas– por parte de Televisa. Lo hizo con valentía, de cara a sus lectores y en su programa en Radio UNAM.

Granados Chapa demostró lo que todos los informadores sabemos: que el periodismo no es una ciencia exacta, que todos podemos cometer errores.

Sin embargo, parece que el error era lo que esperaban Televisa y Grupo Salinas para aplicarle una serie de ataques al autor de Plaza Pública, la columna diaria más reconocida en el periodismo impreso.

Como si los comunicados los hubieran redactado los guionistas de Laura Bozzo y Niurka, el desmentido de Televisa regaña a Granados Chapa:

“Si el señor Granados Chapa hubiera tenido el profesionalismo de consultar a las empresas y personas citadas en su artículo, seguramente lo hubiera redactado de forma distinta”. No basta el desmentido, hay que regañar.

Pero el que se luce es el Grupo Salinas. Acusa a Granados Chapa de difamar, de mentir, de burlarse de un grupo de “destacadísimos pensadores mexicanos” que se opusieron a la reforma electoral de 2007 y de “abusar” de la libertad de expresión.

¡Este es el tono del talk show disfrazado de desmentido! Y sus voceros oficiosos, como Carlos Marín –quien seguramente nunca se ha equivocado en sus columnas y notas periodísticas– califica en Milenio Diario a Granados Chapa de “timador contumaz”. ¡Qué tal!

Ese mismo día, la Canitec –organismo que publica desplegados para beneficiar siempre los intereses de Televisa– le recetó una serie de invectivas al presidente de la Cofetel, Mony de Swaan. El pretexto fue la posible modificación del título de concesión a Telmex para que preste servicios de televisión restringida.

Canitec regaña a De Swaan –como no lo hizo en otros casos polémicos, entre ellos la licitación 21. Afirma que el presidente de Cofetel hizo declaraciones “ligeras e irresponsables”.

No queda claro si la ira de Canitec y de Televisa contra De Swaan tiene su origen sólo en el caso de Telmex o en su posición a favor de licitar una tercera y cuarta cadena de televisión, posibilidad que afectará los intereses del duopolio.

Este es el México de los “valores”, de los “héroes” y, por supuesto, del talk show decadente que ambas televisoras buscarán promover en 2011 como parte de su Iniciativa.

www.jenarovillamil.wordpress.com

martes, diciembre 07, 2010

Calderón y Televisa, Proceso y sus lectores

Azcárraga y Calderón. Componendas

Miguel Angel Granados Chapa

MEXICO, D.F., 6 de diciembre (Proceso).- Proceso es una publicación curtida en su enfrentamiento a los ataques desde el poder. Nació precisamente debido a una agresión desde la Presidencia de la República, que acabó con el diario Excélsior e impulsó a algunos de sus miembros a perseverar en el oficio periodístico a través de este semanario, que hace 34 años, a la par con el asentimiento de sus decenas de miles de lectores, suscita la animadversión de quienes ven aparecer en sus páginas sus malandanzas.

Pero esta vez Proceso ha suscitado la ira simultánea de dos poderes, que el miércoles 1 lanzaron una campaña, insidiosa y difamatoria, que busca desprestigiar a esta revista, disminuir por la desconfianza que de ello resulte el aprecio de sus lectores o, en el peor de los casos, llevar a juicio a la dirección del semanario y por lo menos a uno de sus reporteros, Ricardo Ravelo.

A partir de una presunta declaración ministerial montada ex profeso, el principal noticiario de Televisa, conducido por Joaquín López Dóriga, dedicó su espacio inicial, y casi seis minutos largos, a dar voz al testigo estelar de la PGR, Sergio Villarreal Barragán, apodado El Grande por su talla física. Dijo que había entregado 50 mil dólares a Ravelo para que dejara de ocuparse de él, ya que publicaba reiteradamente informaciones sobre sus actividades delincuenciales. El dinero habría surtido el buscado efecto silenciador, pues el reportero dejó de referirse al delincuente hasta que el 21 de noviembre pasado tornó a mencionarlo en un extenso reportaje anunciado en la portada de la revista, que incluía una foto del delincuente esposado y flanqueado por dos infantes de marina. Sibilinamente se dejó flotar la impresión de que también la revista había sido gratificada de esa manera, y se llegó a la insinuación insidiosa al presentar, entre las “vistas” que acompañaban a la declaración de El Grande, la portada de un número de Proceso ya clásico en la historia reciente del periodismo. En ella aparecen el capo mafioso Ismael Zambada, El Mayo, y el fundador y presidente de Proceso, Julio Scherer García, como vivo testimonio del encuentro periodístico que mantuvieron en un lugar ignorado.

