lunes, octubre 18, 2010

Los 23 mitos del capitalismo

Tapa en inglés de "23 cosas que no le dijeron sobre el capitalismo"

Marcelo Justo

BBC Mundo

"Los países ricos recetan la medicina que ellos no se tomaron, dice el economista Ha-Joon Chang"

El estallido financiero de 2008 dejó desnudo un ídolo que parecía indestructible desde la caída del muro de Berlín: el capitalismo.

El economista surcoreano de la Universidad de Cambridge, Han-Joon Chang, autor de dos libros traducidos a decenas de idiomas -el recién publicado las "23 cosas que no le dijeron del Capitalismo" y "Malos Samaritanos, El mito del libre comercio y la historia secreta del capitalismo"- se encuentra entre los más destacados críticos del rumbo neoliberal adoptado desde los '80.

A pesar de esta postura crítica, Chang no es un anticapitalista."El capitalismo es el peor sistema, si uno quita al resto", ironiza.

BBC Mundo entrevistó a Chang durante una visita suya a Londres para promover la publicación de su libro.

¿Qué son entonces estas 23 cosas que no nos dicen del capitalismo?

La verdad de los mitos

Según Ha-Joon Chang esta es la realidad de algunos mitos difundidos por el capitalismo.

1 - El libre mercado no existe.
2 - La máquina de lavar transformó más el mundo que el internet.
3 - El libremercado raramente hace rico al pobre.
4 - El capital no es trasnacional: tiene nacionalidad.
5 - No vivimos en una era postindustrial.
6 - EE.UU. no tiene el más alto nivel de vida del mundo.
7 - La educación por sí misma no garantiza la riqueza de una nación.
8 - A pesar de la caída del comunismo somos sociedades planificadas.
9 - La igualdad de oportunidades es desigual.
10 - Los mercados financieros tienen que ser menos y no más eficientes.
11 - La gente en los países ricos es menos emprendedora que en los pobres.

A uno le puede gustar o no el capitalismo, pero todo el mundo asume que sabe de qué se trata. Lo que intento mostrar es que muchas de las premisas que se usan para el capitalismo son medias verdades o directamente mitos.

La idea del libre mercado, por ejemplo. El mercado libre no existe. Todo mercado tiene reglas y límites que restringen la libertad de elección.

¿Por qué un chofer de autobús de Suecia gana 50 veces más que uno de Nueva Deli? Porque el de Nueva Deli no puede ir a Suecia pues hay límites a los flujos migratorios.

Otro mito es que cuando más libre mercado y menos gobierno, más riqueza. Esto no es así. Se vio claramente en el caso de la desrregulación del sistema financiero que tomó lugar desde la década del '80 que, como se vio en la crisis financiera de 2008, destruyó mucha riqueza.

Por eso digo también que los mercados financieros tienen que ser menos eficientes: una mayor eficiencia intensificaría la especulación y el cortoplacismo de las inversiones.

En el libro que publicó en 2008, "Malos Samaritanos", usted examina otro tipo de mitos: los que hay en torno al desarrollo económico.

El libre comercio es uno de los mitos. Los países desarrollados dicen que los países en desarrollo tienen que permitir el libre flujo de capitales y mercancías para desarrollarse.

Esta posición ignora la política adoptada históricamente por los mismos países desarrollados.

Tomemos el caso del Reino Unido, cuna de la Revolución Industrial. En el siglo XVII, Daniel Defoe, el autor de Robinson Crusoe, que era también empresario y espía, publicó una historia sobre el comercio inglés que muestra el proteccionismo aplicado desde el siglo XV.

Esta política sigue hasta el siglo XIX, cuando el Reino Unido se vuelve partidario del librecomercio porque ya ha desarrollado plenamente su industria, de modo que no necesita protegerla.

Lo curioso es que inmediatamente borra su propia historia y pregona lo que no practicó para desarrollarse, es decir, le exige al resto del mundo que adopte el Libre Comercio.

Estados Unidos no siguió el ejemplo que pregonaba el Reino Unido.

En el siglo XIX y en las primeras décadas del XX, EE.UU. fue el país más proteccionista del mundo. Eso sí, una vez que desarrolló plenamente su industria, exigió al resto que se convirtieran al Libre Comercio.

La lista de países que usaron una estrategia similar es muy larga: Francia, Japón, Alemania, Finlandia, Italia, Noruega, Austria, entre otros.

En su libro usted menciona el caso de su propio país, Corea del Sur.

Nací en 1963. En esos años, el ingreso per capita de Corea del Sur era menos de la mitad del de Ghana.

En 1977 el ingreso per capita ya era de US$1.000 y el país se había convertido en un gran exportador de coches, semiconductores y otros productos de alta elaboración manufacturera.

Corea del Sur aplicó todas las recetas que los países desarrollados dicen que no hay que aplicar: subsidios, proteccionismo, planes estatales, intervencionismo.

No digo que esta política sea una varita mágica. Lo que digo es que si uno estudia la realidad de los países en desarrollo de la posguerra, la historia oficial que pregona el neoliberalismo con el FMI y el Banco Mundial a la cabeza, no se condice con la realidad.

El milagro japonés es un ejemplo bien claro, pero también lo es China o Corea del Sur.

Se habla, por ejemplo, de los años '60 y '70 como "la época negra del proteccionismo" en el Tercer Mundo.

El ingreso per capita durante esa "época negra" de México fue del 3,1 %. Entre 1985 y 1995, el período en que empieza la liberalización económica, fue del 0,1% y con el supuesto paraíso de libre comercio del NAFTA, creció un 1,8% entre 1995 y 2002.

¿No cambia esto con transacciones en los mercados financieros que se hacen en microsegundos gracias a la revolución tecnológica?

Uno de los mitos del capitalismo que analizo es precisamente esta idea de que la globalización es inevitable debido a internet.

El telégrafo en el siglo XIX produjo una revolución de las comunicaciones mucho mayor que internet.

Antes del telégrafo se tardaba dos semanas en barco transmitir un mensaje transatlántico. Con el telégrafo, se redujo a siete minutos.

Y si se compara ambas épocas, el mundo del barco a vapor y el telégrafo, estaba mucho más globalizado que el de los años '40, '50 y '60 del siglo XX, a pesar de la enorme diferencia tecnológica.

Es cierto que las transacciones financieras que se hacen en segundos, pero ¿por qué son posibles esas transacciones? Porque los mercados financieros fueron desrregulados.

El recurso a la tecnología es una manera de negar que en realidad se trata de una decisión política.

Albazo minero... en Chile

Mientras los medios centraron su atención en el rescate de los trabajadores atrapados en la mina San José, el Senado de Chile aprobó una ley que impide hasta 2023 el aumento de impuestos para las grandes empresas mineras, a pesar de que tuvieron ganancias de 60 mil millones de dólares en los últimos tres años, incumplen las normas de seguridad y violan derechos laborales. Eso sí, el presidente Piñera se benefició del rescate: su popularidad creció.

ATACAMA, CHILE., 18 de octubre (Proceso).- “Como a las 10:30 de ese 22 de agosto un rescatista que apoyaba los trabajos de sondaje (introducción de sondas a la mina) pudo ver el papel escrito por los mineros en el que decía que los 33 estaban vivos.

Bajó corriendo (al campamento) a contarle a los familiares. Gritaba como un loco: ‘Están vivos, están todos vivos’. Ahí estallaron gritos de júbilo, empezaron todos a llorar, a abrazarse, algunos se tiraron al suelo a rezar… fue muy emocionante”.

El relato es de Berta Manrique, viuda del histórico líder minero Alamiro Guzmán. Luego de 17 días de permanecer incomunicados en el fondo de la mina San José –el derrumbe que los dejó encerrados ocurrió el 5 de agosto–, los mineros avisaban que estaban vivos.

Berta Manrique dice que la enorme alegría que sintieron se truncó pronto porque ninguna autoridad confirmaba o desmentía la noticia… había que esperar a que el presidente Sebastián Piñera diera la información, lo que ocurrió tres horas después de que en el campamento se supiera que los mineros habían sobrevivido.

Fuentes consultadas por Proceso aseguran que a las 7 de la mañana de ese 22 de agosto el equipo de rescate tenía la certeza de que los mineros vivían. Ellos habían pintado una raya roja en el martillo de la sonda introducida a la mina.

El manejo de Piñera

Ese domingo Piñera se desayunó con la noticia de que su suegro, Eduardo Morel –enfermo de cáncer– había muerto. Aun así fue a la mina San José en el desierto de Atacama, unos mil kilómetros al norte de Santiago.

Ahí sacó de su bolsillo el mensaje: “Estamos bien en el refugio los 33”. Ese pedazo de papel se volvió desde entonces un fetiche. Piñera lo lleva consigo y lo muestra a la menor provocación, como el pasado 24 de septiembre, cuando se entrevistó con el gobernador de California Arnold Schwarzenegger.

Es tanto el protagonismo del presidente chileno que lo han criticado incluso desde su partido, la Unión Demócrata Independiente (UDI). El 26 de septiembre en el programa de TVN Estado Nacional, el senador de la UDI Pablo Longueira afirmó que “el gran problema del gobierno de Sebastián Piñera es que es de Sebastián Piñera”.

Agregó: “No he escuchado nunca a un ministro ni al presidente hablar de la Alianza por Chile”, en referencia a la coalición de la UDI y Renovación Nacional (RN) que llevó a Piñera a la presidencia.

El lunes 4, en una entrevista con la Asociación de Radiodifusores de Chile el mandatario exhibió su protagonismo: “Espero poder rescatarlos (a los mineros) antes de partir a Europa porque para mí es muy importante compartir ese momento no solamente con los 33 mineros, con los cuales he conversado muchas veces, sino también con sus familiares”.

Piñera viajará a Europa del 17 al 22 de octubre por lo que –según trabajadores de la mina San José– pidió al ingeniero Andrés Sougarret, jefe del equipo de rescate, no recubrir el túnel de 623 metros por el que sacarían a los mineros; pretendía acortar los tiempos.

