viernes, mayo 18, 2007

La ineptitud

Luis Javier Garrido

El gobierno ilegítimo del PAN instalado en 2006 ha enviado en estos seis meses un mensaje muy claro a los mexicanos: el de que puede violar impunemente la ley y de que, por lo tanto, no existe en el país un Estado de legalidad y cualquiera puede hacerse justicia por su propia mano, con lo que está llevando a un retroceso sin parangón.

1. El gobierno de facto de Calderón ha hecho exactamente lo que ningún gobernante debe hacer: enviar desde el poder político un mensaje de que la legalidad constitucional no existe, como lo hace ahora con la ola de violencia que ha generado al utilizar ilegalmente a las fuerzas armadas.

2. Y las consecuencias están ahí: la actuación ilegal del Ejército en la supuesta lucha contra el narcotráfico, lejos de "legitimar" a un gobernante espurio ha producido el efecto contrario.

3. La Constitución General de la República, no se puede soslayar, es muy clara al respecto. En su artículo 21 establece que "la investigación y persecución de los delitos incumbe al Ministerio Público, el cual se auxiliará con una policía que estará bajo su autoridad" y de ninguna manera al Ejército Federal. En el 129 consigna que "en tiempos de paz, ninguna autoridad militar puede ejercer más funciones que las que tengan exacta conexión con la disciplina militar", por lo que éstas no pueden suplir, como pretende Calderón, las ineptitudes de su gobierno y convertirse en Ministerio Público o Policía Judicial. Y contundemente mandata en el 29 que la suspensión de las garantías individuales "en todo el país o en lugar determinado", que es lo que de hecho está aconteciendo, no puede hacerse sino mediante una ley votada por el Congreso, como aconteció en 1942, lo que no ha sido el caso, por lo que la actuación del ejército ha sido claramente anticonstitucional, y, además de eso, violatoria de los derechos fundamentales de los mexicanos.

4. Los operativos del gobierno ilegítimo contra el narco, utilizando a quienes no tienen una preparación para ello, han conducido, como era de suponerse, a un sinnúmero de denuncias contra los militares, de Michoacán a Sonora, por homicidios y casos de tortura, allanamientos de morada, robo, agresiones sexuales a mujeres y a menores. El poder del narcotráfico en las instancias financieras, burocráticas y policiacas del Estado sigue en tanto intacto, como sus intereses centrales, a los que protege Calderón, empezando por los de su amigo Carlos Salinas.

5. El Ejército Mexicano no había tenido desde el 68 un nivel tan bajo de descrédito, pero no hay una decisión política para que no se siga degradando la situación. No basta con que organismos internacionales estén interviniendo para detener el clima de violencia generado por la incapacidad y estupidez del gobierno de facto. El desdén oficial ante los cientos de quejas presentadas y el llamado de la CNDH para que el Ejército regrese a los cuarteles, no hace sino presagiar una mayor fascistación del régimen con claros objetivos políticos, y urge, por lo mismo, una más enérgica respuesta desde la sociedad.

6. El gobierno legítimo de Andrés Manuel López Obrador ha llamado a respetar la legalidad del país, pero la "clase política" ha estado teniendo en general una actitud vergonzosa ante los acontecimientos. En 1985, Cuauhtémoc Cárdenas, entonces gobernador de Michoacán, protestó enérgicamente con un desplegado contra la intervención ilegal de agentes federales en su entidad tras el homicidio en Jalisco del agente estadunidense Kiki Camarena, pero en 2006 el gobernador michoacano Lázaro Cárdenas ha aplaudido la actuación anticonstitucional de las fuerzas federales en suelo michoacano, y se ha callado ante los crímenes que han cometido.

7. La militarización del país y la ola de violencia que ha generado Calderón con sus decisiones no ha minado el poder de los cárteles, lo que no era su objetivo, como tampoco ha contribuido a darle autoridad política y moral a quien no la tiene, lo que sí buscaba y sigue buscando absurdamente, como también generar un clima de amedrentamiento en los movimientos populares y entre el pueblo en general, en particular en las entidades donde pronto habrá elecciones para gobernador, Michoacán entre ellas.

8. Esa incapacidad del gobierno de facto de Calderón para enfrentar los problemas de México en otra lógica que no sea la de propiciar grandes negocios para los intereses dominantes, entre los que ya se hallan sus allegados -desde su jefe de gabinete, Juan Camilo Mouriño, hasta su cuñado Diego Hildebrando Zavala-, y su decisión de refugiarse en la violencia, no está logrando más que hacer retroceder al país en todos los órdenes, pero muchos pretenden no darse por enterados.

9. Los grupos de panistas que se encaramaron en el poder desde 2000, en nombre del PAN y de su proyecto, han gobernado en la corrupción y la ilegalidad, traicionando el proyecto histórico que decían representar, y sin más afán que el de su enriquecimiento.

10. En México hay una guerra, pero no es la que ha inventado el gobierno y pretenden ilustrar los medios de comunicación masiva: la guerra de Calderón contra el narcotráfico, que no existe. Hay una guerra económica, política y cultural librada por el gobierno fascistoide de facto de Calderón contra las mayorías del pueblo mexicano, que la propaganda no logra ocultar, y que está teniendo, a pesar suyo, una respuesta cada vez mayor.

Patrimonio cultural y natural en riesgo

Claudia Sheinbaum Pardo*

En su definición, la UNESCO afirma que "...el patrimonio cultural basa su importancia en ser el conducto para vincular a cada individuo o comunidad con su historia. Encarna el valor simbólico de las identidades culturales y es la clave para entender a otros pueblos, contribuyendo a un ininterrumpido diálogo entre civilizaciones y culturales".

Sin embargo, esos ejes de preservación del patrimonio cultural, caen en oídos sordos cuando el valor que se le quiere dar al patrimonio es exclusivamente económico, como pretende el gobierno usurpador. Aunque como dijera el poeta Machado "...sólo el necio confunde valor y precio".

En esta circunstancia, avivada por una ideología conservadora, racista y entreguista se encuentra la política de preservación del patrimonio cultural y natural del país, o mejor dicho de desprecio del patrimonio cultural y natural. Por ello decimos que el patrimonio cultural y natural de nuestro país está en riesgo. Está en riesgo al reducir el presupuesto de las instituciones que se dedican a su investigación, preservación y difusión. Está en riesgo cuando se promueven reformas constitucionales que pretenden descentralizar y concesionar a manos privadas el manejo de las zonas arqueológicas y naturales. Está en riesgo cuando las comunidades indígenas continúan abandonadas en la pobreza, cuando más de 4 millones de mexicanos tuvieron que migrar a Estados Unidos en los últimos seis años por no encontrar empleo, lastimando sus lazos familiares y culturales. Está en riesgo cuando se importa cerca de una cuarta parte del maíz que se consume, cuando se fomentan cultivos transgénicos en detrimento de las variedades nacionales. Está en riesgo cuando se reduce de manera significativa el presupuesto del Archivo Histórico de la Nación. Está en riesgo cuando no se apoya a los jóvenes creadores. Está en riesgo cuando se construyen Wall-Mart en el Casino de la Selva y en Teotihuacán. Está en riesgo cuando se le quiere imponer el IVA a los alimentos, las medicinas y los libros. Está en riesgo cuando se construyen impunemente mansiones en áreas naturales protegidas. Está en riesgo cuando se instala una mina a cielo abierto a escasos metros del cerro de San Pedro, patrimonio cultural de la humanidad y en una zona de reserva ecológica. Está en riesgo cuando en nombre de los asalariados se pretende concentrar aún más la riqueza y disminuir la cada vez más pequeña porción de la riqueza nacional que se destina a salarios y pensiones. Está en riesgo cuando se otorga un aumento salarial de más de 20 por ciento al Ejército y a los maestros se les regatea un 4 por ciento. Está en riesgo cuando se despoja a los campesinos de sus tierras a costa de grandes proyectos energéticos. Está en riesgo cuando se cometen brutalidades contra los derechos humanos en nombre de la ley y la unidad nacional, como en los casos de Atenco y Oaxaca.

Enfrentamos hoy un enorme riesgo para nuestro patrimonio nacional. Y no es poco decir que algunos de los últimos frentes de resistencia nacional son Petróleos Mexicanos, la industria eléctrica, la educación pública en todos sus niveles, el Seguro Social, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, el Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Instituto Nacional de Bellas Artes, la lucha de los pueblos originarios, la reinvidicación de la milpa, la libertad de expresión y la memoria. No es poco decir que el futuro del país depende de la preservación de nuestra pluralidad cultural, la diversidad biológica y nuestros recursos energéticos. De la preservación del patrimonio nacional, dependerá el México de ésta y las futuras generaciones.

*Parte de la ponencia presentada en el foro Agenda Pendiente, en el Festival Ollin Kan de las culturas en resistencia.

En marcha, nueva agresión contra La Parota

Gilberto López y Rivas

El Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores a La Parota (CECOP) hizo pública una alerta nacional e internacional ante la pretensión del gobierno espurio de Felipe Calderón de agredir de nueva cuenta a los miles de afectados por el proyecto de construcción del megaproyecto hidroeléctrico, promovido por la Comisión Federal de Electricidad y apoyado por el gobernador perredista del estado de Guerrero para beneficio de empresas trasnacionales y socios locales. Dicho proyecto forma parte del renacido Plan Puebla-Panamá que pretende una integración subordinada de México y los países de Centroamérica para entregar sus enormes recursos naturales y estratégicos a la depredación capitalista neoliberal hegemonizada por Estados Unidos.

Como respuesta a este llamado, se integró la Misión Civil de Observación con 36 personas de 16 organizaciones y redes nacionales e internacionales, que estuvieron presentes en la suspendida asamblea agraria del 6 de mayo pasado en San Juan Grande, municipio de Acapulco, Guerrero, y que constataron la intención de legitimar la expropiación ilegal de tierras a los comuneros para poder iniciar fraudulentamente los trámites de construcción de la presa, y como reacción a la resolución positiva del Tribunal Agrario Unitario del 27 de marzo de este año en favor de los opositores.

Cabe señalar que el Tribunal Latinoamericano del Agua en su audiencia del 17 de marzo de 2006 resolvió que el proyecto hidroeléctrico de La Parota "debe cancelarse, ya que no demuestra los beneficios a la población local ni su contribución al desarrollo regional ni la protección del medio ambiente y los recursos naturales". Asimismo, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de la ONU manifestó "su preocupación por los informes sobre comunidades indígenas y locales que se oponen a la construcción de la presa hidroeléctrica La Parota, por violación de derechos a la alimentación, vivienda, salud, educación, derecho al agua, a la tierra, al territorio y al desarrollo".

La misión observó los procedimientos irregulares de la convocatoria a la asamblea referida por no cumplir con el artículo 25 de la ley agraria que especifica que ésta debe pegarse en los lugares más visibles de los bienes comunales, y porque el sitio de la reunión fue otro que el reconocido por usos y costumbres, que tradicionalmente se lleva a cabo en la cabecera del los Bienes Comunales de Cacahuatepec. Asimismo, los observadores refieren que la mesa no se instaló debido a que el comisariado no llevaba consigo el padrón oficial de comuneros, lo cual es también una violación a la referida ley agraria. Ante el fracaso, los funcionarios agrarios presentes se retiraron y en el camino firmaron y pegaron una nueva convocatoria (esta vez para el 20 de mayo), cuyo texto había sido elaborado con anterioridad y en el que se mencionaban supuestos "hechos violentos" que, según ellos, "evitaron el desarrollo de la reunión", mismos que son negados por los observadores que afirman que no existió violencia alguna o "conatos de agresión física por parte de los grupos presentes, como consta en los materiales fotográficos, videográficos y testimoniales recogidos por la Misión Civil de Observación." De aquí se infiere que la intención de los oficialistas es proyectar a los opositores como proclives a la violencia para justificar la intervención de las autoridades.

En sus conclusiones y recomendaciones, la misión considera que este tipo de asambleas "no constituye un mecanismo de consulta adecuado en términos de lo dispuesto por el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ya que de acuerdo a la información con la que contamos de los bienes comunales de Cacahuatepec existen 43 mil habitantes y el padrón sólo registra a 7 mil 280 comuneros; por lo tanto, es claro que estas asambleas excluyen a la mayoría de la población que podía ser afectada".

Recordemos que el Convenio 169, firmado y ratificado por México, obliga a los gobiernos en su artículo 6 a consultar a los pueblos indígenas "cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles directamente". Incluso en el segundo párrafo de este artículo se indica claramente que "las consultas llevadas a cabo en aplicación de este Convenio deberán efectuarse de buena fe y de una manera apropiada a las circunstancias, con la finalidad de llegar a un acuerdo o lograr el consentimiento acerca de las medidas propuestas".

Ante el clima represivo y de militarización que vive el país, la adecuación de las leyes en contra de los movimientos sociales y las experiencias recientes en Atenco y Oaxaca, la misión advierte, con fundamento, sobre la estrategia de "desgastar el movimiento opositor, criminalizarlo y de esta forma justificar el posible uso de violencia y represión. Además con ello justificar la presencia de la fuerza pública en futuras asambleas para imponer el proyecto."

