lunes, noviembre 01, 2010

"Todo está fuera de control": López Obrador


MÉXICO, D. F., 1 de noviembre (apro).- El excandidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, se dijo preocupado por el clima de inseguridad que priva en el país y que ha costado la vida a casi 30 mil personas en lo que va del año.
“Nos preocupa mucho que haya violencia todos los días. Todo está fuera de control: las pérdidas humanas, las pérdidas de vida de jóvenes inocentes, toda esta violencia que afecta al territorio nacional”, puntualizó.
En su discurso semanal en una red social, el exjefe de Gobierno del Distrito Federal señaló que de manera paralela al problema de la violencia e inseguridad, existe también una gran descomposición entre la clase política del país, que no tiene ética ni moral para gobernar.
Y se refirió de nueva cuenta a la corrupción en la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Pero no es el único caso, dijo, luego de lo cual citó el “descaro” del gobernador de Coahuila, Humberto Moreira, quien pretende dejar a su hermano como futuro gobernador, simulando que deja antes de tiempo la gubernatura.
López Obrador resaltó el caso de la líder magisterial del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo, quien –afirmó-- cuenta con miles de comisionados en su partido, Nueva Alianza, para hacer fraude electoral.
“O sea que la Secretaría de Seguridad Pública paga a maestros que están en el partido de Elba Esther Gordillo, y nadie dice nada porque ella le ayudó al fraude a Calderón en 2006”.
Además criticó al propio Calderón por pretender dejar a su hermana, Luisa María Calderón Hinojosa, como gobernadora de Michoacán. Sin embargo, dijo, el caso más ilustrativo es el de Televisa, que busca colocar a su preferido, Enrique Peña Nieto, gobernador del Estado de México, como presidente de la República.
Por ello, añadió, se necesita la transformación del país, no sólo la alternancia.
“No es el juego de siempre o de los últimos tiempos, cuando se apostó a que hubiera esta alternancia”, en el sentido de que si no está el PRI está el PAN, y que ahora regrese el PRI, “que es lo que Salinas está proponiendo. Esa alternancia es gatopardismo, es pensar que las cosas cambien, simular que hay un cambio para que las cosas sigan igual”.
De acuerdo con el político tabasqueño, el país ya no está para eso. “La crisis de México es profunda, severa, y requiere de una renovación tajante en la vida pública”.
También señaló que la codicia ha generado la actual situación en el país, “porque no olvidemos que el peor de los ladrones es el político corrupto, entonces tenemos que limpiar de corrupción al gobierno”.
Ese, dijo, no es un asunto de la sociedad, sino de quienes se han apoderado del gobierno, de quienes han confiscado todos los poderes y mediante la corrupción mantienen sus privilegios y dominan a la mayoría de los mexicanos.
“Hay que limpiar de corrupción al gobierno”, remató.

Mensaje AMLO 1o. de noviembre de 2010

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César Nava privilegió al consorcio suizo ABB

Como director jurídico de Pemex, José César Nava Vázquez impuso convenios internos para que no se rescindiera un contrato en el que el consorcio suizo ABB tenía graves incumplimientos. El inexplicable beneficio a favor de esa compañía –en el mismo periodo en el que, según ABB, sobornó a funcionarios mexicanos para “retener” sus contrataciones con la CFE– llevó a Pemex a costear trabajos defectuosos e inoperantes.

En medio del escándalo internacional al declararse culpable ante cortes estadunidenses por sobornar a funcionarios mexicanos para “retener” sus contratos con la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Luz y Fuerza del Centro (LFC), el consorcio suizo ABB Group está bajo investigación de la Comisión Especial de la Cámara de Diputados que, hasta diciembre próximo, escrutará sus contratos de obra pública, adquisiciones y servicios con ambas compañías.

Paralelo a ello, están las indagatorias que abrieron la Secretaría de la Función Pública (SFP) y la Procuraduría General de la República (PGR). Ambas dependencias están en espera de que el gobierno de Estados Unidos les comparta la indagatoria que integraron la Comisión de Intercambio y Valores, la Oficina Federal de Investigación y el Comité de Cuestionamiento Independiente de las Naciones Unidas, que derivó en la aceptación de culpa de ABB y de la sentencia: pagar 58 millones 800 mil dólares por prácticas ilegales.

Cuando el secretario de la SFP, Salvador Vega Casillas, anunció que la revisión de sus contralores se haría extensiva a Petróleos Mexicanos (Pemex), donde ha obtenido 150 de sus 556 contratos gubernamentales –facturados en la última década–, la alerta se encendió en las oficinas directivas de Marina Nacional. Desde allí se instruyó al blindaje de expedientes de funcionarios y exfuncionarios cercanos a la Presidencia de la República vinculados con irregulares contrataciones a favor de esa compañía.

Uno de ellos es el que integra la documentación relacionada con el contrato PRSPR-044/00DMX, en cuya ejecución ABB presentaba graves incumplimientos. Para que éste no se le rescindiera, desde el jurídico de la paraestatal, encabezado por José César Nava Vázquez, en contravención a la ley, se impuso una serie de “conciliaciones” internas, en contra del interés de la paraestatal. Los convenios solaparon que ABB atrasara por más de un año una obra crucial para Pemex Refinación.

Cuando finalmente se instaló la obra, presentó múltiples fallas: los equipos eran obsoletos, por lo que, según funcionarios de Refinación, la “modernización” de nada ayudó a los proceso de producción.

El contrato

La historia del contrato de ABB, beneficiado por el abogado Nava Vázquez en contra del patrimonio de Pemex, se relaciona con los primeros proyectos de reconfiguración de las refinerías.

El 24 de marzo de 2000, Pemex Refinación y ABB signaron el contrato PRSPR-044/00DMX para que la compañía desarrollara el “Plan Maestro de Modernización de la Instrumentación Área 3, en la Refinería General Lázaro Cárdenas del Río”, de Minatitlán, Veracruz.

La obra era considerada por Pemex Refinación como fundamental, pues haría que se produjera un mayor volumen de refinados de alto valor agregado, principalmente gasolina “limpia”, y minimizaría la producción de combustóleo con alto contenido de azufre.

El proyecto del que emanó el contrato adjudicado a ABB plantea la urgencia de modernizar la refinería más antigua del país, al considerar los directivos de Pemex que su marginalidad en la producción de combustibles con bajo contenido de azufre y plomo –los que más se consumen en el mercado actual– la ponía en riesgo del cierre de sus instalaciones.

De acuerdo con las cláusulas contractuales, ABB automatizaría las líneas de proceso para la refinación de gasolinas libres de plomo en seis de las 27 plantas de la Refinería: las plantas estabilizadoras 1, 2 y 3, y las hidrodesulfuradoras de gasolina, kerosina y de diesel, ubicadas todas en el Área 3.

El contrato se estipuló a “precio alzado” y “tiempo determinado”, lo que significa que legalmente no podía modificarse ni el monto ni el plazo de ejecución de los trabajos, pues el precio de ABB –9 millones 135 mil 039.33 dólares– consideraba ya un margen adicional al precio de los trabajos para respaldar cualquier variación en el costo de obra o equipo y por el plazo fijo de entrega. Dicho de otra manera, ABB estaba cobrando un sobreprecio con el que le garantizaba a Pemex que entregaría los trabajos a cabalidad en un periodo de 660 días (del 27 de marzo de 2000 al 15 de enero de 2002).

Para diciembre de 2001, a cinco semanas de que las líneas de proceso debieran estar automatizadas, ABB presentaba atrasos considerables en los trabajos programados, lo que interrumpía repentinamente los procesos de refinación, que abastece los estados de Puebla, el Sur de Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

En el oficio 200027-C-ABPM277, fechado el 5 de diciembre, ABB solicitó a Pemex que se le aprobara un plazo adicional de 90 días para entregar la obra. Argumentó que de éstos, 49 días eran imputables a atrasos de Pemex para recepcionar sus equipos y 41, a sus propios atrasos.

El 14 de diciembre se le notificó la “no procedencia” de los 49 días imputables a Pemex, debido a que la dilación para dar entrada a los equipos derivó en que ABB, en contravención a las cláusulas contractuales, instalara equipos diferentes a los especificados en el contrato inicial, los cuales, además, posteriormente presentarían graves fallas por su baja calidad y condición obsoleta.

De acuerdo con la Ley de Obra Pública y Servicios Relacionados con la Misma, el incumplimiento a un contrato a precio alzado hacía inminente su rescisión. La Ley daba pie a los funcionarios para contratar vía adjudicación directa el resto de los trabajos y que el atraso de ABB no obstruyera los procesos de producción.

La decisión de la Oficina del Abogado General (OAG) iba en otro sentido, según devela el expediente de las “conciliaciones” instruidas por Nava y formalizadas a través de sus abogados subalternos, expediente que fue clasificado por Pemex como “confidencial” –cuya copia posee Contralínea.

ABB, expediente en Pemex

En su estancia como abogado de Pemex –octubre de 2001 a septiembre de 2003–, Nava favoreció a empresas nacionales y extranjeras –que por sus incumplimientos contractuales, enfrentaban o enfrentarían controversias judiciales y extrajudiciales con Pemex– mediante la autorización de convenios y conciliaciones para autorizarles plazos o montos adicionales, con el consecuente impacto económico para la paraestatal.

De esta manera, a su oficina llegó la petición de prórroga que la empresa ABB solicitaba para el contrato número PRSPR-044/00DMX, que se le permitiera continuar, fuera del plazo contractual establecido, con sus trabajos pactados con Refinación. En términos generales, el jurídico consideró que era “más conveniente para los intereses de Pemex ceder a la solicitud de la contratista”, según reza el convenio.