Sougarret –considerado máximo experto mundial en minas subterráneas– explicó al presidente que eso era muy riesgoso por la fragilidad del ducto en su parte más baja ya que a esa profundidad el subsuelo es arenoso. Al final se optó por recubrir sólo los últimos 100 metros.

El rescate se logró antes de que Piñera se fuera a Europa gracias a que la perforadora T130 de la empresa Geotec (del ministro de Defensa Jaime Ravinet) avanzó más rápido de lo previsto. Además, el gobierno le dio a Sougarret todo lo que pidió. Por ejemplo para operar la perforadora T-130 trajo a los expertos Jeff Hart y Matt Staffel, que estaban en Afganistán perforando pozos de agua para las tropas de Estados Unidos.

Hasta el miércoles 13 el costo del rescate era secreto, pero los réditos políticos para Piñera ya son evidentes. Según una encuesta del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (CERC) divulgada el 7 de septiembre, en dos meses la popularidad del mandatario pasó de 54 a 57% y el grupo de personas que cree que su gobierno es de los empresarios bajó de 54 a 42%.

Más aún: el rescate de los mineros colocó como posible presidenciable de la Alianza por Chile al ministro de Minería, Laurence Golborne cuya gestión obtuvo 87% de aprobación, cifra inédita desde que el CERC hace estas mediciones, hace 20 años.

Camuflaje

La cobertura del rescate copó la agenda informativa en Chile: el lunes 11 el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) reveló que 79% de los chilenos cree que los medios aprovecharon la imagen de los mineros para aumentar las ventas o el rating.

Al mismo tiempo restaron importancia a otros hechos noticiosos. Uno de ellos pasó casi inadvertido: el gobierno presentó una iniciativa de ley que renueva la invariabilidad tributaria a las empresas mineras hasta 2023. Esto significa que hasta esa fecha el gobierno no podrá aumentar a estas compañías las tasas impositivas, que de por sí están entre las más bajas del mundo.

El proyecto de ley se presentó el pasado 1 de septiembre pero el Senado lo aprobó el martes 12, cuando se inició el rescate de los mineros; 43 senadores votaron a favor de la iniciativa, uno en contra y tres se abstuvieron. Ahora sólo un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional detendría su entrada en vigor.

La invariabilidad tributaria no es nueva. En 2005 –durante el gobierno del socialista Ricardo Lagos– las empresas mineras recibieron este beneficio cuyo plazo vence en 2017. La iniciativa aprobada por el Senado lo prorroga seis años.

Según Hugo Fazio, economista del Centro de Estudios Nacionales del Desarrollo, con esta ley “Chile renunciaría durante un largo periodo a una política soberana en relación con la mayor riqueza natural con la que cuenta”.

Explica que esta ley “amarra las manos a varios futuros gobiernos” en relación con los impuestos a las mineras, al mismo tiempo que “proporciona a los consorcios privados un punto de apoyo para cuestionar cualquier resolución soberana que en ese lapso pueda adoptarse”.

Según un informe elaborado en 2004 por la Comisión Especial Encargada del Estudio de la Tributación de las Empresas Mineras, 45 de las 47 grandes compañías del ramo que operan en Chile no pagan impuestos pues declaran pérdidas.

Esto es relevante si se considera que Chile es el mayor productor mundial de cobre y que en los últimos tres años las mineras –la mayoría de ellas extranjeras– han obtenido ganancias de más de 60 mil millones de dólares.

Explotación laboral

A pesar de sus abultadas ganancias las grandes empresas no trabajan en condiciones de seguridad ni respetan los derechos laborales.

Daniel Sanderson, uno de los 300 mineros que trabajaban en San José dice a este semanario que las compañías “sacan todo el mineral y se dan el lujo de no dejar un peso en la región (de Atacama)”.

Afirma: “Hacen cagar la salud de los trabajadores, te pagan un salario miserable (…) Arriba, en la mina Candelaria (propiedad de la estadunidense Phelps Dodge) el que más gana recibe 500 mil pesos (mil dólares) por trabajos supersacrificados en los que se arriesga la vida”.

Añade que en San José él ganaba 500 mil pesos “pero me estaban pagando mi vida”. Explica: “Era tanta la contaminación que había dentro de la mina que cuando yo tosía y escupía la saliva salía como una pasta de zapatos, negra”.

Dice que los fiscalizadores del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin) responsables de verificar las condiciones laborales de las minas, “están todos coimeados (sobornados)” por las empresas. “De hecho, cuando fue el accidente del Gino Cortés (minero que perdió una pierna en esta mina en julio pasado) nadie hizo nada. Subían los fiscalizadores y pasaban directo a las oficinas de los jefes, recibían su pago y se iban. Nunca entraban a la mina a fiscalizar las condiciones laborales”.

Sanderson asegura que ese era el momento de cerrar la mina.

Expresa su rabia: “San José era una mierda. La plata se la llevaban los puros jefes y no invertían nada en uno”.

Añade: “Si uno pedía un par de filtros de trompa (mascarillas para purificar el aire) te decían: ‘No hay’, ‘espérate hasta la otra semana’. Yo tenía que andar comprando con mi plata los filtros en la feria de las pulgas, hasta que me aburrí y dejé de usarlos. Era tanto el calor y la tierra que ya todo te llegaba a dar lo mismo. Las condiciones de la mina eran pésimas. Había cuatro ventiladores y cuatro perforadores jumbo” para extraer los minerales de esta mina que tiene forma de espiral. “¿Qué es lo que hacían los jefes de turno? Apagaban los ventiladores para encender los perforadores, porque si hacían funcionar todo al mismo tiempo se caía el sistema eléctrico. Preferían parar la ventilación a parar la producción”.

Recuerda que hace un año se incendió un camión dentro de la mina –“casi mueren 17 compañeros”– y que la compañía ocultó el accidente, como ha ocultado muchos otros.

Desde que se supo que los 33 mineros que estaban atrapados seguían vivos, el Sernageomin aumentó las labores de fiscalización pero básicamente en la pequeña minería. Según Jorge Pavlevic, presidente de la Asociación Minera del Taltal, el organismo ha clausurado desde entonces 18 minas en la región de Antofagasta. En esa región 70% de las minas pequeñas tiene aviso de cierre. En Atacama ocurre algo similar.

En entrevista con Proceso, el presidente del Comité de Defensa y Recuperación del Cobre, Julián Alcayaga sostiene que la tasa de accidentes en las grandes minas ha crecido en las últimas dos décadas y agrega que ni el gobierno ni las compañías dan a conocer las cifras. Y señala una de las razones del aumento de accidentes: “Ahora existen turnos de 12 horas siendo que hace 40 años sólo se permitían turnos de ocho”.

Alcayaga dice que el gobierno se aprovecha de la crisis de San José para lanzar una “persecución contra la pequeña minería”. Su objetivo: “Entregar los yacimientos donde ésta opera a las grandes empresas mineras”, afirma.

El Chile virtual, el Chile real y sus mineros

Salvador Allende al nacionalizar la industria minera en Chile
Un vistazo al verdadero Chile, el que está detrás del salvamento de 33 mineros.
La hazaña convertida en reality show y competencia de máscaras de gobierno para las mayorías, incluyendo lágrimas de cocodrilo.

16-10-2010
El Chile virtual, el Chile real y sus mineros

Qué buen país sería Chile si mañana también siguiera interesándose por la suerte y los derechos negados de todos sus mineros, después del reality show mundial del rescate de los 33 mineros de la mina de cobre San José, en aquel norte donde lo que no es desierto es cobre. Qué maravilla de país sería Chile si ese ondear de banderas y esa logorrea patriótica no fuese pura propaganda y no fuese también una máquina del olvido.

Los mineros, recordemos, están vivos de milagro, pero no han sido víctimas de milagro. El rescate ha sido un deber ineludible y un dividendo político para el gobierno en los días del bicentenario. Y en esta historia, los concesionarios (un eufemismo pinochetista que oculta la plena propiedad) de la mina permanecen en segundo plano, pero son los malos de la película, y el gobierno, que capitaliza mediáticamente, es su cómplice.

Bohn y Kemeny, antes de declararse en quiebra y por lo tanto insolventes, fueron sistemática y criminalmente negligentes con respecto a la seguridad de los mineros. Como casi todos los concesionarios de minas, Bohn y Kemeny también son culpables del «dolo eventual» de haber jugado con la vida de los mineros al pretender enriquecerse un poco más ahorrando sistemáticamente en su seguridad. Ahora que celebramos la salvación de los mineros, ¿podemos olvidar que sólo en San José ha habido 80 accidentes con muertos y heridos en diez años, sin que Bohn y Kemeny, «cegados por la codicia» según comentan muchos, invirtieran en seguridad? ¿Podemos olvidar que Chile, descrito por los medios como un país moderno y eficiente, sigue siendo el país donde los Bohn y Kemeny siempre encontrarán a unos desdichados dispuestos a jugarse la vida por 6 o 7 euros diarios, pues saben que las leyes y el gobierno están de parte del patrón?

No podemos olvidar que Chile, a partir del 11 de septiembre de 1973, es el alumno modelo de la desregulación radical del mundo del trabajo conocida como neoliberalismo, en virtud de la cual unos mineros como estos, cuyos nombres e historias conoce hoy todo el mundo, pero que apenas ganan 200 o 300 euros mensuales (otro detalle sobre el que se pasa de puntillas), si quieren mejorar su seguridad, tienen que enfrentarse a unos tiburones que viven en Seattle o Montreal, y no tanto en Los Condes o Vitacura, los barrios ricos de Santiago.

La verdad es que hoy más que nunca, cuando está en vigor el tratado de libre comercio con Estados Unidos firmado por los gobiernos de centroizquierda de la Concertación ―que sitúa descaradamente el lucro por encima de la seguridad y la equidad―, el gobierno chileno, aunque quisiera, tiene las manos atadas si pretende obligar a los concesionarios a garantizar la seguridad de unas vidas carentes de valor.

