lunes, marzo 12, 2007

Jornadas de Lucha

Ayer asistí a las Jornadas de Lucha organizadas por el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Madrid tituladas IDEAS PARA CAMBIAR AL MUNDO: “América Latina: revolución del siglo XXI”, como ponentes estuvieron Rodrigo Fernández, de Sodepaz y delegado en el Foro Social Mundial de Caracas 2006, Iñigo Errejón, observador internacional del proceso constituyente en Bolivia y activista de los movimientos sociales en Madrid, y Angie Gago, activista En Lucha; “Perspectivas para el movimiento anticapitalista”, como ponentes estuvieron Carmen Sanjosé, activista de la Comisión de Salud antiglobalización, Luis González, miembro de ecologistas en acción, y Lucía Schnell, miembro de Linkspartel en Alemania y activista ce la campaña contra el G8 Rockstock 2007.

Va un resumen con lo más relevante y cuyas experiencias pueden sernos de utilidad además de darnos cuenta de que el movimiento anticapitalista que se está dando a nivel mundial debe animarnos para conseguir la victoria.

Bolivia padece en este momento una crisis coyuntural y estructural en la configuración social de las comunidades indígenas en lucha contra las privatizaciones de los recursos naturales que se vinieron dando por décadas. Las primeras victorias populares del siglo contra la expropiación se producen en Bolivia: “la guerra del agua” en Cochabamba 2001 que expulsa a la transnacional Tunari y “la guerra del gas” en 2003 que hace caer al gobierno neoliberal y asesino de Sánchez de Lozada. Fueron las movilizaciones sociales y los levantamientos los que permiten a Bolivia transitar hacia la democracia e ir rescatando sus recursos. Pero el camino es arduo. Evidentemente un régimen dictatorial oligárquico por tantas décadas no permite que el cambio se realice sin múltiples problemas que van desde fisuras étnicas, de clase y territoriales. La lucha no se circunscribe sólo al movimiento indígena sino que tiene varias facetas y abarca a diferentes sectores. La fuerza del movimiento está dada por un líder carismático como Evo Morales y la horizontalidad de las comunidades que se organizan y que poco a poco van cosechando conquistas.

Venezuela deviene de un estado corrupto y un endeudamiento que iba in crescendo. En 1989 ocurre el “Caracazo” en el que asesinan entre 700 a 1500 personas (no se sabe bien) pues se dan revueltas en tanto le suben la gasolina a los dueños del petróleo, es decir, a los venezolanos. En el golpe de Estado participa Hugo Chávez pero no es ni siquiera uno de los principales dirigentes, lo apresan y desde la cárcel declara: “Por ahora no ha podido producirse el cambio”.

Al salir se llevan a cabo elecciones y gana con el 54%. En febrero de 1999 se convoca a la Nueva Constituyente para que exista mayor participación ciudadana, democracia participativa y que la gente se empodere de su vida política. En Venezuela el gobierno tiene un estrecho vínculo con el poder popular. Venezuela ha tenido una lucha difícil con la oligarquía y los intereses estadounidenses, ha soportado un golpe de Estado, un paro de tres meses por un desabastecimiento y un poder mediático feroz que se ha dedicado a difamar al gobierno. Sin embargo, el trabajo político ha llevado al pueblo a organizarse para decidir qué comen y cómo lo producen, es decir, a tener una soberanía alimentaria.

Este breve resumen da cuenta de las similitudes que la lucha de estos países latinoamericanos tiene con México y que a través de un gobierno que se interesa por los recursos de la patria y por las necesidades populares es como se logra un cambio que es precisamente lo que nosotros estamos buscando. Tenemos como decía AMLO los elementos para conseguirlo: un Gobierno Legítimo, un plan y al pueblo, “lo mero principal”. Sin embargo, cada país de acuerdo con su historia y su cultura define su destino de distintas formas. La clave está en la organización de la gente, de ahí que las redes y la CND resulten de primordial importancia.

Durante el debate mencioné la situación de México, aunque no era tema principal y noté un cierto desconocimiento de lo que está sucediendo con el movimiento de AMLO, en general se menciona el EZLN y la APPO, pero no el lopezobradorismo, de manera que pienso que es importante que haya difusión hacia el extranjero. Pregunté cuáles habían sido sus experiencias con el ejército y la represión popular en la luchas que han llevado a cabo y la respuesta fue similar a lo que ocurre en México, en general los mandos altos están al servicio de la oligarquía pero el soldado raso y el cabo está con el pueblo. Se mencionó un caso en Bolivia, que no sé si ustedes conocen, en el que un soldado se negó a dispararle al pueblo y su superior lo mató, pero a partir de ello hubo un cambio en el ejército.

En la segunda charla se mencionaron las alternativas para esquivar la política y como se llevan a cabo a la práctica las decisiones, como la política se fortalece a través de la participación contra el capitalismo:

Dentro del contexto capitalista existen tres graves problemas: la crisis ambiental, para la cual ya no queda mucho tiempo, la insatisfacción de las personas en cuanto a sus necesidades y el hecho de que no hay “fuera del sistema”, todos estamos dentro.

Los factores para lograr la movilización de la gente se resume a dos grandes rubros: la parte emotiva, es decir, la gente se mueve por sentimientos que a veces ni siquiera están razonados y por satisfacer sus necesidades.

