lunes, marzo 08, 2010

La generación de la desfachatez, John Ackerman

Durante el autoritarismo del régimen del partido de Estado, los ciudadanos ocasionalmente llegábamos a atestiguar la renuncia de uno que otro funcionario responsable de abusos de autoridad o actos de corrupción. Hoy ni siquiera estas victorias pírricas nos son permitidas. Aun cuando existe evidencia contundente de actos ilícitos o irregulares, los gobernadores o secretarios involucrados simplemente se niegan a dar la cara y continúan en el cargo como si nada hubiera ocurrido.

Mario Marín, Ulises Ruiz, Enrique Peña Nieto, Eduardo Bours, Juan Camilo Mouriño, Javier Lozano, Genaro García Luna, Fernando Gómez Mont y Juan Molinar Horcasitas son ejemplos conspicuos de esta nueva generación de la desfachatez, que sin duda ha hecho más daño al país que la imaginaria “generación del no”. Constituye una vergüenza internacional el hecho de que nadie ha tenido el valor de afrontar su responsabilidad por la muerte de los niños de Hermosillo, el asesinato de jóvenes y mujeres en Ciudad Juárez, el abuso contra los campesinos en San Salvador Atenco, la inundación con aguas negras en Chalco, la muerte de los mineros en Pasta de Conchos y tantas otras tragedias y abiertas corruptelas que han venido caracterizando el escenario nacional en los años recientes. La señora impunidad reina rebosante en el México de la alternancia.

No se trata, desde luego, de retornar a la época de la escenografía de las renuncias vacías. En el pasado, las dimisiones de los funcionarios no implicaban que enfrentaran sus responsabilidades penales o administrativas. Muchas veces la separación del cargo ni siquiera afectaba negativamente su carrera política, sino que implicaba el inicio de una nueva etapa de mayor presencia pública. Con las renuncias también se protegía al Presidente de la República de tener que exponerse ante el juicio ciudadano. Se ofrecían las cabezas de unos cuantos chivos expiatorios a cambio de la continuidad del sistema imperante.

Hoy habría que encontrar vías más efectivas y auténticas para llamar a cuentas a los altos funcionarios públicos. Las propuestas de Felipe Calderón (relección de legisladores y alcaldes, candidaturas independientes y segunda vuelta) definitivamente no atacan de raíz la grave crisis que se vive en la materia.
Afortunadamente, las iniciativas del Dia (Partido de la Revolución Democrática, Partido del Trabajo y Convergencia) y de los senadores del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sí incluyen algunas propuestas que caminan en el sentido correcto. Una de las más importantes, compartidas por ambas iniciativas, es la dotación de autonomía plena al Ministerio Público.

Ya es hora de combatir la ineficacia y el burdo manejo político de esta institución. La iniciativa del Dia es particularmente contundente al respecto: El Ministerio Público, tal como se encuentra constituido en la actualidad, ha sido rebasado no solamente por el cada vez más grande fenómeno delincuencial, sino también por los profundos y arraigados vicios que le aquejan, tales como la excesiva burocratización, la falta de agilidad en la tramitación de averiguaciones previas, la falta de capacitación de sus agentes, la violación sistemática de los derechos humanos, así como la infiltración de grupos criminales.

Otra propuesta relevante en ambas iniciativas de la oposición es el fortalecimiento de la Auditoría Superior de la Federación (ASF). El PRI propone eliminar los principios de posterioridad y anualidad para el auditor, con el fin de agilizar su labor y permitir que acompañe más cercanamente al Congreso en su función de evaluar a los secretarios de Estado. El Dia va más lejos y propone consolidar la autonomía constitucional de la ASF y dotar al auditor con la facultad de ejercer directamente la acción penal y perseguir delitos en contra del erario ante los tribunales. Estas reformas podrían transformar radicalmente el sistema institucional para la rendición de cuentas y empezar a poner un alto a la impunidad tan corrosiva que actualmente impera en el país.

La ratificación del gabinete por el Poder Legislativo (PRI y Dia), junto con la moción de censura (PRI), el fortalecimiento de las comisiones de investigación del Congreso (Dia) y la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo por el Poder Legislativo (Dia), también tendrían el sano efecto de requilibrar la división de poderes y obligar a los secretarios de Estado a rendir cuentas y tener mejor desempeño. Asimismo, la figura de la revocación de mandato (Dia) pondría en manos de los ciudadanos un arma poderosa para que a los gobernantes nunca se les ocurra olvidar el texto del artículo 39 constitucional: la soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo (...) el pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

Tal como ha sido el caso a lo largo de la transición política en México, una vez más las propuestas de reforma del Estado que realmente valen la pena surgen de la oposición. En lugar de promover ciegamente su decálogo de reformas cosméticas y con sesgos autoritarios, el gobierno federal y el Partido Acción Nacional deberían abrir los espacios para la discusión y aprobación de otras propuestas de mucho mayor calado que nos permitirían deshacernos de una vez por todas de la generación de la desfachatez que tanto se ha arraigado en el país.