En estas semanas hemos visto al ridículo ministro de Minería, Laurence Golborne, lloriqueando una y otra vez al borde de la mina. Esos lloriqueos le han valido en dos meses ser el miembro del ejecutivo más conocido. Pero a partir de mañana el ministro Golborne volverá a ser lo que era antes: el ejecutor material de los intereses de las concesionarias, alineado sistemáticamente contra los mineros en todos los conflictos laborales.

Qué buen país sería Chile si «el cobre fuese nuestro» como lo fue en la época de la Unidad Popular, el único momento en la historia del país en que los mineros tuvieron derecho a decidir sobre su seguridad y su trabajo. El único momento en que la riqueza del cobre no se la llevaban unas multinacionales rapaces y los mineros ganaban salarios dignos.

Convendría recordarles a los informadores de vuelo corto, que en dos meses nunca han mencionado estos detalles, un hecho nada casual: que después del 11 de septiembre, mientras la atención del mundo estaba centrada en el palacio de La Moneda en llamas y el estadio nacional transformado en campo de concentración, Augusto Pinochet encomendó al general Sergio Arellano Stark que rastreara palmo a palmo las minas del norte de Chile. El objetivo era capturar a los mineros que habían sido la columna vertebral de la Unidad Popular y que en aquella militancia, bajo las banderas del Partido Socialista, del Partido Comunista y del MIR, habían encontrado por primera vez dignidad, seguridad y unas relaciones de producción que no fueran inicuas.

Fue la «caravana de la muerte». Por lo menos 200 mineros, víctimas de los siniestros helicópteros que aterrizaban de repente en los poblados artificiales ―donde todavía hoy los ingenieros extranjeros son los únicos que tienen derecho a un trozo de césped, mientras que para los trabajadores chilenos y sus familias sólo hay piedras―, siguen estando desaparecidos.

Tampoco fue un hecho casual que el principal reproche de Henry Kissinger, la eminencia gris del golpe, a Salvador Allende fuera, justamente, la nacionalización del cobre.

Todos los chilenos se han conmovido sinceramente, como el resto del mundo, por la suerte de esos 33 hombres insignificantes que desde hace siglos bajan a las entrañas de la tierra para arrancar la principal riqueza del país que acabará aprovechando a alguien de fuera. Un resto del mundo que no sabe situar el desierto de Atacama en el mapa, como tampoco sabe que debe dar las gracias a esos mineros cada vez que descuelga el teléfono y se comunica con una voz conocida al otro lado del hilo metálico. Pero en el mundo teledirigido, cientos de millones de telespectadores pueden pensar que con la inquietud que sintieron por esos 33 ya «han cumplido».

El país, bajo la mirada del gran hermano mundial, ha dado un gran ejemplo de solidaridad, orgullo, patriotismo y eficacia (tardía). Oro, más que cobre, para el presidente Sebastián Piñera y su gobierno que, en un trance difícil pero al mismo tiempo más limitado que el de Silvio Berlusconi después del terremoto de L’Aquila, ha tenido la más extraordinaria photo opportunity con que podía soñar.

Desde que se supo que los mineros estaban vivos, Piñera se trasladó a la boca de la mina, estrechó manos, prodigó sonrisas y palmaditas en la espalda, abrazó a hombres y mujeres con quienes nunca se habría tomado un café. Antes, durante los días interminables en que se pensaba que los mineros estaban muertos, no había hecho acto de presencia. Después, con los focos encendidos, capitalizó 15 puntos de aumento de popularidad en apenas 15 días. Moduló sus apariciones e incluso programó la liberación de los mineros de acuerdo con los horarios de máxima audiencia televisiva y sus propios compromisos internacionales. Ahora Chile volverá a estar en el cono de sombra de la información, con sus mineros humillados y su corte de los milagros. Y una vez más la televisión nos ha brindado un reality show para adormecer las conciencias.

Fuente: http://www.gennarocarotenuto.it/14245-il-cile-virtuale-il-cile-reale-e-i-suoi-minatori/

Francisco Javier Salazar y los mineros chilenos

Francisco Javier Salazar en la Cámara de Diputados.

Miguel Ángel Granados Chapa

MÉXICO, D.F., 18 de octubre.- Sacudido en su modorra legislativa por el pasado, que nunca se va por completo, Francisco Javier Salazar Sáenz se apresuró a establecer las diferencias entre una mina de carbón y una de cobre, para distinguir también las tragedias que se abaten sobre una y otra y, en fin, para que no se establezcan parangones entre las conductas gubernamentales en uno y otro caso.

Lejana ya la tragedia de Pasta de Conchos, ocurrida el 19 de febrero de 2006, donde murieron 65 mineros, el rescate de 33 trabajadores chilenos en la mina de San José, cercana a Copiapó en el desierto de Atacama, en el norte de Chile, la trajo abruptamente a la actualidad por el rudo parangón que de inmediato se estableció entre ambas situaciones, que tuvieron un desenlace contrastado. Hasta ahora no han sido recuperados los restos de las víctimas en la región carbonífera coahuilense, mientras que al cabo de un vasto, inteligente y sostenido esfuerzo se salvó la vida a los empleados de la empresa San Esteban, omisa en su conducta de establecer medidas de seguridad, como lo fue Industrial Minera México, filial del Grupo México.

Salazar era entonces secretario del Trabajo. Había llegado allí tras una breve carrera política, iniciada desde su papel como líder de los profesores universitarios en San Luis Potosí. Nacido en el Distrito Federal, cursó ingeniería química en la UNAM y concluyó la carrera en la Universidad Iberoamericana. En la potosina se hizo doctor en ciencias sociales, derivación que juzgó oportuna para defender su credo religioso y político, que en su caso se integran. Además de su trabajo en la representación sindical del personal docente universitario, tanto en San Luis como en el ámbito nacional, militó en el tradicionalismo panista potosino. Fue diputado federal por primera vez de 1994 a 1997, al cabo del cual buscó ser candidato a gobernador, sin conseguirlo, como tampoco lo conseguiría en 2003, cuando en las elecciones internas fue vencido por Marcelo de los Santos.

Ya para entonces Salazar era subsecretario de Previsión Social de la Secretaría del Trabajo, cuyo titular era el hoy finado Carlos Abascal. Estaban unidos ambos por una ideología férreamente conservadora, por lo que no resultó extraño que al transitar Abascal a Gobernación, para reemplazar a Santiago Creel, Salazar Sáenz lo sustituyera.

En febrero de 2006 se le encomendó atender la emergencia de Pasta de Conchos. Por tratarse de un desastre, hubiera sido un asunto atendido en Gobernación. O en Economía, dado que es competencia de esa secretaría regular las concesiones mineras. Pero se responsabilizó del caso a Salazar Sáenz, tal vez porque se percibió en la coyuntura el escenario adecuado para un lance político de mayor alcance, la defenestración de Napoleón Gómez Urrutia de su liderazgo en el sindicato minero.

Gómez Urrutia había cultivado una buena relación con el presidente Fox y el secretario Abascal, a quienes el gremio minero aclamó después de que se tomó nota de la elección del secretario general, acto que le había sido negado por el último secretario del Trabajo del régimen priista, Mariano Palacios Alcocer. Remediada esa situación, floreció el vínculo entre el dirigente sindical y el gobierno de la alternancia. En esos años el sindicato mantenía una disputa con una de sus contrapartes, el Grupo México. La causa inmediata era un litigio sobre acciones de las empresas adquiridas por ese grupo de la familia Larrea al gobierno federal. Finalmente, no sin un largo trayecto en tribunales, el sindicato recibió 55 millones de pesos, importe de las acciones que al ser privatizadas varias compañías mineras debía entregar al sindicato.

La derrota así infligida al Grupo México, más la exigencia permanente de mejores salarios para los trabajadores de sus minas, tensó y agrió las relaciones con el sindicato minero. Mucho ha de haber influido una creciente rivalidad personal entre el presidente del consorcio, Germán Larrea, y el líder gremial, Gómez Urrutia. Cada uno de ellos había sucedido a su padre en la tarea que los enfrentaba, y mientras que los progenitores establecieron una relación provechosa para ambos, el desencuentro rigió el trato entre los jóvenes herederos.

Fue ostensible que por pedido del grupo empresarial el gobierno de Fox mudaría su propia relación con los mineros. De esa manera, cuando la atención del secretario Salazar debería estar plenamente orientada a rescatar a los mineros de Pasta de Conchos, se anunció que el liderazgo de Gómez Urrutia estaba siendo impugnado, y en menos de una semana, mediante un procedimiento tramposo y apresurado, se colocó a un líder postizo en el lugar del secretario general hasta ese momento reconocido.

El papel de Salazar ante la tragedia fue cumplido de mal modo. El viernes siguiente al domingo trágico, antes de una semana de ocurrido el desastre, el secretario anunció el fin del intento de rescate. Se dictaminó entonces que la mina había sido destruida por un estallido de gas metano, asociado a la explotación carbonífera, y que la catástrofe impidió desde el momento mismo de su ocurrencia que los mineros sobrevivieran. En ese supuesto, era inútil esforzarse por localizarlos y rescatarlos. Simplemente se les dio por muertos. Tan definitiva fue en los hechos la decisión de clausurar la mina –acaso para que un diagnóstico imparcial no determinara que la inseguridad industrial había causado la tragedia–, que no se han rescatado los cuerpos, los restos de los mineros atrapados por el infortunio y una mezcla de factores humanos que debieron ser castigados.

Incapaz de lidiar con la angustia de los deudos, Salazar peleó con ellos, insinuó que los mineros ingresaban a la mina ebrios o drogados, recibió abucheos y proyectiles que mancharon su ropa, pero no su reputación. Terminó su gestión en la Secretaría del Trabajo sin hacer otra cosa que proteger al personal de esa dependencia involucrado en los antecedentes del desastre y coincidir plena y puntualmente con los intereses de la empresa, que ha dejado enterrados a sus antiguos empleados para ocultar la codicia que la hizo ahorrar a costa de la vida de los mineros. Exactamente lo contrario de lo que se hizo en Chile a la hora de su propio desastre.

