viernes, octubre 14, 2011

DOBLEGEMOS al TERRORISTA No. 1 del planeta!

MIENTRAS el Imperio capitalista ya colapsado hace "WARS" por el poder y el PETROLEO....
Nuestro planeta se nos muere....

El SIRVIENTE YANQUI...

De coalición a coalición


Es preciso eliminar la confusión posible entre una coalición electoral, figura jurídica ya existente en nuestro derecho, y la propuesta en curso de integrar gobiernos de coalición. Ambas, por supuesto, demandan la integración de voluntades partidarias. Pero su propósito es diferente. En la alianza electoral se trata de triunfar en comicios, y si bien suele pactarse un programa de Gobierno, de que se le incumpla no necesariamente se siguen consecuencias para la gobernabilidad. Es conveniente hablar de esa primera significación, porque aunque sean pocos y luzcan trasnochados, aún hay quienes hablan de la unión de PAN y el PRD para evitar la victoria priísta el año próximo. Pero no es tal coalición de la que hablamos ahora, sino de una reforma constitucional iniciada por el senador Manlio Fabio Beltrones para introducir el Gobierno de coalición, que puede configurarse aun entre partidos que hayan contendido abiertamente en las elecciones previas.

El fin principal de esta innovación es garantizar los acuerdos entre partidos conforme a programas y responsabilidades compartidas. También se procura evitar los intentos casuísticos de consenso, que se cumplen parcialmente y por lo mismo suelen fracasar, amén de que generan entre las partes incriminaciones. Acuerdos a medias, o desacuerdos francos dejan un pozo de resentimiento entre los ciudadanos, una sensación de que la democracia práctica, la que conduce a resultados, es imposible.

No son esas necesariamente las bases de que parte la iniciativa de Beltrones pero sí sus consecuencias. Nadie es tan ingenuo para ignorar que el dirigente senatorial camina en dos sendas cuya meta es la Presidencia de la República. Lo hace con andar acompasado. Presentó el 14 de septiembre el proyecto de reforma constitucional de que hablamos y lo ha ido rodeando de apoyos, procedentes de partidos y personas entre los cuales la iniciativa se aprecia en sus propios méritos. Consiguió el apoyo de los líderes de las fracciones a las que, como presidente de la Junta de coordinación política o de la mesa directiva del Senado ha encabezado por más de cuatro años. Es menos afortunada la suerte de su proyecto en la Cámara de Diputados, donde proliferan los partidarios de Enrique Peña Nieto, capaces de ver sólo pasos de Beltrones hacia la candidatura presidencial y no el empuje de un dirigente legislativo que, amén de su destino personal, se halla en la ocasión de echar adelante reformas estructurales que favorezcan el desarrollo y la democracia.

Con suertes distintas, Beltrones ha impulsado reformas constitucionales de enorme alcance o que quedaron como meras trochas que hay que despejar para transitar sobre ellas. La reforma constitucional en materia electoral transformó a profundidad el sistema de medios de comunicación en esa materia. Si bien sus habilidades políticas y un adecuado ejercicio de la oportunidad le evitó pagar el alto costo de un conjunto de medidas que aún lastiman a profundidad a los concesionarios de radio y televisión, lo cierto es que tuvo el valor y la audacia para hacer saber a los dueños de esos poderes fácticos, que es posible enfrentar desde los poderes institucionales que no son, como algunos miembros de la CIRT suponen, propiedad particular suya, sino bienes de la nación.

Pretendió también Beltrones, esta vez sin resultado alguno, una reforma hacendaria que abarque todos los recursos del Estado, y ejerza la autoridad del Estado sobre los ingresos y el gasto público. En este caso pudo más el coyunturalismo preelectoral y la propuesta se atoró en los lodazales del interés partidario interno del PRI (como ha ocurrido con la reelección de legisladores) y con ello se evitó la libre conjunción de intereses partidarios y los de parcelas extensas de ciudadanos.