El apresuramiento con que Televisa montó la maniobra la condujo a un desliz: al aire se dijo que la declaración se produjo el 4 de noviembre. Preocupaba a los perpetradores del engendro fijar una fecha distante del momento que causó la irritación presidencial canalizada a través de esa agresión. Pero los autores del engendro hicieron hablar a Villarreal de su aparición en la portada, que ocurriría ¡17 días después! del día en que se fechó su infundio. Tardíamente advertidos de su error, los urdidores de la oprobiosa trama pretendieron corregirla al día siguiente, alegando que no se dijo “4” sino “24” de noviembre. Pero la primera fecha consta en infinidad de registros, con fuerza que desnuda la patraña.

La Presidencia se había encolerizado porque en una parte sustraída al resumen oficial El Grande narró, en su declaración ministerial (la inicial y auténtica, no la que se agregó en pegote mal hecho), el saludo que intercambió con el presidente en 2006, cuando apadrinó a una hija del senador Guillermo Anaya en Torreón. El delincuente no dijo más, ni por supuesto Proceso añadió algo. Sólo hizo notar en la portada, para precisar la importancia de El Grande, que “hasta con Calderón convivió”.

No la oficina de prensa de Los Pinos, sino el vocero de seguridad del gobierno federal (Alejandro Poiré, aunque su nombre no figure en ella) remitió una carta a la revista, en que “rechaza categóricamente que haya existido algún contacto entre el presidente de México y el presunto delincuente”, por lo que la información referida es “totalmente falsa”.

Esa contundencia no responde, no puede responder a los hechos. A pesar del retraimiento a que lo condena el Estado Mayor, el presidente de la República ha saludado a lo largo de su gestión a miles de personas. Como es obvio, no se lleva registro de cada uno de esos breves intercambios, con los nombres de los interlocutores. De haberlo, bastaría buscar en el índice el nombre de Villarreal y al no hallarlo estar en situación de negar el encuentro. Pero en otras circunstancias, las que realmente prevalecen en el entorno presidencial, es inverosímil la negativa del vocero, no puede sostenerse más que en su irritada posición.

En el mismo número de Proceso donde aparece El Grande, Jenaro Villamil se asoma a La entraña del embate de Televisa contra Cofepris, y la revista publicó un adelanto de su libro El sexenio de Televisa, donde Villamil examina los vínculos entre ese consorcio y el gobierno federal (así como su hechura de Peña Nieto). Esa reiteración hubiera bastado para que el consorcio de los Emilio Azcárraga lanzara contra este semanario una andanada como la que dirigió poco antes contra la Comisión Federal de Prevención de Riesgo Sanitario y contra el IMSS, en defensa de los intereses de una de sus filiales, que quiere el terreno llano para recibir un contrato de telecomunicaciones como el que ya se le adjudicó en el ISSSTE.

Unidas las irritaciones de los dos poderes, el Ejecutivo y el de Televisa, se produjo la andanada que a la hora de escribir estas líneas su autor ignora si continuó la noche del jueves y al día siguiente. Es de temer que así haya sido, y aun se agravaran las acusaciones. En el mejor de los casos, el gobierno federal pretendería neutralizar el efecto de que aparezca en la declaración ministerial una referencia a Calderón y al vínculo que hubo entre su compadre Anaya y Villarreal, lazo familiar ya deshecho pero indudable y comprobable. Al revertirla contra el reportero que manejó esa declaración ministerial de un testigo protegido, se priva de toda credibilidad a lo dicho por El Grande. O se cree todo lo dicho por los testigos que se agencia la PGR o no se les cree nada.

Pero el propósito parece ir más lejos. Se trata de un ataque a la esencia misma del periodismo practicado por este semanario, la búsqueda de informaciones que se hacen verosímiles a fuerza de investigación y que suscitan la confianza de los lectores. Ya en julio del año pasado se intentó la maniobra que ahora se ahonda, la de perversamente proponer que hay un nexo entre Proceso y el narcotráfico. Al presentar en ese entonces un arsenal de La Familia Michoacana, la Policía Federal exhibió, junto con armas, parque y otros pertrechos, ejemplares de Proceso, leídos por los delincuentes a los que se desposeyó de esas herramientas de su trabajo.

Si los poderes fácticos, Televisa y el gobierno, lograran imponer la infamia de que Proceso es una narco-revista y su personal cómplice o extorsionador de bandoleros, la suerte de este semanario quedaría sellada. Por fortuna, ese efecto depende en último término de los lectores, que no se dejarán engañar y defienden con su confianza una publicación nacida para servirlos… l

sábado, septiembre 25, 2010

Twitter, Gabinete al Balcón

El 18 de mayo de este año, a las 18:00 horas, el presidente Felipe Calderón publicó un enigmático mensaje: “Así, comienzo a usar Twitter. Generalmente, lo manejan en mi oficina, pero me interesa manejarlo personalmente en ocasiones especiales”.

A cuatro meses de distancia, los mensajes de Calderón a través de Twitter se han convertido en objeto no sólo de polémica sino de debate ante las continuas críticas que enfrenta el primer mandatario por su política de combate al narcotráfico, por la falta de empleo y hasta por los mensajes que le envían sus adversarios políticos, como el ex presidente nacional del PAN, Manuel Espino, otro personaje que ha “dado nota” a través de sus mensajes en la red social.

