El semanario informó que su distribuidor en Sinaloa alcanzó a dejar en puestos 200 revistas antes de ser interceptado por hombres armados.
Afp
México, DF. La revista Proceso aseguró hoy miércoles que hombres armados obligaron a su distribuidor en Sinaloa a venderles casi mil 600 ejemplares de su reciente edición que contiene una entrevista con el narcotráfico Ismael El Mayo Zambada.
"El repartidor apenas alcanzó a dejar en los puestos de revistas 200 de los mil 779 ejemplares que llevaba consigo; el resto se lo llevó el grupo de pistoleros", señaló en Internet la agencia Proceso.
La edición del semanario que empezó a circular el domingo contenía además un reportaje sobre el presunto nexo de Zambada con el alcalde de Culiacán, Jesús Vizcarra Calderón, quien aspira a la gubernatura.
Zambada, por quien Estados Unidos ofrece 5 millones de dólares, aparece en la portada en una foto tomada en febrero junto al veterano periodista Julio Scherer, fundador de Proceso.
En la entrevista Zambada asegura que la guerra contra los capos está perdida porque el narcotráfico "está en la sociedad, arraigado como la corrupción", y señaló que si es muerto o capturado el negocio del contrabando de drogas ilícitas hacia Estados Unidos continuará.
Los padres de los dos niños que murieron luego de ser baleados por militares en un retén de Nuevo Laredo, Tamaulipas, exigieron que se realice una “profunda investigación” al presidente Felipe Calderón, al titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), Guillermo Galván Galván, y al gobernador, Eugenio Hernández Flores.
En una carta dirigida a los funcionarios, enviada por conducto del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, exigen que se haga justicia por el daño infligido a su familia y que se castigue a los soldados que dieron muerte a sus hijos Martín y Bryan Almanza Salazar, de nueve y cinco años, respectivamente.
“No pueden decir que nos confundieron, porque ya había suficiente luz del día. No entiendo por qué nos dispararon por la espalda, nos cazaron como si fuéramos animales y me quitaron a mis dos hijos”, expresó Cinthia Josefina Salazar Castillo, madre de los menores, en la queja presentada ante el comité.
Reiteró que ella gritó a los militares que no dispararan, porque eran dos familias con niños, pero en respuesta sólo se escucharon ráfagas de armas de fuego y estallidos de granadas.
La madrugada del pasado domingo, dos familias integradas por siete infantes y cuatro adultos viajaban en una camioneta por la carretera ribereña, rumbo a la playa de Matamoros.
Cerca del kilómetro 118 –en el tramo Guerrero-Ciudad Mier– toparon con un retén del Ejército donde había al menos 50 soldados y cuatro vehículos militares.
“Al pasar junto a los soldados bajamos totalmente la velocidad (del vehículo), bajamos los cristales y esperamos alguna indicación de revisión, pero uno de los militares hizo la seña para que continuáramos circulando”, narró Martín Almanza Rodríguez, padre de los niños asesinados.
Después de pasar el retén, agregó, comenzaron a escuchar disparos, varios de los cuales impactaron en la camioneta, por lo que detuvimos la camioneta.
“Sin embargo, continuaron los tiros y en ese momento nos dimos cuenta de que (la agresión) era hacia nosotros.” En el lugar murieron Martín y Bryan Almanza Salazar y resultaron heridos Martín Almanza Rodríguez, padre de los menores, y el cuñado de éste, Carlos Alfredo Rangel. Ambos convalecen en la Clínica de Especialidades de Nuevo Laredo.
En una parte de la misiva de los afectados, el Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo fija su postura sobre lo ocurrido. Asegura que ante la “evidente” participación de militares en los hechos, existe impunidad y protección por parte de las autoridades federales y de la propia Sedena al no iniciar una indagatoria contra los responsables.
Cuando acudió a su domicilio a recoger fotografías de sus hijos Martín y Bryan para ponerlas sobre sus ataúdes, Cinthia Salazar observó que más de 30 soldados rodeaban su vivienda, ubicada en la calle Esfinge, colonia Los Colorines, de Nuevo Laredo.
Explicó que a las 22:30 horas del martes, mientras los cuerpos de sus hijos estaban en la funeraria Cristo Rey y ella ingresó a su casa, los militares irrumpieron, tomaron fotografías, revisaron las habitaciones y la interrogaron.