El Consejo de Ejidos y Comunidades opositores a La Parota reiteró la alerta e invitó de nueva cuenta a la Misión Civil de Observación y a legisladores para la asamblea del próximo domingo 20. El CECOP afirma que ésta es fraudulenta desde su convocatoria y que los oficialistas tienen el acta escrita y firmada de antemano. Además, señala fundamentadamente, que los cuerpos represivos intentarán impedir el paso a los opositores a la presa y que llevarán personas a la reunión de Cacahuatepec que se harán pasar como comuneros para aparentar el quórum de 3 mil 642 más uno.

Es evidente que se trata de una provocación más del gobierno calderonista con la complicidad del gobierno estatal y las autoridades agrarias. ¡No a la presa La Parota! ¡Respeto al Convenio 169 de la OIT!

Crisis en el paraíso neoliberal

Raúl Zibechi

Un nuevo y hondo malestar se masca en Santiago. En las paradas de autobuses y de metro, en barrios populares como La Victoria -trinchera de la resistencia a la dictadura-, en los pasillos de hospitales públicos y en las puertas de los colegios se expresa a viva voz una nueva conciencia sobre los problemas de Chile y acerca de los responsables de que el "modelo" -del que todavía se ufanan los políticos de derecha y de izquierda- esté dando claras señales de agotamiento.

En 15 meses el gobierno de Michelle Bachelet ha acumulado problemas y se le han abierto varios frentes. Primero fue la masiva y maciza protesta de los estudiantes secundarios contra una ley de educación heredada del dictador. La movilización puso sobre la mesa el problema del lucro en la enseñanza, que buena parte del oficialismo se resiste a cuestionar. Cuando aún no se habían acallado los ecos de las asambleas estudiantiles, llamadas a convertirse en un parteaguas de una cultura política que gira en torno a la representación, la puesta en marcha del Transantiago (sistema de transporte colectivo privado) provocó una crisis política que puede arruinar a la Concertación Democrática, la alianza demócrata cristiana y socialista que administra el sistema electoral chileno desde que en 1990 Pinochet dejó la presidencia. El malestar trepó varios grados a principios de mayo con el asesinato de un obrero forestal por el cuerpo de Carabineros, en el sur de los indígenas mapuches, donde la rabia ancestral se siente a flor de piel.

Por primera vez en años, los políticos se muestran preocupados por el rumbo que están tomando los acontecimientos. El "modelo" económico hace agua. Un reciente estudio de dos economistas de la Universidad de Chile, Orlando Caputo y Graciela Galarce, señala que en 2006 se produjo una salida récord de capitales: 25 mil millones de dólares, un 17 por ciento del PIB. Aseguran que la economía chilena vive un "agotamiento" y que "sólo el aporte de la minera estatal Codelco permite que no aflore una crisis". En el país que ha glorificado como ninguno al sector privado, es el sector estatal el que está salvando la situación.

La mayor parte de los capitales que se fugaron, o retornaron, según la jerga tecnocrática, pertenecen a la minería que se vio beneficiada con la desnacionalización del cobre.

El sindicalista Pedro Marín declaró al diario Clarín: "Codelco tiene 30 por ciento del negocio y las extranjeras 70 por ciento. Pero en sus aportes al fisco es al revés: Codelco aporta 70 por ciento y las exranjeras 30 por ciento, pese a sus ganancias". La impresión es que la situación económica del "modelo" pende de un hilo, pero de cobre: en 2003 se cotizaba a 80 centavos de dólar la libra, este año alcanzó los tres dólares. La salida de capitales en 2006 equivale a 84 por ciento del presupuesto del Estado y, de continuar, amenaza con frenar en seco el crecimiento.

La cuestión del Transantiago es más grave aún, porque desnuda ante la población la perversión del "modelo". El gobierno entregó a privados la remodelación del caótico sistema de transporte colectivo de la capital. El Transantiago se inspira en el Transmilenio de Bogotá: grandes unidades circulan por carriles separados con recorridos troncales y secundarios. Se estrenó en febrero y fue un caos. Faltan unidades porque los empresarios no quieren arriesgar. En los barrios más pobres, donde es menos rentable, los autobuses no llegan o lo hacen con enormes lagunas. La población debe caminar kilómetros para llegar a una parada donde puede esperar hasta una hora la llegada del autobús. Miles han perdido sus empleos por llegar tarde. Y el metro está tan congestionado que no da abasto.

A la bronca inicial, que generó algunas manifestaciones espontáneas, le siguió la indignación a medida que se conocen los niveles de improvisación y de especulación de los empresarios. Como el servicio da pérdidas (30 millones de dólares sólo en abril) el gobierno decidió auxiliar a los privados. El eficiente metro estatal fue forzado a prestar dinero al Transantiago y ahora el gobierno de Bachelet propone al parlamento un préstamo de 290 millones a una empresa privada que inclumplió contratos. Hasta diputados de la democracia cristiana cuestionan que el Estado esté apoyando la ineficiencia empresarial. El ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, un demócrata cristiano neoliberal, pidió que se establezca "un sistema de transporte estatal como en las grandes ciudades del mudo". Algo impensable unos años atrás.

Un sector de la gobernante Concertación difundió hace dos semanas un documento titulado Las disyuntivas, en el que pide "introducir rectificaciones al actual modelo de desarrollo, enfrentar las desigualdades y avanzar en la construcción de un sistema integral de protección social". El oficialismo siente que se le hunde el suelo. Va más lejos. Critica un modelo para el que "más importante que la cohesión social de un país es su nivel de reservas fiscales"; denuncia "graves problemas de calidad de la educación, la salud, la vivienda, protección del ambiente, precariedad laboral" y un largo etcétera; advierte sobre "la precaria calidad de nuestra democracia" y censura "las enormes injusticias y desigualdades". Casi un manifiesto de la oposición de izquierda.

En realidad el problema está en otra parte. Ahora la protesta social tiende a ir más allá de los sectores que siempre estuvieron a contrapelo del modelo neoliberal chileno, como el pueblo mapuche y la juventud contestataria, acotados y aislados por la represión. Una larga huelga en el sur, donde 7 mil obreros forestales doblaron el puño a los poderosos y soberbios empresarios del Grupo Angelini, uno de los más fuertes de Chile, es todo un síntoma de los nuevos tiempos. Los obreros usaron maquinaria pesada de la empresa para resistir a los Carabineros, con un saldo de varios heridos y un muerto.

En algún momento las protestas de obreros, pobladores, mapuches y estudiantes pueden confluir. Sabemos que cuando a los de abajo no los frena la represión, los de arriba empiezan a pensar en introducir cambios para retocar el maquillaje.

Cuerpo Especial del Ejército

Jorge Camil

José Luis Soberanes, Manlio Fabio Beltrones, Carlos Navarrete y la Comisión de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, entre otros, se oponen vehementemente, y con razón, a la intervención del Ejército en la guerra contra el crimen organizado. Como reportaron los medios, esa intervención adquirió carácter institucional el 4 de mayo pasado con el decreto presidencial que creó el Cuerpo Especial de Fuerzas de Apoyo del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicanos (Cuerpo Especial del Ejército) para combatir, entre otros enemigos de la seguridad pública, a la delincuencia organizada.

Los riesgos de exponer al Ejército a ese combate son muchos y fueron apuntados oportunamente por analistas y partidos de oposición. Se alega el posible deterioro de la imagen del instituto armado, en caso de no salir victorioso de un combate desigual para el que no ha sido preparado, y el riesgo de sucumbir ante los enorme sobornos que explican el exponencial crecimiento de la delincuencia organizada.

En un sexenio en el que las fuerzas armadas han abandonado la discreta tradición civilista con la que apoyaron al régimen anterior, su activa participación en la tarea más importante del gobierno podría resultar en una peligrosa militarización de la política.

Por su parte, los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos aseguran que el otorgamiento de más facultades discrecionales a las fuerzas armadas incrementaría los abusos de poder y las quejas ciudadanas. Más aún, encomendar al Ejército la ingente tarea de combatir la inseguridad pública equivaldría a liquidar de facto a las policías federales, estatales y municipales: reconocer que las autoridades civiles han sido finalmente rebasadas por la delincuencia organizada. Pero si no es el Ejército, ¿quién? ¿Las policías municipales, con pistolas calibre 38 y mosquetones Mauser de la Segunda Guerra Mundial? ¿La policía judicial?, inmersa desde siempre en el dilema shakespeariano de la delincuencia organizada: "¿plomo o plata?"

Finalmente, por ineficiencia, corrupción o falta de previsión, los gobiernos anteriores colocaron al país contra la pared. Ahora enfrentamos la disyuntiva del Ejército o el caos. No queda nadie más. No obstante, la creación del Cuerpo Especial del Ejército es un misterio. ¿Es un reconocimiento de que el Ejército, como tal, está perdiendo la guerra? ¿Se trata de un cuerpo probadamente incorruptible? ¿Vivimos el fracaso anunciado de la Policía Federal Preventiva? ¿Estamos frente a un ejército dentro del Ejército? ¿Será un cuerpo de comandos entrenado, o infiltrado, por el ejército estadunidense?

No olvidemos que Washington, tradicionalmente opuesto a la participación de sus propias fuerzas armadas en el restablecimiento del orden público, aplaude y apoya la intervención de tropas latinoamericanas en cualquier tarea destinada a apuntalar nuestras enclenques democracias. La sospecha proviene de que el decreto presidencial, que adolece de sustancia, congruencia y razones de Estado específicas, proporciona la excusa perfecta para solicitar "asesoría" al gobierno estadunidense: dispone que el Cuerpo Especial contará con todos los "recursos humanos, materiales, técnicos, tecnológicos, tácticos y estratégicos" que se necesiten para cumplir su misión. ¿Significa que nuestros altos mandos militares regresarán a la tutela de la Escuela de las Américas?

La exposición de motivos del decreto no ayuda. Es, desafortunadamente, una serie de lugares comunes o verdades de Perogrullo ("que el Ejecutivo tiene obligación de velar por la seguridad nacional", y que el Ejército y la Fuerza Aérea, "por su disciplina, profesionalismo y solidez moral gozan de un alto reconocimiento y confianza ciudadana").

Es un hecho que la ambigüedad del decreto permite al Presidente enviar tropas a cualquier estado de la República alegando que existe solicitud "expresa, fundada y motivada de las autoridades" a quienes supuestamente se preste el apoyo.

¿Tiene solución el problema de la inseguridad? En una entrevista con el diario O Globo de Brasil, Marcos Camacho (Marcola), ilustrado jefe de la temible banda carcelaria de Sao Paulo, se pronunció en contrario: "todos vivimos en el infierno". Marcola considera que han desaparecido explotados y proletarios. Afirma que allá, afuera, donde reina el mundo de la post miseria, se está gestando "una tercera cosa, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo extraterrestre escondido en los rincones de la ciudad. La post miseria genera una nueva cultura asesina, auxiliada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes. Mis comandos son una mutación de la especie social".

Finalmente Marcola, que no aspira a morir en una cama con los santos óleos, sino en la fosa común, apunta a la ineficiencia del Estado: "ustedes son el Estado quebrado -dice- dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa..." ¿Hay esperanza?

José Luis Soberanes, Manlio Fabio Beltrones, Carlos Navarrete y la Comisión de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, entre otros, se oponen vehementemente, y con razón, a la intervención del Ejército en la guerra contra el crimen organizado. Como reportaron los medios, esa intervención adquirió carácter institucional el 4 de mayo pasado con el decreto presidencial que creó el Cuerpo Especial de Fuerzas de Apoyo del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicanos (Cuerpo Especial del Ejército) para combatir, entre otros enemigos de la seguridad pública, a la delincuencia organizada.

Los riesgos de exponer al Ejército a ese combate son muchos y fueron apuntados oportunamente por analistas y partidos de oposición. Se alega el posible deterioro de la imagen del instituto armado, en caso de no salir victorioso de un combate desigual para el que no ha sido preparado, y el riesgo de sucumbir ante los enorme sobornos que explican el exponencial crecimiento de la delincuencia organizada.

En un sexenio en el que las fuerzas armadas han abandonado la discreta tradición civilista con la que apoyaron al régimen anterior, su activa participación en la tarea más importante del gobierno podría resultar en una peligrosa militarización de la política.

Por su parte, los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos aseguran que el otorgamiento de más facultades discrecionales a las fuerzas armadas incrementaría los abusos de poder y las quejas ciudadanas. Más aún, encomendar al Ejército la ingente tarea de combatir la inseguridad pública equivaldría a liquidar de facto a las policías federales, estatales y municipales: reconocer que las autoridades civiles han sido finalmente rebasadas por la delincuencia organizada. Pero si no es el Ejército, ¿quién? ¿Las policías municipales, con pistolas calibre 38 y mosquetones Mauser de la Segunda Guerra Mundial? ¿La policía judicial?, inmersa desde siempre en el dilema shakespeariano de la delincuencia organizada: "¿plomo o plata?"

Finalmente, por ineficiencia, corrupción o falta de previsión, los gobiernos anteriores colocaron al país contra la pared. Ahora enfrentamos la disyuntiva del Ejército o el caos. No queda nadie más. No obstante, la creación del Cuerpo Especial del Ejército es un misterio. ¿Es un reconocimiento de que el Ejército, como tal, está perdiendo la guerra? ¿Se trata de un cuerpo probadamente incorruptible? ¿Vivimos el fracaso anunciado de la Policía Federal Preventiva? ¿Estamos frente a un ejército dentro del Ejército? ¿Será un cuerpo de comandos entrenado, o infiltrado, por el ejército estadunidense?