Con admiración por la incansable lucha de las mujeres por la justicia

John M. Ackerman


John tiene toda la razón, pero aún se quedó corto, ¿qué me dicen de este caso repugnante?

http://img.terra.com.mx/galeria_de_fotos/images/381/760191.jpg

'Ni por ética'

Francisco Javier Mayorga, secretario de Agricultura, afirmó que no renunciará al subsidio que recibe de parte de Procampo, ya que aseguró que es legal ese beneficio

17/02/2010 | Terra.-MEXICO.- Después de los van y vienen surgidos entorno al tema de los subsidios de Procampo, en los que se encontraron entre los beneficiarios a personajes inmiscuidos en el narcotráfico, así como al titular de Sagarpa y sus familiares, al respecto, Francisco Mayorga, secretario de la dependencia, dijo que "ni por ética" renuncia a su subsidio.

Francisco Javier Mayorga, secretario de Agricultura (Sagarpa), afirmó que no renunciará al subsidio que recibe de parte de Procampo, ya que aseguró que es legal ese beneficio.

Ante la posición como secretario y acerca de la "ética" en la aceptación de tal subsidio por ser servidor público, Mayorga dijo que "ni por ética lo renunciaría a este.

Ante varios medios de comunicación, el funcionario leyó una declaración escrita en la que expresa que al recibir subsidios no ha violado la ley.

De igual forma, comentó que Procampo es uno de los programas más auditados en México y a nivel internacional, lo cual le da "mucha transparencia".

Por su parte, sostuvo que Procampo no financia a narcotraficantes pues en cuanto se descubre un predio que se usa para el cultivo de enervantes, se da de baja del padrón del programa.Pero no supo la información de la superficie que se excluyó por prácticas ilegales.

Explicó que las superficies en las que se da el cultivo ilegal por regla están en zonas boscosas y en las montañas, y "prácticamente, no" en zonas agrícolas".

Columna Asimetrías. El Cilindro de Calderón





08 marzo 2010

“Un humano tiene derechos personales: la Humanidad, aun más”.

Ciro El Grande, rey de Persia, 24 siglos antes de Cristo.

I

Uno de los documentos más antiguos que han sido vinculados en la modernidad con los derechos humanos es el llamado cilindro de Ciro, documento cilíndroide en arcilla que contiene una declaración acerca de los derechos humanos, su vigencia y su defensa.

El documento fue descubierto en 1879 y traducido por la Organización de las Naciones Unidas casi un siglo después, en 1971. El documento fue traducido a las lenguas oficiales de la ONU, pero su difusión ha sido, predeciblemente, muy limitada.

Esa limitación difusora y divulgadora del cilindro ha tenido, tiene una explicación que antójase muy grave: los Estados miembros de la ONU son renuentes, por las razones que objetivamente son, sean y fueren a respetar los derechos humanos.

En algunos Estados, como es el caso del mexicano, esas renuencias a privilegiar la vigencia verdadera y defensa de los derechos humanos –los de los pueblos de México—adquiere visos de impunidad y ello es causal del cinismo de los personeros estatales.

Por personeros estatales nos referimos a quienes (1) conforman el poder político del Estado mexicano elegidos directa y/o subrogadamente y/o designados, y (2) su burocracia alta, mediana y baja tanto civil como militar.

También existe la conculcación y violaciones de los derechos humanos entre particulares, tanto en entornos familiares –mujeres golpeadas, niños maltratados, etc.-- . como sociales o comunitarios. Son comunes los saldos mortales de interacción social.

II

En casos cada día más frecuentes, la actitud conculcadora y violatoria de los derechos humanos por parte del poder político y económico tiene saldos sangrientos. Un caso arquetípico, revelador, es el de la antropóloga y arquéologa Rita León López.

Doña Rita fue herida a machetazos mientras realizaba un trabajo de campo en Orizaba, Ver., por alguien afectado por psicotrópicos. Su empleador, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, negó y evadió responsabilidad laboral.

En México, esos personeros -.-desde el Presidente de la República, y los legisladores federales hasta los gobernadores, los solones locales y los presidentes municipales y las burocracias respectivas-- han situado a nuestro país en un grupo muy mal distinguido.

Ese grupo es el de los diez países con mayores violaciones de los derechos humanos. Año con año, México se mueve del primero al segundo y al tercer lugares; en ocasiones encabeza, a veces baja al segundo y o desciende al tercero.

De hecho, México rompe todas las plusmarcas en la violación de derechos humanos—los de primera, segunda, tercera generaciones— de sus 110 millones de habitantes. Esa monstruosidad no es, en lo formal (lo legal), sistémica; pero en los hechos sí.