Un representante del Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo, Raymundo Ramos Vázquez, intervino en favor de la mujer para que los soldados permitieran retirarse a Cinthia y a una menor que la acompañaba.
Denuncian robo en Michoacán
María Isabel García, habitante de la cabecera municipal de Ziracuaretiro, Michoacán, denunció ante la subprocuraduría regional de Justicia, con sede en Uruapan, a militares que sustrajeron de su domicilio 55 mil pesos, aparatos eléctricos, teléfonos celulares y otros objetos, mientras ella vacacionaba en Zihuatanejo, Guerrero.
Explicó que sus familiares le dijeron que un grupo de soldados acordonó la zona donde está su vivienda, forzaron la cerradura de la puerta, ingresaron al inmueble y se llevaron los 55 mil pesos que iba a utilizar en el financiamiento de su tortillería.
Organizaciones Campesinas del Estado de Chiapas, Veracruz, Hidalgo, marchan en caravana rumbo al Distrito Federal por la defensa de la tierra, la Recuperación de la Soberanía Nacional, Alto a La Militarización del País, Presos Políticos Libertad, Desaparecidos Presentación.
En su paso por el Estado de Morelos los Compañeros de La Caravana Campesino Obrero Popular se solidarizan con las luchas justa de los morelenses y del SME División Cuernavaca
Por lo que el día 8 de abril a las 18:00 hrs., marcharemos partiendo del IMSS rumbo a la Plaza de Armas de Cuernavaca, Para concluir con un mitin en Esta Plaza de Armas programado entre las 19:00 y las 20:00 hrs.
Unidos en solidaridad con los hermanos campesinos e indígenas,exigiremos justicia en Contra del Decreto de Extinción de Luz y Fuerza, Que se vaya Calderón y todo su sequito, Demandaremos que los distintos ordenes de gobierno cumplan con las demandas de los hermanos campesinos e indígenas de La Caravana Campesino Obrero Popular, que se respete y se garantice el libre transito y su llegada con bien a la ciudad de México.
¡Por el respeto a los derechos individuales y colectivos de todos y todas
¡Por la lucha justa del SME!
¡Por la solidaridad entre los hermanos del Campo y la Ciudad!
¡Alto a la Reforma Laboral!
(Si radicas en la ciudad de Cuautla únete en la recepción que se llevará a cabo el 8 de abril a las 12 horas, frente al mausoleo de Zapata en la Plaza del señor del Pueblo; en Anenecuilco a las 13:00 hrs., y de en el crucero de Tejalpa a las 5 de la tarde)
“El problema existencial de Felipe Calderón es el de que Felipe Calderón es precisamente Felipe Calderón”.
Pedro Felguera.
I
La propuesta del Presidente de Facto de México, Felipe Calderón, respecto a los monopolios adolece de defectos no sólo técnicos, sino también de cortedades filosóficas, ideológicas y políticas y exhibe un rostro siniestro de éste personaje.
La propuesta consiste, en lo jurídico, en una iniciativa de ley presentada a la Cámara de Diputados de la LXI Legislatura del Congreso de la Unión para reformar la Ley Federal de Competencia Económica y el Código Penal Federal.
El señor Calderón le propone a los legisladores endurecer las sanciones a las empresas que incurran en prácticas monopólícas, lo cual no significa necesariamente reconocer oficialmente la existencia de monopolios.
Sin embargo, don Felipe aludió –al hacer pública la presentación de su propuesta en Los Pinos— a monopolios que no identificó, acusándolos de “profundizar la crisis económica al generar costos excesivos de productos y servicios”.
Durante la presentación --más no en la iniciativa--, don Felipe reconoció, además, la existencia de monopolios, así como también que existe una crisis económica, aunque no calificó la severidad extrema de ésta, pero soslayó sus causales..
II
La iniciativa es, pues, el proverbial caballo de Troya. Es, a nuestro ver, una socaliña –un ardid--, táctica orientada a un fin estratégico: el de hacer posible “legalmente” (es decir, leguleyamente) la privatización de nuestros patrimonios históricos.
O por mejor describir; privatizar los patrimonios de la Nación Mexicana emblematizados en los bienes estratégicos del Estado mexicano, cuyo elemento constitutivo principal y más importante es el pueblo.
