sábado, mayo 19, 2007

Tribunal venezolano declara inadmisible recurso de habeas corpus de RCTV

Prácticamente quedó descartado que pueda proseguir sus transmisionesLa decisión no ha tocado el tema de fondo: la libertad de expresión, expresa abogado

RICARDO CASTILLO

Caracas, 18 de mayo. El Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela declaró inadmisible un recurso de habeas corpus introducido por la televisora privada Radio Caracas Televisión (RCTV), cuya licencia de transmisión vence el próximo 27 de junio, con lo que quedó prácticamente descartado que pueda continuar sus transmisiones.

El procedimiento fue introducido ante el tribunal el pasado 17 de abril por directivos y trabajadores de la cadena. Pero los magistrados lo consideraron inadmisible, pues corresponde a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones "resolver lo concerniente al otorgamiento, uso, revocatoria y demás relaciones entre el Estado y la concesionaria", según una nota de prensa del tribunal.

Carlos Vecchio, abogado de RCTV, lamentó este viernes que la decisión se ciñe a un asunto de procedimientos y "no se ha tocado el tema de fondo: la libertad de expresión".

El presidente Hugo Chávez anunció el año pasado que su gobierno no iba a renovar la concesión de transmisión a RCTV, que se ha mantenido en el aire en Venezuela desde hace 53 años. Si bien el mandatario acusa a ese canal de televisión de haber participado en el golpe de Estado que lo desalojó del poder durante dos días, en abril de 2002, las leyes venezolanas estipulan que el espacio radioeléctrico es propiedad del Estado, administrado mediante un ente autónomo, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones. El retiro de la licencia a RCTV es rechazado abiertamente por 70 por ciento de los venezolanos, según sondeos.

El director general de RCTV denunció hoy que el gobierno no renovará la concesión porque Chávez busca acabar "con toda opinión diferente. Es una decisión política de un gobierno muy intolerante con las opiniones distintas a las del presidente", quien acusa al canal de "golpista", afirma Marcel Granier.

Agregó que esa decisión refleja "el deseo de ir acabando con toda opinión diferente, la misma del partido único, de la asamblea unicolor, la misma de la Ley Habilitante (que otorga al presidente plenos poderes para legislar por decreto).

"Es el deseo típico de los regímenes militares de concentrar el poder en una sola persona", subrayó. Granier, centro de severas críticas de Chávez, que denuncia la línea editorial de RCTV, afirma que el gobierno no tomó el camino legal.


Vinculan en Colombia a 410 políticos con paramilitares

AFP , DPA , REUTERS

Santafe de Bogotá, 18 de mayo. La Corte Suprema de Justicia de Colombia estudia la veracidad de un documento firmado en el año 2000 por 410 políticos de la costa del Caribe que los vincularía con los grupos paramilitares de ultraderecha que realizaron numerosas matanzas en la zona, informó hoy la prensa colombiana.

En paralelo, el mandatario Alvaro Uribe ordenó a las fuerzas armadas rescatar a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, a tres estadunidenses y a otro grupo de rehenes en poder desde hace años de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), lo que provocó el rechazo de Francia y de la familia de la ex candidata franco-colombiana, ante el riesgo que representa esa acción.

El matutino El Tiempo reportó que el documento que estudia la Corte fue allegado al proceso que lleva el máximo tribunal colombiano sobre nexos entre los paramilitares y políticos, el cual ha llevado a la cárcel a 14 congresistas, luego de que el jueves se entregó José de los Santos Negrete, quien estaba prófugo.

El papel, suscrito en septiembre de 2000 en la población de Chivolo, versa sobre una estrategia de los políticos para repartirse cargos públicos en el departamento de Magdalena, una de las regiones con mayor presencia de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que culminaron en abril de 2006 la desmovilización de 31 mil combatientes a cambio de obtener beneficios judiciales, como la rebaja de penas de cárcel.

En octubre del año pasado la Corte empezó a investigar la veracidad de varios documentos obtenidos de los jefes paramilitares desmovilizados, que probarían sus alianzas con los políticos de las regiones donde actuaban esos grupos, en lo que constituyó una política de Estado para combatir a la insurgencia.

Mientras tanto, el nuevo llamado de Alvaro Uribe para rescatar a los rehenes se produjo después de que el policía John Frank Pinchao, quien permaneció casi nueve años secuestrado, escapó en horas recientes de un campamento rebelde, en medio de la selva.

"Señores generales, vamos a rescatar a Ingrid Betancourt. Aquí no hay jueguitos con esos bandidos de las FARC, que olviden esos bandidos que va a haber zona de despeje. No despejamos ni un milímetro del territorio de la patria", aseveró Uribe en un acto con las fuerzas armadas.

"Que el Congreso de Estados Unidos no tenga dudas, porque aquí también vamos por el rescate militar de los tres estadunidenses que están cautivos por las FARC. Aquí no hay vacilaciones en la lucha contra el terrorismo", afirmó.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia mantienen en su poder alrededor de 60 rehenes, entre quienes figuran Betancourt, tres contratistas estadunidenses, políticos y efectivos del ejército y de la policía, y la decisión del mandatario significa un cambio, ya que apenas esta semana se había declarado listo para liberar unilateralmente a guerrilleros encarcelados, como gesto de "buena voluntad" para que la insurgencia, a su vez, dejara en libertad a todos los plagiados.

Pero el jueves la guerrilla rechazó esa iniciativa. "No queremos hacer el juego a Uribe hablando de su farsa sobre la liberación de 300 guerrilleros", señaló Raúl Reyes, número dos de las FARC.

Los estadunidenses Marc Gonsalves, Thomas Howes y Heith Stansell fueron capturados por el grupo guerrillero activo más antiguo del hemisferio en febrero de 2003, cuando la avioneta en que cumplían una misión antidrogas fue derribada por los rebeldes en el departamento del Caquetá.

En tanto, la fiscalía colombiana ordenó este día la captura de Jorge Briceño Suárez, Mono Jojoy, uno de los líderes de las FARC, por el secuestro hace más de cinco años de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y su asesora Clara Rojas.

Además, el canciller colombiano Fernando Araujo -quien escapó en diciembre pasado de las FARC, después de seis años de cautiverio- también recomendó hoy a todos los rehenes de la insurgencia que escapen "en cuando tengan oportunidad", tal como hizo él y hace unos días el suboficial Pinchao.

"Que se entere Francia que a Ingrid Betancourt no la tienen con comodidades de cinco estrellas, sino con sufrimientos de esclavitud. No conocen la historia de la humanidad unos verdugos como estos, no la conocen", aseguró Uribe, en referencia a comentarios de Pinchao de haber visto en malas condiciones a sus compañeros de cautiverio antes de escapar.

Francia, que ha presionado a Uribe para que busque un acuerdo con las FARC que permita la liberación de Betancourt -quien tiene nacionalidad de ese país y colombiana-, reafirmó su oposición a una acción militar para liberar a los rehenes, al considerar que se pondría en riesgo sus vidas, como ocurrió en mayo de 2003 durante un fallido operativo de rescate, cuando fallecieron un gobernador, un ex ministro de Defensa y ocho militares.

Desde París no sólo la cancillería francesa se manifestó en contra de esa medida de fuerza, sino también los familiares de Betancourt, cuyos hijos viven en Francia. La hija del primer matrimonio de la política colombiana, Melanie, se reunió este viernes con el presidente francés Nicolas Sarkozy, quien se comprometió a obtener la liberación de ésta.

"Por favor, no al rescate militar. Se los suplico. Ya ellos están advertidos, y el mismo suboficial Pinchao lo dijo: si van por Ingrid, no sólo van a matar a ella, sino también a los demás plagiados", expresó Juan Carlos Lecompte, esposo de Betancourt.

Llama AMLO a impedir que se cierre pesquisa del caso Ascensión Rosario

Acusa a la CNDH y a los gobiernos federal y veracruzano de actuar "mafiosamente"

El tabasqueño no pudo reunirse con los deudos de la indígena en su gira por Zongolica

ANDRES T. MORALES

Zongolica, Ver., 18 de mayo. El gobierno federal, las autoridades de Veracruz y la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) "actuaron mafiosamente" en el caso de la indígena Ernestina Ascensión Rosario para encubrir al Ejército, prostituyendo la aplicación de la justicia, acusó el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, quien llamó a rechazar el veredicto y a no dejar que la investigación se cierre.

El ex jefe de Gobierno del Distrito Federal reveló que se reunió con autoridades indígenas y municipales de Soledad Atzompa, quienes conocieron de las declaraciones de Ascensión Rosario y de sus condiciones físicas luego de que fue localizada moribunda en un paraje de la comunidad de Tetlatzinga.

"Hablé personalmente con él (el alcalde de Soledad Atzompa, Javier Pérez Pascuaza), porque me interesaba ese asunto. Le dije: 'a ver, aquí en corto, tú, como presidente municipal, en honor a la verdad, ¿hubo o no violación de la señora?' La respuesta fue, 'sí, sí hubo violación'", comentó.

Este hecho también fue constatado por la Procuraduría General de Justicia de Veracruz, los médicos legistas y el mismo gobernador Fidel Herrera, que aseguraban que sí hubo violación y homicidio. "Entonces, ¿qué fue lo que sucedió? Fue algo indignante, que da vergüenza.

"Ya estuvo bien que nada más se castigue al que no tiene con qué comprar la inocencia y a los que cometen delitos, a los que pertenecen a la mafia de la política que gocen siempre de impunidad", dijo al continuar su gira por el estado.

En un pronunciamiento emitido en el parque central de Zongolica, que fue repetido en los municipios de Mixtla de Altamirano, Texhuacán, Los Reyes y Tequila, también en la sierra nahua, el tabasqueño pidió no permitir más violencia contra las mujeres, "ni contra una aristócrata ni contra una pobre e indígena".

La justicia, manipulada por una camarilla

Aseguró que el caso de la anciana de Soledad Atzompa, presuntamente atacada sexualmente por soldados y que falleció el 26 de febrero, demostró que la justicia es manipulada por una "camarilla, un grupo de unos cuantos que se han apoderado del país y se creen amos y señores de México".

Para encubrir a los responsables de la agresión, todos los funcionarios e instituciones se doblegaron ante el dicho de Felipe Calderón Hinojosa, quien atribuyó el deceso a una gastritis crónica no atendida.

"A partir de esa declaración, todos se fueron alineando; es lamentable la actuación del presidente de la CNDH (José Luis Soberanes), como también últimamente ha sido muy lamentable la actitud de Fidel Herrera, gobernador de este estado, quien se dobló, se quedó callado, en vez de defender a una veracruzana ante una violación, ante un ultraje, se subordinó al presidente espurio", agregó.

Si las instancias oficiales han cerrado el caso y le apuestan al olvido, la sociedad no debe permitirlo, pues la familia nunca ha desmentido públicamente que la señora Ernestina Ascensión no haya sido atacada por los soldados. Al contrario, en declaraciones ministeriales lo afirmaron, aunque ahora estén acotados.

"Han sostenido que hubo una violación, no pudieron mentir porque este tipo de declaración la hicieron porque así fue; los hijos no van a inventar que su madre fue violada, no van a inventar un hecho que puede ser vergonzante para la familia. Los que mienten son otros", dijo.

Aunque de manera extraoficial se anunció que López Obrador buscaría reunirse con los hijos de Ernestina Ascensión Rosario durante su recorrido por la sierra de Zongolica, la ayudantía no pudo hacer contacto con los deudos, en apariencia cercados informativamente a petición del gobierno estatal.

-Dicen que la familia ya se vendió, que recibió dinero del gobierno -le señalaron los reporteros.

-No puedo decir eso, y si recibieron apoyos tal vez sí, porque así están acostumbrados Fidel Herrera y Felipe Calderón, a actuar de esa manera, la de querer resolver todo con dinero.

Riesgo de enfrentamiento con soldados

Pobladores de Soledad Atzompa y de localidades aledañas advirtieron del riesgo de un enfrentamiento o una gresca si elementos del Ejército retornan a estas comunidades. La opinión generalizada en la serranía es que "no hubo castigo para quienes mataron a Ernestina".

Marcelo Tehuipe y Juana Tepole, quienes habitan en los municipios de Soledad Atzompa y Tequila, aseguraron que "la gente está enojada, más que asustada, y le puede dar un escarmiento a los soldados".

El subagente municipal de Tetlatzinga, Rosendo Antonio Dolores, recordó que el pasado 26 de febrero, cuando corrió la noticia de la muerte de la anciana, unos 5 mil indígenas se congregaron con la finalidad de enfrentar a los militares.

"Y hasta tuvo que venir el señor gobernador para evitar que se desataran los trancazos; ahora, con todo esto, quién sabe qué vaya a pasar", expresó.


Rescatar la vergüenza que nos queda

Miguel Concha

Hoy se cumplen 15 meses de la tragedia de Pasta de Conchos. Llamada de alarma para recopilar algunos de los hechos más bochornosos en torno a la justicia por ese dramático acontecimiento, y no permitir que permanezca la impunidad, la corrupción y el tráfico de influencias.

El 15 de noviembre de 2006 algunas de las viudas de los mineros sacrificados solicitaron al titular del órgano interno de control de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), acceso al expediente en el que se estaba investigando la responsabilidad de los servidores públicos. El 30 de noviembre se les responde que éste es "confidencial", y que ellas, las viudas, no tienen "interés jurídico".

El 20 de diciembre se promueve un juicio de amparo, y el 23 de enero de 2007 el juez les entrega las mil 365 copias certificadas de la investigación. Sin embargo, ¡oh cumplimiento de las resoluciones judiciales!, el expediente fue entregado incompleto. El mismo juez tuvo que reordenar a la STPS que entregara la documentación faltante. Pocos días antes de que se cumpliera el año de la tragedia, autoridades de la STPS, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del gobierno de Coahuila presionaron y mintieron a las familias para obligarlas a firmar cuanto antes su demanda de pensión por viudez, y por segunda vez el Ministerio Público de ese estado elaboró por su cuenta las actas de defunción de los 63 trabajadores que siguen atrapados en la mina, determinando él mismo las causas de su muerte. El 28 de febrero de este año el Equipo Nacional de Pastoral Laboral, de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, presentó su primer informe "Por una cuerda de vida para los mineros del carbón. Pasta de Conchos: una tragedia que debió evitarse". En él se explica y prueba lo que familias y trabajadores dijeron siempre: la explosión en Pasta de Conchos no fue un accidente, sino el resultado de la ambición y la negligencia de la empresa Industrial Minera México (IMMSA), la contratista General de Hulla, la STPS, el IMSS, la Secretaría de Economía y el sindicato.

El 16 de marzo de 2007 la Procuraduría General de Justicia de Coahuila solicitó al juez de primera instancia en materia penal del Distrito de Sabinas la consignación de cinco empleados de la empresa, en los que se incluyó al gerente de la mina y al director de IMMSA, responsabilizándolos de obligaciones patronales, aunque, ¡oh vigencia del estado de derecho!, sin ser ellos los patrones. Se les acusa de homicidio culposo, lo que casualmente significa en Coahuila poder salir libre bajo fianza, y aunque el Ministerio Público exigió la "reparación del daño", la empresa, adjudicándose la representación de sus empleados, depositó la formidable cantidad de 180 mil pesos para cada una de las 65 familias. Sin haberse dictado sentencia condenatoria, ¡oh privilegios de la justicia!, y sin haber pisado la cárcel ninguno de los imputados, el expediente se fue al archivo como asunto concluido. Y nuevamente se presiona a las familias, diciéndoles, con base en no se sabe qué disposiciones jurídicas, que tienen un mes para cobrar sus 180 mil pesos, o los pierden. ¡Viva el estado de derecho!