Al comenzar este sexenio, Salazar ingresó al Comité Ejecutivo Nacional del PAN, bajo la presidencia de Germán Martínez, y el año pasado fue elegido diputado federal, por la vía plurinominal, sitio reservado a los militantes de largo trayecto, a los grandes apellidos o para premiar servicios prestados. Fue vicepresidente de la mesa directiva al lado de su correligionario y tocayo Francisco Javier Ramírez Acuña, durante el primer año de la legislatura. Fue conservado allí durante el segundo año, el que está corriendo, bajo la presidencia del priista Jorge Carlos Ramírez Marín. En uno y otro caso, su papel lo obliga a dirigir los debates, en ausencia del presidente. Lo hace distraídamente. Y las más de las veces atestigua desde su alta posición (físicamente hablando) lo que ocurre en la llanura de San Lázaro.

En esa alta posición fue sorprendido por la vuelta del pasado, nunca ido del todo, pues no ha cesado la exigencia de las familias de Pasta de Conchos por recuperar los cuerpos de sus seres queridos, enterrados por decisión de Salazar al servicio del Grupo México. Su triste actuación en esa mina coahuilense, en el conflicto minero que artificialmente encendió –aunque el dirigente fantoche que inventó haya sido vuelto al rincón de los trebejos, de donde Salazar lo sacó–, no había sido olvidada. Se hace vigente ahora su gestión, en contraste con la del ministro de Minería chileno, que trabajó a favor de la vida, como Salazar a favor del dinero.

PGR promete “investigar” a Patrón Laviada

Acorralado en el Congreso, el procurador General de la República, Arturo Chávez Chávez, no tuvo otra opción que referirse al caso del panista Patricio Patrón Laviada, funcionario federal acusado por Hacienda de supuestamente incurrir en lavado de dinero. Orillado por los diputados, titubeante, prometió investigar y actuar conforme a derecho. Agregó: “No hay ni debe haber distingos”. Sin embargo, tres procuradores han desfilado como “abogados de la nación” sin que iniciaran averiguación previa contra la familia del exgobernador de Yucatán y actual procurador ambiental. La primera denuncia, presentada en 2006, fue “extraviada” por las autoridades panistas. Hace más de un año, la Unidad de Inteligencia Financiera de la SHCP presentó otra. Nada parece perturbar al panista de abolengo

Hace 13 meses que la Procuraduría General de la República (PGR) mantiene archivada una denuncia en contra de los hermanos Ricardo José, Alejandro José y Patricio José Patrón Laviada, este último titular de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), en la que se les acusa del delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita.

La denuncia, interpuesta por la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), señala también a Cecilia Margarita Laviada Arrigunaga, familiar del exgobernador yucateco, así como a Jhonny Alberto Benítez Cetina y José Baltazar Cetina Pech.

El pasado 6 de octubre, durante su comparecencia en la Cámara de Diputados, el procurador General de la República, Arturo Chávez Chávez, fue increpado por el diputado Gerardo Fernández Noroña por el “sesgo político” con que ha manejado este caso, ya que, hasta la fecha, la PGR no ha iniciado una investigación en contra de los familiares de un miembro del gabinete de Felipe Calderón Hinojosa.

El “abogado de la nación” respondió así al señalamiento del legislador: “Respecto a la familia Patrón Laviada… si hay una denuncia se va a investigar y se va a actuar conforme a derecho. No hay ni debe haber distingos”.

Sin embargo, Contralínea publicó en septiembre de 2009 (números 147 y 148) que, en esos días, Hacienda presentaba la misma acusación que ya había hecho en octubre de 2006, sin que el entonces procurador General, Daniel Cabeza de Vaca, iniciara la averiguación previa correspondiente.

La PGR había “extraviado” el expediente original en el que se denunciaban las millonarias operaciones bancarias de Ricardo José Patrón Laviada.

De acuerdo con el oficio 110/F/26/2009 –emitido por la UIF y del cual Contralínea posee copia–, desde el 7 de noviembre de 2008, la SHCP entregó a la PGR un diagrama y las cédulas de operaciones relevantes de los tres hermanos Patrón Laviada; las empresas Agropecuaria Sac Becan, DSPR de RL; Industrial Empacadora, SA de CV, y Propesca, SA de CV; y de Pilar Cervera Hernández, Aída Amira Hernández Guerra y Alfonso Huberto Zabaleta Laviada. La PGR devolvió el reporte.

El argumento esgrimido por la Procuraduría para devolver el expediente a la SHCP fue que no existían datos o registros de antecedentes de la denuncia de hechos ni del oficio por el cual fue presentada, como tampoco había averiguación previa iniciada en contra de las personas denunciadas.

Hacienda manifestó que el argumento usado entonces por la PGR, de que no contaba con antecedentes de la denuncia ni de una averiguación previa iniciada, “resulta contrario a derecho”, ya que la dependencia “tenía la obligación de investigar los hechos denunciados a través del citado oficio”, conforme a las atribuciones conferidas al Ministerio Público en el artículo 21 constitucional y el artículo 2 del Código Federal de Procedimientos Penales.

La entidad responsable de investigar las operaciones posiblemente relacionadas con el blanqueo de capitales presentó, de nueva cuenta, una acusación el 1 de septiembre del año pasado, sin que hasta ahora se haya abierto una averiguación previa en contra de los acusados.

Se buscó al procurador Chávez Chávez para que explicara por qué la PGR no ha iniciado dicha averiguación, pero el área de Comunicación Social de la dependencia contestó que “el procurador no ofrece entrevistas a los medios de comunicación desde el inicio de su gestión”.

A través de Isaac Fragoso, el director general de Comunicación Social, Ricardo Nájera Herrera, dijo a Contralínea que no se podía dar información debido a “la secrecía de la investigación”.

Se buscó tanto a Nájera Herrera como a Octavio Campos Ortiz, director general adjunto de Información, para conocer el número del expediente de dicha investigación, así como la razón por la que el procurador Chávez Chávez no hizo alusión a ella en su comparecencia tras los señalamientos de Fernández Noroña. Al cierre de esta edición, no se tuvo respuesta de la PGR.

Procuraduría “por consigna”

En entrevista con Contralínea, el diputado del Partido del Trabajo, Gerardo Fernández Noroña, sostiene que la PGR “actúa por consigna”, pues mientras que en el caso que involucra al diputado perredista Leonel Godoy Toscano la PGR mostró una celeridad “desproporcionada”, la denuncia en contra de los Patrón Laviada se ha mantenido archivada, aun cuando la acusación proviene de una dependencia del propio gobierno, lo que le da “mayor contundencia” al caso.

Fernández Noroña califica de “desfachatez” la respuesta dada por Chávez Chávez en San Lázaro respecto de que no hay distinciones en la aplicación de la ley, dada la inacción con que se ha mantenido la PGR en el caso que involucra a un miembro del gabinete calderonista.

Leer articulo completo AQUI.

El IFE y el sello de Salinas

Carlos Salinas, expresidente de México.

Álvaro Delgado

MÉXICO, DF, 18 de octubre (apro).- Fue la tarde del 7 de febrero de 2008, en el hotel Presidente Intercontinental de la Ciudad de México, cuando Manlio Fabio Beltrones, previa consulta con Carlos Salinas, emitió el dictamen: Leonardo Valdés Zurita sería el presidente del Instituto Federal Electoral (IFE).

“Gracias, senador”, respondió Valdés, según testigos del arreglo personal con Beltrones, quien enseguida se comunicó con sus operadores en la Cámara de Diputados para transmitirles que ya había “dispuesto” al sucesor de Luis Carlos Ugalde en la presidencia del IFE, en ese momento interinamente encabezado por Andrés Albo, amigo de bohemias de Felipe Calderón desde principios de los noventa.

Valdés había logrado convencer al coordinador de la bancada perredista, Javier González Garza, de proponerlo como aspirante a presidir el IFE sólo por haber sido militante del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) de Heberto Castillo, y Beltrones capitalizó astutamente esa torpeza para tener un consejero más a su causa, aunque con un barniz de “izquierda”, para usarlo en los momentos clave.

Las elecciones presidenciales de 2012, por ejemplo.

No es casual, por ello, que Salinas haya sido el invitado principal en las fiestas del 20 aniversario del IFE, cuya disertación tuvo como marco el patio central del Palacio de Minería, con burócratas del IFE, algunos estudiantes y periodistas como oyentes.

La justificación para esa presencia de Salinas fue que él creó esa institución, pero también se trata de un mensaje: El IFE nació sometido al gobierno de ese personaje y, 16 años después de irse del país por el repudio popular, retoma el control para la reconquista del poder presidencial a trasmano.

Esa trama está en curso ahora en la Cámara de Diputados, donde a la Comisión de Gobernación que preside el panista Javier Corral le corresponderá montar la escenografía para que más de cien aspirantes diserten sobre la autonomía del órgano electoral, pero la decisión de nombrar a los tres nuevos consejeros –que organizarán las elecciones federales de 2012 y 2018-- se tomará en otra parte.

Y Salinas está operando para ello.

Hay que recordar que el retroceso del IFE se produjo en 2003, cuando Elba Esther Gordillo y Calderón se repartieron los consejeros, encabezados por Ugalde, que supo unir a los intereses de la cacique magisterial y del panista.

Teresa González-Luna Corvera, Alejandra Latapí, Rodrigo Morales, Arturo Sánchez Gutiérrez y Andrés Albo eran claramente propanistas, mientras que Lourdes López Flores, Virgilio Andrade Martínez, Marco Antonio Gómez Alcantar y Ugalde respondían a los intereses de PRI de entonces.

Con la ruptura de Gordillo con el PRI, Ugalde se sumó en un momento clave a los panistas y proclamó, ilegal e inmoralmente, el falso triunfo de Calderón en 2006, lo que inició la remoción escalonada de los consejeros que sólo ha beneficiado al PRI.