Y el pueblo, no huelga reiterarlo aunque sea sabido, es el mandante sobre los demás elementos constitutivos del Estado, como son el poder político –exempli gratia, el gobierno--, el territorio, hoy menguado de hecho ,y la soberanía, también reducida.
Pero despulpemos el asunto, caro leyente. El objetivo estratégico de la propuesta del mandatario de facto –considerado espurio por millones de sus connacionales— es variopinto, con arreglo a esa cultura ventajosa de matar de una pedrada a varios pájaros.
El primer pájaro es discernido por la perceptiva suspicacia popular: poseer un enser “legal” –o instrumento de dudosa juridicidad-- para cortar en pedacitos a Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, lo cual ya está ocurriendo.
III
Cortar a Pemex y a la CFE en pedacitos para ceder éstos a intereses creados que son, por definición, ajenos, si no es que opuestos y antagónicos, a los verdaderos intereses estratégicos de México: la oligarquía mexicana y ciertos consorcios trasnacionales.
Éstos últimos son, documentadamente, los de Estados Unidos (Halliburton, Schlemberger, etc.), España (Repsol) y de ciertos países europeos , así como de Japón y Sudcorea. La sabiduría popular intuye que detrás de esa propuesta está Barack Obama.
Predeciblemente, los propios agentes del poder político panista del Estado –los torpes operadores legislativos de don Felipe— han circulado rumores aviesos de que el objetivo de esas propuestas es el de desmembrar a Teléfonos de México. Lo exige EU.
Esos operadores no han insinuado siquiera que otros monopolios como los de la televisión, pan (como el de la trasnacional mexicana Bimbo), cemento, etc., podrían ser sancionados con severidad si la iniciativa fuere aprobada en las instancias legislativas.
Más el obstáculo mayor de don Felipe para que las reformas propuestas sean aprobadas es su propia ausencia de credibilidad y alcance político entre los legisladores. Tan sólo por esa razón, sus propuestas merecen el congelamiento.
No suelo hablar de lo que hacen o dejan de hacer otros colegas. Siempre he creído que los periodistas no estamos para hablar de nosotros mismos. Y que hay cosas más importantes allá afuera.
Hoy, sin embargo, es inevitable entrarle a la polémica generada por el reportaje del encuentro de Julio Scherer García con el capo del narco Ismael El Mayo Zambada. Que ha generado una cauda de comentarios dentro y fuera del país donde el influyente The Washington Post destaca las expresiones fundamentales de la entrevista. Mientras que a nivel nacional se ha desatado una feroz discusión: de un lado quienes defienden el trabajo periodístico de don Julio ponderando sus alcances y trascendencia; del otro, una reacción que podría ser cómica si no fuera tan malintencionada. Los de siempre, denostando la entrevista porque según ellos no dice nada pero criticando ferozmente varias de las frases que en ella se expresan, ¿por fin, dice o no dice algo? Luego, en el estridente desgarramiento de vestiduras atacan perrunamente a Scherer y Proceso por prestarse a ser mensajeros de uno de los criminales más buscados y por permitirle criticar a un gobierno perfecto y a un Ejército inmaculado como los que tenemos en México.
Yo me pregunto si El Mayo Zambada es más o menos criminal que la runfla de ladrones y asesinos impunes que ha padecido este país. Y que comparten con frecuencia las buenas mesas con los impugnadores de don Julio. Por cierto, ninguno de ellos reportero. O que nos muestren algún trabajo que siquiera haya llegado a la banqueta. Algo distinto a su entendimiento del país limitado en el mejor de los casos a los libros y a las pantallas cibernéticas y a la chorcha comodina con los poderosos de la política y el dinero, eso sí con el infaltable trago en tertulias sin fin.
La mera verdad ¿alguien de ustedes se imagina a alguno de estos críticos haciendo el viaje de don Julio y arrinconando a El Mayo sin que les temblaran las corvas? Yo no. Porque los impugnadores del fundador de Proceso jamás han sido reporteros. Beneficiarios de sus tribunas ignoran que el oficio de indagar y luego informar no es un hallazgo fortuito, sino una necesidad vital y hasta hormonal. Por eso se azotan como víboras chirrioneras a sabiendas de que ninguno de sus trabajos dizque periodísticos alcanzará siquiera el recuerdo. Su envidia de la mala —es mentira que existe de la buena—, su estatura moral, sus rencores y su ignorancia no les dan para calibrar un esfuerzo como el de Scherer. Qué van a saber ellos del miedo, de la adrenalina, de la incertidumbre, de las presiones, de la soledad, de ser uno y su circunstancia; de sobreponerse a todo y ejercer un oficio de la mejor manera posible.