No olvidemos que Washington, tradicionalmente opuesto a la participación de sus propias fuerzas armadas en el restablecimiento del orden público, aplaude y apoya la intervención de tropas latinoamericanas en cualquier tarea destinada a apuntalar nuestras enclenques democracias. La sospecha proviene de que el decreto presidencial, que adolece de sustancia, congruencia y razones de Estado específicas, proporciona la excusa perfecta para solicitar "asesoría" al gobierno estadunidense: dispone que el Cuerpo Especial contará con todos los "recursos humanos, materiales, técnicos, tecnológicos, tácticos y estratégicos" que se necesiten para cumplir su misión. ¿Significa que nuestros altos mandos militares regresarán a la tutela de la Escuela de las Américas?

La exposición de motivos del decreto no ayuda. Es, desafortunadamente, una serie de lugares comunes o verdades de Perogrullo ("que el Ejecutivo tiene obligación de velar por la seguridad nacional", y que el Ejército y la Fuerza Aérea, "por su disciplina, profesionalismo y solidez moral gozan de un alto reconocimiento y confianza ciudadana").

Es un hecho que la ambigüedad del decreto permite al Presidente enviar tropas a cualquier estado de la República alegando que existe solicitud "expresa, fundada y motivada de las autoridades" a quienes supuestamente se preste el apoyo.

¿Tiene solución el problema de la inseguridad? En una entrevista con el diario O Globo de Brasil, Marcos Camacho (Marcola), ilustrado jefe de la temible banda carcelaria de Sao Paulo, se pronunció en contrario: "todos vivimos en el infierno". Marcola considera que han desaparecido explotados y proletarios. Afirma que allá, afuera, donde reina el mundo de la post miseria, se está gestando "una tercera cosa, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo extraterrestre escondido en los rincones de la ciudad. La post miseria genera una nueva cultura asesina, auxiliada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas. Es la mierda con chips, con megabytes. Mis comandos son una mutación de la especie social".

Finalmente Marcola, que no aspira a morir en una cama con los santos óleos, sino en la fosa común, apunta a la ineficiencia del Estado: "ustedes son el Estado quebrado -dice- dominado por incompetentes. Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión. Nosotros estamos en el ataque. Ustedes en la defensa..." ¿Hay esperanza?

Los nuevos conquistadores

Francisco López Bárcenas

Ya están aquí. Andaban desde hace décadas pero hasta ahora se quitan la careta, por esa razón muchos no habíamos notado su presencia. Son los nuevos conquistadores, los del siglo XXI, los que se sienten con el derecho divino de repartirse el mundo porque así se los ordena el dinero, el dios verdadero al que rinden pleitesía. Aunque sus plegarias no se distinguen por originales, llaman a acabar con los movimientos indígenas, a los que identifican como los verdaderos enemigos de los estados nacionales, aunque en realidad es porque se oponen a sus intentos de apoderarse de sus riquezas materiales e inmateriales. Ahora que muestran el rostro, cualquiera puede darse cuenta que los nuevos conquistadores son una especie de Santa Trinidad compuesta por los dueños del dinero, sus policías y sus ideólogos.

La primera noticia de que ya andaban por América Latina la dieron ellos mismos, tal vez sin quererlo. Desde principios de siglo, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), como policía que se asume del planeta, alertaba a los estados nacionales del continente sobre el peligro que representaban los movimientos indígenas, en una época en que otros sectores andaban alicaídos. John Dimitri Negroponte, el elegante policía imperial, lo repitió a propósito del triunfo de Evo Morales Ayma en las elecciones que lo llevaron a la presidencia de la República de Bolivia, afirmando que los movimientos subversivos están haciendo mal uso de los beneficios de la democracia y eso pone el peligro la estabilidad de los estados nacionales de toda América Latina.

No pasaron muchos años para que la letanía volviera a escucharse. Esta vez en voz de uno de los cruzados civiles de la derecha militante del viejo continente: José María Aznar. Con el pretexto de hablar de una agenda de libertad, a finales de marzo pasado, el ex presidente español se ocupó de los movimientos indígenas afirmando que son una amenaza permanente, enemigos de Occidente, y empiezan a ser para América Latina lo que el nacionalismo es a Europa. "El indigenismo racista siembra la división social y agudiza problemas existentes", expresó. Pero no sólo hay que preocuparse de sus palabras sino de lo que encubren, los intereses del capital trasnacional y español. Bastaría con echar un ojo a las empresas que ahora andan tras los territorios indígenas y los recursos naturales que en ellas existen para entender las palabras del nuevo conquistador: Iberdrola, Endesa, Veolia, Cemex, Wal-Mart, entre las más visibles. Por eso satanizan a los movimientos indígenas que defienden sus derechos, ya que al hacerlo atentan contra los ilegítimos intereses de estas empresas.

Ahora es el papa Benedicto XVI, quien en su reciente visita a Brasil ha vuelto sobre el tema, lo hizo afirmando que en la evangelización de la población indígena durante la Colonia, la Iglesia católica no se impuso sobre los pueblos indígenas de América y, por el contrario, los había purificado; en consecuencia, un resurgimiento de sus religiones representaría un retorno al pasado. Con esa declaración, muy a tono con lo dicho por la CIA y la derecha española, el Papa condenaba los movimientos indígenas, que al reivindicar su existencia como pueblos originarios de América Latina y su identidad como fundamento de sus derechos, también reivindican su religión. Pero no sólo eso, las palabras del papa Benedicto XVI también contradecían las posturas de su antecesor, Juan Pablo II, que reconoció el derecho de los pueblos indígenas a sus tierras y recursos naturales.

Los nuevos conquistadores ya están aquí. Ya se descubrieron. Sólo que ahora, a diferencia de mediados del siglo XVI, cuando sus antecesores arribaron por primera vez a estas tierras en busca de nuevos mercados, ahora los habitantes originarios de América Latina ya se dieron cuenta de su presencia y de sus intenciones. Y no están dispuestos a dejarse colonizar otra vez. Por eso, contra lo que supongan, las luchas indígenas de resistencia y emancipación van en aumento en toda América Latina. Y no ponen en peligro a los estados nacionales, sino a un tipo específico de Estado nacional, al que está sirviendo de cabeza de playa a los proimperialistas. No quieren sojuzgar a nadie, pero tampoco dejarse sojuzgar. Ese es el dilema de los nuevos conquistadores, no de los pueblos indígenas, que luchan por crear otro mundo donde quepan todos los mundos. Ni más ni menos.


Para que vivamos mejor

Carlos Fernández-Vega

Toma cuerpo el principal compromiso de Felipe Calderón, según repetitiva oferta compendiada en su atinado lema de campaña. Resulta que "para que vivamos mejor", y ya con el oferente sentado en Los Pinos, el ritmo de crecimiento económico del país se desplomó 40 por ciento de un trimestre (el último del "cambio") a otro (el primero de la "continuidad") y 53 por ciento si se comparan los resultados de los tres primeros meses de este aún joven 2007 con igual periodo de 2006.

Difícilmente país alguno puede "vivir mejor" cuando al de por sí escuálido balance económico de los últimos 25 años se le suma un resultado aún más raquítico, y eso es exactamente lo que registró el producto interno bruto mexicano en el primer trimestre de 2007.

Andaban los jilgueros oficiales y oficiosos lanzando loas por la "solidez" económica mexicana, que "está más fuerte que nunca" y que "mejor preparada que en el pasado", cuando el INEGI les envenenó el canto: en el primer trimestre de 2007, el producto interno bruto reportó un "avance" de 2.6 por ciento, menos de la mitad que un año atrás y 40 por ciento por debajo de lo registrado en el periodo octubre-diciembre de 2006.

Desde el segundo trimestre de 2006 se fortaleció la tendencia descendente en el ritmo de actividad económica en el país, pero los supuestos encargados de corregir el rumbo, lejos de tomar las precauciones del caso robustecieron el discurso triunfalista. En enero-marzo de ese año, el producto interno bruto se incrementó 5.5 por ciento; un año después la proporción se desplomó a 2.6 por ciento, y si el resultado no fue peor fue gracias a que una de las pasiones de Felipe Calderón, la "cultura del jardinero", reportó el mejor comportamiento de los sectores considerados, o lo que es lo mismo el de servicios.

Un par de semanas atrás, el discurso del inquilino de Los Pinos, como se consignó entonces en este espacio, reflejó su orgullo y pasión por el subdesarrollo, porque aquel sueño de un México industrializado, sólido, independiente y soberano ahora es considerado como pesadilla, porque orgullosamente dijo: "la economía de México al igual que la economía del mundo será pronto una economía fundamentalmente de servicios, una economía donde los procesos productivos, primarios, agrícolas y aún los industriales irán poco a poco cediendo terreno a otras actividades, básicamente el comercio y los servicios que requieren y aportan mayor calidad humana y un enorme valor agregado al país", o lo que es lo mismo la "cultura del jardinero" que tanto gustaba a su antecesor.

De hecho, Calderón debe actualizar su discurso: la mexicana no "será pronto" una economía "fundamentalmente de servicios", una economía con "cultura del jardinero"; ya lo es, y en los últimos seis y medio años este sector creció casi ciento por ciento contra el cada vez más raquítico comportamiento del sector industrial; México sólo produce mano de obra muy barata, tanta, que se da el lujo de exportarla masivamente.

Pues bien. "Para que vivamos mejor" y la plena satisfacción del inquilino de Los Pinos, el único sector económico que reportó un crecimiento medianamente atendible en el primer trimestre de 2007 (aunque menor al de octubre-diciembre de 2006) fue el de servicios: 3.7 por ciento. Para llorar, el comportamiento del sector industrial (0.6 por ciento, contra 5.4. en enero-marzo del año pasado y 4.2 por ciento en octubre-diciembre), y el agropecuario, silvícola y pesquero (0.2 por ciento, contra 2.6 y 9.8 por ciento, respectivamente).

Del informe del INEGI, sobresale: el producto interno bruto aumentó 2.6 por ciento en términos reales durante enero-marzo de 2007 con relación a igual periodo de 2006, el menor "incremento" de los últimos dos años. Cifras desestacionalizadas indican que el PIB registró una variación de 0.16 por ciento en el lapso referido respecto al inmediato anterior.

El PIB de los servicios se elevó 3.7 por ciento en el trimestre de referencia, debido al crecimiento en las actividades de transporte, almacenaje y comunicaciones (7.6 por ciento); en servicios financieros, seguros y actividades inmobiliarias y de alquiler (4.9); en servicios comunales, sociales y personales (2.1), y el comercio, restaurantes y hoteles (1.6).

El PIB del sector industrial "creció" 0.6 por ciento anual, por "alzas" en tres de sus cuatro componentes: minería, 0.3 por ciento; construcción, 2.1, y generación de electricidad, gas y agua, 5.3. Las manufacturas disminuyeron 0.1 por ciento. De las 49 ramas que conforman la industria manufacturera, 44.9 por ciento reportó caídas con respecto al primer trimestre de 2006.

El PIB del sector agropecuario, silvicultura y pesca se "incrementó" 0.2 por ciento a tasa anual, a pesar de la mayor superficie cosechada en el ciclo otoño-invierno.

Entonces, si ese es el compromiso y esa la propuesta "para que vivamos mejor", frito está el país, fritos los mexicanos.

Las rebanadas del pastel

Difícilmente las autoridades afectarán los intereses de la pandilla empresarial-panista involucrada en los dramáticos sucesos en Pasta de Conchos: Germán Larrea y su corte de ex funcionarios públicos, Vicente Fox, monseñor Carlos Abascal, Francisco Javier Salazar Sáenz y sus parientes, pero en vía de mientras la comisión legislativa que investigó el caso dictaminó que se trató de una explosión causada por negligencia y omisión, de tal suerte que se debe proceder contra los responsables. Entre otras cosas, exige: inhabilitación por 20 años de los servidores públicos y ex servidores de las secretarías del Trabajo y de Economía involucrados; sancionar al secretario de Economía, Eduardo Sojo, por ocultar información; la reparación del daño; y aplicar la ley a Industrial Minera México y a General de Hulla en materia de evasión fiscal, defraudación y lo que resulte. Obvio es que el PAN votó en contra... Costosísimas le resultaron las hormonas a Paul Wolfowitz: lo renunciaron del Banco Mundial.


¿A cambio de qué?

Julio Hernández López

El libreto está a la vista: George W. Calderón pide a los mexicanos unidad patriótica en torno a él para enfrentar la amenaza derivada del terrorismo oportunamente suministrado por la nativa versión narcotraficante de lo que para los gringos fue el enemigo islámico (no es Al Quaeda, sino Al Cartel; no es la caída de torres gemelas, sino el ascenso a sangre y fuego de una facción y la consecuente recomposición de negocios paralelos de poder y drogas).