Con fundamento en un dictamen sin valor científico sobre las condiciones de la mina, pagado después por la propia empresa, el pasado miércoles 4 de abril la empresa determinó que se suspendía el rescate de los 63 cuerpos de los trabajadores que continúan atrapados en su mina, y anunció al mes siguiente que dejaría de pagar a las familias el triple salario que se había comprometido a entregar, hasta que las indemnizaciones y pensiones fueran entregadas a las familias. ¿Por qué tanta prisa? Aparte de ahorrarse lo que para ella no son sino unos cuantos centavos, ¿no estará queriendo ocultar pruebas que esclarezcan su responsabilidad? Entre los documentos que la contraloría interna de la STPS escondió, está la resolución con comparecencia (N.C. 043/06), con motivo del emplazamiento que la Delegación Federal del Trabajo en Coahuila le hizo a IMMSA el 26 de mayo de 2006, y en la que "no se le otorga valor" a las documentales que presentó, porque "fueron elaboradas posteriormente".

Afirma además que "la empresa dejó de observar principios de seguridad e higiene con que debe contar todo centro de trabajo, lo que se considera como faltas graves, al incumplir dispositivos legales de observancia permanente". Califica también como "intencional" su conducta, "porque ha sido reincidente, ya que no dio cumplimiento a las disposiciones de seguridad e higiene que fijan las leyes y sus reglamentos". Sin embargo, al Consejo de Administración de IMMSA no se le han fincado responsabilidades, y entre junio y diciembre del año 2006 la Secretaría de Economía le entregó cinco nuevas concesiones para la explotación de carbón. En Pasta de Conchos están sepultados, junto con los restos de 63 mineros, sus esposas, madres, padres, hijos, hermanas, abuelos y amigos. Por lo que reiniciar de inmediato el rescate de los restos de los trabajadores sepultados en Pasta de Conchos, significa rescatar lo que de vergüenza nos queda.


La pantalla móvil

Ilán Semo

El juicio sobre la probable inconstitucionalidad de la ley Televisa, promovida por senadores de diversos partidos de la anterior legislatura desde el año 2006, en particular por Javier Corral (PAN) y Manuel Bartlett, ha entrado en la recta final. Hay indicios de que el debate entre los jueces podría ser transmitido por televisión. Sería lo más saludable y pedagógico. Observar las sesiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación permitiría a la ciudadanía hacerse de un juicio sobre los jueces, sobre su calidad argumental y discursiva -aunque ciertamente no sobre el funcionamiento profundo o invisible de la Corte. En la política mexicana, la distancia entre la retórica y las prácticas, entre lo que se dice y lo que se hace, es tan abismal que podría decirse que cada una pertenece a un planeta distinto. Pero el solo hecho de poder escuchar a los jueces revelaría una buena parte de su mundo y de la actual cultura jurídica que predomina en el país. La práctica de argumentar es, finalmente, el ejercicio básico de la democracia, un ejercicio que la Corte ha tenido que aprender, como la mayor parte del país, a trompicones, un poco a ciegas. No es fácil partir de un régimen en que el arte de la imposición lo era todo a otro, nuevo, que apenas empieza a descubrir que el arte de la disuasión cuenta.

Que sean senadores de diversos partidos, enfrentados a sus propias mayorías, los que impulsaron el juicio de inconstitucionalidad, es una realidad a la que tendremos que irnos acostumbrando. Cada vez más, los partidos políticos habrán de representar combinaciones aleatorias de individuos que pueden coincidir o disentir en el seno de sus propias organizaciones sin el afán de abandonarlas. Por lo visto, está quedando atrás la época en que los coordinadores de las fracciones del Senado o de la Cámara de Diputados se desempeñaban como caciques parlamentarios. Si la Corte se decide por el dictamen de inconstitucionalidad, también habrá reconocido esta nueva práctica, que convierte a la opinión individual de un representante en un sitio de soberanía, independientemente de su militancia partidaria. Un auténtico golpe a la mentalidad corporativa de las corrientes parlamentarias, que las convertía más que en fracciones en auténticas facciones políticas. No por ello, el Congreso se convertiría en una asamblea de individuos solitarios. Pero la lealtad al partido no debe ni puede, en un ambiente auténticamente plural, implicar la renuncia a la lealtad a la conciencia propia. Que un representante pueda disentir de su partido en asuntos específicos debe ser una parte sustancial y predecible de los equilibrios parlamentarios. Sólo así sería posible pasar de la época de las clientelas a la del consenso.

Hace algunos días el ex senador Javier Corral afirmó a La Jornada que la democracia mexicana se jugaba su destino en el dictamen que aguardaba a la ley sobre medios en la Suprema Corte de Justicia. Y no es difícil coincidir con él, si se observa la función que han desempeñado los medios electrónicos en el proceso que se inició a partir del año 2000.

En rigor, lo que cuenta hoy en la esfera política, ya no es representar o expresar el sentido de la mayor parte de la opinión pública, sino dirigir a la opinión publicada, controlar el espectro de emisiones. El abismo entre lo público y lo publicado, entre el sentido común y la opinión televisada, se ha vuelto tan radical, que es posible hablar de dos países: el del espectáculo y el del anonimato, entre el país de las pantallas y el país invisible. Y lo que manda en este orden es evidentemente el espectáculo.

La ley no sólo propicia la consolidación del monopolio sobre el mundo del signo, sino que propone dejarlo estrictamente en manos de dos empresas que han ido anulando -y que seguirán anulando- cualquier versión de un régimen efectivamente plural.

Es preciso recordar que la formación de la opinión ciudadana, es decir, lo que un ciudadano opina sobre el quehacer cotidiano, pasa inevitablemente por la logística de los medios electrónicos. Y esa logística se decide hoy en los ambientes de una franja conservadora, decidida a gobernar sobre políticas de la parálisis, una franja ínfima si se le compara con el espectro de corrientes que componen la factoría de las mentalidades públicas.

Pero en la disputa por el sentido de las pantallas, el problema central radica no en las empresas televisivas sino en el núcleo duro de la actual sociedad política, cuya energía se concentra no en acabar con ese imperio sobre el mundo del signo, sino en hacerse de sus favores. Los tres partidos luchan hoy por ser los "elegidos" de las televisoras, no por terminar con su imperio.

La Suprema Corte de Justicia de la Nación puede dar un giro radical a esta historia. Con tan sólo poner en duda un capítulo de la ley, el debate tendría que reabrirse en el Congreso, y con él la posibilidad de abrir las esclusas a esa sociedad invisible, atrapada hoy en la monotonía hermenéutica que aprisiona la imaginación del país en los predecibles mensajes de un subcuerpo político que, al parecer, lo único que logra producir es una homologación incesante entre el ejercicio de gobernar y el de intimidar.


Alba: del sueño a la realidad

Emir Sader

Cuando en diciembre de 2004 Fidel Castro y Hugo Chávez lanzaron la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), la iniciativa parecía representar el marco institucional de los acuerdos que Cuba y Venezuela estaban desarrollando. Representaba el gran ejemplo del comercio justo -que pregonaba el Foro Social Mundial: cada país aporta lo que posee, petróleo venezolano, no a precios de mercado, pero recibiendo a cambio lo que solamente Cuba puede entregar: el mejor personal en salud pública, educación y deportes. Otros acuerdos -firmados en abril de 2005- anunciaban la disposición de integración estructural y estratégica entre los dos países, en la dirección del anticapitalismo y del socialismo del siglo XXI.

Un año después triunfó Evo Morales en Bolivia, y en abril de 2006 se adhirió a la Alba. En enero de 2007 fue el tiempo de Nicaragua, en el momento de la toma de posesión como presidente de Daniel Ortega.

La reunión efectuada en Venezuela -en las ciudades de Barquisimeto y Tinturero, en la provincia de Lara, en abril de este año- contó con la participación del presidente de Haití, René Preval, quien firmó varios acuerdos con los gobiernos ya adheridos a la Alba, y con la ministra de Relaciones Exteriores de Ecuador, María Fernanda Espinosa, pudiéndose decir que estos dos gobiernos están identificados con el espíritu de la alternativa y su adhesión es cuestión de poco tiempo.

¿Dónde se sitúa la Alba y qué la diferencia de otros proyectos de integración regional? La línea divisoria general que separa al continente no es aquella entre la supuesta "izquierda buena" e "izquierda mala". Esta es una visión de la derecha que busca dividir el campo progresista del continente para intentar cooptar a los gobiernos más moderados.

La línea divisoria fundamental es aquella que pasa entre los países que firmaron acuerdos de libre comercio con Estados Unidos -México, Chile, además de los procedimientos avanzados por Colombia y Perú-,que hipotecan su futuro y cualquier posibilidad de regular lo que suceda en sus países, en una relación realmente desigual entre la mayor potencia imperial del mundo y las naciones que privilegian la integración regional.

Entre éstos están los que, a pesar de esta opción, mantienen el modelo económico neoliberal -como Brasil, Argentina y Uruguay- y los que se sitúan fuera de éste -Venezuela, Cuba, Bolivia y Ecuador. Esta es una segunda división de las aguas, pero se da en el marco de un proceso de alianzas que genera un espacio no sólo de integración -centrado en el Mercosur-, sino que, más allá de eso, contribuye a un mundo multipolar que adelgaza la hegemonía de Estados Unidos.

Este proceso se da en América Latina porque el continente había sido laboratorio privado de las experiencias neoliberales, de lo cual se viven actualmente los peores efectos. Aquí nace el neoliberalismo y esta fue la región en que más se extendieron sus experiencias, así como fue aquí donde se dieron de manera más concentradas sus crisis: México 1994, Brasil 1999, Argentina 2002.

América Latina se volvió el hilo más delgado de la cadena imperialista, por la combinación de varios factores:

-El agotamiento del modelo neoliberal.

-El fracaso y aislamiento de la política del gobierno de Bush en el continente.

-La fuerza acumulada por la resistencia, especialmente de los movimientos sociales en la lucha contra el neoliberalismo.

-El surgimiento de liderazgos y fuerzas políticas que catalizaron esos factores para promover rupturas con los TLC y con el imperialismo.

La hegemonía de poder en el mundo se articula actualmente en torno a tres grandes monopolios:

-El poder de las armas.

-El poder del dinero.

-El poder de la palabra.

Los procesos de integración regional trabajan en la perspectiva de un mundo multipolar, colocando trabas a la hegemonía imperial estadunidense. Los países que rompieron con el neoliberalismo se enfrentan al reino del dinero. Las iniciativas de la prensa alternativa -dentro de las cuales, Telesur es el ejemplo más conocido- trabajan por la democratización de los medios. No hay ninguna otra región del mundo que presente todas estas características.

Después de muchos años de resistencia al neoliberalismo, en que los movimientos sociales fueron los principales protagonistas, se conquistó este derecho, una vez agotado el modelo neoliberal, y pasar a las fases de lucha por una hegemonía alternativa, por gobiernos posneoliberales. El neoliberalismo aún continúa siendo predominante en el continente: baste decir que sigue vigente en países como México, Brasil, Argentina, Colombia, Chile y Uruguay, entre otros. Las sucesivas rupturas se dieron en las zonas de menor resistencia, con menor centralización en el continente, donde el capitalismo neoliberal se había consolidado menos: Venezuela, Bolivia y Ecuador. Las mismas características pueden ser aplicadas a Nicaragua y Haití, además de aquel país que había roto hace décadas con el capitalismo: Cuba.

En la reunión efectuada en Venezuela fue creado un Consejo de Movimientos Sociales, integrado a la estructura de la Alba, que cuenta también con un consejo de presidentes y un consejo de ministros. Los movimientos sociales de cada país del continente discutirán acerca de todos los temas que deseen incluir en la agenda de debates para la construcción de una América Latina posneoliberal, definiendo sus formas concretas de participación en una reunión previa al próximo encuentro de presidentes, previsto en principio para diciembre, en Bolivia o en Cuba.

Sumando a esos países y a los movimientos sociales, la Alba se convirtió en un nuevo horizonte histórico de América Latina y el Caribe, a partir del cual todas las fuerzas progresistas tienen que pensar su identidad, sus objetivos y sus formas de acción. Se constituye en un ejemplo de modelo de aplicación del "comercio justo", de la solidaridad y de la cooperación. Un espacio alternativo al libre comercio, al dominio del mercado, revelando concretamente cómo es el intercambio entre necesidades y posibilidades, mediante el cual se termina con el analfabetismo, se fortalece la agricultura familiar y la seguridad alimentaria, se reintegra el poder de decidir a millones de personas. En suma, donde se colocan las necesidades de la población por encima de los mecanismos de mercado y de la acumulación de capital.

Vivimos un periodo marcado por el paso del modelo capitalista regulador al neoliberalismo y del mundo bipolar al unipolar, bajo la hegemonía imperial de Estados Unidos. En América Latina se decide gran parte del futuro del mundo en el nuevo siglo y la Alba es el espacio más avanzado de esa lucha.

Traducción: Ruben Montedónico

Romper la inercia con un pas de deux/ III

Gustavo Gordillo

El tema central del momento es la seguridad pública. Es una dramática paradoja que en un país con una presencia insultante de todo tipo de monopolios, el único que verdaderamente importa para la seguridad ciudadana, el monopolio en el uso legítimo de la violencia, está siendo sistemáticamente erosionado. ¿Cómo enfrentar la violencia criminal? Desde una perspectiva represiva era inevitable el uso del Ejército mexicano para confrontar al crimen organizado, dado el total deterioro de los órganos policiacos. Todos también sabemos que es insuficiente. Se requiere cambios fundamentales en la prevención de los delitos y en la procuración de la justicia. El ámbito mismo de la represión al crimen organizado reclama transformaciones sustanciales. El gobierno del presidente Calderón decidió hacer de la seguridad pública el eje central de su gobierno. Es, sin duda, una de las demandas más sentidas de los ciudadados. Pero el despliegue de fuerzas concentrándose en diversos puntos del país ha generado una reacción en cadena de las redes del crimen organizado que se despliegan a lo largo y ancho del país.

Vasos incomunicantes. Mientras tanto instancias decisivas del Estado y de la sociedad, como el Congreso, el Poder Judicial, los partidos políticos, los gremios, se desempeñan en otros ámbitos separados al menos discursivamente del tema central de la inseguridad pública. No es que no sean importantes y en algunos casos cruciales las cuestiones que se discuten. Tomemos la discusión clave en la Suprema Corte de Justicia sobre la llamada ley Televisa o el complejo proceso iniciado desde el Senado sobre la reforma del Estado. Pero no se encuentra una perspectiva articuladora. Los partidos políticos siguen volcados hacia adentro sin poder atinarle a la fórmula que permita convivir a diversas sensibilidades bajo un mismo techo. El inicio de la temporada electoral con las elecciones en Yucatán es un mal presagio de lo que puede ocurrir si los actores políticos rehuyen el veredicto de las urnas y el arbitraje externo.

Pero lo decisivo es la fragmentación del espacio público. Esas diferentes esferas de discusión y deliberación no se conectan entre sí. La causa de estos vasos no comunicantes la encuentro en las características de la actual coyuntura. No existe ninguna fuerza claramente mayoritaria en la escena política ni tampoco ninguna fuerza hegemónica en el terreno discursivo. En el terreno político, los tres partidos principales al no contar con una mayoría clara ni en las instituciones representativas ni en el ámbito de la sociedad -sea opinión pública, sea expresiones sociales- tienden simplemente a contrarrestarse. La inercia además se ve alimentada por la fantasía que en 2009 alguien tendrá una amplia mayoría para gobernar desde el Ejecutivo o desde el Congreso. Yo veo en cambio un escenario de decadencia administrada.