Lejos de convertirse en un instrumento de promoción de los logros de su gobierno, los twitters de Calderón más bien parecen confirmar la incapacidad de su administración para tener una política de comunicación social unificada y confundir una red social basada en los SMS (short message service) de 140 caracteres como máximo, en una plataforma de publicidad.

No sólo Felipe Calderón ha derrapado en su cuenta de twitter. El presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones, Mony de Swaan, mandó el domingo 19 de septiembre un mensaje en el que afirmó que tenía “mil cosas” más importantes que preparar su comparecencia ante el Senado. Dos días después, el 21 de septiembre, De Swaan tuvo que pedir disculpas ante lo senadores que participaron en su comparecenca.

Otro polemista constante es el secretario del Trabajo, Javier Lozano. En su cuenta de twitter no sólo se pelea con legisladores o con ciudadanos que le reclaman la política laboral del sexenio. En la noche del 15 de septiembre, envió una foto suya, sonriente, abrazado de la actriz y productora Carmen Salinas, presumiendo su presencia en Palacio Nacional.

Apenas el 22 de septiembre, Lozano afirmó que sí acudiría a un debate en la Facultad de Ciencias Politicas de la UNAM, siempre y cuando se le garantice pleno respeto. “Si no, ni loco”, remató.

El 23 de septiembre, decenas de tweets señalaron: “Alonso Lujambio, secretario de Educación, no se sabe el himno nacional”. Y todos mandaban a un link de youtube.

Los deslices de los miembros del gabinete en Twitter pueden ser mayores o iguales a los de su jefe, más ahora que la nueva jefa de la Oficina de Comunicación Social de Los Pinos, Alejandra Sota, instruyó a todos los secretarios, subsecretarios, jefes de unidades y directores generales que abran cuentas en las redes sociales para “posicionar” los mensajes del gobierno federal.

La propia oficina del gobierno federal cometió un desliz el 23 de septiembre. “Escribe tus preguntas desde ahora y Alfonso Lujambio (sic) las responderá a las 18:00 horas”. Un twittero escribió: “¿ni el nombre de sus secretarios saben?”.

Los Regaños de Calderón

El primer regaño presidencial surgió el 24 de mayo cuando Calderón decidió responder así a una gran cantidad de críticas que le llegaban a su cuenta:

“No voy a perder tiempo en contestar insultos ni les voy a dar el gusto, así que ‘botellita de jerez, todo lo que digan será al revés’” (7:23 PM, 24 de mayo).

Con apenas dos minutos de diferencia, Calderón proclamó que su twitter era para hablar “de cosas importante que están ocurriendo. Por ejemplo, los 400 mil nuevos empleos que se han creado en el año” (7:25 PM, 24 de mayo).

Leer articulo completo AQUI.

miércoles, agosto 25, 2010

Las frivolidades del Bicentenario

Alonso Lujambio, titular de la SEP.

Jenaro Villamil

MÉXICO, DF, 24 de agosto (apro).- El titular de la Secretaría de Educación Pública, Alonso Lujambio, se ha convertido en el conductor, animador y presentador de los festejos del Bicentenario de la Independencia y del Centenario de la Revolución Mexicana que tienen más similitud con un gran circo y una superproducción televisiva que con un evento histórico.

Para Lujambio, los festejos serán una gran pachanga. Bastante cara, por cierto, ya que tan sólo para el 2010, los costos del “monumental desfile” del 15 de septiembre y del “brillante y majestuoso” espectáculo de pirotecnia, conciertos y coreografías ascenderán a 2 mil 900 millones de pesos.

Eso sin contar con los recursos del Fideicomiso Bicentenario, un organismo dependiente de la Secretaría de Hacienda, con 600 millones de pesos de presupuesto, manejados por Banjército, y cuya principal obra será la construcción del Parque Bicentenario, en la exrefinería 18 de Marzo, en la delegación Azcapotzalco de la Ciudad de México.

Desde el 4 de agosto, Lujambio ofreció varias conferencias de prensa para anunciar el gran despliegue de eventos del 15 y 16 de septiembre. En su calidad de coordinador ejecutivo de los Festejos del Bicentenario y del Centenario, el exconsejero electoral y excomisionado presidente del IFAI se ha transmutado en una especie de productor televisivo que confunde la conmemoración con la celebración y privilegia el espectáculo, sujeto a los criterios de la dinámica del rating.

De esta manera, para Lujambio lo más majestuoso no será repensar el futuro o el proyecto de una nación que surgió hace dos siglos, sino las cinco horas de transmisión televisiva y el despliegue de 45 pantallas entre el Zócalo capitalino y el Castillo de Chapultepec para disfrutar un espectáculo producido y dirigido por un australiano, Ric Birch.

