viernes, mayo 25, 2007

Posada Carriles, un peligro para la humanidad

Jaime Martínez Veloz

La vasta trayectoria delictiva del asesino anticomunista Luis Posada Carriles es un fiel reflejo de la genocida política oficial de grupos recalcitrantes de Estados Unidos, empecinados en su criminal objetivo de impedir el desarrollo igualitario del modelo cubano y la subsecuente institucionalización del proceso en la región.

Posada Carriles forma parte de esa suerte de perros de la guerra, entrenados y equipados por los estadunidenses para aterrorizar de modo sistemático al pueblo isleño desde el principio mismo de la revolución. Este mercenario fue una de las creaciones con las que el imperio sentó precedentes para advertir a sociedades inconformes de los riesgos de pretender consolidar una alternativa a los modelos de sumisión y explotación coincidentes con los intereses de Estados Unidos.

Entre la infinidad de atrocidades que ha cometido por encargo de Estados Unidos, bastarían algunos de sus crímenes para condenarlo a prisión perpetua. Si bien fue el pueblo cubano el objeto principal de su carrera terrorista, otras naciones, como Venezuela, también padecieron la aplicación in situ de sus experiencias criminales.

Además de las técnicas propias de la doctrina militar, el terrorista Posada Carriles se regodeaba por las prácticas delictivas del propio Estado venezolano en los años 60. Como él mismo confiesa en su libro Los caminos del guerrero, la insurgencia social venezolana se reprimía de manera exitosa, gracias a que el Poder Judicial "autorizaba cientos de allanamientos diarios y no se preocupaba mucho por los derechos legales de los detenidos".

Las instituciones del Estado habían perdido toda dimensión de legalidad, como él mismo describe: "la policía... detenía, allanaba e interrogaba utilizando los métodos más duros de persuasión". Todo ello con la justificación de frenar la amenaza comunista, patraña enarbolada por los gobiernos estadunidenses, cuyos principales asesores desde la época de Kennedy admitían en privado que era una mentira, muy conveniente para despertar la histeria en los timoratos y generar el consenso alrededor de las políticas terroristas de Estado contra la revolución.

De hecho, los principales consejeros políticos estadunidenses coincidían en que la verdadera amenaza del modelo cubano era el ejemplo exitoso que demostraba a sociedades vecinas la posibilidad de tomar en sus manos el destino suyo y el de sus seres queridos, tal como estaban haciendo los isleños. Para evitar esa "contaminación" era preciso entonces atacar, secuestrar, bombardear, mutilar, herir, asesinar, de cuyos ejemplos está plagado el libro del terrorista Posada Carriles. Si en esos años el pretexto era frenar el comunismo, después lo serían los derechos humanos, luego la democratización, la presencia de armas de destrucción masiva (¿el criminal bloqueo económico a la isla no lo es?), la guerra contra el terrorismo, entre otros argumentos igual de cretinos, que no dejan de explotar los apologistas del sistema de exclusión que padecemos.

Posada Carriles asesinó con una bomba a más de 70 pasajeros de un avión, crimen por el cual el actual gobierno venezolano exige su extradición de Estados Unidos, adonde llegó cruzando desde México, en cuyo territorio transitó sin problemas en el gobierno panista de Vicente Fox.

Hipócrita como es, Estados Unidos protege al mercenario, tal vez consciente de que entregarlo a la justicia significaría que saliera a relucir la complicidad abierta de su gobierno con el terrorismo de Estado como política oficial.

De cierta manera, Bush es consciente de que entregar a Posada Carriles a la justicia es una admisión tácita de la perversidad de su gobierno en la infinidad de crímenes que comete ahora, bajo pretexto de la "guerra contra el terror". El sicópata mandatario estadunidense bien puede torturar y asesinar en Guantánamo, de lo cual hay evidencia, al tiempo que protege a criminales como Posada.

En nosotros está denunciar estas atrocidades y llamar a Bush como lo que es: un terrorista, así como las intenciones del mequetrefe para involucrarnos en las actividades criminales del imperio.

México no es, ni puede ser ajeno a las atrocidades que ha cometido el terrorista Luis Posada Carriles, protegido por el gobierno estadunidense, mucho menos cuando está comprobado que es un peligro para la humanidad.

No hay comentarios.: