miércoles, diciembre 12, 2012

¿Qué esta pasando en México?

Adalay David Rojas
Rebelión

México es un país con grandes desigualdades sociales, el poder político y económico se concentra en pocas manos. Desde hace más de 25 años la política neoliberal a agredido a los trabajadores del campo y la ciudad. La migración, exclusión, salarios de hambre, desempleo, son algunas de las situaciones más sentidas por gran parte de la población mexicana.
En el marco de crisis cíclicas económicas del sistema capitalista y el creciente descontento popular el Estado mexicano a optado por cerrar los canales para escuchar la voz de los de abajo, de los pobres, indígenas, del proletariado en general.

Es la violencia del Estado la forma y política optada para seguir implementando las políticas neoliberales de saqueo, privatizaciones, de megaproyectos lesivos para los ciudadanos y el medio ambiente.

Actualmente en México con la militarización bajo la denominada guerra contra la delincuencia organizada y el narcotrafico se cumple la tarea de sembrar miedo entre la población, para que esta no salga a manifestarse.

Así las voces de indignación, resistencia y oposición al gobierno llegan a ser minimizadas, pues también el asesinato de luchadores sociales, defensores de derechos humanos, periodistas y miles de personas asesinadas son el resultado de esta política del Estado que en el sexenio de Calderón se hizo declarada y que el gobierno de Enrique Peña Nieto a heredado.

La izquierda en México es muy diversa, hay de todo. Ahora no problematizare quien si es o quien no es de izquierda. Pero para poder avanzar en ubicar las fuerzas de oposición que por sus planteamientos y de como luchan contra la desigualdad e injusticias, (y que distintas organizaciones, pueden tener métodos y objetivos distintos, así las ubicaremos) actualmente la posición mayoritaria se encuentra en un sector que critica y cuestiona las instituciones pero que es fácilmente mediatizado, que toma cuerpo en el movimiento yo soy 132 y en Morena así como en todas las organizaciones que están detrás.

Poco antes de las pasadas elecciones presidenciales de julio de 2012 surgió el movimiento yo soy 132 que señalo que el candidato presidencial del PRI había sido construido por las principales televisoras y que estas estarían favoreciendo su triunfo, además saco a flote distintas injusticias y desigualdades. 132 no vino a mostrar nada que antes no fuera señalado, pero si lo vino a visibilizar por su peso mediático.

El resultado de las elecciones favoreció al candidato del PRI, la incertidumbre por quienes dudábamos del proceso por considerar que en ultima instancia esta sería una imposición, ha hecho que el movimiento girara en torno a la lucha contra la imposición y contra lo que pueda representar Peña Nieto, pero además de esta coyuntura de la que surge la oposición contra Peña Nieto, hay otras luchas, en defensa del agua, de sus territorios, de sus bosques, del medio ambiente, en defensa de la educación, de su autonomía, luchas por seguir pidiendo justicia y castigo a los culpables por muerte de inocentes, asesinatos de luchadores sociales, desapariciones forzadas etc.

La “lucha contra la delincuencia organizada y el narcotrafico” continua con el gobierno del priista Peña Nieto, este ya ha anunciado impulsar reformas estructurales neoliberales, el partido de “izquierda” que ha se ha caracterizado por su burocratización y arribismos personales más afines con la derecha como es el caso de los Chuchos, este partido pues ha firmado el pacto con la derecha más recalcitrante. En esta situación donde existe una guerra contra el pueblo (llamada por el gobierno de Calderón y que la continua Peña Nieto guerra contra la delincuencia organizada) el PRD acuerda colaborar con el gobierno federal, el PRI y PAN para “darle rumbo al país” entonces, ya no podemos confiar ni tener a este partido como un canal para transmitir el descontento.