Y no por malinchismo sino por elemental sentido común, el titular de la SEP no ha aclarado por qué se contrató a un australiano y no a un mexicano para dirigir el desfile de 27 carros alegóricos, los tres conciertos simultáneos (flamas, proyección de imágenes en La Catedral y los espectáculos El Arbol de la Vida, El Coloso y Vuela México).

Las críticas a Lujambio no han sido menores. El 18 de agosto presentó ante los medios de comunicación la melodía El futuro milenario, con letra del roquero Jaime López e interpretada por Aleks Syntek, cantautor de la fábrica de estrellas efímeras de Televisa.

No pasó ni un día de la presentación cuando Jorge Torres, jurado del concurso de composiciones para el bicentenario, afirmó: “No lo puedo creer. ¿El tema de Syntek es el que defiende el secretario Lujambio? ¿Es en serio? Pues díganle que me parece ofensivo” (Milenio Diario, 22 de agosto 2010).

Lujambio desplazó el propio resultado del concurso Tema Musical 2010, convocado por la propia SEP y Conaculta, y cuyo ganador fue José Miguel Delgado Anzón. Para enmendar la plana, la directora del Fonca, Martha Cantú, afirmó que este es un tema de la sinfónica y el otro será la canción del evento entre el 15 y 16 de septiembre de este año.

A la defensiva, el titular de la SEP declaró el domingo 22 de agosto que las críticas a los festejos del Bicentenario le parecían “mezquinas”. Y afirmó que si no se celebran, sería “un desperdicio imperdonable”.

El problema no es la pachanga o el circo que se prepara para el Día del Grito. Las críticas han sido generalizadas por la frivolidad, la excesiva mediatización y la ausencia de una labor realmente educativa e histórica para conmemorar el Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.

Las declaraciones del titular de la SEP son tan sólo el reflejo de la crisis de origen: la ausencia de un proyecto serio, incluyente y de Estado por parte de los dos últimos gobiernos panistas para encabezar los festejos de las dos gestas más importantes de la historia mexicana.

En la comisión han predominado más las ocurrencias. Por ejemplo, se presumió el Fuego Bicentenario, al estilo de la antorcha de los Juegos Olímpicos, que inició su recorrido sin pena ni gloria en septiembre de 2009.

Se incorporó como actividades del Bicentenario una serie de 150 programas titulados Discutamos México que han tenido escasa o nula repercusión en las audiencias, por su hermético formato. También se organizó la regata Copa México, en la Riviera de Nayarit.

Las “obras monumentales” son más similares a un parque de diversiones. Es el caso del Parque Bicentenario que se construirá en un predio de 500 hectáreas en lo que fue la exrefinería 18 de Marzo de Pemex. Como si fuera un Six Flags histórico, la Comisión anuncia en su página electrónica que el parque tendrá cinco grandes jardines: Natura, Viento, Tierra, Sol y Agua, con espacios para juegos y diversiones.

El “monumento emblemático” será un espectáculo de rayos láser: la Estela de Luz, formada por dos columnas paralelas de 104 metros que estarán en el Paseo de la Reforma.

La comisión patrocinó un “espectáculo multidisciplinario” titulado Orgullosamente mexicanos, que se asemeja a una feria itinerante con rayos láser, efectos especiales y proyección de pantallas en ciclorama.

La ocurrencia más polémica y reciente de la comisión fue la exhumación de los restos de 14 cadáveres, correspondientes presuntamente a héroes de la guerra de 1810-1821, que fueron trasladados del Monumento de la Independencia, donde se encuentra El Ángel, al Castillo de Chapultepec, y de ahí a Palacio Nacional.

Se organizó un desfile necrofílico el 15 de agosto a lo largo de la avenida Reforma. Fue la metáfora más clara de la momificación de la historia. El titular del INAH, Alfonso de Maria y Campos, declaró que esto simboliza “la muerte para muchos mexicanos”. Bastaba con que se difundieran las calaveras de Posadas.

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martes, agosto 03, 2010

Mediocracia en El Mayab

Ivonne Ortega, gobernadora de Yucatán

Jenaro Villamil

MÉXICO, D.F., 3 de agosto (apro).- Con el pretexto de rendir su “tercer informe ciudadano”, la gobernadora de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco organizó con presupuesto público una gran pachanga el domingo 1 de agosto, con formato de reality show en un centro de convenciones que anteriormente fueron las instalaciones de la paraestatal Cordemex, viejo elefante blanco de la época dorada del henequén, que ahora se ha convertido en un set televisivo para el “cultivo” de la gobernante que hace tres años le ganó al PAN la gubernatura.