En efecto, nuestra Ley Fundamental –la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos— establece la vigencia e incluso la promoción y defensa institucional de los derechos humanos. Pero el marco jurídico no somete a las premisas del poder.

III

Y ese poder –el político del Estado, el económico, el privado— al no saberse sometido a preceptos y prescripciones constitucionales vagas y/o ambiguas, es el mayor perpetrador de la conculcación y violaciones de los derechos humanos.

Esa cultura dicotómica tiene, a su vez, consecuencias terribles: conculcar y violar los derechos humanos de los mexicanos son prácticas sistémicas de opresión y control social. Caso en punto: las elecciones; otro caso puntual es el del derecho a la salud.

Y muchos más, v. gr.: la intimidación, terror y represión militar en la población civil, las arbitrariedades policíacas, la corrupción de procuradores e impartidores de justicia, los agandalles de bienes por parte de los poderosos y poderes fácticos, etc.

Una de las causales de esa triste situación es, según se aduce en los organismos gubernamentales, no gubernamentales y de acción multilateral de promoción, vigencia y defensa de los derechos humanos— es la propia ignorancia de las víctimas.

Ello es cierto, sin duda. Pero ese verismo no es justificación ni mucho menos pretexto para conculcar y violar los derechos humanos de los mexicanos ni la inacción de los personeros para promoverlos, respetarlos y promoverlos a cabalidad.

Se conculca, si no es que se viola, un derecho humano desde el momento en que un servidor público desatiende una petición particular o demanda social o maltrata a un ciudadano o es arrogante con él. Aún la violencia verbal es violatoria de un derecho.

Pobreza, ignorancia, desnutrición, desempleo, inseguridad pública y desamparo social son violaciones a los derechos humanos. También lo son los fraudes, despojos y chantajes de un particular a otro protegido por el poder político o amparado por éste.

Del cilindro de Ciro despréndese inferidamente que la vigencia de los derechos humanos era un hecho factual luminoso en la antigua Persia. En el moderno México, el cilindro de Calderón registra una oscurantista, retrógrada, sin derechos humanos.

ffponte@gmail.com

Reflexiones del compañero Fidel. Los peligros que nos amenazan





08 marzo 2010

No se trata de una cuestión ideológica relacionada con la esperanza irremediable de que un mundo mejor es y debe ser posible.

Es conocido que el homo sapiens existe desde hace aproximadamente 200 mil años, lo que equivale a un minúsculo espacio del tiempo transcurrido desde que surgieron las primeras formas de vida elementales en nuestro planeta hace alrededor de tres mil millones de años.

Las respuestas ante los insondables misterios de la vida y la naturaleza han sido fundamentalmente de carácter religioso. Carecería de sentido pretender que fuese de otra forma, y tengo la convicción de que nunca dejará de ser así. Mientras más profundiza la ciencia en la explicación del universo, el espacio, el tiempo, la materia y la energía, las infinitas galaxias y las teorías sobre el origen de las constelaciones y estrellas, los átomos y fracciones de los mismos que dieron origen a la vida y la brevedad de la misma, y los millones y millones de combinaciones por segundo que rigen su existencia, más preguntas se hará el hombre en busca de explicaciones que serán cada vez más complejas y difíciles.

Mientras más se enfrascan los seres humanos en buscar respuestas a tan profundas y complejas tareas que se relacionan con la inteligencia, más valdrán la pena los esfuerzos por sacarlos de su colosal ignorancia sobre las posibilidades reales de lo que nuestra especie inteligente ha creado y es capaz de crear. Vivir e ignorarlo es la negación total de nuestra condición humana.

Algo, sin embargo, es absolutamente cierto, muy pocos se imaginan cuán cerca puede estar la desaparición de nuestra especie. Hace casi 20 años, en una Cumbre Mundial sobre el Medio Ambiente en Río de Janeiro, abordé ese peligro ante un público selecto de Jefes de Estado y de Gobierno que escuchó con respeto e interés, aunque nada preocupado por el riesgo que veía a distancia de siglos, tal vez milenios. Para ellos, con seguridad, la tecnología y la ciencia, más un sentido elemental de responsabilidad política, serían capaces de enfrentarlo. Con una gran foto de personajes importantes, los más poderosos e influyentes entre ellos, concluyó feliz aquella importante Cumbre. No había peligro alguno.

Del cambio climático apenas se hablaba. George Bush, padre, y otros relumbrantes líderes de la Alianza Atlántica, disfrutaban la victoria sobre el campo socialista europeo. La Unión Soviética fue desintegrada y arruinada. Un inmenso caudal del dinero ruso pasó a los bancos occidentales, su economía se desintegró, y su escudo defensivo frente a las bases militares de la OTAN, había sido desmantelado.

