viernes, junio 08, 2007

¡Antidoping al General Galván!

La regla aun no está confirmada, porque hasta ahora no ha admitido excepción alguna. Es muy simple, después de un fiasco de alguna corporación de seguridad, cualquiera que sea, sucede un importantísimo golpe al narcotráfico, por parte de la misma corporación. Por eso no sorprenden que después de la muerte de civiles en los retenes ahora se den importantes
decomisos.

Sabrá Dios en que avanzado estado de intoxicación por enervantes habrán estado los soldados que masacraron sin piedad a una familia sinaloense, tres niños, dos mujeres. Luego mataron, también en un retén militar, a otro civil en Tamaulipas. Tendremos que considerar esas muertes inocentes, utilizando la jerga Bush-Calderón, como “daños colaterales”.

Desde tiempos inmemoriales los soldados han tenido fama de mariguanos. Mientras se ponían bien locos en los cuarteles, en compañía del oficial al mando, no había mayor problema. Allá ellos y sus loqueras. Pero ahora que están a cargo de tareas que los ponen en contacto permanente con la población civil, entrenados como están a primero disparar y luego averiguar, lo menos que merece la sociedad es que tropa y oficiales estén en sus cinco
sentidos.

Por ello no estaría demás que, desde el general Galván, secretario de defensa, hasta el último recluta del ejercito, se sometieran a un antidoping urgente. Si nos quedamos sin ejército, pues ni modo. De la gloria conquistada por el general Zaragoza ya no queda casi nada, menos aun después de que el asno del bajío lo vistió de gris rata (PFP) y lo lanzó contra la población en Atenco y Oaxaca.

Y ya que estamos en esas bien podrían haberle aplicado el alcoholímetro al pelele antes de subirse al vocho.

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