Al evento acudieron más de cinco mil invitados, destacándose personajes de la farándula de Televisa y de TV Azteca como la conductora Galilea Montijo; la productora teatral Carmen Salinas; la recién designada dirigente de la ANDA, Silvia Pinal, tan dócil al “canal de las estrellas”; el cantautor Juan Gabriel, y el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, a quien no le bastaron sus guardaespaldas para que la jarana organizada por su colega priista lo resguardara de la prensa, así como los mandatarios vecinos de Campeche y Quintana Roo, y hasta el recién electo de Tamaulipas.

El evento constituyó una bochornosa muestra de cómo la megalomanía mezclada con la vulgaridad mediática puede transformar un evento de interés público en un circo muy costoso.

Ataviada con un traje regional muy elegante, maquillada como si se presentara en una final de concurso de belleza, la gobernadora se apoyó en varios videoclips para demostrar la “parte sensible” de su gobierno. Lloró cuando escuchó algunos testimonios de ciudadanos que recibieron la generosa ayuda del gobierno, como si fueran escenas del Teletón; bailó la jarana yucateca e invitó a una gran comilona en la exhacienda de Chichí Suárez, en un sitio muy cercano donde hace dos años aparecieron 12 personas descabezadas, suceso que hasta ahora no se ha aclarado.

En el colmo del fervor mediático, Ivonne Ortega –la misma gobernadora que recibió una rechifla cuando quiso convertirse en protagonista de una pelea de box televisada en cadena nacional-- se enredó con las fechas históricas cuando anunció airosa que el cantante Juan Gabriel actuaría el 15 de septiembre en tierras yucatecas “para conmemorar el aniversario del Grito de la Revolución” y transformó su “corte de caja” en un clarísimo acto de campaña priista. “El triunfo electoral del 2007 ha sido ampliado y refrendado en fiestas cívicas y en ejercicios sociales impecables”, sentenció en su discurso.

No hubo ningún anuncio espectacular. No se sabe cuál es el verdadero proyecto de desarrollo para una entidad con tantas carencias como Yucatán. Tampoco hubo rendición de cuentas sobre las millonarias cantidades destinadas por su gobierno a la televisión comercial (a través de telenovelas como Sortilegio; la donación de 300 millones de pesos para un CRIT del Teletón; la producción y organización de un concurso de belleza; los conciertos en Chichén Itzá, zona arqueológica convertida en una Disneylandia virtual de la gobernadora), mucho menos sobre los grandes negocios de infraestructura urbana como el que está en marcha en el municipio de Ucú, conurbado a Mérida.

Ivonne Ortega, como dijera su correligionario veracruzano Fidel Herrera, se siente en “la cúspide de su poder” porque las televisoras transmitieron en vivo su informe (aún no se sabe cuánto le costó al erario yucateco este despilfarro), porque además estuvo apadrinada por su principal respaldo político y financiero, Enrique Peña Nieto, el iniciador de estos reality shows que son abiertos actos anticipados de campaña. Se ha convertido un deporte de la chismografía yucateca saber en qué momento Ivonne Ortega se sumará abiertamente a la campaña de Peña Nieto y quién administrará la hacienda peculiar del PRI.

La pachanga del nuevo casting de gobernadores televisivos se prolongó al día siguiente en Cancún, la zona turística a tres horas y media de Mérida. En el mismo sitio se reunieron Ortega Pacheco; el mandatario de Quintana Roo, Félix González Canto y los alcaldes de Cancún e Isla Mujeres, para celebrar al empresario radiofónico Gastón Alegre López, quien alguna vez coqueteó con la idea de transformase en un gobernador perredista.

Siguió el jaripeo, la comilona, las relaciones públicas, el intercambio de halagos mutuos y la ausencia de sociedad civil en este reality show. Lo sucedido ha escandalizado hasta a la misma vieja guardia priista. Ni a la

exgobernadora priista, Dulce María Sauri, ni a la dos veces alcaldesa panista de Mérida, Ana Rosa Payán, se les hubiera ocurrido una serie de “informes ciudadanos” de tal desmesura. ¿Qué dirían las antiguas feministas yucatecas que participaron en los gobiernos de Salvador Alvarado y Felipe Carrillo Puerto al ver convertido un gobierno de género en una degeneración del arte de gobernar?

El problema es que esta nueva generación de gobernadores priistas, cercanos al entorno de Peña Nieto, confunden la popularidad con el rating, la espectacularidad con la credibilidad, la producción televisiva con el oficio de gobernar. Eso sí, saben dónde están los grandes negocios sexenales y son muy epidérmicos a las críticas en la prensa. Quizá porque los aplausos pregrabados los han convertido en personajes de un largo Truman Show.