A la antigua superpotencia que aportó la vida de más de 25 millones de sus hijos en la segunda guerra mundial, le quedó solo la capacidad de respuesta estratégica del poder nuclear, que se había visto obligada a crear después que Estados Unidos desarrolló en secreto el arma atómica lanzada sobre dos ciudades japonesas, cuando el adversario vencido por el avance incontenible de las fuerzas aliadas no estaba ya en condiciones de combatir.

Se inició así la Guerra Fría y la fabricación de miles de armas termonucleares, cada vez más destructivas y precisas, capaces de aniquilar varias veces la población del planeta. El enfrentamiento nuclear sin embargo continuó, las armas se hicieron cada vez más precisas y destructivas. Rusia no se resigna al mundo unipolar que pretende imponer Washington. Otras naciones como China, India y Brasil emergen con inusitada fuerza económica.

Por primera vez, la especie humana, en un mundo globalizado y repleto de contradicciones, ha creado la capacidad de destruirse a sí misma. A ello se añaden armas de crueldad sin precedentes, como las bacteriológicas y químicas, las de napalm y fósforo vivo, que son usadas contra la población civil y disfrutan de total impunidad, las electromagnéticas y otras formas de exterminio. Ningún rincón en las profundidades de la tierra o de los mares quedaría fuera del alcance de los actuales medios de guerra.

Se conoce que por estas vías han sido creados decenas de miles de artefactos nucleares, incluso de carácter portátil.

El mayor peligro deriva de la decisión de líderes con tales facultades en la toma de decisión, que el error y la locura, tan frecuentes en la naturaleza humana, pueden conducir a increíbles catástrofes.

Han transcurrido casi 65 años desde que estallaron los dos primeros artefactos nucleares, por la decisión de un sujeto mediocre que tras la muerte de Roosevelt quedó al mando de la poderosa y rica potencia norteamericana. Hoy son ocho los países que, en su mayoría por el apoyo de Estados Unidos, disponen de esas armas, y varios más disfrutan de la tecnología y los recursos para fabricarlas en un mínimo de tiempo. Grupos terroristas, enajenados por el odio, podrían ser capaces de acudir a ellas, del mismo modo que gobiernos terroristas e irresponsables no vacilarían en usarlas dada su conducta genocida e incontrolable.

La industria militar es la más próspera de todas y Estados Unidos el mayor exportador de armas.

Si de todos los riesgos mencionados se libera nuestra especie, existe uno todavía mayor, o al menos más ineludible: el cambio climático.

La humanidad cuenta hoy con siete mil millones de habitantes, y pronto, en un plazo de 40 años, alcanzará nueve mil millones, una cifra nueve veces mayor que hace apenas 200 años. En tiempos de la antigua Grecia, me atrevo a suponer que éramos alrededor de 40 veces menos en todo el planeta.

Lo asombroso de nuestra época es la contradicción entre la ideología burguesa imperialista y la supervivencia de la especie. No se trata ya de que exista la justicia entre los seres humanos, hoy más que posible e irrenunciable; sino del derecho y las posibilidades de supervivencia de los mismos.

Cuando el horizonte de los conocimientos se amplía hasta límites jamás concebidos, más se acerca el abismo adonde la humanidad es conducida. Todos los sufrimientos conocidos hasta hoy son apenas sombra de lo que la humanidad pueda tener por delante.

Tres hechos ocurrieron en solo 71 días, que la humanidad no puede pasar por alto.

El 18 de diciembre de 2009, la comunidad internacional sufrió el mayor descalabro de la historia, en su intento de buscar solución al más grave problema que amenaza el mundo en este instante: la necesidad de poner fin con toda urgencia a los gases de efecto invernadero que están provocando el más grave problema enfrentado hasta hoy por la humanidad. Todas las esperanzas habían sido puestas en la Cumbre de Copenhague después de años de preparación con posterioridad al Protocolo de Kyoto, que el Gobierno de Estados Unidos -el más grande contaminador del mundo- se había dado el lujo de ignorar. El resto de la comunidad mundial, 192 países, esta vez incluyendo a Estados Unidos, se habían comprometido a promover un nuevo acuerdo. Fue tan vergonzoso el intento norteamericano de imponer sus intereses hegemónicos que, violando elementales principios democráticos, intentó establecer condiciones inaceptables para el resto del mundo de forma antidemocrática, en virtud de compromisos bilaterales con un grupo de los países más influyentes de las Naciones Unidas.

A los Estados que integran la organización internacional se les invitó a firmar un documento que constituye una burla, en el que se habla de aportes futuros meramente teóricos para frenar el cambio climático.