¿Cómo sortear esa inercia, cómo romper la parálisis? A partir de una iniciativa política que sea capaz por su propia naturaleza de articular instancias fragmentadas y de establecer puentes de vinculación. Para mí esa iniciativa es una reforma hacendaria no economicista. Con esto quiero decir una reforma económica conciente, y más bien deliberadamente construida por sus consecuencias políticas y no sólo económicas.

Cinco componentes de la reforma. Primero, un cambio del régimen fiscal de Pemex. para evitar que se siga deteriorando la empresa nacional y para establecer un fondo anti-cíclico que garantice el mantenimiento de un cierto ritmo de inversión pública cuando la economía presente signos de decaimiento como actualmente. A cambio, Pemex en consulta con los ciudadanos y sus distintas expresiones políticas, presentaría al Congreso de la Unión en un año una propuesta de reforma energética; es decir, más allá de la empresa misma. Esto permitiría que en 2008 se abordara con amplitud la deliberación en torno a la reforma energética. Además esto obligaría a realizar una real reforma fiscal. Segundo elemento. Desaparición del régimen consolidado y un impuesto a las ganancias en la bolsa. A cambio de esta mayor recaudación a los más ricos el incremento de estos impuestos se canalizarían preferentemente a dos ámbitos. Un sistema de transferencias directas a la población similar al llamado ingreso mínimo ciudadano y a reforzar el sistema de seguridad pública. Los legisladores establecerían el compromiso de presentar en un año una propuesta sobre el IVA y sobre la administración del sistema tributario. Tercero, creación de un sistema de monitoreo ciudadano permanente al ejercicio del gasto público tanto en el ámbito federal como en los estado desde las cámaras de Diputados, pero con intervención de organizaciones ciudadanas. Cuarto, una propuesta del Ejecutivo de transformación en la composición del gasto programable incluyendo una reducción de los sueldos a funcionarios como parte de una racionalización programada y razonable del gasto corriente, así como un clara prioridad a la inversión, sobre todo en infraestructura. El punto central, empero, sería la transformación paulatina de diversos programas de combate a la pobreza de carácter focalizado como Oportunidades, por un sistema universal de transferencias directas. Y quinto, una propuesta consensada de los partidos políticos para reducir sustancialmente el gasto en la política. Lo mismo se esperaría que hiciera el Poder Judicial y los congresos locales.

Este paquete tiene dos características. Cada elemento sostiene al otro y, cada elemento da origen a un proceso de reformas en ámbitos distintos: energético, fiscal, electoral, participación ciudadana. Los efectos políticos buscados son tres. Establecer puentes para rearticular el espacio público. Un mecanismo de pesos y contrapesos en las ganancias y pérdidas de distintos actores. Una lección ejemplar hacia la ciudadanía de reforma de las clases dirigentes sobre todo por el peso de la opinión publica. Rompería la inercia y abriría un amplio campo a la competencia y a la innovación institucional

¿Es esto inviable? Puede ser. Pero menos realista para todos los actores políticos y económicos relevantes del país es que sigan creyendo que el país puede aguantar más tiempo en la parálisis sin desarticularse severamente.

ISSSTE: la "reforma" no persuadió

Gustavo Leal F.*

Si Calderón y sus tecnócratas hacendarios calcularon un gran impacto con su inconsulta e impuesta "reforma" al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), muy pronto las reacciones los volvieron a la cruda realidad y los forzaron a ajustar sus expectativas a la baja.

Después de que Francisco Gil Díaz y su equipo foxista (el subsecretario Alonso García Tamés, hoy en Banobras; José Antonio González Anaya, director general de Seguros y Valores, hoy responsable de la Unidad de Coordinación de las Entidades Federativas en Hacienda, así como el subgobernador del Banco de México, Everardo Elizondo; Javier Beristáin Iturbide desde la Afore XXI, y Pedro Vázquez Colmenares, subdirector general de Finanzas del ISSSTE con Fox y ahora subdirector general de Prestaciones Económicas, Sociales y Culturales) repitieran hasta el cansancio que resultaba insostenible la presión sobre las finanzas públicas por el déficit actuarial y el flujo de caja del instituto, el calderonista Agustín Carstens desembarcó en Hacienda declarando al ritmo de la misma melodía.

Apenas desempacando los bártulos que lo acompañaron en Washington DC como alto jerarca del FMI, Carstens sostuvo que una de sus "preocupaciones" era la "presión" fiscal que representa el sistema de pensiones: "si uno toma en cuenta la deuda, los pasivos contingentes que tiene el gobierno a través del sistema de pensiones, pues sí, es una deuda que hay que tomar muy en serio. Preocupa para el largo plazo y por lo mismo tenemos todavía tiempo de enfrentarla pero hay que empezar a hacerlo ya".

El siguiente paso de Carstens fue emblemático: siguiendo "instrucciones" de Calderón, pactó con Elba Esther Gordillo la "reforma" del ISSSTE "al margen del Congreso, porque el ISSSTE es del magisterio", como reconociera ella misma (Reforma, 21.3) y ratificara su cercano operador, Rosendo Galíndez (El Universal 22.3).

Pero los impactos que tanto acariciaban Calderón y su tecnocracia transexenal nunca llegaron. Y los que lo hicieron no les resultaron especialmente alentadores. Impuesta la "reforma", la calificadora Moody's observó que la aprobación era "buena", pero no suficiente para que la calificación de la deuda de México "sea revisada al alza". Por su parte, Standard & Poor's puntualizó: "puede ser útil para la clasificación de deuda soberana BBB, pero la perspectiva sigue sin cambios en estable". La más entusiasta, Fitch Ratings, revisó al alza la perspectiva de la calificación crediticia, después de lo cual Roberto Galván, de la consultora Vanguardia Investment, tildó de guerra sucia la opinión de Fitch para "presionar" a que otras calificadoras "hagan lo mismo" y cuestionó que "la calificadora con menor prestigio y número de clientes -de las tres más importantes que operan a escala mundial- haya sido la que elevara la calificación para México y que el gobierno haga tanta perorata con ello, cuando con la reforma al ISSSTE sólo los grandes corporativos resultarán beneficiados".

Las cosas no pararon ahí. Sólo 20 días después de la promulgación de la inconsulta nueva Ley del ISSSTE, la calificadora Moody's manifestó que le resultaba "extraño" que la aprobación de la reforma del ISSSTE no tuviera "una mayor aceptación social" y sugirió algunos "requisitos" para la "aprobación" de otras reformas calderonistas. En primer término, sostuvo, debe cursarse "un trabajo político de mayor calidad" porque "un mayor consenso social" en torno a las reformas necesariamente demanda "tres ingredientes fundamentales" por parte del gobierno: mejor poder de convencimiento, mayor sensibilidad política y social, así como un intenso trabajo de promoción y comunicación de sus "beneficios" a toda la sociedad. Días después, Merrill Lynch agregó -con timidez- que la medida es "positiva para la solvencia fiscal".

Y ello a pesar del manifiesto apoyo que, en diferentes momentos, le anticiparon a la "reforma" legisladores panistas y priístas de la LX Legislatura, el Banco Mundial, BID, Concamin, Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), MetLife, DIF (con Ana Rosa Payán) y hasta el SNTISSSTE, quien estableció (en diciembre de 2006) que estaba dispuesto a analizar una posible modificación de algunos parámetros del régimen de jubilaciones y pensiones de sus trabajadores, siempre y cuando la reforma fuera integral e incorporara un nuevo esquema financiero para que el gobierno federal aportara al ISSSTE como lo hace al IMSS desde hace una década.

Entonces Miguel Angel Yunes se vio forzado a salir al quite. Reunido con corresponsales extranjeros -y con actitud de gran conocedor del asunto- afirmó que el gobierno mexicano prevé reducir, en un año, el déficit público de 2.9 a 2.4 por ciento del PIB con el "nuevo" régimen de jubilaciones y pensiones basado en cuentas individuales porque, de continuar el antiguo sistema, se "estimaba" que en 2015 el gobierno "no podría" pagar las pensiones. Mientras, Calderón insistía en que su "reforma" inconsulta e impuesta valía ¡26 por ciento del PIB!

Y ello sin siquiera entrar a considerar aún que el costo fiscal del periodo de transición de la "reforma" -finalmente visible- ya anuncia que saldrá mucho más cara que la operación inercial de la ley abrogada (1983) por Calderón gracias a su "mayoría aritmética".

Técnicamente muerta, cara, socialmente insensible e incapaz de persuadir, la "reforma" calderonista se dirige directamente al fracaso y habrá que reformarla urgentemente junto con su horrorosa gemela: la que Zedillo impuso al IMSS en 1995. Dado que él la impuso, ¿cuándo ordenará Calderón que sus tecnócratas transexenales inicien los estudios para reformarla? ¡Mientras más pronto mejor!

*Universidad Autónoma Metropolitana - Xochimilco

Alerta en La Parota

Paulina Fernández

Sin aviso ni permiso, en 2003 la Comisión Federal de Electricidad ya había iniciado los trabajos de construcción del proyecto hidroeléctrico La Parota en terrenos de la comunidad de Cacahuatepec. Obligada por los comuneros de la zona a consultar a la población, la CFE buscó, por diferentes vías, que se aprobara la expropiación de esas tierras, pero el resultado le fue adverso: el 17 de octubre de 2006 el Tribunal Unitario Agrario otorgó las medidas cautelares al núcleo agrario de Cacahuatepec y ordenó a la CFE abstenerse de ingresar a esa zona de conflicto para realizar cualquier obra, mientras no se emitiera una sentencia definitiva sobre el juicio de nulidad que había interpuesto el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositoras a la Presa La Parota (Cecop) para que se declarara nula la asamblea de comuneros celebrada el 23 de agosto de 2005 (Reforma, 22/03/07).

Para este domingo 20 de mayo se ha convocado a una asamblea general de comuneros del núcleo agrario de Cacahuatepec, municipio de Acapulco, Guerrero. Es el segundo intento en este mes que hace el Comisariado de Bienes Comunales de este lugar para despejar el camino al proyecto hidroeléctrico La Parota. Hay indicios de que la CFE y el gobierno del estado están interesados en resolver en esta ocasión, de manera definitiva y en su favor el conflicto para reiniciar de inmediato la construcción de la presa. Diversos antecedentes obligan a pensar que al lugar de la asamblea, en el poblado de El Bejuco, llegarán las autoridades convocantes acompañadas de miles de personas, apoyadas por fuerzas policiacas estatales.

Ya en el año 2006 el Cecop tuvo que interponer juicios agrarios con el fin de anular las cuatro asambleas en las que supuestamente se había aceptado la expropiación de las tierras. Las convocatorias a dichas asambleas fueron ilegales en tiempo, lugar, y forma, según lo establece la Ley Agraria y no respetaron los usos y costumbres de los pueblos; se pusieron en marcha mecanismos tradicionales de fraude, como hacer votar a los muertos y a los ausentes del país; comprar votos, retener identificaciones, y acarrear personas sin documento que acreditara la propiedad de una parcela. Asimismo, se recurrió a la fuerza pública para intimidar a la gente e impedir la entrada de los comuneros opositores, provocando con ello enfrentamientos violentos.

Para la CFE y los gobiernos federal y estatal, las asambleas son un molesto trámite que hay que cumplir y de paso aprovechar para darle un barniz legal a la imposición de sus proyectos, mientras que los comuneros, ejidatarios y población en general piden una auténtica consulta a las más de 100 mil personas que habitan las 21 comunidades que serían afectadas, directa e indirectamente, al inundarse 17 mil 300 hectáreas de tierras fértiles y productivas. Una denuncia recurrente y, sin duda, una de las irregularidades mayores de todo el proceso ha sido la falta de información. Varias fuentes afirman que la mayoría de los campesinos que podrían ser afectados por el proyecto no sabe qué pueblos van a ser inundados, dónde van a vivir los desplazados, con cuánto se les va a indemnizar. Es tal el desprecio que la CFE y el gobierno del estado han mostrado hacia el pueblo, que ni siquiera quienes han estado dispuestos a votar en favor de la presa cuentan con la información mínima, según explicaron a la prensa comuneros de Cacahuatepec que así justificaron su inasistencia a la asamblea del pasado 6 de mayo (El Sur de Acapulco, 07/05/07).

Con esas deficiencias previas, preocupa que no esté previsto, antes de cualquier votación, informar plenamente a los comuneros que asistan a la asamblea del próximo domingo, y sí en cambio se pretenda el acuerdo de la asamblea para todo lo que requiera el proyecto. Así, resulta muy significativo el punto ocho del orden del día, que dispone someter a consideración de la asamblea la autorización para que los integrantes del Comisariado de Bienes Comunales de Cacahuatepec celebren acuerdos de voluntades relativos a la ocupación previa de las tierras, destino de uso de suelo y los demás relacionados con el proyecto hidroeléctrico La Parota... Algo así como una carta poder en blanco, en medio de un conflicto que ha polarizado y enfrentado a los pueblos.

Las objeciones a La Parota sobre el río Papagayo también han sido expuestas por diversos organismos, destacadamente el Tribunal Latinoamericano del Agua, el cual declaró que este proyecto debe cancelarse, ya que no se demuestran los beneficios a la población local ni su contribución al desarrollo regional ni a la protección del medio ambiente y los recursos naturales. Pero esto no parece tener importancia frente a una obra que requiere mil millones de dólares para empezar; sin duda, una buena fuente de negocios a la que la CFE y el gobierno de Guerrero no quieren renunciar. Y esta sinrazón es suficiente para una prolongada alerta.

Ganan los mismos de siempre

Carlos Fernández-Vega

Hombres de negocios siempre viven mejor

Contrasta esplendor de la bolsa con el raquítico crecimiento económico

Conocido el maravilloso resultado trimestral de la poderosa economía nacional, y ya con los nocivos efectos de la desaceleración estadunidense sobre sus cabezas, los felices mexicanos pueden estar tranquilos: tienen boleto directo al nirvana prometido en campaña, o lo que es lo mismo van que vuelan a eso que Felipe Calderón llama "para que vivamos mejor".

Pero hay de "éxitos" a éxitos, y mientras la mexicanada debe conformarse con un raquítico 2.6 por ciento de "crecimiento" en el primer trimestre de 2007 (que se suma a "incrementos" similares acumulados a lo largo de los últimos 25 años) y muchos discursos presidenciales sobre "la fortaleza de nuestra economía" y la "solidez de nuestras variables", la selecta casta especulativa se frota las manos con su 19 por ciento de incremento en utilidades promedio en cuatro meses y medio, medidas éstas con el índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores, indicador, dicho sea de paso, acaparado (más de 40 por ciento del total) por las empresas propiedad del ahora segundo multimillonario mundial y, en segundo plano, por otros cuantos barones, entre los que se cuenta el de los "abonos chiquitos".

Suficientes motivos tiene la casta especulativa para mantener la fiesta sin invitar a la pelusa y a su 2.6 por ciento. Apenas el jueves pasado celebraba su vigésima cuarta marca histórica en el índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores (sólo en lo que va de 2007), cuando ayer se aprestaba a festejar la vigésimo quinta, que se acumulan a los 61 récord registrados en 2006 y a otros más de años anteriores, éxito redondo que se traduce en 500 por ciento de aumento en las ganancias durante seis años ("cambio") y un trimestre (con "continuidad"). Todo, en un país con un promedio anual de "crecimiento" económico ligeramente superior a 2 por ciento, no muy distante de logros similares reportados por economías tan sólidas y pujantes como la haitiana.

