Sorprende, aunque se explica, la ingenuidad de siempre de la izquierda verdadera, y digo verdadera porque hay otra que no lo es aunque así le llamen. Pero este no es el tema.
En los diez días posteriores al golpe de estado que se perpetró en Honduras contra el presidente Manuel Zelaya y el pueblo hondureño, los acontecimientos han venido develando una realidad que si bien desde el principio se intuyó, ahora constituye certeza. Sorprende que, a pesar de la intuición y tal vez por el profundo deseo de convencernos de que las cosas han cambiado, no hubiésemos escuchado esa voz interior que nos definía la realidad desde sus orígenes y que hubiésemos optado por la esperanza de que el mundo ha cambiado más de lo que en verdad lo ha hecho.
La careta de los Estados Unidos ha caído casi por completo. Es el mismo imperio criminal que ahora con otras formas sigue en su necedad de dominar al mundo y de explotarlo en todos los sentidos a costa de genocidios y guerras.
Estados Unidos se ha puesto una máscara para encubrir la cara que abiertamente expresaba sus atroces objetivos a través de Bush y está engañando al mundo entero. Tras la sonrisa del Guasón de Obama (como certeramente apunta Vladimir Acosta) y sus discursos pseudodemocráticos y pseudorespetuosos se esconde la bestia imperialista que a toda costa quiere mantener la dominación mundial para explotar los recursos del planeta entero. Ahora además de la guerra de Irak que continua ocasionando desastres espeluznantes tenemos a la de Afganistán que con la misma ferocidad asesina a afganos, paquistaníes y todo lo que se le atraviesa.
Respecto a Honduras, hay en este blog artículos de investigadores documentados que demuestran que el golpe de estado ha sido a todas luces una maniobra estadounidense para acabar con los avances democráticos y liberadores de los pueblos de América Latina. La hipocresía con la que han llevado a cabo el absurdo y grotesco golpe de estado en Honduras, nos ha confundido porque la izquierda es ingenua, no imagina hasta dónde puede llegar la perversión de la derecha y como "el león cree que todos son de su condición" cae en la trampa. Nunca hay que olvidar las palabras del Che: "A la derecha no hay que confiarle ni tantito así."
Aunque en el fondo sospechábamos la razón del golpe, no quisimos verlo porque de alguna manera creímos que como todos los países, incluso los hipócritas gringos y toda la comunidad internacional lo reprobaba había amplias posibilidades de que fracasara. Zelaya, un hombre bueno quien aún habiendo sido parte de la derecha no se dio cuenta de la perversión a la que podían llegar sus antes pares, nos contagió su candor. Curiosamente sigue confiando, no sé si por desconocimiento o si sea estrategia para presionar, en los Estados Unidos, en la comunidad internacional y en ¡Oscar Arias!, un aliado incondicional de Estados Unidos. No sé si Chávez siga pensando que Obama es una inocente palomita que no puede hacer nada cuando la realidad es que está de acuerdo con hacerse pendejo para finalmente aliarse a los golpistas, pero sería ingenuo. Hasta Fidel Castro, el más sabio de todos, escribió: "Un error suicida". Así, todos nos entusiasmamos con el hecho de que los golpistas saldrían fácilmente derrotados. Se nos olvida que en contra de la opinión mundial, los Estados Unidos invadieron Irak y llevan más de seis años destruyendo a ese país, sin que se haga nada al respecto.
A diez días de tan funesto evento para todos, hemos visto el comportamiento de los medios de comunicación, expresión viva de la derecha, y cómo van librando la batalla, hemos escuchado la ambigüedad de las declaraciones de Obama y de Clinton, y así la cuestión ha tomado otro perfil. Hillary Clinton ya puso, con la autoridad que se atribuye el imperio, a un mediador a modo para "resolver el conflicto". Ese mismo día le dio una entrevista a Leopoldo Castillo, el conductor del canal golpista venezolano Globovisión, quien participó en las masacres de El Salvador; al buen entendedor pocas palabras. Los nombres de quienes han participado en este golpe han ido saliendo en las investigaciones que se han llevado a cabo y se trata de genocidas reconocidos en Centroamérica.
No voy a repetir lo que ya investigadores mucho más conocedores del tema que una servidora han declarado como producto de sus investigaciones, muchas de ellas se han publicado a lo largo de estos días en este blog, pero en ellas se refleja una realidad dramática para los esfuerzos liberadores de los pueblos. Lo que me interesa resaltar es la ingenuidad. Esta falta de malicia representa una enorme desventaja porque el enemigo siempre nos lleva la delantera. En lo que nos damos cuenta y asumimos que esto es un acto terrorista que viene de los Estados Unidos directamente y que los Gorilettis son sus títeres, la reacción resulta tardía y mayores posibilidades hay de que las estrategias imperialistas funcionen.