En efecto, del equilibrio con tendencias propanistas en 2003 --gracias a que se excluyó de la negociación a las organizaciones civiles--, se pasó en 2008 a dos bloques más cargados al PRI.

La facción propanista está integrada por Arturo Sánchez Gutiérrez, Benito Nacif –por cierto amigo íntimo de Ugalde-- y María Macarita Elizondo, mientras que forman la facción propriista Marco Antonio Baños, Francisco Guerrero, Virgilio Andrade y Marco Antonio Gómez, con Valdés y Alfredo Figueroa en apariencia neutrales.

Con la salida de Sánchez Gutiérrez, el PAN se quedaría sólo con Macarita y Nacif como supuestos alfiles, mientras que el PRI se quedaría con Baños y Guerrero por la salida de Andrade y Gómez, y seguirían Valdés y Figueroa.

Todo apunta a que el PRI, por la fuerza que tiene en la Cámara de Diputados, mantendrá dos consejeros, lo más probable es que el PAN obtenga el otro o lo comparta con el PRD, con lo que la correlación de fuerzas favorable al priismo se mantendrá: Tres contra cuatro o 3 contra 5, si se incluye --como debe hacerse-- a Valdés.

¿Quiénes serán esos dos consejeros propriistas? Es prematuro hablar de nombres, pero tendrán, sin lugar a dudas, el sello de Salinas...

Apuntes

Como no ocurría desde que Calderón utilizó el aparato gubernamental para controlar el PAN e imponer a Germán Martínez y César Nava, y cuando todos los panistas saben que su extrema debilidad obedece a que no hay más cargos que repartir en su agónica y fútil gestión, el tablero sucesorio en ese partido cobra interés. Por ejemplo, para la mala suerte de Francisco Ramírez Acuña, quien de la mano de Santiago Creel se veía como inevitable sucesor de Nava, se inscribirá Roberto Gil Zuarth, pero hay un factor que habrá de hacer la diferencia entre la victoria y la derrota para ambos: Cecilia Romero, la depuesta comisionada del Instituto Nacional de Migración. A los senadores Judith Díaz y Gustavo Madero ya nadie toma en serio… Lo dicho: El coqueteo de Marcelo Ebrard con el PAN ya empezó con su visita, este domingo, al Estado de México. Pero debe saber que Calderón es chueco…

Comentarios: delgado@proceso.com.mx

La guerra de los insultos

Felipe Calderón, titular del Ejecutivo.

Javier Sicilia

Para Tomás Calvillo

MÉXICO, D.F., 18 de octubre.- Para las lenguas antiguas –pienso en el sánscrito, en el hebreo o en el griego–, las palabras son sagradas. No sólo nombran las cosas, sino que hacen que las cosas sean, es decir, poseen un dinamismo y una fuerza vital que permite que su contenido se realice. Sólo existe lo que se nombra. La rosa, por ejemplo, sólo aparece en el mundo porque pronunciamos su nombre, porque le damos con él una existencia activa y un contenido. De lo contrario sólo sería algo sin significado, una realidad incognoscible, sumida en la oscura pasividad de su ser.

A pesar de que esa percepción ha desaparecido de nuestros conceptos lingüísticos, las palabras siguen teniendo ese peso. Ellas –lo sabemos aún los poetas y algunos filósofos y psicoanalistas– pueden liberar de la oscuridad y del laberinto interior el sentido, pueden poner fin a la soledad, establecer una unión de amor y cambiar el rumbo de una vida. Pueden también hacer lo contrario: humillar, destruir la vida de alguien y desatar una guerra. Las palabras, cosidas al pensamiento y al ser, se desprenden de la persona que las pronuncia para asumir una existencia independiente.

El libro de los Proverbios lo dice con el delicado sabor de la sentencia: “La vida y la muerte está en poder de la lengua, del uso que de ella haga tal será el fruto”. Con no menos delicadeza, Platón lo repite en otro contexto y otra cultura: “Entiéndelo bien, mi querido Critón, la incorrección en la lengua no es sólo una falta contra la lengua misma, hace también mal a las almas”.

Por desgracia, esta realidad de la lengua que ya no se enseña, ha llegado en México a grados de perversión tales que se ha convertido en una especie de babel a través de la cual no sólo puede decirse cualquier cosa sin responsabilidad alguna, sino que en el espacio público se ha degradado, como si no sucediera nada, al insulto, a la difamación, a la amenaza y a la banalidad.

El uso irresponsable de la lengua en nuestros políticos y en los medios de comunicación, está destruyendo la pequeña franja política que, en medio de la guerra y del Estado fallido en el que nos encontramos, aún nos queda.

Desde que Calderón, y quienes estaban decididos a destruir el ascenso político de López Obrador, tomaron la determinación de difundir por todos los medios a su alcance que era “un peligro para México”, la consecuencia fue, primero, la fracturación de la ciudadanía entre los que aceptaron creerlo y los que, con justicia, negándose a creerlo lo defendieron; después, la guerra contra el crimen organizado, el hundimiento del Estado y la violencia en la que estamos inmersos. Unas simples palabras de desprecio y de odio hicieron posible que el desprecio y el odio se instalaran en el país.

Hoy, cuando Felipe Calderón vuelve a decirlo, está empujando lo que queda de la vida política del país al terreno de una violencia sin retorno. Lo mismo puede decirse que hace López Obrador cuando continúa llamando a Calderón “espurio” y “pelele” o cuando el lenguaje del insulto entre diputados, senadores, comunicadores y prelados recorre el espacio público. Decir hoy que López Obrador es “un peligro” para el país y que sus seguidores son una “feligresía del odio”; gritar que Calderón es un “pelele”, vociferar “que el Estado laico es una jalada” es darle carta de ciudadanía a la violencia y al caos, es permitir que el lenguaje de la criminalidad y de la negación de lo humano se instale para siempre en la mesa de la política y de la vida pública, es aceptar que sólo podemos dirimir nuestra existencia como ciudadanos a través de esa palabra con la que el español de México define su barbarie: los chingadazos, es destruir en la conciencia de la ciudadanía lo poco que queda de dignidad en las figuras que la representan y cuya presencia debe ser la propuesta, el debate y la controversia, es decir, el diálogo y la presencia de la palabra como contenedora de sentido y de bien, de crítica y de verdad. Insultar, lejos de humanizarnos y de rehacer la realidad, la oscurecen, destruye el sentido, “daña –como señalaba Platón– las almas” y, trae, como lo muestra el libro de los Proverbios y la realidad en la que vivimos, frutos de muerte.

Quienes aún amamos este país, quienes aún tenemos un sentido del peso de las palabras, no podemos permitirlo. No se trata de hablar con un lenguaje light ni de utilizar la hipocresía del eufemismo –tan en boga en lo que se ha dado en llamar “lo políticamente correcto” de las democracias–, sino de negarse al insulto para, dados los problemas que nos rodean, entrar en el debate de contenidos, un debate duro, pero inteligente, crítico y a la vez propositivo. Si aceptamos que nuestros políticos continúen utilizando el lenguaje de la violencia y la descalificación, y nos contaminamos de él no contribuiremos en nada a los contenidos de verdad y de sentido que perdimos y que nos tienen en la irritación. En tiempos de violencia no necesitamos palabras nuevas, sino una relación grave y respetuosa con la lengua, es decir, recordar que las palabras pesan y se concretan en lo real, que del uso que de ellas hacemos tal es el fruto, y que únicamente el corazón dicta los verdaderos sentidos con el respeto y la firmeza que el amor produce, esos sentidos que pueden devolverle al país su voz profunda.

Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar todos los presos de la APPO y hacerle juicio político a Ulises Ruiz.

REFLEXIONES DEL COMPAÑERO FIDEL. El imperio por dentro

Por Fidel Castro Ruz






La Habana, 15 de octubre de 2010

(Quinta y última parte)

(Tomado de CubaDebate)

"CAPÍTULOS 28 Y 29

"Obama bajaba de la residencia cuando se encontró a Biden. Éste le advertía: ‘Lo que usted está a punto de hacer es una orden presidencial; ya no se trata de la continuación de un debate. Esto no es lo que usted piensa. Esto es una orden. Sin ellos, estaríamos atrapados en una situación parecida a la de Vietnam.’

"Obama le respondió: ‘No voy a enrolarme en un fracaso. Si lo que yo propuse no funciona, no voy a hacer como otros presidentes que se aferran a eso, por razones de mi ego o mi política, mi seguridad política. Esto es lo que voy a anunciar’, y repartió copias de su documento de seis páginas.

"‘Habrá un incremento de 30 000 efectivos. En diciembre de 2010 se hará una evaluación para ver qué funciona y qué no. En julio de 2011 comenzaremos a retirar nuestras tropas.’

"‘En el 2010 no vamos a tener una conversación sobre cómo hacer más. No se va a repetir lo que ha ocurrido este año. No se trata ni de contrainsurgencia ni de construir una nación. Los costos son prohibitivos’, expresó Obama.

"Los militares habían obtenido casi todo lo que pedían.

"Petraeus y Mullen le ratificaron su apoyo al Presidente. Emmanuel se preocupaba por el costo de la operación —más de 30 000 millones de dólares.

"Biden reconoció que aquello no era una negociación, que era una orden del Comandante en Jefe. Era un cambio de misión, y si no se percibía como tal no se podían justificar los meses que se habían empleado en este trabajo.

"El Presidente le informó su decisión a Eikenberry y a McChrystal a través de una videoconferencia. Ambos estuvieron de acuerdo.

"Biden estaba convencido de que el Presidente había clavado una estaca en el corazón de la ofensiva contrainsurgente expandida.

"Petraeus dijo en privado: ‘Usted debe saber también que yo no creo que usted pueda ganar esta guerra. Creo que debe seguir luchando, algo así como en Irak. Irak es casi una metáfora para esta situación. Sí, en Irak ha habido un progreso enorme, pero aún se producen ataques horribles y hay que mantenerse vigilantes. Este es el tipo de guerra en la que usted se enfrasca por el resto de su vida, y probablemente por el resto de la vida de sus hijos.’