No habían transcurrido todavía tres semanas cuando, al atardecer del 12 de enero, Haití, el país más pobre del hemisferio y el primero en poner fin al odioso sistema de la esclavitud, sufrió la mayor catástrofe natural en la historia conocida de esta parte del mundo: un terremoto de 7,3 grados en la escala Richter, a solo 10 kilómetros de profundidad y a muy corta distancia de la orilla de sus costas, golpeó la capital del país, en cuyas débiles casas de barro vivían la inmensa mayoría de las personas que resultaron muertas o desaparecidas. Un país montañoso y erosionado de 27 mil kilómetros cuadrados, donde la leña constituye prácticamente la única fuente de combustible doméstica para nueve millones de personas.

Si en algún lugar del planeta una catástrofe natural ha constituido una inmensa tragedia era Haití, símbolo de pobreza y subdesarrollo, donde viven los descendientes trasladados de África por los colonialistas para trabajar como esclavos de los amos blancos.

El hecho conmocionó al mundo en todos los rincones del planeta, estremecido por las imágenes fílmicas divulgadas que rayaban en lo increíble. Los heridos, sangrantes y graves, se movían entre los cadáveres clamando por auxilio. Bajo los escombros yacían los cuerpos de sus seres queridos sin vida. El número de víctimas mortales, según cálculos oficiales, superó las 200 mil personas.

El país ya estaba intervenido por fuerzas de la MINUSTAH, que las Naciones Unidas enviaron para restablecer el orden subvertido por fuerzas mercenarias haitianas que, instigadas por el Gobierno de Bush, se lanzaron contra el Gobierno elegido por el pueblo haitiano. Algunos edificios donde moraban soldados y jefes de las fuerzas de paz también se desplomaron, causando dolorosas víctimas.

Los partes oficiales estiman que, aparte de los muertos, alrededor de 400 mil haitianos fueron heridos y varios millones, casi la mitad de la población total, sufrieron afectaciones. Era una verdadera prueba para la comunidad mundial, que después de la bochornosa Cumbre de Dinamarca estaba en el deber de mostrar que los países desarrollados y ricos serían capaces de enfrentar las amenazas del cambio climático a la vida en nuestro planeta. Haití debe constituir un ejemplo de lo que los países ricos deben hacer por las naciones del Tercer Mundo ante el cambio climático.

Se puede creer o no, desafiando los datos, a mi juicio irrebatibles, de los más serios científicos del planeta y la inmensa mayoría de las personas más instruidas y serias del mundo, quienes piensan que al ritmo actual de calentamiento, los gases de efecto invernadero elevarán la temperatura no sólo 1,5 grados, sino hasta 5 grados, y que ya la temperatura media es la más alta en los últimos 600 mil años, mucho antes de que los seres humanos existieran como especie en el planeta.

Es absolutamente impensable que nueve mil millones de seres humanos que habitarán el mundo en el 2050 puedan sobrevivir a semejante catástrofe. Queda la esperanza de que la propia ciencia encuentre solución al problema de la energía que hoy obliga a consumir en 100 años más el resto del combustible gaseoso, líquido y sólido que la naturaleza tardó 400 millones de años en crear. La ciencia tal vez puede encontrar solución a la energía necesaria. La cuestión sería saber cuánto tiempo y a qué costo los seres humanos podrán enfrentar el problema, que no es el único, ya que otros muchos minerales no renovables y graves problemas requieren solución. De una cosa podemos estar seguros, a partir de todos los conceptos hoy conocidos: la estrella más próxima está a cuatro años luz de nuestro Sol, a una velocidad de 300 mil kilómetros por segundo. Una nave espacial tal vez recorra esa distancia en miles de años. El ser humano no tiene otra alternativa que vivir en este planeta.

Parecería innecesario abordar el tema si a solo 54 días del terremoto de Haití, otro increíble sismo de 8,8 grados de la escala Richter, cuyo epicentro estaba a 150 kilómetros de distancia y 47,4 de profundidad al noroeste de la ciudad de Concepción, no ocasionara otra catástrofe humana en Chile. No fue el mayor de la historia en ese hermano país, se dice que otro alcanzó 9 grados, pero esta vez no fue solo un fenómeno de efecto sísmico; mientras en Haití durante horas se esperó un maremoto que no se produjo, en Chile el terremoto fue seguido por un enorme tsunami, que apareció en sus costas entre casi 30 minutos y una hora después, según la distancia y datos que todavía no se conocen con toda precisión y cuyas olas llegaron hasta Japón. De no ser por la experiencia chilena frente a los terremotos, sus construcciones más sólidas y sus mayores recursos, el fenómeno natural habría costado la vida a decenas de miles o tal vez cientos de miles de personas. No por ello dejó de ocasionar alrededor de mil víctimas mortales, según datos oficiales divulgados, miles de heridos y tal vez más de dos millones de personas sufrieron daños materiales. Casi la totalidad de su población de 17 millones 94 mil 275 habitantes, sufrió terriblemente y aún padece las consecuencias del sismo que duró más de dos minutos, sus reiteradas réplicas, y las terribles escenas y sufrimientos que dejó el tsunami a lo largo de sus miles de kilómetros de costa. Nuestra Patria se solidariza plenamente y apoya moralmente el esfuerzo material que la comunidad internacional está en el deber de ofrecerle a Chile. Si algo estuviera en nuestras manos, desde el punto de vista humano, por el hermano pueblo chileno, el pueblo de Cuba no vacilaría en hacerlo.