Este golpe es brutal para el mundo entero. El planeta y la humanidad peligran. Porque no se trata simplemente de que se instaure una dictadura en Honduras, se trata de que el imperio siga destruyendo a la Tierra y siga asesinando impunemente a los seres humanos en todos sus rincones. Pensábamos que el imperio y su fuerza destructora se iban debilitando pero con esto puede ocurrir lo contrario. El que los Estados Unidos consigan fortalecerse en Honduras significa una amenaza grave para los países que en América Latina están en el camino del progreso. Los pocos pueblos conscientes que luchan por la justicia y la libertad podrían ser arrasados con una sonrisa sin que el resto del mundo haga nada, porque en el fondo los países más poderosos económicamente están de acuerdo con ello y los pobres, aunque sean más, están muy atrasados y sus condiciones de lucha son mínimas.
El éxito del golpe en Honduras representaría para México, repito, como para los demás países, segar la esperanza de un cambio. Por más que lucháramos por tener un presidente progresista como sería AMLO y aún si lo lográramos, siempre estaría la certeza de que una nueva constituyente, el fortalecimiento de nuestra soberanía o la implementación de mayor justicia social sería obstaculizado por el imperio mediante un golpe de estado o el magnicidio.
Obviamente, no sé que va a pasar. Pero el pueblo hondureño y el ALBA están solos contra un todavía muy poderoso imperio criminal y un mundo inconsciente y acomodaticio. Es cierto que "el pueblo unido jamás será vencido", sin embargo las poblaciones del ALBA representan un porcentaje muy bajo y son aún débiles dentro del contexto mundial para tan poderosa fuerza bélica, además de que sufren de un cáncer interno, las oligarquías locales, que menguan su fuerza.
La máscara democrática estadounidense terminará de caer dentro de unos pocos días para mostrar su horripilante faz. Ayer las declaraciones de Hillary Clinton tanto respecto a lo de Honduras como en su entrevista con el genocida lame botas de Leopoldo Castillo encendían la rabia de cualquier ser humano que contara con cierta conciencia y un mínimo amor por los demás. Fue nauseabundo que esa arrogante mujer imperial hable de democracia, de libertad de expresión y de derechos humanos siendo representante de la barbarie, de la represión, de la tortura y del genocidio. Sus palabras fueron un insulto a la inteligencia y un agravio descomunal a la humanidad entera. No se podría decir que es tonta porque finalmente es la secretaria de estado del país más poderoso pero sí que su inteligencia está totalmente disociada de los valores humanos y de sentimientos nobles.
Hace mil años la humanidad estaba en el medioevo, en el oscurantismo, en la más tenebrosa y paupérrima superviviencia, no vaya a ser que estemos cayendo nuevamente en otro medioevo, esta vez con tecnología, lo cual sería fatal. Pero qué hacer más que esperar que el curso de la historia defina lo que habrá de ser. Como no quiero terminar con este discurso deprimente me aferro a la esperanzadora idea de que el bien triunfe sobre el mal. Que el ALBA sea realmente el alba de la humanidad, que los hombres como Fidel Castro, Hugo Chávez, Daniel Ortega, Rafael Correa, Evo Morales y Manuel Zelaya, principalmente, contra quienes se desata toda la fuerza del imperio, sean iluminados con su luz y comiencen, sobre todo con la fuerza de sus pueblos que es lo más valioso a derrotar a ese maldito imperio que tanto sufrimiento ha causado a la humanidad y que está por destruir nuestra Pachamama, como diría Evo.
Por mi parte, lo único que puedo hacer es seguir con un trabajo de hormiguita, difundiendo las ideas que puedan crear conciencia de la realidad y de las que en coincidencia con otros más conocedores orientan sobre lo que habría que hacer. Podré equivocarme en cuestión de erudición pero sé que estoy en el camino correcto porque lo que me guía es el amor y éste no se equivoca porque es el impulso de la vida.
Otra forma de pensar, claro, sería guiarnos por el impulso de muerte, morir de una vez demostrando con ello que a diferencia de otras especies, como las cucarachas, por ejemplo, los humanos no pudimos sobrevivir y con ello nos llevamos al planeta entero entre las patas. No sería tan grave dentro del contexto universal. Los planetas nacen y luego desaparecen. Pero si nuestra materia tiene un ciclo vital, cumplámoslo con la mayor felicidad posible mientras se pueda, en medio de todo, vale la pena amar. Luchar por ello nos traerá al menos la felicidad de ser dignos, libres, amorosos y justos, que no es poca cosa.
¡Patria, socialismo o muerte!