martes, julio 31, 2007

Se moviliza la derecha española contra la futura Ley de la Memoria Histórica

La legislación, "tremendamente light": familiares de víctimas del franquismo
Se hace una "revisión parcial" de los hechos: PP
Jerarcas católicos, por beatificar a sus mártires

ARMANDO G. TEJEDA /II, ULTIMA

Madrid, 30 de julio. Para tratar de responder a las demandas de organizaciones sociales que reclaman la exhumación de miles de cuerpos enterrados sin identificar en los días de la Guerra Civil, el presidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero propuso una legislación especial que, pese a las buenas intenciones, es insuficiente para resarcir el daño causado a los descendientes de aquellas víctimas del conflicto que marcó a España en el siglo XX.

Pero además, el movimiento social que busca esclarecer las circunstancias en que fueron fusilados o ejecutados miles de republicanos españoles, se ha topado con una movilización de la derecha, acompañada de la Iglesia católica, para "beatificar" a quienes considera sus mártires.

Emilio Silva, presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), explicó a La Jornada que la ley "es tremendamente light" y explica que "una de las razones por las que la legislación se hizo así, fue para no molestar al Partido Popular (PP).

"Y a pesar de eso -explica Silva- ese partido ha convertido el tema de la memoria histórica en uno de sus tres principales temas de campaña de crítica al gobierno. Y también la Iglesia, de alguna manera evidencia su doble moral en este tema".

También Virginia Alvarez, de Amnistía Internacional sección España, cree que la ley no cubre las expectativas.

"Tal y como se plantea actualmente el texto, ni habrá verdad sobre violaciones y abusos de derechos humanos, ni se garantizará el acceso a la justicia de quienes quieran ver reconocidos sus derechos como víctimas, de conformidad al derecho internacional", afirmó en entrevista con este diario.

"Deben incluirse cauces explícitos en el proyecto de ley para acceder de forma individual a la justicia", propuso.

De acuerdo con Alvarez, "en las modificaciones que se han introducido en el proyecto de ley no se ha tomado en cuenta la experiencia ensayada en otros países a la hora de abordar los abusos graves contra los derechos humanos y contra el derecho internacional cometidos en el pasado, a pesar del gran número de ejemplos disponibles", entre los cuales citó a Sudáfrica.

La reacción virulenta de la Iglesia católica española y del PP -agregó Alvarez- "forma parte de un esquema mental de la derecha que por un lado financia la Fundación Francisco Franco, promueve la canonización de mártires y por otro nos atacan por querer saber dónde enterraron a nuestros familiares".

Este joven español, que logró la exhumación de los huesos de su abuelo, fusilado por el bando fascista, considera que en España se sigue "ocultando lo que pasó". Por eso, explicó, la derecha acusa a este movimiento reivindicatorio de que la búsqueda de la "verdad" es un "intento de reventar la transición. Pero nosotros sólo pedimos la búsqueda de los desaparecidos con archivos, testigos y excavaciones".

El debate surgido en torno a la futura Ley de la Memoria Histórica ha encendido los ánimos de los sectores y grupúsculos que defienden a capa y espada las "virtudes" del Alzamiento Nacional, como denominan, con mayúsculas, a la sublevación de Francisco Franco contra el gobierno legítimo de la II República, en la década de los 30 del siglo XX.

La jerarquía de la Iglesia católica española, histórica aliada de la dictadura que durante la Guerra Civil bendijo las ejecuciones de los milicianos republicanos, ha contraatacado al proyecto de ley con una iniciativa para beatificar a 498 "mártires" de la contienda civil, entre ellos dos obispos, 24 sacerdotes y 462 religiosos.

La ceremonia de beatificación ya está incluso programada para el próximo otoño en Roma, bajo el auspicio de Joseph Ratzinger.

La Iglesia católica pretende además movilizar a miles de fieles en una peregrinación a Roma para rendir un homenaje a esos "mártires que murieron perdonando".

La cúpula de la Iglesia católica no oculta su rechazo a la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica y sostiene que esa iniciativa, "guiada por una mentalidad selectiva, abre de nuevo viejas heridas de la Guerra Civil y aviva sentimientos encontrados que parecían superados".

A las críticas a la ley también se ha sumado el PP porque considera que el objetivo es hacer una revisión "parcial" de la historia.

También está el rechazo de parte de los grupos más extremistas de la derecha, como el partido Falange Española, que advierte que "tras un año largo con las idas y venidas de la supuesta Ley de la Memoria Histórica, más bien histriónica o histérica, consideramos que es una fecha excelente (el 18 de julio, día del inicio de la Guerra Civil), no sólo para refutarla nueva y públicamente, sino para exhibir con orgullo nuestra lealtad, tanto a la verdadera historia de España, como a quienes lucharon y la salvaron en aquellas duras jornadas".

Los grupos de extrema derecha se han reunido estos días para hacer frente común "frente a los resentidos, y frente a los tergiversadores de la historia", al advertir que "alzaremos orgullosos nuestras banderas, y recordaremos al presidente del gobierno, que nosotros también tuvimos abuelos, pero que los nuestros pasaron y además vencieron", para evitar que "nuestra patria y nuestro pueblo se convirtiese en una colonia de esclavos del comunismo, un satélite del estalinismo, o un gulag soviético".

En todas sus reuniones advierten: "¡Si hay que volver a pasar, pasaremos!". Y con su leyenda han inundado a ciudades como Madrid, ahora infestada de carteles con este lema bajo un fondo de la bandera rojigualda con el siniestro aguilucho.

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