Si algo caracterizó la OAG en tiempos de Nava, además de sus lujos a costa del erario, fue que invariablemente favoreció los intereses de las compañías privadas en vez de velar por el patrimonio de la principal empresa del Estado. Así se condujo con el consorcio que recién reconoció que estila sobornar con viajes y cruceros a los funcionarios públicos y sus esposas.

Inversión infructuosa

“La obra amparada en el contrato es de primordial relevancia para el organismo, ya que una vez concluida la integración de la instrumentación al nuevo sistema de control distribuido, permitirá una operación más confiable y segura de las plantas hidrosulfuradotas de gasolina, kerosina y diesel, así como de las plantas estabilizadoras números 1, 2 y 3”, cita el argumento utilizado para conceder a ABB uno de los plazos adicionales fuera de contrato.

Millonarias adjudicaciones a ABB

En la última década, el consorcio suizo ABB ha recibido jugosos contratos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y sus organismos subsidiarios, que por su monto, de acuerdo con la normatividad en la materia, debieron licitarse.

Asunto de Estado

En septiembre pasado, cuando las autoridades estadunidenses hicieron pública la multa en contra de ABB –58 millones 800 mil dólares– por pagar sobornos oficiales en México para “retener” negocios con paraestatales del sector energético, el presidente Felipe Calderón se dijo “indignado” de las prácticas de ABB y de los funcionarios públicos sobornados. Sin embargo, omitió las operaciones de Nava en favor de esta empresa.

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Los muertos de Calderón

2006-2010: estadísticas del horror

La guerra calderonista contra el narcotráfico ha causado decenas de miles de muertes (el gobierno federal reconoce más de 28 mil y algunos conteos independientes sitúan la cifra en poco más de 25 mil), más que las habidas durante la Independencia o la invasión de Estados Unidos a México, afirman a Proceso especialistas en estadística criminal; aseguran que no hay números
absolutamente confiables al respecto y señalan además que lo que no se puede medir no se puede conocer ni combatir efectivamente...

Las decenas de miles de muertos que ha dejado la guerra emprendida por Felipe Calderón contra el narcotráfico superan el número de bajas de algunos conflictos bélicos de la historia mexicana: la Independencia, con 23 mil fallecidos; la guerra contra Estados Unidos, con la misma cantidad; la de Reforma, cuyo saldo fue de 8 mil, o la guerra sucia de los setenta que dejó 436 muertos, de acuerdo con cifras generalmente aceptadas.

Lo grave, afirman los analistas, es que cada año duplica al anterior en número de muertos de la guerra contra el narcotráfico: en 2006 había dos bajas por cada 100 mil habitantes y ahora son 8.4. Agregan que de continuar la estrategia de Calderón, al término de su sexenio serán asesinadas 14 personas por cada 100 mil habitantes. Una cifra muy alta para los estándares internacionales.

El especialista en estadística criminal Arturo Arango Durán comenta a este semanario: “La actual guerra contra el narcotráfico ha resultado sumamente letal. Su costo en víctimas ya es altísimo. Pero lo peor de todo es que es una guerra perdida de antemano, pues fortalece a la delincuencia organizada mientras más la ataca. Al reducir la oferta de droga hace que los precios suban y los cárteles obtengan mayores ganancias.

“Así, queriéndolo o no, el Estado fortalece a la delincuencia organizada y se convierte en el gran regulador del mercado de la droga. Se metió en un círculo vicioso, sin salida. Además la guerra está atizando las disputas entre un cártel y otro por el control de las plazas.

“Todo esto tiene un efecto multiplicador de la violencia y, por consiguiente, de muertes. Esto es justamente lo que hace que el número de fallecidos se duplique de un año a otro. En términos absolutos, hablando estrictamente de pérdida de vidas humanas ya estamos por encima de las provocadas por casi todas las otras guerras civiles que ha padecido México desde su Independencia.”

Analista en la misma materia, Juan Pablo Arango aclara: “Debemos tomar en cuenta que nuestras guerras civiles por lo general fueron ocasionadas por disputas ideológicas entre amplios sectores de la población; en cambio la actual es, sobre todo, el resultado de una acción emprendida por el gobierno federal para combatir a los cárteles de la droga”.

A petición de Proceso ambos peritos hacen un minucioso análisis estadístico sobre el incremento de muertes que ha provocado el actual conflicto armado, así como su comparación con las guerras del pasado en México.

Conteos diferentes

Señalan que a falta de una estadística confiable del gobierno federal (que ha dado cuenta oficialmente de más de 28 mil bajas en esta guerra), varias organizaciones ciudadanas y medios hacen sus propios conteos; para elaborar el análisis los especialistas partieron de los datos del diario Reforma: 25 mil 549 muertos de 2006 a este mes, aunque advierten que la cifra podría estar por debajo de la real.

En 2006 –cuando Calderón asumió la Presidencia–, las muertes por narcotráfico fueron 2 mil 119, cantidad que representa dos muertos por cada 100 mil habitantes. En 2007, el número subió poco: pasó a 2 mil 275, y la proporción fue de 2.1 muertos por cada 100 mil habitantes.

Pero en 2008 fueron 5 mil 207. El número aumentó más del doble respecto del año anterior. Con esto ya eran 4.8 muertos por cada 100 mil habitantes. Un año después hubo otro incremento significativo: 6 mil 587 muertos y la tasa se elevó a 6 por cada 100 mil habitantes.

Este año, a mediados de octubre ya se habían contado 9 mil 361 muertos: 8.4 por cada 100 mil habitantes.

Además, el pasado martes 26, la Secretaría de la Defensa informó que de diciembre de 2006 a agosto de 2010 la guerra contra los cárteles ha dejado 191 militares muertos.

Arturo Arango resume: “El incremento fuerte empezó a darse a partir de 2007, por lo que realmente es el año base. De entonces a la fecha el número se cuadruplicó. Por cada 100 muertos que teníamos en 2007 ahora tenemos 400. ¡Es una matazón espantosa!”.

–¿Cuáles son sus proyecciones para el último año del sexenio?

–Si las cosas siguen igual, las tendencias estadísticas nos dicen que el próximo año la cifra será de 11 muertos por cada 100 mil habitantes y para 2012 pasará a 14. El sexenio concluirá con 14 muertos por cada 100 mil habitantes. Un incremento grandísimo.

Juan Pablo Arango recalca: “Esto sólo ocurrirá si el gobierno sigue con su misma estrategia de combate, si el Ejército y las corporaciones policiacas continúan bajo la misma tónica. La tasa de muertes bajaría si se aplica, por ejemplo, una estrategia de contención o una negociación con la delincuencia organizada”.

Arturo Arango y su hijo Juan Pablo son especialistas en políticas de seguridad pública. Desde hace una década han trabajado en equipo y son coautores de varios libros sobre la materia, como Estadística policial, Cartografía delictiva e Inteligencia policial.

Ahora colaboran con un grupo de trabajo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) que recopila información y realiza evaluaciones estadísticas. Han trabajado también con el Gobierno del Distrito Federal en el mismo rubro y a últimas fechas se han especializado en evaluar estadísticas sobre homicidios.

Arturo Arango fue investigador del Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad, que dirige el exómbudsman capitalino Luis de la Barreda. Señala: “Para tener la justa dimensión del costo humano que implica una guerra no basta contabilizar sólo a sus muertos, sino también a las llamadas víctimas secundarias, como los huérfanos, las viudas, los lesionados…”.

–¿Se puede tener una cifra aproximada del número de víctimas secundarias de esta guerra contra el narcotráfico?

–¡Claro que sí! El cálculo estadístico es de 1.4 huérfanos por cada muerto. De manera que actualmente tendremos unos 32 mil huérfanos en el país. Y en el mejor de los escenarios habrá unos tres lesionados por muerto, aquí ya estamos hablando de unos 75 mil lesionados que requieren atención médica.

–¿Y viudas?

–Pueden ser 18 mil o 20 mil… muchas de ellas son mujeres que ya no tienen ingresos y se integran al mercado laboral.

“La guerra está generando muchas presiones en el sistema de salud, de educación, laboral… su efecto multiplicador es impresionante porque provoca un conflicto adicional que el Estado es incapaz de atender.”

–¿Una guerra igual de cruenta y mortal que nuestras anteriores guerras?

–Sí, pero sólo hablando en términos absolutos en cuanto a número de muertes, a pérdida de vidas.

En ese sentido, los peritos en estadística señalan que las muertes de la lucha contra el narcotráfico son más que las 23 mil que dejó la guerra de Independencia, que duró 11 años.

También están por encima de las 2 mil 200 de la guerra de Texas, de 1835 a 1836; de las 23 mil de la invasión de Estados Unidos, que duró dos años; de las 8 mil en cuatro años de la guerra de Reforma y de las 436 de la “guerra sucia”. Ni se diga del conflicto armado en Chiapas, de 1994, que arrojó poco más de 100 muertos.

Pero están por debajo de las 63 mil que hubo en la intervención francesa en seis años o de las 90 mil de la guerra Cristera, de 1926 a 1929.

En números relativos

Sin embargo, los analistas advierten que al hacer una comparación estadística en términos relativos, la de Calderón es menos letal que la mayoría de las anteriores guerras.

“Para no ser tendenciosos debemos ajustar el número de muertes a dos variables importantes: a la población que tenía México en cada una de esas guerras civiles y al periodo de tiempo en que ocurrió cada una”, explican.