Estado y gobierno vueltos uno en la exigencia patriotera de que la sociedad (agraviada por muchos motivos, no sólo el del fraude electoral) camine "hombro con hombro" con un gobierno que va suprimiendo libertades civiles y garantías constitucionales, en ruta abierta hacia su Acta Patriota que le permita instaurar un estado de excepción en el que nadie proteste, nadie argumente, nadie se mueva. "México necesita que estemos unidos", dijo el promotor de la escisión nacional a partir de espots electorales envenenados a cargo del español Antonio Solá y del estadunidense Dick Morris. El Presidente LegaL (PLL) se declara intérprete único del sentir nacional, con tropas y policías dispuestos a castigar las osadías disidentes y el delito máximo de actuar contra la Patria por criticar al presidente formal de un gobierno lamentable o por no apoyarlo con emoción masiosare.

Por lo pronto, las cuentas fúnebres son cargadas al vecino (del norte). Entre más se descompone el país (34 muertos hubo el miércoles reciente, 22 de ellos en la tierra de Míster Bachoco), más benevolencia muestran los gringos hacia el patio trasero en llamas. El Embajador de la (cerveza) Corona, Tony Garza, se permite condolerse por la muerte de un funcionario mexicano especializado en combatir lo que es llamado "crimen organizado" (no es un eufemismo para referirse a un gabinete de gobierno ni a secretarios y procuradores confabulados) y gobernadores estadunidenses fronterizos advierten que los juegos de muerte de los mexicanitos podrían afectarles, pero republicanos y demócratas se ponen de acuerdo en Washington para anunciar un proyecto viable de migratoria enchilada para México (albureros, apúntense para formar parte del Servicio Exterior Mexicano o, de perdis, para las "embajadas" electoreras de Marcelo Aspe, al que un día de estos se le podría ocurrir contratar como asesor político a José María Córdoba. Por lo demás, ¡qué bonita se ve la izquierda bonita!, bien peinada y bien portada como para que empresarios de apellido Rockefeller feliciten acciones expropiatorias del siempre bien acompañado Marsalinas. Por cierto, ¿Ebrard será nuestro futuro Clinton?)

¿De un libreto se hablaba líneas arriba? Pues bien, ha de verse que la preocupación central de los gringos es su seguridad, de tal manera que estarían a punto de invadir México si el desorden de la "guerra" contra el narcotráfico afectara sus intereses. Pero no hay nada que altere o desespere a los poderosos vecinos aunque, para aparentar equilibrios y contundencia (no todo ha de ser contra el cártel del Golfo), Estados Unidos ha anunciado acciones contra Ismael Zambada, El Mayo (directivo gerencial del cártel de Sinaloa), a quien le están "congelando" su red financiera integrada, entre otros peligrosísimos entes, por la Estancia Infantil Niño Feliz y por la asociación en participación -las A. en P. se dan a partir de un contrato mediante el cual una persona otorga dinero, bienes o servicios a otra para hacer negocio mercantil en el que los asociados repartirán utilidades o pérdidas- que lleva el nombre de la ex esposa de El Mayo, Rosario Niebla Cardoza.

Pues bien, si en lugar de pegar el grito en el cielo los vecinos ofrecen, amabilísimos, una posibilidad seria de regularizar a los indocumentados mexicanos, es factible preguntarse a cambio de qué viene tanta aparente generosidad. Tal vez México se ha comprometido a vigilar y mantener bajo control el patio trasero, y la estrategia calderonista de "guerra" contra el narco es, además, de todo, una forma de eliminación bélica de adversarios rejegos (sobre todo los Zetas desperdigados) para establecer una interlocución única (los Chapos) que, a partir de ese nuevo inventario retiquetado del negocio de la droga, permita garantizar al jefe norteño (es decir, al poder gringo, no al licenciado Guzmán) que nadie se saltará las trancas convenidas. Reorganización estable, tranquilizante, del narco mexicano (luego de las estremecedoras batallas correctivas que hoy se viven), a cambio de regularización migratoria que al mismo tiempo permita a los güeros un mejor control de los habitantes de su imperio en riesgo. Libre libreto del que Alá nos libre.

Astillas

Enérgico se vio el licenciado Calderón en Cancún, al anunciar que cambiaría al delegado de Semarnat que no había nombrado él, sino Vicente Fox desde años atrás. De hecho, podría ir anunciando en cada entidad los relevos que vaya a hacer (no sólo referentes a Semarnat, sino a todas las secretarías) de las herencias de Chente, y el público le aplaudiría muy emocionado por esas muestras de fuerza y decisión... Varios lectores han escrito para pedir que aquí se promueva ¿Y tú cuánto cuestas?, el documental de Olallo Rubio que hoy se estrena en salas comerciales. Rubio, a quien Jorge Caballero entrevistó ayer para Espectáculos de La Jornada, ganó fama como locutor de Radioactivo 98.5 FM y ha realizado un podcast semanal que ha tenido la máxima audiencia en su género... ¿Y López Obrador? ¿Y el gabinete llamado legítimo? ¿Y el Frente Amplio Opositor? ¿Dónde están, qué hacen de verdad, de importancia -no qué declaran ni qué boletinan- en estos momentos de grisura encaminada al negro-? ¿Preparan el aniversario del 2 de julio? ¿Redactan otro discurso? ¿Organizan todo para que otra vez se llene el Zócalo?.. Y, mientras se prepara el reality show de este lunes de la Tremenda Corte respecto a la ley Televisa, a la que sus señorías pretenden rasurar lo suficiente para que luzca bien en público, pero sin que deje de ser rapaz, ¡Fenil Zif Manasede, en este México tan revuelto!

¿López Obrador? Está recorriendo 2,500 municipios de la república, la mayoría en los lugares más marginados del país, escuchando las voces que nadie escucha, está informando a la gente, está despertando conciencias de lucha para que defiendan su patrimonio y sus derechos; está denunciando la verdad; está haciendo propuestas para el legislativo como la ley antimonopolios, está reuniéndose con su gabinete para crear las estrategias de defensa; está organizando la respuesta ciudadana del 2 julio al fraude; está apoyando a los trabajadores contra la ley del ISSSTE y está sobreviviendo con mucha austeridad, y esperando las propuestas que se sirva usted enviarle. Y es que AMLO trabaja siete días a la semana mientras que el Sr. Hernández descansa los fines de semana no sin antes desearnos amablemente que "la pasemos bien en este México tan revuelto".

¿El gobierno legítimo? Promoviendo la Banca ética; asesorando los amparos que metieron 700,000 trabajadores contra la ley del ISSSTE, además de investigar todos los mecanismos a través de los cuales se lleva a cabo la corrupción; llevando a cabo reuniones sistemáticas con los ciudadanos para explicarles las estrategias que defiendan su patrimonio y su economía; asesorando en materia de salud preventiva y orientación; y creando espacios para que la conciencia ciudadana se fortalezca dentro de lo cual el 2 de julio podrá manifestarse...

¿El Frente Opositor? Oponiéndose a la Ley Televisa, reclamando el caso de Zongolica, apoyando a los líderes de la APPO, manifestando su rechazo al encarcelamiento de los líderes sociales de Atenco, presentando las propuestas legislativas del gobierno legítimo y echándose todas esas broncas en la Cámara en las que siempre pierde porque los mayoritean que le vamos a hacer; y la resistencia organizando mínimamente dos eventos diarios ...

Además de escribir en los periódicos, también hay que leerlos.

¿A cambio de qué los comentarios del Sr. Hernández?

La Revolución que necesita México

De Blogotitlan

La “Reforma del Estado” que se intenta en el Congreso parece destinada a dejar todo como está, salvo para los partidos que negocian una mayor tajada.

México Necesita una Revolución Pacífica

Los políticos lo aceptan, porque de tan evidente ya es chocante, pero ninguno hace algo para cambiar. México está muy mal. Sus famosas “instituciones” están corrompidas, atendiendo nada más sus intereses particulares, ignorando al cuerpo social, a la ciudadanía, al origen mismo de la nación y su soberanía.

Ya ninguna “institución” es confiable, pues todas, sin excepción, han mostrado su corrupción. Lo mismo las que mediante una avalancha de spots reclaman limpidez en la vida social y que se llame por su nombre al ladrón, al corrupto, al sinvergüenza —mirando nada más a sus adversarios, pero sin verse ellas mismas—, como las que se llaman “garantes de la justicia” y que la retuercen grosera e impúdicamente para favorecer las ilegalidades y atropellos, o las que se dicen representantes de la divinidad en la tierra, a la que ven como un simple feudo que Dios les da lleno de vasallos tributarios a sus excesos.

Ya ni el Ejército, al que encuestas pagadas dan como institución todavía “confiable”, tiene en los hechos diarios, reales, la confianza ciudadana, vista la forma prepotente y atrabiliaria en que se comportan sus huestes y el encubrimiento que le dan sus mandos. Igual que con las policías, la gente ve un uniformado y corre en sentido contrario. Aunque los comerciales de televisión quieran “vender” la idea de que son blancas palomas, cuidando a los ciudadanos. Cuidan a sus jefes contra los ciudadanos, eso sí.

Vamos, en el México de hoy no se salva ni la Cruz Roja, benemérita institución internacional reconocida por su ayuda desprendida y ajena a cualquier interés, pues en México ha sido botín de arribistas que diciéndose sus “directivos”, rematan sus bienes cedidos por verdaderos filántropos y que ahora sirven para engrosar —a precio de remate, al cabo que no es institución lucrativa— los activos inmobiliarios de tiburones de la salud y las comunicaciones, a quienes gobiernos corruptos regalan periódicos y créditos y negocios sin límite. No en balde en la Cruz Roja se pelean por dirigir sus patronatos —nacional y estatales— los cachorros de la nueva casta “gobernante”, no para aportar donativos en numerario o especie, o contribuir sinceramente a paliar el dolor ajeno, sino para sacar buenos dividendos económicos al tiempo que presumen con el prestigio internacional de la Cruz Roja. Ellos y sus padres —y madres— han corrompido el altruismo y lo han hecho alternativa de evasión fiscal y desmesura de ganancias.

En este panorama de tanta descomposición “institucional”, cada día aumentada con evidencias de corrupción de todo calibre, ya no son confiables las instituciones en que supuestamente debería fincarse la solidez nacional.

México necesita, pero ya, una Revolución Pacífica.

Que arroje del poder a quienes hoy se sienten sus dueños por mandato divino, convencidos por los representantes de Dios en la Tierra. Una revolución que cambie todo y eche afuera toda la podredumbre que llegó con la casta de señores feudales preparados en el extranjero, quienes ven al mexicano educado en la UNAM o sin educación, como habitantes de un submundo entregado a su depredación y quienes sólo deben “callar y obedecer”. Una revolución que no haga cambios para seguir igual. Una verdadera revolución de conciencias, que estremezca hasta su entraña a todo el ser nacional. Que rescate de nuevo el orgullo de ser mexicano, de ser latinoamericano, de ser universal.

Pero… ¿por dónde empezar? Ahí está el dilema. ¿Se despide primero al actual presidente usurpador y su pléyade de represores, corruptos e ineptos… o desaparece primero la “suprema instancia judicial”, con todo su oneroso e inservible aparato burocrático… o tal vez los “representantes populares” que a cada rato agreden al pueblo que dicen representar, con malas “leyes”, lesivas y absurdas, mal preparadas y peor pensadas?

Como en el caso de la Revolución Francesa, hay que ir a la cabeza, a la que se subordinan los demás órganos, nervios y músculos del cuerpo social. No se trata, como en el caso emblemático francés, de guillotinar a nadie (Felipe Calderón, con todos sus defectos, es esposo y padre de familia y por lo menos tiene un par de niños que gravitan a su alrededor y esos ciudadanitos merecen todo el respeto social), ni de exiliar a nadie (a menos que se sientan más a gusto en Belfast o Miami). Pero sí se debe despedir a los que han demostrado incompetencia, desconocimiento, ineptitud, desviación de su misión, o servilismo interesado contra la voluntad del pueblo.

Se trata de recomponer lo que merece compostura y desaparecer para siempre lo que no tiene remedio. Recuperar para el ciudadano de México, el papel preponderante que tienen sus pares en Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, Venezuela… Como en la Roma antigua, el ciudadano era el eje de toda la vida nacional.

Hay que quitarle a la Constitución su calidad de teoría, para hacerla práctica diaria de todas, absolutamente todas las llamadas “instituciones”, haciendo de la Carta Magna de 1917, inclusive la de Apatzingán, la única y verdadera referencia del comportamiento gubernativo, quitando al Presidente de la República todas las facultades expresas e inventadas que lo hacen dios terreno, para darle el papel que le corresponde de Mandatario del país, al que debe devoción y empeño para hacerlo próspero y mejor mediante la prosperidad y bienestar de sus ciudadanos. Sería mucho pedir que se le considere, como a don José María Morelos y Pavón, un “Siervo de la Nación”. Perdida su calidad solar, el Presidente dejaría de someter a los otros poderes —aunque fuera indirectamente, por vía de sus dirigentes partidistas o sus personeros— y habría un mejor equilibrio, trabajando todos para los ciudadanos y no para sus cómplices.

Puede haber muchas ideas y propuestas, entre las que una irá cobrando fuerza general, porque “la voz del pueblo es la voz de Dios”. Ésa será la buena. La que el pueblo decida. No la que los coordinadores políticos de los partidos y partiditos “representados” en el Congreso tomen como mejor para ellos y los intereses a los que sirven. Esa está llamada a quedarse coja, bastante tullida, si no es que a fracasar de plano.