Pienso que la comunidad internacional está en el deber de informar con objetividad la tragedia sufrida por ambos pueblos. Sería cruel, injusto e irresponsable dejar de educar a los pueblos del mundo sobre los peligros que nos amenazan.

¡Que la verdad prevalezca por encima de la mezquindad y las mentiras con que el imperialismo engaña y confunde a los pueblos!

Marzo 7 de 2010

9 y 27 p.m.

Plan B. No me regalen flores






08 marzo 2010

A nadie se le ocurriría mandar flores a los mexicanos para celebrar el bicentenario de la Independencia de México, entonces ¿por qué el 8 de marzo la gente regala flores a las mujeres? ¿Por qué mandan mensajes, sms, power points cursis? como si el 8 de marzo fuera el día en que se festeja ser mujer, como si fuera otra especie de día de la madre.

Esa fecha fue elegida para recordar la muerte masiva de trabajadoras de la maquila hace cien años en Nueva York. Pero en realidad sirve para recordar un movimiento social que a pesar de llevar tres siglos de historia sigue oculto ante la mirada de las mayorías. Los políticos entregan premios a “mujeres notables” y el resto del año ignoran la condición de sus ciudadanas. En las escuelas poco o nada dicen a niñas y niños sobre marzo 8.

Por eso nuestras hijas e hijos no saben que la historia ha ocultado que el feminismo sufragista practicó y reinventó formas revolucionarias de manifestación social, la interrupción de oradores, la huelga de hambre, el autoencadenamiento, los panfletos reivindicativos. Las mujeres que exigían el voto innovaron formas de agitación y replantearon la lucha pacífica, ejemplo que imitaron movimientos políticos posteriores como el sindicalismo y el de los derechos civiles. Hace cien años se decidió reivindicar lo que se venía diciendo hacía 200 años: que el desarrollo social no existe sin la paz y la equidad entre hombres y mujeres. Que el feminismo es filosofía y no guerra de sexos ni pecado, que hizo suya la protesta simbólica, le dio la vuelta a la revolución sexual, desarrolló la teoría del género y acuñó un nuevo significado para el patriarcado y evidenció el daño de la violencia doméstica y sexual.

Por eso había que demostrar cuántas mujeres y niñas eran esclavas, cuántas vivían violencia, cuántas morían por hablar, cuántas eran utilizadas como carne de cañón en guerras y como prostitutas forzadas para tropas enemigas. Había que demostrar al mundo del poder (un mundo eminentemente masculino) que resulta absurdo e injusto que las mujeres sean consideradas inferiores, que se les negara el derecho al voto, a su salud sexual y reproductiva, a la política, a la tenencia de tierras. Si una mujer se queja ante el juez por los malos tratos de su marido el juez le pregunta ¿y qué hizo usted para provocarle? A pesar de la evidencia, el mundo se resiste a la igualdad real.

Algo ha cambiado en tres siglos, pero no lo suficiente. Millones de mujeres siguen buscando argumentos que les permitan demostrar cabalmente que son ciudadanas en situación de igualdad. La barrera más grande a vencer es el poderoso desprecio sexista. Ese desprecio que pregunta burlón ¿y para qué quieren las mujeres que se mencione su presencia con un “las mexicanas” si el masculino es universal? Ese desprecio que humilla a los hombres equitativos y los aísla de las mayorías del poder porque les considera peligrosamente feminizados.

Así es que este 8 de marzo habría que pedir a los políticos que en lugar de regalar flores y discursos sobre el día de las mujeres, ofrezcan políticas públicas que hagan efectiva la equidad. Que se reivindique la historia, una historia que nos hará más libres, que nos permitirá transformar a nuestra sociedad y erradicar el sexismo y la discriminación.

EDITORIAL. De la “Mala fama” de las mujeres.

Año 8, número 3282
Lunes 08, marzo del año 2010

Celebrando el Día Internacional de la Mujer, bueno es hacer saber que en algunos Estados de nuestra ya de facto dividida República, en la que el Estado ha perdido soberanía sobre su territorio.

En Zacatecas, en Campeche, en Jalisco, en Nayarit, en Oaxaca, y en Tamaulipas, se establece en sus reformados códigos penales referentes a la interrupción de los embarazos, lo siguiente:

“Se impondrán penas de cuatro meses a un año de prisión a las mujeres o madres que procuren el aborto, siempre y cuando demuestren no tener “mala fama”. De lo contrario se les duplicará la pena; o si faltase otra circunstancia, se podrá triplicar”.

