lunes, octubre 15, 2007

La importación de gasolinas en 2007 quintuplicará el valor de hace 3 años

Con Fox las tarifas eléctricas subieron 4 veces más que en EU: Colef

¿Será ésta una de las razones por la que le ponen su estatua?

Susana González

El constante aumento en el precio de insumos energéticos provocó que México pierda competitividad, pues en el sexenio pasado las tarifas eléctricas se incrementaron cuatro veces más que las de Estados Unidos, y la importación de gasolinas y combustibles en 2007 quintuplicará en valor la registrada hace tres años, afirmó Alejandro Díaz-Bautista, especialista del sector energético del Colegio de la Frontera Norte (Colef).

En un análisis sobre la reforma estructural y la política energética integral que se requiere para el desarrollo de México, el investigador precisó que entre 1999 y 2000, el precio promedio de electricidad para el sector industrial aumentó 120 por ciento, en contraste con el crecimiento de 37 por ciento observado en Estados Unidos.

En materia petrolera aseveró que “la dependencia por las fuentes petroleras creció de manera sustancial en el sexenio del presidente Vicente Fox, pasando de representar 6.55 por ciento del producto interno bruto (2002) en 2002, a 9.43 por ciento en 2006”.

Además, advirtió que en materia de petroquímicas las expectativas “no son alentadoras”, ya que las importaciones de gasolinas y otros combustibles básicos en 2007 quintuplicarán en valor las realizadas hace tres años. Explicó Díaz Bautista que si en 2004 México importó 2 mil millones de dólares en gasolinas, en 2006 esas compras se triplicaron, al ascender a 6 mil 500 millones de pesos, pero para el presente año serán de 10 mil millones de dólares.

“Se estima que la importación de gasolina en México llega ya a 40 por ciento, debido a que no tiene recursos, tecnología ni alianzas para refinar el petróleo y transformarlo en gasolina. De igual manera se importa gas natural, que es un insumo básico de la industria mexicana que, pese a tenerlo en el subsuelo, debemos importarlo de Estados Unidos a uno de los precios más elevados del mundo”, puntualizó.

El investigador consideró que la reforma energética integral debe incluir “una revisión profunda del sistema de tarifas eléctricas”, que no deben estar sujetas únicamente a variables macroeconómicas, inflacionarias o presupuestales del gobierno.

“Las tarifas eléctricas deben ser realistas, aunadas a la educación del ahorro de energía, vía una política de precios que evite la volatibilidad, pero una de las condiciones para que los precios de los energéticos bajen en México es que el gobierno y el Congreso aprueben los cambios constitucionales en material presupuestal, fiscal, de modernización y de operación de los dos monopolios estatales: la CFE y Pemex”.

En dicha reforma energética, señaló, se deben otorgar atribuciones a la Comisión Reguladora de Energía (CRE) para que transparente la metodología con la que se determinan las tarifas del servicio eléctrico, al tiempo que dicha instancia debe conservar su autonomía del Estado y supervisar la operación de las líneas de transmisión.

Los objetivos principales de la reforma energética, indicó, deben ser tanto la disminución de los costos de generación y el aumento del nivel tecnológico, como la coexistencia de empresas públicas y privadas en un sistema mixto para reducir gradualmente los precios de los energéticos a los usuarios finales. “Es urgente una reforma energética que flexibilice la legislación mexicana, aun sin cambiar la Constitución para permitir inversiones de empresas privadas”, opinó el especialista en el estudio difundido por el Colef. Advirtió que de lo contrario el gobierno federal no tendrá ingresos para modernizar la infraestructura energética nacional y continuará la tendencia de alzas en los precios de los energéticos.

Díaz-Bautista advirtió que resulta “arcaica” la discusión sobre impedir la participación del capital privado por lo menos en el sector eléctrico, pues ya se ha demostrado de manera empírica que debido a los avances tecnológicos han dejado de predominar las economías donde existía un monopolio estatal en materia de generación eléctrica, aunque todavía se presentan en las áreas de distribución y transmisión.

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