Tras el avance parlamentario de su iniciativa, Beltrones ha conseguido el apoyo de un grupo relevante de la sociedad civil, que la resumieron y ofrecieron sustento relevante en un texto titulado “Democracia Constitucional”. Son cuarenta y seis los formantes y es imposible darles aquí espacio a todos sus nombres. Incluyen militantes políticos (sólo unos cuantos del PRI) en receso o activos, creadores artísticos, intelectuales, investigadores, etc. Es posible que ninguno de ellos (salvo los senadores Pedro Joaquín y Francisco Labastida) voten por Beltrones en la elección interna o constitucional, porque es remoto el progreso del ex Gobernador de Sonora en esa ruta. Pero con su iniciativa busca impulsar esa posibilidad y contribuir a mitigar las lastimosas condiciones de vida de nuestro País.

Casi nadie entre los firmantes, y por supuesto entre los mexicanos todos, puede negar la terrible situación en que nos hayamos envueltos: la inequidad social, la pobreza, la incontenible violencia criminal, la corrupción que tantos beneficiarios genera, la lenidad recíproca, unos peores que otros, la desesperanza social. Todos esos factores, y otros que omito involuntariamente pero que actúan en conjunto, forman un cambalache como esa masa maloliente a la que cantó Enrique Santos Discépolo en la Argentina de 1945.

Con todo, pudo cantarle. Es deseable que el espíritu impulse a la música y otras artes y ciencias y otras formas de hacer que renazca la vida, permitan a nuestro País escapar de la pudrición que no es destino inexorable. Sé que es un deseo pueril, ingenuo, pero en él creo, pues he visto que esa mutación se concrete.

Esta es la última vez en que nos encontramos. Con esa convicción digo adiós.

Enrique Ebrard, Marcelo Peña

PLAZA PÚBLICA

Antes de que caiga el telón no quiero dejar de presentar a ustedes a dos protagonistas de la escena pública que, por primera vez en su vida tienen que pugnar, aunque con ventaja sobre sus contendientes, por una posición que les permita gobernar. Ambos se han sentado en sillas de gobierno, pero no llegaron a ellas merced a un esfuerzo propio, sino impulsados por mecenas políticos y financieros que en todo tiempo aseguraron su porvenir. Ahora no están en ese caso. Tienen que ganarlo.

Abundan las coincidencias en su personalidad y su conducta. Tanto que una y otras son confundibles y pueden, por lo tanto, ser intercambiables. Se trata de Enrique Ebrard y Marcelo Peña. A pesar de que sus estrategias buscaban conducirlos sin obstáculo ni adversario a la candidatura en sus partidos, en este momento tienen que bregar por ella. Enrique Ebrard iba a construirse, por la ley natural de las cosas, por la movilización que inició a partir de su guberntura, en el aspirante presidencial del PRI. Iba a lograrse ese objetivo mediante el impulso inducido que en la cultura autoritara priista de que la acaso nunca podamos escapar se llama "la cargada".

Se pretendió que el lanzamiento abrumador ocurriera el 15 de septiembre, apenas trasladara el gobierno local a Eruviel Ávila. Se le proclamó ¡presidente! Pero tuvo que atenerse al establecimiento de reglas mínimas. La reunión de dirigentes de su partido de donde hubiera brotado la declaratoria de candidato único, frenó el empeño de, por ejemplo, Joaquín que anunció la postulación indiscutida del mexiquense en cuatro actos ya organizados, a los que tuvo que renunciar.

No pudo tampoco el gobernador convertir la reunión del consejo político nacional, el sábado pasado, en su plataforma de lanzamiento. Se está ateniendo a un mecanismo en que resulta posible comparar sus propuestas con las de Manlio Fabio Beltrones, que desde siempre, y consciente de su fortaleza y sus debilidades, espera que el PRI determine, como lo demandó sin éxito Reyes Heroles en 1975, que se formule primero el programa y luego se elija al hombre que propugne su realización. Quizá Enrique Ebrard aceptó el procedimiento a sabiendas de que su fuerza real no está en las palabras, los argumentos, la visión de México que cada quien exponga, sino en el poder real de la televisión y el dinero. Aunque desde ahora se le suponga victorioso, tiene que pasar por la contienda pública.

Es es el caso también de Marcelo Peña, que ha aprendido que si algún ejemplo ha de seguir, no es Manuel Camacho ni Andrés Manuel López Obrador, sino el mexiquense. Ha estado usando los modos de propaganda en que se adiestró el exgobernador. Y si bien no cuenta con el favor de Televisa ni con los recursos con que hay que obtenerlo, sus frecuentes y aun cotidianas apariciones lo han proyectado al espacio público nacional como no sería posible de no pagar por ello. El efecto de esa creciente exposición pública es la creación artificial de una figura que busca convertir esa apariencia en realidad. En el mismo plano, pero con desigual dimensión, ha pretendido crear diversos entornos que no es más que uno. Hace meses comisionó a su personal de confianza a promover la Fundación Equipo, Equidad y Progreso, y hace menos convino con Nueva Izquierda, el ala derecha del PRD el montaje de un espectáculo llamado Demócratas de izquierda.