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miércoles, abril 07, 2010

El caso Paulette, las trampas del Reality


MEXICO, D.F., 6 de abril.- “Ustedes me dicen en qué momento puedo llorar”, les dijo Lisette Farah a los reporteros de TV Azteca que la entrevistaron hace diez días, en el mismo dormitorio en el que se encontró el cadáver de su hija Paulette, una niña de cuatro años cuya desaparición y posterior hallazgo se han convertido en un auténtico reality show, un fenómeno de rating para los noticiarios de medios electrónicos y un tópico constante en las redes sociales.
Nadie de la Procuraduría del Estado de México aisló antes el dormitorio de la menor. Nadie de la propia familia privilegió la privacidad o el derecho a la intimidad frente al pulpo mediático que los acosó, los siguió y ahora se convierte en su patíbulo.
Los propios medios fueron envueltos en la dinámica de este caso que tiene todos los ingredientes de un reality judicial: pistas falsas, contradicciones de las autoridades, una psicóloga que imita al Doctor House, una madre que es presentada como Catalina Creel, un pleito familiar típico de los melodramas televisivos.
Además, un gobernador compulsivo, Enrique Peña Nieto, con su imagen que sale “en defensa” de su procurador Alberto Bazbaz para que su copete no acabe sepultado en la tragicomedia mediática, y el coro griego de los seguidores de las redes sociales que han suplantado al Ministerio Público y juzgan a todos los que se han involucrado en este caso.
Tan sólo en Facebook se abrió un foro que hasta ahora tiene 285 fans bajo el título “Si no se hace justicia en el caso Paulette no voto por Peña Nieto”. En Youtube el video titulado “El Misterio de la Ropa de Paulette” ha roto en menos de una semana el récord con 162 mil 615 reproducciones. Los usuarios desahogan toda la rabia social prevaleciente en contra de las autoridades ministeriales y de la impunidad judicial.
Las televisoras son los protagonistas esenciales de este brote mediático. Televisa, tan tacaño con su tiempo-aire informativo, le ha dedicado más de cinco horas a la cobertura del caso en menos de una semana; TV Azteca, con su estilo de dramatización, se ha convertido en el fiscal. Milenio TV rompió récord de audiencias durante la conferencia en vivo del procurador Bazbaz.
Medios internacionales, como El País, CNN en Español y las agencias informativas norteamericanas y europeas han centrado más atención en este caso que en otros expedientes tanto o más graves como el incendio de la guardería ABC, en Hermosillo, Sonora.
En este expediente no hay inocentes y sí muchas responsabilidades y coartadas encubiertas por la dinámica del reality. El exceso de intrusión mediática no ha sido para informar de un caso de presunto secuestro, primero, y ahora de homicidio sin móvil claro, sino para regodearse en la incapacidad de la procuraduría mexiquense y entrevistar a los principales involucrados que alientan la hoguera del linchamiento.
Tras la liberación de los cuatro arraigados –los padres y las dos niñeras–, el domingo 4, las entrevistas televisivas se han convertido en sustitutos de los fiscales, psicólogos y hasta de asesores matrimoniales.
Lisette Farah apareció en entrevista con Adela Micha para alegar inocencia ante la cortina de sospecha que tramó la propia Procuraduría mexiquense. Y su esposo Mauricio Gebara dio una multitudinaria rueda de prensa para afirmar: “sólo creo en mi inocencia”.
El reality es un término acuñado en los años noventa para clasificar a los nuevos géneros televisivos creados como maquinarias intensivas de rating, ese dios oculto que define los contenidos televisivos no a partir de la calidad sino de la capacidad de comercializar masivamente.
Los reality mezclan la realidad con la ficción, la información con el guión oculto de los productores telegénicos, descontextualizan para privilegiar el llanto, la ira, la indignación, las emociones primarias de una sociedad ayuna de expectativas.
El secreto de un reality es desatar una agenda mediática a partir de los escándalos –reales o ficticios– para encubrir otros temas incómodos para las grandes audiencias o simplemente para generar un fenómeno de audiencias que les permitan a los medios masivos erigirse en gestores de la opinión pública.
El reality judicial es un subgénero que simula un periodismo de investigación, en torno a un homicidio, un secuestro o algún delito que cimbre las emociones de las audiencias.
El secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, nos ha recetado en los últimos cuatro años varias muestras de su capacidad para producir realitys policiacos o judiciales. Ahí está el caso de la presunta secuestradora Florence Cassez, que detonó un conflicto diplomático entre Francia y México.
El problema de los realities es cuando los principales protagonistas se salen del guión y el espectáculo se transforma en un Frankeinstein incómodo, incluso para los propios medios que le apostaron al manoseo y a la intoxicación de sus audiencias.
El caso de la niña Paulette tiene todos los ingredientes de un reality que ha cobrado vida propia y amenaza con asfixiar a todos los que le apostaron a utilizar la indignación social por la desaparición de una menor, con problemas de capacidades diferentes, y encubrir una descomposición de la elite mucho más profunda de lo que se alcanza a observar.
(Jenaro Villamil/APRO)