"Obama pronunció su discurso en el Teatro Eisenhower de la Academia Militar de West Point.

"Al día siguiente, Clinton y Gates comparecieron ante el Comité de Servicios Armados del Senado para hablar sobre el nuevo plan.

"Muchos republicanos se sentían contrariados por la fecha límite de julio de 2011, cuando supuestamente comenzaría el retiro de las tropas de Afganistán.

"Petraeus dijo después que el progreso de la estrategia podía adoptar muchas formas, que todo cuanto él necesitaba era demostrar que había habido avances, y que eso sería suficiente para añadir tiempo al reloj y que ellos pudieran obtener lo que necesitaban.

"Lute le advirtió que eso era una gran mala interpretación de lo que había dicho el Presidente, que Obama se oponía a la idea de un compromiso a largo plazo.

"CAPÍTULOS 30 Y 31

"El 3 de abril Petraeus se reunió con Derek Harvey, su asesor de inteligencia de confianza. Harvey le mostraba una de las imágenes más pesimistas de la guerra. Advirtió que la estrategia política y diplomática no estaba conectada con la estrategia militar. ‘No va a funcionar’, dijo. ‘No vamos a alcanzar los objetivos que nos hemos trazado.’ Harvey preveía un regreso total a la situación de antes del 11 de septiembre. Petraeus preguntaba cuáles eran las opciones y Harvey consideraba que apoyar al gobierno de Karzai era contraproducente.

"Dijo que los resultados de las elecciones habían fortalecido a Karzai, y que él ya estaba recibiendo todo lo que quería.

"Las tropas de McChrystal no habían logrado despejar las zonas claves. ‘El enemigo ha comenzado a adaptarse’, agregó Harvey.

"El 16 de abril el Presidente se reúne con el Consejo de Seguridad Nacional para analizar la información actualizada sobre Afganistán y Pakistán.

"El Presidente comenzó a preguntar por la situación de zonas específicas; en todas ellas las tropas se encontraban resistiendo y en ninguna se había transferido la responsabilidad a las fuerzas locales.

"El patrón que se había establecido estaba claro: resistir, resistir durante años sin avances ni transferencias.

"Nadie en la reunión se atrevió a preguntar cuándo comenzaría la transferencia.

"Donilon y Lute habían preparado unas preguntas para que el Presidente se concentrara en la situación en Khandahar.

"El Presidente le recomendó a McChrystal que pensara en cómo íbamos a saber si estábamos teniendo éxito y cuándo lo sabríamos.

"El resultado de la reunión fue un primer strike para el General.

"El general de brigada Lawrence Nicholson visitó a Jones y Lute en la Casa Blanca. A Nicholson se le recordó el plazo de 12 meses que tenía para mostrar los logros alcanzados y comenzar la transferencia. ¿Cuándo los marines iban a estar listos para hacer algo más, entrar, por ejemplo, en Khandahar, o regresar a casa y ser parte de los que regresarían en el 2011?

"Nicholson dijo que necesitaba al menos otros 12 meses, y eso, para los distritos que tenían las mejores condiciones. Lute le recordó que ése no había sido el compromiso, que aún no se habían adentrado en los suburbios de Khandahar, el lugar donde los talibanes iban a establecerse. Lo importante era Khandahar.

"Nicholson dijo que quizás se podía llegar allí en 24 meses, si se eliminaba el problema de los cultivos de amapola, que era lo que nutría a la insurgencia.

"Lute se preguntaba cómo se iba a lograr eso. A pesar de que una plaga había acabado con el 33 por ciento de esos cultivos, las perspectivas de una reducción en el financiamiento de la insurgencia eran remotas. A pesar de las teorías conspiradoras de los afganos, la CIA no había desarrollado aún un insecto que atacara a las amapolas.

"McChrystal reportaba ciertos avances, pero cuando Lute profundizaba en las cifras, la realidad era muy diferente.

"CAPÍTULOS 32 Y 33

"Habían transcurrido 16 meses muy difíciles para Dennis Blair. Había fracasado en sus intentos por nombrar a un jefe de inteligencia en cada una de las capitales en el extranjero. La CIA había ganado y la controversia se había hecho pública. En su opinión la CIA estaba utilizando el informe diario al Presidente para que Obama supiera de sus triunfos.

"Blair se sentía tan frustrado que en una ocasión dijo: ‘Yo creo que la CIA es esencialmente una organización que es como un animal peligroso, no muy inteligente, pero realmente bien entrenado, que necesita ser controlado muy de cerca por los adultos.’

"En mayo de 2010 Obama le había preguntado a Jones y a otros si no era ya hora de deshacerse de Blair. Había habido muchas discusiones con la CIA, y Blair había presionado mucho para la firma de un acuerdo de no espionaje con los franceses, al cual se opusieron Obama y el resto del gabinete.

"Obama lo llamó por teléfono y le comunicó su decisión de destituirlo, y le pidió que le presentara cualquier excusa personal.

"Blair se sintió profundamente ofendido. No estaba enfermo, su familia estaba bien, y le había dicho a la gente que se mantendría como jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia durante cuatro años, porque parte de los problemas con la oficina eran los continuos reemplazos al más alto nivel.

"El 21 de junio Gates le informa a Jones sobre el artículo publicado en la revista Rolling Stones sobre McChrystal. McChrystal decía que Jones era un ‘payaso’ que se había quedado varado en el año 1985; que la estrategia de Obama pretendía vender una posición invendible.

"McChrystal llamó a Biden y reconoció que había comprometido la misión. Se disculpó con Holbrooke y le presentó su renuncia a Gates.

"Gates le propuso a Obama que criticara a McChrystal en los dos primeros párrafos de su declaración, diciendo: ‘creo que el General cometió un grave error y que su percepción es errada.’

"Obama aceptó la renuncia de McChrystal y propuso a Petraeus para ese cargo.

"Obama se reunió con Petraeus durante 40 minutos.

"El miércoles 23 de junio el Presidente anunció los cambios. Reconoció la larga hoja de servicios de McChrystal y dijo que le entristecía perder a un soldado a quien había llegado a respetar y admirar. Agregó que Petraeus ‘había dado un ejemplo extraordinario de servicio y patriotismo al asumir esta difícil tarea’. Y concluyó diciendo: ‘En mi equipo acepto el debate, pero no toleraré la división.’

"En la entrevista que Obama sostuvo con el autor del libro, el Presidente habló de sus ideas respecto al carácter de la guerra y sus esfuerzos por limitar y ulteriormente ponerle fin a la misión combativa de los Estados Unidos en Afganistán.

"Se le preguntó con qué escena comenzaría él un libro o una película sobre cómo él había manejado el problema de Afganistán, y respondió que quizás comenzaría por el año 2002 cuando se discutía el incremento de tropas en Irak. Ése había sido quizás el primer discurso sobre política exterior que atrajo mucho la atención.

"Obama estuvo de acuerdo en que el carácter de la guerra eran el costo, el tiempo y las consecuencias, no definidos, y citó a un estadounidense famoso que en una ocasión dijo: ‘La guerra es el infierno.’ Se refirió a la frase expresada por el general de la Unión, William Tecumseh Sherman, cuando dijo: ‘... y una vez que se sueltan los perros de la guerra, no se sabe a dónde va a parar todo.’

"‘Cuando llegué al cargo había dos guerras en curso’, dijo Obama. ‘Traté de esclarecer el caos.’

"‘Sería muy fácil imaginar una situación en la que, ante la ausencia de una estrategia clara, termináramos por quedarnos en Afganistán durante otros cinco, ocho, diez años, y que lo hiciéramos sólo por inercia.’

"Al final de la entrevista, el Presidente se daba cuenta de que casi todo el trabajo periodístico versaría sobre las relaciones entre los líderes civiles y los militares, y pensó que debía expresar sus propias opiniones.

"‘Probablemente yo sea el primer Presidente lo suficientemente joven como para que la guerra en Vietnam hubiese sido el centro de mi desarrollo. Tenía 13 años en 1975 cuando los Estados Unidos se retiraron de Vietnam.’

"‘De modo que crecí sin la carga que emanaba de las disputas sobre la guerra en Vietnam. También confiaba en que en nuestro sistema los civiles tomaban las decisiones políticas y los militares las acataban. No veo esto de la manera en que me parece lo ven muchas personas que tuvieron la experiencia de Vietnam, como una contradicción entre civiles y militares. No lo veo como una lucha entre halcones y palomas. De modo que muchos de los marcos políticos a través de los cuales se ven estos debates, no tienen nada que ver conmigo desde el punto de vista generacional. Ni me intimidan los militares ni estoy pensando que en cierto modo ellos están tratando de socavar mi posición como Comandante en Jefe’."

En este párrafo final de la conversación de Obama con Woodward, el Presidente de Estados Unidos pronuncia palabras enigmáticas que son reveladoras: "... confiaba en que en nuestro sistema los civiles tomaban las decisiones políticas y los militares las acataban. [...] No lo veo como una lucha entre halcones y palomas. [...] Ni me intimidan los militares ni estoy pensando que en cierto modo ellos están tratando de socavar mi posición como Comandante en Jefe."

Hay momentos en que la presión de los militares es fuerte, persistente y reiterativa. Se percibe la imagen de un presidente resistido y desafiado, como ocurría en la antigua Roma cuando el imperio dependía ya casi únicamente del poder de las Legiones.

Pero en la época de la antigua Roma, el planeta era totalmente desconocido en su dimensión, características físicas y ubicación espacial. Carecían entonces de armas de fuego; no había comercio e inversión global, bases militares, fuerzas navales y aéreas a nivel planetario, cientos de satélites, comunicaciones instantáneas; decenas de miles de armas nucleares, a las que se unen las radioeléctricas, electromagnéticas y cibernéticas; fuertes rivalidades entre potencias con armas nucleares, cuyo empleo, incluso por parte de las que menos poseen, sería suficiente para poner fin a la vida humana; y casi siete mil millones de personas que requieren los recursos naturales del planeta Tierra.