Esa proyección pública le ha hecho suponerse de la talla de Andrés Manuel Lopez Obrador y contender con él por la candidatura perredista. En el año 2000, cuando era candidato del Partido del Centro, convino por el aspirante de la izquierda en la inducción de sus exiguos votos a cambio de un cargo en el gobierno local. López Obrador cumplió su palabra y fue más allá cuando el secretario de Seguridad Pública quedó en desgracia ante su jefe formal Vicente Fox y lo impulsó hacia su sucesión como secretario de Desarrollo Social. Combatieron por la candidatura Marcelo Peña y Jesús Ortega. La tensión entre ambos se alivió para convertirse en alianza frente a López Obrador, quien se mostró siempre contrario a la calificación de traidor que un buen número de sus seguidores endilgan a quien, paradójicamente, podría ser candidato "de la izquierda" gracias al apoyo de Morena, comprometido por López Obrador.

Enrique Ebrard y Marcelo Peña han coincidido en hacer de las relaciones sentimentales no el coto sagrado que las personas respetables les otorgan. Al confesar a su esposa Mónica Pretelini el ser padre de hijos fuera de matrimonio, el gobernador mexiquense estableció con ella una distancia que sólo concluyó con la muerte de la señora. Televisa proveyó a Enrique Ebrard de una nueva esposa, una rutilante estrella de la pantalla. Marcelo Peña se divorció de la madre de sus hijos, y tiempo más tarde contrajo matrimonio con una persona del espectáculo y las relaciones públicas. El vínculo terminó también en separación. Tras un breve período de soltería, Marcelo Peña que como Enrique Ebrard dedican esfuerzo considerable a su fisonomía, hizo público su nuevo romance. Declaró su relación con la señora Rosalínda Bueso, era embajadora de Honduras cuando el presidente Manuel Zelaya, quien la había nombrado, fue depuesto. Acaso llevado por su vocación internacionalista -esa fue su carrera en el Colegio de México- el regente la protegió y brindó los medios para que permaneciera en México. Incorporada a la nómina del gobierno capitalino, de esa relación surgió otra no sé si más profunda, pero sí más vistosa. Se casaron el viernes.

El desplegado

...algo asi seria el gobierno de "coalición", nauseabundo!
El presidente Felipe Calderón; junto a él, el titular de Gobernación, Francisco Blake, y detrás Carlos Slim, el cardenal Norberto Rivera, Marcelo Ebrard con su esposa, Rosalinda Bueso, y Arturo Elías Ayub

La iniciativa de un grupo de políticos y académicos confundidos para instaurar obligatoriamente en México, tras una contrarreforma constitucional, gobiernos de coalición para asegurar un Ejecutivo fuerte que pueda imponer los programas neoliberales, no es sino otra tentativa autoritaria más –bastante torpe, por cierto– para hacer inviable la voluntad de los mexicanos en 2012 y salvar al régimen actual, que se halla en abierta descomposición.

1. El gran capital trasnacional está requiriendo cada vez más de gobiernos autoritarios, y las presiones que se dan en todo el mundo van en esa dirección, por lo que lo raro hubiese sido que en México no se produjeran, como ahora se hace una vez más tratando de destruir la parte orgánica de la Constitución de 1917 con el pretexto aparente de hacer más funcional al gobierno cuando no cuente con un respaldo mecánico del Legislativo, pero con la pretensión real de quitarle derechos al pueblo al negociar todo a sus espaldas, por lo que esta iniciativa nace muerta por su obviedad.

2. El desplegado, difuso y ambiguo, suscrito por 46 personas, que publicaron los matutinos el lunes 10 para impulsar las coaliciones, no es otra cosa que una tentativa más que, con el pretexto de ser la quintaesencia de la tolerancia, busca establecer un autoritarismo a nivel constitucional. El mal redactado documento contiene verdades de Perogrullo, medias verdades y afirmaciones aberrantes que evidencian la ignorancia constitucional de sus redactores, pero no dice con claridad lo que quieren, por lo que su verdadero sentido hay que buscarlo en su origen y en las declaraciones que los abajofirmantes han multiplicado.