El 1° de diciembre miembros de yo soy 132 pero también de otras voces de indignación se manifestaron en distintas ciudades de México, principalmente en Guadalajara y el Distrito Federal, durante esta jornada de lucha y manifestaciones en repudio a la imposición de Peña Niego hubo detenciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza publica, se violaron protocolos de uso de armas como es el caso del lanza granadas de gas lacrimógeno que tiene que dar parábola, las balas de goma que tienen que ser disparadas al suelo. Esto dio como resultado a más de cien detenidos, dos manifestantes gravemente heridos, uno de ellos perdió su ojo por una bala de goma y otra se encuentra en coma. (1)

Después de las detenciones el todavía jefe de gobierno del DF señalo como “vándalos y actos de barbarie” las manifestaciones que se dieron el 1° de diciembre, a mi me parece que la verdadera barbarie es la guerra contra el pueblo que ha dejado un saldo de un derramamiento de sangre y de impunidad con más de 70 mil muertos, 30 mil desaparecidos y cerca de 200 mil desplazados. El gobierno del DF que se jacta de que el Distrito Federal es la “ciudad de las libertades” pero condena y criminaliza la protesta social.

El trabajo y campaña que han levantado los medios de comunicación para repetir una y otra vez los destrozos por la manifestación en el DF del 1° de diciembre expresan su compromiso de ser los voceros del Estado y el gobierno, pues no muestran las imágenes de las detenciones arbitrarias, ni tampoco a los manifestantes heridos.

Aun quedan 14 personas que fueron detenidas, y que son acusados por Ataque a la paz publica. Son presos políticos.

El mensaje desde el gobierno federal y del DF es que no se permitirán manifestaciones, pacificas o no, pues el Estado siempre buscara los mecanismos para reprimir, para eso tiene sus instituciones que son juez y parte.

El jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera ha señalado que se seguirán persiguiendo y se darán ordenes de aprensión contra los manifestantes del 1° de diciembre.

Toda esta política del Estado y del gobierno ha venido a criminalizar la protesta social, sembrar miedo entre los movimientos sociales, todo para no permitir que fuese cuestionada la toma de protesta de Peña Nieto, lanzar el claro mensaje político de que ahora le toco a este grupo de manifestantes, pero; te mueves, te pego.

Va a ser muy importante que toda la izquierda, abogados, intelectuales y personas progresistas, en la lucha puedan confluir en que se desista de los cargos a los detenidos entre estos cargos ataques a la paz publica y por la derogación del artículo 365 del Codigo Penal del DF. (2)

Va a ser la movilización social acompañada de la denuncia jurídica la que permitirá liberar a todos los presos y frenar la persecución.

Finalmente el escenario del 1° de diciembre no es nuevo ni es lo peor que ha pasado, pero la izquierda tiene que sacar las lecciones de como seguir saliendo a la calle a manifestarse.

¡Si uno esta preso todos los estamos!

Notas:

1. Sobre esto vale decir que este ya es un tema a debate de como se dieron los acontecimientos, quien tuvo la culpa, o si los presos están presos por el actuar del actuar de los manifestantes, o si es resultado de la provocación. No hay que olvidar que es del Estado de quien proviene la violencia.

2. Según el abogado Juan de Dios (de la liga de abogados 1D), los gritos e insultos contra los granaderos han sido parte de la acusación de Ataque a la paz publica con violencia extrema.

Venezuela y Chávez, veinte años atrás

José Steinsleger

Hugo Chávez libra una batalla más contra la señora que en tantas ocasiones supo desairar, y los pueblos rezan por la recuperación de su salud. Simultáneamente, la barbarie liberal elucubra, conspira, hace cuentas y, tal como cuadra a la ética y moral de su especie, lanza vivas al cáncer.

En la vigilia, rebobinamos el casette y lo detenemos en el histórico 4 de febrero de 1992, fecha en que el Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200) en armas emplazó al régimen corrupto de Carlos Andrés Pérez (CAP), presidente de Venezuela.

Liderado por el entonces teniente coronel Hugo Chávez, el golpe fracasó. Nueve meses después, otro alzamiento corrió suerte similar. Sin embargo, el combativo pueblo venezolano prestó atención a las demandas rebeldes. Sus propias demandas.

En tanto, las izquierdas andaban más perdidas que el cosmonauta Serguei Krikaliov. Con 312 días en órbita (el doble de los seis meses originalmente previstos), a Krikaliov poco le importaba si la ONU había consagrado a 1992 como Año Internacional del Espacio.