Con base en esto señalan que la guerra de Independencia tuvo 370 muertos por cada 100 mil habitantes, ya que en aquella época la población nacional apenas rebasaba los 6 millones.

La guerra de Texas provocó 28 muertes por cada 100 mil habitantes. El conflicto contra Estados Unidos arrojó 328, la guerra de Reforma 97, la intervención francesa 768, la guerra Cristera 543, mientras que la guerra sucia y el conflicto chiapaneco no alcanzan un fallecimiento por cada 100 mil habitantes.

Aclaran que actualmente hay zonas y entidades federativas –como Chihuahua– cuyo número de muertes en términos relativos es muy similar al de algunos de estos conflictos armados.

Indican que las matanzas más conocidas del pasado, como la del 2 de octubre de 1968 –cuyo cálculo de decesos oscila entre 150 y 350– o la del Jueves de Corpus, en 1971 –se calculan 60– son “eventos aislados”, por lo que fueron desechadas de sus cálculos comparativos.

–Pero la guerra contra el narco también está dejando matanzas, como la de los 72 migrantes en Tamaulipas.

–Sí. Pero a estas alturas esas 72 muertes ya no marcan ninguna diferencia en términos estadísticos. Es un porcentaje mínimo. Y no es por menospreciar ese acontecimiento– dice Arturo Arango.

Asegura que las matanzas del narcotráfico no pueden calificarse de genocidio, pues esta figura implica el exterminio del enemigo ideológico o étnico. Sin embargo, algunas organizaciones de derechos humanos, entre ellas el Centro de Derechos Humanos Fray Francisco de Vitoria, aseguran que ya se da un genocidio contra los jóvenes y niños de Ciudad Juárez, por lo que piden la intervención de la ONU y de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Agrega que el gobierno no ha podido contabilizar el saldo de muertos que va dejando la guerra contra el narco: “Hasta el momento el gobierno no tiene un mecanismo que le permita contar bien. Por ejemplo, el SNSP informa que de 2006 a la fecha se han cometido 63 mil homicidios dolosos. Pero no dice cuántos corresponden a la lucha contra el crimen organizado. Sus cifras y las del Inegi tienen diferencias hasta de 30%. Es un desbarajuste total.

“El registro de muertes tiene que empezar a levantarse desde que se llega a la escena del crimen. Inmediatamente debe resguardarse el área y levantar lo que nosotros llamamos el IPH (Informe Policial Homologable). Las cosas deben hacerse con método. Pero estos protocolos internacionales no se cumplen en México.

“Se ha llegado a casos extremos, como sucedió en Tabasco durante el gobierno de Roberto Madrazo. En ese tiempo el gobierno estatal registraba cero secuestros, pero en sus cárceles tenían el número más alto de secuestradores del país. ¿De dónde sacaban secuestradores si no tenían secuestros? Este tipo de situaciones siguen dándose.

“Por eso ante la falta de datos confiables, organizaciones de la sociedad civil y algunos medios, como los diarios Milenio y Reforma, llevan sus propios conteos. Hay programas radiales que tienen ‘ejecutómetros’ mediante los que registran diariamente el número de ejecutados.”

–¿Para qué sirve llevar un registro de muertos?

–Un problema que no se puede medir no se puede interpretar, mucho menos combatir. Es como si un médico supone que tienes fiebre sólo con verte la cara. No. Necesita un termómetro para determinar la temperatura corporal y después del diagnóstico te da la medicina. La contabilidad de las víctimas sirve para hacer un diagnóstico y tomar las medidas correctas. Los datos falsos hacen tomar medidas inadecuadas –responde Arturo Arango.

–¿Eso le está ocurriendo al gobierno en su lucha contra el narcotráfico?

–Sí. Es como si estuviera piloteando un aeroplano que vuela entre una tempestad sin instrumentos para controlarlo y sin saber hacia dónde se dirige. Completamente perdido. l



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Las cifras alegres de Calderón

El optimismo rampante mostrado por la Secretaría de Hacienda al dar a conocer los indicadores de empleo y crecimiento de la economía tiene tintes de esquizofrenia. A juicio del gobierno de Felipe Calderón, el país se ha convertido en una ínsula de prosperidad y estabilidad económica, de empleo creciente y dinamismo empresarial, de plena confianza para la inversión extranjera… En un contexto de violencia desbordada en todo el país, el objetivo es claro: utilizar a la economía como elemento de distracción para que la sociedad no se percate de la ruina nacional.

La Secretaría de Hacienda sorprendió hace dos semanas con dos datos “espectaculares”. Uno: la economía mexicana está embalada y marcha con tal vigor que este año crecerá 4.8% y no 4.5% como estimó hace mes y medio, y lejísimos del 3% que auguraba a principios de año.

Y dos: no hay nada que detenga ese brioso andar. La violencia por el crimen organizado “no está afectando la actividad económica nacional”.

Es decir, mientras las economías europeas viven en la incertidumbre, lidian con sus problemas de sobreendeudamiento y millones salen a las calles a protestar por drásticas medidas de ajuste que menguarán sus niveles de vida, o mientras en Estados Unidos se quiebran la cabeza por hallar la manera de estimular una economía que no levanta –tasas de interés en cero y precios que rayan en la deflación–, en México se vive prácticamente en el paraíso.

Tanto así que resulta cosa menor lo que a diario se ve y se oye en periódicos, radio, televisión e internet: ejecuciones, levantones, balaceras entre sicarios, militares y policías; asesinatos, y cuanto subproducto de la guerra contra el crimen organizado sea posible –o no– imaginar.

Vaya, ni las cerca de 30 mil muertes que ha ocasionado esa guerra en cuatro años ni el clima cotidiano de violencia le quitan al gobierno federal el ánimo festivo ni las ganas de transmitir la idea de que estamos, casi, en la gloria.

“No parece haber evidencia de que la inseguridad esté afectando la actividad económica de México”, tituló la Secretaría de Hacienda su Informe Semanal del domingo 17, un documento que todos los domingos envía a los medios y sube a su página web.

El informe reconoce que “la violencia ocasionada por el crimen efectivamente desincentiva la actividad empresarial y espanta los capitales en las regiones que más están siendo afectadas”.

Sin embargo, luego de reseñar el comportamiento positivo de algunos indicadores macroeconómicos, asegura: “También es evidente que el crimen y la delincuencia no están inhibiendo la recuperación económica a nivel nacional como se ha querido hacer creer”.

Prestidigitación financiera

El miércoles 20, el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, no cabía en sí para dar muy “buenas noticias”. En conferencia, habló de que las magníficas cifras macroeconómicas del país muestran que “México se recupera activamente de la crisis global”, inclusive de “manera más vigorosa que lo previsto”.

Y detalló: “Nuestras tasas de interés se encuentran en mínimos históricos; el tipo de cambio, estable; el mercado de valores continúa creciendo; las reservas están al máximo; la producción industrial presenta incrementos notables; la inversión privada se recupera, y las exportaciones y el consumo interno van en aumento”.

Por si fuera poco, dijo, “el Fondo Monetario Internacional considera que nuestra recuperación económica es más vigorosa que lo previsto para este año”.

No sólo eso, sino que “los mercados internacionales y las instituciones de banca de desarrollo siguen confiando en la política económica instrumentada por la actual administración. Prueba de ello es que el gobierno federal colocó hoy (miércoles 20), de manera exitosa en el mercado japonés, un bono Samurai por 150 mil millones de yenes, equivalente aproximado a mil 800 millones de dólares”.

Hay tanta confianza en el país –abundó Cordero– que esa operación con el bono Samurai “tuvo una demanda de dos veces el monto emitido y la participación principal fue de inversionistas institucionales japoneses”.

Dos semanas antes, el martes 5, el gobierno federal había emitido en mercados europeos otro papel soberano, aún más singular: un bono global, por mil millones de dólares, con rendimiento de 6.1% y a un plazo inédito, para un país latinoamericano, de 100 años.

Lo que en realidad hizo el secretario en la conferencia de prensa –convocada para anunciar un “máximo histórico” de empleos nuevos creados en lo que va del año– fue preparar el terreno para lo que un par de horas más tarde, después de las ocho de la noche, anunciaría oficialmente la Secretaría de Hacienda:

Que las cosas en la economía van tan bien que la dependencia había decidido revisar a la alza su estimación de crecimiento económico para este año: de 4.5% que había pronosticado el 8 de septiembre pasado, a 4.8%.

Y no es poca cosa. Significa un crecimiento 60% superior al 3% originalmente estimado –o 1.6 veces ese 3%– en el marco macroeconómico para 2010. Conforme fue recuperándose la economía estadunidense y, por tanto, fortaleciéndose la demanda externa, la economía mexicana fue mejorando.

Y, por lo mismo, los pronósticos variaron: desde ese 3% estimado en los Criterios Generales de Política Económica para 2010 –presentados ante el Congreso el 8 de septiembre de 2009– hasta el 4.8% del miércoles 20. Un verdadero vuelco si se considera que en 2009 la economía registró una caída de 6.5%, el peor desplome de su historia reciente, más que el 6.2% de 1995, que en su momento fue considerada la baja más dramática de por lo menos las últimas siete décadas.

De la última revisión (4.5%) a la más reciente (4.8%) sólo transcurrieron seis semanas. En ese lapso, los indicadores macroeconómicos acusaron una consistente desaceleración, pero el discurso oficial, por el contrario, se ha disparado en vertical ascendente.