3. El documento no hace otra cosa que cristalizar una propuesta del senador Manlio Fabio Beltrones, que, ardido porque no va a ser el candidato del PRI a Los Pinos, ha sugerido a lo largo de este mes establecer un semiparlamentarismo en el que cree tener la posibilidad de ser un primer ministro, ya que considera que en estos años ha fungido desde el Senado como vicepresidente, según el número de Proceso sobre Los aspirantes No. 8 (octubre de 2011), para lo que ha obtenido el apoyo de legisladores y académicos que sintiéndose nuevos Madisons y Jeffersons discutieron varios meses un cambio de régimen (El Universal, 11 de octubre), habiéndose sumado a ellos algunos de los defensores del fraude de 2006.

4. Lo que proponen veladamente Beltrones y sus compañeros de ruta son dos cosas: a) imponer la idea de que las coaliciones son una salida ante el desastre actual (generado, se olvidan, por las pretensiones fascistas de Calderón y El Yunque y no por los mecanismos constitucionales), por lo que todavía podría producirse una coalición electoral (PAN-PRD) en la primavera de 2012 (encabezada por Ebrard o por De la Fuente) para impedir que López Obrador o Peña Nieto lleguen a la Presidencia, y b) una reforma constitucional autoritaria para buscar imponer en 2012 esas coaliciones forzosas en las cámaras a fin de obligar a los partidos neoliberales (PAN y PRI) a actuar de consuno.

5. La noción de gobierno de coalición, que parecería generosa, no logra empero ocultar lo que estos personajillos buscan, la mitad obnubilados porque López Obrador va a ser el candidato de las fuerzas populares y tiene enormes posibilidades de ser presidente en 2012, y la otra mitad enfurecidos porque Peña Nieto va a ser el abanderado del PRI y puede también llegar a Los Pinos, pero todos desconcertados porque la extrema derecha no tiene un candidato viable. No lo dicen en el documento, pero como son muy torpes lo han expresado a los medios, como Marcelo Ebrard, que declaró a El Universal el día 11 que sólo con una coalición (PAN-PRD) se podría impedir el regreso del PRI, aunque no explica cómo el PAN, favorable a la entrega de Pemex a las trasnacionales, a la privatización de las instituciones de salud y de seguridad social y a acelerar la entrega del país a Washington, podría coaligarse con un partido que sostiene lo opuesto.

6. El argumento falaz en que reside esta propuesta deriva del fracaso panista, pues una y otra vez sus signatarios, sin ocultar su añoranza por la mecánica del PRI, han sostenido, siguiendo la campaña de desinformación orquestada por Los Pinos, que en México hay un gobierno bloqueado en las reformas fundamentales por el Congreso, cuando lo cierto es que sólo en algunos casos (muchos menos de lo que el país requería) las bancadas del PRI, del PT y de Convergencia se han opuesto a algunas de las aberrantes contrarreformas enviadas por Calderón (como la de seguridad nacional y la laboral), lo que constituye, por otra parte, la esencia del régimen presidencial, lo que pretenden desconocer los promotores de esta propuesta totalitaria. “Para que no pueda abusarse del poder –escribió Montesquieu en El espíritu de las leyes, al hablar de la división de poderes–, es preciso que, por disposición misma de las cosas, el poder detenga al poder.”

7. Ese es el fundamento del régimen presidencial, y la función del Legislativo es actuar como un freno y contrapeso del Ejecutivo, como ha sido el caso en Estados Unidos, donde surgió este régimen político. Desde 1860, en que todas las elecciones presidenciales han sido ganadas por un demócrata o por un republicano, la mayor parte del tiempo ahí ha existido un Congreso adverso a la Casa Blanca (como acontece ahora con Obama), lo que ha sido estimado como la esencia de la democracia, pues obliga al presidente a negociar con el Congreso, y nadie, salvo en los tiempos recientes, en que eso molesta al Tea Party, habla como en México de un gobierno dividido, concepto usado por quienes añoran el autoritarismo y ofrecen salidas para mejor servir al capital trasnacional.