A gritos, Krikaliov pedía que lo rescataran de la estación Mir. Pero cuando finalmente lo bajaron a tierra, Kazajstán era ya un país soberano vecino de Rusia, la Unión Soviética cosa del pasado, y el periódico Pravda (La Verdad) había vendido en marzo el último ejemplar.

Igualmente perdidas, las derechas celebraban el inicio de la reconquista, ajustando su espíritu neocolonial a los vagos anhelos de la primera Cumbre Iberoamericana de Presidentes (Guadalajara, 1991). Los gobernantes expresaban larga vida a la estabilidad, la paz y la seguridad de la comunidad latinoamericana, con base en la democracia, el “respeto a las libertades fundamentales y los derechos humanos.

En sintonía, el argentino Carlos Menem decretaba que un peso era igual a un dólar, el peruano Alberto Fujimori disolvía el Congreso, y el mexicano Carlos Salinas de Gortari anunciaba la firma inminente del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá.

Con guiños del chulo andaluz Felipe González, los fondos buitres de las corporaciones españolas se frotaban las manos, mientras Juan Carlos I, rey de todas las Españas, repartía a discreción invitaciones para la Exposición Mundial de Sevilla (abril 1992), y los Juegos Olímpicos de Barcelona (julio).

No obstante, el año del quinto Centenario del descubrimiento funcionaba mal. De un lado, la Academia Sueca se curaba en salud premiando con el Nobel de la Paz a la indígena guatemalteca Rigoberta Menchú. Y por el otro, en San Cristóbal de las Casas, los indígenas chiapanecos destruían a martillazos la estatua del conquistador Diego de Mazariegos.

Otro premio Nobel, esta vez de Economía, resultó el estadunidense Gary Becker, discípulo de Milton Friedman y el economista austriaco Friedrick Hayek (fallecido en 1992). Racionalista a ultranza, Becker planteó que la familia, por ejemplo, sería una fábrica de bienes domésticos (comida, alojamiento). Si la renta de la familia aumenta, resulta antieconómico mantener a uno de sus miembros trabajando en la casa.

Becker causó admiración con su propuesta de vender el derecho a inmigrar “… subastando cierta cantidad de visas o permisos de trabajo”. O sea que los migrantes paguen por tener acceso al mercado de trabajo. ¿Quién se atrevía entonces a pedir explicaciones a Carlos Andrés Pérez por la sangrienta represión del caracazo (enero 1989), ejecutada luego que el ministro de Industria y Comercio Moisés Naim impusiera el paquete de medidas de ajuste del FMI, a un costo de un millar de muertos?

Recordemos al personaje. Ex director de la revista Foreign Policy, accionista y columnista estrella del hoy en quiebra diario El País de Madrid, Moisés Naim es autor del libelo (posiblemente autobiográfico) titulado Ilícito: cómo traficantes, contrabandistas y piratas están cambiando al mundo (Debate 2006). Y hace unos meses, en una revista mexicana que se especializa en el sano debate, Naim explicó la disfuncionalidad de Venezuela (Letras Libres, septiembre 2012).

Chávez permaneció en prisión dos años, escribiendo y concediendo entrevistas con palabras y conceptos que, con excepción del pueblo llano, pocos entendían o estaban dispuestos a retomar: patria, antimperialismo, nación, socialismo, independencia, lucha de clases, América Latina, bolivarismo…

Liberales pro yanquis y marxistas de importación se mofaban: demagogia, populismo, caudillismo, nacionalismo bonapartismo… Pero, como diría el comandante, Dios es grande. En mayo de 1993, el Congreso destituyó a Pérez por malversación de fondos públicos, y en marzo de 1994 Chávez fue indultado por el presidente democristiano Rafael Caldera.

1992 fue también el año en que la primera Cumbre de la Tierra (Río de Janeiro) declaró oficialmente enfermo al planeta. El libro que Chávez escribió en prisión se titula Cómo salir del laberinto y, en parte, toca el asunto de fondo. Porque a la postre, no se trata de salvarnos de la muerte, sino de las enfermedades del capitalismo, mientras vivimos.