Allá por diciembre de 2000, cuando el de la lengua larga y las ideas cortas se sentó en Los Pinos, el índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores reportaba un nivel cercano a los 6 mil 300 puntos; ayer, rondaba los 31 mil puntos 492 por ciento de incremento en el periodo, contra 2.3 por ciento de "crecimiento" promedio anual de nuestra H. economía, "más fuerte que nunca".

Durante el "cambio" prácticamente nada creció, salvo los discursos, la concentración del ingreso, las utilidades de la banca extranjera que se apoderó del sistema financiero que opera en el país, el desempleo, la expulsión de mano de obra y, desde luego, las ganancias bursátiles para la casta especulativa. Con la "renovación" en Los Pinos y "para que vivan mejor", la "continuidad" a esa casta le ha procurado unos cuantos centavos más: nada mal está 19 por ciento adicional a lo acumulado en el sexenio anterior en tan sólo cuatro meses y medio. Y lo que falta.

Todo está concentrado en este país, pero hay de concentraciones a concentraciones. El índice de precios y cotizaciones de la Bolsa Mexicana de Valores se compone de las empresas "más bursátiles", es decir, las que mayor presencia y operación cotidiana tienen en el mercado autóctono. No es para sorprender a nadie, pero alrededor de 43 por ciento del pastel se lo lleva (¡Sorpresa!) Carlos Slim (América Móvil, Telmex, Grupo Carso, Grupo Inbursa, IDEAL, etcétera); Lorenzo Zambrano (Cemex), Emilio Azcárraga Jean y sus fabricantes de sueños (Televisa), el amigo de los mineros Germán Larrea (Grupo México), Eugenio Garza Lagüera (FEMSA), la siempre pía familia Servitje (Bimbo), Ricardo Salinas Pliego (Tv Azteca, Electra), Alberto Bailleres (Peñoles, Palacio de Hierro), los herederos del diplomático Grupo Modelo, y, en fin, los mismos de siempre.

Lo sorprendente de todo lo anterior no es el grupo de "hombres de negocios" ni el pastel que se comen ni las fortunas que acumulan, pues ellos de siempre "viven mejor". Lo que sí resulta llamativo es, en una tradición de estancamiento y tantas otras muestras de que la economía mexicana "está mejor que nunca", el esplendor del oasis bursátil mexicano, en el que abreva menos del 0.3 por ciento de la población económicamente activa y el 0.13 por ciento de la población total.

Como hemos comentado en este espacio, el mercado bursátil mexicano es parte fundamental del "mágico" modelo económico concentrador. El número de empresas registradas en la BMV es por demás reducido, y el de "inversionistas", como les llaman, en extremo reducido. En cambio, las utilidades promedio -libres de impuestos, desde luego- crecen como la espuma y van por más.

Entonces, la "continuidad" debe reconsiderar su fallida estrategia "para que vivamos mejor", porque como van las cosas deberán transcurrir unos cuantos siglos para equilibrar la balanza. Así, podría, de una buena vez por todas, erradicar los ineficientes (aunque electoralmente muy productivos) programas sociales, ahorrarse los discursos de "solidez económica" e incorporar a los millones de mexicanos depauperados, y clase media que los acompañan, al mercado bursátil autóctono y en un santiamén erradicar la pobreza nacional.

Las rebanadas del pastel

En tiempos de campaña electoral él lo hacía todo, lo prometía todo, lo resolvía todo, con todo podía, pues. El solito, según su propio dicho, porque "soy muy entrón". Ya impuesto en Los Pinos, se lava las manos y deriva, porque, dice, la bronca es de la sociedad, "no es tarea sólo del Presidente". Es el nuevo "y yo por qué". Habrá que legislar para que los compromisos de campaña se cumplan, y si no que ni se acerquen al caldero. Con Fox fue más que suficiente.

¿Por qué Aspe?

Jaime Avilés

Un lector indignado envió la siguiente carta: "Con gran interés leo su columna publicada en el diario La Jornada en la edición del sábado 12 de mayo, y veo con sorpresa este párrafo. 'Por eso ha caído tan mal que en esta ciudad ejemplar, cuna del movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador, la ultraderecha panista haya sido capaz de meter un caballo de Troya hasta la oficina más importante de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal'. Y quisiera comentarle, señor periodista, que la cuna del movimiento de Andrés Manuel no es el Distrito Federal sino mi estado, Tabasco, en donde el ex candidato perredista buscó dos veces ser gobernador. Por eso, leo con tristeza cómo se trata de tergiversar la información, a menos que los habitantes del Distrito Federal quieran adoptar a AMLO como suyo, pero les recuerdo que es de Tabasco. Su servidor desde hace 12 años se dedica al oficio del periodismo, desempeñándose como reportero, y siempre ha criticado cuando hay que hacerlo, y en esta ocasión, señor Avilés, tengo que hacerlo con su columna. Me despido esperando no haberle causado un malestar al desviar su atención. Jorge Ceballos".

Estimado colega: en 1987, cuando Cuauhtémoc Cárdenas fundó el Frente Democrático Nacional, López Obrador formó la parte correspondiente en Tabasco. Allí nació, en efecto, un movimiento que en 1988 y 1994 apoyó la candidatura de AMLO al gobierno estatal, pero no lo convirtió en figura política nacional, pese a la resonancia de los dos éxodos que en 1991 y 1995 protagonizó junto a miles de tabasqueños. El país no lo conocía cuando en 1996 bloqueó unos pozos de Pemex, merced a lo cual, empero, meses más tarde ganó de calle la presidencia del PRD. En los hechos, sólo a raíz de su éxito apabullante al frente del Gobierno del Distrito Federal (GDF), Vicente Fox lo puso en los cuernos de la luna al tratar de encarcelarlo para impedir que participara en los comicios de 2006.

Sin la combinación de esos factores, AMLO jamás habría reunido a más de un millón de personas, venidas de todos los estados de la República para la histórica manifestación del 24 de abril de 2005. Luego pasó lo que pasó y mañana, domingo 20 de mayo de 2007, Andrés Manuel cumplirá seis meses de haber tomado posesión como presidente legítimo. A esta columna le gustaría presentar un balance de sus logros durante ese periodo, pero la verdad es que su visita a los casi 2 mil 500 municipios del país arroja pocos datos alentadores: el movimiento que lo apoya no se ha desbalagado y la campaña de credencialización que desarrollan tanto él como los miembros de su gabinete ha afiliado ya a más de 700 mil personas, lo que no es poca cosa, porque estamos hablando de una cantidad importante de hombres y mujeres que por libre decisión se han tomado la foto para que ésta figure en un rectángulo de plástico debajo de las palabras "gobierno legítimo".

La meta es que cuando termine esa gira, a principios de 2009, haya al menos 5 millones de personas afiliadas, dijo el maestro Bernardo Bátiz durante la mesa redonda que el pasado lunes se efectuó en la Casa Lamm, con la destacada participación de Magdalena Gómez y el doctor Luis Javier Garrido, ante un gentío que desbordó el espacio destinado por ese centro cultural al público. Incrustado inexplicablemente entre esos distinguidos panelistas, el autor de esta columna sabatina señaló que pronto, en los días venideros, habrá que hacer otros balances. Uno, obligatorio, al que este espacio no le concederá una línea, será el relativo a los primeros seis meses del gobierno espurio, cuyos desastrosos errores han cubierto de sangre al país, golpeado con saña el bolsillo de los consumidores, destruido importantes conquistas laborales y cerrado más y más los caminos de la democracia, en lo que alguien ha descrito como la resurrección de Francisco Franco en México.

El otro balance, al que Desfiladero, en cambio, sí le quiere entrar, es el referido a los primeros seis meses de la administración de Marcelo Ebrard, en los que éste dio dos golpes muy espectaculares al expropiar terrenos que estaban en manos del hampa, uno en Tepito, otro en Iztapalapa. Con esto, el sucesor de Alejandro Encinas obtuvo el aplauso de los conservadores, quizá porque la medida había sido propuesta en 2003 por el PAN. En el otro lado de la moneda, Ebrard inauguró un programa social para garantizar que los niños que queden huérfanos puedan seguir estudiando hasta la universidad con una beca del GDF. Acciones como esas profundizan la línea trazada por López Obrador, que tuvo una simpática derivación en la idea de instalar playas artificiales en la ciudad de México, tales como las que desde hace años proporciona cada verano la alcaldía de París.

Por otra parte, Ebrard ha actuado con poca sensibilidad al retratarse como un mozalbete enamorado junto a su esposa, repitiendo usos y costumbres de la pareja presidencial, lo cual sugiere que o no tiene asesores de imagen o debe correrlos y conseguirse otros. Cuando un funcionario público no sabe lo que le cae mal a sus electores, las equivocaciones no sólo no se corrigen sino que aumentan y de repente se vuelven intolerables. Si el nombramiento de Rodolfo Félix Cárdenas levantó una ola de indignación porque el hombre, además de foxista, fue abogado de Ahumada (y ahora como procurador acaba de facilitar la excarcelación del ex empresario ex argentino), la reciente contratación de Pedro Aspe Armella, ex secretario de Hacienda de Carlos Salinas de Gortari como asesor de finanzas del GDF, ha encendido focos rojos de alarma.

Al hablar de esto el pasado lunes ante el público de la Casa Lamm, propuse que los que asistan a la manifestación del próximo uno de julio en el Zócalo, convocada por López Obrador para conmemorar el primer aniversario del fraude electoral, lleven radiografías viejas. Los chilangos ya nos desnudamos en ese lugar por razones artísticas porque no sólo no nos avergüenza mostrar nuestro cuerpo sino que nos alegra y enorgullece; es más, deberíamos hacerlo de nuevo, ahora para pedir la libertad inmediata de los líderes de Atenco, sentenciados a 67 años y medio de cárcel por haber bloqueado la carretera a Texcoco. Pero ante Marcelo Ebrard hay que exigir transparencia, porque no se está conduciendo con claridad y no sabemos si después de Aspe traerá a otros salinistas en activo.

En estos momentos, la radiografía simboliza la transparencia que requiere la política y la pesadumbre que embarga a los mexicanos debido al caos calderónico pero también a los seguidores de López Obrador por los tropiezos de Ebrard. Y como dijo Luis Javier Garrido en la Casa Lamm, "la sociedad tiene que volver a movilizarse con imaginación para luchar por sus derechos pero también para controlar a sus dirigentes". Así que, ya se sabe: hay que ponerse a buscar radiografías para el primero de julio. Y a propósito de otras cosas, quizá mucho más importantes en la vida, esta columna sabatina no contará el final de El violín. ¿Por qué habría de hacerlo?

jamastu@gmail.com

Las limitaciones de la reforma migratoria

Editorial

Ayer los senadores demócratas y republicanos llegaron a un acuerdo sobre un proyecto de reforma migratoria, el cual cuenta con el apoyo de la Casa Blanca. Aunque la iniciativa, sujeta todavía a debate en el Congreso estadunidense, prevé pasos concretos para supuestamente regularizar a unos 12 millones de trabajadores indocumentados, también incluye duras medidas de corte represivo y policiaco, que sólo pueden perjudicar a los migrantes y sus familias.

De acuerdo con el estudio South-South migration and remittances (Migración y remesas Sur-Sur), elaborado por el Banco Mundial, la frontera México-Estados Unidos es el mayor corredor migratorio del mundo, por el cual han circulado 11.5 millones de mexicanos en los últimos años. Este corredor se distingue de otros debido a su marcado carácter económico: se trata de un flujo de trabajadores en busca de empleo, mejores salarios y condiciones de vida dignas para ellos y sus familias, en contraste con los movimientos de personas desde países de Europa del este provocados por el derrumbe del bloque comunista, a principios de la década pasada, que a su vez derivó en la fragmentación de varios países y en el consiguiente traslado de poblaciones. Esta comparación refleja la magnitud de la corriente migratoria mexicana hacia territorio estadunidense.

A la luz de estos datos, el proyecto de reforma migratoria ofrece tan sólo avances limitados, como han señalado diputados de los partidos Revolucionario Institucional, de la Revolución Democrática y Acción Nacional.

El proyecto implica contratar 18 mil nuevos agentes para la Patrulla Fronteriza, construir 600 kilómetros de muro en la línea divisoria, otros 320 kilómetros de barreras móviles, edificar 70 torres de radar y dotar de recursos a las autoridades migratorias para que puedan detener a 27 mil 500 personas al día. Queda claro que estas medidas, más que ordenar el flujo migratorio y coadyuvar a la regularización de los indocumentados, pretenden dificultar y frenar el ingreso a Estados Unidos, un enfoque policiaco que ya ha probado su ineficacia: anteriores iniciativas similares no han logrado detener a los migrantes y han provocado que éstos busquen rutas alternativas más inhóspitas y peligrosas para adentrarse en suelo estadunidense, causando cientos de muertes al año.

Asimismo, el proyecto prevé aumentar las penas por ingresos ilegales y por portar documentos falsos, situación que criminaliza a los migrantes y en la que se encuentran miles de trabajadores, que de esta manera quedan fuera de los beneficios del plan. También se prevé imponer multas de 5 mil dólares para legalizar a los migrantes, proceso que tomará ocho años y que implica que el solicitante regrese a su país de origen para iniciar el trámite. Es evidente que miles de indocumentados no podrán cumplir con estas severas condiciones.

Estas limitantes ponen en evidencia que el proyecto, lejos de constituir una vía a obtener la ciudadanía, en realidad establece una ciudadanía restringida, ya que no regularizará al universo de 12 millones de mexicanos indocumentados y tampoco reducirá el flujo migratorio; únicamente apunta a cubrir la demanda estadunidense de mano de obra y a deshacerse del excedente, por lo que este problema seguirá vigente en las relaciones bilaterales.


Canarias

Los hombres de Marruecos son los más proclives tristemente a ser elegidos como dirigentes del Pueblo Canario: PP, PSOE, CO.CA, CCN y NC (nueva chaqueta) la mayoría han hecho campaña electoral a costa del martirizado pueblo saharaui y luego tienen excelente relaciones diplomáticas y comerciales con el gobierno criminal de Marruecos.

En la antigua Roma, Casso creó unas brigadas de bomberos, paralelamente creo otras de pirómanos, para incendiar las propiedades de valor, pero sus bomberos no actuaban hasta que los propietarios no accedían a venderle sus fincas a precio de saldo…

El pasado día 16 nos hablaban por TVE los cuatro principales jinetes de la poca leche, preocupadísimos por la agricultura en canarias, cuando han sido ellos los que la han enterrado, para beneficiar sus inversiones privadas en Marruecos.

Se crea el caos intencionadamente en la sanidad pública para enviar los pacientes a los mataderos privados (concertada le llaman) se promueve el fracaso escolar y se van a inaugurar un corral de burros en Tejeda.

Para mantener el negocio de la empresa privada que repatría a los emigrantes, paralelamente tiene que haber otra “empresa” que los traiga…

Hay que dar lugar a que desaparezcan las pocas zonas verdes naturales que existen en Canarias, para luego hacer campos de golf recalificación y parcelación de terrenos.

Que extraño que no nos dijeran, que ambas fuerzas políticas planean ampliar la edad de jubilación hasta los 70 años, tampoco nos hablaron de los más de setenta millones de euros que se van a gastar en la macro cárcel, ¿Será así como pretenden mejorar la calidad de la enseñanza pública?