De ahí que la movilización se dé en tanto seamos capaces de crear modos de subsistencia y participación para satisfacer las necesidades. Las formas se enmarcan por el sistema de valores, hay quienes sólo se preocupan por lo individual y quienes se interesan en lo colectivo. En general los conservadores sólo se interesan por ellos mismos mientras quienes luchan por la libertad y la justicia están más preocupados por lo colectivo.

¿Qué podemos hacer para lograr la movilización de la gente? Crear satisfactores: identidad, el movimiento proporciona identidad y ésta es un satisfactor; permitir el entendimiento, la comprensión es también un satisfactor humano; orientar la participación, la acción participativa es otro satisfactor. Prácticamente los grupos de autoconsumo que se dan a nivel local deben crearse y en ellos propugnarse por los valores colectivos. El sujeto de cambio es por lo general la persona que está insatisfecha y valora lo colectivo.

La parte emotiva tiene que ver con el miedo, al cual hay que abolirlo y con la capacidad de generar ilusión, que la gente se dé cuenta de que otro mundo mejor es posible.

El método que se propone es liberar espacios y territorios es decir trabajar en localidades específicas; hablar un lenguaje común; organización sobre todo trabajando a través de redes que es como se articula lo colectivo, las pequeñas redes van incorporándose a redes mayores, hasta llegar a una red conformada por varias redes; y la flexibilidad, nadie debe pretender poseer la fórmula perfecta, permitir la pluralidad de posturas.

El neoliberalismo también le ha pegado a Europa que es el espacio que mayor estado de bienestar había logrado. Ha atacado los servicios públicos y el europeo ha ido perdiendo garantías individuales poco a poco, uno de ellos es la salud. Las privatizaciones e han venido dando sutilmente, que es la forma en la que la gente menos cuenta se da de lo que se está llevando a cabo como está pasando en México con el petróleo y la energía. Los cambios se dan tan paulatinamente que no ameritan lucha. De tal forma esto tiene que conscientizarse a través de las redes.

En cuanto a la próxima Cumbre G-8 en Alemania en el mes de junio, resulta significativo que no se llevará a cabo en Berlín sino en un lujoso hotel de una pequeña ciudad que da al mar y se protegerá por un muro. Obviamente tienen miedo. Bush busca a Alemania como aliada absoluta, el gobierno alemán que resulta un híbrido confuso de social democracia y derecha sería el bastión europeo del imperialismo. Es decir, su propuesta es una Unión Europea neoliberal que coincida con Estados Unidos y revitalizar el proyecto de la Constitución Europea para un mayor control.

Su agenda es engañosa pues los temas propuestos son 1) la lucha contra la pobreza, cuando lo que planean es apropiarse de los recursos de Africa, y 2) el cambio climático, cuando lo que se plantean es el fortalecimiento de las grandes empresas transnacionales, principales contaminadoras del planeta.

En Alemania se está dando un movimiento opositor ya que van a aumentar la edad de la jubilación de los 65 a los 68 años y a restringir los servicios de salud a través de la privatización. La aceptación del gobierno está a la baja y ha habido movilizaciones de 200 a 300 mil personas y huelgas en horas laborables. Existe una nueva izquierda (pero no como la mexicana) conformada por sindicalistas para frenar a una social democracia unida a la derecha. Una semana después de la G8 se trabajará a través de redes en función de la verdad ideológica de la nueva izquierda.

En resumen, nuestro caso es sólo una parte de un movimiento mundial en el cual la derecha, los intereses oligárquicos y el neoliberalismo pugnan por la destrucción del planeta y que se profundicen las desigualdades sociales y económicas de las mayorías y un movimiento de izquierda que lucha por abolir el neoliberalismo, defender al planeta de la destrucción y que exista un mayor estado de bienestar en todos los países.

En realidad hay dos posturas en la izquierda una que plantea un cambio radical y otra que piensa que el cambio debe darse sin destruir totalmente al capitalismo, como incluso se da en Venezuela; una que plantea que la política debe cambiar y el poder debe ser totalmente horizontal y otra que aboga por un poder político vinculado estrechamente y obedeciendo a las bases ciudadanas.

Lo que es claro es que necesitamos urgentemente el cambio, no podemos estar ahora con fisuras, lo primero es que los gobiernos de los países sean de izquierda y ya después cada país irá definiendo democráticamente de acuerdo con su idiosincrasia la forma de llevar a cabo los cambios para un estado mayor de bienestar para la gente. Lo estamos viendo en Sudamérica, los gobiernos de Kirchner, Tabaré, Lula y Bachelet son más tibios mientras que Bolivia, Venezuela, Cuba y Ecuador son más radicales, sin embargo, ninguno de ellos está fuera del sistema político y de partidos. Para abolir los partidos creo que faltaría mucho si es que llegara a darse y esto tendría que trabajarse a través de un proceso largo y de muchos ajustes, porque el quehacer político es una vocación en la vida que toma trabajo y tiempo; la gente tiene su vida, sus profesiones y sus intereses y no puede estarse dedicando de lleno a la política porque hay otras vidas que vivir. Por ahora creo que lo que necesitamos es políticos honestos que representen los intereses del pueblo y dirijan sus destinos de acuerdo con los deseos de las mayorías.

La lucha sigue... hasta la victoria siempre.



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