De hecho, no se corresponden los argumentos con el monto de la subida en la estimación de crecimiento del PIB a 4.8%.

Cuando el 8 de septiembre último la Secretaría de Hacienda determinó revisar a la alza su estimación de crecimiento económico, de 4.1% a 4.5%, adujo la evolución “más favorable” de la actividad económica ya observada.

Señalaba, entre los principales puntos, que las exportaciones no petroleras habían crecido en el periodo enero-julio a una tasa anual de 33.8%; que en el primer semestre del año la producción industrial creció 6.6% anual, y la manufacturera 11.6%; y que, en particular, la producción automotriz creció un espectacular 76.8% entre enero y julio.

Además indicaba que en el segundo trimestre del año tanto la inversión como el consumo tuvieron “un mayor incremento secuencial” respecto del primero. Y la prueba era que en el periodo enero-julio las ventas al menudeo se expandieron 4.7% al año y el sector servicios creció 5.6% en el primer semestre.

Todo eso justificaba, decía Hacienda, aumentar cuatro décimas a la estimación de crecimiento del PIB para 2010 y dejarla en 4.5%. El Banco de México coincidió, días después, en que la economía crecerá este año “alrededor” de 5%, pero el próximo lo hará apenas entre 3.2% y 4.2%, dato que Hacienda prefirió omitir.

La “recuperación”

Para fundamentar su nueva estimación, Hacienda elimina indicadores donde no van bien las cosas, y de los que elige no presenta sus cifras acumuladas –que dan idea de la evolución de aquéllos–, sino datos mensuales y parciales, y que necesariamente resultan muy positivos si se les compara con el mismo mes de 2009, porque fueron justamente los peores meses de la crisis económica.

Así, para justificar la nueva estimación de tres décimas más, la secretaría detalla que las exportaciones no petroleras aumentaron 39.1%, pero sólo en agosto, y que la producción industrial se expandió 8.1% en el mismo mes, y compara ese registro con la estimación de 6%... realizada por analistas privados.

Con maña evidente, Hacienda da su nueva estimación del crecimiento del PIB dos días antes de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) hiciera públicos los datos de la balanza comercial a septiembre, que muestra un crecimiento muy menor de las exportaciones.

Ofrece el dato de agosto, con un crecimiento de 39.1% de las exportaciones no petroleras, pero no el de septiembre, que trae un aumento de sólo 21.3%. Es decir, las exportaciones no petroleras en septiembre –dato que necesariamente debía conocer Hacienda– crecieron 17.8 décimas menos que en agosto, o lo que es lo mismo, aumentaron apenas un poco menos de la mitad en que lo hicieron durante agosto.

El acumulado enero-septiembre tampoco lo señala porque también es desfavorable: 32.8% anual contra 34.5% en enero-agosto.

También con dolo, Hacienda omite los datos de producción manufacturera y automotriz. Para la revisión de 4.1% a 4.5% del PIB festeja los incrementos extraordinarios de 11.6% enero-junio, en el primer caso, y de 76.8% enero-julio en el segundo.

Para la revisión a 4.8% de crecimiento del PIB no lo hace porque los datos, aunque en terreno positivo, señalan la tendencia declinante: 11.2% acumulado en enero-agosto en las manufacturas, y cada vez resultados más bajos en la industria automotriz.

Tan sólo en el segmento de la producción de automóviles la baja es notable. Datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, que es consultada por el Inegi para sus reportes mensuales sobre producción manufacturera, indican que en junio de este año se produjeron 206 mil 195 automóviles, 102% más que en igual mes de 2009, un poco más del doble.

En el acumulado enero-junio de 2010, la producción de autos fue 78.9% superior a la del mismo periodo del año previo. En tanto, en septiembre de este año se produjeron 197 mil 418 autos, que ya fue sólo 34.9% más que igual mes de 2009. Pero en el acumulado enero-septiembre la producción creció 67.4%, que son 11.5 décimas menos que en el periodo enero-junio.

Es decir, Hacienda usa las cifras que le convienen y las acomoda para que sean más llamativas.

Trabajo a la baja

El caso de manipulación más significativo es el de las cifras, el discurso y la información sobre el empleo y el desempleo. El gobierno ha llegado al extremo de convocar a conferencia de prensa cada mes, o antes si hay algún dato importante, para informar la última cifra de empleos formales nuevos.

Encabezan dichas conferencias los secretarios de Hacienda, de Trabajo y de Economía, así como el director del IMSS, o cuando menos dos de ellos, e invitan a los reporteros de sus respectivas “fuentes”, a veces hasta en domingo.

El dato importante es siempre el “máximo histórico” alcanzado en materia de creación de nuevos empleos formales en lo que va del año. Para la estimación de 4.5% del PIB el dato fue que se habían creado, entre enero y agosto, 634 mil nuevas plazas. Para el cálculo de 4.8% del PIB, se habían creado, entre enero y la primera quincena de octubre, 780 mil nuevos empleos, reales, “con nombre y apellido”, registrados en el IMSS.

El tema siempre es el número de nuevos puestos de trabajo, de cómo “ya se recuperaron” los empleos perdidos en la crisis y el total de afiliados al IMSS: “A la primera quincena de septiembre, 14 millones 661 mil 333 personas, cifra nunca antes vista”, dijo Cordero el miércoles 20.

Igual que con la información sobre exportaciones, “casualmente” Hacienda se adelantó a la fecha programada por el Inegi para dar su último dato sobre empleo y desempleo, que fue el viernes 22, y que reveló un aumento significativo en la tasa de desocupación: 5.7% de la Población Económicamente Activa (PEA), con lo que ya son poco más de 2.5 millones de personas sin trabajo.

Cuando en las conferencias de prensa algún periodista pregunta sobre el desempleo y de los problemas estructurales del empleo en el país, los funcionarios se escurren y optan por lo fácil: el comparativo internacional de tasas de desocupación.

Vamos muy bien, dicen siempre. Andamos en un promedio de 5% sobre la PEA. España trae casi 20% de su PEA. Estados Unidos 10%; Francia igual; Inglaterra 8%; Alemania 7%. Y así.

Los datos son ciertos, al menos de fuentes reconocidas, como el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.

Pero la simple tasa de desempleo nada dice sobre la realidad del empleo en México. En los cuadros, sólo con datos porcentuales, pues sí se ve bien México. Así usa las cifras el gobierno federal para darle una mejor cara a la economía.

O como decía Joseph Goebbels, ministro de propaganda de Adolfo Hitler en la Alemania nazi: “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que los distraigan”.

México y Colombia Estados que violentan y criminalizan a los jóvenes

ASESINOS!!!

Ponencia Ciudad Juárez.

http://www.youtube.com/watch?v=OKVL-RCzdl4

Crestomatía: Bitácora Mexicana - Entrevista a Jorge Saldaña

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Elecciones en EU: Los pronósticos, los riesgos...

Partido Demócrata. La derrota.

Olga Pellicer

MÉXICO, D.F., 1 de noviembre (Proceso).- Este 2 de noviembre tendrán lugar las elecciones intermedias en Estados Unidos. Está en juego el total de la Cámara de Representantes, un tercio del Senado y 37 gobiernos estatales. Entre estos últimos se encuentran los estados fronterizos de California, Nuevo México Arizona y Texas. Los resultados cambiarán la correlación de fuerzas políticas en la Unión Americana; para México, los efectos se dejarán sentir de inmediato.

Encuestas y análisis coinciden en señalar que el Partido Demócrata sufrirá importantes pérdidas. El escenario más probable es la pérdida de la mayoría en la Cámara de Representantes, una disminución en el número de asientos en el Senado, sin que sea todavía claro si el Partido Republicano podrá, a su vez, obtener la mayoría que requiere para imponer decisiones. En otras palabras, se espera un gobierno dividido: mayoría republicana en la Cámara y ausencia de mayorías contundentes, demócrata o republicana, en el Senado.

Es normal que en las elecciones intermedias el partido en el poder experimente pérdidas. Esta vez lo llamativo ha sido la intensidad de la contienda, en parte por la dimensión de los recursos invertidos, en parte por la vehemencia del debate. De acuerdo con un reportaje aparecido en Washington Post (25/10), se trata de las elecciones intermedias más caras que hayan tenido lugar en Estados Unidos. Se calcula que al terminar las campañas se habrán invertido más de 2 mil millones de dólares; el equivalente a 4 millones de dólares por cada asiento en disputa.

Esa cifra tan elevada de recursos revela la cantidad de intereses que se encuentran en juego. Parte de esos fondos provienen de grupos de interés y corporaciones actuando de manera anónima; su objetivo más evidente es la derrota de ciertos candidatos demócratas. En otros casos, se trata de candidatos republicanos muy poderosos económicamente, como Linda McMahon, republicana de Connecticut, que ha invertido 40 millones de su fortuna personal para derrotar a su contrincante demócrata.

Paralelamente al gasto desenfrenado, la campaña se ha distinguido por el histerismo de las acusaciones en contra del gobierno de Obama provenientes, principalmente, de los miembros del movimiento conocido como Tea Party. Para ellos, la administración de Obama conduce al país al comunismo, destroza los valores más sagrados de la sociedad estadunidense, favorece los movimientos religiosos que son enemigos de los Estados Unidos, es partidario de crímenes como el aborto o de la destrucción de las familias a través de las bodas homosexuales y otras acusaciones propias de la extrema derecha

Ese ambiente, signo de una gran polarización y temores irracionales, ha tenido como caldo de cultivo la situación económica. La economía es la preocupación dominante al momento de celebrarse estas elecciones, la que permite los extremos ideológicos y la entrada a la campaña de poderosos grupos de interés. Hay temor por la lentitud de la recuperación e incertidumbre respecto a la posibilidad de una recaída; inquieta, en particular, el desempleo que se mantiene en índices muy altos (10%), el pago de las hipotecas, el gasto gubernamental y los niveles del déficit público.