No podemos creer que estos personajes siniestros hagan las cosas sin pensarla; lo que ocurre es que actúan de una manera muy pérfida, para causar el máximo daño posible se aprovechán del atraso cultural del Pueblo Canario y lo manipulan a través de sus parodias.

Cualquier persona sensata se da cuenta de que nos tratan como a villanos.

¡ Viva la cultura del cemento y el asfalto !

Tamarant

LUCHA POR LA PLURINOMINAL EN EL PRD CHIHUAHUENSE

Este año se celebran elecciones locales en Chihuahua, y en el PRD chihuahuense la manzana de la discordia ha sido hasta ahora el lugar uno de la lista plurinominal, lucha que a pesar de que los tiempos se le vienen encima al del sol azteca, no parece ver la luz al final del túnel, que esta vez si se le ha alargado a los interesados que por él transitan.
Unos de los personajes que busca quedarse con el número uno de la lista plurinominal, es Hortensia Aragón, adscrita a la corriente Foro Nuevo Sol que liderea Amalia García. La perredista actualmente ocupa la secretaría de Alianzas en el CEN nacional y está moviendo sus piezas con la influencia que ofrece el cargo para poder quedarse con la posición de diputada, sin embargo, fuentes cercanas a las cúpulas aseguran que Aragón Castillo no es ya del agrado de la Gobernadora García y que por eso busca un refugio en Chihuahua para retirarse, aunque su búsqueda va encaminada a una decisión de dedazo pues hace mucho que desecho el trabajo político estatal.
Vinculado a la exdiputada Aragón, pues el interés común hace alianzas, se encuentra Luis Adolfo Orozco, actual secretario del PRD en Chihuahua, sobre Orozco los militantes aseguran que no ha hecho nada por darle al PRD presencia en el estado, por el contrario, lo caracterizan como un personaje provocador que sólo ha causado escisiones y confrontaciones internas en el PRD. A pesar de que según los estatutos del PRD, no puede participar por ocupar actualmente un cargo de dirección en el partido, Luis Adolfo Orozco busca la candidatura a través de la gestión de diversas alianzas con personajes de corrientes distintas a la que él pertenece, planteando incluso que si no es posible el apoyo hacia él, al menos se impuse a su hermano, Víctor Orozco, lo que nos recuerda el apoyo que recibió la hermana de ambos, Esther Orozco para ser candidata a gobernadora, lo que le valió al partido desplomarse hasta el 5% de la votación.
Muy de la mano de Aragón y los Orozco está un personaje de proceder muy oscuro, Carlos Olivas Corral, alias “el carnation”, ha estado cerca de ambos perredistas para hacerse un huequito en esta pelea. Olivas Corral, a quién la propia Aragón Castillo presenta como su “brazo derecho en el estado”, hace vida partidaria en el sol azteca, pero fuentes muy confiables han asegurado que recibe una nómina nada despreciable del gobierno del estado, sólo por sus favores de informante. Pero parece que esto no le importa a los personajes perredistas, que sin duda ven en él otra manera de posicionar sus propios intereses.
Pero no todo en la batalla han sido negociaciones en lo oscurito, el pasado 3 de marzo se realizó una convención electiva en la que votaron los consejeros de todo el estado, sin embargo, la convocatoria que dio origen a esta convención fue impugnada ante la Comisión de Garantías y Vigilancia del partido. En tal ejercicio, Edna Lorena Fuerte González, obtuvo la mayoría de los votos para ocupar el lugar número uno de la lista plurinominal mientras que Héctor Barraza, actual presidente estatal, obtuvo el segundo lugar. Fuerte González ha sido públicamente acusada de varias acciones de presunta ilegalidad sin embargo, no se han aportado ningunas pruebas en este sentido, parece que la batalla es únicamente mediática, pues no se ha acudido a las instancias jurídicas del partido. Asimismo, se presume que de llegar Fuerte a la plurinominal la correlación de fuerzas dentro del PRD cambiaría hacia la ciudad fronteriza de Juárez de donde Fuerte es originaria lo que no conviene a muchos de los interlocutores perredistas con el gobierno estatal.
A pesar de haberse realizado la elección interna, dicha comisión invalidó el ejercicio, notificando seis días después de que éste se había concretado. Fuerte González impugno tal decisión ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; sin embargo la instancia federal decidió dejar que el PRD definiera de manera interna las candidaturas para el proceso local en Chihuahua.
Por su parte Héctor Barraza Chávez, está empeñado en quedarse con la posición para el congreso, aun que es conocido por todos que ha sido vinculado a diversos escándalos por uso inadecuado de recursos y por nepotismo, ya que el Ety tiene a gran parte de su familia “trabajando” para él dentro del Sol Azteca, como su hermanito menor, el regidor en Chihuahua Orlando Barraza Chávez y su hermana, la regidora en Namiquipa Sandra Barraza Chávez e incluso, despierta suspicacia que quiera nuevamente ser diputado local, ya que cuando lo fue promovió y aprobó todo lo que el exgobernador de Chihuahua Patricio Martínez planteaba al Congreso. Resulta curioso su también macado interés por la zona noroeste del estado, en donde se ha identificado la ruta de la droga que inicia desde Durango y pasa por la sierra. Y todo esto en medio del cuestionamiento por querer participar en la candidatura siendo él presidente del partido, con las consabidas influencias del puesto, no sólo en recursos y estructura, sino en relaciones e intereses.
Llama también la atención el interés que Víctor Quintana, hermano del rector de la universidad juarense Jorge Quintana, ha manifestado por la diputación pluri, pues si bien Quintana no es gente que maneje grandes bases, sí tiene algunos buenos amigos, como el hoy diputado Jaime García Chávez, que no ha dudado en dar su apoyo, pues necesita mantener sus amarres para el próximo congreso debido a que se presumen arreglos fuertes en lo oscurito y además el caso de “Aceros de Chihuahua” está que arde, el diputado Chávez necesitará mucha ayuda para librarse.
Así las cosas hasta este día… parece que el PRD está estirado en muchas manos.

Radiografía de la dominación en México

Radiografía de la dominación en México III y última

Escrito por Enrique Pineda[1]
martes, 15 mayo 2007

Las resistencias de abajo

Si la hierba arde es porque está seca
campesino de guerrero

El pacto de elites por el cual el cambio de régimen y la alternancia fueron posibles en México, ha constituido una relación central basada en la clase política. El proceso de reforma limitada que dio acceso al Estado a la derecha e izquierda institucionales abrió la puerta para incorporar a las elites políticas en ascenso y con ello asegurar la gobernabilidad. Sin embargo es un pacto inestable. En los próximos años, puede haber numerosos y nuevos reacomodos al interior de la clase política. Ninguna de ellas significa transformación alguna en México. La clase política ha entrado en una fase de estancamiento y decadencia, en un proceso autorreferencial que constituye una relación política “central” para medios, academia y poder económico.

Como hemos dicho, esta relación central está basada en el Estado liberal democrático cuyas fronteras NO incorporan a los de abajo ni construyen mediaciones importantes – como en el viejo Estado de bienestar- que domestiquen a los movimientos antisistémicos. Esto constituye una relación excluyente pero que goza de una legitimidad impresionante, sólo explicable por los enormes aparatos ideológicos de propaganda de las elites y de la academia dominante.

El poder y lo político desde esta visión – pactada entre las tres fuerzas políticas en la década de los noventa con distintos grados de cooperación – es una esfera estadocéntrica, nucleada en las representaciones partidarias, centralizada en la clase política. El monopolio de la decisión y del poder en una minoría ante los ojos de las mayorías se vuelve legítimo. Todo lo político DEBE desarrollarse al interior de este núcleo que goza de legalidad y legitimidad. Todo lo demás es secundario, poco relevante, o hasta ilegal y debe suprimirse, contenerse o ignorarse. Por ello, los movimientos antisistémicos han sido empujados hacia una relación periférica admitida por la izquierda partidaria, preconizada por los altos medios de comunicación, tolerada con beneplácito por el mercado y teorizada y legitimada por los intelectuales. Todos juntos miran hacia el núcleo de la dominación y toda la energía sistémica se centra en hablar, pactar, incidir, difundir, legitimar esta relación central dominante a la que le llaman normalidad democrática.

La clase política, autista y autorreferencial, que cree en el pacto liberal democrático percibe como su peor enemigo a la misma clase política, y no a los movimientos y las resistencias. Si bien les teme y las mira con preocupación, la disputa central es por recomponer el orden estatal con una mayoría que asegure gobernabilidad. Ellos, y junto con ellos los medios y la academia, no le conceden a los movimientos la estatura para entrar a la disputa central. Para la derecha ni siquiera son interlocutores válidos. La derecha institucional reconoce como interlocutor a la izquierda partidaria, no así a los movimientos. Por eso, la disputa de elites –hasta ahora- no utiliza la violencia y la represión contra la izquierda partidaria. Ellos son parte del núcleo dominante y el pacto de elite asegura cierta “civilidad” – que incluyó el fraude, pero no el asesinato-. NO es así con los movimientos, que son identificados como interlocutores NO válidos, como errores o deficiencias del sistema que deben ser controlados, reprimidos, ignorados y de ser posible, eliminados. Son –para ellos- apenas grupos de presión, minorías premodernas, grupúsculos radicales. Una parte de los movimientos analiza que el principal adversario de la derecha son los movimientos. No lo son. Es la izquierda institucional a la que le concede la existencia y la interlocución. Los movimientos quedan entonces en una situación aún más angustiante, expuestos por completo a una represión estatal que poco o nada concederá. Pero esta ceguera e incomprensión de la derecha, tarde o temprano, le costará caro, pues los movimientos están madurando y aunque ahora chocan contra una muralla de desprecio, es probable que esta energía social la desborde.

Por otro lado, la izquierda partidaria reconoce relativamente a algunas de las resistencias y movimientos; pero lo hace igualmente desde una relación central que las subordina a su propia lógica. La izquierda partidaria puede consultar, hacer foros, abrir algunas diputaciones, impulsar algunas reformas y compartir marginalmente el poder con algunas dirigencias de los movimientos. Pero ellos, la izquierda partidaria, se reconocen como la democracia misma. Consideran que el que ellos ejerzan el poder es la demostración del cambio democrático. La izquierda partidaria puede dar más concesiones, pero su lógica no mira hacia abajo y hacia fuera de la clase política, sino hacia adentro y toda su energía y su estrategia está destinada a consolidarse en el poder. Quienes suspiran por los aparatos burocráticos de la izquierda partidaria y los gobiernos estatales donde gobiernan, han perdido la brújula y la crítica. Es claro que se ha consolidado una fuerza centrípeta sistémica de la que es parte la izquierda partidaria y es un camino sin retorno. NO habrá recomposición alguna sino deterioro y mayor corrupción al interior de esa elite en ascenso.

El pacto de elites tuvo un impacto profundo en las resistencias, la izquierda y los movimientos antisistémicos. Desgarró a los movimientos y organizaciones que decidieron orbitar alrededor de este pacto frente a los que decidieron continuar resistiendo al poder y la dominación.

Las llamadas organizaciones no gubernamentales y la academia progresista y de izquierda, durante los noventa, en el contexto de una sociedad civil un tanto débil, con movimientos apenas germinando y frente a la insurgencia de un actor determinante como el zapatismo, jugaron un papel protagónico. Sin embargo, el espejismo engañabobos de la transición democrática reordenó el rol que desempeñaban. Como siguiendo al flautista de Hamelin, la mayoría de ongs, intelectuales y académicos acudieron a girar en torno del poder y al pacto de elites. Las ongs abandonaron la defensa de derechos para enclaustrarse en importantísimos lobbys y comisiones con el Estado. Sustituyeron la educación popular y la calle para prepararse a incidir en las políticas públicas, que por supuesto, a nadie le importan, pero dan un aura de inclusión, diálogo y legitimidad al Estado. Los intelectuales y académicos desde entonces, construyen sesudas opiniones que hablan sobre fortalecer al Estado, negociar estratégicamente, y hasta proliferan que la democracia es posible dentro del capitalismo. Nada de esto tendría importancia si estas elites de centro-izquierda no fueran reconocidas como referentes de opinión en los medios de comunicación. Con una importancia sobredimensionada mediáticamente, estos actores han abandonado a las luchas de abajo y fortalecen la relación central de la clase política y hasta “teorizan” la periferializació n de los de abajo: no tienen propuesta dicen unos, son un buzón de quejas, son apocalípticos, radicales y soñadores dicen otros, son sectarios y poco estratégicos dice alguno más, son deformaciones y populismos del pasado dicen también. Cabe señalar que un puñado de organizaciones civiles y académicos, se han plegado con los movimientos, tomando postura con los de abajo.

La relación central de la clase política no significa una separación total de movimientos y poder político. Lo que significa, es un poder atractor impresionante que SUBORDINA a muchos de los movimientos sociales a la lógica dominante- y de ello hablaremos más adelante-.

El pacto de elites sirvió a la vez como un embudo y como un filtro. Si el movimiento que exigía democracia y libertad contra el viejo régimen priísta podía convertirse en un verdadero peligro para el Estado, el pacto de elites lo que indirectamente provocó es lograr mediatizar esta enorme fuerza social y contenerla dentro de los parámetros de la democracia de elites que vivimos. La conducción del viejo partido oficial, la anuencia de la derecha y la relativa cooperación de la izquierda partidaria sirvió a la vez como un filtro, no dejando entrar a los movimientos más peligrosos o de carácter antisistémico. Dentro, quedaron todos los movimientos que pudieron ser contenidos y filtrados, orbitando alrededor de la relación central de la clase política y sus instituciones. Fuera, quedaron quienes atentan contra la estabilidad de la dominación, cuyas demandas profundas hubieran abierto una reforma radical de la nación. Fuera quedó el zapatismo y con él, una pléyade de movimientos, microresistencias, y nuevos sujetos sociales.

Esta percepción de la centralidad de la clase y el sistema político (estadocéntrico, orbitando alrededor de la elite) ha desgarrado la estrategia de los movimientos democratizadores, las resistencias y los movimientos antisistémicos: mientras en los noventa el horizonte de la democratizació n y el cambio de régimen pareció unir a las izquierdas todas, a partir del cambio presidencial, y pasada la cruda de la alternancia, las izquierdas y los movimientos se quedaron sin horizonte. La alternancia se había logrado. Treinta años de lucha por la democracia habían sido mediatizados y utilizados por la elite. Los movimientos y la fuerza de abajo, le abrieron la puerta del poder a los de arriba, pero ellos a su vez, les cerraron la puerta en sus narices. Sin horizonte de lucha, pero en medio de la erosión del viejo régimen y de la decadencia de las viejas relaciones corporativas y clientelares, las resistencias han acelerado su maduración. Sin embargo, las izquierdas se apresuraron – ortodoxamente – a proponer programas y proyectos de nación. Pero no hay programa sin sujeto social. El zapatismo, por ello, ha puesto el énfasis en las prácticas sociales alternativas y los sujetos y movimientos que están luchando para luego generar desde abajo un programa aglutinante, quizá de los proyectos más ambiciosos de los últimos tiempos.

Por otro lado, frente a la pérdida de horizonte han surgido entonces varias tendencias articuladoras entre la llamada “izquierda”: la primera y dominante, que busca limar las aristas más filosas del neoliberalismo; la segunda, tradicional, que busca el regreso del viejo pacto social y sus beneficios, la tercera, que se considera antisistémica y anticapitalista. Estas diferentes tendencias articuladoras son la respuesta a la alternancia y al pacto de élites. Significan distintos horizontes, una vez empujada la alternancia y demostrada también su poca relevancia, y la falta de transformaciones significativas a favor de los de abajo. A diferencia de la década de los 90, es improbable la sinergia de estas articulaciones y tendencias, porque el horizonte de lucha necesariamente los lleva a estrategias distintas.