Paulette: se suicidó

Por María Teresa Jardí

No le busquemos más: se suicidó Paulette. Perdida por completo la capacidad que conduce, aun en la mentira, a que la misma tenga visos de cierta lógica que a la mentira convierta en posibilidad “verdadera”. Se suicidó Paulette, nos informa, en defensa de su procurador de injusticia, el “pirruris”, que la telebasura promueve para dejarnos como sucesor del usurpador Calderón. Que muera la inteligencia se establece como decreto por el poder fáctico que manda en México de la mano del político poder usurpado. La telebasura a modo del podrido sistema que a la mexicana se impone ya sin la menor de las reglas.
Porque vamos a ver. Una cosa es tomarse la foto con un guerrillero, que a fin de cuentas sus razones altruistas al menos al inicio de toda guerrilla se tienen y otra aceptar el abrazo que supone una relación de amigos o la admiración, que, sí, que se puede sentir por un guerrillero, pero jamás un hombre honesto la sentirá por un narcotraficante y menos aún en medio de una masacre que lleva 19 mil ejecutados achacables al fascismo usurpador, más los que no se conocen, más los anteriores y los que se sigan acumulando cada día, hasta que logren, entre todos, explotar al país, para entonces sí reprimirlo del todo, es decir, todos contra las pobres y contra los que protesten en aras de su aspiración a construir otra vida menos indigna para todos los mexicanos.
Reventar al país es lo que buscan, queda claro, para que los ricos sigan “suicidando” hijas discapacitadas con el apoyo del desarmado, en su estructura ética, aparato procurador de injusticia, muy posiblemente para que los padres, pobrecitos, tan parte ellos y sus familias también del sistema y con dinero suficiente para comprar las desaprensivas conciencias, que los funcionarios a la mexicana tienen, puedan cobrar millonarios seguros, antes hechos para las hijas discapacitadas, “tan vergonzosamente molestas”, con la alevosía del crimen decidido de antemano.
El infanticidio, también adquiriendo la carta de naturalización, que el permiso otorga a padres asesinos en México. Padres con hijos discapacitados: ¿quieren resolver su problema y además convirtiéndose en un poco más ricos: Vengan a México, donde el aparato procurador de injusticia a la mexicana les garantiza convertir el crimen en suicidio por una nada módica suma como pago a los encubridores a modo del sistema político y del que aspira a seguir bajando aún más a México en el despeñadero. Nada novedoso en el Estado de México, por otro lado. ¿A poco antes, el premiado con una curul a modo, Navarrete, no había convertido ya en suicidio también el asesinato nada menos que del hermano de un ex presidente de la república? En suicidio la ejecución, ya había sido convertida, por otro procurador a modo, que también sabía quiénes eran los responsables y él que también ofreciera que el crimen, cometido por familiares, también, en tres patadas quedaría resuelto, pero a quien también le llegaron al precio. El impune también asesinato del que en bananera, por Salinas, fuera condenada a convertirse, la república mexicana, en el momento mismo en que encubrió a la grotesca Gordillo poniendo en sus manos el aparato educativo para embrutecer más a un pueblo cuyo destino atroz empezaba, en ese momento, el inicio de la no reversa posible a otro mundo menos malo.
Que no nos venga Julio Scherer a decir que no conocía al narco con el que se retrata como amigo lejano compañero de parrandas o al menos que no mienta diciendo que no tuvo, para llegar a él, a un compadre político cuatacho y protector del narco.
Más allá de que es falso, completamente falso de que por la noticia lo que sea y Scherer lo sabe bien de cuando no permitió ni una palabra de la nota, que era, el secuestro de su hijo por cuestiones políticas. En un asco se ha convertido este país y lo más indignante es que nos quieran tratar a todos los mexicanos como operados del cerebro. Por supuesto que entrevistar a Bin Laden es una nota por la que cualquier periodista moriría y más aún si la entrevista se diera en el rancho de los Bush.
Pero sacar la foto como portada de revista con la mano de un narco compinche de “El Chapo” protegido por el poder, desde el poder, es un poco demasiado y además es una gran ofensa para el Ejército Nacional sacado a la calle a desprestigiarse y convirtiéndolo en encubridor de otra mentira. Quieren reventar al país y van a conseguirlo.