En algunos círculos se empieza a tocar el réquiem para el gobierno de Obama. Consideran estas elecciones el presagio de su derrota en 2012. Sin embargo, la historia electoral de Estados Unidos obliga a ver con cautela esas opiniones. Cabe recordar que tanto Reagan como Clinton se encontraban en índices muy bajos de popularidad en elecciones intermedias en las que su partido sufrió pérdidas considerables. Sin embargo, fueron reelegidos con amplio margen en las presidenciales celebradas dos años después.

En este momento, los resultados están bajo la influencia de un gran activismo republicano y una apatía de los votantes demócratas, quienes se encuentran desilusionados y, según encuestas, permanecerán en sus casas el día de la elección. Sin embargo, ello no significa que se volcarían hacia los republicanos en las presidenciales, ni que mantendrían el abstencionismo en esa ocasión. Todo depende del golpe de timón que dé Obama para recuperar popularidad los próximos dos años. Gran parte de su futuro, además de habilidad política, está relacionado con el comportamiento de la economía, así como del entusiasmo que pudiesen levantar los proyectos republicanos. Hasta ahora esos proyectos han resultado interesantes en círculos locales, de allí su avance electoral. Pero el partido está muy dividido entre radicales y moderados y no se vislumbra un líder con capacidad de unirlos y posibilidad de triunfo a nivel nacional.

El cambio en el mapa político en Estados Unidos que tomará forma el 2 de noviembre presenta serios desafíos para México. Hay motivos para esperar con temor los resultados en los gobiernos fronterizos. Así, Bill Richardson, de Nuevo México, podría ser sustituido por una gobernadora republicana, Susana Martínez, cuyas posiciones en contra de trabajadores indocumentados ya son conocidas.

De otra parte, la llegada de nuevos representantes al Congreso obliga a estudiar su perfil e identificar las posiciones que pudiesen tener influencia en decisiones que afectan a México. Por ejemplo, se sabe que la Asociación del Rifle ha sido particularmente generosa financiando a candidatos que, desde luego, se opondrán a cualquier intento de restablecer la prohibición de venta de armas de asalto, un asunto que interesa particularmente al gobierno de Felipe Calderón.

Están por delante dos años difíciles en Estados Unidos, con un Congreso polarizado donde se empantanará cualquier iniciativa y un Ejecutivo concentrado en preparar su reelección. Con ese interlocutor se tendrá que dialogar sobre problemas vitales para nuestro país ¿Podrá hacerse? l

El solitario de la Casa Blanca

Pasada la efervescencia popular que lo catapultó a la presidencia en 2008 y desplomadas las expectativas que su triunfo electoral generó, el presidente Barack Obama concluye dos años de administración vilipendiado por la derecha, castigado por la izquierda y abandonado por el centro. “En una democracia grande y compleja todas las cosas toman su tiempo, y nuestra cultura no se basa precisamente en la paciencia”, declaró el mandatario a Peter Baker, reportero de The New York Times, quien en vísperas de las elecciones legislativas de este 2 de noviembre describe el ambiente en la Casa Blanca y recoge las reflexiones críticas de colaboradores cercanos a Obama. Con autorización del diario neoyorquino, Proceso reproduce el texto de Baker.
Obama. Popularidad a la baja.

Peter Baker

WASHINGTON, 1 de noviembre (Proceso).- Aunque esa tarde de finales de septiembre había mucha actividad en el ala oeste de la Casa Blanca, Barack Obama se veía relajado y sin prisas cuando se sentó en un sillón de cuero café recién retapizado en la Oficina Oval. Acababa de regresar del Salón Este, donde había firmado la Ley de Empleo de los Pequeños Negocios de 2010. Esta ley será la última pieza de la significativa legislación económica de su administración, antes de que los votantes den su veredicto sobre sus primeros dos años en el cargo.

Sin embargo, para efectos prácticos, el primer capítulo de la presidencia de Obama ha terminado. El segundo empezará el próximo 2 de noviembre, día de los comicios intermedios.

El presidente que impulsó en el Congreso la agenda interna tal vez más ambiciosa en una generación está vilipendiado por la derecha, castigado por la izquierda y abandonado por el centro. Entra a la recta final de la campaña de las elecciones intermedias con visos de repudio, en tanto que los votantes se preparan para entregarle un Congreso que, aun en el caso de que los demócratas mantengan el control, será con seguridad mucho menos amistoso con el presidente que el anterior, con el que ha pasado dos años librando luchas de lodo.

Aunque orgulloso de sus logros, Obama ha empezado a reflexionar sobre qué salió mal y lo que debe hacer para modificar el rumbo durante los próximos dos años. Uno de sus asistentes asegura que ha pasado “mucho tiempo hablando sobre Obama 2.0” con su nuevo jefe interino de gabinete, Pete Rouse, y su jefe de gabinete adjunto, Jim Messina.

“Lecciones tácticas”

Durante la hora que pasamos juntos Obama insiste en que no se arrepiente de la orientación general de su presidencia, pero identifica lo que llama “lecciones tácticas”: permitió que se le viera como “el mismo demócrata liberal de siempre con su vieja política de impuestos y gastos” y reconoce que tal vez no debió proponer moratorias fiscales como parte de su programa de estímulos, “sino dejar que los republicanos insistieran en su recorte de impuestos” para que pudiera aparecer como un acuerdo bipartidista.

Sobre todo, asegura, aprendió que pese a su retórica anti-Washington debe jugar con las reglas de Washington si quiere ganar en la capital y que no basta su gran convicción de que está en lo correcto si nadie más está de acuerdo con él. “En vista de lo que se nos venía encima –dice Obama–, probablemente pasamos mucho más tiempo tratando de enderezar las políticas que de enderezar la política. Probablemente hay un orgullo perverso en mi administración y asumo la responsabilidad por ello, pero estaba claro que haríamos lo correcto aun si en el corto plazo era impopular”.

Lo impactante del autodiagnóstico de Obama es que, de acuerdo con su propia interpretación, descuidó la “inspiración” una vez que fue electo. Para empezar, acepta, no se mantuvo conectado con la gente que lo colocó en el cargo. En vez de ello decepcionó a quienes lo consideraban encarnación de un nuevo movimiento progresista, así como a los que esperaban que cruzara la brecha para marcar el comienzo de una época pospartidista.

Cuando Obama aseguró la nominación demócrata en 2008, dijo a una multitud de seguidores: “Algún día seremos capaces de mirar hacia atrás y contar a nuestros hijos que este fue el momento en que empezamos a dar asistencia a los enfermos y buenos empleos a los desempleados; que fue el momento en que la subida de los océanos empezó a detenerse y nuestro planeta comenzó a sanar; que este fue el momento en que terminamos una guerra, le dimos seguridad a nuestro país y restauramos nuestra imagen como la última y mejor esperanza sobre la Tierra”.

Le leo estas líneas a Obama y le pregunto cómo suena esa retórica de altos vueltos en estos días en que su gobierno está alicaído. “Suena ambicioso. ¿Pero sabe qué? Avanzamos en cada uno de estos frentes”.

–¿Pero… salvar al planeta? Si usted promete salvar al planeta, ¿no podría la gente pensar realmente que usted lo va a salvar?

El presidente ríe antes de regresar al tema de la esperanza y la inspiración. “No pido disculpas por haberme fijado altas expectativas para mí mismo y para el país porque creo que podemos alcanzarlas”, aclara. “Pero hay una cosa que quiero decir, que anticipé y que puede ser difícil de entender: en una democracia grande y compleja como ésta, todas las cosas toman su tiempo. Y nuestra cultura no se basa precisamente en la paciencia”.

Durante mi recorrido por el ala oeste no sólo conversé con Obama sino con casi dos docenas de sus asesores –algunos hablaron con autorización y otros no– para entender cómo ven la situación. La perspectiva desde dentro de la administración parte de un mantra fundamental: Obama heredó los peores problemas para un presidente en años. O en generaciones. O en la historia de Estados Unidos. Impidió otra Gran Depresión al tiempo que colocaba los cimientos para un futuro más estable. Pero esto le exigió tomar medidas impopulares que inevitablemente tendrían un costo para él.

Sin embargo, a muchos funcionarios les preocupa que los mejores días de la presidencia de Obama pudieran haber pasado ya. Se preguntan si no sería el momento de dar el siguiente paso. En los sondeos realizados por The New York Times y CBS News los niveles de aprobación de Obama habían caído, de 62% que tenía cuando asumió el cargo, a 45% en septiembre último; es decir, sólo un punto por encima de donde estaba Clinton en 1994 antes de perder el Congreso, y tres por arriba de Reagan antes de que los republicanos perdieran en 1982 dos docenas de bancas en la Cámara de Representantes.

Pese a todo, el equipo de Obama está orgulloso de haber cumplido tres de las cinco principales promesas que planteó en su discurso de abril de 2009 en la Universidad de Georgetown como pilares de su “nueva fundación”: las reformas a la salud y a la educación y la re-regulación financiera. Y también destaca las decisiones de dar por terminada la misión de combate en Irak e intensificar la guerra en Afganistán.