Sin embargo, surge una paradoja: en contraflujo de la relación central de la clase política, con la mayoría de los canales estatales atrofiados para encaminar sus demandas y en medio de un feroz avance de las relaciones dinerarias y de la acumulación por desposesión y de la superexplotació n, en México, los sujetos sociales está surgiendo, creciendo y madurando.

La terca realidad ha venido a pararse en frente de la democracia de pocos, con pocos y para pocos, que de manera insultante vocifera la normalidad democrática. Abajo se sufre del avance de la depredación y devastación del control territorial y de los recursos que impone la intensificació n de la acumulación. Ninguna clase política plantea detener este proceso, en todo caso, unos proponen que se haga “legalmente” y con cuidado y otros sin ningún freno. El control de tierras, territorios y recursos y con ellos los mercados y la acumulación han despertado innumerables resistencias por todo el país. Esas resistencias, que no respetan clase, ideología, ni vanguardias, surgen por todas partes. La realidad capitalista arrasadora, ha reordenado el trabajo, las identidades, pero también ha atizado a las resistencias y a sujetos y movimientos no tradicionales.

Esa realidad es indispensable analizarla. La realidad de los de abajo. El recorrido nacional del EZLN en la otra campaña es un intento por visibilizar a los de abajo y a la realidad de la periferia. Aquí cuatro procesos que nos parecen fundamentales para entender a los de abajo, a pesar de no ser los únicos.

I. Excluidos.

México se transformó en los últimos veinticinco años. Tres de cada cinco trabajadores en México laboran sin ningún tipo de protección jurídica sobre el empleo. (INEGI 2002) Es el nuevo precariado, mayoritario, pobre o paupérrimo, intentando sobrevivir. De estos tres trabajadores, uno es campesino, uno más es parte de la economía “informal” y el último, aunque es trabajador en alguna empresa, está indefenso al ser contratado por fuera de las normas legales. Estos trabajadores o bien laboran en condiciones de superexplotació n, o bien no son asalariados y trabajan por su cuenta, o incluso, no reciben ingreso alguno como es el caso de la producción de autoconsumo en miles de campesinos.

Trabajo infantil y juvenil, trabajo temporal, trabajo doméstico, maquila, jornaleros agrícolas, comercio informal, producción de autoconsumo, micronegocio, micro taller, bajísimos ingresos, cero prestaciones, trabajo familiar sin remuneración, superexplotació n o autoexplotació n, incertidumbre en el empleo, fácil despido, feminización de la explotación, actividades riesgosas, trabajo a destajo y hasta trabajo esclavo son sólo algunos de los rostros del precariado mexicano. Esta franja es enorme: alrededor de 25 millones de trabajadores pertenecen a lo que llamamos precariado: 9.5 millones es el sector informal, 8.6 millones en trabajos formales pero sin protección legal alguna, y poco más de 7 millones en el empleo agrícola no protegido.

Si nombramos lo obvio es por varias razones. La primera, es el efecto desgarrador del tejido social, la identidad y el arraigo que este tipo de trabajo provoca. La fragmentación debemos verla como una imagen que remite a una mutiplicidad de sociedades, suerte de islotes, caracterizados por lógicas sociales heterogéneas, que operan como registros multiplicadores de la jerarquía y la desigualdad. (SVAMPA 2005)

La fragmentación infinita condiciona – más no determina- el tipo de resistencia de esta enorme capa social. Que la resistencia surja en ambientes de represión absoluta de la organización, en la individualizació n y competencia de los mecanismos de sobrevivencia y en la desesperanza absoluta parece sólo una quimera. Esto es un feroz obstáculo –pero no insalvable- para la organización de la resistencia.

El efecto de expulsión y exclusión que ello significa es nuestra segunda razón. Si bien buena parte del precariado se encuentra articulado de manera subordinada a redes de producción económica dominantes tanto “nacionales” como globales, lo cierto es que la exclusión del circuito dominante de poder y producción económica estratégicas empuja a vastos sectores precarios a una situación de indefensión y desposesión insoportable. La mayoría de ellos y ellas se encuentran fuera de las relaciones sociales integradoras del Estado. La forma industrial de producción era también una forma de organización social, ligada estrechamente a una forma de “Estado nacional”. Al desestructurarse y reorganizarse este complejo sistema, miles quedan fuera de las redes de bienestar que implicaban el llamado fordismo. Alcanzan, aunque sea potencialmente, el mayor grado de desposesión. La cuarta guerra mundial, de la que hablan los zapatistas, explicada como una guerra de conquista, despojo y expulsión para repoblar por la acumulación dominante, simple y llanamente deja a millones sin estrecho alguno para sobrevivir.

Esto explica la respuesta de estampida, huida y expulsión representada en la migración, pero también en el crecimiento del narcotráfico y otras redes criminales. La situación de abandono y olvido combinadas con ciertas dosis de control y neoclientelismo, mantiene mecanismos de dominación relativamente efectivos sobre una población crecientemente desesperada y radicalizada.

Aún ahí donde parece que no hay más que olvido y exclusión hay formas de control y de dominio. La utilización de la pobreza y su creciente demanda de bienes y servicios en un reconfigurado clientelismo de partido, teje por todas partes, redes y clientelas con fuertes dosis de corrupción en la gestión gubernamental donde se confunden partidos y estado, cuadros gestores y funcionarios, dirigentes y diputados locales, cacicazgos barriales o comunitarios y asesores y burócratas gubernamentales. El pacto de elites al que le llaman transición a la democracia no desarticuló muchas de las relaciones clientelares, más bien, abrió el monopolio de control clientelar al que hoy accede ampliamente la izquierda partidaria. Todos se sirven del clientelismo de partido y la gestión como mecanismos de control y dominación con enormes franjas de desposeídos. Si bien el acceso a prebendas se ha restringido en las últimas décadas, el desvío de recursos, el tráfico de influencias, el fraude, la utilización pragmática de sectores populares siguen siendo la regla en la forma de articulación con segmentos del precariado de TODA la clase política con distintas dimensiones y mecanismos. Es una especie de nuevo clientelismo neoliberal, o una mutación del modelo de dominación política donde se construyen un conjunto de políticas asistenciales que invocan una visión consensual o no conflictiva de la política.

En resumen, fragmentación, desgarramiento y devastación así como el neoclientelismo- corrupción son las herramientas de la dominación en esta enorme franja social. Los sin fama, sin poder y sin dinero se reúnen en el precariado. Los que a nadie importan. Incluso a la izquierda: el sindicalismo ha abandonado a su suerte a desocupados y precarios; la izquierda ortodoxa no ve más que lumpenproletariado sin ningún potencial “estratégico en la correlación de fuerzas”; y la izquierda partidaria sólo ve intercambio directo de votos por favores si es que acaso logra verlos. Esa es nuestra tercera razón.

Numerosas fisuras en la dominación se están abriendo. Luchando a la vez por sobrevivir y contra la fragmentación y pulverización de la resistencia. En medio de condiciones precarias, en medio de la represión invisible para el país, con el abandono de la mayor parte de la izquierda, pequeñas microresistencias surgen aquí y allá, desafiando la teoría y la dura realidad, que pronosticaban que ahí nunca sucedería nada. El crecimiento y la maduración de estas pequeñísimas fisuras -que por doquier aparecen, se organizan y resisten- es fundamental.

Las imágenes de una joven mujer maquiladora, de un jornalero agrícola, y de un joven comerciante en la calle son los símbolos de los trabajadores precarios en México. Esta “nueva” reconfiguración es determinante para entender lo que sucede en nuestro país y esencial para construir las resistencias.

II. El dinosaurio sigue ahí. Incluidos pero subordinados.

Imaginemos por un momento que el viejo régimen era una faraónica construcción cuyo material esencial era el corporativismo. Ese inmenso edificio permitió incluir y a la vez subordinar a los trabajadores sindicalizados en un proceso unificador y homologante que le daba cohesión y sostén a la dominación y la hegemonía del régimen. Ese viejo edificio –la relación corporativa- empezó a entrar en decadencia desde hace tres décadas, y sin embargo se mantiene en pié. Aunque existen numerosos cambios y reacomodos, las inercias aún mantienen viva la estructura del edificio. De vez en cuando se desmorona una sección, o nuevas y grandes fisuras se abren en el edificio. Pero hasta ahora no ha colapsado.

Sólo uno de cada diez trabajadores en México está sindicalizado. Ello debiera relativizar el poder sindical, que sin embargo, es muy alto por el rol que jugaron en el pasado. De este universo sindical, seis trabajadores de cada diez pertenecen al sector servicios y sólo cuatro, son parte de la industria. Prácticamente todo el sector industrial sigue controlado por las viejas centrales o confederaciones que durante 80 años han desmovilizado, despolitizado y controlado la organización obrera. Aquí está claro que la democracia se detiene a las puertas de las fábricas. En todo el sector industrial la contención, represión y desarticulació n de cualquier disidencia o forma autónoma y libre de control de los trabajadores sigue siendo la regla, aunque cada vez con mayor dificultad. A pesar de que cada vez es más difícil controlar el voto de los trabajadores, -en el pasado forzado a apoyar al partido oficial- aún mantienen a raya a las disidencias, y la libertad de organización. No hay que menospreciar que en grandes y estratégicos sindicatos como el de petroleros (aglutina alrededor de 28 mil trabajadores) , la domesticación a través de enormes y excepcionales concesiones es el mecanismo -junto con la corrupción- de mantener pacificados a los trabajadores.

Es en el sector servicios donde se han abierto mayores disidencias y resistencias. (servicios de educación, investigación, salud y asistencia social) Sin embargo lo que podríamos llamar un sindicalismo de concertación en este subsector sigue teniendo como patrón al Estado. Está claro que el sindicalismo con una fuerte historia de articulación estatal institucionalizó su corporativismo y pagó caro con su libertad y autonomía su subordinación. Pero también está claro que esta subordinación fue pactada con beneficios directos a los trabajadores, en particular, con la estabilidad del empleo, las condiciones generales de trabajo, servicios sociales y seguridad social. (OSORIO 2004). Esto ha creado un segmento de trabajadores relativamente prósperos, con grandes diferencias con el precariado, con estrategias de resistencia –hasta ahora- mucho más reservadas y con una estrategia reactiva al proyecto neoliberal, por las implicaciones que tiene en la transformació n de esas condiciones de vida alcanzadas y convertidas en derechos.

Este sector de trabajadores es de alguna forma una isla de relativo respeto a los derechos colectivos de los trabajadores, en medio de un vasto océano de precariedad. Cuando el sindicalismo vocifera sobre los peligros del neoliberalismo para los trabajadores quizá es demasiado tarde, ya que la mayoría de los trabajadores ya laboran en medio de la desarticulació n y la sobreexplotació n. La marea de desregulación en la mente neoliberal debe seguir creciendo. Las reformas o modificaciones legales a varios de los mecanismos de regulación de la relación laboral o de seguridad social con el Estado, son los últimos vestigios de los derechos de los trabajadores. La ofensiva ya ha cubierto la mayoría de sus metas de desregulación. Cuando el sindicalismo vocifera que defenderá a los trabajadores, quizá es demasiado tarde, porque la mayoría de los trabajadores no fueron defendidos.

Sin embargo, el sindicalismo estatal es todavía enorme y es posible que veamos importantes resistencias en los próximos años, bajo los límites que hemos dibujado. La estrategia sin embargo, es limitada, ya que está basada en defender una situación creada en el pasado, con tintes gremialistas, confusa para el resto de la población y poco relevante para la mayoría de los trabajadores, que ya laboran por FUERA de las relaciones reguladoras y de seguridad que antes otorgaba el Estado y que, hay que decirlo, nunca fueron universales ni incluyeron a toda la población.

La capacidad de concertación de este viejo sindicalismo se ha reducido, pero no desaparece. Las numerosas iniciativas para reordenar la relación de este sindicalismo con el Estado, -todo ello en el ambiente neoliberal- han generado numerosas reacciones y resistencias. Las diferencias por la dirección y protagonismo en la conducción para enfrentar estas modificaciones y la erosión de la relación orgánica que se tenía con el Estado han comenzado a abrir fuertes disputas internas. Muchas de ellas, son disputas al interior de las cúpulas sindicales y no procesos de democratizació n y organización de los trabajadores. Son reyertas por el botín de la representació n que desembocan en diferencias de filiación partidaria, pero de ninguna manera son diferencias del proyecto de sindicalismo o de trasformación nacional. Confundir esas disputas con un movimiento obrero es común.

Por otro lado, la sindicalización se encuentra concentrada en ciertas regiones, otra razón por la que su poder nacional no es total, y por la que existen otras formas de resistencia en numerosos estados del país. La tasas más importantes de sindicalizació n se encuentran en la región capital de México (Ciudad de México y Estado de México con el 27.31% de los sindicalizados) , le sigue la región Noroeste (Baja California Norte y Sur, Sinaloa y Sonora con el 11.41%). El resto del territorio nacional sufre de un bajísima sindicalizació n. Los llamados a paros nacionales son, considerando este factor, un tanto panfletarios. Más del 50% del sindicalismo se ubica en micro y pequeños establecimientos. Si agregamos los medianos establecimientos, cerca del 64% del los trabajadores sindicalizados son agrupaciones pequeñas, con mínima resonancia, poca capacidad de movilización y con poco poder de negociación. (HERRERA 2003)

Aún así, a pesar de la relatividad del movimiento obrero tradicional, existen numerosas y pequeñas fisuras en todo el entramado sindical. Algunas, apenas sobreviven en medio de la disputa de las cúpulas sindicales, otras más, conviven con el sindicalismo tradicional charro, sin capacidad alguna de crecer, y otras resisten y trabajan por aumentar el grado de organización, conciencia y autonomía. Son disidencias pequeñísimas, que aquí y allá luchan a la vez, contra el neoliberalismo, contra sus propios líderes y contra la inercia de una cultura política sindical delegativa, poco participativa y con un profundo culto al liderazgo y al personalismo. Estas pequeñas disidencias se han multiplicado en los últimos años, despertando la participación, pero sin ser, aún, grupos visibles. La maduración de estas microresistencias es esencial, además, porque la izquierda más tradicional –hipermarxista o ultramoderada, da igual – privilegia esencialmente la alianzas con direcciones corruptas y no el apoyo, acompañamiento y hermanamiento con las pequeñas disidencias.

Finalmente, a pesar de la existencia de procesos de amparo jurídico y algunas jurisprudencias, “El marco jurídico que aún rige en México las relaciones de los trabajadores del sector público, mantiene vigente el intervencionismo estatal en el derecho colectivo del trabajo, restringiendo la autonomía e impone reglas de excepción”. (OSORIO 2004). Está claro que el pacto de elites – del que hemos hablado a lo largo de este texto – por el cual se mantiene aún la gobernabilidad, es sumamente limitado y no incluyó ningún tipo de transformació n social positiva. Al analizar el sindicalismo es evidente que la supuesta transición democrática no alcanza ámbitos más allá de lo electoral y parcialmente el poder político. Ninguna reforma democratizante se ha realizado ni se impulsa, bien por la propia resistencia del sindicalismo tradicional que se opone a perder más poder, bien porque la prioridad neoliberal es hacer retroceder aún más a los trabajadores organizados.

