viernes, agosto 17, 2007

Una reflexión sobre la revolución de nuestras conciencias

Sique

Ahora que muchos de los apartidistas que participamos en el movimiento de transformación del país con AMLO nos hemos dado cuenta de que el PRD contiene dos fuerzas, una que tiende al sometimiento al poder para obtener prebendas personales y otra que aboga por permanecer fiel a los principios de una izquierda que atienda las demandas de justicia, democracia y libertad, valdría la pena hacer un examen de conciencia a nivel individual para ubicarnos un poco.


La necesidad de reconocimiento es inherente a la naturaleza humana, las personas desde temprana infancia requieren del reconocimiento de los padres en lo que se refiere a sus logros y poco a poco van introyectando ese modelo para después auto-reconocerse y en el mejor de los casos también auto-criticarse sin necesitar de la figura parental o social para llegar a un juicio más o menos realista de sus errores y sus aciertos.

Creo que todos, dentro del movimiento, hemos observado que hay en algunos de sus integrantes un protagonismo excesivo y ello deviene de que esta necesidad de reconocimiento no fue satisfecha dentro de la formación de la personalidad a su debido tiempo y por tanto dependen demasiado del reconocimiento de los otros y no del propio. Esta es una cuestión que debemos trabajar dentro de nuestras conciencias para no utilizar al movimiento como una forma de ser reconocidos, porque por ahí se empieza a dar lo que ahora vemos dentro del PRD. No todos actúan en contra de AMLO por huesos y prebendas necesariamente, sino que muchos de ellos sienten envidia del reconocimiento y la admiración que él ha despertado dentro de sus millones de simpatizantes porque desean también ser protagónicos.

Está bien y es humano que de vez en cuando le hagamos saber al otro el trabajo que estamos haciendo dentro del movimiento de transformación del país porque ello permite que los otros aprendan a reconocer y a estimar nuestros esfuerzos. La falsa modestia no lleva a nada, uno tiene a veces que llamarle la atención a la pareja, a los hijos, a los padres o a los amigos sobre su falta de aprecio a lo que hacemos por ellos. Sin embargo, una cosa es valorar nuestro trabajo como debemos hacerlo con el de los demás, y otra muy distinta es estarse ensalsando y tirándose guayabazos a sí mismos a cada rato con el ansia de protagonizar y para suscitar el aplauso.

Se supone que los que estamos en el movimiento de resistencia y transformación del país nos mueve principalmente el deseo de justicia, libertad y democracia, ese es nuestro objetivo, se supone que lo hacemos voluntariamente y asumiendo la responsabilidad que nos tocó jugar históricamente y que muy, pero muy en segundo plano queda si somos reconocidos o no.

Plantearse como el protagonista de cierta iniciativa como cosa fundamental o creer que somos la neta del planeta o que lo que nosotros decimos es la única verdad o que servimos de modelo a los demás por lo que decimos o por lo que hacemos, no satisface las necesidades del movimiento, esas son cuestiones personales que deben resolverse dentro de nuestras conciencias autónomamente o en una terapia.

Vamos siendo solidarios, reconociéndonos los unos a los otros en la justa medida del trabajo que se realiza, sin ansias protagónicas porque eso es justamente lo que le da en la madre a los movimientos. El ansia protagónica a lo único que lleva es a no permitir que las ideas de los otros brillen con la misma fuerza y restarle luz al movimiento, eso es tener una idea individualista opuesta al espíritu colectivo que presumimos tener.

Cada quien sabrá dentro de su conciencia que tanto necesita trabajar al respecto para resolver esas carencias de otra forma porque además de perjudicar al movimiento como ya se dijo despiertan el rechazo de los demás. También debemos detectar esta nefasta característica de personalidad en los otros, hacérsela saber si consideramos que la puede corregir, y en caso de no hacerlo saber que esa persona no puede tener una función importante porque esa carencia tarde o temprano dañará los resultados que pudo haber tenido su trabajo si lo hubiera llevado a cabo sin protagonismos; creo que debemos, en beneficio de nuestro movimiento, ser incluyentes. El ansia protagónica lo único que hace es estorbar las acciones de todos que son las que van a darle fuerza al movimiento.

Por el bien de todos primero los pobres.

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