8. Las coaliciones y alianzas existirán siempre, pero en libertad y no por la fuerza, salvo en los regímenes parlamentarios en que son necesarias en los casos en que un partido no tiene la mayoría en el Parlamento, cuya función es la de designar al primer ministro y prevalecer sobre él.

9. La afirmación que cierra el documento de que si ningún partido dispone de mayoría en la Presidencia y en el Congreso, se requiere una coalición de gobierno, constituye una mentira absoluta, pues confunde lo político con lo jurídico. En la Presidencia en primer lugar no hay minorías ni minorías, pues el titular del Ejecutivo es una persona y no sus colaboradores, y si lo que pretenden es un gabinete plural éste, no debe olvidarse, se da en el régimen presidencial como consecuencia de la libertad del Ejecutivo para integrarlo, como se dio con Zedillo, que incorporó a un panista, o con Fox, que llevó a varios priístas a su equipo, y no por una imposición forzosa.

10. El país deberá decidir en 2012 sobre dos proyectos: el neoliberal de Peña Nieto y el alternativo de López Obrador, y no deberá poder impedírsele al pueblo decidir libremente el futuro de México, por lo que a quienes pretendiéndose demócratas buscan confundir e imponer un autoritarismo hay también que espetarles un contundente ¡Ya basta!

"De la barbarie a la esperanza"


http://youtu.be/O7tfcYt9Slw

12 millones: nuevos pobres en México, hambrientos en el Cuerno de África

Una mirada humana a la crisis actual




Actualmente, la crisis económica es analizada en mesas redondas de la televisión; sale en las primeras planas de los diarios, parece que todo el mundo habla de ella. Calderón y su secretario de Hacienda, dicen que ya estamos saliendo adelante gracias a sus políticas de gobierno, pero el Banco Mundial afirma que los efectos serán de largo plazo.

En los noticieros se habla del tipo de cambio, de la balanza comercial, el Dow Jones o el Nasdaq, pero nunca hablan de lo que significa la crisis, en carne y hueso, para millones de personas de nuestro país y del mundo. Para confundir, se habla mucho con tecnicismos, pero se oculta mediáticamente la angustia y sufrimiento de la gente. Nunca dicen cómo los de arriba construyen murallas para protegerse, y hacer que los costos de la crisis la paguen los de abajo.

A continuación, damos un par de pinceladas de lo que este inhumano embate económico y social está significando para los pueblos del mundo:

México: 12 millones de pobres más

En 2009, cuando ya se sentían con fuerza los efectos negativos de la crisis mundial, el FMI emitió un comunicado en el que se afirmaba que México era “el país más afectado por la crisis en América Latina”, sobre todo “porque está muy vinculado a la economía estadounidense”. Esta vez no mentía.

Nuestro país es uno de los grandes afectados por la crisis mundial, y a la vez, uno de los que más siguen aplicando las políticas económicas que nos llevaron a ella: las políticas neoliberales. Hay algunas naciones que han aprendido la lección y cambiado de rumbo, nosotros no: Felipe Calderón gobierna para los ricos, para proteger su patrimonio y estabilidad, mientras la mayoría de la población se encuentra en una situación vergonzante de pobreza y exclusión.

En sólo este 2011, el gobierno aumentó el precio del gas y de las gasolinas en 9 ocasiones, y faltan tres incrementos más programados para diciembre; además, la propuesta de ley de ingresos de Calderón, contempla un 15% de aumento adicional al precio de estos energéticos básicos para el próximo año. Todo sube, menos el salario ni el nivel de vida de la clase trabajadora. Y mientras son rescatadas las ganancias de los empresarios, el proyecto de ingresos propone que los estados puedan cobrar un 5% de impuesto a ventas, es decir, ¡aumentar el IVA de 16 a 21%!

Según los datos oficiales del CONEVAL (ya con su debido maquillaje) más del 52% de los mexicanos son pobres (no alcanzan a comprar la canasta básica); hoy, el pueblo mexicano cuenta con de 12 millones más de pobres que cuando el presidente asumió el poder. Doce millones de almas, puestas en desgracia por una crisis que no generaron, y un gobierno que los utiliza, los engaña y les da la espalda. En el Estado de México, de 2008 a 2010 con Enrique Peña Nieto como gobernador, la pobreza extrema aumentó más que en cualquier otro estado de la república, ¡medalla de oro para el copete favorito de la televisión!, pasó de 6.9% de la población estatal a 8.2%; un incremento de 200 mil nuevos pobres extremos que no cuentan con recursos ni para el alimento del día. Ese es el “gobierno que cumple” de Peña Nieto, y es él, a quien la clase política mafiosa de México apuntala para sentar en la silla presidencial.