En resumen, el viejo sindicalismo ha entrado en coma, pero vive, lucha por mantenerse con vida y su muerte no parece cercana. El desmoronamiento de la estructura corporativa es más por falta de mantenimiento que por desplome o por desarticulació n por el impacto de alguna reforma o movimiento democratizador. Al pequeño sector sindical en la industria se le mantiene controlado o desarticulado y el sindicalismo de servicios se encuentra a la defensiva y con disputas internas en sus direcciones. El resto de los trabajadores se encuentra diseminado y fragmentado, con poca resonancia. Donde la ortodoxia izquierdista ve grandes posibilidades y movimientos de trabajadores, nosotros vemos descomposició n y disputa de las direcciones. Donde la izquierda tradicional ve pocas capacidades estratégicas nosotros vemos microresistencias y fisuras de la dominación.

III. Olvidados

El campo, en el viejo régimen priísta, era el laboratorio de la dominación e intervención estatal para mantener la hegemonía a través del pacto corporativo. El ejido fue una herramienta radical de apaciguamiento del México bronco, rebelde, que siempre se resistió desde el campo. Poco antes de la llegada neoliberal, en México y especialmente en el ámbito rural persistía un estado superinterventor, autoritario, pero inclusivo, que si bien ordenaba las relaciones orgánico-comerciales de la mayoría del campesinado, también otorgaba concesiones importantes para mantener el control.

Hasta el momento que México viró sus políticas económicas, se había logrado controlar relativamente a los poderes locales que basados en el intermediarismo y el coyotaje absorbían las ganancias del trabajo rural. Esto se había logrado a través de un vasto entramado institucional y burocrático que ligaba orgánicamente a las representaciones campesinas a instituciones estatales intermedias y a través de ellas al acceso al crédito, la asistencia y en general la intervención estatal, que salvaba al campesino del coyote, pero lo incluía en su red de subordinación y corporativismo.

Pero aquí el reordenamiento de la acumulación ha sido devastador. El neoliberalismo arrasó con esa enorme y compleja estructura de intervención estatal abandonando al campesino mexicano a su suerte. La contracción estatal en un sector donde su presencia era determinante ha sido arrasador. Ha reaparecido – aunque nunca se fueron del todo- el intermediarismo y el coyotaje pero a ello hay que sumarle el crecimiento de las empresas multinacionales, alentadas por el Tratado de Libre Comercio con América del Norte. El campesino queda atrapado entre esas dos fuerzas, unas locales-regionales y otras globales –en muchas ocasiones articuladas entre sí- en medio de la caída de los precios internacionales de varios productos agrícolas. Estas dos fuerzas asfixian al campesino en la comercializació n; la contracción del Estado le quita el oxígeno a la producción y el despojo de tierras a través de programas como el PROCEDE o el PROCECOM es el tiro de gracia para el campesino.

En medio de estas condiciones, sólo los campesinos que elevaron la productividad al máximo, que lograron reducir sus costos de producción y donde los precios se mantuvieron competitivos lograron salir adelante. Estos son una minoría de alrededor del 5% de los productores rurales. El resto han sido desplazados del mercado y las importaciones los han hecho a un lado. El modelo antes inclusivo pero subordinador en lo político, ahora es excluyente, pero supuestamente “liberador” en lo político: bienvenido a la democracia.

La negociación para abrir mercados sacrificó a la mayor parte de la producción mexicana y junto con ella a los campesinos mexicanos. El 29% de los campesinos son pequeños y medianos productores ejidales y aunque tienen el 65% de la tierra en nuestro país, es difícil defenderse. Generalmente productores de granos, han sido desplazados por las importaciones, muchas de ellas provenientes de Estados Unidos. El 55% del campesinado es minifundista, poseedores de unas 2 hectáreas de tierra en promedio, que representa sólo el 10% de la tierra. (SALINAS 2004) Deben, para sobrevivir, combinar su trabajo productor de autoconsumo como jornaleros – o en otras actividades precarias- en condiciones difíciles de trabajo y por ello la línea divisoria con el precariado es sumamente permeable. Aunque se posea la tierra, vivir de ella se ha hecho casi imposible. El modelo los arroja, expulsa y empuja hacia el precariado, la migración, o a las actividades del narcotráfico. Esto crea una división estratégica. Los primeros, con mayor tenencia de tierra, tienden a luchar en el ámbito de la comercializació n de sus productos y por tanto la necesidad de gestión frente al Estado para recibir apoyos es fundamental; en medio de una larga tradición corporativa y delegativa, organizaciones gremialistas – ligadas a la izquierda partidaria o del priísmo anquilosado – la gestión, ciertos clientelismos y hasta la utilización partidaria son comunes. El resto –la mayoría- son productores de autoconsumo, con menor articulación de la organización. El trabajo temporal, migrante o jornalero impide mayor organización campesina. Su situación es tendencialmente más desesperada y más inorgánica. Para ellos el olvido y el desprecio es lo común.

Esta diferencia crea una división entre pobres y paupérrimos que la izquierda tradicional ni quiere ni le importa ver. Los segundos también han sido abandonados a su suerte, con la explicación de la dificultad de la organización y otros pretextos, que ocultan la estrategia de una buena parte de la izquierda que no lucha si no hay dividendos, y que se le olvida la injusticia y la pobreza si luchar por los que la sufren no aparece en los medios y no les permite negociar posiciones políticas.

IV. La autoderrota

."Eres libre", nos dicen los poderosos y sus gobiernos: "puedes escoger entre el garrote o la zanahoria" (subcomandante insurgente Marcos)
A río revuelto…
La erosión del viejo control corporativo ha provocado el inicio de un parcelamiento del poder piramidal al interior de la organizaciones campesinas, obreras y hasta populares en las que se sostenía el viejo pacto hegemónico. Una batalla interna, entre priístas de todos los cuños por la conducción del aún pesado aparato es resultado de la descomposició n y de la disolución de la disciplina que venía de arriba hacia abajo desde el presidencialismo.

Al igual que en la clase política, hay una disputa entre las elites sindicales, pero sin reforma democrática alguna. Hemos visto en estos últimos años la movilización de cañeros integrantes de la CNC, amenaza de huelga de los petroleros, paros del Sindicato de Trabajadores del Distrito Federal, rupturas al interior de las federaciones de burócratas y hasta violencia entre corrientes de mineros y metalúrgicos. Una batalla abierta por el control de los sindicatos y por las prebendas que estos significan es fruto de la descomposición del sindicalismo tradicional.

La división al interior de las cúpulas gremiales ha llevado a distintas posiciones de cómo relacionarse con el Estado y con el resto del poder de la clase política. En todos los casos, han surgido corrientes que buscan acomodarse a las nuevas circunstancias y llegar a un acuerdo con la nueva derecha presidencial. Otros, más astutos, saben que deben mantener algún tipo de legitimidad frente a las bases trabajadoras y por tanto deben orientar el discurso y la filiación partidaria hacia la oposición. Se juega la representació n de miles de obreros y el poder que ello representa al negociar con el Estado.

La izquierda partidaria institucional, pero también una pequeñísima izquierda ortodoxa por fuera de los registros oficiales esperan que esta disputa les genere beneficios. Unos por votos y acuerdos clientelares, otros para la acumulación de fuerzas propias. Esta estrategia pragmática no quiere reconocer que la disputa cupular gremial es más una pelea por poder que programática, una riña por el control vertical de los representados y no un enfrentamiento por democracia en sus organizaciones. El PRI y sus viejas organizaciones gremiales se están desmoronando lentamente y estas izquierdas sólo esperan pacientemente a cachar fracciones de poder, corrientes y líderes descontentos. Esta estrategia incluye aceptar a líderes represores o corruptos, líderes autoritarios y hasta asesinos, ligados a las mafias gremiales que por años se incubaron en el viejo régimen. Mientras estas alianzas arriba se llevan a cabo, abajo poco cambia con el control y la dominación cotidianas de los trabajadores. Algunos académicos e intelectuales incluso han intentado justificar “teóricamente” esta estrategia pragmática, soslayando además que las izquierdas que utilizan este desmoronamiento cupular son las más utilitarias y en realidad buscan hacer crecer sus cuotas de poder en aras de intereses sectarios , que buscan el control o –ilusamente- la hegemonía dentro de su partido o en el movimiento fuera de él.

No estamos diciendo que cualquier desprendimiento del viejo gremialismo sea sólo un proceso cupular o que quien se acerque a ellos puede perder su “pureza” antisistémica – si es que esto existiera- . Lo que intentamos hacer es desnudar el pragmatismo que en la izquierda partidaria se maquilla de pluralismo ideológico al interior de los gremios, y en la izquierda ortodoxa se disfraza de unidad de clase. Y lo decimos porque esta estrategia mantiene divididas entre sí a varias de las más importantes articulaciones a nivel nacional.

Y la división surge, porque a la hora de hacer sumas pragmáticas, la izquierda utilitaria opta por aliarse a corrientes, gremios y líderes que les den cuotas de poder y abandonan a precarios, desocupados, jornaleros, a las pequeñas disidencias obreras y a campesinos minifundistas y muchos más. Se trata entonces de una división en la forma de hacer política: optamos por el pragmatismo y utilitarismo pero que suma dividendos políticos, o elegimos trabajar abajo con los sin voz, sin fama, sin poder y sin dinero, a pesar de que ello signifique, muy probablemente no figurar en la “política real” de las dirigencias de una parte del movimiento.

Cómo encausar la ira sistémicamente.
La relación con el Estado de los movimientos, resistencias y organizaciones en México no es sencilla. Casi 80 años de mantener la gobernabilidad a través de la incorporación sistémica deja una inercia difícil de romper. El viejo régimen no se mantenía en pié sólo por su capacidad represiva, sino esencialmente por su capacidad de cooptación e integración a la relación Estatal-corporativa. Existe también, una resistencia importante, acrítica y autocomplaciente para evaluar que una y otra vez la incorporación en el aparato estatal desde los movimientos ha terminado en autoderrota.

Durante las últimas dos décadas sendos movimientos antisistémicos y democratizadores han surgido o bien para estrellarse en un muro de represión, o bien disolverse con las zanahorias del Estado. La perspectiva de la transición democrática y la incorporación al Estado a través de las cámaras –por medio de la izquierda partidaria- de muchos de los movimientos ha significado en la práctica un proceso de desmovilización, desarticulación y hasta descabezamiento de muchas expresiones de resistencia. En vez de seguir construyendo las fuerzas locales, o mantener la autonomía frente al partido, las dirigencias han priorizado la lucha electoral. La presencia de dirigentes en las cámaras, en la Asamblea Legislativa o en los congresos locales, no ha significado tampoco, ni de lejos, la transformació n estructural a través de reformas o políticas públicas influidas por la visión desde los movimientos.

Un caso en extremo ejemplar ha sido el movimiento urbano popular y su relación con el Partido de la Revolución Democrática, donde se subordinó la organización social a la dinámica de partido. Esto ha provocado desactivación de la dinámica del movimiento y su progresiva partidización, convirtiéndose en los hechos en facciones partidarias. En su relación partidaria estos grupos asumieron rasgos clientelistas y corporativos, exigiendo cuotas de poder (cargos de representació n popular o partidarios) y atención preferencial a sus demandas. Es decir, reprodujeron, dentro de los partidos de izquierda, las prácticas que caracterizaban a las organizaciones populares vinculadas al PRI. (RAMIREZ 2003)

Esta partidización en ocasiónes ha llevado al enfrentamiento entre sí del movimiento urbano popular, en disputa desde distintas corrientes y alianzas por cargos y representaciones populares. Este tipo de estrategia hizo trastocar a un movimiento de abajo, popular y creativo en organizaciones clientelares, osificadas y utilitarias.

En un caso sumamente distinto, un integrante del efímero movimiento El Campo No Aguanta Más, que durante 2002 y principios de 2003 hizo parecer que el movimiento campesino había resurgido de sus cenizas, reconocía autocríticamente sobre el acuerdo con el Gobierno Federal varios problemas: “en algunas organizaciones se dio prioridad a las cuestiones político electorales y no se centraron en la concreción del acuerdo (…) algunas organizaciones se orientan a negociar de manera tradicional y así obtener recursos etiquetados de determinados programas (…) con cierto pragmatismo…que optan por negociar con el gobierno sólo los programas de apoyo y como al gobierno tampoco le interesa negociar medidas de ordenamiento del mercado, todo se queda solamente en las cuestiones relacionadas con apoyo a los productores. Muchos sienten que fue una burla del Estado el no avanzar con el acuerdo para el campo. Por el otro lado, tienen dudas del papel que jugaron sus organizaciones, pues no ven resultados concretos importantes.” (CELIS 2004)

No se trata entonces de si negocian o no negocian, de si votan o no votan, sino de que hay demasiados casos de pérdida de la autonomía e identidad de los movimientos o bien de casos trágicos de cómo se encausó la energía del movimiento, que se disuelve en el entramado burocrático, pierde su horizonte y sus prioridades antisistémicas, o incluso se desarticula, al disolverse en medio de la dinámica sistémica institucional. Al perder su proceso desde abajo, automáticamente las estructuras organizativas pueden ser utilizadas pragmáticamente. Al concentrar su energía en el Estado, las políticas públicas, la vida partidaria, o la simple lucha electoral, muchos de estos movimientos han sido incapaces de no ser arrastrados a la lógica sistémica, abandonando la organización, la politización, la calle, la producción, la articulación entre movimientos, la discusión de alternativas, …la lucha pues.

La tortuosa relación de Estado y movimientos es, al menos, una discusión abierta en México. Sin embargo la certeza -abiertamente ideologizada- con que acuden ciertas franjas de los movimientos sociales a la incorporación estatal, es, hasta ahora, un elemento constituyente de la dominación en nuestro país. Esta vía en torno de la gestión, negociación e incorporación estatal ha sido defendida hasta con los dientes por una capa de la intelectualidad y la academia, que al pasar el tiempo y al ser evidente la autoderrota, guardan prudente silencio sobre sus consejos, asesorías y análisis. Esta estrategia mantiene profundamente dividida a las articulaciones nacionales de los movimientos.

Fragmentación y desarticulación, clientelismo- corrupción, subordinación y relativo poder obrero, exclusión y olvido, cooptación e incorporación sistémica, son procesos que se yuxtaponen en un entramado que como una enorme red de contención de la rebeldía se enlaza por todo el país, apresando las potencias, la dignidad y la lucha: pero aún así, esta red de dominación se desborda. Es incapaz de contener por completo lo que adentro germina. Los procesos de dominación deben crearse y recrearse una y otra vez. Mutan porque la resistencia los rebasa, cambian para mantener la dominación. Los procesos de rebelión son fisuras en esa red de dominación, muerte y explotación. Son procesos contradictorios, impuros, heterogéneos, ambivalentes, paradójicos, difíciles de catalogar y explicar. Se mezclan con los procesos de la dominación. Si los separamos es para poder analizarlos. Algunos procesos-fenó menos de cómo esa red de dominio se rasga por muchos lados, son los que analizamos brevemente ahora.

Resistencia.