Pero de que se necesita una revolución en México, se necesita y de forma urgente.

Todavía es tiempo de hacerla pacífica, antes de que la pasión y el hartazgo desborde la sensatez e imponga la violencia.

Renovación total



Unica salida que le queda al país, porque está podrido el sistema político y en este momento no hay opciones ni alternativas, subraya el Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en fraternal visita al Director General de POR ESTO!, Periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez

La República no tiene otra salida más que la renovación total del país de abajo hacia arriba, un movimiento que transforme y renueve la vida pública de la nación, porque está podrido el sistema político y en este momento no hay opciones ni alternativas, subrayó en POR ESTO! el Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador.

Durante un fraternal encuentro con nuestro Director General, el Periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez, López Obrador mostró su espíritu imbatible e indoblegable al señalar que no detendrá su lucha por la transformación del país. “Ojalá fuera lo más pronto posible para que no se siga deteriorando el país, pero esto llevará su tiempo para que la gente tome más conciencia”, señaló.

El Periodista Menéndez Rodríguez le indicó que en esta tarea deben fortalecerse las redes ciudadanas. “Esa es la única respuesta para un movimiento social”, sostuvo el Director General de POR ESTO!, quien subrayó a Andrés Manuel que él es la única esperanza que tienen millones de mexicanos.

El político tabasqueño arribó a la Dirección General de POR ESTO! acompañado de Héctor Herrera Alvarez, “Cholo”, candidato del PRD al gobierno del Estado, y de Jazmín López Manrique “Tina Tuyub”, candidata a diputada por el V Distrito. Los tres presidieron, minutos antes, el multitudinario mitin de cierre de campaña del Sol Azteca en el parque de Santa Ana.

López Obrador afirmó que incluso quienes sufragaron por Felipe Calderón Hinojosa, a quien suele llamar “pelele”, se encuentran sorprendidos y decepcionados, porque en una rápida evaluación de los primeros meses del gobierno usurpador no hay nada positivo.

El Presidente Legítimo del país anticipó que el 2 de julio se conmemorará el primer aniversario de su triunfo y también del fraude electoral con el tema central de los testimonios en torno al robo de la elección. “Haremos un memorial del fraude y crearemos una Comisión de la Verdad con fines políticos, más que nada”, informó.

“La gente hablará de lo que se vivió, se han perfeccionado las pruebas, las estadísticas manipuladas, las actas notariadas, las fotografías y añadiremos las confesiones de ellos mismos. Vicente Fox, por ejemplo, que dijo me desquité; Manuel Espino que confesó que días antes se puso de acuerdo con varios gobernadores del PRI; Santiago Creel Miranda, quien admitió que la Ley Televisa se negoció en condiciones especiales; Carlos Ahumada quien dijo que puso su granito de arena; y ahora Roberto Madrazo Pintado diciendo que lo traicionaron. Hoy se añade el hecho de la destrucción de las boletas”.

El político tabasqueño dijo que algunos de los empresarios que le dieron dinero a Felipe Calderón Hinojosa expresan que lograron su cometido de impedirle el arribo a la Presidencia de México, pero reconocen que nunca tuvieron “un plan b” para gobernar. “Lo que pasa es que es el hampa de la política, es una oligarquía que pensó que le iba a ir mejor, pero no se puede vivir en el mundo de los carros blindados y guaruras”.

De tal forma, insistió en que la única forma de esto es que cambie la política económica porque los perjudicados por el neoliberalismo son muchos millones, pero los beneficiados son pocos y a ellos sí se les puede llamar por su nombre. Y uno de ellos es Roberto Hernández Ramírez, acusado por los diarios POR ESTO! de vínculos con el narcotráfico desde 1997.

López Obrador comentó cómo creció la fortuna de Hernández Ramírez en medio de una crisis económica que dejó al país en la ruina. “Keynes tiene una frase que dice que un buen banquero es el que en una crisis pierde todo como los demás, pero este Hernández es un bandido. Forma parte de esa oligarquía que en el porfiriato fueron como 300 y hoy son como 50”.

“Por eso la banda más peligrosa para el país es la que conforman Fox, Calderón, Salinas y Hernández Ramírez”, agregó. “Cualquier narcotraficante gana 25 mil millones de pesos con trabajo, pero estos tipos como Roberto Hernández Ramírez con un atraco se llevan miles de millones de pesos”.

Por eso insistió en que si evaluamos los primeros meses del gobierno usurpador no encontraremos nada positivo. Sólo se han dado aumentos de precios, la reforma a la Ley del ISSSTE, donde 2.5 millones de mexicanos se las verán negras; se regresaron las carreteras rescatadas por el Fobaproa a la iniciativa privada; se le entregó a Elba Esther Gordillo Morales la Secretaría de Educación Pública; en el tema de las pensiones hay mucha polémica y, además, nunca se había visto tanta violencia.

En el tema de la violencia y del narcotráfico, López Obrador dijo que el país ya se le descompuso al usurpador. Se cometió un grave error al enviar al Ejército a una lucha perdida, porque van a desgastar a la institución más importante del país. Nunca se creyó que se les iba a descomponer tanto el país, indicó.

También dijo que a la reforma a la Ley del ISSSTE no se le haya explicación. “Cualquier líder sindical no se atreve a agredir a su gremio, puede ser que no lo defienda, pero no lo agrede; pero con esta reforma es gravísimo lo que ocurre, porque la gente ya no se jubila con el ciento por ciento de su sueldo, sino sólo con la mitad. El Fobaproa fue un atraco, pero la gente no lo percibió así porque no fue directo; en cambio aquí son 2.5 millones de trabajadores los que están siendo perjudicados”, comentó.

El Periodista Menéndez Rodríguez intervino para recordar que sólo Gordillo Morales ha conseguido 12 años más de impunidad para seguir operando.

En el inicio del fraternal encuentro con el Director General de POR ESTO!, con quien lo unen estrechos lazos ideológicos fincados en la vida y obra de Benito Juárez García, López Obrador miró la portada de ayer del Diario de la Dignidad, Identidad y Soberanía y en especial la fotografía en la que aparecen Elba Esther Gordillo Morales y Felipe Calderón Hinojosa.

“Es el descaro, el cinismo. Pero además viven en otro mundo”, comentó. Y abundó: “Y además hoy se determinó la destrucción de las boletas del 2 de julio”.

Nuestro Director General trajo a colación la amenaza que pesa sobre Alejandro Patrón Laviada, alias “La Vaca”, hermano de Patricio, quien junto con su operador Délmer Mena Sosa, cacique de Panabá, fue sentenciado a muerte por alta traición a los cárteles de la droga.

López Obrador se despidió de POR ESTO! y de su Director General anticipando que el 2 de julio habrá sorpresas en el aniversario del fraude electoral y antes de que salieran de la Dirección General, “Tina Tuyub”, reventó tres bombas... yucatecas:

“Se terminó la campaña
Y hubieron muchos enojos
A Cholo se le cayó el pelo
Y se le saltaron más sus ojos”.

“Nadie se debe quedar
Este domingo acostado
El pueblo no va a dejar
Que haya una elección de Estado”.

“Con su discurso de hoy
Cholo se voló la barda
Por eso él va a ganar
Sí señor, ¡aunque les arda!”.

(Rafael Gómez Chi)

Radiografía de la dominación en México

Radiografía de la dominación en México II/III

Escrito por Enrique Pineda [1]

La ideología de en medio

En la primera parte de este texto, hemos postulado que en México vivimos la desintegració n y disputa de las clases dominantes, que tratan de construir una nueva hegemonía, con múltiples posiciones e intereses contradictorios al interior tanto de las facciones políticas como económicas. Sin embargo, a pesar del desorden en la batalla de arriba, el sistema político no ha colapsado, como en muchas experiencias de otros Estados-Nació n. Es el momento de mayor división entre los de arriba, pero eso no ocasiona el derrumbe del sistema político mexicano. El viejo régimen incorporó a nuevas facciones al Estado como mecanismo de estabilidad sistémica en un acuerdo cupular, permitiendo el reordenamiento de las elites dentro de un marco de reglas que aseguran la conducción dominante a pesar de sus diferencias. La reforma política permitió al sistema no derrumbarse, pero esto no es suficiente para mantener las estructuras de dominación en medio del reordenamiento de elite. Se evitó el desastre, a riesgo de incorporar nuevos elementos de inestabilidad para el sistema en su conjunto.

Toda dominación requiere de la imposición de una visión del mundo, y, en especial, de una ideología que mantenga el orden. En esta segunda parte del texto, sostendremos las siguientes hipótesis a) la dominación en México tiene uno de sus sostenes en la hegemonía de la democracia liberal que se ha convertido en una ideología dogmática -que incluso algunos llaman fundamentalismo liberal- b) que este marco ideológico es aceptado y reproducido tendencialmente por las clases medias mexicanas, instrumentalizadas por las clases dominantes por múltiples vías, entre ellas a través de la acción de un Estado que aún podemos considerar "fuerte" y que significan un enorme soporte a las relaciones de dominio; c) que el marco político de las clases dominantes – la democracia representativa- está empezando a agotarse como discurso e instrumento de subordinación. Como antes hicimos nos apoyaremos en un análisis del viraje y las mutaciones del viejo régimen a este nuevo periodo para contrastar los cambios y las nuevas relaciones de dominación en México.

I. La nueva ideología dominante.

El viejo régimen mexicano del siglo XX se sostenía en un fuerte discurso nacional popular que privilegiaba a los sectores populares como el centro de la atención estatal y creó un nacionalismo ligado a la imagen del régimen emanado de la revolución. El discurso dominante comenzó a mutar del nacionalismo revolucionario al discurso democrático-ciudadano.

Como hemos dicho, el reclamo de democratizació n del sistema venía de los movimientos antisistémicos, la izquierda política y de disidencias democratizadoras que durante más de tres décadas se enfrentaron a la hegemonía del partido-estado. El reclamo social generalizado de democratizació n fue instrumentalizado por las nuevas elites (la izquierda y la derecha institucionales) , para obligar al grupo hegemónico a incluirlos dentro del sistema. Se mediatizaron el impulso popular por reformas democráticas, la crítica académica e intelectual al autoritarismo del régimen y la presión internacional por la liberalización del sistema político mexicano. Esta enorme presión fue capitalizada para, en medio de un contexto de crisis e inestabilidad creciente, forzar al acuerdo al viejo régimen. Esta conducción de la "democratización" por arriba dio como resultado una "transición de terciopelo", o en otras palabras, un pacto de elites que reordenó los parámetros de reproducción política entre las facciones dominantes.

Prácticamente todas las elites asimilaron un discurso liberal democratizante frente a la desestructuración y erosión del viejo régimen. El nuevo consenso de todas las elites y facciones políticas es sin lugar a dudas el Estado democrático liberal y una institucionalidad acorde a dicho consenso. El pacto cupular es un consenso entre los grupos que representaban al viejo régimen y las nuevas elites incorporadas al Estado para abrir un acceso limitado al poder político [2] a niveles que no amenacen el proceso de acumulación capitalista, ni al sistema político-estatal que lo sostiene.

El pacto de las elites requiere de un correlato (la transición a la democracia) que le otorgue legitimidad y congruencia a la mutación del régimen y a la disputa abierta entre las facciones dominantes. El llamado consenso de Washington tiene así a su hermano gemelo en un consenso liberal sobre la llamada democracia representativa, ya que "la política liberal no le disputa ningún espacio a la economía liberal, solamente redistribuye el poder político entre diferentes facciones (...)que estarían de acuerdo en lo fundamental, que es el consenso sobre la pertinencia del capitalismo como sistema histórico y universal". [3]

La generalizació n del concepto de la democracia DENTRO de los parámetros del liberalismo vino acompañada de ciertas prenociones que se pretenden universalizables en todo el pensamiento político en México. El consenso liberal que viene de arriba hacia abajo como una imposición alienante está caracterizado por un gradualismo profundamente conservador, cuyo discurso habla de cambios pequeños pero paulatinos que nunca llegan a concretarse. El pensamiento dominante – el de las elites – adolece también de un fuerte evolucionismo, legitimador del sistema dominante, ya que argumenta que lo que tenemos hoy es siempre mejor de lo que teníamos ayer y por tanto, el mañana trascenderá lo que tenemos ahora; está basada en el viejo concepto de progreso, entendido como una mejoría acumulativa, prácticamente inevitable; se basa en un reformismo racional anclado dentro de los márgenes de una institucionalidad que permite la dominación de la elite, con constantes concesiones, aperturas y pequeñas transformaciones del sistema que orbitan alrededor de la acumulación capitalista y la dominación política de las elites sin llegar a tocarlas. De alguna forma se ha vuelto un pensamiento dogmático que discursivamente defiende que el tiempo y las pequeñas reformas graduales traerán invariablemente mayor bienestar a pesar de la contundente evidencia cotidiana que apunta en sentido contrario. Este marco liberal, trata de replicar como modelo a las "democracias consolidadas" , es decir a las democracias occidentales y a las procedimientos de occidente que de manera prácticamente unánime son consideradas los referentes por alcanzar como íconos universales de la democracia.