A ver: no se trata de una apología, por el contrario, el reportero asoma al alma del entrevistado y no veo en ello nada de malo; en paralelo le arranca no una sino varias notas periodísticas, “es una guerra perdida… el narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción”. “El problema del narco envuelve a millones”. “Si me atrapan o me matan, nada cambia”. “Al Presidente lo engañan sus colaboradores y le informan de avances que no se dan”. “Tengo pánico de que me encierren”. “Cargo miedo”. Todo con un estilo narrativo inconfundible, que hace de los pequeños detalles las grandes revelaciones, muy literario, muy Scherer.
Que pudo estar mejor. Tal vez. Nada es más sencillo que corregir un texto o una entrevista. Y que en cambio construir un nombre es la gran tarea de la vida. Como la que ha conseguido don Julio que hoy llega a los 84 años. Por lo que le mando un abrazo fraterno y le agradezco lo que me ha dado. Porque si el oficio de reportero no existiera, Julio Scherer lo hubiera inventado.
Un niño de once años se fotografía los genitales con su teléfono móvil y envía esa imagen a tres niñas de su edad. Una de ellas imita al niño y se fotografía. La historia circula en el colegio, llega hasta la asociación de padres de familia y eventualmente a la policía. La directora y algunas madres exigen castigo. El pobre niño y sus amigas se ven sumergidos en una vorágine de interrogatorios al más puro estilo judicial. Una profesora se pregunta si eso puede considerarse pornografía infantil y una “especialista” del DIF dice que sí. Más allá del aberrante absurdo y de la galopante ignorancia de supuestos especialistas en pornografía infantil, resulta urgente hacer una parada de emergencia en el tema.
Las niñas y los niños desarrollan una curiosidad absolutamente natural por descubrir la sexualidad, su cuerpo y sus reacciones eróticas. Lo hacen de manera sana y progresiva, a solas y con otros niños o niñas en quienes ellos confían. Todos y todas los hicimos (habrá quienes lo admitan y quienes lo oculten). La única diferencia es que en la actualidad la infancia cuenta con recursos diferentes a los que teníamos hace décadas. Esta corriente internacional de pánico moral respecto a la sexualidad infantil y el sexting, solamente logra confundir, afectar y hacer más vulnerables a nuestros hijos e hijas.
Así como en los sesenta se les dijo a nuestras madres que si ellas no nos hablaban de sexo alguien más lo haría, y si no explicaban el SIDA sus hijos les darían malas noticias, a nuestra generación le toca asumir que hay una gran responsabilidad para aprender y enseñar a utilizar la tecnología responsablemente. Ellos pueden enseñarnos a twitear, ellas a abrir Facebook, pero no podemos abdicar a la responsabilidad de hablar, además de sexualidad, sobre los peligros de abrir nuestra intimidad a cualquiera. Ponerles reglas claras y precisas con horarios para ver televisión, para utilizar los celulares y para navegar internet es una tarea adulta; debemos navegar a su lado para entender cómo y qué buscan. Hay páginas de sexualidad educativas y otras páginas de pornografía que pueden confundirles o reclutarles. Hay que poner filtros de contenidos, comprarles celulares solamente con empresas que tengan filtros para infantes (y explicarles por qué los tienen). Enseñarles a establecer barreras de privacidad e intimidad, tanto personal como cibernética, resulta fundamental para su formación.
El sexo está allá afuera, híper expuesto y trivializado, el problema no es que exista, el reto consiste en que les demos herramientas y poder a niñas y niños para aprender sobre él sanamente, para poner sus propios límites. Lo mismo aplica para toda la información que suben a la red, que puede ser tomada por secuestradores o abusadores.
Nada sustituye una buena educación. Castigar, perseguir, satanizar y humillar a niñas y niños por nuestra incapacidad para prepararnos y prepararles, además de ser absurdo implica una gran irresponsabilidad parental.