En su libro de 2010 La Hora de la Igualdad , la CEPAL plantea que “los países más afectados fueron aquellos con economías más abiertas, como México y algunos países centroamericanos”. Sin embargo, la evidencia y el llamado de estos organismos, que no podemos acusar de izquierda, no hace que nuestra élite política, aferrada y retrógrada, mueva un ápice su posición.

Somalia y el Cuerno de África: 12 millones de hambrientos

Somalia es el tercer país más pobre del mundo, después de Sierra Leona y Niger. Con una historia impresionante de saqueo, su población tiene que soportar hoy, además, el costo más cruel de la crisis económica mundial: pagar hasta con la vida una crisis que ellos, como los pobres en México, no fabricaron.

En el país africano, el 87% de la población es analfabeta, el 85% de los niños en edad de ir a la escuela, no lo hace. Actualmente, la esperanza de vida es de tan sólo 47 años. La principal causa de muerte, es la desnutrición. Hay un médico por cada cien mil habitantes; no existe Secretaria de Salud, y los 45 hospitales del país son privados, hay gente que debe recorrer hasta 700 kilómetros para encontrar al médico más cercano.

A pesar de contar con grandes reservas de gas y de petróleo, en 1986 las autoridades cedieron la concesión para extraer estos recursos a Chevron, Philips y otras empresas petroleras. El país, también posee, por ejemplo, grandes extensiones pesqueras, que 800 buques extranjeros explotan sin dar ni un euro al pueblo somalí.

Estados Unidos y las potencias europeas tienen mucho qué ver con esta inhumana historia de explotación y de saqueo, pero lo peor, es que sobre la catástrofe social que ya existía en el país y en el Cuerno de África en su conjunto, se suma una campaña de las potencias económicas y de la gran clase empresarial, para que los pobres del mundo paguen los costos de la crisis actual.

Según la ONU, más de 29 mil niños han muerto de hambre en la región en los últimos tres meses. Y el precio de los alimentos no deja de subir: la leche a triplicado su precio en tan sólo algunos meses, el del sorgo aumentó 240% y en general el precio de los cereales se han incrementado entre 110 y 375%.

La ONU ha entregado el 80% de los contratos de transportación de la ayuda humanitaria a un clan de tres empresarios que monopoliza el servicio y que ha desviado, según el Grupo de Monitoreo del mismo organismo, hasta el 50% de la ayuda.

En el ojo del huracán, en la misma región, hay un país llamado Eritrea, que sólo ha aplicado una medida: redujo el precio de los granos básicos en 50%. Sólo con ello erradicó el hambre de su territorio. No hizo falta toda la alharaca de “apoyos humanitarios”, ni de “rescates” de los “bondadosos” países desarrollados, que se han servido de África muchísimo más de lo que le han regresado en despensas y medicamentos.

El hambre se puede erradicar, que siga azotando a mil millones de personas en el mundo, es sin duda, la peor de las injusticias.

Un botoncito de muestra, del dolor del pueblo somalí: “Mohamed tiene 32 años y los pómulos hundidos por una gran delgadez y solo la bata blanca lo diferencia de los pacientes. Él es uno de los 40 enfermeros de un hospital en Somalia, todos ellos voluntarios sin sueldo, igual que los 15 médicos, los 90 auxiliares y los casi 100 limpiadores y administrativos. 'Cuando puedo y si tengo tiempo, como algo', responde Mohamed antes de añadir, 'pero ahora no puedo hablar, mi gente se está muriendo'. El hospital tampoco recibe ayuda del gobierno somalí y vive de las donaciones” (Las víctimas más frágiles de Somalia, El País, 12 de agosto 2011).

Doce millones de personas padecen esta crisis humanitaria en el Cuerno de África.

Doce millones de nuevos pobres, ahora carecen en México, hasta de lo más indispensable.

No se merecen esta vida de miseria y sufrimiento. Son víctimas del sistema capitalista y la crisis actual, que por cierto, ellos no generaron.