domingo, febrero 25, 2007

El sistema de salud mexicano condena a muerte a miles de niños

Editorial

El deceso de seis niños de la comunidad de San Vicente, en Chilpancingo, Guerrero, ocurrido hace un par de semanas a causa de una enfermedad infecciosa curable, revela graves fallas en el sistema de salud nacional, ya que casos de este tipo se repiten a lo largo y ancho del territorio.

De acuerdo con datos del Colegio de Pediatría, el rotavirus es la cuarta causa de muerte en menores de cinco años en México. El presidente de dicha institución, doctor Carlos Alonso Rivera, aseguró que se registra una mayor mortalidad en las zonas serranas o indígenas, donde generalmente se bebe agua insalubre y no existe la cobertura médica mínima para atender a los menores.

Por si fuera poco, aunque ya hay vacunas novedosas para combatir enfermedades de ese tipo, la gran mayoría de las medicinas se destinan al sector privado. Debido al costo, sólo una pequeña cantidad se destina para la salud pública.

Ante este panorama, Carlos Alonso Rivera hizo un llamado a las autoridades sanitarias del país para destinar presupuesto extra para solucionar este problema, adquiriendo medicinas de última generación y estableciendo medidas sanitarias básicas.

En días pasados, el presidente Felipe Calderón hizo un llamado para combatir los males infecciosos en toda la nación. "Enfrentarlos y atender a los enfermos de manera decidida requiere de medidas enérgicas y contundentes por parte de todos, sin titubeos; se requiere un gobierno que se preocupe y ocupe del presente y el futuro de los niños, jóvenes y adultos de México", aseguró. Pero no basta con manifestar preocupación en el tema: como lo muestra el caso de San Vicente, hay mucho trabajo que hacer en la materia.

De acuerdo con el informe Situación de la niñez mundial 2007 de la Unicef, 43.5 por ciento de la población del país (unos 45 millones) son menores de 18 años. Uno de los compromisos adoptados por el gobierno mexicano, en el contexto del Nuevo Programa Mundial para la Infancia auspiciado por la ONU, es "aumentar la asignación de recursos públicos en beneficio de la infancia y aumentar la igualdad en el acceso a los servicios sociales básicos en todas las esferas geográficas, los estratos sociales y los grupos étnicos". Pero lo cierto es que -subraya la dependencia de Naciones Unidas- debido a la pobreza y las deficiencias del sistema de salud del país, muchos niños y niñas son abandonados a su suerte.

Mientras que en países con menos recursos que México como Cuba, Chile y Costa Rica se ha combatido graves problemas de salud -obesidad, enfermedades infecciosas o desnutrición- gracias a la aplicación de programas adecuados, en el nuestro las medidas establecidas para tal efecto han fracasado rotundamente. Un ejemplo: un estudio elaborado por el Colegio de Pediatría señala que 30 por ciento de los niños mexicanos que viven en zonas indígenas y rurales están desnutridos -lo que provoca males crónico-degenerativos como diabetes e hipertensión y deja a los menores a merced de infecciones como el rotavirus- cuando supuestamente la nutrición de esta población está garantizada por medio del DIF.

El cuadro es desolador. Es claro que el sistema de salud del Estado excluye a millones de niños. Se trata, pues, de un problema de atención urgente. Ojalá que el gobierno federal tome el camino correcto para evitar que sigan muriendo niños por causa de padecimientos curables.

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