El correlato del gradualismo es también inmensamente tranquilizador, ya que a diferencia del pensamiento autoritario y dictatorial reconoce las deficiencias del sistema pero ofrece mecanismos institucionales que teóricamente lograrán el mejoramiento del sistema en su conjunto. Se asume el discurso de la participación ciudadana, como una concesión que permite encausar el descontento, incluyéndolo en los márgenes del sistema político, legitimando la distribución del poder establecido. El discurso liberal reconoce las imperfecciones del sistema pero habla de lograr los cambios para atenuar, disminuir e incluso – en un horizonte lejano- acabar con la injusticia, siempre, por supuesto dentro del sistema social, que debe ser preservado a toda costa para lograr esos bondadosos fines. Este discurso y su relato tranquilizador buscan entonces condenar, aislar, y en su caso, eliminar y prevenir cualquier sobresalto en el sistema. Es por tanto una ideología de la estabilidad, la institucionalidad y el reformismo para el cambio social, que inhibe y rechaza cualquier actitud que genere contradicción con el poder establecido y promueve y ordena la dominación a través de un pacto social que se basa en contener las conductas antisistémicas. Esto se logra en un estado de sumisión colectiva alrededor de la obediencia a la dominación porque se argumenta existen los canales para la transformació n de ella. Se logra además a través de la disciplina dentro del orden de la dominación, en beneficio de la estabilidad del Estado, supuesta garantía de los caminos institucionales para la transformació n del sistema. Por ello, se acude a un discurso que hace percibir como un peligro mortal todo ataque al orden establecido y quienes deciden criticar y oponerse a este orden liberal "democrático" son aislados, rechazados e incluso reprimidos por la fuerza. Marginar, aislar y volver periférico cualquier pensamiento y acción alternos al pensamiento y sistema dominantes es una constante en esta ideología que promueve el miedo al caos y la inseguridad para conservar el orden establecido. [4]

El triunfo del discurso ideológico de la dominación consiste en el vaciamiento total de la democracia, trastocada en ritual electoral de elites, en competencia por administrar eficazmente el Estado. La democracia termina como una técnica procedimental que otorga legitimidad a la dominación de las elites y sus facciones en disputa "racional". La atención de lo político se centra en un proceso para lograr acuerdos que garanticen la gobernabilidad del Estado. Las relaciones sociales de explotación, exclusión y dominio del capitalismo son temas menores, intranscendentes y hasta inexistentes para que la atención se enfoque en los conceptos del liberalismo político y la democracia representativa. Las relaciones de poder, hegemonía, control y represión de las elites políticas son un tema irrelevante en el inmenso teatro democrático cuya estelaridad la lleva hablar de mayorías, minorías, alternancias, estabilidad, elecciones, técnicas electorales, votos nulos, proporcionalidad, abstención, reformas, transparencia, instituciones democráticas. Volver central las técnicas procedimentales de la democracia liberal y presentarlas como el discurso UNICO sobre lo político y marginar y volver periférica la relación capital-trabajo y otras relaciones de dominación es el arte de concentrar toda la atención en el discurso mediático, gubernamental, academicista, "intelectual" , empresarial y hasta de la "sociedad civil" haciendo parecer a esta esfera como la definición de lo político, lo importante y lo relevante; en suma, centrando la atención de forma alienante en el discurso, la actividad y la ideología dominante, invisibilizando, despreciando, marginando todo el pensamiento, discurso y práctica que esté por fuera u oponiéndose a la esfera de la dominación.

El mayor éxito del poder y las relaciones de dominio es asegurar la obediencia a la dominación no por la vía de la fuerza, sino a través del consenso. El liberalismo político basado en la "democracia representativa" es el vehículo para acudir voluntariamente a la dominación dentro de una especie de corralito que encierra la acción legitima para el cambio social, aislando y condenando todo lo que quede fuera de éste. Pero aún más importante que aceptar la dominación es hacer creer que no existe alternativa alguna y que debemos orbitar dentro de los márgenes permisibles del liberalismo, la institucionalidad "democrática" y el Estado. Es decir, orbitar dentro de los márgenes de actuación acordados y permitidos por las clases dominantes. Por eso en el discurso, inclusive en el de la izquierda institucional, la democracia liberal se presenta como el fruto ineludible de la modernización y el progreso, como el mayor avance político en México, pero lo que es más importante: el UNICO posible. A cada falla evidente del sistema se grita de inmediato por una reforma, por nuevas reglas que desactiven, mediaticen y oculten lo más rápidamente los conflictos.

Es importante volver a decir que la democracia liberal en México es un pacto de elites que abre y reordena el poder de manera limitada, lo suficiente como para legitimar al sistema, pero no tanto como para poner en peligro al poder político y económico dominante. Esto es un consenso entre toda la clase política mexicana, incluyendo a la izquierda partidaria. Sin embargo, la división de la elite puede observarse en la diferencia que tienen sobre el rango de plusvalor que puede dársele como concesión a las clases populares. La izquierda partidaria postula que otorgar más concesiones a los de abajo – a través del Estado-, manteniendo de alguna forma la estructura dominante es más conveniente para todos (por el bien de todos, primero los pobres, lema del candidato Andrés Manuel López Obrador durante su campaña), tal y como lo demostraron las concesiones del viejo régimen que mantuvieron la estabilidad durante tanto tiempo. López Obrador, proveniente del viejo régimen priísta, sabe de las artes de la gobernabilidad, la estabilidad y las concesiones a los de abajo. El otro sector de elite- más radicalizado- sostiene dejar en el abandono total a las clases populares, con pequeños programas focalizados contra la pobreza, más acordes al neoliberalismo ortodoxo. En uno u otro caso, las estructuras de dominación se mantienen intactas y sólo un matiz sobre el papel regulador del Estado en su conducción de la dominación es la diferencia entre esas elites. El proceso electoral se basa entonces en elegir entre lo malo y lo menos malo, entre dominadores radicales y moderados, no entre dominación y liberación.[5]

El discurso de la democracia liberal requiere ser difundido a través de la ideología y la propaganda poniéndolos en circulación a través de todos los medios para generalizar su aceptación. La mutación del discurso de las elites encontró sendas capas dispuestas a atender a la ideología dominante y que son un pilar para mantener las relaciones de dominio en México.

II. La estabilidad de en medio.

El viejo régimen autoritario generó la estabilidad con las concesiones que otorgaba a las clases populares, incluyéndolas y a la vez subordinándolas. La estabilidad se construía también a través de la alianza con el poder económico "nativo" que creció sin parangón durante la larga hegemonía del régimen. Sin embargo, el crecimiento exitoso permitió que las capas medias de la sociedad también crecieran lentamente y lo que en un primer momento fueron concesiones sociales desde el Estado para asegurar la estabilidad, fueron luego vistas como derechos por respetar, en especial por las clases medias ascendentes que accedieron a la movilidad social, fundamentalmente a través de la educación.

La ola neoliberal ha desordenado la vieja estabilidad porque ha atacado las estructuras estatales y los mecanismos que permitían la movilidad social de las clases medias. Las enormes redes educativas, de servicios de salud, burocráticas, y de ciertas ramas estatales de producción que habían logrado certeza en sus derechos laborales respondieron frente al acoso, privatización y contracción del Estado y sus recursos. Otras capas de las clases medias veían con recelo la centralizació n del poder y el límite que imponía la hegemonía del viejo régimen que significaba la exclusión de estos sectores. Por último, las consecutivas crisis económicas de las décadas de los 70 y los 80 terminaron por minar algo de la certeza económica con que vivían las clases medias. Lentamente, estos factores fueron erosionando la legitimidad del régimen frente a los ojos clasemedieros y con ello, las nuevas elites en ascenso (la izquierda y derechas institucionales) fueron ganando simpatías.

Por ello, el discurso liberal tuvo enorme aceptación en el vasto y heterogéneo conglomerado social que son las clases medias mexicanas. La libertad de pensamiento, de expresión y la libertad política fueron exigencias de la elite de izquierda en ascenso. Estas demandas eran compartidas por la derecha, sumando a ellas la libertad de mercado, de competencia y del pequeño empresario. El malestar social por la conducción autoritaria del viejo régimen y sus errores económicos fueron capitalizados por estas facciones en ascenso. Así, poco a poco, lo viejo era representado por el régimen burocrático que gobernó 70 años a la nación, y lo nuevo, era el discurso democratizador de las nuevas facciones mucho más ligado a las clases medias, generalmente "ilustradas" sobre sus derechos.

Tendencialmente, las clases medias se sintieron identificadas con los dos nuevos grupos de elite que representan, de alguna forma, la modernización y aceptaron las coordenadas del discurso liberal por la posición en la pirámide de la dominación que les otorga cierto nivel de vida relativamente "privilegiado" . Los sectores medios, que son los cuadros con algún tipo de capacitación, especializació n y educación en el trabajo, reciben concesiones que los articulan alrededor del modelo de dominación esencialmente a través de cuatro elementos: el acceso al consumo suntuario (aunque sea a pequeña escala); el acceso a la información, la educación, el entretenimiento y el esparcimiento; el acceso a la pequeña propiedad –incluyendo la microempresa [6]- y en su caso, el acceso al crédito. Estos elementos les permiten a las clases medias emular a las elites dominantes y su estilo de vida, con ciertas conductas imitativas que intentan replicar la condición de los grupos que están más arriba en la escala social. [7]

A pesar de que enormes segmentos mayoritarios de las clases medias oscilan entre la indeferencia, la despolitización, el consumismo, la indolencia y hasta el esoterismo y la autoayuda, ciertamente las clases medias significan una opinión pública poderosa por su acceso a la información y por su capacidad de incidir en numerosas redes sociales. [8] Es por ello que tienen un poco más de poder que los de abajo, subordinados por completo en las esferas de poder y de reproducción económica y peor aún, excluidos de ellas por completo, arrojados a una situación de indefensión y precariedad insoportable.

Sin embargo, el modelo económico y las fuertes políticas de ajuste afectaron de manera heterogénea a las clases medias. Para unas, significaron mayores oportunidades de éxito económico, y culturalmente, representaron el acceso a los símbolos del status globalizado. Las clases medias ascendentes beneficiadas por el modelo quieren seguir escalando y cualquier amenaza de zozobra para su calidad de vida implica un enemigo a enfrentar, con todas sus capacidades de movilidad social. Esto las hace profundamente conservadoras.

Por otro lado, las clases medias pauperizadas o al menos afectadas por el modelo, perciben a las políticas de contracción estatal como una intrusión en su nivel de vida alcanzado. Estas capas desean mantener y preservar los derechos consagrados y cualquier gobierno que afecte aún más lo que han logrado, implica un enemigo a enfrentar con todas sus capacidades de movilidad social. Esto las hace profundamente reactivas.

Las primeras, han sido instrumentalizadas en el reciente proceso electoral a través del discurso de la derecha y su esfuerzo por demonizar a la izquierda institucional acusándola de poder destruir, afectar o al menos amenazar su status y sus logros. Las segundas, fueron movilizadas por el discurso –en ocasiones nostálgico- de la izquierda partidaria que ofreció proteger los erosionados derechos y aún más, reestablecerlos, ofreciendo discursivamente el regreso del Estado de bienestar con las implicaciones simbólicas que este significó para los cuadros medios del sistema: estabilidad, ascenso, movilidad y un horizonte de éxito.

Su carácter tendencialmente conservador o reactivo hace que los parámetros de la democracia liberal sean percibidos como el campo ideal para la defensa de los intereses de estas capas sociales: primero para los que no desean mayores cambios, defendiendo su posición a través del apoyo al status quo y al sistema en general; para los otros, que perciben como necesarias transformaciones suficientemente grandes para lograr mejores condiciones de justicia, pero suficientemente pequeñas para no poner aún más en riesgo su posición social. Ciertamente existe, por otro lado, una franja minoritaria de clases medias radicalizadas hacia la izquierda, organizadas en una pléyade de organismos civiles, no gubernamentales y colectivos, pero su enorme fragmentación ha impedido que sean un actor político permanente y de ellas hablaremos más tarde.

Las consecutivas reformas en la esfera política y administrativa del Estado son concesiones permisibles para la dominación y son percibidas como un avance hacia la "consolidació n democrática", como ese lento e hipotético avance hacia una sociedad justa. Estas reformas son suficientes para las clases medias que perciben como EL problema a lo concerniente a la esfera del poder político y por su condición en la pirámide social, omiten, relegan, excluyen, olvidan o consideran secundarias las relaciones económicas estructurales de dominio o incluso las justifican y las racionalizan como el único campo de lo posible. Las reformas políticas para las clases medias son suficientes y por eso el liberalismo político aparece como una ideología ad hoc y la democracia liberal como el vehículo perfectible para el cambio, porque para muchos de estas capas sociales el sistema sólo necesita un ajuste, a veces más hondo, a veces sólo de la orientación de políticas públicas, permitiendo la participación –aunque sea marginal- en el poder estatal y sus decisiones.

Las clases medias son las más afectadas por la individualizació n en los esquemas de reproducción del trabajo [9] y de la apropiación del territorio en la modernidad globalizada. Los desarrollos urbanos clasemedieros tienden a segmentar e individualizar las identidades, desgarrando cualquier posibilidad colectivista, comunitaria o incluso barrial. Por el otro lado, el nivel de remuneración les permite a las clases medias sobrevivir "por si mismas" sin necesidad de las redes de cooperación, defensa y sobrevivencia que utilizan los de abajo. Estas condiciones estructurales permiten la fácil fragmentación de las clases medias y que el discurso liberal proyectado hacia el individuo como unidad política preferente tenga eco exitoso en estas capas sociales, con una enorme seducción del individualismo y el consumismo.