sábado, enero 16, 2010

Ciudad Juárez: El poder del perro


A la memoria de Esther Chávez Cano

MEXICO, DF, 12 de enero (apro).- Con el título de “El poder del perro”, el guionista estadunidense Don Winslow noveló, con datos reales en algunos casos, la penetración del narcotráfico en la vida mexicana.
Winslow describe claramente que el “poder del perro” no sería posible sin la complicidad de los cuerpos de inteligencia estadunidenses y mexicanos, de las autoridades policiacas, militares, políticas y hasta eclesiásticas. Las redes alcanzan los niveles más insospechados.
Lo que en la obra de Winslow es una especie de ‘docudrama’ de la situación mexicana –teniendo como epicentro a la Tijuana de los Arellano Félix y el poder de Miguel Ángel Félix Gallardo, el otrora “jefe de jefes”-- en Ciudad Juárez, Chihuahua, el otro polo fronterizo del trasiego de drogas, armas y migrantes a Estados Unidos, se ha convertido en una auténtica tragedia.
En esta ciudad no hay lugar para los débiles ni para la justicia. La urbe de un millón 400 mil habitantes está clasificada en 2010 como la más violenta del mundo, según los datos de la organización Movimiento Blanco.
En los últimos tres años (2007 a 2009), las muertes violentas relacionadas con el crimen organizado se incrementaron en 800% en esta frontera.
Tan sólo en 2009, los homicidios dolosos sumaron 2 mil 658 personas. Y en los primeros once días de este 2010, la cifra ha alcanzado cien asesinatos en menos de una quincena.
Lo peor es que estos datos no se corresponden con expedientes y seguimientos judiciales precisos de cada uno de los casos. La “segunda muerte” en Juárez es el anonimato de las propias víctimas de la ola de violencia.
El castigo brutal, inmerecido y dantesco que viven los habitantes de Juárez no tiene paralelo con ninguna otra ciudad mexicana.
Los juarenses saben bien que se trata de “el poder de la línea” lo que ha generado la espiral reciente de inseguridad, violencia y miedo.
Algunos de los más informados se atreven a aventurar que se trata de un reacomodo tremendo para entregarle esta plaza al cártel de Joaquín “El Chapo” Guzmán, el capo más poderoso de los sexenios panistas, enfrentado a sus adversarios del propio cártel de Juárez, del Golfo y Los Zetas, aliados, al parecer, a las redes de los Beltrán Leyva. El imperio de Amado Carrillo Fuentes, “El señor de los cielos”, se ha convertido en el botín más preciado.
El castigo es tremendo porque desde 1992 y 1993 la negligencia de las autoridades municipales, estatales, federales y binacionales sólo ha agravado la situación.
Primero Ciudad Juárez alcanzó notoriedad mundial por la barbarie cometida contra más de 400 mujeres asesinadas. La orgía de odio, impunidad y complacencia frente a los crímenes seriales y a la violencia de género nunca ha sido aplacada por las protestas y denuncias de decenas de organizaciones locales e internacionales. Al contrario, a mayor protesta, mayor impunidad.
El expediente relacionado con los ocho cuerpos de mujeres jóvenes encontradas hace casi diez años en el lote algodonero –un sitio ubicado en el corazón de la zona maquiladora de Juárez-- llegó hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La sentencia no tiene medias tintas: es el Estado mexicano el responsable de 17 años de feminicidio continuado. Ni los exgobiernos del PAN y del PRI en Chihuahua, ni el del presidente Felipe Calderón, se han inmutado ante el vergonzoso veredicto.
Al expediente de los crímenes de odio contra las mujeres se ha sumado el de cientos de desaparecidos. Algunos cuerpos han sido encontrados en ‘narcofosas’. Se calcula que existen más de 20 casas de seguridad donde aún están cadáveres no encontrados.
En 2003-2004, el gobierno panista de Vicente Fox quiso aminorar la presión de la opinión pública nacional e internacional con un operativo policiaco que no frenó la espiral de violencia en Ciudad Juárez.
Sólo por dar un ejemplo de la simulación que se vivió en esos meses: mientras los “muchachos” de la Policía Federal Preventiva perseguían a los delincuentes en los barrios pobres, al lado de la delegación de la Procuraduría General de la República en Ciudad Juárez operaba una discoteca que todo mundo sabía que pertenecía al “cártel”. Era una pirámide ostentosa que imitaba a las egipcias.
La situación se agravó en este sexenio. Desde 2007 a la fecha, el Operativo Conjunto Chihuahua abrió las compuertas del infierno. Al feminicidio, los desaparecidos y los crímenes entre sicarios y contra autoridades ministeriales, se han agregado la industria del secuestro –los capos en pugna requieren dinero en efectivo, rápido y en grandes cantidades--, así como la persecución y el asesinato de periodistas y activistas de organizaciones de derechos humanos.
Las ejecuciones recientes de Josefina Reyes, de Jesús Alfredo Portillo Santos y de Flor Alicia Gómez López sólo han incrementado una sospecha en Juárez: a la guerra entre bandas del crimen organizado se ha sumado la guerra de efectivos militares en contra de los activistas (ver reportaje de Gloria Leticia Díaz, Proceso 1732).
El gobernador saliente Jesús Reyes Baeza y el alcalde juarense José Reyes Ferriz anunciaron hace dos días que se pondrá en marcha un Plan de Intervención Juárez, con la participación de “asesores” colombianos y estadunidenses para este año.
En otras palabras, Juárez vivirá “el poder del perro” en su máxima expresión: una cabeza de playa del intervencionismo sin que existan garantías básicas para los habitantes de esta ciudad.
Ciudad Juárez seguirá siendo el termómetro de nuestro fracaso como nación, que soñó con la transición democrática y amaneció con “el poder del perro” en las entrañas.
Comentarios: jenarovi@yahoo.com.mx