Buenos días, amables lectores: en éste espacio hemos abordado no pocas veces el tema de los civiles asesinados por elementos del Ejército Mexicano en los retenes en las carreteras de nuestro país. Las víctimas han sido personas inermes. E inocentes.
Es de señalarse que, en primer lugar, esos retenes son ilegales, ya que su existencia viola la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, a la cual el Ejército Mexicano debe adhesión incuestionable. No es así.
En segundo lugar, el Congreso de la Unión no ha declarado la guerra del Estado mexicano a ningún otro Estado ni ha dispuesto, por ministerio constitucional, una guerra contra un invasor u ocupoante. Estamos, pues, ante una guerra de hecho.
Y una guerra, cabría añadir, fratricida. Es decir, la guerra que libran el Ejército Mexicano y la Marina contra los civiles es una guerra entre connacionales, entre hermanos. México está, oficialmnente, en paz. Sí, reitérese, en paz.
Empero, pese a que oficialmente —en lo formal-.- estamos en paz, México y sus habitantes, unos 110 millones de personas, sufren los horrores de una guerra. Para el Ejército;Mexicano y la Marina, el enemigo está conformado por civiles. Civiles desarmados.
Y éstos, por contrapartida, no tienen enemigos. Los mexicanos no vemos a los militares como enemigos, aunque éstos sí nos vean como tales. Ello explica que los soldados maten a mansalva civiles inermes –desarmados— e inocentes.
En una carretera en el Estado de Tamaulipas ocurrió, hace un par de días, un episodio triste más: los soldados mataron a dos niños --sí, ¡niños!-- indefensos e inocentes. ¿Motivo? Porque sus padres decidieron no detrenerse en un retén militar.
A los padres les asistía la razón del derecho. Un retén militar es una violación constitucional; es ilegal. El Ejército, ninuguna fuerza coercitiva o coactiva del estado puede ni debe hacer eso. La Constitución lo prohíbe y sanaciona.
Pero la existencia de retenes militares nos descorre los velos de una realidad espeluznante: los soldados tienen órdenes de sus comandantes –incluyendo al de mayor jerarquía, el Presidente de la República, de tirar a matar. Disparar no como advertencia, sino para matar.
No hace muchos días, un general recién retirado del servicio activo revelaba a un medio de difusión de alcance nacional que los jefes y oficiales imbuyen en los soldados rasos la noción de que un civil es un enemigo. No enemigo virtual; no, enemigo real.
Y ello convierte a los civiles en un blanco. Un civil es un emeigo al que hay que destruir, eliminar, aunque esté desarmado e indefenso y no se le ofrezcan oportunidades de exponer en su defensa los motivos de su paso por una carretera dada.
Esa aberrante lógica castrense pone de manifiesto la gama de razones por las cuales las Fuerzas Armadas (el Ejército y la Marina) deben replegarse y acuartelarse. Su formación no es policíaca, sino otra. Están entrenados para matar a un enemigo.
Ello implica que, a diferencia de la policía, la mística militar no es la de servir y proteger a la sociedad, que es la filosofía policiaca, por lo menos en la teoría. Servir y proteger. Pero por su naturalezas misma, los soldados ni sirven ni protegen. Sólo matan.
Cabe subrayar que el clamor ciudadano que demanda el repliegue de los militares y su acuartelamiento va aumentando de intensidad. Los narcos no causan ni inspíran el temor que los soldados motivan. Intimidan. Atemorizan., Aterrorizan.
La presencia de éstos en las calles y en las carreteras no le dan seguridad a la población; ésta ya no sabe qué es peor, si los “narcos” o los soldados, pero no sorprendería saber que para el ciudadano de a pie el uniformado no es de confiar.
¿Qué hacer? La ciudadanía puede emprender muchas acciones, pero ninguna de ellas incidirá en la decisión presidencial, ya en marcha, de militarizar al país. La vía electoral, empero, es la única disponible a la ciudadanía. Pero es vía inútil.
Ello plantea alternativas digamos irregulares o ajenas a lo convencional. Ante la intransigencia gubernamental esas vías alternativas serán transitadas por la ciudadanía; de hecho, ya hay grupos sociales resueltos y/o inclinados a tomar ese camino.