Pero es posible ganar el juego interno y perder el juego externo. En sus momentos más oscuros los asesores de la Casa Blanca se han preguntado en voz alta si para un presidente moderno existe siquiera la posibilidad de tener éxito, sin importar cuántas iniciativas logre firmar.

Todo parece conspirar contra esta idea: una oposición implacable, con muy poco interés en colaborar, si es que tiene alguno; unos medios noticiosos saturados de trivialidades y conflictos; una cultura que exige soluciones para ayer y un cinismo social que mantiene muy baja estima por el liderazgo.

En este contexto algunos colaboradores de Obama han llegado a la conclusión de que ante estas condiciones cualquier presidente moderno, en el mejor de los casos, sólo podrá tener un desempeño promedio.

“Problemas de comunicación”

El cálculo más errado entre la mayoría de los asesores de Obama fue creer que éste sería capaz de tender un puente sobre una capital polarizada y construir coaliciones auténticamente bipartidistas. “Si creímos que los republicanos simplemente iban a transitar por él, estábamos terriblemente equivocados”, me dice Tom Daschle, mentor y asesor externo de Obama.

El gobernador de Pennsylvania, Ed Rendall, está entre los demócratas que critican con dureza al presidente por no haber sido lo suficientemente hábil frente a la oposición. Él opina que la legislación de salud constituye “un logro increíble” y que el programa de estímulos fue exitoso en grado extremo, pero considera que Obama permitió que estas victorias se vieran empañadas por las críticas.

“Perdieron las batallas de la comunicación en las dos principales iniciativas y las perdieron muy pronto”, considera Rendall, ferviente partidario de Hillary Clinton y que después apoyó a Obama.

Este estribillo también se escucha con frecuencia dentro de la Casa Blanca: “Es un problema de comunicación”. Cuando algún político está en dificultades argumenta que los problemas son de comunicación y no de otra índole.

Las críticas hacia Obama pueden ser confusas y muy contradictorias: mientras la derecha lo considera un fanático liberal, la izquierda lo ve como un pusilánime acomodaticio. Hay quienes creen que es un socialista anticapitalista que tiene relaciones demasiado estrechas con Wall Street; asimismo se le ve como un apologista de la defensa no violenta de Estados Unidos que ha adoptado las implacables tácticas antiterroristas de Bush, a expensas de las libertades civiles.

“Cuando hablaba de ser un presidente transformador, se refería a su idea de restaurar la fe del pueblo estadunidense en sus instituciones de gobierno”, dice Ken Duberstein, exjefe de gabinete de Ronald Reagan que en 2008 votó por Obama. “Lo que ahora sabemos es que esto no funcionó. Por el contrario, ahora la gente duda todavía más de nuestras instituciones, en especial del gobierno… Francamente yo dejaría atrás aquellos días. Olvidaría al presidente transformador y mejor intentaría ser un presidente negociador, alguien con quien se pudiera acordar. Me parece que hay una rigidez ideológica que el pueblo estadunidense no había percibido antes”.

Otros, por el contrario, desearían mayor rigidez ideológica. Norman Salomon, activista del campo progresista y presidente del Institute for Public Accuracy, dice que “Obama ha desperdiciado totalmente esta gran oportunidad” de reinventar a Estados Unidos al no ser suficientemente agresivo en temas como la opción de la salud pública. “Se ha mostrado tan reflexivo desde que fue elegido que sólo ha cedido y cedido terreno”, sostiene Salomon.

Aporreado por ambas partes Obama se ve claramente frustrado y, en ocasiones, a la defensiva. “Congénitamente los demócratas tienden a ver el vaso medio vacío”, declaró Obama hace un mes, en un acto para reunir fondos en Greenwich, Connecticut.

Y añadió: “Si sacamos adelante una histórica Ley de Salud, bueno, está bien, pero no incluye la opción de la asistencia pública. Si logramos que pase una inciativa de reforma financiera, entonces, bueno, yo no entiendo de estas normas derivativas y no estoy seguro de si me satisfacen. Y, ¡válgame Dios!, no hemos logrado aún la paz mundial. Yo pensé que eso iba a ser más rápido”.

Rahm Emanuel, primer jefe de gabinete de la Casa Blanca de Obama, quien renunció en septiembre, dice que las crisis en cascada que afectó los días iniciales del gobierno cobró una cuota permanente. “Las semillas de sus actuales dificultades políticas fueron plantadas cuando dio sus primeros pasos”, comenta.

Funcionarios de la Casa Blanca coincidieron en que no debieron dejar que el proceso de la reforma de salud se alargara tanto tiempo esperando un apoyo republicano que nunca llegaría. “La gente siente que no envió a Obama a Washington para ser legislador en jefe”, comenta uno de sus principales asesores. Y precisa: “Esto se prestó a que surgiera la percepción de que no estaba haciendo nada en favor de la economía”.

Escenarios

Melody Barnes, asesora presidencial en política interna, asegura que el mayor problema fue que después de ocho años de gobierno de Bush los partidarios de Obama estaban muy ansiosos de cambiar todo cuanto antes. “Había una exigencia multiplicada en todas las áreas temáticas (ciencia, educación, asistencia médica, inmigración). Un enorme deseo de que todas las cosas se hicieran finalmente. Cada segmento de la población tenía algo que pedir y que consideraba de la mayor importancia. En verdad quería que llegara a la meta.”, explica.

Los asistentes de Obama se mostraron más optimistas frente a las elecciones de 2012 que ante las de 2010 porque creen que el Tea Party hará que se reelija Obama al empujar al candidato republicano demasiado a la derecha. Dudan que Sarah Palin se postule y piensan que Mitt Romney no puede obtener la nominación republicana porque hizo aprobar su propio programa de salud cuando fue gobernador de Massachusetts. Si tuvieran que adivinar hoy, algunos en la Casa Blanca dirían que Obama se verá contendiendo con Mike Huckabee, exgobernador de Arkansas.

Obama expresa su optimismo de que podría hacer causa común con los republicanos después de las elecciones intermedias de noviembre. “Podría ser que, independientemente de lo que ocurra en esta elección, se sientan más responsables ya sea porque no obtengan tan buenos resultados como esperaban –y eso quiere decir que la estrategia de sólo decir no a todo y arrojar bombas desde la orilla no les funcionó– o porque tengan resultados razonablemente buenos, en cuyo caso el pueblo estadunidense esperará que ofrezcan propuestas serias y que trabajen conmigo de una manera seria”.

Pero aun si una alianza de esta naturaleza llegara a emerger, los siguientes dos años serán para cimentar lo que Obama hizo en los dos primeros y defenderlo frente a los desafíos del Congreso y de las cortes. En palabras de uno de los principales asesores, “habrá muy pocos incentivos para plantear grandes cosas en los próximos dos años, a menos que surja algún tipo de crisis”.

No obstante, los colaboradores de Obama aún miran con desdén la limitada disposición a ejercer reformas que Bill Clinton asumió después de las elecciones intermedias de 1994. Emanuel comenta: “No soy de la opinón de no hacer nada. Creo que uno debe tener una agenda”.

¿Pero qué tipo de agenda? Ni tan amplia ni tan provocadora, sostienen algunos de los asesores. “Ésta tendrá que limitarse y enfocarse a los asuntos que son alcanzables y que constituyen una alta prioridad para los estadunidenses”, afirma Dick Durbin, el demócrata número dos en el Senado. Daschle considera que Obama tendría que extenderle la mano a sus adversarios.

Rendall piensa de otro modo. “No preocuparse tanto por el bipartidismo si los republicanos continúan negándose a cooperar. Haz lo que tengas que hacer y defiéndete. Deja de estarte quejando de lo que heredaste. Después de la elección, yo diría que ya no hay que estar señalando hacia atrás, acusando de todo a la administración Bush. Está bien hacerlo durante la campaña, pero luego hay que parar. Seguir haciéndolo constantemente, como nosotros lo hacemos, suena a disco rayado. Y después de dos años tienes que asumir tu propia responsabilidad”, plantea.

Obama tendrá que asumir esa responsabilidad dos años más, o seis si logra encontrar el camino para seguir adelante. Como escritor Obama sabe apreciar los ritmos de una trama tumultuosa. Pero, ¿quién es realmente el protagonista? En el fondo este presidente sigue siendo un enigma para muchos estadunidenses. Durante la campaña hizo promoción de sí mismo –o de la idea que tiene de sí mismo– más que de cualquier política en particular. Los votantes se encargaron de completar la historia al gusto de cada uno.

Ahora la historia se sigue escribiendo. Con cada decisión que toma el presidente se sigue definiendo, para bien y para mal, en las mentes de los estadunidenses. Dice que sabe a dónde va y que está incrementando su velocidad, pese a los obstáculos. Así lo comentó ante un grupo de visitantes la primavera pasada: “Empiezo despacio, pero cierro con fuerza”.