Por otro lado, a pesar de la contracción del Estado en la mayoría de sus funciones sociales y reguladoras, así como de la ola privatizadora de la década de los 80 y 90, podemos afirmar que la red estatal de gobierno, burocracia y servicios estatales en México, sigue siendo inmensa. De ella dependen sendas capas de las clases medias que aún ven en el Estado su forma de subsistencia. Es, a pesar de la debacle estatal, un Estado relativamente "fuerte" de cuyos recursos dependen enormes capas poblacionales tanto de las clases medias como de clases bajas. [10]

Las clases medias, generalmente ilustradas y con acceso a numerosos bienes informativos tienen una influencia determinante proveniente de los medios de comunicación y la academia. Esta mediatización generalizada, se logra esencialmente a través de los medios de comunicación masivos: locutores, conductores, analistas, columnistas, articulistas, intelectuales y académicos replican, reproducen y difunden la ideología liberal y sus parámetros como límites sociales de lo legítimo y de lo correcto. La gobernabilidad ordenada como imaginario ideal de la paz social se difunde y se replica. El estado de derecho y las instituciones como marco para resolver la conflictividad social se vuelve el único imaginable. La representació n política a través de los partidos y los márgenes de participación permisibles por ellos se vuelve el único campo legítimo, la única definición política, es más, la única existente. Se va formando así un consenso sobre la ideología del orden establecido.

Se condena cualquier radicalidad y cualquier pensamiento fuera de los límites impuestos por la ideología dominante. Se condena cualquier "exceso" que rompa con la "normalidad democrática", considerándolas formas de oposición ilegítimas, irresponsables e incluso inmorales. Las clases medias conservadoras sienten repulsión e incomprensión con las resistencias que desde abajo gritan, se mueven y piensan por fuera de esta aparente normalidad institucional. Las clases medias reactivas, coincidentes con la izquierda, pueden simpatizar con los de abajo, pero condenan las luchas, las estrategias y las tácticas llevadas al límite porque sienten que existen otros caminos para la solución de los conflictos. Se constituye entonces una energía enorme por conservar a las luchas y los conflictos en el centro de la estabilidad sistémica, ahí donde pueden expresarse y decir lo que quieran, siempre y cuando actúen sistémicamente, orbitando alrededor de la dominación. Es la ideología del centro liberal que como nueva ideología "única" se convierte en el pensamiento dominante.

Las clases medias son vitales para alcanzar el consenso mayoritario sobre los márgenes de lo legítimo del sistema ya que "el énfasis se desplaza hacia la construcción de un nuevo consenso, no un consenso que cubrirá a todos, sino un consenso entre la mayoría moral responsable. La competencia política se centra cada vez más en la pretensión de hablar en nombre de esa mayoría" [11]. Así, la batalla por la opinión pública se vuelve centralísima, porque las reglas de la democracia representativa le otorgan una preferencia a este tipo de mayorías: a una democracia teóricamente armoniosa donde no existe antagonismo sino pluralidad, y donde los cambios se logran no a través de la lucha, sino mediante el rechazo de ella, a través de el acuerdo en donde todos los problemas se resuelven por medio de la buena comunicación.

Los medios de comunicación por ello y especialmente en el más reciente proceso electoral, se volvieron la verdadera arena de la disputa. Se gobierna y se logra el consenso mayoritario liberal con, por y a través de los medios masivos. La izquierda institucional reconoce estos parámetros y sabe que es en ellos y dentro de ellos donde está la disputa de la elite y a ella se ha sumado, fortaleciendo el coro liberal por mayorías gradualistas, responsables e institucionales. Por eso, mientras por un lado la izquierda partidaria se autoflagela como el mártir crucificado por los medios y por la derecha, por otra parte sabe que hoy lo político se decide desde los medios y por eso fue que destinó millonarios recursos en los medios masivos de comunicación (por encima de la derecha panista) en el pasado proceso electoral (383 millones de pesos)[12] . Concientes de ganar a las mayorías de centro, el candidato de la izquierda partidaria gobernó la Ciudad de México desde los medios y su conferencia de prensa matutina diaria, que le permitió saltar hacia esa dichosa opinión pública durante más de 5 años de presencia mediática. López Obrador organizó un electorado mayoritario de centro (responsable, moderado, gradualista) que vio con muy malos ojos su posterior radicalizació n verbal y en especial, su acción movilizadora en las calles. El discurso del jefe de gobierno y después candidato se sumó a las voces dentro de los márgenes del discurso dominante donde el presidente habla de gobernabilidad, el Congreso de diálogo y construcción de acuerdos, el Instituto Federal Electoral de democracia e institucionalidad; los jueces y jefes policiacos de estado de derecho; los partidos de competencia electoral; los gobernadores de progreso; los medios de comunicación de aplicación de la ley; los intelectuales de reformas y las organizaciones no gubernamentales de participación ciudadana e incidencia.

El consenso por donde se mueve lo político es claro: la autorreferencialida d del poder y SU democracia consolidada, esa democracia de pocos, con pocos y para pocos[13] cuyo discurso potencialmente elimina al mundo de los de abajo. No los vean, nos los oigan, no existen, parece decir el discurso de la elite y cuando los de abajo logran destruir la ficción de la esfera única de los de arriba, colándose con su lucha y su radicalidad en el mundo y medios de arriba, enseguida, toda la energía del sistema dominante se centra en aislarlos, marginarlos, regresarlos al mundo de la invisibilidad mediática y fuera de los ojos de las mayorías responsables y gradualistas.

La adhesión activa o pasiva de la mayoría de las clases medias al consenso sistémico es uno de los soportes de las estructuras de dominación en México, a ese sistema de pensamiento, a esa relación de poder que combina cohersión y consenso, una relación que tanto los gobernantes como la mayoría de los gobernados aceptan como legítima a través del derecho, los medios, la academia y la inercia de un Estado relativamente estable durante todo el siglo XX.

III. el lento ocaso de la democracia liberal.

Sin embargo, la ficción de la democracia liberal se desmorona, aunque sea lentamente, del imaginario colectivo. Las contradicciones entre discurso y realidad se vuelven evidentes. La democracia liberal ha quedado atrapada entre dos fuerzas contradictorias que la comprimen. La primera de ellas es el pacto de elites para la transición democrática. Este pacto- del cual hemos hablado- permitió la reforma y redistribució n del poder entre las elites pero no significó una reforma estructural del Estado, insuficiente incluso dentro de los parámetros del liberalismo político. Así, muchas de las estructuras del Estado –a pesar de las reformas neoliberales– no han sufrido modificaciones sustantivas. Los sistemas de justicia, de seguridad, policiales, de participación política, son en buena medida las estructuras del viejo régimen. La vieja institucionalidad persiste además en la consecutiva exclusión de las demandas sociales y de vehículos para ser adaptadas al sistema. El pacto de elite reordenó el poder y la disputa arriba, pero dejó prácticamente intactas las estructuras de funcionamiento del sistema. Esto es sumamente disfuncional. La percepción generalizada – como en muchas otros "advenimientos" de la democracia" – es que poco o nada ha cambiado, por lo que esta democracia se considera un tanto inútil. El consenso de los límites del centro liberal ha hecho que todos los partidos políticos sean percibidos como idénticos, o como pequeños matices de una matriz insuficiente y deficiente para el cambio social sólo diferenciadas mediáticamente como mercancías y productos electorales en el mercado de las ofertas partidarias.

Todos los mecanismos institucionales han fracasado para canalizar las necesidades sociales. Los diálogos de los Gobiernos Federales con los tres movimientos- rebeliones sociales más importantes en la última década fueron traicionados. Los diálogos de San Andrés, y el diálogo en el Congreso del EZLN, los diálogos de la rectoría en el movimiento universitario 99-2000 y el diálogo entre la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca y la Secretaría de Gobernación fracasaron estrepitosamente. Incluso el efímero movimiento campesino "El Campo no aguanta más", que logró un acuerdo con el gobierno foxista, fue sorteado por el régimen. En cada uno de ellos la fuerza de la rebelión-movimiento obligó al poder a la negociación, pero en cada uno, el diálogo fue roto, sorteado, o los acuerdos incumplidos para luego iniciar la solución represiva. Debido a ello, sendas capas de los movimientos de abajo ven con recelo y desconfianza cualquier pacto arriba. Hay aquí una primera grieta en el pensamiento dominante.

Es también el caso en el poder Judicial. La corte permitió la extradición a todas luces ilegal de los vascos presos en México; fueron los tribunales quienes avalaron las enormes inconsistencias del proceso electoral reciente; fue la corte quien desechó las controversias constitucionales contra la reforma indígena espuria que fue rechazada por los pueblos indios y el EZLN; fue la corte quien concedió la razón a favor de la propiedad privada y en contra de la propiedad social en el caso de la Cooperativa de refrescos Pascual Boing. Han sido los sistemas judiciales los que permiten que centenares de presos políticos continúen en la cárcel (como en Atenco o Oaxaca), claramente amafiados con el poder político y sus intereses. Han sido los tribunales los que permiten la impunidad de gobernadores aliados a la pederastía, al narcotráfico y a la represión con enormes violaciones a los derechos humanos. Son las cortes quienes han decidido poner todos los obstáculos para el castigo para los llamados "crímenes del pasado", es decir, la tortura, las desapariciones y los asesinatos cometidos en el viejo régimen. El sistema jurídico en México – ineficaz, corrupto, decadente- se está cerrando como vía de defensa y por tanto los canales para orientar la ira, el descontento y la injusticia empiezan a desbordarse, encontrando cerradas las vías legales del derecho.

La "democracia" mexicana y la "pluralidad" del Congreso permitieron en los últimos seis años la aprobación de la Ley de Biodiversidad que permite la invasión transgénica en nuestro país; la llamada Ley Monsanto incluyó la votación aprobatoria de la izquierda partidaria. El Congreso en su conjunto aprobó una simulación de ley de derechos y cultura indígenas, -básicamente una escenografía- que no reconoce de forma verdadera a lo plasmado en los Acuerdos de San Andrés, echando por la borda las demandas del movimiento indígena y los acuerdos con el EZLN (de igual forma, la izquierda partidaria votó a favor de esa ley espuria). Se aprobó también la llamada Ley Televisa que favorece la monopolizació n de los medios de comunicación, y castiga y restringe a radios comunitarias, y frecuencias alternativas. Una vez más la izquierda partidaria votó a favor de dicha ley en la cámara baja para luego pedir disculpas públicas y votar en contra en la cámara alta. La ley fue aprobada de todas formas. Se aprobaron además las reformas al sistema de pensiones con las modificaciones al Seguro Social, sumándose a la línea neoliberal sobre el tema de jubilaciones y pensiones de un sector importante de trabajadores; se aprobó la Ley de Seguridad Nacional, funcional a los intereses estadounidenses en su control territorial de América del Norte. Las principales batallas legislativas se han perdido y mientras ong´s, partidos e intelectuales hablan de cabildeo e incidencia en las reformas a través de la participación ciudadana, a la Cámara de representantes llegan los cabilderos de las empresas para asegurar la reproducción económica del sistema, generando algunos escándalos por los sobornos contra las leyes impositivas al tabaco y al alcohol. Esto no ha pasado desapercibido por una parte de los movimientos y aunque en menor medida, por una parte de la opinión pública que desaprueba la forma de desempeño de esta representació n. El congreso tiene las más bajas calificaciones en la opinión pública. Una a una, se han perdido la mayoría de las batallas legislativas. La clase política está asfixiando sus propios vehículos para la canalización de las demandas sociales.

Los gobiernos estatales, involucrados en escándalos de corrupción, narcotráfico, desvío de recursos y corrupción siguen funcionando en la descomposició n de las estructuras de gobierno, en un proceso de corrupción de arriba hacia abajo. La descomposició n y crisis al interior de todos los partidos políticos y sus facciones en disputa es clara, pública y muy profunda. La disputa de arriba, contradice el discurso dominante hasta el ridículo.

Pero la otra fuerza indiscutible que comprime a esta democracia es la realidad cotidiana devastadora: la migración, el narcotráfico, la delincuencia y la inseguridad sí han hecho mella en la percepción sobre el sistema político en vastos sectores sociales, especialmente por el papel de los medios de comunicación. La sensación de desamparo, descontrol y desbordamiento es creciente. Por otro lado, la precariedad, el desempleo, la superexplotación y la devastación ambiental que es sufrida por ciertas capas sociales hacer ver como una caricatura a la democracia liberal. El reciente resultado del proceso electoral puso en cuestión –al menos en una franja social- a las instituciones de la democracia representativa y electoral, últimas instancias que recibían la confianza de la población en general.

El desencantamiento y desilusión por la democracia mexicana es progresiva, aunque los lazos de la dominación sean aún fuertes y no hayan colapsado.