Lo que viene siendo un claro signo no nada más de vergonzante misoginia, en lo que mucho tiene que ver la iglesia católica, sino de insufrible hipocresía por parte de todos los que aprobaron semejante Ley.

Cabiendo aquí recordar las palabras de La Rochefoucauld: “Los hombres no vivirían mucho tiempo en sociedad si no se engañaran los unos a los otros”.

Porque aún sin saber lo que ellos entienden por “Mala fama”, sería bueno echar de ver lo que sucedería si las mismas Leyes se hicieran para los hombres, y también se nos encarcelara por la misma “Mala fama” a la que quieran ellos referirse.

--------------------------------------------------------------------------------
http://www.diariolibertad.org.mx/diario/index.php
Diario Libertad
Av. Manuel Ávila Camacho N° 90-11
Jalapa, Ver. Centro
Tel. 01 22 88 17 24 80

Noam Chomsky: el poder que nadie ha elegido

Ojo Pelao

Los desplazamientos -actuales o potenciales- del poder en el mundo constituyen un animado asunto entre los estrategas de la política y los observadores. Una de las preguntas es si China desplazará (o cuándo) a Estados Unidos como protagonista dominante global, tal vez junto a India. Este cambio provocaría que el sistema mundial volviera a ser algo parecido a como era antes de las conquistas europeas. China e India han experimentado un rápido crecimiento económico y, gracias a que rechazaron las políticas occidentales de desregulación financiera, han sobrevivido a la recesión mejor que la mayoría de países.

Sin embargo, surgen interrogantes. Uno es el referido a la situación de la población. Una medición estándar de bienestar social es el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, cuyos datos más recientes corresponden a 2008. India ocupa el puesto 134 -ligeramente por encima de Camboya, y debajo de Laos y Tayikistán-, aproximadamente el mismo sitio que ha ocupado durante años. China se ubica en el lugar 92, empatado con Belice, un poco por encima de Jordania y por detrás de la República Dominicana e Irán. India y China tienen mucha desigualdad, así que más de mil millones de sus habitantes caen todavía más en la escala.

Otra preocupación es la deuda de EEUU que, se teme, coloque al país bajo el yugo de China. Aparte de un breve interludio, desde hace mucho Japón ha sido el principal poseedor internacional de deuda del Gobierno estadounidense. Además, el estancamiento de los prestamistas está sobrevalorado.

En una dimensión, la del poder militar, EEUU se yergue completamente solo. Y Obama está imponiendo niveles históricos con su presupuesto militar. Casi la mitad del déficit estadounidense se debe al gasto militar, intocable en el sistema político.

Al considerar los otros sectores de la economía estadounidense, el premio Nobel Joseph Stiglitz y otros economistas advierten de que debemos cuidarnos del "fetichismo deficitario". El déficit estimula la recuperación y puede superarse con una economía al alza, como sucedió después de la II Guerra Mundial, cuando el déficit era mucho peor. Respecto a la deuda, se espera que crezca, debido principalmente al ineficiente sistema privatizado de cuidado de la salud -también virtualmente intocable, gracias a la habilidad de las empresas de superar la voluntad pública-.

Sin embargo, el marco de estas discusiones es engañoso. El sistema global no sólo es una interacción entre estados donde cada uno busca cierto "interés nacional" ajeno a la distribución del poder en el interior del país.

Esto se ha entendido desde hace mucho tiempo. Adam Smith concluyó que los "principales arquitectos" de la política en Inglaterra eran los "comerciantes y manufactureros", quienes se aseguraban de que sus propios intereses fueran "atendidos de la forma más peculiar", sin importar sus "penosos" efectos sobre los demás, incluyendo el pueblo inglés. La máxima de Smith sigue siendo cierta, aunque actualmente los "principales arquitectos" son las corporaciones multinacionales y, particularmente, las instituciones financieras, cuya participación en la economía se ha disparado desde los años setenta.

En Estados Unidos hemos visto un ejemplo espectacular del poder de las instituciones financieras. Durante la última elección presidencial, aportaron el núcleo de la financiación del presidente Obama. Naturalmente, esperaban ser recompensados, y así fue, con los Programas de Alivio de Activos en Problemas (TARP) y con mucho más. Por ejemplo, Goldman Sachs, la firma más dominante en la economía y el sistema político, hizo una fortuna vendiendo títulos respaldados por hipotecas e instrumentos financieros más complejos. Conocedora de la fragilidad de los paquetes que ofrecía, la compañía aceptó apuestas con la gigantesca aseguradora American International Group de que las ofertas iban a desplomarse. Cuando el sistema financiero colapsó, AIG también se vino abajo.

