miércoles, octubre 31, 2007

Boletín Informativo ISA núm 242

Sumario:

I. El petróleo no debe ser moneda de cambio en el Plan México: Andrés Manuel López Obrador

II. ¿Y los nuevos empleos?, por Rogelio Ramírez de la O

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EL PETRÓLEO NO DEBE SER MONEDA DE CAMBIO EN EL PLAN MÉXICO: ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR

Cercana ya la Tercera Asamblea de la Convención Nacional Democrática y ante el anuncio de un nuevo intento del gobierno espurio de Felipe Calderón por atentar contra la soberanía nacional mediante el llamado Plan México o Iniciativa Mérida, estos temas formaron la columna vertebral del mensaje semanal del presidente legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, transmitido a través del programa televisivo La verdad sea dicha, el día de ayer.

Así, una nueva advertencia para que no se intente privatizar bienes nacionales como el petróleo y la industria eléctrica como intercambio por los apoyos estadunidenses en la lucha contra el narcotráfico, y un llamado a debatir estos ejes de lucha en la asamblea de la CND del 18 de noviembre son la esencia de las palabras de López Obrador que aquí reproducimos para sumar a la versión televisiva esta versión escrita.

Como en los peores momentos de la dependencia de nuestro país hacia el gobierno norteamericano, hace unos días se dio a conocer que hay un plan que denominan Plan México, un plan por el cual el gobierno norteamericano va a aportar 500 millones de dólares, alrededor de 6 mil millones de pesos cada año durante tres años, para combatir el narcotráfico de manera conjunta.

Se anunció en Estados Unidos, lo anunció el presidente Bush, es un plan oculto, no sabemos a cambio de qué. Desde luego que no estén pensando que la moneda de cambio va a ser el petróleo, porque eso no lo vamos a permitir. ¿Por qué no hay cooperación entre el gobierno norteamericano y el gobierno mexicano para impulsar actividades productivas en México, para crear empleos en México y atemperar el problema migratorio? En vez de estos programas de combate al narcotráfico —que son necesarios, pero no es lo fundamental, no es lo que está demandando la mayoría de nuestro pueblo—, lo que la gente quiere es que haya crecimiento en la economía y, sobre todo, que haya empleo; ése debe ser el tema central de la cooperación con Estados Unidos y con Canadá.

Desde luego, nosotros no vamos a permitir la privatización del petróleo; esto es muy claro. Nosotros vamos defender los bienes de la nación; lo hemos dicho muchas veces y lo vamos a seguir repitiendo: la patria no se vende: la patria se defiende. El petróleo es un bien nacional, es de todos los mexicanos, y es el elemento clave para sacar adelante a nuestro país, es la palanca para el desarrollo nacional, es lo que puede permitir sacar a México del atraso en que se encuentra, sacar a nuestro pueblo de la pobreza.

No manejada la política petrolera como está manejada ahora, sino eslabonando todo el sector energético, desde la exploración, la perforación de pozos, la producción, desde luego la refinación para no tener que estar comprando el gas en el extranjero, y la petroquímica, pasando por el gas y la industria eléctrica. Todo esto puede representar que México se convierta en una potencia energética.

Entonces, no vamos nosotros a permitir bajo ninguna modalidad la privatización de la industria eléctrica y del petróleo. Esto lo vamos a cuidar. Yo por te eso invito: no dejemos de participar en la reunión del día 18 de noviembre. Vamos a la Convención, vamos al Zócalo de la Ciudad de México, a las 10 de la mañana, a esa gran asamblea donde se va a tratar el tema de las alzas de precios, impedir que sigan aumentando los precios de los artículos de primera necesidad, no permitir el gasolinaza, no permitir que aumente el precio de la gasolina y del diesel a partir de enero, porque pospusieron la entrada de en vigor de este aumento por nuestras propuestas, pero no bajar la guardia, seguir insistiendo que no es justo y además que es inmoral, porque no puede el gobierno seguir exprimiendo al pueblo, mientras en el gobierno, en el aparato burocrática, se dan los funcionarios la gran vida con sueldos elevadísimos, con prestaciones, como si se tratara de una elite, de una casta privilegiada.

Yo te invito participar, en esta asamblea, vamos todos el 18. Vamos todos a defender el maíz. Sin maíz no hay país. No olvidemos de donde venimos. No olvidemos a los campesinos, no olvidemos a los que nos dan de comer, que coman los que nos dan de comer. Defendamos nuestra soberanía, defendamos el maíz, defendamos el petróleo. Defendamos nuestra dignidad.