Postulamos que la disputa de arriba se ha intensificado, conviviendo distintas matrices de dominación en batalla por una nueva hegemonía que no permitirá grandes reformas al sistema político –incluso dentro de los parámetros permisibles de la democracia liberal- además de que el pacto de elites que había permitido recibir oxígeno al sistema en los últimos 10 años, se ha erosionado y empieza a debilitarse. Las facciones en disputa sobrepasarán y rebasarán sus propias reglas cada vez más en la búsqueda de consolidarse en el poder. Cabe preguntarse si esta disputa habrá de pulverizar a las clases políticas dominantes en innumerables islotes o seguirá la articulación polarizada en polos que hasta ahora hemos visto. En cualquier caso, la democracia liberal y sus márgenes son el campo esencial de batalla de los de arriba y ésta es sumamente funcional al modelo económico. No habrá consolidación ni reformas sustantivas de la democracia mientras las facciones en disputa no entren en acuerdo. De ser esto así, los frágiles límites de la democracia existente serán desbordados o tendrán que ser controlados por la vía de la fuerza.

Estas "imperfecciones" del sistema suelen ser explicadas por los defensores de la democracia liberal como fallas originadas por la juventud de la democracia mexicana. Suele explicarse también como una transición democrática inacabada. Incluso, una cierta explicación racista sale a flote con el argumento de que es la cultura mexicana, el pasado prehispánico o la inercia del viejo régimen lo que nos impide "consolidar "nuestra naciente democracia.

El discurso dominante pide la calma, para lograr en ese lento proceso gradual, la consolidación democrática con nuevas reformas al poder político. Se buscan las explicaciones de los desajustes en la democracia en una mala o desviada aplicación de la modernización democrática. El discurso e ideología liberal sigue hablando de los modelos de democracia basada en la representació n como el UNICO camino a seguir. Y la izquierda partidaria y sus seguidores hablan de los enormes avances políticos en México y de buscar nuevas pasos en esa construcción hipotética del perfeccionamiento democrático. No se sabe a qué democracia se refieren ni a qué modelo persiguen. ¿a la democracia argentina? Aquella que permitió el saqueo menemista, el colapso de la economía, el fraude descomunal o el asesinato de dos piqueteros en plena calle en la periferia de Buenos Aires. ¿a la democracia chilena? Aquella que mantiene por fuera de la representació n en el congreso al partido comunista chileno con las viejas reglas de la dictadura o persigue como terroristas al digno pueblo indígena mapuche con centenares de presos políticos, o aprueba el ALCA, eso si, desde una presidencia de "izquierda". ¿la colombiana? Aquella que permite el terrorismo de estado, la paramilitarizació n como política de gobierno y la represión como forma de vida cotidiana, así como miles de muertos de los movimientos sociales asociados a la izquierda. ¿la brasileña? Aquella que permite que se gobierne desde la izquierda para contener la reforma agraria a pesar del enorme movimiento que la exige y se mantienen las políticas del FMI y del Banco Mundial, eso sí, desde una presidencia de "izquierda". ¿la ecuatoriana? Aquella democracia que puede ser traicionada a pesar de las rebeliones y del enorme movimiento indígena como cuando Lucio Gutiérrez viró al neoliberalismo traicionando a quien había jurado representar? . ¿las democracias centroamericanas? Aquellas que han permitido el incumplimiento de los acuerdos de paz y el mantenimiento de la violencia cotidiana. ¿de qué democracias nos habla el discurso dominante en México?

Por supuesto la respuesta para todo ello de columnistas, articulistas, académicos e intelectuales o miembros destacados de "la sociedad civil" mexicanos es la supuesta matriz cultural populista en el continente, que no permite avanzar hacia las racionales, moderadas, graduales y consolidadas democracias occidentales. O la corrupción "inherente" a la cultura latinoamericana o el autoritarismo, fruto de una "cultura vertical latina".

Pero el discurso e ideología dominantes ocultan lo necesario sobre aquellas democracias avanzadas. Oculta el terrorismo de estado y las violaciones a los derechos humanos en el conflicto vasco de la "democracia española". Olvida la muerte de un joven de 20 años llamado Carlo Giulianni en mitad de las calles de Génova en Italia; olvida que en 1994 se procesó a dos tercios del parlamento italiano por corrupción pero la institución siguió incólume[14] ; oculta los violentos desalojos de los centros sociales, la fuerte represión policiaca y las aprensiones a anarquistas; relega las mentiras para acudir a la guerra, todo ello permitido por la democracia "a la italiana". No importan los dos jóvenes franceses muertos al huir de las policías en la periferia parisina, las declaraciones clasistas y racistas del gobierno francés que provocaron la ira y la revuelta de miles de jóvenes y el torcimiento de la ley para imponer la represión, la mano dura y el mensaje de orden a toda costa contra esa rebelión que ellos mismos desataron; la democracia francesa avanzada que permite propuestas como la ley de primer empleo, una vuelta a las condiciones de trabajo del siglo XIX para los jóvenes trabajadores. El correlato sobre las democracias consolidadas invisibiliza la represión al movimiento minero en los años 80 en Gran Bretaña, una suerte de paradigma del reordenamiento de la relación capital-trabajo en el mundo con enormes dosis represivas, o la manipulación de la ley para buscar culpables y terroristas en el conflicto irlandés, o la manipulación de la ley para dejar libre a Pinochet por razones humanitarias o las mentiras para ir a la guerra contra Irak.

Siempre quedará Estados Unidos y su perfecta democracia occidental, ejemplo de la modernidad capitalista como mejor demostración de lo posible en las democracias representativas. La democracia que permitió el fraude de Enron, o el estado de sitio en plenas calles de Seattle en las protestas contra la Organización Mundial de Comercio. La democracia que permite modificaciones constitucionales que legalizan el espionaje a sus propios ciudadanos o la tortura como método legítimo contra el "terrorismo" . La democracia consolidada del fraude de Florida y la representatividad del presidente de Estados Unidos que obtuvo menos votos que su más cercano contrincante. La democracia representativa que permite que la guerra continúe a pesar de que el 70% de sus representados no desea que continúe.

Toda la estructura y armazón de legitimidad en la democracia liberal en México está basada en la representació n. Hasta ahora, dicha legitimidad había sido sostenida por el correlato del avance gradual en las representaciones políticas supuestamente plurales. El reciente proceso electoral demostró la fragilidad de dicha legitimidad. La falta de representació n "legítima", e incluso la sospecha sobre ella, hace desmoronar el enorme castillo de naipes que es la democracia liberal. [15]El aparato de dominación, desnudo de sus vestimentas democráticas, fue visible –aunque fuera efímeramente- como lo que es: una compleja estructura de relaciones dominantes de poder y dinero y de numerosos mecanismos de subordinación, cooptación, control, alienación, propaganda, represión y violencia que aseguran la dominación de las elites y de sus facciones político-económicas.

La división teórica entre democracia representativa y participativa sólo favorece funcionalmente a la dominación. Su legitimidad se basa en dicha división. Como si el gobierno del pueblo pudiera cumplirse con la representació n, como primer paso hacia una hipotética y futura democracia participativa. Si la democracia no es del(os) pueblo(s), entonces no es democracia y cualquier teoría o discurso emancipatorio tendría que cuestionar a la representatividad como el vehículo posible y supuestamente suficiente y pertinente para la construcción de la democracia. Pero además, cualquier política y práctica emancipatoria o liberadora (y por tanto ligada un horizonte de izquierda) debería al menos cuestionar al capitalismo como forma sistémica, al Estado como forma organizativa del poder y como monopolio de la decisión así como al Estado en su forma liberal como máximo posible para la organización democrática, basada SOLO en la representació n, cuando esta no es sinónimo, ni de lejos, de la democracia. [16]

¿Estamos diciendo que la lucha por la democracia en México fue y es una pérdida de tiempo, una desorientació n estratégica de la izquierda? ¿Qué los cientos de muertos por representaciones efectivas murieron equivocados? ¿ que las mayores libertades de expresión que se viven en México son sólo un espejismo? Nada de eso. Lo que estamos postulando es que el discurso e ideología liberales mediatizaron, capitalizaron e instrumentalizaron la lucha por la democracia, y hoy esa democracia es funcionalmente simbiótica a la dominación, siendo hoy una parte indispensable de su esencia. Y cada vez más ese discurso es y será contradictorio con las enormes fuerzas centrífugas del capitalismo y sus efectos desintegradores así como de las fuerzas de las elites y facciones en disputa por una nueva hegemonía. Para desarticular la dominación en México es indispensable deshacerse y desaprender las prenociones, mitos y dogmas de su ideología y de su discurso y por tanto, no poner nuestra energía y nuestro esfuerzo en una estrategia absurda de perfeccionamiento gradualista de la democracia existente. Desprenderse de los caminos que impone la dominación para el cambio será una fractura en la estructura de la dominación en México.

Ese correlato tiene su peor fractura no en otra teoría, ni en otro discurso, ni en otra ideología. Su peor fractura es la rebeldía de los movimientos antisistémicos en México que se niegan a sujetarse a los estrechos márgenes del liberalismo y de su democracia de pocos, con pocos y para pocos. La mayor fisura en el pensamiento dominante es una práctica o mejor dicho muchas prácticas de resistencia, dignidad y rebeldía que lentamente se tejen a lo largo y ancho de todo el país. Son las resistencias de abajo y a la izquierda, las que abren una fisura en el muro de consenso, dominación, estabilidad y cohersión en la escenografía del teatro democrático. Ensanchar esa(s) fisura(s) es nuestra tarea más urgente y es donde muchos hemos decidido encausar toda nuestra energía. Es abajo y a la izquierda – por fuera y en contra de los parámetros de la dominación- donde se encuentran las alternativas, donde existe la posibilidad emancipatoria y donde podemos aspirar y luchar por la construcción de una democracia verdadera en un horizonte por fuera y más allá del capitalismo y del sistema político que lo sostiene.

Enero 2007.

[1] Enrique Pineda es egresado de la carrera de sociología, integrante de jóvenes en resistencia alternativa. organización adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona e integrante de la Otra Campaña iniciativa del EZLN.

[2] Este desarrollo está basado en las tesis de Immanuel Wallerstein elaboradas en "Después del Liberalismo" .

[3] Dávalos Pablo. "Movimientos Sociales y razón Liberal: los límites de la Historia". Pag. 305 en OSAL no 20.

[4] Puede verse más sobre esto en "El pensamiento sistémico" de Marcos Roitman Rosenmann.

[5] Es curioso que el propio Andrés Manuel López Obrador haya definido la lucha poselectoral no entre izquierda y derecha sino entre liberales y conservadores: " Ya son dos polos, como en la historia de México: liberales y conservadores. Y está muy definido como será la vida política del país en dos bloques"

[6] El porcentaje del la población empleada en "micronegocios" es de 40.9 de la población total económicamente activa. A pesar de que muchos de ellos son mecanismos de sobrevivencia de las clases bajas o bien implica ser empleados en microempresas, una buena parte de este conglomerado es parte de la clase media.

[7] Algunos elementos sobre las clases medias están desarrollados en "La Sociedad Excluyente: La Argentina bajo el signo del liberalismo" de Maristella Svampa o en el artículo de Marcelo Colussi: "Las clases medias son irremediablemente estúpidas en política" .

[8] A pesar de su lenta y paulatina contracción las clases medias representan aún el 34 % del total de la población, aunque a inicios de la década de los 80 representaban poco más del 40 %. Ver ¿desaparece la clase media en méxico? De Luis Huesca.

[9] El porcentaje del sector comercio y servicios representa en México el 59.2 de la población económicamente activa. La terciarizació n como forma de ordenamiento del trabajo, puede sugerirse como hipótesis de la fragmentación, pulverización y dispersión de formas de resistencia a la explotación en este segmento poblacional.

[10] Sólo el Gobierno del Distrito Federal cuenta con 263 mil trabajadores, prácticamente una ciudad entera de trabajadores. El cálculo general de derechohabientes en el sector público (a través de los servicios de salud para trabajadores del Estado -ISSSTE y sus familiares es de 10,462 703 personas). El cálculo de erogación para servicios personales significó en 2003 el 46 % del presupuesto general del Estado, un 16.4% del PIB mexicano. El gasto gubernamental total para ese año representó el 23.1 del total de la economía. Para 2006 el gasto gubernamental representó el 18.7 del PIB.

[11] Holloway, John. Zapata en Wall Street. Pag. 47

[12] Unos 34 millones de dólares. El Partido Acción Nacional habría gastado 257.8 millones de pesos ( 24 millones de dólares) y el PRI habría gastado 444.8 millones de pesos (unos 43 millones de dólares). Milenio 17 de enero. Pag. 04.

[13] Recordando la frase de Pablo González Casanova.

[14] Roitman Rosenmann Marcos. "Democracia y ciudadanía civil". Pag 331. En OSAL no 20.

[15] El problema es que frente a la caída de la ideología dominante no existe una percepción generalizada sobre las alternativas. Para muestra, una carta de una lectora al diario la Jornada después del fraude electoral: " me siento tan defraudada, impotente, desanimada y desesperada. (…) ¿volver a empezar, transformar las instituciones, replantear al país y su rumbo? Por donde empezar tu y yo ciudadano ¿qué hacemos?.

[16] Puede verse un desarrollo interesante sobre los límites de la representació n, en "crisis de la democracia electoral" de Paulina Fernández Christlieb