Es un cuadro relativamente dramático. Por un lado Barack Obama, abogado con éxito, intelectual instruido y de fácil palabra, y por otro, militares altamente profesionalizados, educados durante toda su vida en el uso de la fuerza y el arte de la guerra, dotados con armas que pueden poner fin a los seres humanos que habitan el planeta en cuestión de horas.

¿Qué esperanza para la humanidad puede derivarse de ese cuadro?

Recuerdo el discurso de Bush en West Point, en el que, como instrumento de la extrema derecha de ese país, afirmó que los oficiales debían estar listos para atacar inmediatamente y sin previo aviso a sesenta o más oscuros rincones del mundo.

En dos de esos oscuros rincones, Afganistán e Irak, están empantanados los soldados de Estados Unidos, después de ocasionar millones de víctimas.

En las reuniones del Consejo de Seguridad Nacional con Obama se expresaba el temor a dificultades aún más serias provenientes de un tercer país: Pakistán.

Las relaciones entre la CIA y el jefe del "grupo árabe", Bin Laden, se mantuvieron hasta el mismo día en que se produjo el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, el 11 de septiembre de 2001.

¿Qué informó el Servicio de Inteligencia de Pakistán, ISI, a la cadena norteamericana de radio y televisión CBS? Que el día 10 de septiembre Osama Bin Laden fue sometido a diálisis del riñón en el hospital militar de Rawalpindi, en Pakistán. "Debe tenerse en cuenta que el hospital se encuentra bajo la jurisdicción de las Fuerzas Armadas de Pakistán, que tienen estrechos vínculos con el Pentágono¼ No se hizo ningún intento de aprehender al fugitivo más conocido en Estados Unidos, luego entonces podría ser que Bin Laden sirviera a otro propósito mejor."

Esa información fue publicada en el programa estelar de Dan Rather el 28 de enero de 2002, cuatro meses y medio después del atentado terrorista con que Bush justificó su guerra antiterrorista.

Conocer esto facilita comprender por qué en los diálogos con Obama en la Casa Blanca se afirmara que el problema más difícil podía proceder de Pakistán.

La persona que con más respeto intercambió con Obama fue el general Colin Powell, que pertenece al Partido Republicano que se opuso a su elección como Presidente de Estados Unidos. Como se conoce, Powell pudo ser el primer Presidente negro de Estados Unidos. Prefirió no aspirar. Más tarde Bush lo nombró Secretario de Estado. Sé que personas allegadas se opusieron firmemente a su aspiración. Pero no poseo suficientes elementos de juicio para opinar sobre las motivaciones de Colin Powell.

Espero que la síntesis del libro "Las guerras de Obama" haya sido útil a los lectores de las Reflexiones.











Fidel Castro Ruz
Octubre 14 de 2010
9 y 51 p.m.

- El imperio por dentro (Cuarta parte)
- El imperio por dentro (Tercera parte)
- El imperio por dentro (Segunda parte)
- El imperio por dentro (Primera parte)

Plan B. Enamórala y véndela

Por Lydia Cacho




18 octubre 2010

Un Camaro amarillo se detiene frente a una pequeña zapatería. Se abre la puerta del conductor y de ella sale una bota vaquera puntiaguda; a intolerables decibeles resuena un reggaeton; el hombre de 24 años con mechas desteñidas baja del auto. Con la soberbia de un rey, da la vuelta, abre la puerta y sale de ella una joven de 16 años; morena delgada, de cara lavada, con minifalda escolar a cuadros rojiazules, blusa blanca, calcetas y zapatos negros de goma. Es una novata, dicen los vecinos, la trajo de Cholula. Ellos saben que el güero le va a comprar zapatos y ropa de “mujer” para comenzar la transformación.

En Tlaxcala, estado vecino con Puebla, se generalizó hace poco más de una década una tradición de ritual masculino que toda la sociedad avala, desde Tenancingo, pasando por Acuamanala, Papalotla, San Luis Teolocholco, San Pablo, Ayometla, Xicohtzinco y otros pueblos. Familias enteras viven de la explotación sexual de jovencitas. Los tratantes han sido entrenados para enamorar a adolescentes, establecer noviazgos ficticios, conocer a la familia y llevárselas para prostituirlas. Madres, abuelas, tíos y hermanos viven hasta por cinco años del producto de la explotación de una, dos o tres “novias” o esposas de los Tenancingos. Padrotes, tratantes, lenones, orgullosos de su capacidad para engañar, seducir y transformar cada año a miles de niñas y adolescentes en mujeres entrenadas para esclavas.

El caso más famoso de Tlaxcala fue el de la familia Carreto que purga una pena en Estados Unidos por haber llevado jovencitas como esposas de jóvenes tlaxcaltecas a burdeles caseros de Nueva York. Y hace una semana un joven detenido por la SIEDO, con naturalidad y orgullo explicó cómo fue educado para ser padrote.

“Mientras no sea mi hija, a mí qué me importa”, dijo doña Anselma, mientras investigaba la cultura lenona para mi libro sobre trata de mujeres. Todo el pueblo reconoce a los padrotes. Autos deportivos, cabello puntiagudo y embadurnado de cera. Música a todo volumen, cadenas de oro y relojes voluminosos, todo producto de la explotación de las mujeres.

“No hay agricultura, no hay escuela, no hay trabajo… y pu’s hay mujeres y si uno las puede vender, pu’s las vende, es lo que hay”. Dice sonriente un anciano ex lenón afuera de una cantina.

Las respuestas me recuerdan los primeros brotes de normalización de la narcocultura. Las camionetas, la indumentaria y todo lo que daba sentido a la identidad narca en Sinaloa, Juárez y Tijuana. Luego llegaron la música y las películas que los hicieron parecer héroes omnipresentes, cuyo discurso normalizaba una economía emergente en la que los campesinos sin tierra obtenían trabajo gracias a la siembra de mariguana y amapola. Ahora la cultura del tratante está documentada en Tlaxcala, Puebla, Quintana Roo, Yucatán, Sinaloa, Chiapas y Veracruz.

Si la sociedad no reacciona ahora mismo, no habrá suficientes cárceles para los tratantes ni refugios para sus víctimas en todo México. Algo tendríamos que hacer. Habría que alertar a estudiantes y maestros de estas zonas para comenzar a transformar estos patrones en sus comunidades, desde la educación de la equidad hasta la reactivación económica con el empresariado y el Estado. La Universidad Autónoma de Tlaxcala ha hecho estudios y programas de prevención, unirse a ese esfuerzo puede cambiar al país. Ahora es cuando.

EDITORIAL. Por las buenas o por las malas.

Año 8, número 3506
Lunes 18, octubre del año 2010

Situado a escasos 60 kilómetros de Ciudad Juárez, el Municipio de Práxedis G. de Guerrero, nombre de un jefe revolucionario de origen guanajuatense que murió en combate recién daba inicio la Revolución.

Es el 12 avo. Municipio en lo que va del año que pierde a su Alcalde a manos del narcotráfico. Aunque hay otras versiones de que era el Presidente Seccional del El Porvenir y que fungía como intermediario del Alcalde.

El caso es que Rito Grado Serrano, de 56 años, quien debía entregar la administración el próximo 1º de Noviembre; por causa de frecuentes amenazas había prácticamente abandonado su Presidencia y se había refugiado en su casa de Ciudad Juárez.

Hasta donde llegaron los sicarios a las 21:30horas del sábado pasado, y junto con su hijo lo acribillaron con más de 60 tiros de AK 47.

Haciendo evidente una vez más que la guerra está perdida y que, o se pacta con el narcotráfico, o habrá que esperar un poco más para que sean ellos los que tomen las riendas de nuestro México; lo que ya parece ser inevitable y solo falta saber si se hace por las buenas o por las malas.


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Los 33 minero chilenos y Pasta de Conchos

Sique

A través del correo he podido observar que muchos ponen como ejemplo al gobierno de Chile respecto a los mineros atrapados en la mina San José y el caso de Pasta de Conchos. Es evidente que allá se les rescató sin escatimar gastos o esfuerzos mientras que en México se les abandonó y no ha existido la menor sensibilidad respecto al sufrimiento de los familiares de las víctimas. No niego que sea una diferencia importante en función de las vidas salvadas y enhorabuena, sin duda es un acontecimiento de felicidad. Si bien hay que alegrarse por la suerte de los mineros chilenos no debemos dejarnos manipular de manera tan burda. Hay que analizar cual es la situación de fondo para no caer en ese espectacular montaje mediático. Veremos que el comportamiento del gobierno de Chile y sus empresas mineras no es diferente a lo que sucede en México. En este caso concreto, los mineros afortunadamente tuvieron la suerte de que el accidente presentaba una coyuntura ideal para convertirlo en una propaganda que era necesaria y que desafortunadamente no fue el caso de Pasta de Conchos:

La transmisión del rescate de los 33 mineros chilenos constituye una prueba flagrante de cómo las noticias de los grandes medios de comunicación, por buenas que sean, son una perversión de la realidad.
En 1971, el presidente Salvador Allende nacionalizó el cobre para que todos los chilenos se beneficiaran de la riqueza del subsuelo de su patria, era el “salario de Chile”, ya que produce el 40% del cobre en el mundo. El gobierno de la Unidad Popular expropió las grandes empresas estadounidenses y nacionalizó el cobre. Fue el principal motivo por el que Henry Kissinger orquestó el golpe de Estado. Mientras el palacio de La Moneda ardía en llamas y en el Estadio nacional se torturaba y asesinaba a chilenos, Augusto Pinochet ordenó al general Sergio Arellano Stark que capturara a los mineros que en el gobierno de Allende habían encontrado por primera vez dignidad, seguridad y salarios justos. Al menos 200 mineros fueron desaparecidos.
Durante la dictadura se ofreció la concesión de los yacimientos a empresas nacionales e internacionales reduciendo las tasas impositivas a uno de los niveles más bajos del mundo y a mínimas condiciones de seguridad. A partir del 11 de septiembre de 1973, Chile, modelo del neoliberalismo, ofrece salarios de apenas 200 o 300 euros mensuales.
San José es una mina mediana con 345 empleados. La minera San Esteban, propiedad de Alejandro Bohn (60%) y Marcelo Kemeny (40%), explota el subsuelo desde hace más de 200 años. De sus dos minas, una ya está agotada, San José financiaba la vida disipada de sus dirigentes. Por eso ahorraron sistemáticamente en la seguridad de los mineros. En San José ha habido 80 accidentes con muertos y heridos en diez años, sin que Bohn y Kemeny, invirtieran en seguridad. El ministro de Minería, Laurence Golborne, ex ejecutivo dirigente de la filial chilena de Exxon Mobil, cuida los intereses de las concesionarias contra los mineros en conflictos laborales.[1]
En San José, la subida del precio del metal en el mercado mundial representa trabajar hasta 12 horas diarias. Desde 1999 los accidentes aumentaron. En 2004 murió un obrero y los sindicatos presentaron una denuncia que fue rechazada por el tribunal de apelación. En 2005, la mina se cerró por decisión de la Dirección de Trabajo, pero volvió a abrir en 2009 sin normas de seguridad. En julio de 2010, un minero perdió las piernas. 26 familias de mineros presentaron una denuncia contra los propietarios y el Estado. Pero Chile no es firmante del convenio 176 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre seguridad y salud en las minas. El derecho de huelga está limitado. El Ministerio de Trabajo reporta que 443 personas murieron por accidentes de trabajo y que hubo 191.685 accidentes no mortales, en 2009.
El rescate de los mineros era ineludible cuando se supo que estaban vivos y el éxito del operativo, como era de esperarse, provocó la sincera alegría tanto de las víctimas del accidente como de los familiares, los chilenos y el mundo entero. Lo perverso es que el hecho fue convertido en propaganda para el gobierno y la corriente neoliberal a base del ocultamiento de los antecedentes y de las causas del accidente. Tras un montaje espectacular que apeló al patriotismo y la sensiblería, los actores principales desempeñaron un papel que lejos está del que en realidad representan.
El 4 de agosto, ocurrió el accidente, los 33 mineros se precipitaron a la chimenea de seguridad para subir y descubrieron que no había escalera… El 22 de agosto unas letras en rojo subieron por el conducto perforado en la mina de San José: “Nos encontramos bien en el refugio, los 33”. La cobertura mediática se incrementó. El presidente Piñera se presentó por primera vez y arregló su agenda según la evolución del rescate. Declaró que se lograría un salvamento “sin parangón en la historia de la humanidad”. Un guión emocionante: Treinta y dos mineros chilenos y un boliviano están enterrados vivos en una mina de cobre y oro a casi 700 metros bajo tierra. Sobreviven en un refugio. Beben el agua que escurre, racionan los alimentos y padecen un calor asfixiante. Todo un pueblo está junto a “sus” mineros. Una euforia de solidaridad recorre Sudamérica. Una edición especial del 23 de agosto de 2010 del periódico Las Últimas Noticias se titula: «Sí, los héroes están bien». Los medios de todo el mundo siguen diariamente la noticia. El lugar donde se instalan las familias de los mineros toma el nombre de «Campamento Esperanza». Las tareas de rescate mantienen el suspenso. Los mineros reciben alimentos, agua e instrucciones mientras se avanza en la perforación que los sacará de la tumba. La NASA y expertos de todo el mundo toman cartas en el asunto. La iglesia actúa su parte, el Papa reza por ellos y se llevan a cabo muchas misas. Durante dos meses el citado ministro de Minas, Laurence Golborne, es el animador estelar, no se quita su chamarra con los colores del país y los logos de las fiestas del bicentenario de la independencia (1810-2010); consuela a familiares de las víctimas, comenta los progresos del operativo del rescate. Los medios comentan la vida personal de los protagonistas, triángulo amoroso, nace un bebé,… Hay preocupación por la salud física y mental de los mineros. En el fondo de la mina reciben “entrenamiento mediático” para saber reaccionar a las entrevistas por televisión. Ya hay ofertas de adaptación de su historia al cine, en varios idiomas.
El 13 de octubre, la liberación de los mineros fue programada de acuerdo con los horarios de máxima audiencia televisiva en Chile. El presidente Piñera fue el estelar, estrechó manos, no dejó de sonreír, dio palmaditas en la espalda y abrazó y besó a hombres y mujeres a quienes antes ni siquiera hubiera mirado. La escenografía plagada de banderas chilenas con la cápsula “Phoenix 2” que entraría al pozo de evacuación, el vestuario con los logos de Chile y el Bicentenario. Se desplazaron periodistas de todo el mundo. Alrededor de 1,700 periodistas alimentaban a sus medios. CNN se dedicó por entero al rescate de los mineros y en la mayoría de los medios era lo único que se transmitía. El mundo observó el rescate sin que otras noticias distrajeran. A la una de la madrugada, el primer minero sale del pozo de evacuación, abraza a su hijo, a su esposa y después al presidente. Piñera agradece a Dios “sin quien este rescate no habría sido posible” y afirma que “hoy podemos sentirnos más orgullosos que nunca de ser chilenos”. Y así los medios fueron siguiendo uno a uno la salida del los 33 mineros chilenos y los seis rescatistas durante 22 horas. Piñera no se despegó un segundo, conservó el estelar con la sonrisa congelada. Los “33” mineros fueron proclamados “héroes del bicentenario de la independencia”.
Los grandes medios aprovecharon el accidente y diseñaron el espectáculo para que sirviera a los intereses del neoliberalismo y el imperio. La desproporcionada cobertura mediática será extendida por muchos años: reportajes, documentales, películas, aniversarios… Rodrigo Hinzpeter, Ministro del Interior confirmó que la cápsula Fénix 2, que rescató a los 33 mineros, se exhibirá en la Plaza de la Ciudadanía, frente al Palacio de La Moneda. Otra de las tres cápsulas, será trasladada al pabellón chileno en la Expo Shanghai en China, y la tercera se quedará en Concepción, en el sur de Chile.[2]
- En una Sudamérica que está liberándose del yugo imperial, Chile es un lacayo al que se necesitaba apuntalar. Ya Sebastián Piñera no es el empresario multimillonario que desde enero de 2010, cuando fue elegido presidente, ha tenido una pésima gestión con los damnificados del terremoto de febrero y con las movilizaciones y huelgas de hambre de los mapuches. Se olvidaron sus nexos con Pinochet y sus actos ilícitos cuando la intervención y liquidación del Banco de Talca, según documentos de la CIA.[3] La solidaridad del pueblo con los mineros se convirtió en consenso político para Piñera bajo la aureola del bicentenario. Su popularidad aumentó 15 puntos en 15 días. Ya muchos chilenos no se rebelarán ante la pobreza y la enorme desigualdad. Se necesitaba el apoyo del pueblo chileno al sistema y al presidente para seguir explotando el oro y el cobre de Chile, país que dispone de reservas equivalentes a 200 años de explotación.
- El mundo que jamás había oído hablar de Piñera, lo percibió como un presidente patriota que se preocupa por los chilenos como si de sus hijos se tratara, un demócrata que no escatima esfuerzos para salvarles la vida. El neoliberalismo necesitaba reivindicarse en América Latina y Europa, ahora que, en la debacle, está siendo vapuleado por trabajadores europeos. Éstos pudieron ver en la televisión cómo gobiernos neoliberales salvan la vida de los trabajadores, no importa que los exploten, les reduzcan garantías laborales y pongan en peligro sus vidas. Chile, uno de los bastiones del capitalismo minero latinoamericano, queda como un país que bajo ese sistema ha dado un gran ejemplo de solidaridad, orgullo, patriotismo y eficacia...
- El mensaje subliminal no puede ser más cruel y opuesto a la lucha independentista: “héroes del bicentenario” son aquellos que sobrevivieron al hambre y la sed durante 70 días y que aceptan las ínfimas condiciones de seguridad en un trabajo arduo por un mísero sueldo. Así que sigan siendo explotados y esclavizados para enriquecer al patrón nacional o extranjero, el pueblo y su presidente velarán por sus vidas mientras aguanten.
“Qué buen país sería Chile si «el cobre fuese nuestro» como en la época de la Unidad Popular, el único momento en la historia del país en que los mineros tuvieron derecho a decidir sobre su seguridad y su trabajo. El único momento en que la riqueza del cobre no se la llevaban unas multinacionales rapaces y los mineros ganaban salarios dignos”.[4]


[1] Franck Gaudichaud, “Detrás de la euforia mediática, los hombres”, Le Monde Diplomatique, http://www.monde-diplomatique.fr/carnet/2010-10-14-mineurs-chiliens [2] http://www.telesurtv.net/noticias/secciones/nota/80064-NN/trabajadores-chilenos-de-la-mina-san-jose-protestaron-por-el-pago-de-liquidaciones/ [3] http://www.aporrea.org/tiburon/n167729.html [4] Gennaro Carotenuto, “El Chile virtual, el Chile real y sus mineros”, http://www.gennarocarotenuto.it/14245-il-cile-virtuale-il-cile-reale-e-i-suoi-minatori/

Tendríamos que aprovechar este antecedente para que todos los mineros del mundo se liberaran de la esclavitud. Revertirles el montaje mediático para que todos los pueblos en el mundo, según les obligaron a ver "lo buenos que son los gobiernos neoliberales" exijan buenos sueldos, medidas de seguridad y ese despliegue operativo cuando los mineros, en todo el mundo, sufran algún accidente. Pero por favor, no se dejen que les operen el cerebro provocándoles amnesia en beneficio de las rapaces empresas mineras que en complicidad con los gobiernos explotan a los trabajadores y arriesgan sus vidas por su codicia, además de entregarles los recursos del subsuelo a los privados nacionales y extranjeros.