Tendrá que hacerlo si quiere que la historia que está construyendo tenga el desenlace que desea. (Traducción: Lucía Luna) l

Policía federal, lo que faltaba


MÉXICO, D.F., 31 de octubre (apro).- Hasta ahora, la Policía Federal de Genaro García Luna había mostrado su lado oscuro por las insistentes acusaciones de protección al narcotráfico y su vulnerabilidad ante ataques sorpresa de los grupos armados de los cárteles de la droga. Pero el viernes, en Ciudad Juárez, se mostró abiertamente como uno más de los signos autoritarios del gobierno de Felipe Calderón: reprimió con disparos de arma de fuego una manifestación de estudiantes de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ). Los estudiantes protestaban, precisamente, por la presencia de las fuerzas federales civiles y militares en su ciudad, donde ni el Ejército ni la Policía Federal han logrado imponer la autoridad del Estado en el que ahora es uno de los lugares más violentos del mundo. Estudiantes aglutinados en el Comité de Universitarios de Izquierda estaban en la onceava semana de protesta de lo que denominaron Kaminata Kontra la Muerte, cuando un efectivo de la Policía Federal disparó contra uno de ellos, identificado como José Darío Álvarez Orrantia, de la Facultad de Sociología, en momentos en que realizaba una pinta. La acción represiva no fue ninguna casualidad. En distintas ocasiones, ese grupo estudiantil ha tenido confrontaciones con la Policía Federal y el Estado Mayor Presidencial cuando Calderón se ha parado en Ciudad Juárez. De por sí grave, el hecho resulta todavía más preocupante porque Calderón quiere hacer de esa policía un modelo nacional de seguridad pública. En el menor de los males, al balear al estudiante, el efectivo federal demostró su falta de pericia en el manejo de la presión en situaciones de protesta social. En el peor, confirmó que el combate al narcotráfico se ha convertido en coartada para fortalecer el aparato represivo del Estado contra la protesta social. No es el caso sólo de la Policía Federal. Es lo mismo que han hecho el Ejército y la Marina, Armada de México, que junto con la Fuerza Aérea, en este gobierno se han hecho llamar Fuerza Armada Permanente. Punto central en la reforma a la Ley de Seguridad Nacional que promueven los militares en el Congreso es que cuando el Ejército o la Marina participen en labores de seguridad pública sean los jefes castrenses y no la autoridad civil la que tome las decisiones, lo cual es todo lo opuesto a un régimen democrático de derecho. La que está llamada a cumplir esa función es justamente la Policía Federal, comandada por un general de división, pero que responde a la esfera de poder del secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Ni los militares ni la Policía Federal han podido hacer frente a la crisis de inseguridad. Ciudad Juárez es el más claro ejemplo. Primero, Calderón inundó la ciudad con miles de militares que terminaron repudiados por los abusos que cometían contra la población. Luego, los sustituyó con la Policía Federal. Los abusos de los federales resultaron peor, tanto que ahora hay quienes en Juárez piden el retorno de los militares. Así de desesperante está la situación. En el colmo, la Policía Federal ahora dispara contra civiles, ya no como víctimas en fuego cruzado en enfrentamientos con narcotraficantes, sino como abierta y franca represión. ¿Será esto también una manifestación del éxito de la llamada estrategia contra el narcotráfico? Calderón exacerbó la violencia. Oficialmente se reconocen ya unos 30 mil muertos. Y los próximos dos años prometen más. La ilegitimidad está costando mucha sangre en México.

jcarrasco@proceso.com.mx

REFLEXIONES DEL COMPAÑERO FIDEL. La sublevación en la ONU

Por Fidel Castro Ruz









La Habana, 1 de noviembre de 2010


(Primera parte)

(Tomado de CubaDebate)

La reunión el pasado martes 26 de octubre de la Asamblea General de la ONU, que se supone sea la máxima autoridad política del planeta, fue convocada con un objetivo tantas veces repetido que ya es familiar: "Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba."

Es el proyecto más discutido, más aprobado y nunca cumplido en la historia de las Naciones Unidas.

Todos sabemos que, si tal imputación se hiciera contra Cuba o cualquier otro país latinoamericano o caribeño, y éste no se diera siquiera por aludido, sobre ese país lloverían raíles de punta. El acto detestable que con tanta claridad y precisión se atribuye a "Estados Unidos de América", cuyo cese se demanda, está calificado en el derecho internacional como "acto de genocidio".

Se eleva ya a 19 el número de veces que, desde el año 1992, se viene aprobando por la Asamblea General, demandando el cese de esa abusiva y criminal acción. Pero si crecía el número de veces que se reiteraba y aprobaba la Resolución, crecía también el número de países que le ofrecían su apoyo, disminuía el de los que se abstenían y el minúsculo grupito que votaba contra ésta. En la última, fueron ya solamente dos los que la rechazaron y tres los que se abstuvieron al votar, cuyos nombres corresponden a pequeños Estados que en realidad son dependencias coloniales de Estados Unidos.

Un hecho a tener en cuenta es que en el mundo se han producido grandes cambios desde que se fundó la ONU, cuando todavía no habían cesado los combates de la Segunda Guerra Mundial, que costó 50 millones de vidas y una enorme destrucción. Muchos países que hoy constituyen la mayoría de las Naciones Unidas, eran todavía colonias de las potencias europeas, que se habían apoderado por la fuerza del territorio de la mayor parte del mundo y, en algunos continentes, casi de su totalidad. Cientos de millones de personas, en no pocos casos, de civilizaciones mucho más antiguas y de superior cultura, fueron sometidos al coloniaje en virtud de la superioridad en armamento de los agresores.

Cuba no fue una excepción.

En este hemisferio, la última colonia de España fue nuestro país, por sus riquezas en productos agrícolas escasos y de gran demanda entonces, que surgían de las manos laboriosas de campesinos libres y cientos de miles de esclavos de origen africano. Cuando las demás colonias de España se habían liberado en las primeras décadas del siglo XIX, ésta mantenía con mano de hierro y los métodos más despóticos su colonia en Cuba.

En la segunda mitad de ese siglo, nuestra isla, en la que España soñó tener un baluarte para la reconquista de sus antiguas colonias en Suramérica, fue cuna de un profundo sentimiento nacional y patriótico. El pueblo cubano inició la batalla por su independencia casi 70 años después que las demás naciones hermanas de América Latina, sin más armas que el machete con que se cortaba la caña, y el brío y la rapidez de los caballos criollos. En poco tiempo los patriotas cubanos se volvieron temibles soldados.

Treinta años más tarde nuestro sufrido pueblo estaba a punto de alcanzar sus objetivos históricos en la lucha heroica contra una decadente pero tozuda potencia europea. El ejército español, a pesar del enorme número de soldados que contaba, era ya incapaz de mantener la posesión de la isla, donde sólo controlaba las principales áreas urbanas y estaba a punto del colapso.

Fue entonces cuando el pujante imperio, que nunca ocultó su intención de apoderarse de Cuba, interviene en aquella guerra tras declarar cínicamente que "el pueblo de la isla de Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente".

Finalizada la contienda, a nuestro país se le negó el derecho a participar en las negociaciones de paz. El gobierno español consumó la traición a Cuba poniéndola en manos de sus interventores.

Estados Unidos se apoderó de los recursos naturales, las mejores tierras, el comercio, los bancos, los servicios y las principales industrias del país. Nos convirtió en neocolonia. Eso tuvimos que soportar durante más de 60 años, pero volvimos a ser independientes y jamás dejaremos de luchar. Con estos antecedentes, los lectores de otros países comprenderán mejor las palabras de nuestro canciller Bruno Rodríguez el 26 de octubre de este año.

El debate comenzó a las 10 de la mañana.

Primero hablaron 5 países en nombre del Grupo de los 77, el Movimiento de Países No Alineados, la Unión Africana, el CARICOM y el MERCOSUR, apoyando todos la Resolución.

Después hicieron uso de la palabra 14 países, entre ellos dos que tienen más de mil millones de habitantes cada uno: China e India, con casi 2 500 millones entre ambos; otros que cuentan con más de cien, como la Federación Rusa, Indonesia y México; otros 9 con reconocido papel en la vida internacional: Venezuela, República Islámica de Irán, Argelia, Sudáfrica, Islas Salomón, Zambia, Gambia, Ghana y Barbados; 19 intervenciones antes de Bruno.

Su discurso fue lapidario. Citaré muchas veces párrafos enteros de sus palabras. Lo inició con una referencia a los graves peligros de guerra que nos amenazan y añadió:

"Para sobrevivir, es imprescindible un salto en la conciencia de la Humanidad, sólo posible mediante la difusión de información veraz sobre estos temas que la mayoría de los políticos esconden o ignoran, la prensa no publica y que, para la gente, son tan horrorosos que parecen increíbles."

"... la política de los Estados Unidos contra Cuba no tiene sustento ético o legal alguno, credibilidad ni apoyo. Así lo demuestran los más de 180 votos en esta Asamblea General de las Naciones Unidas que en los últimos años han reclamado que se le ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero."

"El rechazo de América Latina y el Caribe es enérgico y unánime. La Cumbre de la Unidad, celebrada en Cancún, en febrero del 2010, lo expresó resueltamente. Los líderes de la región lo han comunicado directamente al actual Presidente norteamericano. Puede asegurarse que el repudio expreso al bloqueo y a la Ley Helms-Burton identifica, como pocos temas, al acervo político de la región.

"Visiones igualmente inequívocas han sido refrendadas por el Movimiento de Países No Alineados, por las Cumbres Iberoamericanas, por las Cumbres de América Latina y el Caribe con la Unión Europea, por la Unión Africana, por las Cumbres del Grupo ACP y prácticamente por cualquier conjunto de naciones que se haya pronunciado a favor del Derecho Internacional y el respeto a los principios y propósitos de la Carta de la ONU.

"Es amplio y creciente el consenso en la sociedad norteamericana y en la emigración cubana en ese país contra el bloqueo y a favor del cambio de política hacia Cuba. [... ] el 71% de los estadounidenses abogan por la normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos... "

"Las sanciones contra Cuba permanecen intactas y se aplican con todo rigor.

"En el año 2010, el cerco económico se ha endurecido y su impacto cotidiano sigue siendo visible en todos los aspectos de la vida en Cuba. Tiene consecuencias particularmente serias en esferas tan sensibles para la población como la salud y la alimentación."

De inmediato señala una serie de crueles medidas que afectan sensiblemente a niños con delicados problemas de salud, que el Gobierno de Estados Unidos no podría desmentir.

Luego expresa:

"Las multas de los Departamentos del Tesoro y Justicia contra entidades de su país y de Europa en este último año, por transacciones realizadas con Cuba, entre otros Estados, superan en su conjunto los 800 millones de dólares."

Prosigue informando:

"La confiscación de una transferencia de más de 107 mil euros pertenecientes a la compañía Cubana de Aviación y realizada por medio del Banco Popular Español desde Madrid a Moscú, constituyó un verdadero robo."

A continuación, nuestro Ministro de Relaciones Exteriores señala algo de mucha importancia sobre los efectos del crimen grosero contra la economía de Cuba, dada la tendencia a mencionar cifras históricas sobre el monto en dólares del valor de un bien mueble o inmueble, un préstamo, una deuda o cualquier otra cosa que sea medible en dólares norteamericanos, sin tener en cuenta el valor constantemente decreciente del dólar en las últimas cuatro décadas. A modo de ejemplo cito un refresco harto conocido: Coca Cola —sin cobrar nada por la publicidad. Hace 40 años costaba 5 centavos, hoy su precio fluctúa en cualquier país entre 150 y 200 centavos de dólar.

Bruno expresa:

"El daño económico directo ocasionado al pueblo cubano por la aplicación del bloqueo, supera en estos cincuenta años los 751 mil millones de dólares, en el valor actual de esa moneda."

Es decir, no incurre en el error de utilizar la cifra de pérdidas que significó el bloqueo año por año, como si el valor de los dólares fuera exactamente igual cada año. Como consecuencia de la estafa mundial que significó la suspensión unilateral, por Nixon, del respaldo en oro de esa moneda, a la tasa de 36 dólares por onza Troy, unida a las emisiones de dólares sin límite alguno, el poder adquisitivo de esa moneda se redujo extraordinariamente. El MINREX se tomó el trabajo de solicitar a un grupo de expertos del Ministerio de Economía que hicieran la evaluación, y esta arrojó el daño económico del bloqueo a Cuba a lo largo de 50 años, expresado en el actual valor de esa moneda.

"El pasado 2 de septiembre" —dijo en su intervención—, "el propio presidente Obama ratificó las sanciones contra Cuba, aludiendo al supuesto ‘interés nacional’ de los Estados Unidos. Pero todos saben que la Casa Blanca sigue prestando mayor atención a los ‘intereses especiales’, bien financiados, de una exigua minoría que ha hecho de la política contra Cuba un negocio muy lucrativo."

"Muy recientemente, el 19 de octubre, el presidente Obama calificó, según varias agencias de prensa, de insuficientes los procesos que, a su juicio, ocurren hoy en Cuba y condicionó cualquier nuevo paso a la realización de los cambios internos que quisieran ver en nuestro país.

"El Presidente se equivoca al asumir que tiene derecho a inmiscuirse y a calificar los procesos que hoy tienen lugar en Cuba. Es lamentable que esté tan mal informado y asesorado.

"Las transformaciones que hoy emprendemos responden a los anhelos de los cubanos y a decisiones soberanas de nuestro pueblo. [... ] No se proponen complacer los deseos o satisfacer los intereses del gobierno de los Estados Unidos, hasta hoy siempre opuestos a los del pueblo cubano.

"Para la superpotencia, todo lo que no conduzca al establecimiento de un régimen que se subordine a sus intereses será insuficiente, pero eso no va a ocurrir porque muchas generaciones de cubanos han dedicado y dedican lo mejor de sus vidas a defender la soberanía y la independencia de Cuba."

"Por el contrario, dicho gobierno ha continuado la arbitraria práctica de poner a Cuba en las espurias listas, incluida la de Estados que supuestamente patrocinan el terrorismo internacional, que fabrica el Departamento de Estado para calificar el comportamiento de otras naciones. Este país no tiene la autoridad moral para hacer tales listados —que como regla tendría que encabezar— ni existe una sola razón para incluir a Cuba en ninguno de ellos.

"El gobierno norteamericano también mantiene el injusto castigo a los Cinco cubanos luchadores antiterroristas que sufren prisión hace más de doce años en sus cárceles, cuya causa ha concitado la más amplia solidaridad de la comunidad internacional.

"Cuba, que ha sido y es víctima del terrorismo de Estado, reclama a dicho gobierno que ponga fin al doble rasero y a la impunidad de que gozan en su territorio los autores confesos de actos de terrorismo que se gestaron al amparo de la política anticubana de ese país... "

Llegado a ese punto, Bruno le asestó a la delegación de Estados Unidos el puntillazo del famoso memorando del subsecretario asistente de Estado Lester Mallory, desclasificado decenas de años más tarde, que muestra el repugnante cinismo de la política de Estados Unidos.

"‘La mayoría de los cubanos apoyan a Castro [... ] No existe una oposición política efectiva [...] El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria [...] Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica [...] negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno’."

"A pesar de que la persecución económica constituye el obstáculo principal para el desarrollo del país y para la elevación de los niveles de vida del pueblo, Cuba muestra resultados innegables en la eliminación de la pobreza y el hambre, en índices de salud y educación que son de referencia mundial... "

"Cuba pudo declarar aquí, hace pocas semanas, un elevado y excepcional cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Estos resultados, alcanzados por Cuba, aún son una utopía para una gran parte de la población del planeta."

"Cuba no cejará jamás en la denuncia del bloqueo y no dejará de reclamar el derecho legítimo de su pueblo a vivir y trabajar por su desarrollo socioeconómico en condiciones de igualdad, en cooperación con el resto de las naciones, sin cerco económico ni presiones externas.

"Cuba agradece a la comunidad internacional la firme solidaridad con nuestro pueblo, segura de que algún día se hará justicia y no será necesaria ya esta resolución.

"Muchas gracias."

Dijo para concluir su primera intervención.

Prosigue mañana.








Fidel Castro Ruz
Octubre 31 de 2010
5 y 13 p.m.

Plan B.Fernández de Cevallos, al ataque

Por Lydia Cacho





01 noviembre 2010

Cuando Jimena Marín Foucher se casó con David, el hijo de Diego Fernández de Cevallos, jamás se imaginó que su vida se convertiría en una pesadilla de violencia doméstica. Sus padres creyeron que el joven hijo de uno de los abogados más poderosos y corruptos de México, cambiaría; pero sucedió lo contrario. Cuando Jimena pidió ayuda le pidió el divorcio. Como muchos agresores poderosos, él la encerró durante casi cuatro meses. El aislamiento, amenazas de muerte y la reiterada intimidación de la familia Fernández de Cevallos a Jimena, terminaron en una amenaza: si ella quería el divorcio jamás volvería a ver a sus hijos. Ella escapó de casa cuando se desató la crisis del secuestro de Diego.

Este jueves, David Fernández de Cevallos, acompañado de un primo y su hermano Rodrigo, llegaron a la casa de la familia Foucher en Cozumel, en una zona residencial cuyos testigos creyeron inicialmente que se trataba de un ataque de narcotraficantes por el despliegue de violencia. Protegidos por agentes encapuchados de la AFI, los hombres armados entraron en la casa a llevarse a los niños; cuando los vecinos llamaron a la policía local, ante la confusión, se vivieron momentos de gran tensión. Todos cortaron cartucho al ver que los supuestos federales no se identificaban. Ante cámara de video, frente al asombro de los vecinos, los Fernández de Cevallos se llevaron a los niños por la fuerza, aparentemente escoltados por un camión militar. El Ejército niega haberles protegido; asegura que “sólo atestiguó la diligencia”.

Como muchos maltratadores de mujeres, David se consideraba propietario de su joven esposa. Con el aparato de justicia al servicio de su familia, la acusación por violencia intrafamiliar y el proceso de divorcio fueron una verdadera pesadilla para la madre de los dos pequeños. Finalmente, Jimena había logrado que un juez le otorgara la custodia temporal de sus hijos y volvió a Cozumel con sus padres. Según testigos, David sabía que sus pequeños estaban seguros y bien cuidados con su madre, y lo que él quería no era lograr tener visitas paternas para el bien de los niños, de uno y cuatro años, sino vengarse de la desobediencia y quitárselos.

Además de los testigos presenciales, que aseguran que el hijo de Diego portaba un arma, hay un video. En la denuncia 1656/10/2010 por secuestro, ataque y lesiones, la madre de los pequeños y los abuelos explican que fueron golpeados, que les esposaron y encañonaron y recibieron amenazas de muerte. Todo esto sucedió, aseguran, en un contexto de compra de autoridades, colusión de servidores públicos (jueces, federales y militares). La Procuraduría de Quintana Roo asevera que no hubo solicitud de orden de colaboración, por tanto, los federales habrían cometido un ilícito. Mientras se investiga el caso, quedó en evidencia la complicidad machista de varios servidores públicos que justifican los hechos.

La Ley de acceso a las mujeres a un vida libre de violencia debería de proteger a todas las ciudadanas, pero entre la letra y su cumplimiento encontramos la colusión de servidores públicos que ponen la justicia al servicio de los agresores, de los poderosos. Tal vez lo único bueno de esta desgracia es que Jimena ahora está protegida por la sociedad. Si algo le sucede a ella, a sus familiares, todo México sabrá quién es responsable. Jimena no está sola