lunes, junio 25, 2007

La política exterior, inmóvil y sin sustancia, dice Iruegas

México podría integrarse al perímetro de seguridad de EU
La política migratoria, posible moneda de cambio, advierte

JOSE ANTONIO ROMAN

El embajador Gustavo Iruegas, en imagen del pasado 21 de junio Foto: Carlos Cisneros

Ante la fallida reforma migratoria, el ''gobierno de facto'' de Felipe Calderón podría ''elevar su oferta'' de cooperación y aceptar que el territorio nacional forme parte del ''perímetro de seguridad'' de Estados Unidos, petición que ya ha sido planteada a través de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte (ASPAN) por el gobierno del presidente George W. Bush, y que seguramente será abordada el próximo agosto durante la reunión de líderes de la región, advirtió el embajador Gustavo Iruegas.

En amplia entrevista con La Jornada, el diplomático de carrera, retirado después de 38 años de servicio, califica a la actual política exterior de ''inmóvil y sin sustancia'', donde la ausencia de escándalos y exabruptos ''tanto del presidente de facto'' como de la canciller en turno (Patricia Espinosa) son presentados como su principal logro. Además, su presunta cercanía e interés hacia América Latina es ''solamente una imagen'', pues su ocupación principal es ''agradar'' a Washington e insistir en una integración a la que ya nos respondieron con el nuevo muro fronterizo.

El secretario de relaciones internacionales del ''gobierno legítimo'', encabezado por Andrés Manuel López Obrador, consideró que ''sería deseable'' mejorar las relaciones diplomáticas con Cuba y Venezuela, pero dado que se trata de gobiernos diametralmente opuestos al mexicano, ''no es nada fácil'', además de que en las dos rupturas ''hay cosas de fondo'' y no solamente frivolidades o descortesías cometidas en el pasado.

En el caso cubano, la afrenta a la ''dignidad revolucionaria'' viene desde hace varios años, cuando en la entonces Comisión de Derechos Humanos de la ONU México votó varias veces en contra de Cuba y puso en duda su actuación en esta materia, precisamente en un foro ''donde todos sabíamos que el tema no era la defensa de estas garantías, sino las diferencias entre los gobiernos de La Habana y Washington''.

Para el embajador Iruegas, la sustitución de la comisión por el Consejo de Derechos Humanos en la ONU, y la salida de Cuba de la ''lista negra'' de los observadores especiales, no arregla el problema debido a que existe un agravio previo y ese es el tema pendiente. ''Para gobiernos como el que tenemos, de facto y usurpador, es extremadamente difícil entender la dignidad, por eso se dificulta el arreglo con La Habana. Cuando haya alguien que pueda explicarles y hacerles entender que hay que hilar muy fino para resolver un problema de dignidad, entonces tendremos una solución al problema de México con Cuba''.

Respecto de la ruptura con Venezuela, iniciada con dimes y diretes entre los presidentes Vicente Fox y Hugo Chávez, las diferencias se acrecentaron por el mismo Calderón cuando en su campaña política utilizó la imagen y el nombre del mandatario venezolano para denostar y denigrar a su adversario López Obrador. Y sin pensar en las consecuencias, el michoacano decidió tener malas relaciones con ese país; es decir, hay cosas de fondo y su solución tampoco se dará con sólo asegurar que las cosas van a cambiar.

Durante la conversación, el embajador que durante su carrera sirvió en las misiones de México en Cuba, Argentina, Brasil, Nicaragua, El Salvador y la OEA, además de encabezar las embajadas de Jamaica, Noruega y Uruguay, lamenta profundamente que no se haya tomado una posición nacional respecto de la construcción del muro fronterizo, que no solamente es un obstáculo para los connacionales que buscar encontrar una solución de vida en el extranjero, porque aquí el modelo neoliberal no se lo permite, sino que ''el muro entre dos países es todo menos un acto amistoso''.

Pero considera que la situación se agrava porque de lo que sí se habla es de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, que tiene la petición implícita de que México acepte poner su territorio dentro del perímetro de seguridad de Estados Unidos, situación que por cierto en sus planes ya lo han hecho, pero ahora lo que piden es que México la acepte de manera abierta. ''La ASPAN procura eso, que seamos aliados militares, no sólo aliados en la seguridad contra el narcotráfico; que nuestro territorio sea un lugar donde puedan enfrentar a sus enemigos. En el momento en que México acepte, entonces los enemigos de Washington nos verán como un lugar donde hay que hacer cosas y desde donde se puede dañar también a Estados Unidos'', dice el embajador Iruegas.

Inclusive advierte que México actualmente equipara las leyes en materia de seguridad -donde ya aparece la figura del delito de terrorismo internacional- para adecuar las condiciones para un futuro. ''Tengo poco más que la impresión, tengo casi la certeza de que ante la intención de este gobierno de facto de ser aceptado por Estados Unidos, y cuya respuesta fue la construcción del muro, quieren elevar la oferta, ofrecer algo más, y entonces ofrecen nuestra seguridad a cambio de ser bien vistos por los estadunidenses, cosa que es algo verdaderamente vergonzoso para nuestro país''.

Consideró que, ante esta realidad, en este momento el gobierno mexicano, cualquiera que sea, ''tendría que adoptar una posición de que mientras Washington esté construyendo un muro entre las dos naciones, no puedes hablar conmigo de seguridad, porque justamente estás atentando contra mí. Pero ni pensar que este gobierno lo vaya a hacer. Al contrario, del muro ni se habla, pero sí de la ASPAN y de la seguridad''.

Finalmente, respecto de la designación de un diplomático de carrera al frente de la cancillería, el embajador Iruegas reconoce que hay mayor experiencia en la gente formada en el servicio exterior, pero eso no garantiza una buena política exterior ni que sean mejores. En la realidad, añade, en la carrera tenemos buenos y malos, como en cualquier oficio.

''Pero hasta ahora no hemos visto actividad muy importante en materia de política exterior, y lo más criticable es que hay muchas cosas que deberían hacerse y no se hacen; hay una inmovilidad. Lo que se necesita en ese cargo es tener sensibilidad política, una amplia cultura y la confianza política del régimen para poder desarrollar los proyectos que se tienen; lo ideal es que esa persona tenga claro qué es lo bueno y qué es lo malo para México, para poder proponer líneas de política exterior aceptables. Por ejemplo, Antonio Carrillo Flores fue un canciller con un desempeño muy importante y no era diplomático profesional'', concluye Iruegas.

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