Hemos dicho que el viejo régimen no colapsó, sino que inició un proceso de erosión y decadencia desde hace tres décadas. Este proceso de decadencia tiene que ver con la paulatina contracción del Estado en sus funciones sociales integradoras, especialmente el cambio de políticas interventoras que lo identificaban como un verdadero estado invasor, que penetraba las relaciones de la sociedad civil, las volvía orgánicas y enlazadas al poder central en una suerte de red jerárquica inclusiva pero subordinante.[2] Sin embargo, la subordinación se basaba en las concesiones otorgadas a los sectores, grupos y distintas franjas sociales. Al retirarse progresivamente el Estado invasor-organizador corporativo, el mercado invasor destituye las viejas relaciones del Estado de bienestar, las identidades y colectividades que surgieron en él. En la mayoría de los casos esto sólo ocasiona anomia, fragmentación, caos y severos efectos sociales; provoca una crisis de los mecanismos de cohesión social. Pero ahora diremos algo que no le gusta al pensamiento de la izquierda más ortodoxa: la disolución o debilitamiento de las funciones integradoras del Estado invasor príista, la reconfiguració n (que no desaparición) de su intervención ordenadora y dominante de otras identidades y formas de organización social hace que muchas de ellas puedan salir a flote, en algunas ocasiones como verdaderas alternativas antisistémicas. Cuando el Estado clientelar retira sus funciones de organización social, se libera(n) muchas de la(s) potencia(s) de abajo, surgen las identidades y formas oprimidas y pueden comenzar a detener o resistir la devastación que la dinámica capitalista lleva a todos los lugares, a todos los pueblos, culturas, barrios, territorios y comunidades. Sin la acción “mediadora” del Estado corporativo, crece la disputa frente a frente de las resistencias, contra los señores del dinero.

El fordismo y el estado de bienestar fueron el modelo de dominación de la posguerra y el pacto corporativo la forma de dominación del viejo régimen. Una parte de la izquierda añora regresar al viejo pacto, sin reconocer que fue también un modelo de dominación – y de control de la relación capital-trabajo- , que siempre dejó sendas capas sociales excluidas –como los pueblos indios- y que fue posible sólo por condiciones globales que ahora ya no existen.

Esta concepción sobre la idea del regreso de un Estado interventor, benefactor, o al menos, más activo en la regulación de mercados, divide a las resistencias: por un lado las que tienen una estrategia reactiva que busca regresar o restituir las condiciones del viejo pacto social; y por el otro, nuevos sujetos sociales, que han madurado en medio de la creciente precariedad, que nunca vivieron dentro del pacto social inclusivo o que nacieron en su decadencia y que una vez rota o debilitada la mediación estatal corporativa y clarificada su función de sostenimiento del mercado, reconocen como enemigo tanto a la dinámica dineraria, como a la lógica centralizante y represiva del Estado. Dos visiones distintas que suponen sujetos y estrategias distintas.

En medio de este contexto, múltiples resistencias surgen, se consolidan, o están en un proceso de maduración. La verdadera transformació n está abajo, en sujetos sociales, antisistémicos o democratizadores y esta depende de la organización, la resistencia y la liberación de la potencia de los de abajo y no de reforma legal alguna. Depende de la lucha, la creación, y los procesos de abajo, y no de formalismos estatales osificados.

Estos procesos, a veces espontáneos, a veces orgánicos, visibles o apenas perceptibles, están desatando fuerzas incomprensibles desde el pensamiento de izquierda ortodoxo y también para la izquierda tradicional partidaria. Son procesos profundos. Algunos de ellos son:

Exodo y rabia. El reordenamiento del trabajo ha provocado un éxodo creciente de sur a norte pero también de la periferia al centro, que incluye reorganizar la vida en los márgenes de las redes de producción económica dominantes. La migración alrededor de las ciudades medias y enormes va constituyendo periferias urbanas excluidas y marginadas. Esto no es nuevo, pero lo nuevo es que el sentimiento de exclusión provoque que franjas de sectores considerados plebeyos se rebelen. Jóvenes aglutinados pero segregados socioespacialmente en las periferias urbanas, están creando un segmento cada vez más dispuesto a luchar. De forma espontánea e inorgánica, miles de jóvenes se unen a las luchas con la rabia que provoca el desprecio sistémico que va desde las clases altas y medias que los ven con incomprensión y repulsión, hasta la academia y las direcciones políticas -que incluyen a la izquierda tradicional- que los ven como impuros y salvajes, dispuestos a la acción directa incontrolada por las vanguardias y lo políticamente correcto. Estos jóvenes, se supone, deben tragarse toda su anomia y su rabia y dejar que avanzadas direcciones políticas tomen las decisiones. Pero estos jóvenes se rebelan. Son los jóvenes de la periferia francesa, los jóvenes piqueteros en el conurbano bonoarense, los jóvenes en la periferia del Alto de Bolivia, los chavos que se enfrentan con la policía en Chile, la banda en las barricadas en la periferia de la ciudad de Oaxaca controlada por el digno movimiento de la APPO. El carácter lumpen de estos jóvenes y de muchos nuevos movimientos asusta a las buenas conciencias, como siempre a los medios de comunicación y alarma a la izquierda partidaria. El éxodo y la rabia están creciendo en México.

Identidad como liberación. La intensificación de la acumulación que todo vuelca hacia el mercado ha invadido esferas que antes se consideraban no comercializables. Es una verdadera guerra de conquista que avanza sobre todos los territorios reales, pero también los simbólicos y los inmateriales. La mercantilizació n invade mentes, culturas y subjetividades. Pero aún ahí, hay resistencia. A pesar de que la identidad ha sido vista generalmente como opresiva, para resistir, pueblos e individuos la empuñan como defensa. ¡aquí no!, parecen decir comunidades y personas. No sobre nuestro pueblo, no sobre mi cuerpo. Así, la identidad recuperada o la recreada para enfrentar la homogeneidad, la identidad de consumo y la futilidad de un modelo de hombre y mujer deseados por el capital son la última reserva, el último refugio para resistir. La identidad, se trastoca en liberación, en pequeño territorio imaginario liberado. Por ello, muchos movimientos de desposeídos, defienden con una radicalidad impresionante lo único que tienen: su identidad, y con ello aparece una lucha feroz: la lucha por la dignidad.

Clases medias radicales. Por todo el planeta, pero también en México, los hijos de las clases medias del viejo fordismo accedieron a la educación. Una pequeña pero significativa franja de clases medias, heredera del rompimiento del 68, pero influenciada por la rebelión global de género y raza, sensibilizada por la tendencia destructiva del planeta, que ha nacido, crecido o madurado con la influencia de los nuevos sujetos sociales, en nuevas realidades posfordistas está creando una franja minoritaria, sumamente creativa, con cierta capacidad de organización que está luchando, creando y aliándose con los de abajo. La década de los 90 en México significó un severo rompimiento de la subjetividad en varias capas sociales, que se volcaron a la participación y la organización como un actor emergente. En estas clases medias radicalizadas crece el peligro del autoconsumo, el fundamentalismo y el purismo, como reacción lógica para alejarse de los parámetros viejos y esquemáticos de los viejos movimientos sociales, de los partidos y del Estado. No son solo jóvenes, sino una oleada de participación que se constituyó una vez caído el muro de Berlín, por FUERA de la oscura experiencia centralizante de la izquierda ortodoxa. Su importancia es creciente pero los peligros que las consumen son igual de grandes.

Despojo y territorio. La nueva etapa de acumulación se dirige peligrosamente a las últimas reservas de tierras, territorios, bosques, agua y los ecosistemas en su conjunto. Acumular y crecer de forma infinita en territorios y recursos finitos arrasa culturas, pueblos y comunidades que dependen de ellos, viven sobre ellos o cerca de ellos. La dominación territorial sin embargo atiza a excluidos, marginados, precarios u olvidados. Si se excluye del control de los recursos marítimos, ahí los pequeños pescadores se organizan. Si se intenta arrebatar la tierra, el campesino y los pueblos indios responden. Si el megaturismo desea controlar los paraísos naturales, ahí las comunidades que los habitan salen a defenderlas. Si las corporaciones destruyen, contaminan, roen, ahí mismo surgen organizaciones vecinales, barriales, civiles, dispuestas a no ser destruidas en la muerte lenta que la fabrica, la contaminación o la decisión estatal les trae.

Pero cuando estos sujetos-movimientos se dan cuenta que no sólo resistiendo detendrán la lógica de destrucción y muerte que acarrea la acumulación, comprenden que -excluidos del trabajo formal y enfrentados con el Estado que apoya el despojo-, deben organizarse desde el ámbito natural donde resisten: el territorio. La consigna la nueva fabrica es el barrio (o la comunidad, dicen algunos) que en otras latitudes ha orientado la resistencia y la organización, llega entonces como un nuevo horizonte de lucha. El territorio (el barrio, la comunidad) se vuelve el espacio de lucha donde no solo se resiste sino desde donde se intenta desarticular todas las relaciones de dominio. Estos nuevos movimientos- sujetos, muy pronto se dan cuenta que no sólo hay que resistir al despojo, sino organizarse para el autogobierno de su territorio y de sus recursos –cuando los hay-; que se necesita entonces de la organización desde abajo y que se requiere de romper con la concentración del poder que hay en los medios y con la desinformació n y por tanto hay que crear radios libres, comunitarias o alternativas. Muy pronto en la lucha, se dan cuenta que ellos mismos están atravesados por la dominación y por tanto hay que empezar a hablar y trabajar sobre el papel de la mujer. La lucha, si continúa, y no es destruida por la represión, va enseñando que hay que crear procesos formativos y educativos propios, frente a los evidentes límites de la educación tradicional que no enseña a los hijos los derechos, ni a respetar al distinto, ni la historia local, ni por su puesto, a luchar. El territorio, el barrio, la comunidad se vuelve el espacio de transformació n y resistencia a la vez. Trinchera y organismo de lucha. Cuartel y espacio liberado. Barricada y laboratorio para cambiar al mundo.

Indios. La emergencia en México de los pueblos indios, no sólo como movimiento social, sino como sujeto político, es un llamado profundo que como lento y poderoso eco va impactando al resto de las resistencias. Su influencia va mucho más allá de lo que intelectuales e izquierdas pragmáticas les gusta reconocer. Los pueblos indios, a veces invisibles, a veces con profundos procesos de reconstitució n, otras más luchando y construyendo la autonomía son un poderoso referente que deja ver algo de lo que sería la vida sin capitalismo. Un aporte que incide en la visión de franjas de los movimientos es su poder colectivo basado en la comunidad, en un fino tejido que muchos movimientos añoran, pero que en perspectiva, enseña que los pueblos pueden tomar la rienda de su vida en sus manos. Que incluso los más pobres entre los pobres pueden organizarse si se hace en un nosotros que destituye y desarticula lentamente viejas formas de opresión, constituye lo mejor de las formas cooperativas y solidarias de lo colectivo, y echa a andar una potencia común que genera y crea nuevas prácticas y relaciones sociales. Ahí, en espacios controlados por los pueblos indios, germina, lentamente, un nuevo mundo.

Para la izquierda ortodoxa indios, precarios, lúmpenes y colectivos radicales son una incomodidad. Supuestamente su corazón está con ellos, pero a la hora de hacer cuentas pragmáticas, estos procesos y sujetos no suman en la “correlación de fuerzas” y por tanto un consecutivo desprecio como política frente a ellos se consolida. Por eso los movimientos también están divididos, porque la izquierda más ortodoxa y tradicional prefiere movimientos más controlables, liderazgos con los cuales fácilmente aliarse y negociar, fuerzas más visibles y mediáticas. En suma, quieren más poder. Y estos sujetos, sin poder, sin fama, sin dinero no son nada atractivos para las cuentas utilitarias de una izquierda que suspira por un movimiento obrero casi inexistente o por gloriosas movilizaciones que los empujen hacia la dirección política de “las masas”. Por ello hay división, porque en su política de desprecio y pragmatismo estos nuevos sin voz y sin rostro luchan desbordando sus ortodoxias. Para la izquierda partidaria, hace mucho que estos sujetos-procesos no existen. Emocionados con los recursos que otorga el Estado miran y se miran como el centro de lo político. Los de abajo poco o nada importan en su espejo de poder.

Sin embargo, indios, precarios, marginados, superexplotados, jornaleros, pueblos, excluidos, comunidades, jóvenes y mujeres en lucha son un fino bordado que por toda la nación, en todos los rincones del país resisten y a la vez constituyen fisuras de la dominación. Si se mira de lejos la construcción y la estructura de la dominación, esta parece incólume, impenetrable. Pero si uno mira, muy de cerca, afinando la mirada, pero también el pensamiento, mirando, –a contrapelo diría Benjamin – uno puede ver las innumerables grietas de la dominación. En todas ellas ese mundo por el que luchamos ya existe. Ya no es un proyecto ni un programa sino múltiples realidades, aunque sean pequeñas e incipientes, frágiles, débiles, embrionarias. Nuestra tarea debería centrarse en defender esas experiencias y fortalecerlas para que crezcan. Pero no sólo. Debemos replicar, multiplicar, expandir esas experiencias. Y debemos hacerlo no sólo en el mundo rural, no sólo en el mundo indígena. Debemos hacerlo desde nuestras ciudades, desde nuestros barrios, desde nuestros lugares de lucha. En esas fisuras, que no son sólo nacionales, ni mexicanas, reside la posibilidad de la construcción de un mundo otro. En ellas se desarticula la dominación y aunque sea por un instante, como cuando un relámpago alumbra momentáneamente la oscuridad, permiten ver la fragilidad de la dominación y un poco de lo que sería un mundo sin capitalismo. Quienes centran su atención, su esfuerzo y energía en los fetiches del poder tienen un camino. Quienes vemos que concentrar toda nuestra creatividad, nuestra imaginación, nuestra lucha y nuestras manos con los de abajo y a la izquierda es la tarea primordial y urgente, tenemos otro. Porque, también nos diferencia la urgencia con la que deseamos y necesitamos oponer al caudal de muerte en el que nos sumerge el capitalismo la insubordinació n y rebeldía con la que se abre la vida y la dignidad.

Esas fisuras, son espacios donde se deconstruye el pensamiento dominante. Donde se desordenan las relaciones de dominación. Son espacios donde vemos algunas señales de cómo sería una nueva educación, nuevas relaciones de intercambio y de comercio, formas experimentales de producir cultura e información y lo más importante, formas nuevas de poder colectivo. En esas experiencias, pero también en muchas otras en todo el planeta, no hay distinción entre luchas políticas y sociales, entre luchas materiales y culturales. En esos espacios se ha empezado a derrotar el poder simbólico que mantenía atados a los grupos subalternos.Pensamos que esas grietas, esas fisuras, esas islas de liberación pueden crecer, pueden articularse. Podemos, como dice el Subcomandante Marcos, hacer de nuestras islas una barca para ir a encontrarnos. Una fisura que se reúne con otra puede provocar que se desmorone una parte del muro. Cientos de pequeñas grietas, enredadas entre sí, de muchas formas, de muchos tamaños podría quizá, tal vez, derrumbar y hacer estallar al muro por completo.No lo sabemos con certeza. Quizá valga la pena intentarlo. Quizá sí hay algo mejor detrás del muro. Quizá sea ese otro mundo, que decimos es posible. Quizá sean el camino hacia el mañana.

Marzo del 2007.

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[1] Enrique Pineda es egresado de la carrera de sociología, integrante de jóvenes en resistencia alternativa. organización adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona e integrante de la Otra Campaña iniciativa del EZLN.

[2] Hablamos aquí en estricto sentido del régimen priísta. Nos parece que la función estatal, en general penetra las relaciones sociales y estamos inmersas en ellas. Sin embargo, el Estado en el régimen corporativo TAMBIEN reordenaba íntimamente estas relaciones organizativas en un mecanismo de inclusión-subordinac ión al presidencialismo a través del partido oficial y sus redes clientelares.

Enrique Pineda

cebrion1@gmail. com