Los arquitectos de la política, gente de Goldman, no sólo negociaron un paquete de rescate para Goldman, sino que también lograron que los contribuyentes salvaran a AIG de la bancarrota, rescatando también por esa vía a Goldman. Ahora Goldman está registrando ganancias históricas y pagando voluminosos bonos. Junto con algunos otros bancos importantes, es más grande y fuerte que nunca.

Los 'arquitectos de la política' están operando un cambio: el de la fuerza mundial de trabajo al capital transnacional

El pueblo está furioso. La gente puede ver que los bancos que fueron agentes principales de la crisis están prosperando enormemente, mientras que la población que los rescató se enfrenta a un desempleo de casi el 10%. El descontento popular finalmente evocó un cambio de retórica de la Administración, que respondió acusando de codiciosos a los banqueros y formulando algunas sugerencias políticas que a la industria financiera no le agradan (la Regla Volcker y otras propuestas).

Dado que se suponía que Obama iba a ser su hombre en Washington, los principales arquitectos del poder perdieron poco tiempo antes de lanzar sus instrucciones: a menos que Obama se alineara nuevamente, enviarían sus fondos a la oposición política. En pocos días, Obama informó a la prensa de que los banqueros eran buenos tíos, singularizando a los dos principales, JP Morgan Chase y Goldman Sachs: "Al igual que la mayoría de los estadounidenses, no tomo a mal la riqueza o el éxito de la gente. Es parte del sistema de libre mercado" -del modo en que se interpretan los "mercados libres" en la doctrina del capitalismo de Estado-. Ese cambio radical de Obama es una fotografía reveladora de la máxima de Smith en acción.

Los arquitectos de la política también están operando un verdadero cambio de poder: el de la fuerza mundial de trabajo al capital transnacional. Martin Hart-Landsberg, economista y especialista en China, explora la dinámica. China se ha convertido en la planta ensambladora de un sistema de producción regional. Japón, Taiwán y otras economías asiáticas desarrolladas exportan a China partes y componentes de alta tecnología, donde se ensamblan y exportan los productos terminados.

El creciente déficit comercial de EEUU con China ha generado preocupación. Se ha hablado menos de que este se ha reducido marcadamente con Japón y el resto de Asia conforme toma cuerpo el nuevo sistema de producción regional. Las manufactureras estadounidenses están siguiendo el mismo camino, enviando partes y componentes a China para que esta ensamble y exporte, en su mayoría de regreso a EEUU. Para las instituciones financieras, comercializadoras gigantes de venta minorista y los dueños y gerentes de industrias manufactureras, estos desarrollos son celestiales.

Y bien entendido. En 2007, Ralph Gomory, director de la Fundación Alfred P. Sloan, declaró ante el Congreso que "en esta nueva era de globalización, los intereses de las empresas y los países han divergido. En contraste con el pasado, lo que es bueno para las empresas globales estadounidenses ya no es necesariamente bueno para los estadounidenses".

La riqueza fluye hacia pocos bolsillos, llevando probablemente a la mayor desigualdad de la historia de EEUU

Examinemos a IBM. A finales de 2008, más del 70% de los 400.000 trabajadores de la empresa estaba en el extranjero, según la revista Business Week. En 2009, IBM redujo su nivel de empleo en EEUU otro 8%. Para la fuerza de trabajo, el resultado podría ser "penoso", según la máxima de Smith, pero es bueno para los principales arquitectos de la política.

Las investigaciones actuales indican que aproximadamente una cuarta parte de los empleos estadounidenses será extranjerizado en dos décadas, y los que queden se enfrentarán a beneficios y sueldos menores debido a la mayor competencia de los trabajadores reemplazados. Este patrón sigue a 30 años de estancamiento o desplome para la mayoría, mientras la riqueza fluye hacia pocos bolsillos, llevando probablemente a la mayor desigualdad de la historia estadounidense.

Pese a que China se está convirtiendo en la ensambladora y plataforma de exportaciones del mundo, los trabajadores del país están sufriendo junto al resto de la fuerza laboral mundial, como sería de prever en un sistema diseñado para concentrar riqueza y poder y para que los trabajadores compitan entre ellos globalmente. En el mundo, la participación de los trabajadores en el ingreso nacional se ha reducido en muchos países -de manera radical en China-, generando una inestabilidad creciente en esta sociedad altamente desigual.

Así que tenemos otro cambio importante en el poder mundial, de la población general a los principales arquitectos del sistema global, proceso asistido por el socavamiento de la democracia funcional en los países más poderosos. El futuro depende de cuánto esté dispuesta a soportar la gran mayoría, y si se puede desarrollar una respuesta constructiva que confronte los problemas en el centro del sistema capitalista de estado de dominación y control. De lo contrario, los resultados podrían ser tétricos, como lo revela más que abundantemente la historia.

*Noam Chomsky, distribuído por The New York Times Syndicate/ Javier Jaén