lunes, noviembre 27, 2006

Ramírez Acuña: ¿gobierno de paz o violencia?

Carlos Fernández-Vega

El gobernador con licencia de Jalisco, Francisco Ramírez Acuña, se perfila como el secretario de Gobernación de la administración de Felipe Calderón Foto: Francisco Olvera
Allá por los últimos días de mayo de 2004, cuando el gobernador Francisco Ramírez Acuña dividía su tiempo entre reprimir y torturar globalifóbicos que se manifestaban en Guadalajara, y organizar, junto con la oligarquía jalisciense, el pomposo cuan adelantado destape del hoy mini presidente electo, el propio Felipillo presumía: "no tengo que pedir permiso a nadie".

Qué equivocado estaba. Dos años y medio después de aquel destape "imprudente" y "fuera de lugar y tiempo" (Fox dixit política con el que dice ser su partido político y paga facturas al por mayor.

Cómo estará la cosa, que aquel inflado personaje que no pedía permiso, hoy ruega en su propio territorio: "...el apoyo absoluto del partido, un apoyo firme y sin titubeos de sus militantes y sus dirigentes. Pido comprensión y respaldo. En esta hora dramática de la vida nacional, como presidente de la República pido el apoyo no para mí (¡ja, ja, ja!), sino para lo que represento; pido (...) apoyo claro, firme y sin regateos... entre nosotros no debe haber sana distancia sino, en todo caso, sana cercanía..."

Qué nostalgia por aquel no muy lejano mayo de 2004, cuando en plena Cumbre de Guadalajara entre los gobiernos de la Unión Europea y los de América Latina y el Caribe (un encuentro que con más pena que gloria se prolongó por unas cuantas horas y que al erario le costó la friolera de 300 millones de pesos) Francisco Ramírez Acuña ordenó "rómpanle la madre" a los globalifóbicos que se manifestaban por las calles de Guadalajara. Sobre el particular, la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió un informe especial en el que, tras sus investigaciones, se acreditó la existencia de 73 casos de detenciones ilegales, 55 tratos crueles y degradantes, 73 incomunicaciones y 19 casos de tortura a manos de policías.

Y mientras la policía estatal se la rompía, Ramírez Acuña ultimaba detalles para que al día siguiente el Felipillo fuera destapado en el Rancho Las Palmas, (localidad El Zapote, Jalisco), propiedad de Abraham González Uyeda, secretario de Administración del gobierno del estado, propietario de uno de los grupos lecheros más poderosos de la entidad (Lechera Guadalajara) y privilegiado proveedor del lácteo al DIF local.

Dos años y medio después, el Felipillo anuncia que gobernará "por el rumbo de la paz, no por el de la violencia", y para comprobarlo se apresta a ungir a Francisco Ramírez Acuña como secretario de Gobernación de la "continuidad", el mismo que ordenó "mano dura contra los detenidos" durante las marchas en contra de la Cumbre de Guadalajara, los cuales fueron torturados. Pero los "apoyos" son los "apoyos" y las facturas hay que pagarlas. Y Calderón no ha hecho otra cosa.

Ese es el personaje que, según el Felipillo, coadyuvará a gobernar "por el rumbo de la paz, no por el de la violencia". Como muestra un botón, oportunamente registrado por La Jornada: "durante el gobierno de Francisco Ramírez Acuña en Jalisco las denuncias por tortura aumentaron de manera considerable; de 2001 a 2006, la Comisión Estatal de Derechos Humanos recibió 640 quejas por ese delito, informaron diversas organizaciones sociales locales. En un análisis de la gestión del probable encargado de la política interna del país durante el próximo sexenio, las organizaciones destacan que, aunque el caso del 28 de mayo de 2004 cuando policías reprimieron y detuvieron a decenas de personas que se manifestaban durante la Cumbre de Guadalajara es paradigmático, Ramírez Acuña permitió la impunidad en diversos casos de tortura en Jalisco, inclusive cuando fue alcalde de Guadalajara...

Y ante este desolador panorama, el sexenio aún no arranca y algunos secretarios de Estado ya dan de qué hablar, como la flamante titular de Sedesol, Beatriz Zavala Peniche, quien "estuvo involucrada en el escándalo del Fobaproa...". Su marido, Javier de Jesús Romero Osorio (prestanombres de Carlos Cabal Peniche, primo de Zavala), es uno de los beneficiarios del "rescate" (La Jornada). Ella asegura que "mi marido no aparece en la lista de créditos que absorbió el Fobaproa", pero debería consultar el Informe Mackey para que se enterara de los negocios que su cónyuge hizo con Banco de Oriente (de los hermanos Margain Berlanga) y los "préstamos" que nunca pagó, pero que todos los mexicanos siguen pagando.

¡Qué bonito paisaje!

Las rebanadas del pastel:

Aclaración oportuna, con la ayuda de los lectores: a) "además de jalisquillo medio chilanguizado, no está de más aclarar que el Caballo Negro, mejor conocido como Bebeto, fue un gobernador cuya mayor culpa fue, quizá, la de ser un analfabeta funcional, como dijo alguna vez el chaquetero Porfis. La cuestión de las minifaldas y el Wonder-Bra no fueron cosa suya, sino de César Coll, presidente municipal de Guadalajara en ese entonces" (Luis Guillermo Cota Preciado, lgcota@gmail.com)... b) "vivo en Guadalajara y conozco a fondo la panización de esta ciudad. Si no hubiera tenido el PRI el control que tuvo tanto tiempo, esta ciudad y este estado desde cuándo hubieran sido panistas: es su vocación mocha y criolla. Pero discrepo de lo que afirma en su artículo de hoy sábado respecto a que Cárdenas Jiménez prohibió durante su gestión las minifaldas en las oficinas de gobierno; fue Coll Carabinas quien mandó quitar los espectaculares de Wonder Bra, e intentó prohibir blusas ajustadas y minifaldas en el ayuntamiento; también quiso multar a las parejas heterosexuales (y nomás imagínese a las de homosexuales ) que se besaran en la vía pública (...) Los panistas, si pudieran, impondrían obligadamente la falda al huesito, los viernes primeros besarle la mano al cura y otras lindezas por el estilo" (Raúl Gómez Zárate, raulgomez_zarate@hotmail.com).

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