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¿Y LOS NUEVOS EMPLEOS?

por Rogelio Ramírez de la O

El autor del siguiente artículo (aparecido hoy en El Universal) es asesor en materia económica del gobierno legítimo de México y devela lo endeble que resultan los espectaculares anuncios gubernamentales sobre el incremento de los empleos en el año en curso. No hay ningún hecho ni fuente seria que permita creer que las cifras del gobierno de facto de Felipe Calderón tengan sustento en la realidad, es la conclusión de Ramírez de la O.

El gobierno anunció haber creado 800 mil empleos en lo que va de este año, lo que sugiere un millón anualizado. A pesar de que casi nunca nos hemos siquiera acercado a esta cifra, la noticia no causó mayor comentario entre analistas o empresarios. Una causa es que pocos la creen y por ello no amerita comentario. Sin embargo, es necesario reclamar mayor rigor en el uso oficial de las estadísticas, pues de lo contrario el país perdería credibilidad.

Las ventas de las empresas crecen a la mitad de las del año pasado. En los bienes de consumo duradero hay una caída. En las de bienes no duraderos hay crecimiento, pero a tasas muy menores a las del año pasado. Las ventas al mayoreo crecieron 6.7% en 2006, pero hasta julio de este año sólo 2.3%.

Como las empresas programan su crecimiento desde al año anterior, al no materializarse el crecimiento que esperaban, su reacción es despedir personal y no contratar más. Esto se corrobora parcialmente con los informes trimestrales presentados a la Bolsa Mexicana de Valores. En casi todos los casos los incrementos de ventas domésticas son muy pobres, generalmente entre 3% y 5% y generalmente rebasadas por el aumento de costos.

En todos los casos las empresas defienden sus utilidades, lo que explican como resultado de haber reducido sus gastos. Esto siempre equivale a reducir el empleo, aunque también incluye la reducción de otros gastos. Lo que es imposible es que bajen su productividad, lo que sucedería si el empleo crece más rápidamente que las ventas.

El INEGI presenta las cifras de producción industrial mensualmente. Su incremento fue sólo de 0.9% hasta julio comparado con el mismo periodo del año anterior. En la industria manufacturera, usualmente la rama más dinámica, el aumento fue 0.5%. La industria de la construcción, una fuente importante de empleo, creció en el mismo periodo 1.6%, cuando en 2006 registraba 6.9%.

Por eso nadie esperaría hoy que la industria contratara más personas. Y eso es precisamente lo que el INEGI muestra en su serie de empleo manufacturero, cuyo aumento hasta julio fue de 0.9%, pero cada vez más débil, pues en junio fue de cero y en julio se tornó negativo. La tasa de desempleo del INEGI ha mostrado un incremento este año. En 2006 fue de 3.6% y hasta julio de este año aumentó a 3.8%.

Otros indicadores menos directos, pero muy reveladores, también sugieren que no hay aumento de empleo. Por ejemplo, el aumento de la cartera vencida en créditos bancarios al consumo fue 13 mil millones en agosto de 2006 y en el mismo mes de 2007 llegó a 24 mil millones. Como muchos de estos créditos se concentraron en personas que ganan poco y no pueden pagar, entonces dejan de hacer compras de muchos productos. La prensa informó de más de 10 millones de personas con problemas de pago.

También se informó sobre el programa de HSBC crédito a negocio para pequeñas y medianas empresas, con créditos entre 100 mil y 2.5 millones de pesos. Lo novedoso era que se daba el crédito sin garantía. Al cabo de pocos meses la cartera vencida llegó a 60%, y el personal dedicado a colocar créditos ahora trabaja en cobrarlos.

El crédito a la vivienda parece seguir la misma tendencia, aunque su problemática es más reciente que la del crédito al consumo. Basta ver el menor crecimiento de los desarrolladores Geo y Ara, cuyas acciones cayeron 36% de su nivel en febrero.

No hay así nada que apoye la noción de que el empleo haya crecido y menos en 800 mil personas. Si así fuera, las ventas de las empresas crecerían más y la cartera vencida de la banca no sería tan alta. La única posibilidad es que sean empleos de muy bajos salarios o que se trate de personas que no utilicen crédito y no hagan compras.

Por otra parte, habría un contrasentido económico con este aumento de empleo. El número de trabajadores asegurados en el IMSS a principios del año era 13.3 millones. Un aumento de 800 mil hasta septiembre y un millón en el año sugiere 7.5% de incremento. Si la economía sólo creció 2.6% en el primer semestre, entonces la productividad se desplomó 4.6%.

Sabemos que este desplome no está ocurriendo. Por lo tanto, el gobierno haría bien en aclarar de dónde obtuvo la cifra de 800 mil, para que no dé lugar a pérdida de credibilidad de las estadísticas.

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